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Region Guayana Doc PDF de Internet
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Por razones geográficas e históricas hay que ubicar a Ciudad Guayana a veces en
su entorno administrativo más inmediato como es el Estado Bolívar y en otras
ocasiones en un contexto geográfico más extenso como es la Región Guayana, el
Escudo Guayanés, la provincia de Guayana.
Este capítulo responderá a las siguientes preguntas ¿En qué territorio está situada
Ciudad Guayana? ¿Qué características geográficas y poblacionales tiene la Región?
¿Quiénes habitaban este vasto territorio antes de la llegada de los españoles? ¿Qué
procesos poblacionales y socioeconómicos se dieron en la Región de Guayana desde
el siglo XVI hasta la mitad del siglo XX? ¿Qué variables tienen líneas de continuidad
en el tiempo? ¿Qué se puede aprender del pasado?
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Sobre el acta esculpida en una placa de cobre, está colocada una piedra en forma
de cubo en la que está esculpida la siguiente leyenda: “Santo Tomé de Guayana, julio
2 de 1961”. Sobre un muro de piedras situado cerca del monumento principal, en
letras mayúsculas de acero, está colocada la siguiente leyenda: “CIUDAD
GUAYANA 1595, 1598, 1632,1638, 1684, 1764, 1961” indicando los años de las
diferentes fundaciones de la ciudad.
¿Por qué, al crear una ciudad nueva y planificada según los modelos más
progresistas del siglo XX, haya que conectar lo más singular de la ciudad como es su
nombre, con un pasado histórico de otras poblaciones actualmente desaparecidas,
ubicadas en el margen derecho del Orinoco? Con Ciudad Guayana ocurrió lo mismo
que sucede en las familias, en las que el primogénito lleva el nombre del padre, del
abuelo o de uno de sus ancestros. De alguna manera se desean perpetuar las virtudes,
características y los genes de los antepasados. Una ciudad nueva, si quiere tener
futuro necesita tener historia, raíces, tradición, fuerza telúrica.
La primera población que fundaron los españoles en toda la región de Guayana
(año 1595) estuvo situada “a dos leguas de la confluencia del Caroní con el Orinoco
donde actualmente crece la séptima fundación de Santo Tomé de Guayana”
(Franceschi, 2003, p. 379) Tres años más tarde la población es trasladada cerca de
los Castillos de Guayana. “Era una aldea fortificada, pobre, víctima del aislamiento”.
(Franceschi, 2003, p.379). A raíz de un ataque de los holandeses deben trasladar el
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rotativo en el que cosechan yuca, batata, maíz, topocho. Las mujeres se encargan del
cultivo agrícola, los hombres de la caza y de la pesca. Habitan en poblaciones
regularmente pequeñas y su organización social está regida por relaciones de
parentesco. El sistema económico es de subsistencia y de adaptación al medio
selvático o de sabana en que viven creando un ecosistema con el mismo.
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Ciro Cardoso y Héctor Pérez Brignoli (1979) estiman como burdo el esquema de
Gunder Frank (1970) y resumen los planteamientos de Inmanuel Wallerstein y de
Fernando Novais. Según el primero, a finales del siglo XV y principios del XVI
surgió un nuevo sistema económico, puesto que ya en ese entonces se constituyó una
economía mundial europea. Se trata de una estructura superior a la de los estados y
caracterizada por la relación de sus lazos económicos. A este sistema lo denomina
único, dominante y capitalista, ya que contiene en su seno diferentes formas de
producción (feudalismo, esclavitud, servidumbre, trabajo libre, según el lugar en que
operan) y todas dirigidas por una clase dominante.
Novais define el antiguo sistema colonial, como un sistema del Capitalismo
Mercantil, que no es otra cosa que el conjunto de relaciones entre la metrópoli y la
colonia con la finalidad de acumular y extraer el máximo de beneficios de las
provincias de ultramar a través del monopolio comercial generador de sobre
ganancias. La burguesía comercial metropolitana podía apropiarse del sobre producto
de las economías coloniales debido a que su monopolio le permitía vender lo más
caro posible las mercancías europeas y comprar lo más barato posible las materias
primas de la colonia. Estas sobre ganancias estaban destinadas a crear el capitalismo
industrial.
Estas teorías pudieran contener parte de la verdad, pero son demasiado simples
para dar explicaciones de procesos históricos complejos y diferentes, según las
colonias y las circunstancias particulares de cada una en su momento histórico.
Pareciera que se formula primero la teoría y a continuación se trata de explicar la
realidad en base a esta concepción señalando los casos en que esta se confirma de
forma fehaciente.
Los procesos históricos latinoamericanos no pueden encajonarse en una teoría
única. Existen particularidades que determinan sustanciales diferencias según se trate
de las distintas potencias colonizadoras, según el grado de vinculación al mercado
mundial, según los tipos de producción, y según las formas de utilización de la mano
de obra.
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El Delta del Orinoco fue la primera tierra firme de América que pisó Cristóbal
Colón, y le causó tal impresión el encuentro del agua dulce con la salada que escribió
lo siguiente según Fernández (1994):
Grandes indicios son de estos del Paraíso Terrenal, porque sitio es conforme a
la opinión de santos teólogos, y asimismo las señales son muy conformes que
yo jamás leí ni oí que tanta cantidad de agua dulce fuese así vecina con la
salada; y de ello ayuda la suavísima temperancia; y si de allí el paraíso no
sale, parece aún mayor maravilla porque no creo que sepa en el mundo de río
grande y tan fondo. (p.21)
La conquista de los territorios de la cuenca del Orinoco fue sin embargo, difícil,
lenta, llena de peligros y codiciada tanto por españoles, como con ingleses,
holandeses, franceses y portugueses, que escenificaban en estas regiones las mismas
guerras que ocurrían en Europa. Desde muy pronto, los conquistadores crearon la
Leyenda de una ciudad Manoa, internada en la selva, “cada vez más ignota y remota
como el maravilloso país de Los Omeguas que rutilaba con luces amarillas a la
distancia porque el oro cubría el lecho de los ríos y de sus lagos como arena.”
(Fernández, 1994, p.28). Posiblemente crearon esta fantasía al contemplar los
cochanos (pepitas de oro) de oro pendientes del cuello de los indígenas. Pero no fue
sino hasta la segunda mitad del siglo XIX que se descubrieron las vetas de oro. A lo
largo del siglo XVI, la Corona concedió diferentes capitulaciones para que
conquistaran y poblaran una Región que se extendía entre el Amazonas, el Orinoco y
el Meta a la que llamaban Provincia Dorada.
La primera expedición de Diego de Ordaz partió de España en 1530, se apertrechó
en la Península de Paria (Este de Costas de Venezuela) con trescientos cincuenta
hombres armados, instrumentos de pesca y herramientas de construcción, 23
caballos, dos barcos grandes la nao capitana, un galeón de fabricación portuguesa,
ocho navíos pequeños y remos, cuatro indios traductores, un religioso y un cirujano.
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(Hildelisa Cabello, 1996, p. 63). Encontró un poblado indígena Aruacay (en el Delta
del Orinoco) de 400 bohíos grandes. La alimentación de estos pobladores estaba
basada en el cultivo de la yuca y la pesca. “Los hombres fabricaban redes, hamacas y
nasas. Las mujeres se dedicaban a las actividades agrícolas” (Cabello, 1996, p. 85).
Esta expedición llegó hasta lo que hoy es Puerto Ayacucho pero los ataques de la
población, las enfermedades, el hambre, hicieron que la misma se devolviera hasta
Paria. Otras expediciones hicieron lo mismo hasta bien entrado el siglo.
Cuando se crea la Audiencia de Santa Fe de Bogotá, el Adelantado Jiménez de
Quesada organiza una expedición al país de los Omeguas desde Bogotá, pero muere
al iniciar el viaje. Antonio de Berrío será quien asuma la encomienda de tomar
posesión de la Provincia Dorado y realiza tres viajes, siempre partiendo de Colombia,
hasta que por fin en 1595 logra fundar una ciudad al margen derecho del Orinoco y
cerca de la desembocadura del Caroní con 30 hombres y 10 soldados, trasladándola
tres años mas tarde hacia el Orinoco abajo. Antes de construir este poblado había
fundado la ciudad de S. José de Oruña en Trinidad, isla que consideraría clave para
la posesión del Orinoco y la defensa del virreinato de Nueva Granada.
A pesar de la importancia estratégica del control del río Orinoco, la Corona
española no dio suficientes recursos y hombres para el poblamiento de Guayana ya
fuera porque tenía frentes más importantes que cuidar, porque ya el imperio iba en
declive o porque no se consiguieron las tan soñadas minas de oro. Los asentamientos
por las orillas del río y sus territorios, eran difíciles, transitorios y peligrosos debido a
la resistencia de las tribus Caribes, a las incursiones que realizaron los ingleses y
holandeses que en muchas ocasiones tomaron y quemaron las poblaciones de
españoles. Para ello se asociaban con los caribes a los que cambiaban armas europeas
por esclavos de otras tribus. Sin embargo nunca se perdió la posesión del río Orinoco
a pesar de que las potencias europeas enemigas de España sobretodo Inglaterra se
empeñaron en crear una colonia en esta región. En el siglo XVII, prevaleció la idea de
construir fortificaciones y castillos, para dotarlos de soldados y cañones. Todavía
permanece en pie y bien conservados los Castillos de Guayana, 40 Km. al este de
Ciudad Guayana.
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rebaño. Durante años se propusieron no sacrificar reses sino una vez al año por la
fiesta de fundación de cada misión. El crecimiento del rebaño de ganado fue grande,
de tal forma que los informes señalan que al final del siglo había aproximadamente
200.000 cabezas de ganado vacuno y 80.000 de ganado caballar. (Cabello, 1996, p.
187) Este rico hato sirvió para mantener a los indígenas de los poblados, a los
españoles y tropas de Guayana, para las expediciones y aun para regalar. De la
matanza de las reses sacaban cueros para la venta, arreos para el ganado, muebles,
sebo, manteca. En 1818, el rebaño sirvió para mantener y alimentar el ejército de los
patriotas.
Cada poblado indígena cuidaba también un rebaño más reducido y la agricultura
para el autoabastecimiento. Cultivaban yuca, maíz, arroz, plátanos, caña dulce,
algodón, cacao, tabaco. Las misiones tenían una caja común administrada por un
fraile procurador que recogía todos los fondos de los poblados producto de las ventas
y las limosnas. Tal caja común servía para formar nuevas misiones, mejorar las
existentes, incorporar tecnologías, utensilios y bienes que no producían. Las tierras,
por cédula real eran del común de los indígenas pero los misioneros con total espíritu
paternalista administraban todos los bienes, de tal forma que cuando éstos fueron
asesinados, los poblados fundados por ellos cayeron en la máxima pobreza y falta de
producción.
Los misioneros se preocuparon por el autoabastecimiento de alimentos, prendas
de vestir, arreos de labranza y de trabajo para toda la población, no sólo la indígena
sino de los españoles, soldados y tropas. Por ello implantaron en su territorio
tecnologías traídas de Cataluña y las enseñaron a los indígenas. Estos aprendieron los
oficios de carpintería, herrería, zapatería, curtido y tejido “según el P. Fidel las
piezas están más bien tejidas con más fortaleza y finas que las de Cataluña” (Ugalde,
1994, p.177). En la misión del Caroní se producían petacas y rejos de cuero, jabón y
velas, miel y aguardiente, carbón vegetal, queso y manteca, cuerdas y lana, tejidos y
telares forjas para construir arados, carretas, aperos de labranza clavos, rejas.
(Briceño, 1993, p. 41)
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Entre 1724 y 1778 (fecha en que se les prohibió crear más misiones), fundaron 53
poblados (Cabello, 1996, p.139). En 1816 se mantenían 29 de ellos con una población
total de 21.246 habitantes la mayoría indígenas (Solo dos poblaciones de indígenas y
españoles con 2.092 habitantes). (Ugalde, 1994, p. 267).
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En esta cita se muestra la importancia estratégica que tenía el río Orinoco para el
Libertador. Los elementos para hacer la guerra a los que hace referencia son los
apoyos en oficiales y armas de los ingleses a los que pagará con ganado y
concesiones de las Misiones.
Una vez liquidadas las Misiones el deterioro de las mismas fue violento. En 1829
solo quedan 5.000 de los 20.000 indios que habitaban los pueblos. Los demás habían
huido o habían sido enviados a la guerra. El ganado se había reducido a 50.000
cabezas y el ejército seguía reclamando más apoyo material. Simultáneamente se
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hasta las primeras décadas del siglo XX, las comunicaciones y el traslado de
mercancías eran mucho más fáciles y rápidos por río y por mar que por tierra. El río
Orinoco con sus múltiples afluentes, la mayor parte navegables, son excelentes vías
de comunicación que conectan los Llanos colombianos desde Villavicencio cerca de
Bogotá, los Llanos venezolanos de las provincias de Barinas, Apure, Portuguesa y el
piedemonte andino, Guárico, Cumaná y Barcelona con toda la región de Guayana y el
Delta y hacia el mar con las islas del Caribe, Europa y América.
Todas las expediciones, informes para los diferentes gobiernos, documentos de
investigadores y exploradores señalan que Guayana es una región con tantos recursos
naturales y tierras tan fértiles que podría ser la más rica de América, siempre y
cuando se poblara de gente civilizada. En diferentes épocas se elaboran proyectos
para que inmigren a estas tierras canarios, ingleses, irlandeses, gente venida de
Bogotá, Margarita, Barcelona. Pero la realidad es que este territorio ha sufrido hasta
el día de hoy una ausencia de población capaz de poner a producir tanta riqueza.
En 1832 la población de toda la región Guayana desde el Atabapo cerca del río
Negro hasta el Delta del Orinoco era sólo de 13.292 habitantes sumando la capital, las
villas y los poblados. Esta situación no varió mucho hasta 1850. El informe de Level
en 1847 afirma que en 30 años que han transcurrido después de liberada Guayana, ha
desaparecido esta provincia (Cabello, 1996, p 247). El mismo informe revela que
muchos poblados han sido abandonados, las iglesias y casas destruidas, y los que
todavía tienen algunos habitantes viven en la mayor pobreza.
Mientras esto ocurría en el interior de Guayana, su capital, convertida en centro
comercial vivía en la abundancia. Según Cabello (p.252) a mediados del siglo XIX,
Ciudad Bolívar (Angostura cambió de nombre en 1846) era el puerto más importante
del país. Según el informe de Level citado por Ugalde (1994):
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de Cumaná, Barcelona y Caracas, todos los del Apure y casi la totalidad de los
de Barinas.... Se hallará excusable que en Ciudad Bolívar interese más una
noticia de Barinas que de cualquiera de los cantones de Guayana (Ugalde,
p.324)
Excepto los productos de la industria exterior, que puedan llegar allí para
cambiarse por los productos agrícolas, nada produce Angostura. Todo le viene
de afuera, pudiéndose decir con propiedad que el resto de las provincias de
Venezuela, con su esmerada industria, sostiene a la de Guayana, como a su
factoría que es (Ugalde, 1994, 326).
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Todas estas tierras son feraces y de muy buena calidad; están pobladas de
árboles útiles: el cacao silvestre, la canela, la cascarilla, el pucherí, el acote,
el bejuco de vainilla y el de clavo, además de las resinas, aromas, flores,
hojas y raíces de grande aprecio para la medicina y el comercio, sin
detenerme a referir las admirables resinas y maderas de excelente calidad y
virtud, como el anime, el algarrobo, otuba, currucay, mara, pepita de toda
especie, árbol de aceite y otras producciones particulares de la tierra de que
no se tiene noticia (Ugalde, 1994, p.211).
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Para concluir esta síntesis histórica conviene hacer algunas reflexiones sobre el
desarrollo socioeconómico de la Región Guayana y visualizar qué procesos han
ocurrido recurrentemente, cuáles han sido los aciertos y limitaciones de los diferentes
sectores productivos y qué lecciones pueden aportar para el desarrollo humano
sustentable de cara al futuro. Se resumirán a continuación diferentes etapas del
proceso socioeconómico de Guayana:
Primera etapa: Mediante la bula de Alejandro VI se otorgó a los españoles la
autoridad para dominar las tierras de Venezuela quienes deben asegurar el control
militar del Río Orinoco, su salida al mar y todo su recorrido, pues éste suponía una
vía excepcional para ingresar tierra adentro, en donde se hallaban grandes riquezas
minerales, amplias llanuras que auguraban una agricultura y ganadería importante
para la metrópoli. Diego de Ordaz, Antonio de Berrío y otros conquistadores y
expedicionarios realizan hasta seis intentos por consolidar en tierra firme y a las
orillas del río Orinoco, una población con sus fuertes, que pudiera mantener en el
tiempo el dominio del extenso territorio de Guayana cuyos límites llegaban al
Amazonas, al Meta y al Guaviare y su navegación frente al avance de ingleses,
portugueses y holandeses.
Más de dos siglos y medio duró esta etapa hasta que logra consolidarse la ciudad
en el lugar de Angostura en 1764. Todavía existen hoy día grandes extensiones de
Guayana inexploradas, otras que resurgieron en algún momento quedaron reducidas a
una mínima actividad, como algunos poblados del corredor fluvial Apure-Orinoco o
desaparecieron. Se puede decir que se los tragó la selva.
Segunda etapa: Fue fundamental para Guayana la acción misionera de los jesuitas,
franciscanos y Capuchinos Catalanes iniciada a finales del siglo XVI y que
culminaría trágicamente con la guerra de la Independencia en los inicios del XIX.
Fundan más de 50 poblaciones en las orillas del Orinoco, Caroní y en las Cuencas del
Yuruari y Cuyuní hasta llegar a Tumeremo, que sería el pueblo mas avanzado hacia el
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Esequivo. El período de las misiones catalanas entre 1725 y 1816 fue de mucha
prosperidad, ya que mediante un sistema de poblamiento y producción se conjugaron
el asentamiento de los indígenas en poblados que crecen alrededor de la iglesia y bajo
el control de los Frailes, la creación de pueblos comunales y la relación entre los
diferentes poblados que atendían a criterios comunes dirigidos por la misión mayor
de Caroní. Su principal actividad productiva fue la ganadería acompañada de
agricultura e industria artesanal orientadas en función del autoabastecimiento de las
poblaciones indígenas y españolas que habitaban Guayana. A finales del siglo XVIII,
esta región era la más rica de toda Venezuela. Este modelo productivo autárquico,
que limitó las relaciones productivas y comerciales con el exterior al máximo, que se
basó en unas relaciones paternalistas, dependiendo la producción del criterio y
administración de los frailes, dejó de crecer cuando no hubo más misiones que
fundar, o mas indios a los que atraer, desplomándose cuando desapareció la dirección
de los frailes.
Tercera etapa: La Actividad comercial de Ciudad Bolívar, a finales del siglo XVIII
se definió el espacio fluvial del Orinoco que dominó la actividad económica de la
región Guayana en el siglo XIX y buena parte del XX con su puerto en Ciudad
Bolívar. El Río Orinoco llegó a ser la ruta principal de comercio de tabaco, ganado y
pieles entre los Llanos, Guayana, y la Metrópoli.
Algunos años antes de la independencia de Guayana, se conjugan una serie de
situaciones históricas que definen el espacio fluvial del Río Orinoco haciendo de él la
ruta principal que une los estados llaneros y de Guayana, que permite que sea la
principal vía de comercio de Venezuela. Estas situaciones históricas son:
1. Avance del poblamiento del Llano y Guayana (San Fernando, Angostura), que
permiten un mayor control de los Ríos Apure y Orinoco.
2. Adopción de medidas y políticas administrativas que responden a medidas de
afirmación del dominio Español.
3. Consolidación de la actividad ganadera en el Llano y en las misiones del
Caroní.
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comenzaron a perder interés por la extracción del oro a principio del siglo XX. Esta
actividad no se reactivaría sino a partir de 1980. Cuando la actividad del oro comenzó
a decaer surgieron las “bullas” del diamante extendidas por la Gran Sabana, la
Paragua, Heres y Cedeño. Durante los años 1940 y 50 esta actividad superó en
exportaciones al oro.
Un tercer período surge a partir del 1860 cuando aparecen otras actividades
económicas relacionadas con las necesidades de la Metrópoli y las potencialidades de
la Región Guayana y sus selvas. La naciente industrialización originaba en los países
europeos y EEUU una demanda de caucho proveniente de los árboles de las selvas
tropicales, pero sobretodo del Amazonas. Se inicia la explotación del caucho y balatá,
cuyos árboles son comunes en las selvas del Yuruani y del Orinoco. Ciudad Bolívar
vuelve a ser la cuidad comercial que acoge a familias europeas ansiosas por buscar
una vida mejor en América y se expande la extracción y exportación del caucho y
balatá, particularmente en las dos primeras décadas del Siglo XX. Simultáneamente
se extrae y comercializa la sarrapia, resina utilizada como materia prima en farmacias
y la pluma de garza utilizada en la moda de vestir. Estas actividades tuvieron su
máximo esplendor en los inicios del siglo XX. El actual casco histórico de Ciudad
Bolívar, con sus casas señoriales y sus monumentos es testigo mudo de la riqueza de
la ciudad en el siglo XIX y primera mitad del XX.
Hacia el año 1945 la actividad de la extensa Región de Guayana y su capital
habían decaído totalmente. La última compañía minera había quebrado, el caucho,
balatá y la sarrapia ya no se exportaban pues la industria había conseguido productos
sustitutivos. La venta de plumas de garza y pieles habían sido prohibidas. Todo lo que
quedaba en la extensa región de Guayana eran actividades marginales e individuales
relacionadas con los sectores productivos antes señalados.
Esta etapa de la historia de Guayana es netamente mercantilista. En Ciudad
Bolívar se asientan un conjunto de comerciantes que compran en donde estén los
productos que son demandados por las metrópolis Inglaterra, Alemania, Estados
Unidos. No importa de dónde venga el producto o cómo se obtenga. Sólo interesa
atender los requerimientos del comercio internacional. Se podía pasar de vender
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cueros, hojas de tabaco, algodón, mulas, a vender oro, caucho, sarrapia, plumas de
garza, pieles de animales salvajes. No interesaba el procesamiento de los mismos
antes de exportarlos. Tampoco importaba si los productos venían de los Llanos
venezolanos, de los colombianos o de Guayana En la Región Guayana no se dio un
proceso de producción agrícola como en otras regiones. La explotación se basaba en
los recursos naturales existentes en la zona sin importar si eran renovables o no. Los
modos de obtención eran desde el pillaje y el cuatrerismo, la explotación de los
indios, el sistema de pago de productos por víveres, el destajo y en muy pocas
ocasiones el de obreros. La voracidad mercantil llegaba a tales extremos que en las
dos últimas décadas del siglo XIX se conformaron empresas, en las que participaban
como socios los presidentes de la República, a las que concedían todos los bienes que
hallaran útiles para exportar en grandes extensiones de Guayana y Delta Amacuro.
Estas empresas vendían sus acciones en los mercados de Londres, París y Nueva
York. Por falta de cumplimiento en los contratos, litigios entre compañías y poco
entusiasmo en la compra de acciones, tales proyectos fracasaron.
Pero, ¿qué enseñanzas deja el proceso histórico de Guayana?
1. Desde que Cristóbal Colón pasó la barra del río Orinoco que mezcla el agua
del río con la del mar y soñó haber llegado al paraíso terrenal, la visión
mágica de Guayana ha sido una constante histórica de conquistadores,
expedicionarios, buscadores de fortuna, investigadores, comisiones de
inspección. La riqueza de Guayana sigue siendo un mito, un paradigma.
Primero fue el mito de El Dorado que popularizó Sir Walter Raleigh en su
diario de viajes El descubrimiento del Grande, Rico y Bello Imperio de
Guayana, que motivó las expediciones y los intentos de conquista de Guayana
de los españoles durante dos siglos y el acoso de holandeses e ingleses.
Los viajeros que conocieron el florecimiento de las misiones indígenas (la
expedición de límites en 1756 y la visita de Fray Iñigo Abad en 1773), relatan que la
riqueza de Guayana está en la fertilidad de sus tierras y en la riqueza natural de sus
selvas por la diversidad de productos para la medicina y el comercio.
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de mano de obra: “Las islas Canarias, cuya juventud tiene un gran atractivo para
América, puede suministrar además a Tierra Firme hombres útiles y laboriosos”
(Ugalde, 1994, p.297). A principios del XIX hubo otro plan para entregar parte de la
Región del Caroní y el Delta a colonos irlandeses que formarían en esta región una
casi nueva república “La Nueva Erín” con leyes y autoridades propias. Menos mal
que dicha propuesta no se realizó. A finales del siglo XIX, Guzmán Blanco hizo
intentos por atraer inmigración europea pero esta prefería acudir a lugares con más
oportunidades económicas como Estados Unidos, Argentina, Chile. La inmigración
italiana, española, portuguesa y luego suramericana llegó a Venezuela cuando los
ingresos petroleros comenzaron a ser tan cuantiosos, que reactivaron la construcción
de infraestructuras y la inversión del Estado en las Empresas de Guayana.
Para tener una idea adecuada de qué economía se está hablando en Guayana basta
tener una relación de los habitantes de esta extensa región.
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poblar el eje Orinoco-Apure cuyos poblados ribereños quedaron vacíos cuando dejó
de funcionar el comercio por los ríos.
3. En la historia económica de Guayana se han observado varias etapas y
diferentes períodos dependiendo de la actividad predominante en un
determinado número de años. Pero las diversas actividades productivas no
fueron sustentables en el tiempo, ni los pobladores se prepararon para los
cambios. Todo dependía del exterior o de potencias externas, ya fueran los
conquistadores, los misioneros o los comerciantes de Ciudad Bolívar. Cuando
se descubría un nuevo producto que fuera apetecible por las naciones europeas
o norteamericana, decaía la actividad anterior.
La etapa de los conquistadores duró mas de 200 años no tiene significado
importante desde el punto de vista económico. Los españoles sólo buscaban oro y
plata, pero no lo consiguieron en Guayana.
En las Misiones del Caroní tuvo su nacimiento, desarrollo y estancamiento un
modo de producción de autoabastecimiento para la población habitante de esas
tierras. Dependía de lo mínimo de productos del exterior. La actividad básica fue la
ganadería que fue complementada con la agricultura y la industria artesanal. Esta
producía la casi totalidad de los productos que requería la población. El modo de
producción era comunitario, dirigido y administrado por los frailes, lo que engendró
suficientes recursos para todos los habitantes de la región. Cuando se prohibió a los
misioneros fundar nuevos poblados la producción se estancó ya que no estaba en ellos
ni en los indígenas la política de comercialización y acumulación. Después de la
Independencia, las tierras y bienes pasaron a manos de la Nación, los indios se
dispersaron mientras que los bienes fueron dados en concesión, o robados. Toda una
región rica y próspera cayó en el abandono y en la miseria. Las poblaciones indígenas
no fueron preparadas administrar sus recursos y tomar sus decisiones.
En el siglo XIX, predominó en Guayana la actividad comercial. La economía
guayanesa se circunscribió al puerto de Ciudad Bolívar y a las casas comerciales que
hicieron de correaje entre las metrópolis y los productos que estas requerían y existían
en los Llanos, selvas o minas de Guayana. En un primer período se exportaron bienes
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agrícolas tradicionales que producían las provincias del interior. Las tierras de
Guayana eran casi improductivas. En un segundo período el elemento de exportación
fue el oro de la cuenca del Yuruari que activó la economía del interior de Guayana y
atrajo buen número de inmigrantes, y en un período posterior la extracción de la
selva, de caucho, balatá y sarrapia, que hizo ricos a unos cuantos comerciantes de
Ciudad Bolívar y explotó a los purgüeros, obreros a destajo indígenas que vivían en
malas condiciones en las selvas. Cuando estos productos dejaron de interesar a la
metrópoli o se acabaron, terminó la actividad comercial.
Hacia mediados del siglo XX Venezuela comienza a perfilarse como una nación
importante exportadora de un recurso cada vez más necesario para el desarrollo
mundial: el petróleo. El país cambia su perfil de desarrollo y sustituye un modelo
basado en exportación de café, cacao, cueros, para convertirse en un país exportador
de petróleo. Venezuela pasa de ser una nación rural a una nación urbana, de una
economía exportadora de productos agrícolas a exportar el Oro Negro. Se dice que
Venezuela nace al siglo XX a la muerte de Gómez en 1935. Un ministro del General
Isaías Medina, el escritor Uslar Pietri lanza la consigna; “Hay que sembrar el
Petróleo". El naciente desarrollo industrial del país necesita electricidad, hierro y
aluminio, y el gobierno centralista de Caracas tiende de nuevo sus ojos hacia
Guayana. Aquí nace el desarrollo industrial más importante del país.
4. Esta situación de dependencia de la metrópoli trajo como consecuencia el
establecimiento en Ciudad Bolívar de una burguesía mercantil acomodada y
una población del interior empobrecida. No hubo intentos por poner a
producir los recursos de Guayana. La extracción de muchos productos de la
selva y la matanza de animales silvestres para quitarles las plumas o las pieles
creó un daño importante en la conservación de muchas especies.
5. De lo anteriormente expuesto se puede afirmar que Guayana ha tenido en
diferentes períodos de su historia vocaciones económicas diversas y
complementarias, de acuerdo a su población, en ganadería y agricultura, en
comercio con el exterior e interior de la república, en minería, en
aprovechamiento de productos de la selva y en industria. E incluso se puede
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