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Lacan prosigue a partir del punto donde Freud se quedó en el sueño “padre no

ves que estoy ardiendo”, en el cap VII de la Interpretación de los sueños Freud
describe el inconsciente como un aparato visual intentando ir más allá de lo
que llamamos el inconsciente transferencial- este sueño es tan real que no se
puede analizar, no necesita ser analizado y sin embargo por ese hecho hay el
enigma de la paternidad: ¿qué es un padre? Es la pregunta que toma Lacan y
sobre la que construye todo este Seminario y, de algún modo, cada uno de los
objetos a es un Nombre del Padre (NP) y cada uno de los 4 conceptos es un
NP.

A.Vicens articula y reordena estas lecciones en una serie de puntos:

1º punto: la separación del ojo (órgano) y la mirada (función). Y recurre a


la pintura abstracta que muestra cómo el ojo no está aquí a la altura de la
mirada que es la convocada por esa pintura.
Lacan desarrolla varios principios que se desprenden de esta separación:

La mirada es anterior a la visión (es la lección de Merleau Ponty)


La mirada no está en los sujetos sino en los objetos “soy mirado por el
mundo”. El fenómeno del mimetismo animal se sitúa allí (el animal no se
camufla para eludir una mirada de un depredador sino para convertirse él en
mirada, se adapta al mundo en tanto que el mundo mira, de ahí los ocelos)
Puedo verme- el mundo está lleno de espejos, pero hay un punto de
imposibilidad (es la castración, el punto donde está la angustia, el punto del
NP que es una imposibilidad “es imposible verse verse”, Lacan lo califica
incluso de punto de aniquilamiento de la mirada, nunca nos escondemos de
ese mundo que es todo él mirada.

La visión surge como un modo de evitar esa mirada: “tenemos ojos para no
ver, algo que nunca veremos”

2º punto: La Perspectiva sitúa al sujeto en una Geometría (toda la pintura del


Renacimiento es una exploración del espacio geométrico, el Barroco es más
complicado: nadie ha encontrado aún el punto de fuga de las Meninas de
Velazquez). El sujeto que nos interesa es más el del Barroco, que no intenta
atrapar al sujeto como punto geométrico sino como sujeto gozante: el sujeto y
el objeto se confunden en el goce.

3º punto: El psicoanálisis es un arte de tratamiento de los restos.


Lo que interesa al psicoanálisis es lo que desborda la geometrización de la
mirada: las manchas de color, la luz.
El inconsciente no es geométrico.

Finalmente A. Vicens tomó la Alhambra para hablar de la mirada ( a partir del


libro de Dario Cabanelas: El techo del salón de Comares en la Alhambra)
intentando de este modo excluirse de la mirada de la Alhambra y preguntarse
por la política a partir del objeto a, apuntando más allá de la geometría – el
objeto a como fragmento de goce: lo singular e intransmisible del objeto a
que es en lo que nosotros trabajamos. 
El objeto a se transmite poniendo en juego el propio objeto a que yo soy.
Para la transmisión del psicoanálisis hace falta la transferencia, me instalo yo
mismo en la transferencia para hablar del objeto a. El objeto a está ligado a
esa transferencia donde el saber está siempre.

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