“Merecer la vida no es callar ni consentir tantas injusticias repetidas.

Es
una virtud, es dignidad y es la actitud de identidad más definida”
Por: Jose De Dios Rodriguez

Lograr individualizar la esencia humana en este mundo globalizado se ha convertido en un

constante desafío para todos quienes intenta hacer de esta sociedad un lugar mucho más
“Digno”. Pero qué realmente se esconde detrás de la dignidad de la cual todos hablan pero
muy pocos logran entenderla a cabalidad. Se dice que dignidad y derechos humanos van de
la mano siempre y cuando podamos canalizar dicho conceptos dentro del marco de la
libertad y la igualdad de derechos, si ambos van de la mano, entonces podríamos decir que
este complejo y poco producido proceso le entrega esa anhelada dignidad a la persona.
Considerando que el hombre es un ser social por naturaleza, necesita vivir con el otro y
validarse con el otro” y en este proceso de validación se comienza a gestar una problemática,
también social, que es la libertad. ¿Hasta dónde es capaz de llegar el ser humano para
conseguir su propia validación frente al otro? Será posible que no se considere límites o sea
el hombre capaz de transgredir ciertas normas de su comunidad para conseguir ese
reconocimiento social tan anhelado.

Pues bien, es común escuchar en la conciencia colectiva que “mi libertad termina cuando
comienza la tuya” sin embargo en la práctica esta idea logra diluirse con facilidad cuando
se refiere a validación, reconocimiento e identidad del sujeto social en cuestión. Muchas
veces la información recibida tiende a repetir ideas de transgresiones a nivel inimaginables
producidas por este ente social que sólo quiere reconocimiento. Se coartan libertades, se
transgreden los derechos y se olvidad de la parte responsable del proceso que es el
cumplimiento de los deberes.

Si tan solo tradujéramos estos conceptos a un ejercicio matemático, podríamos decir que:
DIGNIDAD +DERECHOS HUMANOS = LIBERTAD Podría resultar, socialmente, esta
fórmula si el ser humano dejará de ser tan indolente, de transformarse en un ser reflexivo
que trabaja para el otro, que convive para el otro y que sobre todo construya para el otro. Sin
embargo, esta teoría logra ser algo destructiva cuando el ente social, hombre, logra
concentrarse en su libertad. Es válido mencionar que la naturaleza humana es impredecible,
tanto así que en estos tiempos de revoluciones, se percibe que el hombre está perdido y
transformado en un contenedor de información que ni siquiera logra procesar. Y como no
logra procesar, en el camino va cometiendo errores que transgreden la dignidad de los seres
que le rodean y por ende sumerge su comunidad en una oscuridad abismante. Entonces , al
parecer la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización del cual
es víctima el mundo que nos rodea.

La dignidad de cada persona humana constituye la base del Estado de Derecho. La Dignidad
deriva del respeto debido a uno mismo y a los demás como seres humanos . Los Derechos
humanos constituyen la expresión jurídica de un proceso en curso para proteger, respetar y
garantizar una vida digna. Como cristianos, nuestro compromiso con la dignidad humana se
deriva del reconocimiento de la persona humana creada como imagen de Dios.
Esta es la base sobre la que descansan todos los derechos humanos. Las garantías jurídicas
de una vida deben aplicarse de la misma forma para todas las personas que viven en un
estado dado. Debe ser evaluada continuamente la compatibilidad de toda legislación -
existente y propuesta - con las obligaciones de los derechos humanos. Para alcanzar el estado
de derecho, las sociedades deben promover la solidaridad con aquellos que por sus
características étnicas, religiosas, políticas o de otro tipo, se encuentran especialmente en
riesgo de sufrir la violación de sus derechos Fundamentales. Esa misma solidaridad que
dicta que todos deben compartir la carga financiera del sistema social se debe aplicar en el
contexto del ordenamiento jurídico La Conferencia de Comisiones Justicia y Paz de Europa
desea esbozar las implicaciones desea esbozar las implicaciones de una solidaridad fundada
en el respeto de la dignidad humana en la actualidad.

Puesto que la seguridad social representa una necesidad elemental y fundamental para todas
las personas, ésta constituye un derecho humano fundamental por razones de ética social. El
estado del bienestar moderno tiene la obligación de proporcionar a todos los miembros de la
sociedad la igualdad de oportunidades para el acceso a los recursos culturales, políticos y
económicos pertinentes a través de un sistema de igualdad de derechos básicos. Existen
Obstáculos j​ ​udiciales​ ​o de factor, como la condición jurídica de las personas, como la
condición jurídica de las personas que buscan asilo o de otros migrantes y deben reducirse,
tanto como sea posible, las barreras en la estructura de los sistemas nacionales de seguridad
social. La exclusión social derivada de la falta de oportunidades para participar en los
procesos sociales y políticos es simultáneamente una violación de la dignidad humana y de la
legislación vigente. Con el uso amplio de los llamados perfiles étnicos o racial en el trabajo
policial en el trabajo policial se fortalece, consciente o inconscientemente, la estigmatización
de determinados grupos de la población, sobre la base de su identidad étnica o religiosa. Los
miembros de las fuerzas de policía por sí solos no son enteramente responsables de esta
práctica. Detrás de las acciones visibles de la policía y otros agentes, se puede encontrar un
patrón de cambio más profundo de la actuación policial. Hay un peligro real de que el uso
generalizado de perfiles étnicos en la legislación antiterrorista pueda legitimar esta práctica.
La práctica común de detención de los llamados de los inmigrantes irregulares a menudo