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Nulidad e Ineficacia
Nulidad e Ineficacia
3.4. Validez o Invalidez del Acto Jurídico
En el caso de la validez podemos afirmar que es aquella característica que el acto jurídico
asume al haber reunido en él todos los requisitos fácticos y jurídicos establecidos por el
derecho para su conclusión debida.[13] . Por su parte, invalidez es aquella situación donde
el acto jurídico que carece de algún elemento reputado esencial o constitutivo, el elemento
sin el cual el acto no llega a formarse.[14]
Al respecto, Betti señala que “Se denomina inválido, propiamente, el acto jurídico en el que
falte o se encuentre viciado alguno de sus elementos esenciales, o carezca de uno de los
presupuestos necesarios al tipo de acto jurídico o que pertenece. Invalidez es aquella
idoneidad para producir los efectos esenciales del tipo que deriva la lógica correlación
establecida entre requisitos y efectos por el dispositivo de la norma jurídica y es,
conjuntamente, la sanción del deber impuesto a la autonomía privada de utilizar medios
adecuados para la consecución de sus fines propios”.
Por su parte, el jurista Savigny distingue dos formas de invalidez, la invalidez completa y la
invalidación parcial: “Llamo invalidación completa a aquella que quita toda la eficacia al
acto jurídico y por consiguiente, que es igual en extensión y poder al hecho que destruye.
La expresión técnica empleada en este caso es la de nulidad”; y por “La invalidación
parcial es por naturaleza es enteramente variable, pues se pueden concebir una multitud
de obstáculos que en diferentes grados se opongan a la eficacia de los actos jurídicos. Se
muestra bajo la forma de una acción, de una excepción, de una obligación que tenga por
objeto un nuevo acto jurídico contrario al anterior, de una restitución o finalmente de una
bonorum possesio contra tabulas. Para comprender estos casos tan diversos bajo una
designación común, digo que la relación de derechos es entonces vulnerables”.[15]
La validez es el momento estático del acto jurídico y se configura cuando el mismo cuenta
con todos sus elementos esenciales (agente, objeto, fin y formalidad, si se trata de un acto
ad solemnitatem). La eficacia es el momento dinámico del mismo y se configura como
consecuencia de la validez, al producirse los efectos jurídicos del acto jurídico.
De esta manera el acto jurídico válido puede ser a su vez ineficaz, no porque le falten
requisitos intrínsecos, sino porque algún factor externo le impide producir sus efectos. Para
Rubio Correa, Marcial, las relaciones entre invalidez e ineficacia son claras: aquélla es una
de las especies de ésta. En otras palabras, la invalidez es la ineficacia producida por vicios
intrínsecos al acto, en tanto que la ineficacia es general, es cualquier situación en la que el
acto deja de producir efectos. Es más un acto válido puede devenir en ineficaz (por
ejemplo, si es revocado, rescindido, o terminado por mutuo disenso, o si la condición a la
que estaba sujeto no se verifica, etc.). A la inversa, un acto inválido puede volverse eficaz
si el vicio es subsanado, es decir, si el acto es convalidado.
La calificación de inválido o ineficaz, que entonces se le adjudica, presupone,
precisamente, un cotejo entre el acto jurídico concreto que se considera y el tipo o género
de acto jurídico que éste pretende representar. Y expresa una apreciación negativa que
es, en cierto modo, el reverso de aquella otra, positiva, que hace la ley respecto al acto
jurídico-tipo, al que faculta para producir nuevas situaciones jurídicas.[16]
Sobre esta relación entre invalidez e ineficacia, García Amigo, afirma: “(…) ambos
conceptos se manifiestan en dos planos distintos; la validez-invalidez se refiere a la
celebración del acto jurídico, mientras la eficacia-ineficacia es la consecuencia del acto
jurídico la invalidez actúa como causa de ineficacia, originando uno de sus supuestos más
importantes”.
Ahondando en estas diferencias, Renato Scognamiglio, expone “es preciso distinguir la
invalidez de la ineficacia en sentido estricto. Esta se presenta cuando el contrato
válidamente celebrado no produce todavía sus efectos y también cuando los efectos
regularmente producidos decaen posteriormente (…) La ineficacia en sentido estricto
consiste en la falta inicial, o a partir de un momento posterior, de los solos efectos finales
del contrato (que en todo caso es válido). Su fundamento radica en un defecto funcional
del contrato, de acuerdo con las disposiciones de las partes o en razón de una norma
legal”.[17]
Concluyentemente podemos afirmar que la invalidez se configura por una patología de los
elementos esenciales del acto jurídico por presentarse un vicio en la manifestación de la
voluntad (error, dolo, intimidación y violencia). La ineficacia se produce por la no
configuración de efectos jurídicos el acto jurídico.
Por lo expuesto debemos inferir que los vocablos ineficacia e invalidez son distintos, pues
tiene significados y efectos diferente; un acto ineficaz no necesariamente es inválido, sin
embargo el acto válido no implica que necesariamente sea ineficaz y pues hay actos
inválidos que producen efectos.
Así, podemos definir la invalidez como la privación de tutela jurídica a efectos típicos y
consustanciales a la especie negocial jurídicamente tutelados, o porque hay un vicio que
deriva de la propia estructura del acto jurídico o de sus elementos, o de específicas
disposiciones legales.
Por su parte es importante destacar que nuestro Código Civil en los artículos 171, 743,
757, 806, 1497, 1629, 1634, 1635, 1694, y 2013 utiliza el término invalidez como sinónimo
de nulidad. El artículo 798 utiliza como expresión particular “carece de valor” y el artículo
1643 habla de “invalidación de pleno derecho”, lo que constituye una referencia
conceptual a la nulidad. Esta referencia es particularmente importante pues expresa la
intención del legislador peruano quien en la lógica de los términos anteriormente descritos
ha asimilado la figura de Nulidad como una forma de Invalidez del Acto Jurídico.
En este orden de ideas, la doctrina mayoritaria y la jurisprudencia han definido 2 clases de
Invalidez del Acto Jurídico: Nulidad y Anulabilidad.
4. Nulidad y Anulabilidad: Similitudes y diferencias
La nulidad es “la forma más grave de invalidez del acto jurídico” e importa la definitiva
idoneidad del acto para producir efectos”. Sin embargo, esta no excluye que el acto
jurídico” pueda ser relevante frente a terceros y que pueda producir efectos entre las
partes”. La nulidad puede ser total o parcial. Por su parte la anulabilidad es aquella forma
de invalidez que somete al acto jurídico “a la sanción de ineficacia de aplicación judicial”.
Se sostiene que el acto jurídico anulable “es provisionalmente productivo de sus defectos;
pero es susceptible de ser declarado ineficaz mediante sentencias”.[18]
En este sentido reitera Albaladejo que: “los actos jurídicos nulos y los anulables se llaman
inválidos, advirtiéndose que, en ellos, la carencia de efectos en los primeros o la amenaza
de destrucción que pesa sobre los segundos procede de un defecto intrínseco al acto
jurídico; a diferencia de lo que ocurre en las otras categorías de acto jurídicos ineficaces
inicialmente o de eficacia amenazada, en las que la ineficacia procede de una causa
externa al acto jurídico”.
Es menester realizar la delimitación de las características de la nulidad y de la
anulabilidad, estableciendo sus semejanzas y diferencias: En el caso de las semejanzas
Lizardo Taboada Córdova, señala que todas las causales de nulidad como aquellas de
anulabilidad se presentan siempre al momento de la celebración del acto jurídico, ambos
suponen un defecto en la estructura del acto jurídico, de manera que las causales de
nulidad como las de anulabilidad son de carácter legal, es decir, establecidas e impuestas
por la ley, no pudiendo ser creadas por los particulares.
Precisando sus diferencias, Lizardo Taboada indica que. “el acto jurídico nulo es aquel que
carece de algún elemento, presupuesto o requisito, o aquel que teniendo todos los
aspectos en su estructura tiene un contenido ilícito, por contravenir las buenas
costumbres, el orden público o normas imperativas. Por el contrario, el acto jurídico
anulable es aquel que tiene todos los aspectos de su estructura y su contenido es
perfectamente lícito, sólo que tiene un vicio estructural en su conformación. Se dice de
éste el acto jurídico viciado”.
Esta diferencia ha sido reiterada por la Jurisprudencia de la Corte Suprema:
….“Nuestro ordenamiento distingue dos clases de nulidades, la que tiene por
principio el interés público (absoluta) y la que concede a favor de ciertas personas o
intereses privados (relativa). La nulidad relativa conduce al acto anulable, y esta se
produce cuando en el acto concurren los requisitos esenciales, pero que adolece de
algún vicio, tal como lo prescribe el artículo 221º del Código Civil.”…..[19]
Una diferencia adicional en relación a los efectos de ambas nulidades es que el acto
jurídico nulo nunca produce los efectos jurídicos que tenía que haber producido y en caso
del acto jurídico anulable nace con vida y produciendo todos sus efectos jurídicos, pero por
haber nacido con un vicio en su conformación tiene un doble destino alternativo y
excluyente: o es confirmado; es decir subsanado por la parte afectada por la causal, en
dicho caso seguirá produciendo normalmente todos sus efectos.
Otra diferencia importante es que la nulidad está basada en la tutela del interés público,
mientras que las causales de anulabilidad tutelan el interés privado. A su vez los actos
jurídicos nulos no son confirmables, a diferencia de los actos jurídicos anulables que sí son
subsanables.
La naturaleza de los interés que se tutelan determinan que la acción de nulidad puede ser
interpuesta no sólo por cualquiera de las partes sino cualquier tercero, siempre que
acredite legítimo interés económico o moral, incluso puede ser interpuesta ante el
Ministerio público; por el contrario la acción de anulabilidad que tiene por objetivo declarar
la nulidad, sólo pueden interponerla la parte perjudicada por la causal en cuyo beneficio la
ley establece dicha acción.
Las decisiones a las que se llegue por medio de una pretensión de nulidad de un acto
jurídico nulo es simplemente declarativa, se limita a constatar que el acto jurídico nunca ha
producido sus efectos mientras que la sentencia en materia de nulidad del acto jurídico
anulable es constitutiva y por ello tiene efecto retroactivo a la fecha de celebración del acto
jurídico.
De esta forma, la anulabilidad siempre es expresa; viene declarada directamente por la
norma jurídica, mientras que la nulidad puede ser expresa o tácita. La nulidad expresa o
textual es aquella que se presenta cuando la norma declara directamente la nulidad del
acto jurídico en un determinado supuesto, mientras que la nulidad tácita o virtual es
aquella que se configura cuando el acto jurídico celebrado contraviene las buenas
costumbres, el orden público o una o varias normas imperativas.
El Código Civil peruano no aplica el principio de la imprescriptibilidad de la acción de
nulidad, por cuanto la acción de nulidad prescribe a los diez años, mientras que la acción
de anulabilidad a los dos años.
“…..Hay que reparar que cuando el artículo 2001 del Código Civil establece una
escala para fijar el tiempo de prescripción de los actos jurídicos, tiene en cuenta
para su graduación: la naturaleza del acto que se pretende cautelar; así, a mayor
importancia mayor tiempo para la prescripción y a menor importancia menor
tiempo. Es por eso que las acciones personales, reales, las que nacen de una
ejecutoria y la nulidad del acto jurídico tienen como plazo de prescripción diez años,
el más largo de los que contempla el Código Sustantivo. Ello se debe a que en estos
casos se protege relaciones obligacionales, o se defiende al titular de un derecho
real, o la obligación surge de la intervención del ente jurisdiccional o el vicio
compromete la estructura del propio acto jurídico. Por el contrario, cuando la
importancia del acto es menor (artículo 2001 inciso 4° del Código Civil), éste
prescribe a los dos años, como en el caso de la pensión alimenticia (acto siempre
renovable), la responsabilidad extracontractual (que no surge de una obligación
contraída), la acción pauliana (que supone un fraude que debe invocarse con
rapidez para salvaguardar el circuito económico) y la acción de anulabilidad (que
cuestiona elementos del acto jurídico que pueden ser subsanados vía confirmación)
….”[20].
Por ello, presentamos el siguiente cuadro elaborado por Andrés Cusi Arredondo:
No obstante la aparente claridad de estas terminologías en relación a la nulidad la práctica
jurisdiccional y los conflictos en materia contractual en relación con temas como la
prescripción adquisitiva de dominio y la tercería excluyente de propiedad han planteado
problemas para la jurisprudencia que aún no ha dado soluciones uniformes en todos los
casos. En ese sentido será un reto importante para los jueces y los propios litigantes tener
claridad en los conceptos de validez e ineficacia en el momento de interpretar los
supuestos de nulidad y anulabilidad del Acto Jurídico.
5. Conclusiones:
– La Ineficacia consiste en la deficiencia de los efectos de que debe surtir un acto
jurídico en su celebración, la cual puede darse desde su celebración o por deficiencias
posteriores a la celebración del mismo.
– La ineficacia puede ser de dos clases: Estructural y Funcional. Se habla de
ineficacia estructural en referencia a actos que por su misma estructura o constitución no
pueden desarrollarse, ya sea por su propia imperfección, defecto o vicio, ello le impide dar
vida normalmente a la relación jurídica mientras que se habla de ineficacia funcional
cuando existen causas sobrevinientes que hacen perder efectos a éstos actos jurídicos
como la rescisión, la revocación y la resolución.
– La invalidez es una clase de ineficacia que ataca a un acto a causa de un vicio en
su constitución, es decir, un vicio que ataca a uno de los elementos del acto en el
momento de su celebración.
– La invalidez puede ser de dos clases: nulidad y anulabilidad que son las dos
formas de invalidez delimitadas por la doctrina y reguladas en el código civil peruano.
– El acto jurídico nulo es aquel que carece de algún elemento, presupuesto o
requisito, o aquel que teniendo todos los aspectos en su estructura tiene un contenido
ilícito, por contravenir las buenas costumbres, el orden público o normas imperativas. Por
el contrario, el acto jurídico anulable es aquel que tiene todos los aspectos de su estructura
y su contenido es perfectamente lícito, sólo que tiene un vicio estructural en su
conformación.
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