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Fue uno de los autores más prolíficos del pensamiento medieval. Su densa y original
obra toca todos los campos del saber: filosófico, pedagógico, teológico, jurídico, místico y
apologético. También obras sobre la educación del caballero, fruto de su vinculación con
la corte del rey Jaime I.
Sus fuentes culturales abarcan desde el pensamiento aristotélico, pasando por el
agustiniano, hasta el mundo árabe –cuya lengua domina y traduce-
1. METODOLOGÍA DE R. LLULL
Destaca su preocupación por hallar un método científico inductivo, criticando la lógica
deductiva aristotélica, demostrando ser un adelantado a su tiempo. Propone la búsqueda
de una lógica más allá de las meras elucubraciones formales o bellos esquemas producto
de un proceso deductivo. No sólo busca la verdad, sino la forma de transmitirla a otros
pueblos o religiones, como el mundo árabe. Son unos 17 a 20 libros, en catalán o en
latín.
Entiende que la verdad es la misma independientemente de la religión y la condición.
Utiliza símbolos (letras) para referirse a los atributos que sirven para combinar y
establecer relaciones entre ellos a través de la combinatoria y la lógica.
En resumen, 3 son sus aportaciones metodológicas:
a) la utilización del símbolo como modo de instruir, en el que la
intuición, la creatividad en la percepción de las cosas, la sensibilidad geométrica y
la orientación espacial, la analogía y la facultad combinatoria (inventiva) están
presentes.
b) El carácter unitario y polivalente del método que organiza todo el
conocimiento mental -contenidos enciclopédicos- en estructuras de relación.
c) El supuesto ideológico de identidad del ser y del pensar en la que el
símbolo es nexo real y proyectivo de ambos órdenes.
2. EL LIBRO DOCTRINA PUERIL. INTERÉS PEDAGÓGICO.
En esta obra, Llull orienta el futuro de su hijo a través de una descripción del significado
científico, la utilidad profesional y el valor educacional que poseen todos los saberes y
disciplinas.
Analiza el TRIVIUM, que forma parte del currículo vigente en las escuelas y universidades
medievales: de la Gramática dice que es la puerta para conocer las demás ciencias, de la
Lógica que es la demostración de las cosas verdaderas o falsas que permite hablar con
fundamento, y de la Retórica que enseña a hablar correctamente.
Al analizar la segunda parte del currículo, es decir, el QUADRIVIUM, recalca que es útil al
hombre, pero en la medida en que le acerca a Dios, conservando la idea medieval de que
son saberes propedéuticos para los saberes y verdades supremas de la Teología: alaba la
Música como medio para acercarse a Dios, pero desconfía de la Astronomía, aconsejando
la Teología como ciencia más notable. En cuanto al Derecho, previene a su hijo sobre su
uso, diciéndole que sólo quienes la usan en defensa de los oprimidos será bien visto a los
ojos de Dios.
También se refiere en esta obra a las ciencias Físicas y de la Naturaleza, la Metafísica, la
Medicina y las Artes Mecánicas (gremios) Gran viajero, se da cuenta de la importancia que
tiene la adquisición de un oficio para no ser un parásito ni un dilapidador de herencias, sino
un ser útil que tenga como mayor riqueza su oficio.
El ideal del caballero según Ramón Llull es la nobleza y la crianza; Entre las virtudes que
debe tener está las tres virtudes teologales –fe, esperanza y caridad- y las cardinales –
prudencia, fortaleza, templanza y justicia-.
JUAN LUIS VIVES
Humanismo Renacentista junto a Antonio de Nebrija y Juan Huarte de San Juan
o Asienta su reflexión sobre el ejercicio crítico de la razón, basada en una fe
madura e ilustrada que proyecta sobre aspectos básicos del momento, siempre con afán de
concordia. Critica a una escolástica basada en una tradición religiosa, moral y política que
postula el dogmatismo intransigente, el principio de autoridad... defendiendo que deberán
sustituirse por la intuición, la experimentación y el juicio crítico anclado en una religión
ilustrada. El itinerium mentis es claro para él: de los sentidos a la imaginación, y de ésta a
la mente; de lo singular a lo universal, siendo siempre el Logos, -sabiduría, poder, amor- el
eje del intelecto y de la voluntad. Añade Vives, además, una profunda reflexión respecto a
la actitud que debe adoptar el intelectual ante su trabajo: entusiasmo ante la conciencia de
las limitaciones de su sabiduría frente la sabiduría divina, pero también confianza en las
capacidades que Dios ha dado al hombre. Esta misma actitud es la que debe orientar el
doble compromiso social del intelectual:
1º) sus estudios han de encauzarse hacia el bien público;
2º) su propio comportamiento debe ser ejemplo y motivación de las mejoras que produce
el estudio, lo que obliga a la coherencia entre saber y vida que ya planteaban los clásicos.
Rasgos característicos de la Pedagogía de Vives:
La educación debe partir del análisis de la naturaleza individual y social del
educando (del hombre en definitiva), quien está formado por naturaleza vegetativa
(animal) y racional (humana); ésta última dispone de memoria, entendimiento y voluntad:
sentido, razón y amor.
Estas características constitutivas del hombre se dan en cada uno en porciones
diferentes lo que produce una diversidad de talentos, capacidades o temperamentos. Invita
a la introspección (saber y saberse) como necesidad y principio psicológico básico en el
aprendizaje y en la conducta.
Destaca la dimensión política y social del hombre, también de raíz cristiana. Su
concepto de participación democrática se cumple con la obediencia al orden social justo –
bien común de orden divino-, desde el principio de la solidaridad como exigencia de la ley
natural, tanto referido a los bienes materiales como a los espirituales: virtud, ingenio,
erudición, salud...
En su tratado De anima et vita desarrolla una teoría sobre el alumno en la que
desarrolla dos componentes constitutivos del ingenio:
1º) genético: evolución psicofísica del hombre (infancia, adolescencia,
juventud...);
2º) diferencial: determina las diferencias individuales en cuanto a la voluntad y al
ingenio (intuición, comprensión y valoración o juicio)
Sobre ellos, Vives propone las recomendaciones metodológicas del proceso sensible-
imaginativo-pensamiento (de lo particular y simple, a lo universal y compuesto), así como la
necesidad de que el maestro conozca las peculiaridades aptitudinales, vocacionales y
profesionales de cada alumno para adaptar a ellas el tipo, momento, ritmo y proceso de los
estudios. Y todo ello redundará en beneficio de la sociedad, que rentabilizará los distintos
estamentos sociales, así como el esfuerzo del profesor.
Insiste en la importancia de cultivar la libertad y la voluntad del alumno a fin de
que adquiera la disciplina o cualidad del alma que le permita dirigir su propia vida guiado
por el respeto, veneración y estima al maestro por su saber y ejemplo, y con la firme
confianza en Dios.
Su ideal de formación del humanista, de la educación para Vives, es el desarrollo
de todas las facetas constitutivas del ser del hombre que le preparen para la sabiduría, la
vida y para alcanzar su fin supremo y divino: saber y virtud + razón práctica y vital + relación
esencial del hombre con Dios.
La formación completa debe: aunar ideales de la ética socrática con los de la
filosofía cristiana, desarrollar armónicamente las partes integrantes del individuo (física,
intelectual y moral), y asegurar su proyección individual y social mediante la capacitación
del “bien saber, bien hablar, y bien obrar”.
Considera las disciplinas como camino para llegar a la verdad y la sabiduría, de ahí
que delimite y clasifique todas y cada una de ellas (Gramática, Dialéctica y Retórica;
Aritmética, Geometría y sus derivadas –Astronomía, Música y perspectiva Óptica-; Derecho;
Filosofías - Física, Metafísica y Moral-; Historia; y además: formación estética y
profesional (conocimiento de los oficios, agricultura, medicina...); como culminación de
todas las disciplinas, la Religión.
Criticó el deterioro moral del ambiente estudiantil: soberbia, radicalismo, ansias
de sobresalir, pasividad, apatía e incompetencia de algunos intelectuales y profesores,
desconocimiento y confusión de los contenidos de las ciencias...
Su concepción de la escuela -“taller de la humanidad”-, subraya su carácter
público, aunque con diferencia de sexos y de niveles sociales.
Concibe una comunicación educativa entre escuela, familia, Estado e Iglesia.
(Resaltar de nuevo aquí su teoría acerca de las diferencias individuales, la relación docente-
discente...)
Las cualidades y funciones del buen maestro son tomadas de Quintiliano, Cicerón,
San Agustín y santo Tomás. Se dividen en 4: competencia científica, capacitación didáctica
(claridad, facilidad, medida, oportunidad e idoneidad), integridad moral e implicación
vocacional.
Aborda la educación femenina planteando que la mujer no es inferior al hombre,
pero que su educación ha de estar orientada a desempeñar de manera útil y virtuosa sus
obligaciones familiares, ‘sabiduría’ que queda exenta de la instrucción de las ciencias que
ocupan el rico currículo de los varones.
BALTASAR GRACIAN
Barroco junto a Pedro de Ribadeneyra, Juan de Mariana, Dego de Saavedra Fajardo,
El gracianismo es una pedagogía de impronta jesuítica, aunque enmarcada en el
período barroco.
Para Gracián, el fin de la educación es encauzar todas las energías del ser humano
hacia la virtud a través de una formación humanística, y forjar hombres eminentes que
sobresalgan de la mediocridad reinante. Este proceso de perfeccionamiento del ser
humano se basa en cualidades fundamentales, susceptibles de mejora; pero el ser humano
según Gracián es muy individualista y prescinde del plano religioso. Para superar este
problema propone el diálogo, con uno mismo y con los demás.
Con Gracián se inicia un nuevo planteamiento pedagógico en la educación: cualquier
persona, sin importar su estamento o función social, puede llegar a encarnar el héroe
abstracto que presenta el autor, y donde la voluntad, la energía y el esfuerzo son factores
de mayor importancia que la herencia o el estatus social.
Baltasar Gracián refleja en sus obras diversos modelos con las cualidades esenciales
del dirigente ideal: Arte de Prudencia, Agudeza –en el hablar, en el pensar y en el hacer- y
Arte de Ingenio, El Criticón... ; En la trilogía compuesta por El héroe, El político y El discreto
mantiene la línea tradicional de obras de educación de príncipes.
- En El héroe, describe un modelo ético y estético de varón máximo que condensa los
valores de todos los hombres que han alcanzado grandes cotas de grandeza desde una
perspectiva cristiana apoyándose en Platón, Aristóteles y Cicerón.
- En El Político, muestra el modelo de gobernante perfecto tomando como ejemplo a
Fernando el Católico, quien es para él la quinta esencia del gobernante para cualquier
tiempo.
- En El Discreto, guía sobre la elocuencia, la elegancia, la delicadeza y la seducción,
diseña el arquetipo de varón discreto a través de un camino de sabiduría y equilibrio entre
las habilidades sociales y personales para conseguir la felicidad.
Los rasgos definitorio del ideal educativo del hombre perfecto para Gracián, que
transmite en sus obras, son: entendimiento, voluntad y buen gusto, razón política, genio e
ingenio y razón crítica ante el mundo.
Gracián hizo;
- de la religión la base para la defensa de la política de soberanía.
- de la justicia una fuente de construcción de política interna.
- de la fortaleza el principio de política militar.
- de la prudencia la clave de la explicación de la política exterior.
- de la templanza la política fiscal.
Los patrones de conducta que opone a lo largo de toda su obra, modelan el ideal de
“hombre completo contrarreformista”, que va desde el hombre heroico, político, discreto,
prudente, estético, crítico-filosófico hasta el hombre religioso, porque el ‘arte de vivir’ se
completa necesariamente con el ‘arte de morir’
JOSÉ VIEIRA Y CLAVIJO
El eclesiástico ilustrado canario y profesor José de Viera y Clavijo, uno de los fundadores
de la Sociedad Económica de amigos del País de La Laguna, nació en el Realejo de Arriba el
28 de diciembre de 1731, hijo del alcalde del lugar, Gabriel Viera del Álamo, y de doña
Antonia María Clavijo, dama orotaveña.
Tuvo una personalidad definida por el deseo de saber y la actitud jocosa y festiva; así
se nos muestra en sus Memorias, su Autobiografía y sus Diariosde viaje, como este que
edito. Fue un autor polifacético: poeta, novelista, traductor, científico, historiador, etc... y
consagró su vida a acopiar muy variados conocimientos sobre historia de las Islas Canarias,
ciencias naturales, física (poema didáctico Los aires fijos, Madrid, 1780), etc. Su afán de
saber no fue, sin embargo, indiscriminado, como pudiera ser el de un estudioso nacido en
la Edad Media; como buen ilustrado tuvo siempre en el criticismo la metodología predilecta
para cribar sus conocimientos.
En las Islas Afortunadas se aficionó a la lectura leyendo las obras de Feijoo, de
las cuales sacó quizá su omnímoda curiosidad; aprendió el francés y empezó a escribir muy
pronto, ya que su primera obra, compuesta a los catorce años bajo la influencia
del Guzmán de Alfarache, es la novela picaresca Vida de Jorge Sargo, que el autor tuvo en
poco, pero que al margen de sus irregularidades posee buen estilo. También es juvenil su
afición a componer coplas, villancicos, glosas y otras poesías populares de tono
predominantemente satírico, por las que ganó fama de irónico y mordaz, aunque muchas
de ellas se han perdido; también compuso una tragedia y una segunda parte del Fray
Gerundio del padre Isla. Intentó crear además papeles periódicos y en 1760 entró en la
tertulia de Nava, donde se trató especialmente con Lope y Fernando de la Guerra. Allí dio a
conocer su humorístico Elogio del barón de Pun y Los vasconautas, poema de épica culta,
en cuyas notas podemos leer ya que Viera recolectaba datos para su historia de las Islas
Canarias.
Al fin llega a Madrid, donde empezó a trabajar como censor de libros históricos y
religiosos; como tal muestra una personalidad propia, aunque dentro del afrancesamiento
general entonces; se le hizo juez de un concurso de piezas teatrales que quiso promover el
Concejo de Madrid; Meléndez consiguió el galardón con Las bodas de Camacho el rico. Es
esto ya revelador de los gustos cervantinos de Viera antes de que redactara la obra que
editamos, pero el estreno de la obra fue un fracaso de público.
De esta época data su afición por la física, influido quizá por su amigo Cavanilles.
Entonces entró al servicio del Marqués de Santa Cruz como preceptor de su hijo. Era este
grande de España un hombre culto y de talante muy abierto y moderno (elevó uno de los
primeros globos aerostáticos en España y en sus posesiones de Valdepeñas se preocupó de
crear industrias modernas y fomentar la enseñanza con inspecciones y un sistema de
premios a los estudiantes más aventajados); Viera acompañó al marqués y su hijo en sus
viajes por Italia, Alemania y Francia, dejándonos relación escrita de ellos, así como gran
número de graciosas cartas a sus amigos Bossarte, Cavanilles y Porlier. Antes de
emprenderlos, sin embargo, realizaron el viaje a las posesiones del marqués que ahora
editamos.
Viera se hizo imprescindible para el marqués y su hijo; inició una activa vida
cortesana, que le gustaba y para la cual estaba muy dotado de prendas personales. Fue un
periodo particularmente fecundo: escribe el Elogio de Felipe V, rey de España, premiado
por la Real Academia en 1779, El segundo Agatocles, Cortés en Nueva España, el Hyeroteo...
También publica anacreónticas y varias traducciones de clásicos franceses (Boileau,
Perrault), de Virgilio y de la Imitación de Jesucristo. Elabora, seguramente como apuntes
para la educación de su pupilo, una Noticia del cielo o astronomía para niños, la Idea de una
buena lógica en diálogo, y unas Nociones de cronología. Su obra más importante de estos
años es sin duda la Historia general de las Islas de Canarias, en la que llevaba trabajando
desde 1763, y que se publicó en cuatro tomos (1772, 1773, 1778 y 1783); es la obra de su
vida, pero fue recibida con silencio y hostilidad. El mismo año que realiza el viaje a la
Mancha, 1774, ingresa como correspondiente en la Real Academia de la Historia. En 1780
sale la primera edición de su poema Los aires fijos, firmado con el seudónimo Diego Díaz
Monesterio, donde trata sobre los principios de la aerostación en globo. En 1783 la
Academia le premia por el Elogio de Alonso Tostado. Son momentos duros para Viera, pues
su posición en el palacio de San Bernardino empieza a declinar desde la boda de su señor
con una noble vienesa. Es nombrado canónigo de la catedral isleña y efectúa un viaje para
tomar posesión de su cátedra; a su vuelta percibe que su importancia en la casa del
marqués ha sufrido una gran mengua. En 1784 traduce los cuentos de Perrault para los
hijos del marqués.
En 1785 lo tenemos de nuevo en Las Palmas, iniciando el tercer y último acto de su
vida; impulsa la creación de la Sociedad Económica de La Laguna y promueve y dirige el
colegio de San Marcial de Rubicón.
En 1787 dos hechos traen enormes consecuencias para nuestro autor; su antiguo
protector Santa Cruz es nombrado mayordomo mayor de palacio y Antonio Porlier
secretario de estado y de despacho de Indias. Viera dedicará a traducciones estos años
(1784-1812), entre ellas la famosa de la Henriada de Voltaire.
Realizó en total más de diecisiete, incluyendo las tragedias Bruto de
Voltaire, Berenice y Mitrídates de Racine y Merope de Maffei; también es digna de interés
su retraducción del Essay on Man de Alexander Pope. Retoma de nuevo el género del
poema didáctico con La elocuencia y Los meses (en doce cantos), pero sólo logra publicar
en vida Las bodas de las plantas (1806), producto de su interés por la botánica, pues no en
vano había compuesto unDiccionario de Historia Natural de las Islas Canarias. Poco más le
quedó por hacer: muere al parecer en 1812.
CABARRÚS
1752-1810. Financiero, político y economista, nació en Francia y al llegar a Madrid tuvo
éxito en varios negocios asegurando su posición económica –amén del casamiento con
la hija de un rico comerciante- y se introdujo en los ambientes políticos de la mano de
Valentín de Foronda y de Campomanes. Llegó a ser muy influyente durante el reinado
de Carlos III, quien lo apoya en su idea de fundar el Banco de San Carlos en 1782, fue
director de la compañía de comercio de Filipinas y adquirió la ciudadanía española. La
inquisición le abre una investigación que se cierra sin cargos. Por tomar partido por la
Francia revolucionaria, por sus planteamientos económicos en el banco de San Carlos y
tras la muerte de Carlos III, es encarcelado. Con el ascenso al poder de Godoy fue
rehabilitado y consigue el título de conde; durante la ocupación francesa se unió a los
afrancesados, postura coherente con sus orígenes y con los ideales liberales ilustrados.
Es un personaje dual: representante de la vanguardia burguesa y revolucionaria
española, se muestra como un político con ideas avanzadas y como un hombre de
negocios comprometido con la modernización económica de España; sin embargo, no
corresponde al estereotipo de hombre hecho a sí mismo sino que asciende rápidamente
gracias a sus contactos familiares y a sus amistades –hizo la mayoría de sus negocios a la
sombra del Estado, sirviéndose de todos los mecanismos de protección y privilegio que
éste le ofreciera.
La carta II de la obra “Cartas sobre los obstáculos que la naturaleza, la opinión y las
leyes oponen a la felicidad pública” estaba dedicada íntegramente a plantear su
perspectiva del sistema educativo que España necesitaba implantar para propiciar su
modernización y desarrollo económico, exponiendo los principios educativos y
organización escolar que venían de los procesos revolucionarios en Francia.
Cabarrús nos ofrece en su carta II un proyecto de política educativa alternativo al
sistema educativo vigente en aquellos momentos, analizando críticamente la estructura
y el funcionamiento de la enseñanza española en el último tercio del siglo XVIII y
elaborando un plan de política educativa nacional de recambio.
Frente a la postura tradicional ante la educación vigente en el s. XVIII español,
apoyada por las fuerzas conservadoras de la Iglesia y parte de la nobleza, surge el
paradigma educativo ilustrado, reformista, innovador, pero al mismo tiempo cuidadoso
con la tradición para no enfrentarse a la Inquisición y a las citadas fuerzas
conservadoras. Es entonces cuando Cabarrús da un paso más y hace una propuesta
realmente innovadora y radical, planteando un sistema educativo moderno apoyado en
los avances producto de los movimientos revolucionarios franceses.
Cabarrús fue pionero del movimiento de la escuela pública y de la escuela laica que
se iría desarrollando a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX. Defiende una
enseñanza pública común y universal en la que se valore la educación física y deportiva
con un marcado carácter utilitario y cultural: la transmisión del conocimiento y de los
hábitos científicos y racionales. Esta educación, entendida como transmisión cultural y
educativa de generación en generación, ha de empezar en el momento de nacer. En
cuanto a la formación exigida a los docentes, afirma que son cualidades suficientes “ser
sensato, honrado, y que tenga humildad y patriotismo. Si los métodos de enseñanza son
buenos, se necesita saber muy poco para ejercer el magisterio; pero sobre todo,
exclúyase de esta importante función a todo cuerpo e instituto religioso” -De nuevo se
observa su profundo laicismo-
Su pensamiento pedagógico tiene fuerte influencia de los pensadores franceses de
la Enciclopedia y los revolucionarios, y de los autores españoles –especialmente su
amigo Jovellanos- Es legítimo afirmar que Cabarrús inició en España la lucha por la
conquista de una escuela pública democrática, al margen de los grupos de intereses
económicos e ideológicos preponderantes a finales del s. XVIII español, tutelada y
controlada por el pueblo a través de sus representantes.
Fue un representante cualificado de la burguesía progresista, minoritaria, quien
creía que había llegado el momento de ayudar a crear las condiciones necesarias para la
toma del poder real del país y para apoderarse del aparato educativo, como modo de
transformación de la realidad del antiguo régimen, a fin de incorporar a España al
naciente movimiento europeo de la revolución industrial y política. En este control de la
enseñanza, el Estado tenía en la Iglesia a su máximo contrincante porque hasta entonces
había sido suyo en exclusiva, tanto de la elite como del pueblo llano.
La expulsión de los jesuitas fue la eliminación de uno de los puntales más firmes de la
actividad pedagógica de la Iglesia. El siguiente paso, según el pensamiento de Cabarrús,
sería la implantación del laicismo en el sistema educativo nacional que se estaba
gestando para conseguir una transformación estructural y funcional que sirviese al
desarrollo económico y social que se pretendía alcanzar.
JOVELLANOS
Nacido en Gijón en 1744, Gaspar Melchor de Jovellanos abandona la carrera
eclesiástica para dedicarse a la jurídica. Es nombrado Alcalde del Crimen de la Audiencia
de Sevilla¸ comenzando a criticar la estructura judicial de la época y proponiendo su
reforma, mientras se consolida como miembro del grupo ilustrado. En 1775 ingresa en la
Sociedad Económica de Amigos del País de Sevilla con gran interés por los temas sociales
y educativos. En 1778, alcalde de Casa y Corte en Madrid, ciudad en la que será acogido
por el grupo reformista ilustrado, con Campomanes a la cabeza.
Cuando los acontecimientos revolucionarios franceses asustan a los gobernantes
españoles y Floridablanca se propone frenar la política ilustrada seguida por Carlos III, la
Revolución Francesa y la muerte de Carlos III trajeron consigo la pérdida del poder
ilustrado. Jovellanos es desterrado a Asturias en 1790, después de elaborar el Plan de
Estudios del Colegio de Calatrava en Salamanca.
En 1797 gracias al apoyo de Cabarrús, cercano a Godoy (la máxima autoridad del
estado después del Rey) es nombrado ministro de Gracia y Justicia, aunque ejerce pocos
meses y no le da tiempo a llevar a cabo los importantes proyectos que tenía previsto
realizar. En 1802 es arrestado y conducido a Palma de Mallorca hasta su liberación en
1808. Después de los acontecimientos del 2 de Mayo acepta ser representante de la
Junta de Asturias en la Junta Central, rechazando los ofrecimientos del rey francés José.
En 1810 se retira a su región y muere en 1811.
Jovellanos vivió a caballo entre dos siglos, conociendo de cerca el desarrollo,
consolidación y declive del movimiento ilustrado en España, en el que tomó parte muy
activa. Presenció el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen, de la Edad Moderna a la
Contemporánea, de una España anquilosada en el atraso, la ignorancia y la pobreza y
dominada por el poder eclesiástico y aristocrático, a un país ilusionado, con unas
minorías dirigentes dispuestas a modernizar la sociedad, la economía, la cultura y las
ciencias; el movimiento Ilustrado es el intento más destacado de colocar a España a la par
de las otras naciones europeas, aunque numerosos obstáculos se oponían a las Luces.
Recibe la influencia de Condorcet -autor cuya influencia está presente en todas las
normas educativas del siglo XIX y XX- Su optimismo pedagógico y naturalismo moral –
despojado de todo utilitarismo y adaptado al cristianismo-, de Locke y su concepción
moderna, jansenista y regalista, le obligará a tomar una postura inequívoca frente al
monopolio de los colegiales y de los eclesiásticos de los centros universitarios, así como
en contra del escolasticismo, como método único de enseñanza y aprendizaje. Su
influencia jansenista se refiere al estilo de vida de esta corriente: la actitud moral basada
en la pobreza, la austeridad, la vida ascética y la separación de Iglesia y Estado.
Para Jovellanos, los términos “educación” e “instrucción” son muy cercanos y están
íntimamente encadenados; la educación sucede al hecho de la instrucción, que viene a
ser “el perfeccionamiento del hombre a través de la ciencia y el conocimiento de la
verdad” (perfeccionamiento individual y social) Es decir, ‘instrucción’ = causa, y
‘educación’ = efecto.
La educación integral para Costa, debía abarcar la personalidad total del ser humano, y
comprendía la formación moral, física e intelectual. El carácter integral de la educación lo
extiende además a la instrucción, dentro de su concepción de que ambas han de ir
íntimamente unidas. También considera importantes la educación de la infancia en el
afecto y la cercanía, la educación familiar y las escuelas de párvulos. Pero la base esencial
de la formación debía ser la educación primaria por lo que recuerda que no se puede
limitar a la adquisición de rudimentos de lectura, escritura y cálculo, sino que tenía que
consistir en una instrucción más amplia y fecunda.
Se le llevó a Roma para que tuviese una educación acorde con su estatus social por
Recibió el encargo de ser el educador y también consejero de Nerón, cargo del cual acabó
desistiendo y por diversas intrigas, como buen estóico, siguió el consejo que se le daba de
escuelas y la unificación de la enseñanza mediante el latín, así como la importancia del ideal
Antonio de Nebrija
Antonio Martínez de Cala y Jarava (1441 – 1522), más conocido como Antonio de Nebrija
lengua española por haber sido pionero en la redacción de una gramática en 1492 (la
1494, con relativa anticipación dentro del ámbito de las llamadas lenguas vulgares. Fue
de Oro que cultivó la prosa didáctica y filosófica. Entre sus obras destaca El Criticón —
alegoría de la vida humana—, que constituye una de las novelas más importantes de la
verdad. El hombre es un ser débil, interesado y malicioso. Buena parte de sus obras se
ocupan de dotar al lector de habilidades y recursos que le permitan desenvolverse entre las
trampas de la vida. Todo ello le ha valido a Gracián ser considerado un precursor del