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Revista Philosophica 37

Vol. 34 (Semestre II / 2008) Valparaíso


(37 - 55)

EL SILOGISMO PRÁCTICO: UN MOTIVO


ARISTOTÉLICO EN LA FILOSOFÍA
PRÁCTICA DE KANT*
The Practical Syllogism: an Aristotelian Motive in the Practical
Philosophy of Kant

LUIS PLACENCIA
Instituto de Filosofía
Pontificia Universidad Católica de Chile
leplacen@uc.cl

Resumen
Tradicionalmente la filosofía práctica de Kant es considerada como opuesta totalmente
a la de Aristóteles, representando ellas de esta manera los dos referentes principales en
este campo. En este artículo intento analizar hasta qué punto es posible pensar la estruc-
tura del así llamado "silogismo práctico" como un punto de contacto entra la filosofía
práctica de Aristóteles y la de Kant.
Palabras clave: Silogismo práctico, filosofía práctica, m á x i m a , imperativo, regla
práctica.

Abstract
Traditionally, the philosophy of Kant is considered as completely contrary to that of
Aristotle, both representing the main referents in this field. This article attempts to analyze
to what extent it is possible to think the so-called structure "practical syllogism" as a
contact point between the practical philosophy of Aristotle and that of Kant.
Key words: Practical syllogism, practical philosophy, maxim, imperative, practical
rule.

1. La filosofía práctica de Aristóteles y la de Kant

Es tradicional que la filosofía práctica aristotélica y la kantiana sean


presentadas como dos posiciones opuestas que representan a nivel para-
digmático, enfoques de fundamentación de la moral radicalmente distintos.

Recibido julio de 2008.


38 LUIS P L A C E N C I A / EL SILOGISMO PRÁCTICO: UN M O T I V O ARISTOTÉLICO

En efecto, tradicionalmente se ha sostenido que en Aristóteles podríamos


hallar una de las versiones más completas e influyentes (si es que no la más
completa e influyente) de las llamadas "éticas teleológicas", mientras que
en el caso de Kant nos encontraríamos ante el modelo más representativo
(y probablemente ante la versión fundacional) de la ética deontológica. Así
se destacan en las presentaciones generales del pensamiento de Kant, las
siguientes tres notas fundamentales (entre otras): 1) formalismo, 2) univer-
salismo y 3) rigorismo, señalándosenos a modo de caracterización general
de la filosofía moral kantiana y en conexión con lo anterior, que la filosofía
moral del autor de la Crítica de la razón pura sería una ética 'deontológica',
i.e. una ética donde las razones fundamentales para justificar moralmente
una acción (o una omisión) reposan siempre en la noción de deber, dejando
1
de lado toda consideración de los bienes no morales . Tradicionalmente se
asume además en el contexto ya mencionado que este tipo de estrategia de
fundamentación de la moral es opuesta a la de las llamadas 'éticas teleo-
2
lógicas' (sean ellas éticas consecuencialistas o bien la así llamada "ética
de la virtud"), que encuentran en el caso de la última recién mencionada
su versión probablemente más influyente en la ética aristotélica, propuesta
que es habitualmente considerada como el eje sobre el cual se construye
toda la tradición de la ética clásica. Este último tipo de estrategia de fun-
3
damentación de la moral (i.e. la de corte aristotélico ) en particular tendría

1
Para esta definición de la ética deontológica cfr. Cooper (1975) p. 87-88, Frankena
(1963) p. 15 y Rawls (1970) p. 24 y 30. Otras definiciones convencionales se pueden
hallar en Höffe (1977) p. 220 y Honderich (1995) pp. 187-188.
2
Las éticas teleológicas podrían ser definidas como aquellas que plantean una estra-
tegia de fundamentación de la ética que está basada en la identificación de un cierto
fin supremo en las acciones humanas y en los actos morales en particular. Tomo esta
definición de Vigo (1997) p. 16 y Höffe (1977) p. 220. Esta definición a diferencia
de, por ejemplo, aquella de Rawls (1970) p. 24, que señala que la ética teleológica:
1) define el bien independientemente de lo correcto y 2) define lo correcto c o m o
lo que maximiza lo bueno. A diferencia de esta última, la caracterización que cito
primero permite hacer lugar a la ética aristotélica dentro de la ética clásica pudién-
dose así distinguir entre al menos dos tipos de éticas teleológicas, sc. las de tipo
consecuencialista y aquellas de inspiración aristotélica (que llamo aquí clásicas). Por
el contrario hay quienes, con buenas razones, han negado que la ética aristotélica
quepa en la definición de "ética teleológica" que da Rawls. Cfr. Cooper (1975) p. 87
y Gómez-Lobo (1998), en especial intentando mostrar la diferencia que hay entre la
ética aristotélica y las éticas de corte utilitarista y/o consecuencialista. De todos m o -
dos, incluso bajo esta última idea de la ética aristotélica, es ella siempre considerada
como opuesta a la propuesta kantiana. Cfr. G ó m e z - L o b o (1998), que sostiene la ya
mencionada posición para tratar de mostrar justamente que la ética aristotélica sería
un tertium quid entre la ética "teleológica" (tal como la entiende, por ejemplo Rawls)
y la ética "deontológica".
3
Dejaré de lado en este texto deliberadamente las oposiciones y comparaciones que
se podrían hacer entre Kant y la ética consecuencialista.
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por contraposición a las éticas deontológicas, las siguientes características


(entre otras): 1) sería una ética material (y no formal), 2) estaría centrada
en lo que se podría denominar como el carácter "situacional" de la acción
4
humana (y por lo tanto no sería universalista) y 3) enfatizaría el valor del
carácter moral, por sobre la evaluación de acciones particulares o tipos de
acciones tales como las máximas kantianas.
El objetivo de este texto es mostrar al menos un aspecto en el cual la
filosofía práctica de Aristóteles y la de Kant poseen una cercanía probable-
mente mayor de la que podría dejar entrever la presentación anterior (res-
pecto de la cual no emitiré mayor juicio, pese a que me parece al menos en
ciertos aspectos discutible), presentación que es por lo demás habitual a la
hora de dar cuenta de los enfoques de la filosofía práctica de estos autores.
Se trata del plano de la teoría de la acción de ambos autores, i.e. de aquella
parte de la filosofía práctica que se preocupa de explicar cómo se producen
las acciones humanas, y no de evaluarlas (este último plano es ya el que
corresponde a la ética). La idea será, entonces, intentar mostrar uno de los
posibles puntos de contacto que podría haber entre una y otra propuesta en
el plano de la filosofía práctica, puntos que normalmente no son enfatizados
cuando se nos trata de hacer ver a Aristóteles y Kant como dos autores que
se sitúan en las antípodas el uno del otro y que quedan escondidos tras la
supuesta contraposición de estas dos teorías en el plano de la fundamenta-
ción de la moral. Para mostrar lo anterior me valdré principalmente de la
tematización aristotélica y la posible utilización kantiana de la estructura
de explicación de la acción animal y humana que se ha dado en llamar
5
"silogismo práctico" . De esta manera intentaré, en primer lugar, ofrecer
de manera breve una interpretación del silogismo práctico en Aristóteles
para luego poder explicar cómo esta estructura podría verse reflejada en la
filosofía práctica de Kant. Es menester de todos modos hacer notar desde el

4
Cfr. v.gr. Gómez-Lobo (1998) p. 312, según el cual la ética aristotélica "es ante todo
una ética prudencial, pues sostiene que lo que debe hacerse está determinado por lo
que en circunstancias concretas aparece c o m o el bien digno de perseguirse". Es por
esta razón por la cual Aristóteles m i s m o renuncia a ideales de exactitud propios del
saber "teórico" en el campo de la filosofía práctica, tal c o m o expresa en el célebre
pasaje de EN I I 2 1104al. En efecto, tal como señala Wieland (1999) p. 108 "la filo-
sofía práctica debe renunciar a la exactitud también por el hecho de que, a diferencia
del conocimiento, el obrar tiene que vérselas siempre con situaciones individuales y
casos particulares concretos".
5
El punto podría ser puesto también de la siguiente manera. Aun cuando las diferen-
cias en el plano de la fundamentación de la moral sean grandes (este punto no será
discutido aquí, aunque me parece que la presentación tradicional que sitúa a Aristóte-
les y a Kant como dos modelos absolutamente opuestos es, tal como ya he sugerido,
al menos parcialmente errónea), existen importantes coincidencias en el plano de la
filosofía de la acción, elemento sobre el que se montan las éticas de ambos autores.
40 LUIS PLACENCIA / EL SILOGISMO PRÁCTICO: UN MOTIVO ARISTOTÉLICO

inicio que, el que Kant haya tenido en mente al silogismo práctico como un
elemento que formaba parte de su "filosofía de la acción" es una discusión
histórica que ha ocupado a algunos pocos intérpretes de la filosofía práctica
de este autor y sobre la cual no ha habido consenso entre los estudiosos
6
del filósofo de Königsberg . Por cierto, no intentaré aquí resolver este pro-
blema, en primer lugar porque no creo tener los medios para hacerlo, pero
además, en segundo lugar, porque no se trata en este texto de mostrar una
conexión histórica, sino que más bien sistemática. Dicho de otra manera,
quisiera intentar mostrar las similitudes estructurales que pudieran existir
entre el así llamado "silogismo práctico" en Aristóteles y ciertas estructuras
que Kant pareciera tener en mente a la hora de introducir lo que podría ser
denominado como su "teoría de la acción", y no pretendo por tanto mostrar
que Kant tomó el modelo del "silogismo práctico" de Aristóteles, autor
que, por lo demás, Kant no conocía particularmente bien. Con lo anterior
tampoco pretendo sugerir que lo que debe ser entendido bajo el término
"silogismo práctico" (término que no es utilizado en sentido técnico por
ninguno de los dos autores que aquí me ocupan, como ya se verá en lo que
sigue) es exactamente lo mismo en el caso de ambos autores, sino que tan
sólo me gustaría poder dejar en claro que tanto Kant como Aristóteles pa-
recen apelar a un modelo similar, al menos en cierto sentido, de explicación
de la acción humana.
Para ello entonces intentaré, en primer lugar, proveer una explicación
sucinta de los elementos fundamentales del "silogismo práctico" en Aristó-
teles. Luego de ello intentare mostrar cómo algunas de las ideas centrales de
la "teoría de la acción" de Kant pueden ser interpretadas de mejor manera
si se piensa en que Kant podría haber tenido en mente una explicación de
la acción humana del tipo del "silogismo práctico".

2. El silogismo práctico en Aristóteles

Probablemente el elemento central de la teoría de la acción de Aristó-


teles, teoría que ha sido considerada por muchos autores como el referente
fundamental de la filosofía clásica en este plano, sea el modelo de expli-
7
cación de la acción conocido como silogismo práctico , que es tratado

6
Algunas referencias sobre los hitos más importantes de esta discusión se pueden ver
en Schwarz (2006) pp. 26-27.
7
El término "silogismo práctico" no es un término técnico de la filosofía Aristotélica,
tal como han destacado Hardie (1968) p p . 241 y ss. y K e n n y (1979) p. 111. Existe
sólo un pasaje en el que Aristóteles pareciera darle tal uso (aunque en rigor tampoco
utiliza aquí una expresión como silogismo práctico, sino que más bien "razonamiento
de las cosas prácticas", syllogismoì tôn praktôn). Cfr. ENW 12 1144a29-bl.
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8
por el estagirita principalmente en MA 6-7 y en DA III 9-13 . En lo que
viene intentaré dar cuenta, a fin de mostrar cuáles podrían ser los puntos
en común entre Aristóteles y Kant en este plano, de los aspectos centrales
de la versión aristotélica del silogismo práctico. Con ello no pretendo ni
1) dar una interpretación que esté más allá de discusión a este respecto ni
2) ofrecer una explicación detallada de la gran cantidad de problemas que
la interpretación de este modelo presenta, sino que tan sólo me interesa
proveer una presentación esquemática, consistente y hasta donde se pueda,
lo menos comprometida con interpretaciones novedosas o arriesgadas, de
manera tal que después de eso pueda mostrar cómo podría coincidir este
modelo de explicación de la agencia racional humana y del movimiento
9
animal, con la teoría de la acción de Kant .
Ante todo, cabe destacar que el silogismo práctico es un modelo formal
que provee, por medio de una cierta arquitectura que posee cierta simetría
estructural con aquella del silogismo teórico, un intento de explicación de
cómo se produce la acción humana y el movimiento animal (de hecho por
esa razón hallamos en Aristóteles un tratamiento de este tópico en uno de
sus así llamados "escritos biológicos", sc. MA). Uno de los ejemplos que
provee Aristóteles podría ayudarnos a ilustrar la analogía con la forma silo-
gística: "El apetito dice 'debo beber'. Esto es agua, dice la senso-percepción
o la imaginación o el intelecto. Al punto, bebe" (MA 7 701a32-33). Ejem-
plos de este tipo, suelen ser reinterpretados a la luz de la regla inferencial
llamada modus ponens de la siguiente manera:

x B(x) --> D(x)


B(a)
Luego: D(a)

Que se lee como: 1) "cada una de mis acciones que consista en probar
algo dulce, es digna de ser hecha", 2) probar esta barra de chocolate es pro-
bar algo dulce, 3) luego, probar esta barra de chocolate es algo digno de ser
10
hecho . Ya esta presentación del silogismo práctico nos muestra varios de
los aspectos más interesantes de este modelo. El primero de ellos consiste

8
Aristóteles recurre también al silogismo práctico para tratar con el problema de la
incontinencia en EN VII 3. De todos modos debe destacarse que el texto de MA es lo
único en el cual Aristóteles explica de manera relativamente detallada la estructura
del "silogismo práctico" (más allá de que haga uso de esta estructura para tematizar
otros fenómenos en el plano de la filosofía moral).
9
Para la explicación del silogismo práctico seguiré de cerca en general las interpreta-
ciones disponibles en N u s s b a u m (1978) y Vigo (2006).
10
Cfr. Davidson (1980), Glüer (1993) p. 84.
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en el hecho de que para Aristóteles el silogismo práctico en tanto estructura


explicativa del movimiento animal y de la acción humana consta de una
conjunción de dos elementos que se identifican, por una parte, 1) con un
momento desiderativo, expresado en la premisa mayor del silogismo recién
11
citado ('deseo beber'), que es usualmente llamada "premisa del bien" , y
que expresa normalmente deseos (de tipo racional o no racional) o en gene-
ral disposiciones que caen dentro de lo que contemporáneamente se ha dado
12
en llamar como una proactitud , i.e. una actitud positiva del agente respecto
de una clase general de cosas, y 2) con un momento cognitivo, expresado en
la premisa menor del ejemplo antedicho ('esto es agua'), tradicionalmente
llamada "premisa de la posible", que es proporcionada, según Aristóteles,
por la la senso-percepción (aísthesis), la imaginación (phantasía), o bien el
intelecto (nous). Estos no sólo son los dos elementos a partir de los cuales
se puede reconstruir la acción humana y el movimiento animal como con-
diciones necesarias y suficientes, sino que de hecho a estos dos elementos
se reduce según Aristóteles de hecho todo aquello que juega un papel
explicativo en la acción (MA 6 700b 16-19). En relación con lo anterior es
importante destacar además que para Aristóteles hay silogismo práctico sólo
ahí donde hay una conjunción de ambos elementos (EN VII 5 1147a25-31),
de manera tal que la acción se produce de manera necesaria ahí donde hay
una conjunción de ellos y donde no hay otra cosa, como por ejemplo un
13
deseo contrapuesto, que lo impida . En este sentido existe un punto de
semejanza claro entre el silogismo práctico y el teórico, en tanto en cuanto
en ambos sólo podemos llegar a una conclusión a partir de la conjunción de
14
ambas premisas , que son por tanto, cada una, tomada por separado, con-
diciones necesarias, pero no suficientes para la realización de una acción.
Un ejemplo puede ilustrar este punto. Si deseo vengar las ofensas que se
me hagan, pero no recibo ninguna ofensa en este momento, no puede tener
lugar ninguna acción que satisfaga este propósito, ya que no hallo ninguna
circunstancia que cumpla con las condiciones que aquí se expresan como

11
Para la distinción entre una "premisa del bien" y una "premisa de lo posible" vid. MA
7 701a23-25.
12
Para esta noción se puede ver, entre otros textos, Davidson (1963) p. 4, donde el
filósofo norteamericano define el término proactitud de la siguiente manera: "deseos,
voliciones, consejos, motivaciones, y una gran variedad de visiones morales, prin-
cipios estéticos, prejuicios económicos, convenciones sociales, y objetivos públicos
y privados en la medida en que ellos pueden ser interpretados como actitudes de un
agente dirigidos a acciones de una cierta clase". Sin embargo sobre este punto es de
destacar que no hay consenso entre los intérpretes.
13
Aristóteles no menciona explícitamente cuáles serían aquellas variables que podrían
impedir tuviera lugar, lo cual ha dejado lugar, como es obvio, a las especulaciones
de los intérpretes. Cfr. N u s s b a u m (1978) p. 190.
14
Para este punto cfr. MA 7 701a6-13.
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lo que es deseable ('vengar las ofensas'). Por el contrario, tampoco vengaré


ninguna ofensa, si no se me parece como deseable (orektón) el realizar esa
acción. Por tanto sólo allí donde quiera vengar las ofensas que se me hagan
y donde halle un caso que reconozca como tal que cumple con ser un caso
de la regla dada, entonces ahí, se produce la acción.
Un segundo punto a tener en cuenta, y que se desprende también del
ejemplo recién mencionado, es el hecho de que Aristóteles sostiene que la
15
conclusión del silogismo práctico es una acción , y lo hace (más allá de
todas las polémicas que en este punto haya) de manera explícita (cfr. MA
16
7 701al0-13 y 22-23) . Como ha señalado de manera correcta Nussbaum
(1978) p. 204, pese a que a veces pareciera indicarse lo contrario, "si la
conclusión es ella misma una proposición, una afirmación de una decisión,
nos preguntamos si no debemos invocar algún factor extra para explicar por
17
qué la acción sigue a la conclusión" . En definitiva, pareciera no haber ne-
cesidad de suponer que la conclusión no es una acción. Este punto es crucial
para poder comprender por qué la comparaciones posibles que se podrían
hacer entre el silogismo teórico y el práctico pueden sólo revestir el carácter
de analogías, o siendo quizás más precisos, que si bien existe entre ellos
un parecido estructural, la arquitectura de ambos no es idéntica, en tanto
en cuanto lo que hay en un caso es un proceso inferencial por medio del

15
No obstante ello, el hecho de que la conclusión del silogismo práctico sea una ac-
ción es algo que no queda reflejado en la interpretación formal ofrecida más arriba
siguiendo la regla del modus ponens, lo cual no hace sino mostrar, tal y c o m o se en-
fatizará más adelante, que en el caso del silogismo práctico no se trata de un proceso
inferencial de orden deductivo al m o d o del "silogismo teórico".
16
Este punto es destacado por varios intérpretes, aunque como destaca Nussbaum, hay
muchos comentaristas de Aristóteles que no han tomado esta idea seriamente. Para
autores que apoyan y defienden en detalle la interpretación aquí dada, cfr. v.gr. Hardie
(1968) pp. 240-241, Nussbaum (1978) p. 186 y Vigo (2006). Es de destacar, de todos
modos, la existencia de pasajes en los cuales Aristóteles pareciera sostener o implicar
que la conclusión no es una acción, v.gr. EN Vil 5 1147a26-31. Lamentablemente
no puedo abundar aquí en las razones que me mueven a considerar que la lectura
Hardie, Nussbaum, Vigo entre otros, es la mejor, pero a mi manera de ver es claro,
tal y como sostiene este último, que justamente el silogismo práctico es práctico
porque la conclusión es una acción. No obstante ello autores como Kenny (1979)
p. 123, sostienen que es un error afirmar que la conclusión debe ser una acción, y
que la marca que sirve para oponer al razonamiento práctico del teórico no es el que
culmina en una acción, sino el hecho de que el mismo sentido en que el razonamiento
teórico busca pasar de lo verdadero a lo verdadero, el razonamiento práctico busca
pasar de lo bueno a lo bueno". Kenny (1979) p. 128.
17
Como destaca Nussbaum (1978) p. 204 el punto central para comprender bien este
asunto es notar que Aristóteles sostiene que la conclusión se sigue una vez que se
han actualizado ambas premisas y se las ha combinado de manera correcta. Sobre la
relevancia del concepto de proaíresis en la labor de actualización de las premisas, se
pueden ver los interesantes trabajos de Vigo (2006).
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cual se extrae, puestas dos premisas, la verdad de una tercera proposición


(o si se quiere una caracterización más rigurosa, se tiene una relación entre
tres términos, en los cuales el último es contenido por el medio y el medio
18
está o no contenido por el primero ), mientras que en el otro caso lo que
se tiene es un modelo no-deductivo de explicación de cómo se producen
19
las acciones humanas . Dicho de otra manera, lo que hay en el silogismo
20
práctico, tal como lo han enfatizado algunos intérpretes , no es un esquema
de inferencia de acciones correctas a partir de un modelo deductivo en el
que dadas reglas a priori se pueden deducir reglas para casos particulares,
sino más bien un modelo formal a partir del cual se pueden poner de relie-
ve cuáles son los aspectos relevantes a la hora de explicar el movimiento
animal y la acción humana.

3. El silogismo práctico en Kant

A continuación revisaré cómo podría hallarse la teoría del silogismo


práctico en Kant. Pero antes de ello me gustaría realizar algunas conside-
raciones previas relativas a la situación de la teoría de la acción misma en
Kant, ya que ésta ha sido claramente menos estudiada en el caso del filósofo
de Königsberg que en el de Aristóteles. La teoría moral kantiana se monta,
21
al igual que la de Aristóteles sobre una peculiar teoría de la acción . La
teoría de la acción kantiana posee por cierto ciertas complejidades que no
22
puedo abordar aquí y que han sido objeto de la investigación reciente , de
manera tal que aquí sólo me concentraré en los elementos más relevantes
para explicar la posible coincidencia que podría existir con Aristóteles en
la apelación a un modelo del tipo del silogismo práctico para explicar la
agencia racional humana. Todo esto con la intención de hacer notar que al
estudiar la filosofía práctica de Kant una de las cosas que resulta interesan-
te de destacar es que ella es bastante similar en el plano de la teoría de la
acción a la teoría clásica propuesta por filósofos tales como Aristóteles, sin
que por ello no existan diferencias de fondo en el camino que lleva desde
la teoría de la acción a la teoría ética de ambos autores. De todos modos, y
a pesar de los distintos énfasis, en el plano de la filosofía de la acción las
teorías de ambos autores parten de la aceptación de la idea de que los seres

18
Para la definición aristotélica del silogismo, cfr. An.pr. I 2 4 a l 8 .
19
De esta manera es importante destacar que el silogismo práctico no es un silogismo,
si se toma este término sensu stricto. Tampoco puede corresponder a una regla infe-
rencial del tipo del modus ponens.
20
Es el caso, v.gr. de N u s s b a u m (1978) y Vigo (2006).
21
Los elementos fundamentales de esta poco estudiada teoría se hallan fundamental-
mente en KpV§§ 1-7 y GMS; Ak. IV, 387 y ss.
22
Cfr. Willaschek (1992) y en menor medida (2006).
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humanos actuamos por representación de fines, que a su vez están motiva-


dos por deseos o inclinaciones (deseos o inclinaciones que pueden ser o no
racionales), siendo estos fines considerados siempre como buenos por no-
sotros, al menos desde cierta perspectiva. Esto es equivalente a decir que en
ambas teorías se sigue un modelo teleológico de explicación de una acción
como aquel que mejor explica la estructura del obrar humano, aceptándose
también que somos capaces de organizar esos fines que nos ponemos de
modo racional y coordinar nuestras acciones en vista de la consecución de
ellos (y también por tanto, de subordinar unos fines a otros, por ejemplo).
De esta manera, no resulta nada extraño que Kant acepte como verdadero
(aunque lo considere en cierta medida equívoco) el viejo principio escolás-
tico, probablemente inspirado en la tradición clásica que remonta a Sócrates
y Aristóteles, que señala que no deseamos nada sino bajo razón del bien, y
que no rechazamos nada sino bajo razón del mal, i.e. nihil appetimus nisi
sub ratione boni, nihil averssamus nisi sub ratione malí (KpV; Ak. V, 59).
Este hecho resulta central, en tanto en cuanto es a partir de una versión de
este principio (con la que se abre la EN) que Aristóteles intenta mostrar que
todo agente racional de praxis debe operar bajo una cierta representación de
lo que sería el buen vivir, punto este sobre el cual se construye posterior-
mente la filosofía moral aristotélica. Ahora bien, para Kant el ya mencio-
nado principio es todavía un principio de teoría de la acción, y no debe ser
interpretado como un principio de teoría moral. Justamente la equivocidad
del mismo consiste, según Kant, en que, por razones propias del idioma en
el que está expresado tradicionalmente (i.e. el latín), no se distingue en él
de modo claro que está referido a una tesis de filosofía de la acción, y por
23
tanto permitiría una confusión entre el bien moral y el bien no moral . De
todos modos, y sea como fuere, el principio posee un valor relevante en la
filosofía moral de Kant, tal como en la filosofía moral de corte aristotélico,
24
siempre entendido como un principio rector de la teoría de la acción .
Existen también otros elementos centrales de la teoría de la acción kan-
tiana que poseen central importancia en su modelo de fundamentación de

23
Ha de decirse en realidad que para Kant la ambigüedad lingüística no sólo está refe-
rida al uso de los términos bonus y malus en la lengua latina (uso que por lo demás
según Kant en su Kähler Moral (cfr. Kähler Moral, 28) puede tener incluso más de
dos sentidos) sino también en otros aspectos de la máxima escolástica. En efecto,
el filósofo de Königsberg también protesta por la posible ambigüedad que se puede
hallar en el giro sub ratione boni, debido a que éste puede ser interpretado como
queriendo decir que deseamos algo porque es bueno, o bien que nos representamos
algo como bueno porque lo deseamos. Cfr. KpV; Ak. V, 59.
24
En efecto, este principio posee, al menos según como creo que debe ser interpretado,
también en la filosofía práctica de Aristóteles, un carácter neutral desde la perspectiva
normativa, ya que sólo describe las condiciones mínimas sobre las cuales opera un
agente racional de praxis.
46 LUIS PLACENCIA / EL SILOGISMO PRÁCTICO: UN M O T I V O ARISTOTÉLICO

la ética. Esta relevancia se ve de manera clara en el ya citado comienzo de


la KpV, especialmente en el camino que va desde el §1 al §7, donde Kant
da el paso desde la teoría de la acción a la filosofía moral (al igual que en
25
el pasaje paralelo de GMS; Ak. IV, 412-417) . Veremos a continuación que
estos elementos se entienden mejor por medio de una interpretación de los
mismos que recurra a un modelo de explicación de la acción del tipo del
"silogismo práctico" y con ello mostrar que este tipo de estructura podría
ser fundamental para entender la teoría kantiana de la acción. Dicho de
otro modo, se tratará de mostrar que es altamente probable que Kant haya
estado pensando, al momento de introducir buena parte de los conceptos
fundamentales a partir de los cuales se debe entender la acción humana,
en un modelo similar al menos al que identificamos en Aristóteles con el
nombre de "silogismo práctico", i.e. un modelo de explicación de la acción
que refiera a determinadas variables cognitivas y desiderativas.
Como se recordará, Kant comienza su KpV, dando una serie de defini-
ciones o explicaciones (Erklärungen), donde caracteriza la central noción
'principio práctico', indicando que: "principios prácticos (Praktische
Grundsätze) son proposiciones que contienen una determinación universal
de la voluntad, que contienen meras reglas prácticas bajo sí" (KpV § 1; Ak.
V, 19). Ahora bien, estos principios prácticos pueden dividirse en: 1) máxi-
mas (Maximen) y 2) leyes prácticas (praktische Gesetze), dependiendo de la
pretensión de validez que tengan. En efecto, según señala Kant, mientras la
condición (Bedingung) de las primeras pretende valer sólo para la voluntad
del sujeto que se da ese principio, es decir, dependen de la voluntad del
sujeto de praxis, la condición de las segundas por su parte, pretende validez
26
para todo ser racional (KpV § 1; Ak. V, 19) . Bajo los distintos principios
prácticos, añade Kant, se subordinan diversas reglas prácticas (praktische
Regeln). ¿Cómo pensar las relaciones entre estos elementos? Lograrlo es
bastante complejo y para ello se requiere seguir ahondando en la filosofía

Sin embargo, ese pasaje de GMS no introduce una serie de elementos y caracteri-
zaciones muy importantes que sí están en KpV, en particular el crucial concepto de
regla práctica no está en ese pasaje de la obra de 1785.
También se puede ver una definición similar en GMS; Ak. IV, 400 n. "La máxima
es el principio subjetivo de la voluntad; el principio objetivo (es decir, aquel que les
serviría como principio práctico a todos los seres racionales si la razón tuviera poder
total sobre la facultad de desear) es la ley práctica". También GMS; Ak. IV, 420-421:
"la máxima es el principio subjetivo del obrar, y debe ser distinguido del objetivo,
a saber, la ley práctica. Aquella contiene la regla práctica que determina la razón de
acuerdo a las condiciones del sujeto (la mayor parte de las veces, la ignorancia o
también las inclinaciones del mismo), y es por lo tanto el principio según el cual el
sujeto obra, pero la ley es el principio objetivo, válido para cada ser racional, y el
principio según el cual se debe obrar, i.e. un imperativo"; R. 2664 "La máxima es un
principio práctico subjetivo".
REVISTA P H I L O S O P H I C A V O L . 34 [ S E M E S T R E II / 2 0 0 8 ] 47

kantiana de la acción, que muestra aquí, según me parece, su similitud con


el modelo aristotélico. En efecto, tal como ha hecho notar el gran intérprete
de la filosofía kantiana L. W. Beck, es posible comprender mejor algunos
pasajes de la KpV que se sustentan a partir de estos conceptos aludiendo a
la estructura del "silogismo práctico". Estos mismos pasajes a su vez ayu-
darían a comprender la función de los términos introducidos por Kant en el
§ 1 de la KpV, términos que serán centrales además en la filosofía moral de
27
Kant . El siguiente pasaje es un ejemplo de ello. Tómese así el siguiente
texto de la KpV:

" M e h e h e c h o l a m á x i m a d e a u m e n t a r m i p a t r i m o n i o p o r t o d o s los
m e d i o s seguros. A h o r a , t e n g o e n m i s m a n o s u n d e p ó s i t o c u y o d u e ñ o h a
m u e r t o , y no ha dejado n i n g ú n escrito c o m o t e s t i m o n i o de ello. N a t u r a l -
m e n t e es este el c a s o de mi m á x i m a " (KpV§ 4; A k . V, 2 7 ) .

El caso que propone Kant podría ser puesto como un silogismo práctico
de la siguiente manera:

A u m e n t a r m i fortuna p o r t o d o s los m e d i o s s e g u r o s e s l o q u e t e n g o p o r
propósito (Máxima).
Q u e d a r m e con este d e p ó s i t o m e a y u d a a a u m e n t a r d e m a n e r a segura m i
fortuna ( R e g l a ) .
M e q u e d o c o n este d e p ó s i t o ( C o n c l u s i ó n ) .

El ejemplo está tomado del modelo que usa Kant para explicar la posi-
bilidad de que una máxima sea susceptible de ser universalizada (Kp V § 4;
Ak. V, 27-28), por lo tanto Kant mismo hace poco caso de lo que sería la
conclusión del silogismo anteriormente dado (más bien discute sobre si la
máxima que da origen a este silogismo es moral o no). El mismo Kant unas
líneas después de que realiza sus definiciones recién citadas (de máxima,
principio práctico y ley práctica) da otro ejemplo, que consiste en una
situación donde alguien se da la máxima de vengar todas las ofensas que
se le hagan y que podría expresarse de manera semejante a lo que se ha
28
hecho aquí con el ejemplo del depósito . Lamentablemente este ejemplo
contribuye a oscurecer las distinciones kantianas, ya que ahí el filósofo de
Königsberg no se refiere a las reglas prácticas que caen bajo la máxima
en cuestión (por ejemplo, X me ofende y estoy en condiciones de vengar-

27
De hecho, sin ir más lejos, en las formulaciones más conocidas del "imperativo ca-
tegórico", hay siempre una alusión al concepto de máxima, definido en los pasajes
ya mencionados.
28
Este ejemplo es, de hecho, llevado a la estructura del silogismo práctico por Beck
(1960) p. 8 1 .
48 LUIS PLACENCIA / EL SILOGISMO PRÁCTICO: UN M O T I V O ARISTOTÉLICO

me), sino que tan sólo utiliza el ejemplo para mostrar la diferencia entre
una máxima y una ley práctica. Ello no ocurre, sin embargo, con el primer
ejemplo citado. Un nuevo vistazo a este primer texto de Kant mencionado
más arriba podrá mostrar que él pareciera estar pensando en un modelo
de explicación de la acción del tipo del silogismo práctico. Dice ahí Kant,
discutiendo si una máxima puede ser universalizada: "Me he hecho la máxi-
ma de aumentar mi riqueza por todos los medios seguros, ahora tengo en
mis manos un depósito cuyo propietario ha muerto y no ha dejado ninguna
escritura sobre él. Naturalmente es éste el caso de mi máxima". Como se
ve, en el caso recién señalado el sujeto en cuestión se enfrenta a un caso
(regla) que responde a un tipo de situación que satisface el principio (i.e.
la máxima) que él se ha puesto, sc. aumentar la propia fortuna por todos
los medios seguros. Tanto el principio (máxima) como la regla hacen las
veces de las premisas de un "silogismo", que tiene como consecuencia una
"determinación de la voluntad".
Que la estructura del silogismo práctico debe ser aquella en la que está
pensando Kant en estos casos se ve de manera clara a partir del siguiente
pasaje tomado del comienzo de la Observación a la analítica de la razón
pura práctica, donde Kant intenta hacer algunas observaciones a modo de
aclaración respecto de la estructura expositiva de esta parte del texto (sc. la
Analítica de la razón pura práctica): "Así la división de la Analítica de la
razón pura práctica debe tener lugar de modo similar a lo que ocurre en un
silogismo (Vernunftschluss), a saber, pasando de lo general en la premisa
mayor (el principio moral), a una subsunción de una acción posible empren-
dida en una premisa menor (como buena o mala), a aquella conclusión, a
saber, la determinación subjetiva de la voluntad (un interés en los bienes
prácticos posibles y en la máxima fundada en él)" (Ak. V, 90). Además,
como se puede ver claramente, en la estructura propuesta por Kant para
explicar la relación máximas - reglas, se ve claramente la vinculación en-
tre un factor desiderativo y un factor cognitivo que existe en el silogismo
29
práctico aristotélico . En efecto, en el caso de Kant, la premisa mayor o
premisa del bien como tradicionalmente se ha llamado a este elemento del
silogismo práctico, y que corresponde en Kant a la máxima, representa al
igual que en el modelo aristotélico de explicación de la acción humana, el
factor desiderativo, que es el que corresponde al fin que se desea alcanzar
(en el caso del ejemplo aumentar mi riqueza por todos los medios seguros
que haya para ello). En este caso lo que tenemos en la premisa mayor es
un determinado 'contenido preposicional' (ahorrar por todos los medios
seguros) más una proactitud ('deseo'), donde la confluencia de estos dos
elementos tiene como resultado la máxima misma, que básicamente es la

29
La confluencia entre un acto desiderativo y otro cognitivo que se da en el querer en
el caso de la teoría kantiana es hecha notar por Sala (2004) p. 8 1 .
REVISTA P H I L O S O P H I C A V O L . 34 [ S E M E S T R E II / 2 0 0 8 ] 49

expresión de un propósito; de suerte que, según ya habíamos señalado,


queda cristalizado en este elemento de la estructura que da cuenta de la
producción de una acción, el hecho de que para Kant la existencia de deseos
o inclinaciones es central para la producción de una acción, estando estos
deseos o inclinaciones representados, en el caso del ejemplo que aquí se
30
dio, en la premisa mayor del silogismo . Por otra parte la premisa menor,
o también conocida tradicionalmente como premisa de lo posible, y que
corresponde en Kant a una 'regla práctica', expresa el factor cognitivo que
alude a su vez a los medios que permiten alcanzar el fin propuesto por la
premisa mayor. Esto queda claro a partir de la definición que da Kant de
qué es una 'regla práctica' (praktische Regel): "la regla práctica es siempre
un producto de la razón porque ella describe la acción como medio para
un efecto (en cuanto intención)" (KpV § 1; Ak. V, 20). De esta manera la
premisa menor, se podría decir, determina un medio para alcanzar el fin
propuesto en la premisa mayor.
Que sea la forma del silogismo lo que está presupuesto en la explicación
de Kant en KpV § 1 es lo que además podría explicar el oscuro significa-
31
do de la palabra condición en las definiciones de máxima y ley práctica
que Kant da ahí mismo. Como se recordará Kant señala que la máxima es
aquel principio práctico cuya condición (Bedingung) pretende sólo validez
subjetiva, por el contrario, en el caso de la ley práctica la condición es vista
como válida para cualquier ser racional. ¿Qué quiere decir aquí el término
condición? Para quienes conocen lo que va venir en el desarrollo de la KpV,
probablemente resulte problemática esta aseveración por cuanto sabrán que
Kant asevera más adelante (al igual que en sus otras obras morales) que las
leyes prácticas poseen validez incondicionada, lo cual pareciera entrar en
conflicto con que aquí se hable de una condición (aunque sea válida para
cualquier ser racional), esto porque de hecho, el imperativo categórico
32
vale de manera "incondiconada" (GMS; Ak. IV, 414) . La respuesta a este

30
Por cierto, la premisa del bien, puede perfectamente ser ubicada en la posición de
la que en el silogismo teórico es llamada premisa menor. Dado que en el caso del
silogismo práctico no se trata de una inferencia posibilitada por la relación de inclu-
sión y exclusión entre tres términos (relaciones que son expresadas en el silogismo
teórico por la posición de los términos en el silogismo), pueden entonces las premisas
ordenarse de cualquier manera sin que ello implique que la conclusión cambie.
31
De hecho, han existido, tal como lo hace notar Beck, autores que propusieron enmen-
dar ese texto cambiando Bedingung por Bestimung. Cfr. Beck (1960) p. 81 n. 15.
32
"Ahora, todos los imperativos mandan o bien hipotética o bien categóricamente.
Aquellos representan la necesidad de un acción posible como medio para conseguir
alguna otra cosa que se quiere (o que es posible que se quiera), el imperativo categó-
rico sería aquel que representa una acción por sí misma como objetiva necesaria, sin
relación a algún otro fin. De esta suerte, como se sabe, los imperativos hipotéticos
tendrían la forma lógica de un condicional, mientras que el imperativo categórico,
50 LUIS PLACENCIA / EL SILOGISMO PRÁCTICO: UN M O T I V O ARISTOTÉLICO

problema está dada, como ya se señaló, por la referencia a la estructura


del silogismo. En efecto, como se puede ver en las Lecciones de lógica,
el Nachlaβ y en la KrV, Kant llama condición (Bedingung) al sujeto de
33
la premisa mayor de un silogismo de la primera figura . En este caso, es
el término que está del lado del sujeto en la máxima, que corresponde al
'contenido preposicional' de la misma, sc, "aumentar mis fortuna por todos
los medios seguros", y que tiene la posición del término medio, de acuerdo
34
con la doctrina de las figuras del silogismo . Así se ve que una máxima, en
tanto su condición ha de valer sólo subjetivamente, expresa un deseo que no
puede tener validez para cualquier ser racional, y por tanto da origen sólo
a imperativos hipotéticos. Esto, sin embargo, muestra que la división que
Kant introduce aquí es un tanto engañosa, ya que una máxima puede dar
lugar al IC, tal como de hecho él mismo asevera explícitamente en muchos
35
lugares . Sin embargo, más allá de ello, a mi manera de ver, la principal

que es la ley práctica, posee una forma, como su nombre lo indica, categórica". GMS;
Ak. IV, 414. Es usual sostener que la diferencia aquí expresada entre imperativos
categóricos e hipotéticos tiene que ver con el hecho de que el imperativo categórico
no tiene la forma de un enunciado condicional, mientras que el imperativo hipoté-
tico por el contrario sí la posee. No obstante ello, es fácil hallar contraejemplos de
esta idea. Así, por ejemplo " D e b e s practicar piano", es un ejemplo de lo que Kant
llamaría un "imperativo hipotético" (en efecto, no pareciera poder ser una obligación
incondicionada para nadie el tocar piano), y que no obstante está expresado en la
forma de un enunciado imperativo. Por el contrario, la proposición "Si un hombre
está en una emergencia, debes ayudarlo", está expresada en forma condicional, pero
pareciera expresar un mandato que para Kant sería categórico. Tomo los ejemplos
de Horn, Mieth & Scarano (2007) p. 211
33
Cfr. Jäsche Logik §§ 57-58; Ak. IX, 120-121. Ahí Kant establece, entre otras cosas,
la siguiente regla, que él llama Principio general de todos los silogismos: "lo que
está bajo la condición de una regla, también esta bajo la regla misma". Esto, por
cierto coincide con la definición del silogismo que da Aristóteles donde la 'regla' es
el término mayor y 'condición' es el medio (ie. el predicado de un silogismo de la
primera figura). Esto queda aclarado por la siguiente definición del silogismo que da
Kant en su R. 3 2 0 1 : "Un silogismo (Vermmftschlus) es el conocimiento de la nece-
sidad de una proposición por medio de la subsunción de su condición bajo una regla
general dada. Lo que está bajo la condición de una regla (el sujeto de la conclusión),
eso está también bajo la regla m i s m a (el predicado de la conclusión)". Cfr. también
KrVA 322/B 378; A 300/B 357. Es de destacar que lo que Kant entiende por regla en
su descripción del silogismo no coincide con lo que en KpVllama 'regla práctica'.
34
L. W. Beck intenta también a partir de aquí comprender el origen del término
maxima. Según él, Kant toma este término de la lógica de la época, donde sententia
maxima es el nombre de la premisa mayor de un polisilogismo. Beck (1960) p. 81.
No obstante, no es esta la única conjetura respecto de este tema. Un resumen breve
de las diferentes posiciones al respecto se puede ver en Schwarz (2006) pp. 25-26.
35
Este hecho ha sido destacado por Beck (1960) p. 8 1 . De todos modos es claro que el
término máxima posee en Kant varios sentidos, y que no es susceptible de ser com-
prendido en todos los usos que Kant le da a partir de una sola definición, tal como se
REVISTA P H I L O S O P H I C A V O L . 34 [ S E M E S T R E II / 2 0 0 8 ] 51

conclusión que nos permiten sacar las aseveraciones de Kant en el § 1 de


la hKpV, es que la producción de la acción humana involucra dos elementos
centrales: 1) un propósito o deseo, expresado por la máxima y 2) una regla,
que nos marca un determinado medio para alcanzar el propósito expresado
por la máxima.
El hecho de que Kant tomara el término máxima de una comparación
con el silogismo teórico, no es suficiente motivo para suponer que el silo-
gismo práctico, tal y como lo interpretaría Kant, no posee mayor diferencia
36
con el teórico . Por el contrario, el esquema del silogismo práctico de Kant,
en el cual la conclusión es una determinación de la voluntad, pareciera dar
lugar a la posibilidad de que para Kant también la conclusión del "silogis-
37
mo práctico" debería ser interpretada como la ejecución de la acción . Si
esto es así, entonces el "silogismo práctico" no seguiría lo que Kant llama
"principio del silogismo categórico" que corresponde al viejo adagio que
señala que nota notae nota rei ipsius; repugnans notae repugnat rei ipsi
(cfr. Jäsche Logik § 63; Ak. IX 123). Esto queda, me parece, más claro si
se interpreta de manera correcta el único pasaje en que Kant menciona el
término silogismo práctico (MS; Ak. VI, 313), pasaje que tiene bastantes
similitudes con algunos de los ejemplos ya mencionado. Ahí señala Kant
lo siguiente: "Cada estado contiene en sí tres poderes, esto es, contiene
a la voluntad general unida en tres personas (trias politica), la autoridad
soberana (Soveränität) en la persona del legislador, el poder ejecutivo en
la persona del gobernante (en conformidad con la ley) y el poder judicial
(para reconocer a cada uno lo que es suyo según la ley) en la persona del
juez" (potestas legislatoria, rectoria, et judicaria) iguales a las tres propo-
siciones en un silogismo práctico, la mayor, la de la ley de esa voluntad, la
menor que contiene el mandato de comportarse de acuerdo con la ley, esto
es, el principio de subsunción bajo la misma, y la conclusión, que contiene
el veredicto (sentencia) que se establece en cada caso como correcto". Esta

ha estudiado en la literatura reciente. Cfr. Schwarz (2006) pp. 19-24. Esta aclaración
es probablemente aplicable a buena parte del vocabulario clásico de la filosofía moral
de Kant.
36
Por lo demás, Kant pareciera ser uno de los primeros filósofos de la modernidad en
volver a reconocer la especificidad de lo práctico y en darle a la razón práctica un
estatus que no la subordina directamente a la teórica. La revolucionaria actitud de
Kant en este sentido está incluso documentada de entrada en el plano terminológico.
En efecto, tal como han hecho notar algunos intérpretes (cfr. Beck (1960) y Willas-
chek (2006) p. 126), Kant rescata el giro "razón práctica", que no es utilizado por
sus predecesores en el s. XVIII.
37
Lamentablemente el concepto de "determinación de la voluntad" es lo suficientemen-
te equívoco (lo que se suma que ha sido m u y poco tratado en la literatura, sc. Beck
(1960) p. 78, Horn (2002) pp. 44-49 y Horn, Mieth & Scarano (2007) p p . 204-205)
como para no dejar en claro la cuestión.
52 LUIS PLACENCIA / EL SILOGISMO PRÁCTICO: UN MOTIVO ARISTOTÉLICO

cita nos una idea del hecho de que Kant ve en el silogismo práctico, tal
como ha hecho notar Willaschek (2006) p. 126, el trabajo de la voluntad, en
tanto no sólo es un principium dijudicationis, sino también un principium
executionis, i.e., no se trata en la esfera de la voluntad (que no es otra cosa
que la "razón práctica", tal como asevera Kant en GMS) tan sólo reconocer
principios de praxis, sino que sobre todo, se trata de actuar.
Con esto no quiero decir, por cierto, que las "teorías del silogismo
práctico" en Kant y Aristóteles sean idénticas. Más bien creo que existen
importantes diferencias entre ambas (que no puedo tratar, por razones de
tiempo y espacio aquí), pero algunas de las cuales menciono brevemente: 1)
no se recurre en Kant al modelo del silogismo práctico como un modelo de
explicación del movimiento animal, sino sólo de acciones humanas. Esto es
sumamente interesante, por cuanto el hecho de que la teoría aristotélica del
silogismo práctico esté orientada a partir de una "nivelación" de la acción
humana y el movimiento animal es índice de ciertas peculiaridades de lo
38
que Aristóteles quiso tematizar bajo el nombre de "silogismo práctico" 2)
no se utiliza en Kant, como sí en Aristóteles la teoría del silogismo práctico
para una de sus principales virtualidades, sc. tratar con el problema de la
incontinencia o akrasía.
Estas diferencias no obstante no dejan sin efecto el hecho de que hay una
coincidencia de fondo en el plano de la teoría de la acción de estos autores
al menos en los siguientes aspectos:
1) Tanto Kant como Aristóteles poseen una teoría de la acción en la cual
los diferentes agentes racionales son representados como actuando por mor
de deseos, sean ellos racionales o irracionales, y donde estos deseos cum-
plen una función explicativa en relación a la acción.
2) Tanto en Kant como en Aristóteles, contiene la esfera de la teoría de
la acción, en tanto se intenta dar en ambas una explicación de este fenó-
meno, no sólo referencia a un componente desiderativo, sino que también
a un componente cognitivo, siendo ambos elementos necesarios para la
producción de una acción.
3) Lo que hay, en suma, tanto en Aristóteles como en Kant es el reco-
nocimiento de un campo de racionalidad que posee cierta especificidad, sc.
el de lo práctico, campo que es reconocido en estos casos por medio de un
modo de razonamiento práctico, que es aquel vinculado con la producción
de acciones. Este campo, es siempre presentado por medio de comparacio-
nes con el ámbito de la racionalidad teórica, más de ello no se sigue que
sea reductible a ella.
Todo esto trae como consecuencia el hecho de que parecieran haber bue-

38
Este hecho ha sido enfatizado especialmente por A. Vigo (2008), quien se hace cargo
de esas peculiaridades.
REVISTA P H I L O S O P H I C A V O L . 34 [ S E M E S T R E II / 2 0 0 8 ] 53

nos motivos para sostener que Kant tuvo en mente una teoría de explicación
de la acción humana que apela a estructuras al menos similares a aquella
que en Aristóteles es identificada bajo el nombre de "silogismo práctico".
Suponer esto, no sólo nos reporta importantes réditos a la hora de interpretar
conceptos básicos de la teoría moral de Kant tales como aquellos de máxi-
ma o regla práctica, sino nos provee además, al igual que aquella vinculada
con algunos otros aspectos de la filosofía moral de Kant (que lamentable-
39
mente no he podido tratar aquí ), al menos según me parece, de buenos
medios para acercar la filosofía práctica de Kant a aquella que siempre ha
sido presentada como su opuesta, sc. la de Aristóteles. Y esto no puede sino
ser un gran desafío, desafío por lo demás digno de emprenderse.

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39
Pienso en concreto en el tratamiento de la facultad de juzgar (Urteilskraft) en el
plano de la filosofía práctica. Un magistral tratamiento de los "rendimientos" de la
facultad de juzgar en el plano práctico se puede encontrar en la sección 9 de Wieland
(2002).
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