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Delito y Violencia. Causas, Consecuencias y Estrategias de Prevención

Article · January 2007


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Mauricio Olavarria-Gambi
University of Santiago, Chile
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DOCUMENTOS APOYO DOCENTE
Nº 20 – Noviembre 2007

Delito y Violencia. Causas, Consecuencias


y Estrategias de Prevención

Mauricio Olavarría Gambi, Ph.D.


Los Documentos de Apoyo Docente (DAD) son una Publicación del Departamento de Gobierno
y Gestión Pública del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Los DAD tienen como objetivo poner a disposición de la comunidad académica la experiencia
docente de los/as profesores/as del Instituto de Asuntos Públicos.

Serie de Documentos de Apoyo Docente:


1. Discusión teórica conceptual sobre la disciplina
2. Revisión bibliográfica y exposición de autores
3. Desarrollo de contenidos de los Programas de las Asignaturas
4. Propuesta de Ejercicios, Análisis de Casos e Instrumentos Metodológicos

Editora
Karina Doña Molina, Ph.D. (c),
Académica Departamento de Gobierno y Gestión Pública
INAP – UNIVERSIDAD DE CHILE

Comité Editorial
Verónica Figueroa, Ph.D., Académica Departamento de Gobierno y Gestión Pública
Cristián Pliscoff, Ph.D. (c), Académico Departamento de Gobierno y Gestión Pública
Ariel Ramírez, Ph.D. (c), Académico Departamento de Gobierno y Gestión Pública
Thomas Griggs, MA, Académico Departamento de Gobierno y Gestión Pública

Asistente de Publicaciones
Diego Barría Traverso

Se autoriza la reproducción total o parcial del material publicado, previa cita de la fuente.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 2


DOCUMENTOS DE APOYO DOCENTE

DELITO Y VIOLENCIA. CAUSAS, CONSECUENCIAS



Y ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN

Mauricio Olavarría*

PALABRAS CLAVES

DELITO - ADMINISTRACIÓN PÚBLICA – VIOLENCIA – PREVENCIÓN DEL


DELITO


Este documento ha sido preparado en el contexto del programa de capacitación a directivos
locales centroamericano del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana de la Universidad
de Chile, el que es patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo.
* Profesor Asociado del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 3


ÍNDICE

Presentación

1. Violencia 7

a) Concepto de violencia 9
b) Definición de violencia 9
c) Tipos de violencia 10
d) Características de la violencia en América Latina 14

2. Delincuencia 20

a) Concepto de delito 20
b) Teorías explicativas de la delincuencia 21
c) Características de la delincuencia en América Latina 37
d) Estadísticas e indicadores del delito en América Latina 42
e) Indicadores de delitos en Centroamérica 46

3. Concepto y Estrategias de Prevención 59

a) Concepto de prevención 60
b) ¿Qué debe entenderse por prevención del delito y
la violencia? 61
c) ¿Qué es una estrategia de prevención del delito y
la violencia? 66
d) Contenidos de una estrategia según tipos de
prevención del delito y la violencia 69
e) Niveles de intervención de las estrategias de
prevención del delito y la violencia 72
f) Tipos de prev ención del delito y la violencia 75

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g) Condiciones para implementar una estrategia
de prevención 85
h) ¿Qué características debería presentar
una Oficina local de prevención del delito? 87
i) Resultados de las estrategias de prevención 88
j) Casos recientes de prevención de la criminalidad 92

4. Ideas centrales del texto 94

Referencias 97

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 5


PRESENTACIÓN

Este documento ha sido preparado para apoyar el proceso de


formación de los alumnos del Instituto de Asuntos Públicos que se
interesan en adquirir nociones acerca del fenómeno de la criminalidad
y la violencia, para luego – desde sus ámbitos de desempeño
profesional – contribuir a enfrentar estos males sociales. El objetivo del
trabajo es mostrar las causas – identificadas por la literatura académica
–, las consecuencias del delito y la violencia y las estrategias de
prevención más comúnmente utilizadas.

El trabajo se organiza en torno a tres secciones. La primera


presenta la conceptualización básica y una tipología acerca de la
violencia. La segunda sección incluye conceptos y teorías explicativas
de la delincuencia, así como indicadores seleccionados de este
problema en países de América Latina. La tercera sección presenta una
tipología de las estrategias de prevención y casos concretos en los
cuales esas estrategias han sido aplicadas.

Este documento se origina en un requerimiento – más amplio – de


mi colega y amigo Hugo Fruhling para preparar material docente para
capacitar a directivos locales centroamericanos en temas de
prevención del delito y la violencia, tarea exitosamente emprendida por
el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC) durante el año
2007. Así, este documento surge como parte del Proyecto del Banco
Interamericano de Desarrollo “Construcción de capacidades locales
en violencia y prevención: módulo de Capacitación para
Centroamérica”

Dado el creciente interés de los alumnos de los diversos programas


docentes, tanto de pre – grado, como de post – grado, post – título y
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Diplomas y cursos de extensión, ha parecido conveniente poner al
alcance de ellos este material. Por ello debo expresar mis
agradecimientos, por haber efectuado el requerimiento y haber
permitido la reproducción de este texto en la línea DAD, tanto a Hugo
Fruhling, Director del CESC, a Alejandra Mohor, quien con alta
efectividad coordinó la realización del programa de capacitación, y al
BID que aportó el financiamiento para el curso.

MAURICIO OLAVARRIA GAMBI, Ph.D.


Noviembre del 2007

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1. VIOLENCIA

a) Concepto de violencia

La violencia es un fenómeno multicasual influido por factores


psicológicos, biológicos, económicos, sociales y culturales, entre otros.
Los fenómenos que acompañan al comportamiento violento cruzan,
constantemente, las fronteras entre individuo, familia, comunidad y
sociedad. A su vez, la violencia tiene consecuencias que abarcan
diversos ámbitos individuales, familiares, comunales y sociales. Así
entonces, la violencia es un fenómeno intrínsecamente humano y está
enraizado desde el origen de la humanidad.

Los criterios más comunes para clasificar la violencia, serán


expuestos en el siguiente apartado. La categorización de la violencia es
útil para su estudio y para el diseño e implementación de políticas
destinadas a la prevención y el control de uno o varios tipos
combinados de violencia.

b) Definición de violencia

Según la OMS la violencia consiste en: "El uso intencional de fuerza


o poder físico, como amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra
persona o contra un grupo o comunidad, que da como resultado o
tiene una alta probabilidad de dar como resultado lesiones, muerte,
daño fisiológico, falta de desarrollo o privaciones".

Según esta definición, la violencia asumiría las siguientes formas:

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• Violencia autodirigida: hace referencia al daño físico producido a sí
mismo y se expresa en comportamiento suicida y/o daño autoinfringido.
• Violencia interpersonal: expresa conductas perpetradas por un
individuo hacia otra persona y que resultan en lesiones y/o daños en lo
psicológico, emocional, sexual o sobre los bienes.
• Violencia colectiva: hace referencia a comportamientos desarrollados
por un grupo, en relación a una persona u otro grupo, y que generan
como resultados lesiones y/o daños en lo psicológico, emocional, sexual
o sobre los bienes.

c) Tipos de violencia

La violencia es un fenómeno complejo, multidimensional,


involucra diversos factores y presenta distintas manifestaciones. A
continuación se presenta una tipología comúnmente usada de la
violencia.

(i) Según la naturaleza de la violencia

Violencia física: se refiere a toda conducta de una persona o grupo


que, mediante el uso o amenaza de uso de la fuerza o poder físico,
directa o indirectamente, se dirija a ocasionar un daño, maltrato o
sufrimiento que afecte la integridad física de personas o grupos, (por
ejemplo herida, hematomas, contusiones, empujones). También se
incluye en esta noción de violencia, aquella conducta destinada a
producir daño a bienes que integran el patrimonio de la víctima
(UNICEF, 1998)

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Violencia psicológica: identifica comportamientos de personas y/o
grupos que ocasionan daño emocional, disminuyen la autoestima,
perjudican o perturban el sano desarrollo de otra persona y/o grupo.
Se pueden distinguir entre ellas la deshonra, descrédito o
menosprecio al valor personal o dignidad, tratos humillantes y
vejatorios, vigilancia constante, aislamiento, amenaza de
alejamiento de los hijos o la privación ilícita de medios económicos
indispensables

Violencia sexual: se entiende como toda conducta que amenace o


vulnere el derecho de la persona a decidir voluntariamente su
sexualidad, comprendida en ésta no sólo el acto sexual sino toda
forma de contacto o acceso sexual, genital o no genit al,
comentarios y gestos sexuales no deseados, exigencias sexuales bajo
presión o amenaza, burlas acerca del cuerpo de la pareja,
agresiones sexuales con armas u objetos. Esta violencia se puede
presentar como acoso, abuso sexual, violación o incesto

(ii) Según quienes son las víctimas

Violencia contra niños: generalmente ejercida por los propios padres


o algún familiar cercano al niño o niña y ha sido definida como el
maltrato o abuso que viola los derechos fundamentales de los niños,
que puede manifest arse de manera física (castigo corporal, encierro,
privación intencional de cuidados o alimentos), sexual (cuando el
menor es obligado a desnudarse, a ser tocado u obligado a tocar a
un adulto contra su voluntad, el maltrato de sus genitales) y
psicológica, además se agregan la negligencia que se expresa en
despreocupación, descuido o abandono y la ausencia de padres
que se relaciona no sólo con la presencia física sino con la falta de
bienestar emocional
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 10
Violencia de género: actos de violencia basados en la pertenencia
al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño
o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la
libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la privada,
es necesario enfatizar que la diferencia entre este tipo de violencia y
otras formas de agresión y coerción reside en que el factor de riesgo
o vulnerabilidad es la exclusiva pertenencia a un género

Violencia contra ancianos: todo acto de violencia o trato duro que


cause daño o malestar físico a un adulto mayor, incluyendo
confinamiento, aislamiento, agresión psicológica, humillación,
infantilización o cualquier otra forma de relación que afecte su
sentido de identidad, dignidad o autovaloración, asimismo el abuso
al retener bienes o posesiones (engaño o hurto), obligar a vender
propiedades o alteración en testamentos, cualquier comportamiento
sexual que se realice sin el consentimiento o conocimiento del adulto
mayor, abuso en la administración de medicamentos (retención de
estos o sobremedicación) y el negar intencionalmente los cuidados o
necesidades básicas, son consideradas como manifestaciones de
esta violencia

Violencia social: (llamada común o internalizada) da cuenta de la


descomposición de los niveles mínimos de convivencia ciudadana y
que se expresa en la pérdida de valores que cohesionan a la
sociedad en distintos ámbitos cotidianos, aunque esta forma de
violencia se encuentra menos sustentada en la fuerza y la coerción,
representa actos constantes que vulneran a las instituciones y su
gestión dentro de la sociedad

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(iii) Según el motivo de la violencia

Violencia política: proviene de agentes sociales organizados que


buscan modificar, sustituir o alterar el orden institucional vigente
existente, o la generada por aquellos eventos que restringen la
legitimidad, la representación y la participación de diferentes actores
de la sociedad, se relaciona, generalmente, a regímenes autoritarios,
democracias deficitarias y excluyentes o segmentos de la sociedad
que no han podido concretar sus demandas frente al Estado
nacional, promoviendo de esta forma, una constante conflictividad
política y social

Violencia racial: aunque pueden presentarse acompañados por


otras formas de violencia, la violencia racial se ejerce cuando
alguien perjudica a otros en razón de sus orígenes, rasgos,
costumbres, etnias. Los siguientes ejemplos son casos de violencia
racial: racismo, esclavitud, discriminación, segregación, teorías de
supremacía o inferioridad racial y xenofobia.

Violencia cultural: entendida como aquella que utiliza la diferencia


para hacer sentir o mostrar como inferior al otro considerado como
distinto.

Violencia delictual: hace referencia al ejercicio ilícito de la fuerza


física, o amenaza de su uso, sobre una o varias personas con el
propósito de asegurar algún fin contrario al consentimiento de la(s)
persona(s) hacia las que va dirigida la conducta ilícita. En general, se
suelen calificar como delitos violentos el homicidio, la violación, la
tentativa de violación, el robo con “violencia” o intimidación y el
secuestro.

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(iv) Según el ámbito donde se produce

Violencia intrafamiliar: alude a todas las formas de abusos que tiene


lugar en las relaciones entre los miembros de una familia que
caracterizan de modo permanente o cíclico al vínculo intrafamiliar,
se denomina relación de abuso a toda acción u omisión ejercida
contra un pariente por consanguinidad, afinidad o adopción que
produzca como consecuencia daños a la integridad física, sexual,
psicológica o patrimonial, violando su derecho al pleno desarrollo y
bienestar.

Violencia callejera: cualquier tipo de violencia que es ejercida en un


espacio público. A menudo se relaciona con la violencia delictual,
aunque no es la única forma de violencia callejera.

d) Características de la violencia en América Latina

La percepción pública respecto de la violencia y el crimen indica


que esta se ha incrementado de manera significativa los últimos años en
la región. Ello es consistente con los datos que muestran que la tasa de
homicidios en América Latina y El Caribe que dobla la tasa mundial.
Mientras el promedio mundial anual alcanza 8,8 homicidios por cada
100 mil habitantes (en el periodo 1995 – 1999), en América Latina y el
Caribe, esta cifra llega a 25,1 por cada 100 mil habitantes para el año
1997 (Álvarez 2005). Por otro lado, según datos aportados por Buvinic,
Morrison y Shifter (1999), entre un 10 y 45% de mujeres de ciudades
seleccionadas de Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México,
Canadá y Estados Unidos expresa que sufre violencia física.

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Buvinic, Morrison y Shifter (1999) han identificado tres series de
factores, cuya interacción determina los patrones con los que opera la
violencia en América Latina. La multicausalidad y multidimensionalidad
de la violencia en la región se explicaría, entonces, por la relación entre:

Factores individuales
o Género
o Edad
o Características biológicas o fisiológicas
o Educación
o Clase social
o Drogas y alcohol
o Abuso físico en la niñez

Factores del hogar


o Hacinamiento
o Historia de violencia intrafamiliar
o Normas internas del hogar
o Roles ejercidos en el hogar
o Ingreso per cápita del hogar

Factores sociales y/o comunitarios


o Desigualdad
o Medios de comunicación que incitan a la violencia
o Disponibilidad de armas
o Efectos de post – guerra
o Débiles controles institucionales
o Normas culturales (legitimidad social de la violencia)
o Niveles de pobreza y desigualdad
o Historial de violencia

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Según Briceño (2002), en América Latina se producen más
muertes en la paz que en la guerra. Siguiendo al mismo Briceño (2002),
la violencia en la región, posee 5 rasgos centrales:

(i) Está asociada a los más pobres: En los territorios y poblaciones donde
hay mayor pobreza existen los más altos índices de violencia. En estas
zonas la violencia se da entre los mismos habitantes. Aún así, la relación
entre violencia y pobreza no es directa, ya que los países más pobres de
la región no son los que poseen mayores tasas de homicidios. La
pobreza en sí no origina violencia, sino que la falta de oportunidades y
la desigualdad parecieran ser la causa más fundamental para explicar
la violencia en estos territorios.

(ii) La exclusión educacional y laboral: Al no insertarse los jóvenes en el


mercado laboral formal y no lograr vínculos sociales formales para
organizar su futuro, se produce un choque entre las expectativas
personales y las oportunidades sociales, que se expresa en violencia.
Este rasgo de la violencia se desarrolla principalmente en sectores
urbanos y se constituye en una de las razones principales de la violencia
de la región.

(iii) Disponibilidad de armas de fuego: La difusión de armas de fuego


ligeras ha crecido muy fuertemente en los últimos 20 años en América
Latina. Las armas de la guerrilla pasaron a manos de privados y de la
delincuencia común. Los narcotraficantes se han encargado de
distribuir armas como medio de pagos o de defensa de sus territorios.
Los ciudadanos se han armado para defender a sus familias y a sus
bienes. Todo lo anterior ha consagrado la letalidad en la violencia
cotidiana. Adicionalmente la construcción cultural de la masculinidad

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se ha asociado a la necesidad de demostrar hombría y coraje entre los
jóvenes. En este contexto las armas son la representación más
sistemática de la masculinidad.

(iv) El miedo a ser víctima: La sensación de temor a ser víctima de un


hecho violento entre la población urbana de América Latina se ha
generalizado. La sensación de miedo a ser víctima de la violencia ya es
una constante en las grandes ciudades. Esto ha derivado en que las
personas restrinjan sus libertades frente a un temor que es muy superior
al que objetivamente debiera existir en la población. Es así como los
gastos que hacen las familias y las empresas para protegerse han sufrido
un fuerte incremento en los últimos 20 años.

(v) Respuesta violenta al delito: Tanto el miedo como la victimización en


el continente han creado un escenario donde la demanda por una
respuesta violenta frente a la situación delictual se ha transformado en
una constante. La aceptación de la violencia policíaca, la demanda
por severidad en el sistema judicial y la predisposición psicológica a
matar para defender la propiedad y la familia ha derivado en
situaciones, tales como, el linchamiento público entre o
l s pobladores
pobres de América Latina, la brutalidad policíaca incluso sobre
inocentes; vengadores solitarios actuando al margen de la ley y por
iniciativa propia para resolver conflictos grupales o individuales. Todo
esto parece tener el apoyo de una población que se siente
constantemente amenazada en su vida cotidiana.

Más allá de estos factores comunes a la región, Cruz (2003)


destaca que en el contexto latinoamericano, Centroamérica y en
especial Guatemala, El Salvador y Honduras, se destacan por sus altos
índices de violencia mientras Nicaragua presenta niveles moderados de

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 16


crímenes violentos y Costa Rica se ha constituido en la excepción a la
norma en la zona. Cruz describe las características principales de la
violencia en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, lo que se resumen a
continuación.

Guatemala
o Crimen organizado: pandillas y delincuencia
o Violencia social: linchamientos

Características particulares: Los linchamientos se han convertido en la


particularidad en la sociedad guatemalteca. Entre los años 1996 y 2000
se han contabilizado más de 200, lo que ha derivado en 625 personas
muertas.

El Salvador
o Crimen organizado: pandillas y delincuencia
o Violencia social: sicarios, asesinatos de jóvenes

Características particulares: En El Salvador el autor distingue dos tipos


principales de violencia asociada a las pandillas. Por un lado, está el
delito patrimonial y, por otro, la violencia física contra los individuos. Esta
situación actualmente se ha agudizado debido a la vinculación de las
pandillas juveniles con el crimen organizado y el narcotráfico.

Nicaragua
o Delincuencia
o Violencia intrafamiliar
o Abuso infantil
o Remanente de guerrilleros rurales

Características particulares: Cruz (2003) señala que tanto el crimen


como la violencia están asemejados a la delincuencia con
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motivaciones económicas. En general, para Cruz, la particularidad – y
un hecho de gran preocupación – es que la violencia no solamente se
expresa a nivel urbano, como es la constante en América Latina, sino
que en Centroamérica la violencia tiene una fuerte manifestación a
nivel rural.

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2. DELINCUENCIA

a) Concepto de delito

El delito es un mal social. La característica principal de la


delincuencia es que es un fenómeno social, multicausal y
multidimensional, que se expresa mediante una conducta que
quebranta un orden social o legal determinado. Según Filippo Grispigni
(1928) el delito es aquella conducta humana disruptiva, que pone en
grave peligro la convivencia y la cooperación de los individuos que
constituyen una sociedad, y que está descrita como tal en las normas
que constituyen el ordenamiento jurídico de un país.
Consecuentemente, la comisión de actos delictivos acarrea
responsabilidad y la sociedad tiene el derecho – y el deber – de
identificar a quienes cometen esos actos y hacer exigibles las
responsabilidades que se deriven de ello.

Dado que el ordenamiento legal es una cuestión definida en el


ámbito político de las sociedades y que varía dependiendo del país a
que se haga referencia, algunas conductas que pueden ser
consideradas delitos en un país pueden no serlo en otro. Ello podría
resultar en una tipología de delitos muy amplia. Así, este documento se
basa en aquellas conductas que recurrentemente, en variados países,
son consideradas como “delitos de mayor connotación social” y que el
“Reporte Global sobre Crimen y Justicia” de Naciones Unidas (1999) los
clasifica como delitos contra las personas, delitos contra la propiedad,
delitos económicos y delitos asociados al consumo de drogas o
estupefacientes. En esta tipología el documento se centrará en aquellos
delitos contra las personas y la propiedad.

A continuación se presenta la tipología de delitos contra las personas


y propiedad, así como definiciones tomadas del “Reporte Global sobre
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 19
Crimen y Justicia” de Naciones Unidas (1999). En todo caso, en anexos
se presenta las definiciones contenidas en los códigos penales de los
países centroamericanos.

Delitos contra las personas

o Homicidio: hace referencia a la muerte inflingida


deliberadamente a una persona.

o Lesiones: Se refiere a un ataque físico contra una persona y


que resulta en un daño corporal de quien es agredido.

o Violación: Se define como un encuentro sexual sin


consentimiento válido.

Delitos contra la propiedad

o Hurto: se entiende como tal la sustracción de propiedad sin


el consentimiento del propietario.

o Robo: hace referencia a la sustracción de propiedad, sin el


consentimiento de su legítimo propietario, en el que existe
uso o amenaza de uso ilegítimo de la fuerza.

b) Teorías explicativas de la delincuencia

Diferentes disciplinas de las ciencias sociales han hecho


significativos aportes al desarrollo de la teoría criminológica. A
continuación se presentan las principales teorías que intentan explicar el
comportamiento delictual en las personas, cada una desde sus
particulares perspectivas analíticas.
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 20
LA CORRIENTE PSICOLÓGICA

Esta corriente sostiene que el delincuente común presenta rasgos


criminógenos que se manifiestan en su personalidad y temperamento, lo
cual lo predispondría a ejercer un comportamiento delictual (Herrnstein
1995). En esta corriente la teoría psicoanalítica señala que la conducta
delictual tendría su raíz en anomalías o disturbios en las etapas de la
más temprana niñez del desarrollo emocional (Friendlander 1947, citada
por Akers 1997). Asimismo, la teoría de la personalidad sostiene que los
delincuentes tienen personalidades anormales, inadecuadas o rasgos
que se diferencian de aquellos que cumplen las normas. Una variante
de esta teoría sostiene que los rasgos de la personalidad en la niñez que
serían precursores de conductas delictuales luego serían la impulsividad,
agresividad, rebeldía, hostilidad, propensión al peligro, frialdad y
desapego emocional hacia los demás (incluyendo a su propia familia),
inobservancia de normas sociales o religiosas, deshonestidad y similares
(Herrnstein, 1995). Otra variante sostiene que las conductas delictuales
más graves son consecuencia de personalidades centradas en sí
mismas que no han sido socializados adecuadamente con valores y
actitudes que facilitan su integración social, que no han desarrollado
una percepción de lo correcto y lo incorrecto y que son incapaces de
sentir remordimiento o culpabilidad por haber cometido un delito o
haber provocado un daño a alguien (Akers, 1997).

Tanto las teorías psicoanalíticas como aquellas basadas en la


personalidad señalan que la conducta delictual es un síntoma de un
problema interno del individuo. Así, entonces, el modo de enfrentar el
problema no es a través de castigo sino por medio de ayuda a las
personas que desarrollan estas conductas. Según estas teorías, las
personas que presentan estos rasgos criminógenos deberían recibir
tratamiento, preferentemente consejería, antes que sanciones.
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 21
CORRIENTE SOCIOLÓGICA

La corriente sociológica del análisis del delito centra su atención en el


problema del orden social. El orden social es representado por el
conjunto de normas sociales y legales – que los ciudadanos comunes
cumplen –, las que otorgan estabilidad y cohesión a la sociedad. Así, la
pregunta que esta corriente aborda es ¿por qué hay diferencias en
ciertos individuos y grupos en la propensión a cometer actos
delictuales? Las teorías recurrentemente citadas en esta corriente son
las de la anomia y desorden social, la del aprendizaje social, la de la
ecología del crimen y la del control y lazos sociales.

La teoría de la anomia y el desorden social señala que la naturaleza y


nivel de la delincuencia en una sociedad reflejan las características
centrales de su organización social, es decir, de su cultura y su estructura
social (Messner y Rosenfeld 1996). Asimismo, esta teoría argumenta que
el orden social, la estabilidad y la integración conducen a la
conformidad social, y esta al cumplimiento de las normas sociales y
legales. A contrario sensu, el desorden y la falta de integración son
propulsores de la delincuencia y conductas desviadas. Akers (1997)
describe a un sistema social desorganizado o anómico como aquel en
que hay disrupción en su cohesión o integración social, un quiebre en
los controles sociales e interacciones sin apego a normas sociales y
legales. El mismo autor agrega que entre menos solidaridad, cohesión o
integración exista en un grupo, comunidad o sociedad, mayor será la
tasa de delincuencia o conductas desviadas.

Merton (citado por Messner y Rosenfeld 1996), uno de los propulsores


de esta teoría, indica que la delincuencia y la violencia ocurren cuando
son obstaculizadas las oportunidades de alcanzar las metas comunes a
todos los individuos que integran una sociedad. También afirma que los
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desaventajados y clases sociales bajas no disponen de las
oportunidades de los demás grupos sociales, pues tienen menor acceso
a la educación convencional y a las oportunidades laborales, las que
determinan estatus, reconocimiento y medios de vida en nuestra
sociedad. Consecuentemente, en estos grupos se presentaría una
brecha entre las aspiraciones y los medios que disponen para
alcanzarlas. Así, esta condición anómica movería a estos grupos a usar
cualquier medio efectivo para satisfacer sus aspiraciones, aún cuando
est os sean ilegítimos o ilegales (Akers 1997).

Conforme a esta teoría aquellas sociedades con altos niveles de


pobreza, exclusión social y desigualdad serían más propensas a tener
mayores niveles de delincuencia. Asimismo, siguiendo las premisas de
esta teoría, los esfuerzos por reducir las tasas de criminalidad con
mayores probabilidades éxito apuntarían a intervenciones sociales que
abordaran la pobreza, la exclusión y la desigualdad.

Una segunda teoría dentro de esta corriente es la teoría del


aprendizaje social. Akers (1997) señala que la conducta delictual es
adquirida, repetida y modificada por el mismo proceso que da origen a
la conducta. Este proceso tendrá más probabilidades de generar
conductas delictuales cuando las personas se vinculan con quienes los
exponen a patrones delictuales, cuando esa conducta es reforzada por
sobre aquellas que promueven el cumplimiento de las normas y cuando
las propias definiciones, percepciones y orientaciones de las personas
los predisponen a cometer actos delictuales. En la misma línea,
Sutherland (1947, citado por Akers 1997) argumenta que la conducta
criminal es aprendida en la interacción con otras personas, que ese
aprendizaje incluye técnicas para cometer delitos y las orientaciones
específicas de los motivos, racionalidad y actitud criminal. Así, según
Sutherland, una persona se transforma en delincuente cuando sus

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 23


actitudes que favorecen conductas que violan la ley superan a sus
actitudes que no favorecen el quebrantamiento de la ley.

Dado que esta teoría se centra en el proceso de socialización, donde


se produciría el aprendizaje delictual, los análisis basados en ella
favorecerían intervenciones que apunten a reforzar valores y actitudes
de obediencia a la ley, de respeto por los demás y aquellos que
promueven la cohesión e integración social. Aunque el canal
privilegiado de promoción de estos valores sería el proceso educativo
formal, que se inicia en la educación pre-escolar, las campañas
educativas, de opinión pública y de difusión, a través de los medios de
comunicación y otras formas de divulgación, también contribuyen a
reforzar conductas de respeto a la ley y el orden social.

La tercera teoría, ecología del delito, hace referencia a que habrían


áreas donde la probabilidad de que alguien cometa un delito es alta
(Stark 1996). Estas áreas serían básicamente zonas urbanas. Así, la teoría
ecológica del delito argumenta que hay lugares o comunidades donde
se concentra la delincuencia en las ciudades, porque en ellas se dan
condiciones que favorecen el surgimiento y perpetuación de focos
delictivos. Las condiciones – o factores – más recurrentemente
asociadas a áreas de concentración del crimen son hacinamiento,
pobreza, ser un lugar de tránsito y de trasbordo de transporte, áreas en
ruinas o en mal estado de conservación. La teoría señala que,
dependiendo de la reacción de las personas, estos factores tendrán un
impacto en el orden moral del lugar. Así, habrían tres tipos de
consecuencias posibles: (i) que el lugar atraiga más gente propensa al
involucramiento delictual y más actividad criminal; (ii) que las personas
menos propensas a desarrollar actividades delictuales se vayan del
barrio; y (iii) que se produzca un más pronunciado relajamiento en los
controles sociales.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 24


Conforme a sus enunciados, la teoría de la ecología del delito
favorecería intervenciones centradas en áreas geográficas orientadas a
renovar y mejorar la infraestructura física y social de los barrios, a reforzar
capital social positivo, a profundizar las interacciones entre la policía y la
comunidad y a estrategias de prevención situacional (que se explican
más adelante).

La cuarta teoría de esta corriente sociológica, examinada en este


curso, es aquella referida a los controles y lazos sociales. La pregunta
que motiva a los estudiosos que se enmarcan en esta teoría es ¿por qué
las personas se comportan con apego a las normas?, ¿p or qué no todos
violamos las reglas sociales? La teoría argumenta que las personas son
motivadas a cumplir las normas sociales por los controles sociales, pero
que hay una cierta propensión natural a violar la ley y el orden. De este
modo, entonces, las personas se involucrarán criminalmente a menos
que fuertes controles personales y sociales actúen sobre ellos y los
orienten a cumplir las normas sociales (Gottfredson y Hirschi 1990).

Dentro de esta misma teoría Hirschi (1969) argumenta que la


conducta delictual es el resultado del quebrantamiento o
debilitamiento de los lazos de las personas con la sociedad. Así, entre
más fuertes sean estos lazos sociales con los padres, adultos, profesores y
pares, más fuertemente será controlada la conducta de las personas en
dirección al cumplimiento de las normas y orden social. Asimismo, entre
más débiles sean estos lazos sociales, mayores es la probabilidad que
una persona viole la ley (Akers 1997). Según Hirschi (1969) los elementos
que conforman estos lazos sociales serían:

(i) los vínculos afectivos intensos con otros, a quienes se admira y con
quienes hay identidad. Así, entre menos importe la opinión de esos otros,
habrá menos probabilidad de comportarse según las normas que se

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 25


comparten con ellos y más probable será el involucramiento en
actividades delictuales.

(ii) el compromiso con el orden social, que se genera a partir de


inversiones en educación, posibilidades laborales y emprendimientos
lícitos. El involucramiento delictual, entonces, implicaría poner en riesgo
estas inversiones y generaría costos personales.

(iii) el involucramiento en actividades lícitas normales, como estudiar,


trabajar, dedicar tiempo a la familia y a actividades de esparcimiento
lícito, prevendría de la comisión de delitos simplemente porque las
personas estarían muy ocupadas, muy comprometidas o muy
absorbidas por esas actividades normales.

(iv) la creencia que las normas sociales y las leyes son moralmente
correctas y debe ser obedecidas lleva a las personas a refrenarse de
cometer actos delictuales.

Conforme a sus definiciones, esta teoría favorece intervenciones


preventivas orientadas a expandir la cobertura – y calidad -- del
sistema educacional formal, a velar por la expansión de las
oportunidades de empleo formal, a reforzar la familia como núcleo
básico de la sociedad y donde opera la socialización primaria y la
promoción de valores y actitudes que refuercen el cumplimiento de
normas y leyes justas, como asimismo el respeto por el orden social
establecido.

LA ESCUELA CLÁSICA DE LA CRIMINOLOGÍA

La teoría sobre la racionalidad de la acción delictual se basa en el


principio utilitarista, es decir, las personas que cometen actos delictivos
lo hacen con discernimiento, en búsqueda de placer o beneficio y en
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total libertad de elección. Cessare Becaria (1963, originalmente
publicado en 1764) es el autor más comúnmente identificado con esta
escuela de pensamiento. Para Becaria, la actividad criminal y no
criminal son motivadas por los mismos principios de búsqueda de
gratificación o placer y de evitación del dolor. Asimismo, todas las
personas tendrían las mismas posibilidades de ejercer su libertad de
elegir entre alternativas. Dado el uso de la libre voluntad en la elección
de la conducta, la implementación de castigos que apenas sobrepasen
los beneficios de involucrarse en actividades criminales actuaría como
disuasivo para prevenir la extensión de actividades delictuales.

• La teoría de la Elección Racional

Una variante moderna de la Escuela Clásica es la “Teoría de la


Elección Racional”. Uno de los autores más influyentes en este enfoque
es Gary Becker (1968), para quien el instrumental de la teoría
económica puede ser aplicado para entender la conducta criminal.
Según esta teoría, las personas tomarían la decisión de involucrarse en
actividades criminales basados en un análisis racional de las alternativas
que tienen ante sí, atendidos los beneficios que percibirían y los costos
en que podrían incurrir. Entre los primeros están los beneficios
financieros o en especies, la búsqueda de placer, entre otros. Los costos
son representados por el castigo, la probabilidad de ser aprehendido
(eficiencia de las policías) y la probabilidad de castigo (eficiencia del
sistema judicial). Así, severos castigos servirían como disuasivos de la
conducta criminal.

En reacción a esta línea de pensamiento, diversas críticas han surgido


sobre si las personas desarrollan una efectiva y real racionalidad en el
ejercicio de sus conductas. Según Shoemaker (2000, p. 14), aunque las
personas pueden comportarse racionalmente en la persecución de sus
fines y objetivos en la vida, sus opciones están influenciadas por factores
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 27
ambientales e individuales, como el estrato social al que pertenecen,
género, estilos de vida en los que han sido socializados. Esto puede
llevar a que diferentes personas puedan entender la legitimidad de las
oportunidades que tienen ante sí desde muy diferentes perspectivas.
Así, la teoría de la elección racional fallaría en explicar por qué personas
– incluso ubicadas en situaciones socioeconómicas similares – optan por
medios diferentes para alcanzar sus aspiraciones: unos por medios lícitos
y otros por medios delictivos.

Habría, entonces, según Shoemaker (2000) un cierto grado de


determinismo en la conducta de las personas, lo que llevaría a pensar
en una racionalidad limitada. Para Becker (citado por Fajnzylber,
Lederman y Loayza 2001, p.6), sin embargo, el enfoque económico (y,
en consecuencia, racional) del comportamiento humano supone que
los individuos maximizan el bienestar tal como ellos lo conciben. Así,
algunos individuos se involucrarían en actividades criminales debido a
que los retornos financieros y de otro tipo serían más altos que los de las
actividades legales, habida consideración de la probabilidad de
aprehensión y condena y la severidad del castigo.

En este debate, diversas investigaciones empíricas han reconocido la


asociación entre una variedad de factores y delincuencia. Entre esos
factores se contarían el consumo de alcohol y drogas, pobreza y
desigualdad, desempleo, juventud, eficiencia del sistema de justicia
penal (Frühling, 1997). Asimismo, otras investigaciones han mostrado
que vivir en áreas de alta concentración de delincuentes influye en la
percepción de la probabilidad de ser aprehendido y en la propensión a
involucrarse en actividades criminales, lo que generaría una cierta
inercia criminal, con la consecuencia que “el crimen pasado reproduce
el crimen futuro” (Case y Katz 1991; Sah 1991; Glaeser, Sacerdote y
Scheinkman, 1996; citados por Fajnzylber, Lederman y Loayza, 2001, p.
13). En un argumento similar Sampson y Laub (1992 y 1996; citados por
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Shoemaker 2000) argumentan que el involucramiento en actividades
criminales en etapas tempranas de la vida afecta las probabilidades
futuras de desarrollar actividades lícitas, a través de la disminución de
oportunidades sociales y laborales.

• La Teoría de las Actividades Rutinarias

En relación a las teorías que explican el crimen desde el enfoque


racional, se encuentra la teoría de las actividades rutinarias. Así, esta
teoría predice que un delito contra la propiedad ocurrirá cuando un
delincuente – o potencial delincuente – coincida, en tiempo y espacio,
con una víctima desprovista de protección (Felson, 1996). Así, según
esta teoría, habrían tres elementos centrales cuya convergencia
explicaría la ocurrencia de un delito: la presencia de alguien motivado
para cometer un delito, la existencia de alguien o algo – persona o
propiedad – que es percibido como un blanco adecuado para la
victimización criminal y la ausencia de vigilancia o guardias capaces
que puedan prevenir el delito (Cohen y Felson 1979, citado por Akers
1997, p. 27).

Felson (1996, pp. 20 – 21) agrega que la percepción de blanco


adecuado está determinada por la agregación de los siguientes cuatro
atributos, que se resumen en la sigla VIVA: valor, inercia, visibilidad y
acceso. El valor es estimado desde el punto de vista del potencial
delincuente, la inercia se refiere a los aspectos conductuales o físicos de
una persona o propiedad que los hacen ser más propenso a un ataque
criminal, la idea de visibilidad apunta a si hay alta probabilidad que un
blanco atraiga la atención de una gran cantidad de personas, y,
finalmente, mientras más accesible sea un blanco a un mayor número
de personas habrá un más alto riesgo de ser objeto de delito. Así, según
Felson (1996, p. 20), “la propiedad más adecuada para ser blanco de

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 29


un delito es aquella que es alta en valor, de bajo peso, altamente visible
y extremadamente accesible”.

La teoría de las actividades rutinarias se emparenta con las teorías


de la acción racional y de la disuasión para explicar las conductas
criminales al hacer referencia explícita a elementos de protección,
vigilancia o disponibilidad de guardias capaces, los que actuarían
como factores disuasivos. En la teoría de las actividades rutinarias su
ausencia facilitaría la ocurrencia del delito y, a contrario sensu, su
presencia evitaría o disuadiría a los potenciales perpetradores de
cometer el crimen. Consistente con ello y desde un punto de vista de la
prevención del delito, la teoría de las actividades rutinarias tiene como
consecuencia el enfoque de la prevención situacional del crimen. Est e
hace referencia a un conjunto de técnicas que, orientadas a prevenir la
ocurrencia de delitos, se centran en reducir la oportunidad que los
potenciales perpetradores tienen de cometerlos (Felson 1996, p. 23).

Las medidas de prevención situacional del crimen pueden estar


centradas en los blancos o en los lugares en que pueda concentrarse la
acción delictual, y pueden incluir acciones de vigilancia – de la policía
o guardias privados – y acciones desarrolladas por la propia
comunidad. Patrullajes policiales en extensas áreas o focalizados en
zonas de alta criminalidad, programas destinados a enfrentar el
desorden social, como la policía comunitaria, la teoría del espacio
defendible o las medidas que buscan reducir los incentivos u
oportunidades para la comisión de un delito se contarían entre las
medidas de prevención situacional del crimen.

El debate teórico más que centrarse en si hay una conducta racional


en los individuos cuando cometen delitos con motivación económica,
parece haber ido evolucionando hacia el análisis de los factores que
influirían en la percepción de beneficios que se obtendrían y en los
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 30
riesgos probables que se enfrentarían por involucrarse en actividades
criminales.

• Factores Socioeconómicos

Diversos estudios, derivados de la corriente de la elección racional,


han revelado que el crecimiento económico, mercado laboral, pobreza
y desigualdad son factores que influyen en el desarrollo de actividades
delictivas.

La primera de estas asociaciones es la relación entre crecimiento


económico y delincuencia. Fajnzylber, Lederman y Loayza (2001, p. 28)
hallaron que la relación entre crecimiento económico y delincuencia es
contracíclica y que el estancamiento de la actividad económica
induce a un incremento de la actividad criminal. El canal de conexión
entre ambos sería el mercado del trabajo. Así, la mayor actividad
económica llevaría a un aumento de las oportunidades laborales y a un
incremento de los salarios, haciendo más atractivas las actividades
lícitas y aumentando el costo de oportunidad de las conductas
criminales. Según estos investigadores, un aumento de un uno por
ciento en el PIB estaría asociado con una disminución de corto plazo de
un 2.4 por ciento en la tasa de homicidios y de 13.7 por ciento en la tasa
de robos.

Una evidencia consistente con esta argumentación es aportada por


Freeman (1986) en un análisis sobre el mercado del trabajo en Estados
Unidos en la década de 1980. El concluye que hay una relación positiva
entre las tasas de desempleo y las tasas de actividad criminal, y que la
falta de oportunidades laborales para hombres jóvenes de baja
calificación, los salarios que ellos obtienen en actividades legítimas, la
desigualdad salarial, como también las crecientes y lucrativas
oportunidades delictuales, debido al crecimiento de la demanda por
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 31
drogas, contribuirían a elevar la propensión de estas personas a
involucrarse en actividades criminales. Freeman adicionalmente
concluye que si el mercado laboral generara mejores resultados para
los grupos más propensos a desarrollar conductas delictuales, la baja en
las tasas de criminalidad no sería pequeña. De manera similar, Gould y
Weinberg (1999; citados por Glaeser 1999) demostraron que hay una
correlación negativa entre salarios y crimen. Coincidentemente, un
estudio de Groger (1997; citado por Fajnzylber, Lederman y Loayza 2001)
concluye que la caída que han experimentado los salarios de los
jóvenes desde mediados de la década de 1970 en Estados Unidos
explicaría un 75 por ciento del alza de la delincuencia juvenil en el
mismo período. Glaeser (1999), argumentando en el mismo sentido,
señala que habría una relación negativa entre el salario de un individuo
y su propensión al crimen porque más altos salarios significan un mayor
costo de oportunidad del tiempo y que, alternativamente, también
podría significar que personas más exitosas son más sanas
emocionalmente o están mejor integradas a la sociedad.

La evidencia presentada muestra que el desempleo o la falta de


oportunidades laborales generaría una mayor propensión a involucrarse
en actividades delictivas. De modo contrario, el desempleo reduciría las
probabilidades de ser víctima de un delito, en tanto que estar
económicamente activo las incrementaría. Una investigación sobre el
caso salvadoreño reporta que las personas desempleadas tienen una
mayor probabilidad de reincidir en actividades criminales y que las
probabilidades que una persona sea víctima de algún tipo de crimen
aumentan si la persona percibe ingresos de algún empleo (Cruz,
Trigueros y González, 2001). Asimismo, otra investigación sobre el caso
mexicano reporta que estar desempleado reduce en casi 400 por
ciento la probabilidad de ser víctima, pero vivir en un sector con alto
desempleo (y estar empleado) aumenta significativamente la
probabilidad de ser víctima de algún delito motivado económicamente
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 32
(Ramírez et al 2001). Un estudio sobre delincuencia en Rio De Janeiro y
Sao Paulo encontró que las personas que desarrollan una actividad
económica presentan probabilidades más altas de ser víctimas de
algún delito que aquellos que no tienen actividad económica (Carneiro
y Fajnzylber 2001). Del mismo modo, un estudio de mediados de la
década de 1990 en Chile concluyó que el incremento de un uno por
ciento en la tasa de desempleo eleva la tasa de hurto en 11.5 por
ciento (García 1995). Otro estudio sobre Chile encontró fuertes y
significativas relaciones entre desempleo y hurto, robo y violaciones y,
también, que un incremento de un uno por ciento en la tasa de
desempleo masculino llevaría a un incremento de 0.15 por ciento en los
hurtos y robos (Frei 2002).

La vinculación entre el funcionamiento del mercado laboral y


variaciones en los niveles de criminalidad sería como sigue. Bajos
salarios, desempleo y falta de oportunidades laborales reducirían el
costo de oportunidad de las actividades ilícitas, elevando el retorno de
involucrarse en actividades criminales. Asimismo, la participación en
actividades delictuales afecta la participación en el mercado laboral
formal. Tener registro de participación en actividades criminales afecta
negativamente las oportunidades de empleo y eleva sensiblemente la
probabilidad de desempleo de las personas con pasado delictual. De
este modo, siendo bajas las posibilidades de estas personas de
incorporarse al mercado laboral formal, el costo de oportunidad de
participar nuevamente en actividades criminales se reduce
sensiblemente. Ello explicaría por qué los desempleados tienen una más
alta probabilidad de reincidencia.

El desempleo, entonces, elevaría la probabilidad de transformarse en


ejecutor de un acto criminal. De modo contrario, estar empleado o
desarrollar una actividad económica, particularmente en un contexto
donde prevalece el desempleo o de ingreso per cápita bajo,
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 33
aumentaría la probabilidad de ser víctima de un delito. La explicación
sería que los sujetos económicamente activos se transformarían en
blancos más atractivos y más visibles para los crímenes con motivación
económica. Serían blancos más atractivos porque los retornos de
victimizarlos serían mayores que los que se obtendrían con una persona
desempleada. Y serían blancos más visibles porque la necesidad de
desplazarse hacia sus trabajos o actividades económicas los expone a
la acción delictual, respecto de aquellos que no tienen la misma
frecuencia de desplazamientos.

Por otro lado, la vinculación entre pobreza y delincuencia no es


nítida. Algunos estudios mencionan una cierta vinculación entre ambas
variables (Cooper, 1994 y 2001; ONU, 2000). De modo contrario,
Sarmiento et al (1998; citado por Rubio 1999) señalan que en el caso
colombiano los niveles de pobreza no contribuyen a explicar las
diferencias en las tasas de homicidio a nivel municipal. Sánchez y Núñez
(2001), también sobre Colombia, muestran que la pobreza – medida a
través del método de las necesidades básicas insatisfechas – está
asociada negativamente con la tasa de homicidios. Por otro lado,
diversa evidencia muestra que la vinculación entre pobreza y
delincuencia estaría mediada por la desigualdad.

Sociedades más desiguales presentan más altas tasas de


criminalidad. El informe sobre crimen y justicia de la ONU (1999) muestra
que el porcentaje de población que ha sido victima de algún delito es
largamente superior en Africa y América Latina – las regiones más
desiguales del mundo. De modo similar, el mismo informe presenta una
comparación entre Estados Unidos y Japón. Estados Unidos presenta la
más alta tasa de violencia entre los países industrializados y Japón la
más baja. La tasa de homicidios de Estado Unidos es 20 veces más alta
que la de Japón. Estados Unidos es también una sociedad con mucha
mayor desigualdad racial y económica que Japón.
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 34
Fajnzylber, Lederman y Loayza (2001) argumentan que habría
correlación entre crimen y desigualdad. Según ellos, un aumento de un
uno por ciento en el coeficiente de Gini está asociado con un
incremento de un 1.5 por ciento en la tasa de homicidio y con un alza
de 2.6 por ciento en la tasa de robos. Estos autores también reportan
una investigación, realizada por de Soares en 1997, basada en datos de
las International Crime Victim Surveys que encontró un significativo
efecto de la desigualdad sobre el crimen. En Colombia, la investigación
de Sánchez y Núñez (2001) encontró que el incremento en un punto del
coeficiente de Gini de concentración de propiedad urbana
aument aba la tasa de homicidios en 0.037 y que un incremento similar
en el caso de la propiedad rural llevaba a aumentos de 0.023 en la tasa
de homicidios. No obstante estos resultados, ellos concluyen que la
variación en la tasa de homicidios en Colombia está explicada en un 90
por ciento por la acción de la guerrilla y los paramilitares, la ineficiencia
de la justicia y el narcotráfico.

Hay evidencia que vincula pobreza y delincuencia en contextos de


sociedades desiguales. Usando datos de la National Longitudinal Survey
of Youth, Freeman (1986) encontró que los jóvenes pobres en Estados
Unidos tenían una mayor probabilidad de ser arrestados o ir a la cárcel.
De modo similar, una investigación de Shaw y McKay (1942; citado por
Fruhling 1997) concluyó que las variaciones en los niveles de
delincuencia se relacionaban con el bajo ingreso, la heterogeneidad
étnica y la movilidad residencial de las comunidades donde ocurría el
delito. En un trabajo sobre el Estado de Minas Gerais en Brasil (un país
desigual), Beato y Reis (1999) hallaron que la pobreza absoluta
explicaba algo más de un uno por ciento las variaciones en las tasas de
crimen violento y que estas parecían estar más bien asociada a la
desigualdad. Araya y Sierra (2002) en un reciente trabajo sobre Chile (un
país desigual), señalan que la procedencia de los delincuentes se
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 35
concentra en aquellas comunas que presentan los mayores niveles de
indigencia y pobreza.

¿A través de qué mecanismos la desigualdad influiría en la


delincuencia? Según Fajnzylber, Lederman y Loayza (2001, p. 28) en los
países más desiguales, los individuos tienen menos esperanzas de poder
mejorar su estatus social y económico a través de actividades
económicas legales. Ello llevaría a una percepción de mayores
beneficios y decrecientes costos de oportunidad de participar en
actividades ilegales y, también, podría producir un relajamiento en el
dilema moral de involucrarse en este tipo de actividades.

Diversa literatura ha recogido una relación entre pobreza y


delincuencia. El reporte de esa relación se da preferentemente, sin
embargo, en contextos de sociedades desiguales. De este modo, la
hipótesis que estas notas recogen es que más que la pobreza, el factor
social que estaría influyendo en la generación de delitos con
motivación económica sería la desigualdad.

Las teorías que explican las causas del delito observan distintos
ámbitos que rodea dicho fenómeno. Cada una por sí sola no es capaz
de englobar los factores que influyen en el delito, pero la exposición de
las más importantes teorías brinda un paisaje completo acerca de
cuáles son los aspectos que estarían explicando el incremento en los
niveles de la delincuencia.

c) Características de la Delincuencia en América Latina

En un estudio sobre victimización general, basado en datos


provenientes del Latinobarómetro y encuestas de victimización de Perú,

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 36


El Salvador y Colombia, Gaviria y Pagés (2000) concluyen que el perfil
de las víctimas de delitos en América Latina corresponde a personas y
hogares pertenecientes a estratos socioeconómicos medios y superiores
que tienden a vivir en grandes ciudades. El mismo estudio constata que
Uruguay, Panamá y Chile presentan las menores tasas de victimización
en América Latina.

En un estudio del mismo tipo, con datos provenientes de la Encuest a


sobre Violencia de 1996, Vélez y otros (1999) señalan que quienes
enfrentan el mayor riesgo de ser víctimas de un delito contra la
propiedad en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla,
Bucaramanga y Pereira son hombres urbanos, de entre 15 y 24 años de
edad, que trabajan o buscan trabajo, que manejan un vehículo (de
cualquier tipo), que beben frecuentemente y que poseen un arma de
fuego. Este estudio también reporta que quienes enfrentan el mayor
riesgo de sufrir un delito contra las personas son hombres casados (o con
pareja), que no profesan ninguna religión, que trabajan o buscan
trabajo, que manejan motocicletas, que se embriagan al menos una
vez al mes y que poseen un arma de fuego.

Un análisis de los datos de la Internacional Crime Vict im Survey (ICVS)


de países en vías de desarrollo encontró que en Asia, África y América
Latina aproximadamente la mitad de los robos de vehículos, un tercio
de los robos y un cuarto de los robos de propiedad personal ocurrían
cerca del hogar de la víctima (Alvazzi 1998, p. 67). Este análisis también
reporta que América Latina es la región con el más alto riesgo de robo
(Alvazzi 1998, p.73), que la mayoría de los robos y asaltos en países
subdesarrollados eran cometidos por más de un delincuente, lo que
diverge del patrón observado en los países industrializados donde la
mitad de los asaltos son cometidos por un solo delincuente (Alvazzi 1998,

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 37


p. 71), y que América Latina es la región con la mayor incidencia de uso
de armas – de cualquier tipo – en la comisión de robos y asaltos (Alvazzi
1998, p. 73).

Por otro lado, el análisis de la victimización en Chile revela que los


delitos de mayor incidencia son – ordenados de mayor a menor
incidencia – el robo desde vehículo, robo con fuerza, hurto, robo por
sorpresa y robo con violencia. Agregados el robo por sorpresa y
violencia – el cogoteo – muestran que en Chile sería el delito con la
segunda más alta incidencia respecto de los demás países
incorporados en la ICVS. Asimismo, el robo con fuerza – donde el botín
tiende a ser más alto (Barros 2003) – muestra a Chile ubicado en el lugar
51 de 72 países. Así, en esta perspectiva comparada, los delitos que
presentan la mayor incidencia en Chile son delitos en que el valor de lo
robado en cada evento tiende, en general, a ser bajo, pero dado el
nivel de reiteración de estos delitos el costo final de ellos representa una
proporción significativa de las pérdidas totales que representa la
delincuencia en el país. Por ejemplo, el estudio sobre los costos
económicos del delit o en Chile (Olavarría, 2005) estimó en 316 millones
de dólares en valor de lo robado y hurtado en el año 2002, lo que
representa un tercio de los costos como consecuencia directa del delito
y un cuarto de los costos totales que generó la delincuencia en ese año.
Es necesario hacer notar, respecto de este punto, que el costo del delito
en Chile es bajo comparado con el que se produce en los países
desarrollados.

Conforme a la clasificación que ofrece la ICVS, tres de los delitos de


más alta incidencia comparada en Chile son considerados muy serios:
el robo con fuerza, el robo por sorpresa y el robo con violencia. El delito

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 38


de mayor incidencia en Chile – robo desde el vehículo – cae en la
categoría de delitos serios – al igual que el hurto.

Así, la impresión general de las características de la victimización en


Chile es que hay una alta incidencia comparada de delitos muy serios –
o muy graves – pero de bajo monto.

En un trabajo reciente, Olavarría (2006) analiza la situación de la


delincuencia en Chile. Dicho análisis de la victimización general revela
que, en Chile, ella se concentra en los sectores medios y medio – bajo.
Asimismo, el análisis muestra que son estos mismos segmentos los que
tienen una más alta probabilidad de sufrir algún tipo de robo – del
vehículo, desde el vehículo, con fuerza, por sorpresa o con violencia – y
hurto. Esto configura una situación que muestra que los delitos con
motivación económica – excluidos los delitos económicos – afectarían
principalmente a los sectores medios. Los más ricos presentarían una
menor probabilidad de ser victimizados por estos delitos simplemente
porque ellos tienen mayor capacidad de brindarse medidas de
protección, cuestión que actuaría como disuasivo de la acción criminal
hacia ellos.

Los delitos de contacto con motivación económica – robo con


violencia y robo por sorpresa – presentan una mayor probabilidad de
afectar a trabajadores de sectores populares y cometerse fuera del
barrio. Un panorama parecido muestra la caracterización de la
victimización múltiple. Quienes más probablemente la sufren son
trabajadores de sectores medios y populares. Asimismo, el delito de
lesiones – otro delito de contacto – más probablemente se concentra
en hombres jóvenes de sectores populares, lo que está muy asociado a
las conductas de mayor riesgo de este segmento.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 39


Las características contextuales asociadas a la victimización
completan el panorama. El análisis muestra que la falta de vigilancia
policial y otros problemas situacionales como la falta de espacios
recreativos y comunitarios, la presencia de droga, la carencia de
iluminación y la cercanía de barrios peligrosos está asociada a una más
probable victimización. Completa el panorama las características del
hogar más persistentemente correlacionadas con la victimización: vivir
solo o en hogares con menos de tres integrantes.

El panorama que describe el análisis de los delitos de contacto


señalados precedentemente es el de una victimización muy
determinada por la convergencia de hechos que crean la oportunidad
propicia para que el delito se cometa: trabajadores que van o vienen
de sus fuentes laborales y que, en el trayecto, sufren un robo; hombres
jóvenes que, dadas sus conductas de riesgo, sufren agresiones;
victimización múltiple muy influida por persistentes problemas
situacionales y vigilancia policial inadecuada en barrios; y hogares con
bajo número de integrantes, lo que los hace ser relativamente más
accesible para la delincuencia.

El análisis de la reacción a la delincuencia ilustra una situación en que


quienes han sido victimizados por delitos de motivación económica, los
sectores más acomodados y aquellos hogares con menos de tres
integrantes son quienes aparecen más inclinados a tomar medidas de
prevención o protección de la delincuencia. En este contexto, mientras
quienes tienen mayores posibilidades económicas presentan una mayor
propensión a acceder a mecanismos de protección como comprar
armas, seguros, rejas, alarmas y vigilancia, los segmentos medios y

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 40


populares se inclinan por cambiar hábitos para ev itar ser víctima de un
acto delictual.

d) Estadísticas e indicadores del delito en América Latina

A continuación se presenta una serie de cuadros estadísticos con


datos respecto de victimización general y homicidios en países
latinoamericanos.

Victimización General

Cuadro 2.1: Victimización y tasas de homicidios en América Latina en la década de


1990*

Victimización Tasas de homicidios


País (% de hogares)
(por 100,000 habitantes)
Argentina 38 4.8

Bolivia 34 Nd

Brasil 38 23.3
Chile 31 3.0

Colombia 37 89.5
Costa Rica 37 5.6

Ecuador 42 15.3

El Salvador 47 41.3

Guatemala 55 75.3
Honduras 37 45.0
México 43 17.8
Nicaragua 37 18.3

Panamá 28 10.9
Paraguay 33 4.0

Perú 38 11.5
Uruguay 25 4.4

Venezuela 45 16.0
* Las tasas de victimización son de Gaviria y Pagés. Las tasas de homicidios han sido tomadas
de las fuentes más recientes y confiables posibles, especialmente en el caso de los países de
Centroamérica.
Fuentes: Gaviria y Pagés (1999); Buvinic et al. (1999); De Mesquita Neto (2002); CIEN (2002);
PNUD (2001); Krug et al. (2002).

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 41


América Latina constituye actualmente una de las regiones más inseguras
del mundo, con los países centroamericanos encabezando la lista.
Guatemala, El Salvador y Honduras tienen niveles superiores al promedio
regional, mientras que Nicaragua se sitúa cerca de la media. Sólo Costa Rica
se mantiene como la excepción de la región.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 42


Cuadro 2.2: Tasas de víctimas de homicidio totales y por sexo en países de América
según la Organización Mundial de la Salud

País Año Total Hombres Mujeres


Canadá 1997 1,4 1,9 1
Chile 1994 3 5,4 0,8
Uruguay 1990 4,4 7,1 1,9
Argentina 1996 4,7 8,1 1,5
Costa Rica 1995 5,4 9,3 1,4

Cuba 1997 6,2 9,6 2,7


Estados Unidos 1998 6,9 10,7 3,1
Nicaragua 1996 8,4 15,1 2,2
Panamá 1997 10,9 19,8 2
Paraguay 1994 12,6 23,4 2,2

Ecuador 1996 15,3 28,2 2,5


México 1997 15,9 29,6 3,1
Venezuela 1994 16 29,7 2,3
Puerto Rico 1998 20,6 38,1 3,7
Brazil 1995 23 42,5 4,1
El Salvador 1993 55,6 108,4 8,4

Colombia 1995 61,6 116,8 9

Fuente: Elaborado a partir del World Report on Violence and Health, World Health
Organization, Ginebra 2002, Tabla A.8, página 308. Las estadísticas corresponden al
año más reciente en que está disponible la información entre 1990 y el 2000.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 43


Gráfico 2.1: Tasa de Víctimas de Homicidio

Tasas de víctimas de homicidio totales y por sexo en países de


las Américas según la OMS

140

120

100

80 Total
Hombres
60 Mujeres
40

20

0
Un a
Ur ile

Sa zil
Pa má
Ar ay

ert la
Ve xico

bia
Co ntina

ca
os Cub

Pa a

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do

ico

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Ch

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Ni os
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Pu zue
na

Ri

d
rag

lom
na

ua
ug

oR
é
id

rag

lva
Ca

M
ge

ne
sta

ca
tad
Es

Fuente: OMS

Los datos indican que los países con mayor tasa de homicidios son
El Salvador y Colombia en todo el continente americano. Dentro de
estos países, se nota una amplia diferencia entre la tasa de víctimas por
homicidios de hombres y mujeres. La tasa mayor en ambos países
podría estar explicada por la presencia de guerrillas, y la diferencia
entre hombres y mujeres porque los hombres presentan más conductas
de riesgo que las mujeres (Olavarría 2006).

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 44


e) Indicadores del Delito en Centroamérica

COSTA RICA

Cuadro 2.3: Víctimas de homicidio por sexo, y tasas por 100.000 habitantes.
Comparación por décadas, 1984-2003
Sexo Tasas por 100.000 habitantes

Década Víctimas Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres


1984–1993 1 301 1 053 248 4,4 7 1,7
1994–2003 2 333 2 017 316 6,2 10,5 1,7

Fuente: E. Carranza / E. Solana, Proyecto “Seguridad frente al delito”. ILANUD.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 45


Cuadro 2.4: Homicidios en Costa Rica, 1980 – 2004. Totales y causas sel eccionadas, por
número de casos y tasas por 100.000 habitantes.

Tasa de Tasa
Tasas Tasas Homicidios Homicidios
Año Cantidad Homicidios Homicidios en Riña Homicidios Violencia
de por Homicidios por Robo Homicidios por en Doméstica
Homicidio 100.000 por Robo o por 100.000 en 100.000 Violencia por 100.000
s habitantes Asalto habitantes Riña Habitantes Doméstica Habitantes
1980 101 4,39 15 0,65 14 0,61 17 0,74
1981 103 4,34 25 1,05 28 1,18 13 0,55
1982 84 3,44 24 0,98 15 0,61 10 0,41
1983 95 3,78 19 0,76 29 1,15 15 0,60
1984 98 3,79 19 0,73 17 0,66 18 0,70
1985 109 4,09 22 0,83 22 0,83 20 0,75
1986 103 3,75 12 0,44 26 0,95 16 0,58
1987 114 4,04 22 0,78 35 1,24 14 0,50
1988 117 4,03 27 0,93 24 0,83 13 0,45
1989 116 3,90 12 0,40 27 0,91 19 0,64
1990 139 4,56 22 0,72 23 0,75 16 0,52
1991 132 4,23 24 0,77 25 0,80 23 0,74
1992 160 5,01 26 0,81 35 1,10 24 0,75
1993 160 4,89 28 0,85 29 0,89 16 0,49
1994 182 5,40 23 0,68 32 0,95 20 0,59
1995 184 5,30 30 0,86 17 0,49 11 0,32
1996 189 5,30 28 0,79 11 0,31 14 0,39
1997 210 5,74 42 1,15 15 0,41 16 0,44
1998 224 5,98 42 1,12 22 0,59 24 0,64
1999 245 6,38 51 1,33 38 0,99 27 0,70
2000 240 6,11 59 1,50 48 1,22 41 1,04
2001 251 6,26 64 1,60 31 0,77 27 0,67
2002 251 6,14 60 1,47 36 0,88 29 0,71
2003 292 7,00 78 1,87 40 0,96 26 0,62
2004 265 6,24 65 1,53 57 1,34 29 0,68

Fuente: Cálculos del autor a partir de datos del Centro Centroamericano de Población
de la Universidad de Costa Rica y del Poder Judicial de Costa Rica.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 46


Gráfico 2.2: Tasas de homicidas por cohorte, Costa Rica 1994 – 2003.

Homicidas. Tasas x 100 000 habitantes por grupo etario


según quinquenio. Costa Rica, 1994-2003
16

14

12

10

8 1994-1998
1999-2003
6

0
12 a 14 15-17 18-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65 y
más

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 47


GUATEMALA

Cuadro 2.5: Tipos de delito cometidos por año 2003 – 2004, Cantidad y tasas por
100.000 habitantes

Año 2003 Año 2004


Delitos Tasa por 100.000 Tasa por 100.000
Cantidad Cantidad
Hab. Hab.
Homicidio 3.875 31,99 4.202 33,82

Lesiones 12,23
1.482 1.259 10,13
graves

Lesiones leves 7.530 62,16 6.983 56,20

Violación 2.634 21,74 2.770 22,29

Secuestro 466 3,85 440 3,54

Hurto 10.791 89,07 9.887 79,57

Robo 20.276 167,37 19.291 155,24

Estafa 3.747 30,93 3.349 26,95

Total 50.801 419,34 48.181 387,73 Fuente:


Policía Nacional Civil de Guatemala.
Nota: Las tasas de delitos por 100.000 habitantes han sido estimadas con datos de
población guatemalteca tomados del Centro Centroamericano de Población de la
Universidad de Costa Rica.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 48


Gráfico 2.3: Tipos de Delitos más recurrentes 2003 – 2004.

Tipo de delitos más recurrente año 2003-2004

60.000

50.000

40.000

Año 2003
30.000
Año 2004

20.000

10.000

bo
rto

fa

tal
o

tro
di

ta

Ro

To
s

Hu
es
ve

es

Es
ici

ac
ev
ra
m

cu
ol
sl
sg
Ho

Vi

Se
ne
ne

sio
sio

Le
Le

Fuente: Policía Nacional Civil Guatemala

Este número de delitos – 48.181 –, equivale a una tasa de 412


delitos de alta connotación social cada 100.000 habitantes. En el caso
de homicidio las cifras entregan una tasa de 36 casos cada 100.000
personas. Finalmente, en relación a los robos – el delito de mayor
ocurrencia –, se cometieron 165 cada 100.000 habitantes.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 49


NICARAGUA

Cuadro 2.6: Tasa de delitos por año 2003 – 2004

Año 2003 Año 2004


Delito Tasa por 100.000 Tasa por 100.000 % Evolución
Cantidad Cantidad
Hab. Hab.
Delitos contra
33.961 43.841 29
las personas 643,25 813,11
Delitos contra
21.553 21.332 -1
la propiedad 408,23 395,64
Delitos contra
la libertad 8.737 165,49 9.865 182,96 13

individual
Contra la salud
1.640 1.243 -24
pública 31,06 23,05
Total 97.500 1.846,73 108.930 2.020,30 12

Fuente: Página oficial de la Policía de Nicaragua. www.policia.gob.ni


Nota: Las tasas de delitos por 100.000 habitantes han sido estimadas con datos de
población nicaragüense tomados del Centro Centroamericano de Población de la
Universidad de Costa Rica.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 50


Gráfico 2.4: Evolución tasa de delitos, Nicaragua 2003 -2004.

Evolución Tasa de delitos Años 2003-2004

120.000

100.000

80.000

Año 2003
60.000
Año 2004

40.000

20.000

0
Delitos Delitos Delitos Contra la Total
contra las contra la contra la salud pública
personas propiedad libertad
individual

Fuente: Página oficial de la Policía de Nicaragua. www.policia.gob.ni

EL SALVADOR

Hacia 1994-95, en El Salvador las tasas de homicidios intencionales


alcanzaron valores de entre 150 y 160 asesinatos por cada 100 mil
habitantes, las cuales lo colocaban claramente como el país más
violento en América Latina en términos de homicidios. Hacia 1999-2000,
de acuerdo con los registros del Instituto de Medicina Legal (IML) y la
Policía Nacional Civil (PNC), la tasa de homicidios por arma de fuego
alcanzaba valores en torno a 31 por 100 mil habitantes.

Durante el quinquenio 1999-2003, las tasas de homicidios han tendido


a disminuir en el país, aun cuando se ha registrado un repunte de las
mismas en el año 2003 independientemente de la fuente utilizada
(Gráfica 2). Según información provista por el IML, de los 10,895
reconocimientos efectuados por esta entidad en 2003, 2,388 casos
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 51
(21.9% del total de reconocimientos) correspondieron a homicidios por
violencia común. Tales cifras equivalen a una tasa de 36 homicidios por
cada 100 mil habitantes.

Cuadro 2.7: Evolución de delitos por tipo, El Salvador 2003 – 2004.

Año 2003 Año 2004


Evolución
Tipo de Delito Tasa por 100.000 Tasa por 100.000
Cantidad Cantidad %
Hab. Hab.
Homicidios 5.695 85,74 6.291 92,94 10

Hurtos y Robos 26.698 26.048 -2


401,94 384,81

Lesiones y sus
20.548 20.124 -2
formas 309,35 297,29

Violación y sus
2.545 2.241 -12
formas 38,32 33,11

Fuente: Unidad de Estadística de la Fiscalía General de la República de El Salvador.


Reporte Preliminar del Crimen Enero-15 Noviembre 2004. Disponible en la página
oficial: www.fgr.gob.sv
Nota: Las tasas de delitos por 100.000 habitantes han sido estimadas con datos de
población salvadoreña tomados del Centro Centroamericano de Población de la
Universidad de Costa Rica.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 52


Gráfico 2.5: Delitos seleccionados, El Salvador 2004.

Delitos principales año 2004 El Salvador

60.000
54.704

50.000

40.000

30.000 26.048
20.124
20.000

10.000 6.291
2.241

0
Homicidios Hurtos y Robos Lesiones y sus Violación y sus Total
formas formas

En términos generales se aprecia que el tipo de delito mayormente


cometido durante 2004 en El Salvador fue contra el patrimonio; sin
embargo, en las figuras de hurtos y robos se presenta una disminución
respecto al 2003 de 2%, mientras que la tasa de homicidios aumentó
10% en el 2004 respecto al año anterior, presentándose una tasa de 96,3
homicidios por cada 100.000 habitantes. Por otra parte, ocurrieron 399
hurtos y robos por cada 100.000 habitantes. Es importante destacar que
entre los delitos al patrimonio, a la integridad personal, los relativos a la
libertad y los relativos a la vida, son las delitos más recurrentes en El
Salvador con un 72% del total de delitos, es decir 84.474 delitos.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 53


Cuadro 2.8: Distribución de homicidios por edad y sexo, El Salvador 2003.

Tasas por 100.000 Hab.


Edad Mujeres Hombres Total (sobre Total de la cohorte)
Menos de 1 año 11 59 70 8,30
1a4 2 5 7 0,88
5a9 3 2 5 0,69
10 a 14 6 23 29 4,17
15 a 19 43 295 338 47,26

20 a 24 40 494 534 88,72


25 a 29 36 423 459 98,67
30 a 34 17 249 266 74,81
35 a 39 15 182 197 63,64
40 a 44 14 107 121 46,75

45 a 49 13 70 83 37,30
50 a 54 7 71 78 44,64
55 a 59 6 46 52 35,28
60 a 64 7 49 56 45,06
65 y más 12 81 93 28,12

Total 232 2,156 2,388 35,95


Fuente: Instituto de Medicina Legal de El Salvador.
Nota: Las tasas de delitos por 100.000 habitantes han sido estimadas con datos de
población salvadoreña tomados del Centro Centroamericano de Población de la
Universidad de Costa Rica.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 54


Gráfico 2.6: Homicidios por armas de fuego, El Salvador

HOMICIDIOS POR ARMA DE FUEGO

450
400
350
300
250
200
150
100
50
0
4

L
-24

-44
-34

-54
09

14
0-

-1

-2

-3

-4

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15

25

35

45
20

40
30

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55

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Ed
Fuente: Instituto de Medicina Legal de El Salvador.

HONDURAS

Cuadro 2.9: Tasa de delitos, Honduras 1998

Tasa de delitos por cada 100.000 habitantes.


Año 1998
Tasa por cada
Tipo de delitos
100.000 habitantes
Homicidios Voluntarios 154,2
Violaciones 1,17
Lesiones Graves 44,40
Atracos o robos con
5,12
violencia
Robos con fuerza en las
4,28
cosas
Estafas 2,17
Infracciones relativas a
4,22
drogas
Fuente: Internacional Crime Statistics, INTERPOL

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 55


Gráfico 2.7: Tasa de Homicidios, Honduras

Tasa de Homicidios por cada 100.000 habitantes

180

160

140

120

100

80

60

40

20

0
Homicidios Violaciones Lesiones Atracos o Robos con Estafas Infracciones
Voluntarios Graves robos con fuerza en las relativas a
violencia cosas drogas

Fuente: Internacional Crime Statistics, INTERPOL

En cuanto a la realización de delitos y quienes los sufren se


presenta a continuación una tabla que permite determinar el
componente etáreo para estos dos segmentos.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 56


Cuadro 2.10: Rangos etéreos Agresor/víctima

Edad de los Agresores Porcentaje Edad de las Víctimas Porcentaje

Menores de 18 años 9,4% Menores de 15 años 4,3%

19 – 30 años 55% 16 – 30 años 61,5%

31 – 40 años 21,2% 31 – 45 años 24,8

41 – 50 años 9,7% 46 – 50 años 9,4

Mayores de 50 4,7% Más de 50 años 0

TOTAL 100% 100.0%

Fuente: Dirección General de Investigación Criminal

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 57


3. CONCEPTO Y ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN

El efecto final que busca una estrategia de prevención del crimen


es evitar que ocurran delitos que potencialmente podrían cometerse,
de no haber intervenciones preventivas. Indudablemente que a este
efecto final esperado concurren las así llamadas estrategias de
prevención social y situacional, que se abordan en esta sección. Pero
no son las únicas intervenciones que van en esa dirección. También las
estrategias de control del crimen contribuyen a la finalidad enunciada,
toda vez que ellas provocan dos efectos que permiten evitar la
ocurrencia de delitos: el efecto incapacitación y el efecto disuasión. El
primero hace referencia al hecho que el delincuente está incapacitado
de cometer un delito – personalmente – mientras esté en la cárcel. El
segundo concepto sugiere que ante la existencia de una alta
probabilidad de ser aprehendido, de recibir castigo – cuestiones
relacionadas con la efectividad del sistema policial y de justicia criminal
– y que las penas aplicadas sean severas, un cierto grupo de
potenciales delincuentes (los adversos o, incluso, neutrales al riesgo) se
abst endrán de involucrarse en actividades criminales.

Es necesario, entonces, tener presente que en la realidad de los


hechos se produce una convergencia de esfuerzos de ambas fuentes –
las estrategias de control y las de prevención – para lograr reducir o
impedir incrementos en los niveles de criminalidad de una determinada
comunidad. Dada la naturaleza y finalidad de estas notas, en lo que
sigue ellas se concentrarán en el tratamiento del concepto y estrategias
de prevención del crimen.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 58


a) El concepto de prevención

La prevención es un concepto complejo, cuyo fundamento central


consiste en evitar la ejecución de delitos y actos violentos. Su impacto
apunta desde disminuir la tasa de delitos hasta disminuir la sensación de
inseguridad en la población, siendo niveles de impacto que no
necesariamente se dan de una misma forma o que estén relacionados.

El concepto de prevención es proactivo, dado que busca


anticiparse a los hechos. Se trata de evitar mediante intervenciones
anticipatorias de política pública que los niveles de criminalidad en una
determinada sociedad lleguen a niveles intolerables.

Las políticas preventivas por lo general, tienen una focalización


espacial, poblacional y temática para lograr impactos efectivos, ya que
las causas y problemát icas son específicas a una determinada
población (Vanderschueren, 2006).

Uno de las características centrales de las estrategias preventivas


consiste en que no sólo generan consecuencias sobe la violencia y el
delito, sino que adicionalmente pueden fortalecer la democracia, la
solidaridad y las redes sociales. Estrategias de seguridad ciudadana
centradas en la prevención ponen de manifiesto variados problemas
sociales, que inciden en la delincuencia y que la estrategia preventiva
no puede hacerse cargo directamente, pero que pueden ser recogidos
por otras intervenciones del Estado y asumidos por la opinión pública.
(Dammert, 2004)

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 59


En sí, la lógica de la prevención instala:

• Un consenso creciente sobre la necesidad de enfrentar las


condiciones sociales y económicas que fomentan la delincuencia y la
victimización.

• Cambios, en cuanto a que la responsabilidad básica ya no sólo


le corresponde a la policía, sino también a los gobiernos, comunidades
y asociaciones en todos los niveles.

• El reconocimiento del papel fundamental que desempeñan los


líderes municipales y/o locales a través de la organización y movilización
de coaliciones locales.

• El consenso en cuanto a que intervenciones focalizadas por


factores de riesgo, reducen la delincuencia, la violencia y otros
problemas sociales.

b) ¿Qué debe entenderse por prevención del delito y la violencia?

El Centro Internacional para la Prevención del Delito define que “la


prevención del delito es toda acción que reduce la delincuencia, la
violencia o la inseguridad, al atacar con éxito los factores causales que
le dan origen y que han sido identificados científicamente” (citado en
Dirección Nacional de Política Criminal, República Argentina 1999). A su
vez para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la prevención
consiste en “toda acción orientada a evitar que el delito ocurra,
promoviendo y fortaleciendo la seguridad no sólo a través del sistema
formal de justicia criminal, sino, que también a través de la promoción e
implementación de estrategias que involucran a los diferentes sistemas

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 60


informales de prevención, como los colegios, instituciones religiosas y la
ciudadanía en general” (ONU 2000 citado por Dammert 2005a).

Ambas definiciones muestran una concepción amplia de la


prevención del delito y la violencia que combinan tanto acciones de
promoción social – valórica y cívica – sobre personas que presentan un
riesgo relativo mayor de desarrollar actividades delictuales, como las
acciones de control desarrolladas a través del sistema de justicia
criminal. Así mientras los sistemas informales de prevención buscan evitar
el involucramiento criminal de personas en riesgo social, los sistemas de
control generarían un efecto disuasivo sobre personas que
potencialmente delinquirían – de no existir estos mecanismos de control
o si ellos fueran muy débiles – a abstenerse de cometer actos
delictuales.

Por otro lado, es necesario anotar que las estrategias y programas


de prevención se han centrado, más bien, en las formas tradicionales
del delito, como los delit os contra la propiedad – robos, hurtos – y contra
las personas – agresiones, violaciones y vandalismo. Otros delitos
surgidos en los últimos años, por el avance de la tecnología o por el
devenir social – como, por ejemplo, los referidos al cyber crimen, a los
llamados delitos de odio, a la violencia xenofóbica y la corrupción –
desafían la conceptualización, estrategias y enfoques de prevención
que se implementan actualmente.

La clasificación que se presenta en el Cuadro 3.1. se basa en la


documentación aportada al X Congreso de la Naciones Unidas sobre
Prevención del Delito y Tratamiento al Delincuente (ONU, 2000).

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 61


Cuadro N° 3.1: Clasificación de los enfoques de prevención del delito

Desarrollo de la I nfancia
Prevención Social Desarrollo de la
Prevención del Comunidad
Delito Desarrollo Social

Prevención
Situacional

Fuente: Elaboración del autor a partir de ONU 2000.

La noción de prevención social del delito apunta a un conjunto


de intervenciones (de política pública) y activ idades que tienen por
finalidad reducir la motivación o predisposición de una persona a
cometer o involucrarse en la comisión de un delito. Este tipo de
intervenciones y actividades apuntan a crear, expandir y potenciar
capacidades, a reforzar marcos valóricos, cívicos y de convivencia que
refuercen el respeto a la ley y los derechos de los ciudadanos, a
desarrollar capital social positivo (que promueva los marcos valóricos y
cívicos señalados), a mejorar la infraestructura social, acceso a servicios
públicos y a las oportunidades de acceso a fuentes de bienestar que
están a disposición de las comunidades. El sujeto de intervención de
estas estrategias de prevención del delito son normalmente las
comunidades en riesgo social, es decir aquellas comunidades con altas
carencias, escasas oportunidades y que, por estas mismas
circunstancias, pueden desarrollar una propensión a delinquir.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 62


El tipo de programas que se implementan bajo el concepto de
prevensión social de delito apuntan al desarrollo de la infancia,
desarrollo de la comunidad y desarrollo social (ONU 2000). Las
intervenciones orientadas al desarrollo de la infancia se orientan a
reforzar la estabilidad del hogar, la relación con los padres y la
preocupación y cuidados que éstos deben prodigar al niño, al
desarrollo valórico, afectivo e intelectual, a mejorar los cuidados de la
salud física y mental, a mejorar el acceso a la educación escolar y pre –
escolar de calidad y, en general, a implementar actividades que
favorezcan que los actuales niños no se transformen en delincuentes en
el futuro. Los esfuerzos de desarrollo de la comunidad se orientan “a
reforzar la viabilidad económica de las comunidades locales, a ofrecer
más servicios y facilidades (infraestructura) locales para el fomento de la
comunidad, a fortalecer los vínculos de los residentes con sus
comunidades locales, a enseñar a los jóvenes la importancia del imperio
de la ley, y a desarrollar las relaciones entre la comunidad y la policía”
(ONU 2000: 2). Las intervenciones de desarrollo social buscan abordar las
carencias materiales de las comunidades a través de programas y
proyectos de superación de la pobreza.

Una crítica que ha surgido al enfoque de la prevención social es


que ésta asumiría una asociación entre pobreza – o carencias – y
delincuencia. Aunque esta relación es comúnmente mencionada para
el caso de los países subdesarrollados, evidencia reciente de los países
desarrollados muestra que incrementos en los niveles de delincuencia
han ocurrido en épocas de afluencia económica. Ello insinuaría que
podrían haber diferencias entre los países desarrollados y los
subdesarrollados en las razones que explicarían la evolución del
fenómeno de la delincuencia.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 63


La estrategia de la prevención situacional se orienta a generar
intervenciones que reduzcan las oportunidades para que se cometa un
delito. Esta estrategia surge como una implicancia práctica de la teoría
de las actividades rutinarias. Según esta teoría, habrían tres elementos
centrales cuya convergencia explicaría la ocurrencia de un delito: la
presencia de alguien motivado para cometer un delito, la existencia de
alguien o algo – persona o propiedad – que es percibido como un
blanco adecuado para la victimización criminal y la ausencia de
vigilancia o guardias capaces que puedan prevenir el delito (Cohen y
Felson 1979, citado por Akers 1997, p. 27). Las acciones derivadas de la
estrategia de prevención situacional apuntan a que estos tres
elementos centrales no converjan. Campañas de prevención
impulsadas por el gobierno, rondas preventivas de la policía, sistemas de
alarmas, guardias, protecciones y rejas en puertas y ventanas, diseños
urbanísticos, ocupación de los espacios públicos por parte de la
comunidad, expansión del alumbrado público, evitación de conductas
que pongan a una persona en situación de ser victimizada, así como
abstenerse de transitar por calles y lugares con riesgo de victimización
son acciones propias de una estrategia de prevención situacional del
delito.

Por ejemplo, el Plan de Prevención del Delito en Antigua


Guatemala consideró las siguientes medidas de prevensión situacional:
“la gestión para mejorar la iluminación de los sectores identificados
como ‘inseguros’ y ‘estratégicos’ por las personas del vecindario, la
promoción de iniciativas de coordinación entre la Policía Nacional Civil
y la Policía Municipal del Tránsito, para mejorar la presencia policial y el
control del tránsito, la iluminación y el cierre de lugares abandonados,
operativos preventivos de control del consumo de bebidas alcohólicas
en la vía pública, estrategias de comunicación orientadas a promover

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 64


las medidas (del plan de prevensión del delito) y la concienciación de
la sociedad para su involucramiento” (USAID Guatemala 2007).

c) ¿Qué es una estrategia de prevención del delito y la violencia?

La idea de una estrategia de prevención del delito y la violencia


apunta a intervenciones de política pública interrelacionadas,
articuladas y promovidas por el Estado, y que tienen por finalidad evitar
la ocurrencia de actos delictuales y/o violentos, reducir la incidencia de
la violencia y criminalidad o evitar que estas escalen a niveles
socialmente disruptivos. Así, por ejemplo, las estrategias de prevención
del delito y la violencia necesitan, por un lado, identificar y reconocer
los factores específicos que en cada sociedad son los que generan la
violencia y la criminalidad observadas y, por otro lado, que los esfuerzos
que se desarrollan en este ámbito sean articulados y coordinados. Ello
requiere que los diversos programas e intervenciones se integren en una
estrategia que los coordine y articule.

Por ejemplo, la estrategia de prevención del delito y la violencia


desarrollada en Guatemala consideró el diseño e implementación de

planes de prevención en 15 Departamentos y Municipios 1. Los planes se


desarrollaron en cinco fases. En la primera se crearon alianzas entre la
policía, los ciudadanos, las autoridades y medios de comunicación, con
la finalidad de establecer las plataformas que le dieran soporte social a
los planes. En la segunda fase se desarrolló el diagnóstico, que
consideró la identificación de los delitos y las zonas donde ocurría, el

1 Los 15 Departamentos y Municipios en los que se implementó la estrategia son: Antigua,


Cobán, Chimaltenango, Esquipulas, Huehuetenango, Jutiapa, Malacatán, Rabinal, San Benito,
Santa Cruz del Quiché, Santa Lucía Cotzumalguapa, Sololá, Villa Nueva, Xela y Zacapa.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 65


análisis del problema criminal, sus causas y posibles respuestas. En la
tercera fase, las Comisiones a cargo de los planes analizaron el
diagnóstico, identificaron, discutieron y decidieron las medidas a
implementar y establecieron los compromisos con los responsables de
ejecutar las medidas. En la cuarta fase se implementaron los planes y se
desarrolló el monitoreo y seguimiento del funcionamiento de las
medidas en la práctica. La quinta fase se desarrolló una evaluación
integral de los resultados e impactos de los planes, lo que servirá de
retroalimentación a la Comisión, autoridades, policías y comunidad lo
que permitirá reorientar o reforzar los planes.

Otra forma posible de estrategia de prevención del delito y la


violencia es la que muestra el Cuadro 3.2, a continuación, en el que se
presentan variadas intervenciones articuladas y coordinadas, que se
pueden implementar desde el gobierno local con la finalidad de reducir
o contener la incidencia de la violencia y la criminalidad.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 66


Cuadro 3.2: Ejemplos de posibles intervenciones desde el gobierno local
Transferencia de capacitación y destrezas para aumentar la
Recursos Humanos
capacidad de reducción de la violencia y la delincuencia
Comercializar la vida nocturna en las
Comercialización áreas donde se pueda ejercer un adecuado control de sus efectos
no deseados
Entregar orientación de emergencia a víctimas
Servicios de emergencia
Efectuar remisiones o difundir información a las víctimas
Incentivos para programas de creación de empleo para grupos en
riesgo
Desarrollo económico local
Apoyo para programas de inicio de
negocios para grupos en riesgo
Realizar auditorías para detectar la corrupción
Adquisición y finanzas Supervisar la idoneidad de los procesos de licitación y la
adjudicación de contratos
Mejorar la ubicación de refugios de las paradas de autobuses y la
seguridad de las personas que viajan a horas avanzadas de la
noche
Reconocer los problemas relacionados con rutas de transporte
Transporte, caminos. rápido
Diseñar intercambios modales con principios de prevención del
crimen (CPTED * ) e Intervenciones para reducir los secuestros en
vehículos de ciertas ubicaciones
Parques y espacios públicos Asegurar la visibilidad en las áreas utilizadas por los peatones

Crear regulaciones compatibles con los principios CPTED *


Reducir las áreas de terreno desocupados/subutilizados
Planificación urbana Contribuir a la planificación, aplicación y administración de
estrategias locales de CPTED *
Mejorar la iluminación donde los niveles de delitos sean altos

Vivienda Requisitos de seguridad mínimos para urbanizaciones nuevas

Instalación de programas dirigidos a jóvenes y niños


Deportes, cultura y
recreación Proyectos de teatro comunitario que aborden la violencia

Instalaciones deportivas/recreativas adecuadas


Programas de educación para padres
Programas de capacitación en destrezas vitales para adolescentes
Bienestar social
Programas de apoyo para niños con necesidades especiales

Fuente: Dammert 2005a

*Nota: CTPE es la sigla en inglés de “Crime Prevention through Environmental Design”,


que en castellano significa “Prevención del Delito a través del Diseño de Espacios
Públicos”.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 67


d) Contenidos de una estrategia según tipos de prevención del delito y
la violencia

Buvinic y Morrison (1999) señalan que las acciones preventivas


pueden ser analizadas en torno a las siguientes cuatro polaridades:

- Modificar los factores estructurales o los factores detonantes


de la violencia y la delincuencia

- Modificar los factores sociales y situacionales

- Modificar los factores de riesgo (programas focalizados) o


desarrollo de intervenciones integrales (programas
comprensivos)

- Apuntar a toda la población (prevención primaria), grupos


de alto riesgo (prevención secundaria), o a los victimarios o a
sus víctimas (prevención terciaria)

Estas polaridades no deben ser vistas como intervenciones


excluyentes entre sí, sino como ámbitos de acción complementarios en
los que la implementación – sostenida en el tiempo – de políticas y
programas contribuirá a la reducción de los niveles de delito y violencia.

Factores estructurales o factores detonantes. Una amplia literatura


coincide que reducir la pobreza y la desigualdad son dos medidas que
reducirán la violencia y delincuencia en el largo plazo. Esto puede ser
logrado modificando los incentivos en el mercado laboral, aumentando
el acceso al empleo, y reduciendo la percepción relativa de carencias.
Es especialmente importante incrementar las oportunidades
económicas para la juventud más pobre, porque es este sector de la

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 68


población el que representa la mayoría de las víctimas y victimarios de
la violencia social. Aumentar la productividad de las mujeres y sus
ingresos es potencialmente una herramienta poderosa para reducir la
violencia doméstica contra las mujeres, ya que esto puede modificar la
desigualdad en las relaciones de poder al interior del hogar, cuestión
que muchas veces genera la violencia doméstica. Las medidas
preventivas sobre factores detonantes se guían hacia alterar los eventos
que pueden inmediatamente detonar o instigar la violencia. Ejemplos
de ello son la prevención al acceso a las armas de fuego, alcohol y
drogas. La prevención enfocada hacia estos factores detonantes
pueden tener un gran impacto en el corto plazo, más que las medidas
hacia la prevención estructural.

Factores sociales y situacional. El reconocimiento que hay factores


sociales asociados a la violencia y delincuencia apunta a desarrollar
acciones destinadas a reducir la probabilidad que los individuos a los
grupos de alto riesgo se conviertan en víctimas o victimarios. Tales
acciones involucran programas de desarrollo social, como los cuidados
pre y post natales de madres en situación de riesgo social o de bajos
ingresos; los programas con niños de edad temprana; la creación de
incentivos para que la juventud de escasos recursos termine su
educación; y cursos de mediación de conflictos para grupos de alto
riesgo social.

Asimismo, dado que los hechos delictivos y violentos se producen,


con frecuencia, porque se ha producido una situación favorable es
necesario desarrollar acciones orientadas a prevenir las potenciales
víctimas de ser victimizadas, intentando eliminar la oportunidad del
delito, haciendo más difícil y riesgoso, y menos lucrativo para el ofensor
cometer un delito o un acto violento. Estas acciones incluyen la

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 69


creación de obstáculos físicos, controlar el acceso a través de sistemas
de vigilancia, a fin de inhibir la comisión de actos criminales en lugares
específicos (residencias, negocios, espacios públicos, etc.) También
involucra acciones diseñadas para hacer menos rentable el crimen.

Prevención focalizada y comprehensiva. Es necesario que las


acciones de prevención, por un lado, prioricen factores que en un
momento pueden aparecer como los más preocupantes, tales como
control de armas de fuego o implementación de programas de
desarrollo de capacidades para niños en situación de alto riesgo social
y, por otro lado, esfuerzos de prevención comprehensivos que abordan
un amplio rango de factores que están incidiendo en la comisión de
actos delictuales y/o violentos. Así, la experiencia internacional
acumulada muestra que, dada la multicausalidad de la violencia y la
delincuencia, es necesario que los programas que buscan reducir los
niveles de delincuencia y violencia combinen medidas orientadas a la
prevención estricta como también al control de estos males sociales.
Desde el punto de vista operacional, sin embargo, es necesario
reconocer que programas complejos que incorporan una variedad de
medidas y que requieren coordinación interinstitucional son difíciles y
costosos de implementar.

Prevención primaria, secundaria y terciaria. La prevención primaria


significa apunt ar a disminuir los factores de riesgo y aumentar los
factores protectores asociados a una amplia población (por ejemplo,
mujeres adultas, estudiantes secundarios, etc.). La prevención
secundaria se enfoca en grupos que poseen un alto riesgo de exhibir o
desarrollar conductas violentas o actos delictivos (tales como los
jóvenes con precariedad económica y social). La prevención terciaria
está asociada a individuos que han sido víctimas o victimarios de la

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 70


violencia y la delincuencia, para evitar su victimización o su
reincidencia.

e) Niveles de intervención de las estrategias de prevención del delito y


la violencia

La literatura sobre políticas públicas de prevención delictual


identifica los siguientes niveles de intervención:

En la tipología clásica más general, la prevención primaria es la


prevención social por excelencia. Es una estrategia de apoyo a
segmentos relativamente amplios de la población, y, comúnmente,
responde a necesidades inespecíficas, actuando sobre los contextos
sociales y situacionales que favorecen la violencia y el delito.

Los programas de prevención secundaria están dirigidos a


individuos o grupos sociales específicos, claramente identificados como
proclives a incurrir en conductas habituales de violencia y delincuencia.
La prevención de carácter secundario con frecuencia se orienta a
neutralizar las condiciones para que aparezca el delito.

La prevención terciaria es, propiamente rehabilitación, va dirigida


a grupos específicos de personas que han cometido infracciones a la
ley, que han ingresado al sistema penal, buscando promover
tratamientos que eviten su reincidencia (Tocornal, 2004; World Bank,
2003).

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 71


Para ejemplificar, se expone a continuación una estrategia de
prevención que contiene estos tres niveles, que toman la forma de
medidas destinadas a prevenir la violencia y delincuencia juvenil
(Sapoznikov, 2002).

Prevención primaria para prevenir la violencia de grupos


vulnerables actuando sobre los factores de riesgo: prevención
para combatir la violencia intrafamiliar; programas de prevención
de la violencia y delincuencia en instalaciones escolares;
programas de infraestructura recreativa y comunitaria en zonas
donde viven niños y jóvenes vulnerables, para establecer sitios de
integración y hacer uso adecuado del tiempo libre; programas
que promueven la retención escolar; programas para educar a
padres y madres en manejo de la juventud; capacitación para
empleo; programas de actividades culturales y artísticas; entre
otros.

Prevención secundaria dirigida a grupos en riesgo: como


pandilleros y prostitutas; programas para rehabilitar a jóvenes
adictos al alcohol o drogas; y programas de resolución pacífica
de conflictos, entre otros.

Prevención terciaria dirigida a menores y jóvenes que han


delinquido y requieren rehabilitación y readaptación social. Se
apoyan actividades para el mejoramiento de sistemas de
rehabilitación de menores y jóvenes reclusos para cerrar el círculo
de la violencia y evitar la reincidencia delictual. Para ello se
apoyan actividades de educación y capacitación en temas
como la resolución pacífica de conflictos; programas de
educación básica; capacitación técnica, remoción de
estigmatizaciones como tatuajes, actividades de apoyo
sicológico y salud mental para adaptación social.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 72


Esquemáticamente, lo graficaremos en el siguiente cuadro:

Cuadro Nº 3.3: Esquema de una estrategia de prevención en los 3 niveles


RIESGO INSTITUCIONALIZADOS
VULNERABILIDAD
SOCIAL
Antes de que la
delincuencia surja. Aprehensión/
Encarcelamiento

Interacción de Factores:
• Económicos
• Sociales Crimen organizado y
• Culturales narcotráfico

• Familiares
• Laborales
• Vecinales
• Recreativos Iniciados
en el delito
• Educativos
• Político/Jurídicos

Políticas Detección Despliegue Limitación


Participación
que eviten temprana policial de los
en la
la y preventivo daños y
promoción Readaptación
interacción medidas resarcimiento
de seguridad social
de los sociales y Prevención a la
pública
factores de policíacas social del víctima
riesgo delito

PREVENCIÓN PREVENCIÓN
PREVENCIÓN PRIMARIA
SECUNDARIA TERCIARIA
NIVELES DE INTERVENCIÓN EN LA PREVENCIÓN DEL DELITO

Fuente: APREDE, CAII-USAID “Asociación para la prevención del delito programa


alianza joven (PAJ)”, ppt, disponible en sitio web (visitado en Julio 2006)
http://www.wola.org/gangs/conference_goubaud_presentation.pdf#search=%22APRE
DE%22.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 73


f) Tipos de prevención del delito y la violencia

La forma más simplificada para comprender las distintas variantes


de una estrategia preventiva, es clasificarlas de acuerdo a su objet o y a
su público objetivo.

1.- Prevención según su objeto:

A continuación se presenta la clasificación esquemática de la


prevención según el objeto que se dirige, es decir, si ésta es prevención
social, situacional o comunitaria. También se presentan casos de cada
uno de estos tipos de prevención.

Prevención Social:

o Descripción de la Prevención Social

La prevención social tiene por objetivo evitar la realización del


delito a través de la reducción de los factores de riesgo social que
llevan a un individuo a delinquir. Los objetivos de este tipo de estrategias
se localizan sobre las causas o predisposiciones sociales y psicológicas
que hacen que los individuos o grupos sociales ejecuten delitos (Barkan,
1997; Dammert, 2004).

Esta táctica de prevención del delito, según Sozzo (2000) tiene


residuos positivistas, ya que señala a la “reforma social” como un
instrumento de la prevención ante-delictum, ya que la criminalidad se

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 74


entiende como efecto de las desigualdades sociales, por lo que reducir
o eliminar las desigualdades sociales implicaba reducir o eliminar la
criminalidad (salarios más altos, menos desocupación, más
educación...igual: menos criminalidad y más seguridad). Este sería el
campo de acción de las políticas económicas y sociales orientadas a
generar oportunidades y expandir las capacidades de la población
para un acceso más equitativo a las oportunidades.

o Caso de prevención Social

Un ejemplo de este tipo de prevención lo encontramos en la


experiencia de San Bernardo en Chile, lo describiremos este caso, tal
como lo hace Dammert (2004).

Nombre: Centro cultural ambulante

Institución: Comité de desarrollo local zona nortoriente

Representante: María E. Ramírez

Comuna: San Bernardo

Población Beneficiaria: Vecinos del sector nororiente

Desde hace dos años varias organizaciones del sector se han


juntado para enfrentar problemas sociales, trabajando en cinco áreas:
mujeres, seguridad ciudadana, deportes y cultura, folklore y medio
ambiente, con el objetivo de elevar la calidad de vida y prevenir la
drogadicción, finalidad que también se persigue en la postulación al
Programa Comuna Segura. Como parte del proyecto se realizó una
encuesta para conocer inquietudes de la población, de ahí surgieron
ocho talleres (artesanía en cuero, alambre, ecología, desarrollo

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 75


personal, folklore, fútbol, ping-pong, básquetbol), los que se hicieron en
forma rotativa en las siete juntas de vecinos del sector (tres meses en
cada una) y luego los resultados de ellos se presentaron en actividades
masivas. En la elaboración del proyecto participaron siete juntas de
vecinos y otras 21 organizaciones del comité. Para la ejecución se
contrataron monitores y se contó con el apoyo de la Corporación de
Salud Mental para el taller de desarrollo personal. Los recursos del
Programa alcanzaron para comprar los implementos necesarios para
todos los talleres y para pagar el servicio de monitores.

Se contabilizaron 420 beneficiarios, de distintas edades, los que han


mejorado su autoestima, descubierto sus habilidades y recibido
herramientas para mejorar los ingresos del hogar. Los jóvenes,
específicamente, están motivados a usar su tiempo libre en forma sana
evitándose que caigan en la droga. En general, la comunidad se ha
organizado y está más unida. El trabajo en red permite que los
resultados se sustenten en el tiempo, contando con implementos para
seguir desarrollando talleres y con la nueva postulación al Programa,
que busca responder al interés de la población y lograr mayor impacto
a largo plazo.

Prevención Situacional:

o Descripción de la Prevención Situacional

La prevención situacional tiene como objetivo principal reducir las


oportunidades para la comisión de los delitos (Olavarría, 2006; Van Dijk y
De Waard, 2000; Crawford, 1998), y abarca un abanico de iniciativas
que incluye aquellas dirigidas a la población en general (prevención
primaria), la focalización en puntos críticos, la vigilancia formal e
informal y la mejora del diseño urbano. Asimismo, comprende iniciativas

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 76


dirigidas a los grupos sociales en riesgo de cometer delitos, que se
centran en el diseño específico de medidas basadas en la predicción
del riesgo. Además incorpora medidas desarrolladas para disuadir a
eventuales delincuentes, que se relacionan con sistemas de seguridad
privados, sistemas de circuitos cerrados de cámaras e instalación de
luminarias. (Dammert, 2004)

Olavarría (2006) señala que las estrategias de prevención


situacional del crimen tiene tres áreas de actuación: las potenciales
víctimas, medidas de vigilancia y protección, y los delincuentes. El
objetivo de la estrategia es reducir las oportunidades que se les
presentan a los delincuentes para perpetrar actos criminales, lo que
traería como consecuencia, la reducción de los niveles de
victimización. En la primera de las áreas de trabajo – las potenciales
víctimas – sus resultados están ligados principalmente a la acción
organizada de la comunidad y de la vinculación con la policía y con las
agencias públicas del ámbito de la seguridad ciudadana. La
implementación de programas orientados a incentivar la acción
comunitaria en la prevención del delito pueden constituirse en
estrategias de bajo costo y alto impacto.

Una segunda área de intervención que surge del marco


estratégico de la prevención situacional del crimen es el referido a la
vigilancia. La clave en este punto parece ser la necesidad de
flexibilidad para que los esfuerzos de vigilancia y control policial se
adecuen a los requerimientos de cada caso. Así, por ejemplo,
evidencia internacional sugiere que los esfuerzos policiales en el control
del crimen pueden concentrarse en el patrullaje de zonas de alto riesgo
de criminalidad, horarios más proclives a la comisión de delitos y al

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 77


control de los propios delincuentes y, aunque en menor medida, en las
potenciales víctimas (Sherman 1995).

La tercera área de trabajo se centra en los delincuentes. En este


ámbito la literatura se orienta hacia tres efectos que buscarían los
esfuerzos de control del crimen: rehabilitación, disuasión e
incapacitación. Estos efectos estarían directamente relacionados con
las oportunidades sociales para la reinserción de delincuentes
arrepentidos, la severidad de las penas expresadas en los cuerpos
legales y la efectividad del trabajo policial y de tribunales.

o Caso de Prevención Situacional

(i) Un ejemplo de este tipo de experiencias ha sido desarrollado en


El Salvador, que ha arrojado las siguientes propuestas, muy ligadas a la
prevención situacional (PNUD, 2004):

1. La mejora de la imagen urbana aparece como una demanda y


propuesta recurrente en todas las zonas.

2. Programas de animación sociocultural en zonas específicas.

3. Mecanismos de diálogo y concertación con el mayor número de


actores.

4. Es necesario definir un mapa de actores.

5. Planificaciones integrales que combinen elementos físicos,


sociales, culturales.

6. Innovar los mecanismos de gestión y captación de recursos.

7. Debe incorporarse el tema de los espacios públicos en agendas


políticas nacionales y regionales.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 78


8. Se puede plantear una serie de acciones estructurantes (piloto)
que sirvan de dinamizadoras de otras acciones de cara a la
renovación, apertura y mantenimiento de los espacios públicos y
sus prácticas.

9. Con relación a las políticas de seguridad, es necesario


trascender las acciones reactivas coercitivas (corto plazo) para
pasar a acciones proactivas de prevención (mediano y largo
plazo) que involucren a instancias públicas centrales, locales y
organismos no gubernamentales.

(ii) Otro ejemplo claro de la prevención situacional queda


consagrado en eL decreto de Administración, Mantenimiento y
Aprovechamiento Económico (AMAE) del espacio público de Bogotá,
producto de una experiencia desarrollada en esa capital, explicitada
por Suárez Ramírez (2004) a través de los siguientes objetivos:

- Proteger la integridad del espacio público y su destinación al uso


común.

- Garantizar la movilidad general y el disfrute colectivo.

- Dar adecuado manejo a espacios públicos con valor simbólico,


ambiental o cultural.

- Garantizar el acceso a los espacios públicos por parte de las


personas con movilidad reducida, o cuya capacidad de
orientación se encuentre disminuida.

- Aprovechar las potencialidades de algunos elementos del


espacio público para facilitar su sostenibilidad.

- Vincular a la comunidad y a las organizaciones cívicas en las


tareas de administración, mantenimiento y aprovechamiento
económico del espacio público.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 79


- Contar con un plan de administración, mantenimiento y
aprovechamiento económico de los espacios públicos
susceptibles de ser aprovechados.

- Desarrollar mecanismos de coordinación interinstitucional entre las


entidades que ejercen funciones sobre el espacio público.

- Compatibilizar el uso del espacio público, con los usos de los


elementos de la estructura ecológica principal.

- Apoyar el mantenimiento y recuperación del espacio público con


los recursos provenientes de su aprovechamiento económico.

- Permitir la utilización del espacio público con actividades


comerciales y de servicios en el marco de una política de
protección del espacio público.

- Promover el desarrollo de usos compatibles en el espacio público,


en parques plazas y plazoletas, autorizando su uso por parte de
entidades privadas, mediante contratos. Restringir la instalación
de mobiliario urbano con publicidad exterior visual permanente,
autorizándola únicamente en los siguientes elementos: Paraderos,
informadores electrónicos, carteleras locales y murales artísticos.

Prevención Comunitaria

o Descripción de la Prevención Comunitaria

La prevención comunitaria incluye iniciativas que combinan la


prevención situacional y la prevención social (Chinchilla y Rico, 1997).
De acuerdo a sus objetivos, se incluyen todas las iniciativas destinadas a
la consolidación de sistemas de control social informal de la
criminalidad, los que podrían generar una disminución de dicha
problemática. Entre las diversas iniciativ as desarrolladas bajo este tipo
de prevención figura la organización de vecinos en comités de

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 80


vigilancia o la consolidación de organizaciones locales que permiten
prevenir la criminalidad. La consolidación de esquemas de policía de
tipo comunitario aumenta los niveles de seguridad de la población y
sirve también como mecanismo de disuasión de la criminalidad.
Finalmente, la mediación de conflictos busca que los actores
involucrados tengan un rol central en la resolución de los conflictos
locales (Font, 1999).

o Caso de Prevención Comunitaria

Un ejemplo de este tipo de prevención lo constituye la experiencia


en Honduras del APREDE (Martínez, 2006)

La Asociación para la Prevención del Delito (APREDE) es un


organismo no gubernamental, laico, sin fines de lucro, cuyos esfuerzos
están dirigidos al desarrollo integral de niños y jóvenes en situación de
vulnerabilidad y riesgo social, mediante la ejecución de dos tipos de
programas: Educación acelerada y capacitación técnica. Estos
programas se focalizan en niños y jóvenes que se encuentran atrasados
en su desarrollo escolar y, consecuencialmente, excluidos de
posibilidades de acceso al mercado laboral; además gestiona
oportunidades para la inserción laboral de sus egresados.

APREDE utiliza “una metodología de capacitación y formación que


responde a la necesidad sentida de niñas, niños, adolescentes y jóvenes
en vulnerabilidad, ex pandilleros e institucionalizados, como una opción
tangible para asegurar y consolidar su convicción de cambio a través
de actividades para su desarrollo integral, como lo son el uso positivo
del tiempo libre, la homologación educativa, la capacitación técnica y

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 81


gerencial para el trabajo y su inserción a la sociedad y al mercado
laboral” (APREDE, 2004)

La población objetivo del programa de educación acelerada y


capacitación técnica son jóvenes en situación de riesgo y potenciales
infractores. En el caso de ex pandilleros y de niños o jóvenes con
problemas de drogadicción o alcoholismo, previamente a su ingreso,
son contactados mediante un “trabajo de calle” e invitados a participar
en los cursos que entrega APREDE. Esta tarea es realizada por monitores
voluntarios y una trabajadora social que identifica a quienes han
abandonado las pandillas organizadas y han expresado su intención de
rehabilitarse. Según cálculos de APREDE, durante 2005 en las tres casas
joven se atendió a 792 beneficiarios en conjunto (350 de ellos en la
ciudad capital). En cuanto al alcance del trabajo de calle, la
organización estima que éste podría llegar a unos 2.500 niños y jóvenes
en diferentes departamentos del país. Para esta tarea la asociación
cuenta con la colaboración de 17 voluntarios, en su mayoría ex mareros
egresados de algún programa institucional.

2.- Prevención según el público objetivo

Otra clasificación, aunque menos utilizada, es la caracterización de


las estrategias de prevención según su público objetivo a que está
dirigida.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 82


Cuadro Nº 3.5 Prevención según el público objetivo
Dirigido a la Dirigido al eventual
Prevención Dirigido a las víctimas
comunidad victimario
Diseño urbano Aumento de la Programas
Localización de vigilancia formal e educacionales
espacios de riesgo informal Reducción de los
Primaria
Vigilancia vecinal “beneficios”
Modificación del emanados del delito
diseño urbano
Análisis y evaluación Focalización en grupos, Trabajo con grupos
del riesgo en los lugares y fuentes de de riesgo de cometer
diversos grupos conflicto social delito (ej: jóvenes y
Secundaria
Trabajo en los grupos Mediación desempleados)
de riesgo

Iniciativas para evitar Focalización en lugares Rehabilitación


la re-victimización críticos Programas de
Terciaria Apoyo a las víctimas Renovación urbana comprensión del
comportamiento
criminal

Fuente: Dammert, 2004

Las iniciativas que se enfocan en las potenciales víct imas pueden


tener carácter primario, secundario y terciario. Las primeras se dirigen a
toda la población que puede ser víctima de algún delito. Algunos
ejemplos de este tipo de iniciativas son las campañas de identificación
de lugares riesgosos y de capacitación en actitudes frente a situaciones
de peligro. Las de carácter secundario se dirigen a grupos específicos,
diseñando medidas preventivas para grupos de riesgo. Y las terciarias
corresponden a iniciativas orientadas a evitar la reincidencia de
victimización y a dar apoyo a las víctimas. La prevención puede
también dirigirse a los potenciales victimarios y a la comunidad en
general y se clasifican nuevamente en medidas primarias, secundarias y
terciarias, bajo la misma lógica (Dammert, 2004).

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 83


Aún cuando estas definiciones sirven para situar los tipos de
prevención Samayoa (2004) señala que es necesario apuntar que:

§ Las estrategias de control se ven siempre desbordadas


cuando no tienen el complemento de estrategias preventivas.

§ Las estrategias preventiv as dirigidas a individuos o a grupos


particulares tienen poco impacto.

§ Las estrategias que pretenden incidir sobre aspectos


parciales de la situación social –escuela, familia, empleo, deporte-
también tienen poco impacto.

§ Las estrategias y los programas que no transfieren


responsabilidades y capacidades a las instituciones permanentes
del Estado y a las organizaciones naturales de la sociedad se
vuelven insostenibles.

§ Las estrategias que no se sitúan en el ámbito local están


condenadas al fracaso.

Conforme a lo anterior, se ha ido produciendo un extendido


consenso acerca de la necesidad de diseñar estrategias integrales de
prevención, que logren combinar aspectos y metodologías orientadas a
diversos ámbitos de acción.

g) Condiciones para implementar una estrategia de prevención

Según la ONU (2000), los siguientes son las principales claves que
deben tenerse presente en el diseño de efectivas y eficientes
estrategias para prevenir el delito y la violencia:

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 84


- “todos los niveles de gobierno deben desempeñar una función
de liderazgo;
- La prevención del delito debe integrarse transversalmente a
todas las políticas y todos los programas sociales y
económicos, incluidos empleo, educación, salud, vivienda, y
planeación urbana, así como a los servicios judiciales y la
sociedad civil;
- Las estrategias deben partir de sociedades de cooperación
entre instituciones y ministerios gubernamentales, la
comunidad y las organizaciones no gubernamentales, así
como el sector privado o la iniciat iva privada y la sociedad
civil;
- Debe haber financiamiento adecuado y otros recursos, así
como una clara responsabilidad para garantizar la
implementación y sustentabilidad de las estrategias;
- Estrategias e intervenciones deben tener una sólida base de
conocimientos sobre las causas del delito y sobre prácticas
efectivas;
- Todas las iniciativas de prevención del delito deben respetar
los derechos humanos y el imperio de la ley;
- Deben tomarse en consideración los vínculos entre el delito
organizado local y el transnacional;
- Las estrategias de prevención del delito deben tomar muy en
cuenta las necesidades diferentes de hombres y mujeres, y de
los miembros de la sociedad civil”.

Citando a la ONU, el Centro Internacional para la Prevención de la


Criminalidad (2000) señala que “las estrategias en materia de
prevención del delito deben ser cuidadosamente planeadas para
garantizar que se dispone de los recursos, estructura y tiempo suficiente

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 85


para que lleguen a cumplir sus objetivos, deben estar sujetas a una
evaluación minuciosa y permanente que permita que se haga del
conocimiento público, deben respetar tanto el marco legal aplicable
como los derechos humanos, deben incluir la participación ciudadana
y deben estar encabezados por las instancias gubernamentales
competentes que coordinen los esfuerzos”.

Conforme a ello, las diversas estrategias para enfrentar la violencia


y la delincuencia serán evaluadas conforme a los resultados que ellas
muestran, atendidos los recursos que se invierten en ellas. Los resultados
de la estrategia que se emplee deben entenderse referidos a cambios
en la incidencia delictual y de violencia observadas atribuibles a la

estrategia implementada2.

De este modo, la contribución de una estrategia orientada a


enfrentar los problemas que genera la violencia y la delincuencia serán
estimadas comparando los resultados que alcanza – beneficios – y los
recursos que demanda. Así, los análisis costo-beneficio y costo-
efectividad son las herramientas analíticas que recurrentemente se usan
para estimar la eficiencia de estrategias alternativas.

h) ¿Qué características debería presentar una Oficina local de


prevención del delito?

El Centro Internacional para la Prevención del Delito (CIPD citado


en Dirección Nacional de Política Criminal, República Argentina 1999)
identifica los siguientes seis elementos básicos que debería poseer una
Oficina que promueve una estrategia efectiva de prevención del delito
a nivel local.

2Ello es diferente al concepto de impacto que alude a cambios en la realidad –más allá del
efecto buscado- que puedan ser razonablemente atribuidos a la intervención.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 86


• Que posea personal que rinda cuentas ante un funcionario
superior, con un presupuesto para desarrollo;
• Que tenga capacidad de movilizar cooperadores clave, utilizar
métodos efectivos y fijarse prioridades;
• Que sea capaz de proponer estrategias basadas en el análisis de
los problemas que presenta el delito y las prácticas de
prevención;
• Que se trabaje con la colaboración de otras dependencias del
gobierno;
• Que se desarrollen asociaciones para resolver problemas locales;
• Que participen los ciudadanos.

i) Resultados de las estrategias de prevención

La experiencia en los países industrializados muestra que la


prevención puede tener mejores niveles de costo-efectividad que las
acciones de control. En Estados Unidos se estima que entre 6 y 7 dólares
se pueden ahorrar en programas de control por cada dólar invertido en
prevención (McDonald, 1992). En los países en desarrollo, el costo total
de la delincuencia para las comunidades (en términos de justicia penal,
pérdida de bienes, vidas destrozadas y seguridad privada), medido
como proporción del producto interno bruto, es varias veces superior al
de los países desarrollados. El efecto en los países en desarrollo incluye
una reducción de las inversiones económicas, una mayor cantidad de
barrios en decadencia y un monto menor de los recursos públicos
asignados a programas esenciales de desarrollo social como los de
educación y salud y los programas de promoción de la igualdad étnica
y de género. Los costos del sistema de justicia penal representan entre
un 40% y un 50% del costo total de la lucha contra la delincuencia.
Durante los últimos 30 años, el costo del sistema de justicia penal ha
aumentado en promedio en un 95% en los países en desarrollo, un 75%
en los países con economías en transición y un 50% en los países
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 87
desarrollados. En muchos casos, durante los últimos tres decenios, los
costos del sistema de justicia penal han aumentado a medida que
aumentaban los índices de delincuencia. ( ONU, 2000)

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos estima que los


costos del sistema correccional (prisiones, cárceles, servicios de libertad
condicional y libertad condicional) aumentó de $9,5 mil millones en 1982
a $60,3 mil millones en 2001, es decir, un aumento del 535%.
Representando más del 36% de todos los gastos del sistema de justicia
americano. Este incremento de la inversión pública en cárceles ha
tenido efectos negativos en otras áreas de inversión del Estado. Así por
ejemplo, en los presupuestos de mediados de la década de 1990 en
California y Nueva York esta área sobrepasó incluso lo destinado a la
educación superior. Esta situación se agrava si se considera que más de
la mitad del gasto realizado en el sistema correccional es utilizado en
mantener encarcelados a 1,2 millones de ofensores no violentos, con los
cuales se podrían utilizar mecanismos diferentes de sanción y
reinserción.

Como se puede observar en el cuadro 1, el costo anual de un


preso supera ampliamente al costo de formación en una universidad
estatal en los Estados Unidos (Dammert, 2005b).

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 88


Cuadro 3.6: Costos de educación superior v/s costos de reclusión, EEUU 2002.
Costo anual de estudio Costo anual de un año
universitario por persona por de reclusión persona
US$ US$
Arizona (Universidad de Arizona) 9.151 21.356
California (Universidad de California,
14.301 22.736
Berkeley)
Washington (Universidad de
12.195 26.999
Washington)

Promedio 15 Estados 9.454 24.809


Fuente: The Criminal Justice Institute, INC. 2003. The 2002 Corrections Year Book, Adult Corrections. (En,
Dammert, 2005)

Los estudios econométricos indican que las medidas preventivas


destinadas a reducir los factores de riesgo conocidos son entre dos y
siete veces menos costosas que la encarcelación. Asimismo, estudios
llevados a cabo en los Estados Unidos de América, los Países Bajos y el
Reino Unido (Inglaterra y Gales), muestran que las medidas preventivas
tienen más probabilidades de reducir la delincuencia y ser menos
gravosas para la sociedad que el aumento de las encarcelaciones y de
los presupuestos de los servicios policiales que no están destinados a
sufragar medidas de prevención del delito.

Además, los estudios de costo-beneficio indican que la


intervención preventiva contribuye a aumentar los salarios y las
oportunidades de empleo y a reducir la dependencia respecto de las
instituciones de bienestar social. Más generalmente, las políticas
gubernamentales de ejecución y apoyo de programas de prevención
contribuyen directamente a crear más empleos, especialmente para los
jóvenes y los desempleados que han estado en esa situación durante
un tiempo prolongado.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 89


Un estudio llevado a cabo por Greenwood y otros (1994) muestra

que la aplicación completa de la Threee-strikes law 3 en California


generaría una reducción de la tasa de delincuencia en 28% a un costo
de 5.500 millones de dólares extras por año, que una aplicación parcial
de la ley generaría una menor reducción de la delincuencia a un
mucho menor costo y que medidas alternativas a las penas de cárcel
para los delitos menos graves podría generar una reducción de las tasas
de delincuencia similar a un costo sustancialmente menor.

Un estudio post erior de Greenwood y otros (1994) comparó el


efecto de la Three-strikes law con cuatro tipo de intervenciones
preventivas (visitas al hogar durante el emabarazo de la madre por
parte de profesionales en cuidado de niños, seguida por cuatro años de
asistencia del niño a un jardin infantil; capacitación a padres de niños
que han mostrado conducta agresiva; incentivos a los jóvenes
desaventajados de educación secundaria a graduarse; y monitoreo y
supervisión de los jóvenes delincuentes). Todas, excepto la primera,
mostraron ser al menos tan costo – efectiva como la Three-strikes law.
Adicionalmente, la capacitación de padres y los incentivos a la
graduación mostraron ser abrumadoramente menos costosas y más
ventajosos que la Three-strikes law. La comparación de costos se
presenta en el cuadro siguiente.

3 “The Three Strikes Law” (Three Strikes and you are out) es una ley adoptada en 1994 en el
Estado de California en Estados Unidos que impone más largas sentencias de cárcel a personas
que han sido condenadas por uno o más delitos graves.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 90


Cuadro Nº 3.7: Beneficios versus costos de los programas en California

Beneficios y Costos totales del Pograma Alternativas de escala


completa en toda California

Home
Three Parent Graduation Delinquent
Visits/Day
Strikes Training Incentives Supervision
Care

Total benefit
(% serious
21.4 5.5 6.6 15.5 1.8
crime
reduction)
Total program
cost
(millions of 5,520 3,155 360 570 240
dollars per
year)

j) Casos recientes de prevención de la criminalidad

Planes de prevención del Delito en Guatemala

En Enero del 2007 el Programa de Estado de Derecho de USAID


Guatemala ha dado a conocer el documento “Planes de Prevención
del Delito”. Este documento reporta 15 planes de prevención
implementados en los Departamentos y Municipios de Antigua, Cobán,
Chimaltenango, Esquipulas, Huehuetenango, Jutiapa, Malacatán,
Rabinal, San Benito, Santa Cruz del Quiché, Santa Lucía
Cotzumalguapa, Sololá, Villa Nueva, Xela y Zacapa. Los planes
representan una estrategia que combina acciones de prevención
sit uacional, prevención social, así como prevención primaria,
secundaria y terciaria.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 91


Más información sobre estos planes en las siguientes fuentes

• USAID Guatemala. 2007. “Planes de Prevención del


Delito”. Guatemala: Programa Estado de Derecho
USAID.

• http://www.usaid.gov/gt/espanol/index.htm

Planes de prevención del Delito en Bogotá, Colombia

A través de la actividad conjunta de la Cámara de Comercio de


Bogotá, la Policía y las autoridades se han implementado los siguientes
planes y programas:

• Zonas Seguras

• Vías Seguras

• Guía para la Contratación de los Servicios de


Vigilancia y Seguridad Privada

• Centro de Asesoría al Empresario en materia de


Secuestro y Extorsión

• Observatorio de la Seguridad

La descripción de estos planes y programas e información


adicional puede ser obtenida en www.ccb.org.co

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 92


4. IDEAS CENTRALES DEL TEXTO

La violencia y la delincuencia son males sociales que generan


graves consecuencias para las personas y las sociedades. Los
mecanismos para enfrentar al crimen y la violencia van desde la
prevención hasta aquellos que enfatizan el castigo, pasando por la
disuasión. Desde el punto de vista del análisis costo – efectividad, la
experiencia de los países desarrollados muestra que la prevención sería
más eficiente que mecanismos que enfatizan la represión.

La violencia es un fenómeno multicausal, que hace referencia –


de acuerdo a la OMS – al “uso intencional de fuerza o poder físico,
como amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o contra un
grupo o comunidad, que da como resultado o tiene una alta
probabilidad de dar como resultado lesiones, muerte, daño fisiológico,
falta de desarrollo o privaciones".

Son variadas las formas en que se expresa la violencia. Según la


nat uraleza misma de la violencia, ésta se expresa en violencia física,
psicológica y sexual. Desde la perspectiva de las víctimas, la tipología
da cuenta de violencia contra los niños, contra los ancianos, violencia
de género y social. Conforme al motivo que la origina, habría violencia
política, racial, cultural y delictual. Desde el punto de vista del ámbito
donde se produce, se distingue violencia intrafamiliar y callejera.

La delincuencia es un fenómeno social, multicausal y


multidimensional, que se expresa mediante una conducta que
quebranta un orden social o legal determinado. Los intentos por explicar
el surgimiento de conductas delictuales tiene variado origen: desde la
psicología, la sociología y desde una visión utilitarista clásica, desde la
cual contemporáneamente han surgido la teoría de la elección
racional y la teoría de las actividades rutinarias. Cada una de estas
Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 93
teorías, al explicar por qué ocurren las conductas delictuales, aporta
elementos para diseñar estrategias, ya sea de control o prevención , que
permitan enfrentar a este mal social.

La finalidad de prevención es evitar que ocurran delitos y


conductas violentas que potencialmente podrían darse, de no haber
intervenciones preventivas. La prevención del delito y la violencia se
materializa a través de intervenciones de política pública
interrelacionadas, articuladas y promovidas por el Estado, las que tienen
por finalidad evitar la ocurrencia de actos delictuales y/o violentos,
reducir la incidencia de la violencia y criminalidad o evitar que éstas
escalen a niveles socialmente disruptivos. Así, entonces, la prevención es
un concepto complejo, dada la amplitud de efectos esperados – desde
disminuir la delincuencia y la violencia, hasta disminuir la sensación de
inseguridad – y proactivo, a la vez, dado que busca anticiparse a los
hechos.

La prevensión del delito y la violencia puede adoptar la forma de


prevensión social y prevensión situacional. La primera hace referencia a
un conjunto de intervenciones que tienen por finalidad reducir la
motivación o predisposición de una persona a cometer o involucrarse
en la comisión de un delito. En ella caben acciones orientadas al
desarrollo de la infancia, desarrollo de la comunidad y desarrollo social.
Las estrategias de la prevención situacional, en cambio, se orientan a
generar intervenciones que reduzcan las oportunidades para que se
cometa un delito. Para ello busca evitar que las tres variables
criminógenas principales – un potencial delincuente o agresor, una
potencial víctima u objeto a ser ilegítimamente apropiado, y la
ausencia de vigilancia – concurran en un cierto lugar y a un cierto
momento.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 94


Asimismo, dependiendo del nivel en que se da la prevención se
distingue entre primaria, secundaria y terciaria. La prevención primaria
es la prevención social por excelencia, la que se expresa en estrategias
de apoyo a segmentos relativamente amplios de la población y
acciones sobre los contextos sociales y situacionales que favorecen la
violencia y el delito. La prevención secundaria se concentra en
individuos o grupos sociales más propensos a incurrir en conductas
violentas y/o delictuales, y se orienta a neutralizar las condiciones que
las originan. La prevención terciaria se concentra en la rehabilitación de
quienes han infringido la ley, aplicando tratamientos que buscan evitar
la reincidencia

La implementación de una estrategia de prevención debe


involucrar a los diferentes niveles del gobierno, articularse con
programas y políticas sociales y económicas relevantes para los
objetivos de la estrategia, generar una efectiva articulación
institucional, tener financiamiento adecuado, considerar las
necesidades de los ciudadanos, respetar los derechos humanos de
todos, sujetarse al mandato de la ley, fundarse en conocimiento
relevante acerca del delito y la violencia, y tomar adecuado recaudo
de las vinculaciones locales, nacionales e internacionales de las bandas
criminales.

Finalmente, es dable mencionar que la evidencia recogida por


variadas investigaciones efectuadas en países desarrollados – citadas
en el texto – muestra que la prevención sería más efectiva y menos
costosa que medidas que enfatizan acciones de control y penas, y que
la prevención refuerza las oportunidades de la población en riesgo
social y disminuye su dependencia de servicios de asistencia social.

Documentos de Apoyo Docente - N º 20 - Noviembre - 2007 95


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