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Comunidad Apostólica Hosanna

Redes de Discipulado
Lección del 31 al 6 de Febrero de 2021
Apóstol Edwin Álvarez
Pagina Web: www.edwinalvarez.org

LA FE DETERMINADA
LA FE QUE NO SE DETIENE II

“Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea que
había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de
mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra.
Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras
nosotros. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No
está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los
perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús,
dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella
hora”. (Mateo 15:21-28)

“O mujer, grande es tu fe”. No conocemos otro personaje a quien Jesús haya


reconocido por la determinación de su fe, como a la mujer sirofenicia. Es
cierto que en Capernaum encontramos al centurión, de quién Jesús dijo:
“de ciertos digo que ni aún en Israel he hallado tanta fe”. La diferencia entre estos
dos personajes es que el centurión vivía en Israel, aunque era romano, pero
la sirofenicia se encontraba en su territorio pagano. Para los efectos del
estudio que avanzamos sobre Jesús y sus enseñanzas con respecto a la fe,
así como su respuesta a la fe de los que fueron bendecidos con un milagro
del Señor la fe de esta mujer cananea nos brinda extraordinarias y muy
edificantes lecciones.

▪ LA FE RECONOCE QUE JESÚS INVADE TU TERRITORIO.


Jesús salió del territorio de Israel, para ir a un territorio pagano y la mujer se
aprovechó de la invasión territorial de Jesús, entendió que la fe había
venido para conquistar en el territorio de dioses paganos.

Jesús llegó a la región sirofenicia con el mismo carácter, la misma


autoridad, la misma gracia, la misma revelación, y la misma unción con la
que ministro en tierra israelita. Esta visita de Jesús a la región sirofenicia es

un cuadro de aquel que dejó su trono de gloria para venir a buscarnos.


“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que
vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre
en mi nombre, él os lo dé”. (Juan 15:16)

▪ LA FE SACA LO MEJOR DE TI EN LA ADVERSIDAD.


La mujer sirofenicia tuvo que vencer muchas adversidades, para ser
recibida y escuchada por Jesús y luego ver la liberación de su hija. La
oposición por su origen, su sexo, su etnia, su religión, entre otras, fueron
adversidades que esta mujer tuvo que superar antes de recibir su milagro.

La fe saca lo mejor de cada persona en tiempos de adversidad. Esta hora


de prueba que vive el mundo, es la oportunidad que Dios nos da para
demostrar nuestra fe y para exponer lo mejor de nosotros a fin de que Dios
sea glorificado.

▪ LA FE TRANSFORMA TU ACTITUD.

La vida es cuestión de actitud. Frente a la adversidad, podemos quejarnos


o podemos encontrar una oportunidad. La cananea sostuvo una actitud
de fe desde el primer momento de la crónica de los evangelistas.

La fe de la cananea se puede apreciar desde el momento en que, por


escuchar de Jesús, deja a su hija sola, gravemente atormentada por un
demonio, y se desplaza hasta la casa donde se encontraba el Señor.
Observemos los siguientes detalles: a su hija la dejó en casa,
aparentemente sola, y lo más llamativo, es que en el momento en que la
dejó, la muchacha estaba “gravemente atormentada por un demonio”.
Una madre sin fe, jamás dejaría a su hija amada, en tal condición, en
soledad, y a merced de un demonio.

Surge entonces la pregunta: ¿por qué una madre dejaría su hija bajo el
tormento de un demonio, aún a riesgo de la vida del fruto de su vientre?
He aquí la manifestación de una actitud de fe. La mujer dejó de
concentrarse en la situación de su hija, para enfocarse en la única persona
que tenía el poder para liberar a su hija del terrible tormento y la diabólica
afiliación.

La actitud de fe de la cananea vuelve a ser demostrada por el hecho de


que, al enterarse de qué estaba cerca de Jesús, ella comenzó a gritar.
Para algunos esto pudiera ser algo sencillo, o insignificante. Otros, en
cambio, vemos en los gritos desesperados de la cananea, una actitud de

fe. Ella, con esos gritos, salió del anonimato, se propuso llamar la atención
de Jesús y definió la angustia de su corazón en alta voz.

La actitud de fe de la cananea se ratifica en el hecho de qué: “le rogaba


que echara fuera de su hija al demonio”. (Marcos 7:26) Si clamaba como dice
Mateo, o le rogaba, como dice Marcos, es porque la sirofenicia creía que
Jesús tenía el poder para echar fuera el demonio de su hija.

La actitud de fe de esta mujer vuelve aparecer en el título que ella le da a


Jesús: “Señor, hijo de David, ten misericordia de mí”. ¿Como una cananea
podría llamar a Jesús hijo de David, cuando ni los propios judíos, saduceos,
fariseos y herodianos tenían a Jesús como un falso profeta? La actitud de
fe de la cananea, evidentemente, provino de una revelación recibida. Se
me ocurre pensar que esta cananea estuvo entre la multitud que se
agolpaba alrededor de Jesús, para escuchar Su Palabra y recibir y ver Sus
Milagros. “Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de
Galilea. Y de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los
alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes
vinieron a él”. (Marcos 3:7)

La actitud de fe continúa manifestándose en la apelación que hace la


mujer cananea: “ten misericordia de mí”. La cananea apelo a la misericordia
de Dios. Así es la fe. La fe reconoce que no merece nada bueno de parte
de Dios, sin embargo, se cobija bajo la misericordia de un Dios bueno que
nos ama con amor eterno.

La senda de la actitud de fe que la cananea recorrió, continuó hasta


llegar a la intercesión en el sentido bíblico. La cananea tomó la aflicción
de su hija como suya propia. “Entonces ella vino y se postró ante el”. (Mateo
15:26) Postrarse a los pies de Jesús es, definitivamente, una actitud de fe lo
podemos ver en la mujer con flujo de sangre, en el leproso, en Jairo, en el
noble con su hijo enfermo, en la mujer con el frasco de perfume, en María
de Betania y en todos aquellos que han alcanzado un milagro por
postrarse a los pies del Señor.

La actitud de fe de la mujer se muestra sólida e inquebrantable cuando


finalmente, le dice a Jesús: !Señor, socórreme!  Luego que Jesús le
respondiera: “no soy enviado, sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”, la
mujer exclamó: ¡Señor, socórreme! Socorro es la traducción de la palabra
griega “oeteo” que significa toma mi lugar. Oeteo conlleva la idea de que
Jesús era suficientemente poderoso para atender su necesidad, toda vez
que tenía la suficiente autoridad para echar fuera el demonio de su hija.

En términos coloquiales, la mujer estaba diciendo: “échame una mano,


Señor”, porque tienes todo el poder para hacerlo. Esto es fe.

La actitud de fe de la cananea se corona con la argumentación, frente a


todas las oposiciones enfrentadas y las razones para no ser atendida: “si
Señor, pero aún los perritos comen de las migajas que caen de las mesas de sus amos”.
Esta actitud de la cirofenicia concuerda con la actitud de Abraham, el
padre de la fe al interceder por Lot, ante el inminente juicio de Sodoma y
de Gomorra. (Líder: lea Génesis 18:23-33).

La cananea enfrentó todas sus barreras con una actitud de fe:


Frente al rechazo, persistencia. Ella no se detuvo por el rechazo de
los discípulos del Señor.

Frente al silencio, clamor. Cuando Jesús guardó silencio y no lo


respondió palabra ella insistió en su clamor.

Frente al prejuicio, misericordia. La actitud de fe de la Cananea la


llevó a superar el prejuicio que representaba ser cirofenicia,
extranjera, pagana, y desde luego, no perteneciente a “los hijos de
Israel”.
Contra la oposición, determinación. Cuando el Señor dijo que: “no
está bien tomar el pan de los hijos para darle a los perrillos”, ella mantuvo su
argumentación de fe: “si Señor, pero aún los perritos comen de las migajas
que caen de la mesa de sus amos”. Es aquí donde Jesús explota y dice: “o
mujer grande es tu fe, hágase contigo como quieres”.

Amados(as): La actitud de fe nos lleva a reconocer que nuestra comida no


es migaja, que nosotros comemos de la mesa del Señor. Amén.

▪ LA FE ES INDETENIBLE.

Éste aparte de la enseñanza de esta semana la pudiéramos llamar


también LA FE ES OBSTINADA. La fe no se rinde cuando se le presentan
obstáculos que tratan de detenerla, como en el caso de la mujer
sirofenicia. La fe conserva su deseo ferviente por ver la manifestación de
Dios, más allá de toda barrera. La fe se levanta con fuerzas frente a los
muros que tratan de impedir que la oración logre su objetivo.

La fe avanza venciendo obstáculos, atravesando desiertos, cruzando ríos


impetuosos, escalando montañas, derribando murallas y desafiando los
mares impetuosos, con la seguridad de que recibirá lo que está buscando
de parte de Dios.

Podemos imaginar el cuadro de la casa donde se hospedaba Jesús: los


apóstoles del Señor en silencio, porque los gritos de la mujer pudieron más
que sus voces que le pedían al Señor que la callara, expectantes de lo que
ocurriría a continuación. Ahora, únicamente se escuchaban dos voces, la
voz de la fe de la mujer cananea, y la voz de la respuesta a la fe del Señor
Jesús. “El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No
está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los
perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús,
dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella
hora”. (Mateo 15:24-28)

El relato de Marcos nos da un detalle adicional: “Entonces le dijo: Por esta


palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio
había salido, y a la hija acostada en la cama”. (Marcos 7:29-30) “Por esta palabra ve,
el demonio ha salido de tu hija”. La palabra de Dios no vuelve a Dios
vacía. La fe siempre se agarra y se sostiene de una Palabra de Dios. La
cananea no siguió argumentando delante de Jesús sencillamente salió de
su presencia confiada de su milagro, lo que en efecto presencia con sus
propios ojos, al llegar a su casa y ver a su hija acostada en cama y
totalmente libre del demonio.

Mientras Jairo insistía para que Jesús fuera a su casa, y atendiera la


necesidad de su hija, a la cananea le bastó con recibir una Palabra de
parte de Jesús, para retornar a su casa creyendo en el milagro. Mi
imaginación me lleva a observar el cuadro de una mujer alegre, victoriosa
y segura de su milagro, alabando a Dios durante todo el trayecto que tuvo
que recorrer entre la casa donde estaba Jesús y la casa donde había
dejado su hija atormentada por el demonio. Qué gran alegría para ambas
madre e hija al volver a encontrarse, pero esta vez con victoria absoluta
sobre el demonio. Amén.

La fe determinada es así, llegará a su destino y recibirá lo que busca de


parte de Dios. Es mi oración que esta palabra nos inspire a buscar que la fe
determinada se forme en nuestro corazón. Amén

Aplicación personal:

¿Cuál es tu actitud frente a la adversidad?


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¿Cómo manifiesta tu fe ante la oposición a tu milagro?

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¿Estas preparado para llegar al destino que Dios preparó para ti?

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¿Cómo bendice esta lección tu vida y la de tu familia?

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