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Las plaquetas son una parte fundamental de la sangre.

Son células que no


contienen ningún tipo de ADN en ellas. Las plaquetas son importantes a nivel
corporal porque realizan algunas tareas básicas y vitales.
Las plaquetas contienen el factor de crecimiento que es una sustancia natural
responsable del crecimiento de las células en el organismo. El factor de
crecimiento también permite que las células se expandan, proliferen y se
diferencien unas de otras con el fin de realizar varias tareas diferentes en la
sangre.
Las plaquetas son responsables de la coagulación de la sangre, conocida
médicamente como hemostasia. La hemostasia es el proceso por el cual la sangre
cambia de estado líquido a estado sólido con el fin de cubrir una herida para
detener el sangrado. En circunstancias normales, existen inhibidores de la
coagulación en la sangre que controlan la proliferación de las plaquetas. Cuando
se produce una lesión, este inhibidor deja de funcionar y permite que las plaquetas
formen un coágulo de sangre. Las plaquetas se forman en la médula ósea.

La prueba de recuento de plaquetas de la sangre o la prueba de plaquetas


muestra la cantidad de plaquetas que hay en la sangre. Las personas sanas
tienen un recuento de plaquetas que se encuentra dentro del rango normal. Si hay
muy pocas o demasiadas plaquetas en el sistema, entonces el médico puede
sospechar que existe algún problema.
Un recuento normal de plaquetas se encuentra entre 150.000 y 450.000 plaquetas
por microlitro El recuento de plaquetas promedio es de de 266.000 por mcL en las
mujeres y 237.000 por mcL en los hombres. Normalmente la sangre tiene
capacidad de coagulación, siempre y cuando el recuento de plaquetas se
encuentre por encima de 50.000 plaquetas por mcL. Por lo general, no tiene lugar
un sangrado espontáneo, a menos que el recuento de plaquetas disminuya hasta
llegar a 10.000 o 20.000 plaquetas por mcL.
La médula ósea está en constante producción de plaquetas. Un recuento
plaquetario bajo o alto no suele ser un problema en sí mismo, pero con frecuencia
puede ser un signo de otra afección médica. Por esta razón, los recuentos altos o
bajos de plaquetas requieren atención médica adicional.
Un recuento de plaquetas por debajo de 150.000 por mcL se conoce médicamente
con el término de trombocitopenia, mientras que un conteo de plaquetas superior a
450.000 se llama trombocitosis.

Un recuento alto de plaquetas, conocido como trombocitosis, no necesariamente


tiene porque causar ningún síntoma. Este resultado puede descubrirse gracias a un
análisis rutinario. Puede ser consecuencia simplemente de una inflamación corporal, pero
esto se da en una etapa del proceso de inflamación en particular, es decir, cuando la
inflamación está creciendo.
El recuento de plaquetas puede volver a la normalidad una vez que la inflamación
haya dejado de aumentar de tamaño. A veces, un recuento de plaquetas es la
primera señal de cáncer.

LOS factores que pueden causar un recuento de plaquetas alto son las
siguientes:
 Anemia hemolítica.
 Ausencia del bazo (después de la cirugía que extirpa este órgano).
 Cáncer.
 Enfermedades inflamatorias o infecciosas, tales como trastornos del tejido
conectivo, enfermedad inflamatoria intestinal y tuberculosis.
 Reacciones a los medicamentos.
Algunas condiciones pueden dar lugar a un recuento de plaquetas alto que dura
sólo un corto periodo de tiempo. Entre los ejemplos de tales condiciones podemos
incluir:
 Recuperación de una pérdida sanguínea grave.
 Recuperación de un recuento muy bajo de plaquetas causado por el
consumo excesivo de alcohol y por la falta de vitamina B12.
 Una inflamación o infección aguda durante un corto periodo de tiempo.
 Respuesta provocada por la actividad física.

Si por alguna razón tu recuento de plaquetas cae por debajo de lo normal, la


afección se denomina trombocitopenia. Debido a que cada plaqueta vive sólo unos
10 días, tu cuerpo renueva continuamente las plaquetas mediante la producción
de nuevas plaquetas en la médula ósea. La trombocitopenia tiene muchas
posibles causas. Puede deberse a un defecto central o a causas periféricas.
El concepto de defecto central hace referencia a los problemas de la médula ósea,
tejido donde se producen las plaquetas. Constituyen ejemplos de defecto central
las leucemias, los linfomas, el mieloma múltiple o cualquier cáncer que afecte la
médula. Las células cancerosas se multiplican afectando las células madre
encargadas de fabricar los trombocitos y haciendo descender el número de este
componente sanguíneo.
Las causas periféricas se encuentran fuera de la médula ósea y son variadas.
Entre las más frecuentes, los virus. Agentes infecciosos como el virus del dengue,
la hepatitis y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) afectan las plaquetas. En
otros casos, el cuerpo produce anticuerpos antiplaquetarios que las descomponen
dando lugar a una trombocitopenia.
El bazo es un órgano pequeño del tamaño de un puño que se encuentra situado
justo debajo de las costillas en el lado izquierdo del abdomen. Normalmente, el
bazo trabaja para combatir las infecciones y el material no deseado debido al
filtrado de la sangre. Un bazo agrandado, que puede ser causado por una serie de
trastornos, puede albergar demasiadas plaquetas, causando una disminución en
el número de plaquetas que hay en circulación.

La trombocitopenia, cuando se manifiesta, lo hace con signos de sangrado:


petequias (puntos rojos que parecen picaduras de mosquitos), equimosis
(moretones) y hematomas (coágulos con dolor). Señales de alarma serían el
sangrado nasal o gingival. Pero el problema no siempre da esas señales.
Tampoco amerita un internamiento obligatorio. Un paciente puede tener una
trombocitopenia leve y hacer su vida normal.

Las trombocitopenias se clasifican en leves (entre 100,000 y 150,000),


moderadas (de 50,000 a 100,000) y severas (menos de 50,000).
Un descenso leve o moderado en el número de plaquetas no requiere
internamiento, mientras que los casos severos podrían ameritarlo o no. Está a
juicio del médico, ya que el paciente puede tener las plaquetas bajas y no estar
sangrando porque esas plaquetas pueden ser de buena calidad.
Frente a una trombocitopenia lo más importante es determinar el origen de la
afección a fin de tratarlo porque no tiene sentido administrar medicamentos que
estimulen la producción de plaquetas o transfundir este producto si, por ejemplo, la
génesis del problema radica en que el bazo las retiene y destruye.

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