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Dialnet EnvejecimientoSaludYDependencia 6366
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BIBLIOTECA DE INVESTIGACIÓN
n.º 42
Joaquín Giró Miranda
(coordinador)
UNIVERSIDAD DE LA RIOJA
SERVICIO DE PUBLICACIONES
2005
Giró Miranda, Joaquín
Envejecimiento, salud y dependencia / Joaquín Giró Miranda (coordinador).-
Logroño : Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2005
208 p. ; 24 cm.- (Biblioteca de investigación ; 42)
ISBN 978-84-693-0771-7
1. Envejecimiento de la población. I. Giró Miranda, Joaquín. II. Universidad de
La Rioja, Servicio de Publicaciones
314.47
© El autor
© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2011
publicaciones.unirioja.es
E-mail: publicaciones@unirioja.es
ISBN: 978-84-693-0771-7
ÍNDICE
Presentación
Joaquín GIRÓ MIRANDA............................................................................ 11
El envejecimiento demográfico
Joaquín GIRÓ MIRANDA............................................................................ 17
7
LOS AUTORES
Dr. JOAQUÍN GIRÓ MIRANDA (Coordinador del Curso)
Licenciado en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.
Doctor por la Universidad de La Rioja
Director de la Unidad Predepartamental de Ciencias Sociales del Trabajo
Profesor de Sociología en la Universidad de La Rioja
9
D. JAVIER IRUZUBIETA BARRAGÁN
Licenciado en Humanidades por la Universidad de La Rioja
Diplomado en Enfermería por la Universidad de Zaragoza
Diplomado en Sanidad por la Escuela Nacional de Sanidad de Madrid
Experto Universitario en Promoción de la Salud en la Comunidad por la UNED
Profesor de Salud Pública y Enfermería Comunitaria de la EU de Enfermería
de la UR
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PRESENTACIÓN
11
de noviembre de 2003, organizadas por profesores de la Unidad
Predepartamental de Ciencias Sociales del Trabajo en colaboración con
profesores de la Escuela Universitaria de Enfermería de La Rioja, gracias al
apoyo financiero de la Universidad de La Rioja en su convocatoria de ayudas
para la realización de actividades de extensión universitaria, mediante la cual
se pudo invitar a especialistas y profesionales de otras áreas disciplinares.
Así pues y a lo largo de este libro, se tratan diferentes aspectos de un
mismo proceso, el de envejecimiento, resaltando las relaciones con la salud y
la dependencia (Giró), como cuestiones que pese no ser sinónimas están
presentes en un gran número de personas que alcanzan edades avanzadas. La
independencia personal es una expresión de calidad de vida; por ello, la
dependencia supone en líneas generales la carencia de algo que se supone
fundamental para el desarrollo de una vida plena.
Precisamente un componente de la calidad de vida, aunque para algunos
la esencia de la misma, es el ocio y su disfrute. En este sentido se trata el
envejecimiento desde una perspectiva sociocultural (Alcalde y Laspeñas),
relacionándolo con el aumento del tiempo libre que, en general, infrava-
loramos, y del que desconocemos su manera de empleo. Las autoras, además
de constatarlo, incitan a la utilización voluntaria, satisfactoria y positiva del
mismo, pues este tiempo de ocio es el que más significativamente, conlleva
-repercute o incrementa- el bienestar y calidad de vida entre las personas
mayores. Entienden por un buen envejecimiento, por un envejecimiento
satisfactorio, aquel que entiende la salud, no únicamente como ausencia de
enfermedad, sino desde una triple perspectiva: biológica (envejecimiento sano
y pleno), psicológica (envejecimiento positivo y adaptado) y social (envejeci-
miento integrado, activo y participativo).
Las diferentes variables bio-psico-sociales que afectan al individuo desde
que nace hasta que muere, y no sólo la edad, hacen que se produzcan
cambios en las diferentes capacidades. Sin embargo, el peso de los mitos y
prejuicios que acompañan al concepto de vejez aún es demasiado signifi-
cativo, y los propios mayores se ven en la obligación de corresponder y asumir
el rol asignado, puesto que también participan de éstos estereotipos culturales
(Hernando). La construcción social existente sobre la etapa de la vejez pone
de manifiesto, en numerosas ocasiones, una perspectiva que niega, entre otras,
la posibilidad de interés y actividad sexual en los hombres y mujeres mayores.
Esta perspectiva construye y genera mitos y creencias erróneas, que no
facilitan vivenciar saludable y placenteramente la sexualidad. Sin embargo, el
desarrollo y expresión de la personalidad humana exige el abordaje de los
aspectos afectivos y sexuales.
Es una obligación ética respetar el pasado de quienes hoy son mayores,
y ofrecerles alternativas que les permitan vivir sus experiencias sexuales como
consideren más oportuno, eligiendo, sin presionarles a cambiar unos
esquemas por otros. Pero la sociedad también debe comprometerse a trabajar
(educación, prevención, intervención...) por la creación y el mantenimiento de
vínculos afectivos estables y seguros, puesto que éstos son fuente estructural
del ser humano, sin importar la edad, el género o la condición.
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El concepto de calidad de vida se popularizó a partir de los años sesenta
convirtiéndose en un término utilizado en muy diversos ámbitos: la salud, la
educación, la política, el mundo de los servicios en general y muy
especialmente en la salud mental y física de los mayores. El cambio de
costumbres y hábitos en las sociedades industrializadas hizo surgir la
necesidad de medir esta realidad y planificar una actuación centrada en la
persona, así como la adopción de modelos de apoyo y técnicas de mejora,
incluyendo la evaluación de las necesidades y sus niveles de satisfacción. En
este contexto de salud y calidad de vida, las denominadas terapias creativas
(Buades y Rodríguez), permiten aumentar la vitalidad de las personas
mayores, al contribuir mediante el uso de terapias tales como la musicoterapia
y la danzaterapia mejorar su estado de ánimo, aumentando la creatividad,
relajándolas y recuperando su ilusión.
Toda clase de medidas terapéuticas y preventivas serán pocas, pues en la
medida que la dinámica de envejecimiento poblacional persista, los sistemas
de atención se verán sometidos a unas cargas asistenciales progresivamente
mayores debido a que la población de más edad tiende a utilizar en mayor
medida los servicios asistenciales. Esta mayor presión asistencial se ve
favorecida por otros factores (Iruzubieta), además del demográfico, como son
los avances científicos que se traducen en la aplicación de nuevas y más
sofisticadas tecnologías en el campo sanitario, el incremento del nivel socioe-
conómico de la población en general, y los cambios que se han producido en
la organización de los servicios socio-sanitarios que permiten a la población
tener a su alcance mejores recursos tanto desde un punto de vista cualitativo
como cuantitativo. En cualquier caso, los sistemas sanitarios están pensados
para solucionar situaciones episódicas, agudas, las cuales no son las
prevalentes en el caso de los ancianos que se ven afectados fundamentalmente
por procesos de tipo crónico.
Dentro de este contexto, la educación sanitaria dirigida al anciano juega
un papel decisivo. Los ancianos con problemas crónicos reciben la mayor
parte de los cuidados del entorno familiar que van a depender de factores
económicos, afectivos y estructurales, donde el cuidador principal aporta hasta
el 90% de las horas de atención familiar. El género será una variable a tener
muy en cuenta en estos cuidados, muy ligados al papel tradicional
desempeñado por la mujer en el ámbito familiar. Asimismo, el conocimiento
de los determinantes de la salud y las metodologías utilizadas en la educación
sanitaria del anciano y de su entorno, serán claves en la mejora del bienestar
de esta población.
Pero si la educación sanitaria es una medida preventiva fundamental, no
por ello la sanidad debe ver los problemas geriátricos como enfermedades
únicas en las que es necesario saber de forma exacta el diagnóstico o las
causas últimas; además, estas enfermedades pueden y deben ser tratadas, y
sino curadas, por lo menos paliadas.
Las enfermedades en las personas mayores tienen unas características
especiales que las diferencian de las patologías en personas más jóvenes. Las
diferencias más importantes proceden de la aparición de patologías múltiples
13
(Urraca). Es común en este grupo de población que las personas tengan
varias enfermedades a la vez; por ejemplo, es frecuente que una persona
diabética tenga asociados problemas circulatorios, insuficiencia cardiaca,
insuficiencia respiratoria, etc. Estas situaciones hacen pensar al personal
sanitario sobre qué síntoma es más urgente a la hora de comenzar el
tratamiento, pero teniendo en cuenta que los fármacos para una dolencia
pueden agravar o desencadenar la aparición de otra nueva.
Mientras las enfermedades que aparecen en las personas más jóvenes
suelen ser agudas y autolimitadas, en el caso de las personas mayores las
enfermedades tienen características diferentes como son la cronicidad y la
asociación de varias enfermedades al mismo tiempo. Esta situación conlleva
tratamientos más prolongados, incluso de por vida. Si a esto le añadimos la
polimedicación, lo que nos encontramos es una persona de edad que debe
tomar varias medicinas a lo largo del día durante toda su vida.
Las limitaciones en la salud de las personas mayores que en ocasiones
conlleva la polimedicación como expectativa vital, no es comparable con el
deterioro de la memoria y la inteligencia, auténticos factores claves del enveje-
cimiento (Martínez). En este sentido se informa sobre el avance en el conoci-
miento de estos soportes mentales para el mantenimiento de la calidad de vida
entre los mayores, que se complementa con la propuesta de algunos
principios de actuación con el fin de lograr su estimulación en el marco de las
aportaciones novedosas de la psicología cognitiva. Del mismo modo se
establecen los rudimentos de técnicas de estimulación, así como algunas
orientaciones profesionales.
El tratamiento no farmacológico para tratar el síndrome de demencia en
general y en especial la enfermedad de Alzheimer, consiste en una serie de
técnicas muy diversas que persiguen diferentes objetivos, tales como mantener
las funciones cognitivas que el paciente conserva, controlar las alteraciones de
conducta de los pacientes, mantener las AVD básicas e instrumentales, propor-
cionar apoyo al cuidador disminuyendo el estrés a través de la información y
formación, y mejorar la calidad de vida del paciente y de su entorno (Acinas).
La intervención cognitiva se puede llevar a cabo a través de múltiples técnicas,
tales como la orientación a la realidad, psicomotricidad, reminiscencia,
musicoterapia, etc. La estimulación puede igualmente realizarse en el
domicilio de la persona enferma, para lo cual se necesita que el cuidador o el
personal especializado estén formados.
Cuando los cuidados exceden el marco familiar, entonces hay que recurrir
a los centros y servicios para mayores, los cuáles exigen unos principios
básicos de planificación y diseño (Fernández), haciendo hincapié en la
necesidad de conocer las características y demandas de los beneficiarios, la
importancia de la correcta evaluación (del recurso y de la persona), y en
especial a la adecuación a criterios de calidad del centro o servicio, así como
el bienestar y la calidad de vida de la persona.
La falta de autonomía personal para satisfacer actos básicos de la vida
diaria es un problema creciente tanto en las personas potenciales de riesgo,
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sus cuidadores familiares y las estructuras sociales y sanitarias que deberán
cubrir esa carencia, proporcionando cuidados de forma continuada, con la
sobrecarga que en todos estos niveles va a generarse, hasta convertirla sin
duda en un desafío para el Sistema. La limitación física que caracteriza muy a
menudo al anciano dependiente y merma o impide la capacidad de
movilizarse de forma autónoma e incluso cambiar por sus propios medios de
posición durante su estancia en la cama o en el sillón, perfil muy frecuente de
un gran grupo de esta población, conlleva entre otras complicaciones posibles
el desarrollo de úlceras por presión (Soldevilla), silente “epidemia viva aún
en el siglo XXI”, considerada a menudo como un problema banal e
imprevisible, aún cuando paradójicamente estamos en situación de poder
evitarlas al menos en un 95 % de todos los casos.
Es así como con las diferentes aproximaciones a los aspectos sanitarios y
de dependencia de la población mayor, siempre con la perspectiva de mejorar
la calidad de vida de su existencia, cerramos este libro que esperamos sirva al
desarrollo del conocimiento que demanda una buena parte de la sociedad,
especialmente quienes de una forma voluntaria o profesional se encuentran
más cerca de la población mayor.
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de ochenta y más años crecerá hasta el 80% en los próximos veinte años,
mientras que los del grupo comprendido entre 20-34 años perderán casi un
tercio de sus efectivos.
Quizás las previsiones de envejecimiento produzcan más alarma (por sus
repercusiones sobre la economía), con la llegada del año 2015, pues será a
partir de este año cuando comiencen a jubilarse las generaciones nacidas en
los cincuenta, mucho más numerosas que las de la Guerra Civil y posguerra.
Según el INE, en la actualidad casi 31.000 españoles celebran sus sesenta
y cinco cumpleaños cada mes. Esta cifra contrastará con los 47.500 que lo
harán en la década de los veinte, década en la que se espera que se inicie la
llegada a las edades de jubilación de las generaciones del baby-boom español
(nombre con que se designa a la gran explosión demográfica de los nacidos
entre 1957 y 1977), y no finalizarán previsiblemente hasta el año 2040 cuando
los abultados efectivos de esta generación hayan alcanzado finalmente la
jubilación. Este hecho acontecerá con una media de diez años de retraso
respecto al mismo fenómeno en Europa.
Si atendemos al Índice de Vejez (o relación entre la población de sesenta
y cinco años y más y la menor de quince), ha crecido a partir de la década de
los ochenta del pasado siglo, precisamente a causa de la combinación y
reforzamiento de estas dos tendencias poblacionales opuestas: el aumento del
número de mayores y la disminución del número de jóvenes. Esto significará
una menor presión sobre el mercado de trabajo de los jóvenes, lo que puede
suponer una ventaja al disminuir las cifras de paro, pero terminará erigiéndose
en un inconveniente, al tener que soportar la población activa un mayor índice
de dependencia senil.
FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ
En la actualidad viven en España alrededor de 1,6 millones de personas
mayores de ochenta años. Incluso hemos empezado a familiarizarnos con la
existencia de centenarios, donde claramente dominan las mujeres.
Precisamente, otro componente del proceso de envejecimiento demográfico es
la feminización de la vejez, dado el volumen superior de las mismas sobre los
hombres principalmente en las edades más avanzadas. Como señala Gerardo
Hernández7, la considerable supremacía cuantitativa de las mujeres sobre los
hombres en el peso demográfico es nota característica común en todos los
datos estadísticos referidos a las edades más avanzadas. Ya en el Censo de
Población de 1991, se presentaba un panorama en que las mujeres de más de
ochenta años doblaban en número a los varones de esa misma edad.
Una de las consecuencias de tener una vida más larga, es que la viudedad
es mucho más probable en las mujeres. De hecho, según el Censo de 2001,
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EL ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO
FACTORES DE LONGEVIDAD
En la actualidad, percibimos que se vive más tiempo desde el umbral de
los sesenta y cinco años, y el alargamiento de la vida se acompaña de una
mejora del estado de salud en todas las edades. El declive de la autonomía
personal y, finalmente, la muerte, acaban por llegar, pero cada vez más tarde.
Dadas estas circunstancias, el proceso de envejecimiento en España aparecerá
más tarde pero con mayor intensidad que en otros países. Ya en un informe8
de la Comisión Europea se hablaba del aumento de la esperanza de vida entre
8. Comisión de la Unión Europea: “Hacia una Europa para todas las edades”, Informe
de 21 de mayo de 1999. Citado por Moya, J. (2003): “El seguro de dependencia: una nueva
perspectiva del envejecimiento”, en Revista de Fomento Social, nº 58, pág. 110.
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JOAQUÍN GIRÓ MIRANDA
los ciudadanos europeos, que supuso en el plazo que media entre 1960 y
1995, un aumento de ocho años para los varones y de siete años para las
mujeres. Pues bien, este informe hacía una observación acerca del aumento de
la esperanza de vida, que unido al descenso de la fecundidad por debajo del
nivel de sustitución, haría que el envejecimiento demográfico constituyera un
fenómeno no sólo evidente, sino también inquietante en el nuevo siglo.
EL FACTOR MIGRATORIO
La población que reside en España ha crecido en gran medida gracias a la
llegada de población extranjera. Así, se ha multiplicado casi por cinco, al pasar
de 353.000 residentes extranjeros en el año 1991, a los 1.572.000 del año 2001.
Esta circunstancia, ha llevado a pensar que la aportación de adultos
jóvenes inmigrantes, podría conseguir:
1) Aumentar la población en edad activa, pues sus efectivos más
numerosos se concentran en el periodo de mayor fertilidad (25-34 años); lo
que induce un rejuvenecimiento adicional, tanto por el aumento de la
natalidad, como por los reagrupamientos familiares.
2) Corregir la insuficiente capacidad de reemplazo, y ensanchar la base de
la pirámide con la incorporación de la fecundidad de las inmigrantes, en
principio más alta que la de las mujeres españolas, y de los hijos pequeños ya
habidos.
3) Y por último, mejorar la tasa de dependencia
Pero con la inmigración, no es posible predeterminar la intensidad de los
flujos, ni la tipología de los inmigrantes, especialmente cuando lo que se
precisa son flujos sostenidos durante largos periodos de tiempo. La solución
demográfica en este caso, exigiría tener capacidad de incorporar los flujos de
inmigrantes precisos con unos perfiles determinados, como si se pudiesen
obtener a voluntad de un enorme almacén de inmigrantes, siempre con exceso
de stock.
LA ESPERANZA DE VIDA
La menor mortalidad infantil se combina con la menor mortalidad en
general de la población, para definir el aumento de la esperanza de vida, la
cual nos indica que, si bien a principios del siglo XX tan sólo un 26% de los
nacidos llegaba a viejo, hoy lo consigue el 85% del total de la población.
Si bien la esperanza de vida de las mujeres siempre ha superado a la de
los varones, esta diferencia se ha ido incrementando como consecuencia de su
menor mortalidad. Según Eurostat, las españolas se mantienen como las
ciudadanas comunitarias con mayor esperanza de vida e incluso aumentan las
distancias. Así, en 2003 ascendió a 75,85 años para los hombres (sólo superada
por Italia, Holanda y Suecia) y 83,23 años para las mujeres (la más alta de toda
Europa). La esperanza de vida media para las mujeres de la UE es de 81,6 años,
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EL ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO
un lustro más que para los hombres (75,5 años), por ello es preciso tomar en
consideración los problemas de la longevidad y la dependencia desde el punto
de vista del género, dado el volumen y características de los mismos.
No obstante, las proyecciones de la esperanza de vida al nacer señalan un
acortamiento en las diferencias entre hombres y mujeres, posiblemente a causa
de un cambio en los hábitos saludables de la mujer.
La prolongación de la esperanza de vida del cada vez más numeroso
grupo de población de más de sesenta y cinco años, se manifiesta de forma
más espectacular en la proporción creciente de población mayor de ochenta
años, que según las previsiones del INE se duplicará entre el año 2001 y el
2010, pasando de suponer 1,1 millones a 2,2 millones de personas. En el año
2020 superará los 2,4 millones de personas para alcanzar los 3,1 millones de
efectivos en el horizonte del 2040.
Así pues, el aumento de la esperanza de vida constituye uno de los
mayores logros de la existencia humana, y esto ha permitido prolongar los
efectivos de los grupos de personas de edad avanzada, aumentando de ese
modo el conjunto de personas mayores de sesenta y cinco años. Aunque no
por esto podemos relacionar longevidad con envejecimiento de la población,
pues también hay que apuntar otro fenómeno como es el descenso de la
natalidad y la mortalidad, fenómenos que en sí mismos caracterizan el proceso
de transición demográfica.
LA MORTALIDAD
El descenso de la mortalidad y, por tanto, la creciente concentración de
decesos en las edades más avanzadas, así como el descenso de la mortalidad
infantil, son indicadores destacados del aumento de la esperanza de vida. La
disminución de las tasas de mortalidad ha sido una constante desde principios
del siglo XX, y si bien en las dos últimas décadas ha existido un repunte en la
mortalidad, más debida a la conclusión vital de grandes cohortes de personas
con edades avanzadas, España sigue siendo uno de los países de la Unión
Europea con menores tasas de mortalidad, sólo superada por Irlanda,
Luxemburgo y Países Bajos. Las poblaciones de los países desarrollados
mueren más viejas (progresivo aumento de la edad media de fallecimiento) y
además mueren más envejecidas (progresiva disminución de la varianza en la
distribución de los decesos por edad).
No obstante esta perspectiva exitosa en el proceso de transición
demográfica, se ha producido la denominada muerte social, que no acaece
con la muerte biológica como tradicionalmente venía sucediendo, sino con
anterioridad a la misma. Esta muerte social9 anticipada a la muerte física está
relacionada con el desplazamiento de la mayoría de las muertes hasta edades
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JOAQUÍN GIRÓ MIRANDA
TASAS DE FECUNDIDAD
En el descenso de la natalidad, que depende del número de hijos que
tienen las mujeres, y de cuántas mujeres hay en edad de tener hijos, influyen
varios factores. En primer lugar, el descenso de la mortalidad infantil conlleva
que no sea necesario mantener un alto nivel de fecundidad. Los procesos
modernos de industrialización (trabajo femenino y autonomía de las mujeres),
y urbanización (viviendas de pequeñas dimensiones que favorecen grupos
familiares reducidos), así como los cambios sociales y de valores (mayor
capital cultural y educativo de las mujeres, uso de métodos anticonceptivos,
emancipación tardía de los jóvenes, individualismo), también han contribuido
en distinta medida a la reducción de la natalidad.
La tasa de fecundidad en España (mide el número medio de hijos por
mujer en el año de referencia), ha mostrado por cuarto año consecutivo un
ligero repunte de la natalidad, más imputable a la aportación de las mujeres
inmigrantes que a las propias españolas. Durante 2002 se registraron en
España 416.518 nacimientos, 12.659 más que en 2001; por su parte, las madres
extranjeras registraron 43.469 nacimientos en 2002, un 31,4% más que el año
anterior en que fueron 33.076. También, la oficina estadística comunitaria
Eurostat, señalaba que los datos referidos a 2002 muestran a las españolas
como las ciudadanas europeas con el menor índice de fecundidad; inferior a
la media europea situada en 1,47 hijos por mujer en edad fértil. Además, las
inmigrantes, que llegan con hábitos sociales y culturales muy arraigados y
diferentes, terminan adaptándolos paulatinamente a los del país de acogida
reduciendo su tasa de fecundidad. Si hoy nacen tantos hijos de madre
extranjera es, sobre todo, porque llegan en plena edad fértil.
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EL ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO
EL TAMAÑO FAMILIAR
En España se acusa una tendencia a vivir de forma autónoma. Sin
embargo, la familia resulta un elemento de relación importante con el que se
establecen interacciones diarias, especialmente si hay proximidad residencial.
Precisamente la autonomía residencial es la forma de convivencia mayoritaria
de los mayores, aunque la proporción de los que viven solos es todavía relati-
vamente baja. Los mayores permanecen en su propia vivienda, solos o en
compañía, generalmente con la pareja, aunque también es relativamente
común la convivencia con los hijos, salvo en la franja de edad de 70-79 años.
Género y edad parecen ir indisolublemente unidos en la explicación de
las formas de convivencia de los mayores10. Por una parte, la vida en solitario
o solamente en compañía de hijos, son asuntos fundamentalmente de mujeres;
mientras que vivir con la pareja es un asunto eminentemente masculino.
En los últimos treinta años se ha pasado de una media de casi cuatro
miembros por hogar, a estar claramente por debajo de tres. Entre las causas
están el aumento del número de personas que viven solas, y la disminución
del número de hogares con cinco y más miembros, consecuencia, sobre todo,
del descenso de la natalidad. Esa disminución del tamaño medio de los
10. CIS-IMSERSO: “La soledad de las personas mayores”. Estudio 2.279, Febrero 1998.
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JOAQUÍN GIRÓ MIRANDA
LA ESTRUCTURA DE HOGARES
Otra cuestión que se observa en la evolución del tamaño y la estructura de
los hogares en España, es que a la vez que se reduce el número medio de
personas en cada hogar (menos de tres), aumenta el peso de los hogares
formados por parejas sin hijos, el de los monoparentales y el de los uniper-
sonales.
Según el Censo de 2001 publicado por el INE, en España hay ya casi tres
millones de hogares unipersonales (el 20,7% del total), de los cuáles el 26,4%
está ocupado por personas de entre sesenta y cinco y setenta y cuatro años;
el 15,6% son personas de entre setenta y cinco y setenta y nueve años y,
finalmente, el 11% son personas de entre ochenta y ochenta y cuatro años. Es
decir, las personas cuyas edades oscilan entre los sesenta y cinco y los ochenta
y cinco años son el 53% del total de hogares unipersonales.
Y, en contra de lo que pudiera pensarse, este fenómeno de los hogares
unipersonales no es precisamente urbano, puesto que su número relativo
aumenta en los municipios más pequeños, que, por otra parte, son los más
envejecidos. De modo que mientras en los municipios que superan los cien
mil habitantes sólo hay un 12,5% de hogares unipersonales, en los municipios
que no alcanzan los dos mil habitantes el porcentaje aumenta de manera
considerable hasta un 19,2% de hogares con una sola persona.
Uno de los mayores problemas del aumento de los denominados hogares
unipersonales u hogares de un solo miembro, es que las personas que viven
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EL ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO
solas, sobre todo cuando son ancianas, sufren de múltiples limitaciones para
realizar hasta las tareas más simples de la vida cotidiana, como vestirse,
asearse, preparar la comida, etc., lo que les lleva a necesitar ayuda de tipo
asistencial.
Por todo ello, la estrategia para hacer frente a este reto sociosanitario sería
potenciar todos los servicios asistenciales que mantuvieran a los ancianos en
su entorno habitual. En los países nórdicos gran parte de esta responsabilidad
es asumida por el Estado, mientras que en la cultura española sigue siendo un
deber moral de la familia. Sin embargo, los cambios en la estructura familiar
están cuestionando la sostenibilidad futura de este modelo.
No obstante, la creciente independencia de las mujeres mayores y el
papel fundamental en la gestión de sus propios hogares, incluso con unos
recursos mínimos (ya sea en pareja o viviendo solas), ha permitido que
muchas de estas mujeres continúen ejerciendo funciones familiares inesti-
mables, constituyéndose en el auténtico eje de la red de apoyo familiar. Como
llama la atención Julio Pérez Díaz (2002), no se ha valorado suficientemente
su papel en la masiva incorporación de las hijas jóvenes al mercado de trabajo,
pero es evidente que muchas mujeres trabajadoras cuentan con sus madres
para hacer ciertas compras, para “arreglar papeles”, para cuidar de los hijos
muy pequeños, o para traerlos y llevarlos del colegio cuando ya han crecido
un poco. Son las mujeres mayores de hoy día quienes contribuyeron a hacer
posible para sus hijos la dedicación exclusiva y prolongada a los estudios,
dedicación que ha permitido a las jóvenes actuales igualar y superar el nivel
de instrucción de los hombres de su misma edad.
Más que estereotipos de mayores solitarios, los datos demuestran la
preferencia por permanecer en su propio domicilio cuando las condiciones
económicas y de salud son favorables. Lo más habitual en estos casos es que
ellos ayuden a los otros miembros de la familia.
LA DEPENDENCIA
Pese a que la calidad de vida depende de las condiciones socioeco-
nómicas de la población, se ha constatado que el principal factor de
desigualdad en la percepción subjetiva de la propia salud es el nivel educativo.
Al respecto señalan García y Benito11 que recientes estudios transculturales
acerca del autoconcepto de las personas mayores sugieren que una dimensión
significativa de una madurez plena es encontrar nuevas y diversas vías para
seguir teniendo una vida plena de sentido. O sea, que las habilidades
adquiridas por los mayores para encontrar un sentido a la vida contribuyen
positivamente a la experiencia de envejecer. Dichos estudios (Katzco et alt.,
1998 y Bazo, 1996), sugieren también que existe una correlación importante
29
JOAQUÍN GIRÓ MIRANDA
entre bienestar y buena situación de salud, así como entre los estilos de vida
desarrollados en las etapas anteriores de la vida y los efectos de los cuidados
de salud en la calidad del envejecimiento. En este sentido, el bienestar de los
mayores en la actualidad se encuentra en riesgo, pues existen indicadores que
los presentan con un estilo de vida poco saludable.
También, el acondicionamiento o adaptación del entorno doméstico es,
igualmente, un reto importante para preservar la salud y aumentar la calidad
de vida de las personas mayores sin necesidad de abandonar el vecindario de
su elección. El aislamiento social y la soledad tienen, como se ha demostrado,
un impacto importante tanto en las expectativas de vida como en el manteni-
miento de un buen funcionamiento y de salud de las personas mayores. De
este modo, las condiciones socioeconómicas, el nivel educativo, las
habilidades y estilos de vida, así como la adaptación al entorno doméstico y
familiar en situaciones de soledad, son algunos de los condicionantes que
definen el estado de salud de los mayores y su calidad de vida.
La evolución demográfica ha obligado a los poderes públicos, pero
también a la sociedad en su conjunto, a reconsiderar el funcionamiento de los
sectores más costosos de la sociedad española, como la educación, la sanidad
y las pensiones. Respecto a los gastos sanitarios conviene separar los gastos
directamente ligados a la salud, de los que dependen más estrictamente del
cuidado de los ancianos. En este sentido, es más importante ofrecer
alternativas gerontológicas respecto a la atención de las personas mayores e
incidir en la prevención, además del enfoque puramente curativo.
Para ello, los servicios sanitarios deberían transformarse en las próximas
décadas ofreciendo otros que se centren en los cuidados y la atención de los
mayores, siendo necesario que se atiendan los nuevos requerimientos de las
personas de edad avanzada, orientando la formación de los profesionales a
este cambio, y promoviendo hábitos de vida saludables. También una mayor
participación del Estado en la oferta de infraestructuras de acogida (centros o
viviendas colectivas) y de servicios de atención y de ayuda médica y doméstica
a domicilio; un Estado que no podrá delegar en la familia con la misma
facilidad que en el pasado, o en la actualidad, la función asistencial a los
ancianos. En este sentido, la sustitución de mujeres cuidadoras informales que
no reciben ninguna remuneración por sus diversas actividades, por
profesionales a los que sí hay que pagar un sueldo, supondrá con toda
seguridad un aumento de los gastos de salud que responde más a un traspaso
de responsabilidades, desde la esfera de lo privado hacia lo público, que a una
consecuencia directa del envejecimiento demográfico.
También resulta prudente distinguir entre los conceptos de atención a la
dependencia y atención sociosanitaria. Si la dependencia no es una cuestión
privativa de los mayores, tampoco la atención sociosanitaria lo es de la
dependencia. La atención sociosanitaria debe ser una pieza más en el
complejo entramado de prestaciones que ha de integrar un completo sistema
de cobertura a la dependencia, el cual debe comprender, además de recursos
cuasi hospitalarios, prestaciones económicas y técnicas, así como medidas
30
EL ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO
12. Moya, J. (2003): “El seguro de dependencia: una nueva perspectiva del envejeci-
miento”, en RFS, pág. 112.
31
JOAQUÍN GIRÓ MIRANDA
13. Una buena descripción sobre los modelos existentes del seguro de dependencia y
su financiación, tanto en Europa como en EEUU y Japón, se ofrece en el artículo de Javier
Moya (2003): “El seguro de dependencia: una nueva perspectiva del envejecimiento”, en
RFS, pp. 114-122.
14. Moya, J. (2003): “El seguro de dependencia: una nueva perspectiva del envejeci-
miento”, en RFS, pág. 133.
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15. Fernández-Mayoral, G., et alt. (2003): “Envejecimiento y salud. Diez años de investi-
gación en el CSIC”, en Revista Multidisciplinar de Gerontología nº 13 (1), pág. 44.
16. García, A., y Benito, J. (2002): “Nuevas perspectivas en el trabajo socioeducativo
con personas mayores”, en Educación Social, nº 22, pág. 65.
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23. Moya Huertos, J. (2003): “El seguro de dependencia: una nueva perspectiva del
envejecimiento”, en Revista de Fomento Social, nº 58, pág. 133.
24. Gil Calvo, E.: “El maltrato de la vejez”, en El País, 19 de septiembre de 2003, pág.
19.
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naturales de los demás usuarios, que son los menores, las mujeres y los
inmigrantes. Y aquí se da la paradoja de que son estas dos últimas categorías
las que hoy están supliendo por defecto la carencia de servicios sociales, pues
asumen la atención domiciliaria que los mayores reciben de las mujeres de su
familia -en detrimento de su trabajo profesional- o de asistentas inmigrantes a
sueldo.
Como acertadamente señala Gil Calvo, los cuidadores informales de la
vejez son los propios familiares (principalmente mujeres en un grado próximo
de consanguinidad) y un creciente número de mujeres inmigrantes que han
encontrado en la atención y los cuidados personales el medio de integración
laboral en nuestro país, por abandono de las instituciones públicas, en
especial la red de servicios sociales que encuentra en los cuidadores
informales una mano de obra sustitutiva a sus propias carencias. Sin embargo,
este tipo de soluciones informales está disminuyendo progresivamente por la
creciente complejidad de la atención a los mayores y la tendencia al aumento
de la participación de la mujer en el mercado del trabajo. En los últimos años
han surgido nuevas opciones: desde los inmigrantes que acompañan a los
mayores, los servicios de ayuda domiciliaria, hasta los servicios de asistencia
telefónica o los centros de día, que facilitan la estancia del anciano durante la
jornada laboral atendidos por profesionales, pero que permiten el regreso con
la familia por la tarde.
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25. El apoyo informal proviene de la familia cercana (cónyuge e hijas) que realiza el
63,8% de los cuidados. Otros allegados (familiares, parientes, amistades, vecindad, etc.)
asumen el 8% de la carga de atención. A cargo de empleados/as de hogar está el 5,4% del
total de los cuidados. En cuanto a los servicios sociales, estos asumen el 3,8% de los
cuidados. (Colectivo IOE, 1995: 28)
26. Monserrat, J. (2003): “El coste de la dependencia”, en Revista Multidisciplinar de
Gerontología, nº 13 (3), pp. 197.
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27. Moya Huertos, J. (2003): “El seguro de dependencia: una nueva perspectiva del
envejecimiento”, en Revista de Fomento Social, nº 58, pág. 128.
28. Este divorcio entre oferta y demanda de recursos está provocando el aumento de
la presencia del mercado privado en todo el ámbito de los servicios sociosanitarios lo que
provoca que familias de clase media tengan grandes dificultades económicas para acceder a
servicios privados y a la vez no reúnan las condiciones para beneficiarse de una plaza
pública. Codinach, T. (2003): “Dependencia y vejez. Consecuencias Socio-familiares”, en
Revista de Servicios Sociales y Política Social, nº 64, pág. 124.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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ciertos peligros sociales, y nos referimos con ello a hábitos y estilos de vida
negativos, y/o comportamientos destructivos, etc.
Por una parte la búsqueda de nuevos roles y la realización de actividades,
y por otra el apoyo en la familia y los amigos, así como en algún tipo de
organización, asociación o club, pueden propiciar, en estas personas, la
reconstrucción de su identidad y su toma de posición social en esta etapa de
su vida. Respecto de las actividades de ocio y altruistas en concreto, María
Teresa Bazo (2002) señala como éstas, en cuanto a actividades que conllevan
compromiso, comparten con la actividad laboral y profesional la cualidad de
estructuración del tiempo, y de proporcionar un sentimiento de utilidad social.
Una “reconquista”, recuperación, de los ritmos y del sentimiento de la
competencia social.
En resumen, el desarrollo de una adecuada adaptación e integración
social permitirá un adecuado ajuste personal y social al mayor, que le aporte
bienestar y calidad de vida en esta nueva etapa. No obstante, no podemos
dejar de considerar que la diferente actitud con la que los sujetos viven esta
época de su vida, cómo se adaptan, cómo se integran, va a depender de
factores biológicos culturales [edad, sexo, salud], de factores sociales y
culturales [género, nivel de estudios, situación económica, situación familiar,
relaciones sociales], y se va a ver afectada por el factor psicológico. Hemos
dado a entender a lo largo de este escrito que sería un error considerar a las
personas mayores como un grupo de comportamiento homogéneo.
Tendremos que observar, entre otras, las diferencias derivadas de la
pertenencia a distintos subgrupos de edad, las que tiene origen en el género
o las que existen por clase social, como entre cualquier otro colectivo o grupo.
Existen formas distintas de envejecer socialmente.
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más reconocidos en este campo: John Neulinger (1974), quien considera como
ocio la actividad que es libremente elegida por la persona, y se lleva a cabo
sin tener otro propósito adicional distinto a la propia satisfacción que supone
realizarla. ¿Qué tiene de especial esta definición de ocio?. Su elección
responde a que se trata de una definición que contiene las dimensiones
fundamentales que delimitan el concepto: libertad en la elección -la actividad
es voluntariamente elegida-, motivación intrínseca -la actividad proporciona al
individuo recompensas personales y subjetivas- y orientación finalista -la
actividad contiene en sí misma la finalidad de su realización. Estas
dimensiones rubrican el carácter subjetivo del ocio, y dan idea de la
importante influencia de los factores culturales en la clasificación de una
actividad como tal. A propósito de esto último, habremos de señalar otra
simplificación bastante común consistente en identificar la actividad en sí
[pasear, ver televisión, practicar deporte, jugar a las cartas, hacer teatro,
voluntariado...] como ocio. En el ocio se van a poner de manifiesto muchos
aspectos importantes del individuo, como la etapa de la vida, la edad, los
estilos de socialización y las preferencias en las actividades.
Hay una gran cantidad de actividades que pueden incluirse dentro de la
categoría de ocio. Incluso, ciertas habilidades y actividades, pueden contener
aspectos de las categorías de trabajo o sostén económico y de ocio a la vez.
Dentro de los intentos de clasificación de estas actividades, y con miras en
nuestro desarrollo argumental futuro, recogemos el de Richie (1975) que
agrupa las actividades consideradas como ocio en cuatro ejes, y las clasifica
en: actividades activas frente a actividades pasivas, actividades individuales
frente a actividades grupales, actividades simples frente a actividades
complejas, y actividades que son para pasar el rato frente a actividades que
requieren una mayor implicación.
Pero alrededor del ocio se han construido otras clasificaciones que
focalizan sobre el tipo de necesidades que satisfacen las actividades de ocio.
Para Kabanoff (1982) once son los grandes grupos de necesidades que
subyacen a las diferentes formas de ocio: autonomía -relacionada con la organi-
zación de proyectos y actividades significativas personalmente-, relajación
-descanso de cuerpo y/o mente-, actividades familiares -persiguen el refuerzo
de este tipo de vínculos-, huir de la rutina -evasión-, interacción -compañía y
nuevas amistades-, estimulación -nuevas experiencias-, uso de habilidades,
búsqueda de salud, estima -ganar el respeto y admiración de los demás-,
desafío o competencia -ponerse a prueba- y liderazgo o poder social. En un
sentido similar, Tinsley (1984), identificó, y agrupó en torno a ocho grandes
grupos, los tipos de necesidades satisfechas por distintas actividades de ocio;
necesidad de: “expresión del yo” -manifestarse a través del uso creativo de sus
capacidades-, compañerismo -relaciones de apoyo en las que sentirse aceptado
y valorado por los demás, con el consiguiente incremento de la autoestima-,
poder -percibir control sobre situaciones sociales, y ser objeto de la atención
de los otros-, compensación -experimentar algo novedoso o inusual, de romper
con la rutina diaria-, seguridad -comprometerse en una actividad que le
asegure la ausencia de cambios no deseados, y que garantice que sus
esfuerzos serán reconocidos y valorados-, servicio -ayudar a los demás-,
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Envejecimiento y ocio
La etapa de la vida resulta determinante en la concepción del ocio.
Pensemos a este respecto en los cambios personales o en las modificaciones
en las oportunidades posibilitadoras del ocio, a nivel personal y social, que
se van produciendo durante la vida. El segmento de las personas mayores se
constituye como un grupo diferenciado, con características, intereses y
demandas socioculturales propios, frente a un “tiempo de ocio”, que al mismo
tiempo ha de ser interpretado en términos individuales, y en la relación con
los demás miembros del grupo, lo que implicaría la consideración de las
esferas personal y comunitaria.
Otro de los aspectos individuales que se van a poner de manifiesto en el
ocio, son los estilos de socialización, que van a jugar un papel primordial al
respecto. Ya en su momento, aludíamos a la impronta, en la forma de entender
y vivir la vejez, de una socialización en un determinado modelo de vejez, que
por mor del paso de los años perderá vigencia contextual. La implicación
social que ello supone, que se refleja en la expresión y canalización del ocio,
va a resultar palpable, sobre todo, en la demarcación de las oportunidades,
desde la sociedad y en concreto desde sus coetáneos, y en la autorestricción
en la ejecución de las mismas. No habremos de olvidar que las oportunidades
para participar en actividades también de ocio, reflejan expectativas
normativas.
En su momento, nos hemos referido al ocio y las relaciones sociales como
causa fundamental del bienestar de los mayores, en un engranaje en el que
los mayores van a poder satisfacer sus necesidades de actividad a través de las
distintas experiencias de ocio, que al tiempo les van a proporcionar canales
de interacción social y de realización personal. La teoría nos informa de los
beneficios del ocio en los mayores, por su influencia en la salud y el bienestar
subjetivo, mediante su capacidad para facilitar conductas de afrontamiento en
respuesta a los sucesos y estresores vitales (Coleman e Iso-Ahola, 1993). Por
una parte, siendo las principales características del ocio la percepción de
libertad y la motivación interna, ello permite el desarrollo y mantenimiento de
sentimientos de control sobre la propia vida; y cuando las personas sienten que
disponen de capacidad para controlar lo que les ocurre en sus vidas, suelen
experimentar una mayor salud mental y física (Mannell y Kleiber, 1997). Al
tiempo que la participación en actividades de ocio que, por su propia
naturaleza, tienen un importante componente de interacción social, facilitan la
percepción de apoyo a través del compañerismo y de la amistad (McCormick
y McGuire, 1996).
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OCIO EN LOS MAYORES: CALIDAD DE VIDA
pilares teóricos que nos sirven de referencia, y que hemos expuesto a lo largo
de estas páginas.
La perspectiva del envejecimiento con la que trabajamos, observa el
mismo como un proceso natural y paulatino y, lo que para nuestro análisis
requiere gran importancia, variable y diferencial, lo cual nos indica que debe
ser considerado como un proceso sobre todo individual. Un análisis que, por
otra parte, se efectúa en términos de potencialidad, rehuyendo del modelo
basado en los déficits, para aplicar el modelo basado en la competencia.
(María Teresa Bazo, 1992), (Lehr, 1991).
En consonancia con la teoría de la continuidad, entenderemos, con
Havighurst (1961), que diferentes personas con diferentes valores, diferirán de
manera igualmente distinta sobre lo que para ellos es una buena vejez. Esta
teoría establece que las personas mayores preferirán, como en otras etapas de
sus vidas, los patrones de comportamiento que supongan una continuidad a
los que supongan un cambio substancial en sus vidas, aunque ello no quiera
decir que se de una ausencia total de cambio, sino que hay un predominio en
la continuación de esquemas anteriores. De igual modo, establece que no se
puede generalizar la idea de la desvinculación social del sujeto durante el
envejecimiento, ni tampoco que un aumento de su actividad o participación
collevará un incremento, de igual volumen, en su nivel de bienestar subjetivo;
sí, que el nivel de actividad que una persona va a mostrar en esta etapa, estará
en función de su trayectoria vital y del patrón de actividades que haya venido
presentando.
Basamos nuestro desarrollo en la delimitación del concepto de ocio, en
base a la definición de John Neulinger (1974), en la que se resaltan sus
elementos constituyentes: libertad en la elección, motivación intrínseca y
orientación finalista, que sobre todo ponen de manifiesto el carácter subjetivo
del ocio. Y destacar, además, que observamos el ocio como actitud, en
referencia al empleo del tiempo libre, y no como desarrollo de una actividad
concreta.
Compartimos la idea de que las actividades de ocio tendrán importancia
tanto por su efecto altamente significativo en el proceso de adaptación a la
pérdida de los roles productivos (Herzog, Franks, Markus y Holmberg, 1998),
en las que jugarán un papel asimilable a las actividades productivas; como, y
de modo más general, por su influencia en la calidad de vida, en el bienestar
personal de los mayores en esta etapa, a través del fortalecimiento de la
percepción del control sobre la propia vida, de autocontrol, y de apoyo social.
Al hilo de ello, estamos de acuerdo en seguir el esquema dibujado por Tinsley
y Tinsley (1986), que pone de manifiesto la relación entre la satisfacción de
una serie de necesidades y los beneficios psicológicos derivados del ocio, en
una secuencia de experiencias de ocio, que conlleva la satisfacción de las
necesidades psicológicas, lo que contribuye a la salud física y la salud psíquica
y, por ende, coadyuva a la satisfacción vital y al crecimiento personal.
Pero retomando nuestro discurso, centrado ahora en sustentar las bases
para el esbozo de un modelo de ocio para los mayores, debemos recalcar que
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también tengan una visión más positiva del ocio. Los factores nivel de
estudios, profesión y nivel social y económico -estatus-, estarán estrechamente
imbricados en la percepción del ocio. Así, se espera, en general, de los
mayores con un mayor nivel de estudios o formativo que valoren en mayor
medida el ocio, y muestren un mayor interés por sus actividades. En cuanto a
la profesión y el estatus social, observamos que a mayor nivel de cualificación
profesional y estatus social, se dará con frecuencia una valoración más positiva
del ocio; por contra, el segmento de población más ligado a la producción
material y cuyas experiencias de aprendizaje están vinculadas casi exclusi-
vamente al trabajo, mostrará una menor valoración de la creatividad o de la
utilización no productiva del tiempo. Por último, en cuanto al lugar de
residencia, un hábitat urbano creemos favorece, frente a uno rural, un modelo
de vida donde la utilización no productiva del tiempo es valorada más positi-
vamente.
Con referencia a las oportunidades, las posibilidades de ejecución o
realización del ocio, estas se verán influidas por la presencia o ausencia de
recursos tanto personales, como instrumentales. En primer lugar, habremos de
detenernos en los factores de tipo biológico, y en concreto asociados a la
funcionalidad o la competencia, que van a marcar una primera disquisición en
la posibilidad de participación en actividades de ocio. A lo largo del proceso
de envejecimiento, se producen variaciones en la autonomía personal de los
individuos. A este respecto, los estudiosos del tema estarían de acuerdo en
delimitar dos etapas diferenciadas: la primera, que abarcaría aproximadamente
hasta los setenta y cinco años, marcada por la independencia funcional y
caracterizada por el “envejecimiento activo”; y una segunda, a partir de los
setenta y cinco años, marcada por una mayor dependencia funcional, es una
etapa en la que las oportunidades de ocio se van a ver cuando menos
condicionadas o restringidas, si no imposibilitadas. De esta manera, estamos
aludiendo a la impronta de la edad y la salud real en las posibilidades para el
ocio.
Otros predictores de la participación con base en los recursos personales
de los mayores van a ser, por ejemplo, un buen estado de salud, y que así sea
percibido o valorado por la persona, lo que determinará tanto las actividades
que elige, como la medida -frecuencia, ritmo e intensidad- con que las realiza.
La salud real, va a ser determinante en la ejecución de actividades específicas;
a este respecto salud y autonomía serían cuasi equivalentes. Otro predictor
será el sexo, ya que se observa que los hombres participan en mayor medida
en actividades de ocio; y aunque se dan toda una serie de actividades
comunes a hombres y mujeres, los estereotipos sociales sin embargo juegan
un papel importante en la elección, por tanto el sexo orientará el tipo de
actividad, el lugar y los “otros” con los que se llevará a cabo.
Respecto al estado civil, ser soltero/a, separado/a o viudo/a, al igual que
no tener cargas familiares -hijos o personas dependientes-, favorece una
mayor ejecución de actividades de ocio. En cuanto a los estudios, a la
formación, podemos suponer que éste será un factor predictivo sobre todo del
tipo de actividades elegidas. Igualmente creemos que el tipo de actividad
profesional desarrollada hasta el momento, y lo que de ella se derive en la
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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INTRODUCCIÓN
De forma general, entendemos por vejez aquella etapa del ciclo vital que
comienza a partir de los 65 años, pero esta frontera no aporta un sentido
biológico claro, sino que más bien se trata de un criterio de organización más
amparado en cuestiones sociales (jubilación), a partir del cual asignar
funciones, roles, normas y expectativas. Bajo este criterio ciertas sociedades,
donde el modelo de valores dominante es un “modelo joven”, realizan
numerosas atribuciones incorrectas respecto de los mayores y permiten y
transmiten una representación mental de la vejez íntimamente ligada al
deterioro y la involución.
Hoy sabemos que esta concepción del proceso de envejecimiento es
errónea. No existe invariablemente un deterioro o pérdida de capacidades. Las
diferentes variables bio-psico-sociales que afectan al individuo desde que nace
hasta que muere, no sólo la edad, hacen que se produzcan cambios (no obliga-
toriamente ni con tanta frecuencia como se cree en sentido negativo) en las
diferentes capacidades. Mientras algunas de éstas pueden deteriorarse, otras se
mantendrán o incluso pueden enriquecerse algunas y adquirirse otras nuevas,
y en este sentido, podemos hablar tanto de capacidades vinculadas a la
sexualidad de la persona, como de capacidades cognitivas, emocionales, etc.
Sin embargo, el peso de los mitos y prejuicios que acompañan al
concepto de vejez aún es demasiado significativo y los propios mayores se ven
en “la obligación” de corresponder y asumir el rol asignado puesto que
también participan de estos estereotipos culturales. Cambiar esta construcción
social de la vejez se convierte en un objetivo primordial si deseamos plantear
la vida sexual y afectiva como fuente de satisfacción y bienestar, puesto que
si nuestros mayores continúan interiorizando el modelo social y sexual propio
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quizá más fácilmente, basta con enfocar nuestra mirada hacia la realidad
social: el número de personas mayores aumenta significativamente. El
aumento de la esperanza de vida y el descenso de la natalidad (en el mundo
occidental) han conseguido una pirámide poblacional que estima para el año
2010, diecisiete millones y medio de personas mayores. Además, las actuales
condiciones de higiene, alimentación, vivienda, educación para la salud,
jubilaciones anticipadas, ...etc. han facilitado que la etapa del ciclo vital que
venimos denominando vejez constituya un periodo largo e importante de
nuestra vida (entre 15 y 20 años) superando cuantitativamente a otras etapas
como la adolescencia o la primera infancia. Pero no sólo conviene ampararnos
en aspectos relativos a la cantidad, sino que quizá sea más edificante
reflexionar sobre como la sociedad no ha sabido articular los recursos
necesarios y responder al mismo ritmo y así, aunque en los últimos años
parece haber existido un vuelco institucional hacia la realidad de los mayores,
las necesidades económicas por un lado y las sociales y afectivo-sexuales por
otro, están frecuentemente mal cubiertas.
Vega, Vega (1990) concede a la propia muestra de población mayor la
oportunidad de ordenar y asignar prioridad a sus principales problemas y los
resultados arrojan, entre otros, los siguientes datos:
• Problemas económicos (46,3%)
• Médicos (43%)
• Soledad (26,6%)
• Rechazo familiar (11,5%)
Así pues, los problemas de soledad y de las relaciones sociales ocupan un
lugar destacado y en otros estudios sobre necesidades individuales, el afecto
se colocó de forma específica en tercer lugar. Sabemos pues, ya desde Maslow,
que la necesidad de afecto no puede interpretarse como un artículo de lujo en
el ser humano, independientemente de su momento evolutivo. La no
satisfacción de las necesidades afectivas y de relación genera serias secuelas
en la salud integral de las personas, y esto ocurre en niños, adolescentes,
jóvenes, adultos y mayores. Sin embargo hay que prestar especial interés al
hecho de que, al menos en las sociedades industrializadas o en el mal llamado
primer mundo, estas necesidades afectivas no suelen estar cubiertas de la
misma forma en unos y otros, y son las personas mayores quienes suelen
tenerlas frecuentemente peor satisfechas.
Analicemos muy superficialmente cuales son las necesidades interper-
sonales básicas o los diferentes tipos de apoyo social que necesitamos las
personas. Hansson y Carpenter (1995) destacan seis necesidades:
1. Apego
2. Integración social
3. Autoestima
4. Alianza fiable
5. Guía informativa
6. Oportunidad de dar apoyo
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2. Masters, W.H. y Johnson, V.E y Kolodny, R.C. (1992): Human Sexuality. New York:
Harper Collins Publishers.
3. Masters,W, y Johnson,V. (1966): Human Sexual Reponse. Londres: Churchill
Livingstone.
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4. Félix López Sánchez y Juan Carlos Olazábal 1998: “Sexualidad en la vejez”. Ediciones
Pirámide. Madrid.
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5. Félix López Sánchez y Juan Carlos Olazábal 1998: “Sexualidad en la vejez”. Ediciones
Pirámide. Madrid.
6. Cruz Jentoft, J.C y Mercé Cortés, J. (1992): “La función sexual”, en J. M. Ribera Casado
y J.C. Cruz Jentoft, Geriatría. Uriach, pp. 170-177.
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8. Para la sociedad, la vejez parece una especie de secreto vergonzoso del cual es
indecente hablar. De Beauvoir, S. (1989): La vejez. Barcelona: Edhasa.
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SEXUALIDAD Y AFECTIVIDAD EN LA VEJEZ
tanto, que la sociedad sigue alimentando una actitud general oscurantista hacia
todo aquello que se asocie a sexualidad o afecto entre las personas instaladas
en la etapa de la vejez.
Seguramente los mayores nutrientes de esta actitud proceden de la ya
comentada visión que los propios protagonistas poseen de los aspectos
sexuales, pero indudablemente el personal directivo, el personal asistencial y
el resto de profesionales implicados tienen el poder y la responsabilidad de
aderezar esta construcción mental tan negativa. El contacto cotidiano con la
población que nos ocupa ofrece de forma natural muchas situaciones dónde
podemos optar por alimentar las falsas creencias, o bien, por el pequeño
grano de arena que contribuya a la reeducación en materia de sexualidad.
Por último, puede considerarse en este apartado el efecto que los roles de
género poseen en las actitudes y formas de vivenciar la sexualidad. La
adquisición del rol de género tiene lugar en los primeros años de vida y a
partir de ese momento el hecho de ser hombre o mujer tiene un peso
altamente significativo en la mayoría de los acontecimientos que decidimos, en
los hechos que nos acontecen y en la manera de resolverlos o no a lo largo
de la vida. La forma de vivenciar el cuerpo, las relaciones interpersonales, los
sentimientos y otros parámetros relacionados con el hecho de ser sexuado no
están exentos de esta vinculación con el género.
El país, la cultura, la educación, la generación, el status socioeconómico,
la religión, las condiciones políticas, el momento histórico, son, entre otros,
agentes indicadores de cómo experimentar la realidad de ser hombre o mujer.
Hoy, a principios del siglo XXI quizá podamos observar y demostrar que el
género para algunas generaciones no es tan significativamente trascendente en
ciertas dimensiones personales y sociales. O bien, entender que la diferencia
no tiene porqué implicar ventajas y desventajas para diversos semblantes de
la vida y poder asumirla como algo amable. Sin embargo, las generaciones
nacidas hace sesenta, setenta o más años recibieron, por norma general, un
estricto y discriminatorio guión a seguir en el transcurso de su vida, a partir de
nacer hombre o mujer.
Este guión implica directrices para casi todos los aspectos del individuo.
Los colores en la ropa, los juegos, el lenguaje a utilizar, los estudios, las
destrezas, la profesión, la expresión de sentimientos, las aspiraciones, y una
forma “correcta” de percibir los conceptos y el mundo aparecen en este tácito
acuerdo de instrucciones para la vida según el sexo biológico. Obviamente, un
amplio capítulo de este convenio está dedicado a las actitudes hacia la
sexualidad, a las preferencias y a las manifestaciones afectivas y sexuales,
convirtiéndose en la cuna de numerosos mitos y mensajes sociales que tanta
discriminación y daño han causado a hombres y mujeres.
Así por ejemplo, el hombre debe de manifestarse siempre dispuesto a la
relación sexual y coital, siendo el responsable de tomar la iniciativa y parecer
experimentado aunque no lo sea. Debe permanecer fiel a un modelo que le
atribuye vigor, fuerza y la responsabilidad del orgasmo propio y de la pareja.
Su imagen debe ser la de alguien racional, ambicioso, controlador y protector
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que sabe lo que hay que hacer en cada momento. Acorde con este retrato
robot la hombría se demuestra más adecuadamente si se tiene éxito social o
se persigue y si se mantienen relaciones sexuales con muchas mujeres y éstas
son atractivas y más jóvenes. El hombre puede practicar la masturbación pero
especialmente en la adolescencia y años más jóvenes. No debe expresar jamás
los sentimientos de miedo, inadaptación, rechazo o abandono aunque si podrá
manifestar rabia o agresividad.
En oposición, el hombre resultante de este planteamiento no deberá
ceder, jugar, dejarse llevar por los sentimientos, ser honesto con respecto a sus
necesidades sexuales, dejarse acariciar, mantener relaciones sexuales no
genitales, ser vulnerable, débil, receptivo, pasivo en las relaciones y no deberá,
entre otras múltiples indicaciones, responsabilizarse del control de natalidad.
En la pareja puede buscar lícitamente ser admirado, obedecido o incluso el
afianzamiento social.
A partir de aquí resulta sencillo imaginar el rol asignado al sexo femenino.
Entre otras cosas, la mujer debe mostrarse insegura y tímida en las relaciones
sexuales, sobre todo en las primeras ocasiones. Debe ser fuente de ternura,
placer, comprensión y cariño. Mostrarse solícita siempre que el varón lo desee
independientemente de su deseo. La masturbación, en su caso, simplemente
no existe y no debe manifestar experiencia ni deseo sexual aunque lo haya.
Puede hablar de sentimientos siempre que hagan referencia al miedo, la
lástima, la culpa…, pero no aquellos sentimientos que tengan que ver con
valores asociados al varón como la ambición, la cólera o el resentimiento. Le
está permitido llorar en público.
Es evidentemente que este rápido y superficial repaso a las características
asignadas a varones y mujeres de ciertas generaciones no puede asumirse y
generalizarse en todos los casos, además los hombres y mujeres de la época
no tiene porque cumplir estrictamente todas y cada una de las particularidades
aquí reflejadas y que sería necesario un riguroso estudio al respecto si
deseáramos extraer conclusiones significativas. La intención es dejarnos
invadir por un instante por el cúmulo de mensajes sociales que los hombres y
mujeres, hoy mayores, han ido recibiendo a lo largo de su infancia, adoles-
cencia y prácticamente todo su periodo adulto, de forma que podamos
entender algunas de sus reacciones y sus dificultades a la hora de compartir
sus expectativas, sus miedos o inquietudes en el terreno sexual o emotivo.
De la misma forma que tienden a adaptarse otras actitudes debido al
reciclaje natural que el paso del tiempo aporta, cabe esperar que, en algunos
casos, la experiencia y sabiduría que dan los años consiga flexibilizar estos
roles de género tan estrictos. A éste respecto, Sinnott9 y Barer10 concluyen que
los roles sexuales tienden a flexibilizarse, especialmente en el varón, aunque
no hasta el punto de perder su función discriminatoria. Los cambios más
9. Sinnott, J.D. (1986): Sex Roles and Aging: Theory and Research from a Systems
Perspective. New York: Karger.
10. Barer, B.M. (1994): “Men and Women aging differently”, in International Journal
Aging and Human Development, 2, pp. 29-40.
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SEXUALIDAD Y AFECTIVIDAD EN LA VEJEZ
A MODO DE CONCLUSIÓN
Los estudios sobre sexualidad en la vejez son ejemplo de la variabilidad
interindividual, pero de ellos se desprenden ciertas conclusiones importantes
acordes a lo expuesto anteriormente como que la actividad sexual puede
mantenerse durante el periodo de la vejez y que ésta no tiene que ser más
insatisfactoria que en otros momentos evolutivos. Incluso, un número
importante de sujetos mejora su experiencia sexual en esta etapa de su vida.
Por todo ello, conviene insistir en la idea de que la edad por sí misma no
determina la calidad de las relaciones, sino que más bien son los factores
psicosociales los responsables de la insatisfacción en este campo si la hubiese.
Podemos incluso invertir la costumbre de focalizar nuestra atención en los
aspectos que pueden considerarse negativos y dirigir la mirada hacia distintas
circunstancias que pueden favorecer la calidad de las relaciones sexuales en
los mayores.
Así, por ejemplo, existe por parte del varón mayor un mejor control sobre
las fases de la respuesta sexual, con menor necesidad eyaculatoria por lo que
puede adaptarse más fácilmente al ritmo que la mujer desee, generalmente
más lento. Esta lentitud que los nuevos cambios fisiológicos procuran en
ambos sexos, permiten una mayor relajación y tranquilidad en las relaciones,
además de propiciar un interés mayor por descubrir nuevas zonas erógenas
fuentes de placeres no tan centrados en la genitalidad y el orgasmo.
Acerca de aspectos psicosociales positivos que aportan los años también
podemos hallar circunstancias propicias como la mayor disponibilidad de
tiempo, la ausencia de hijos pequeños alrededor de la pareja, la falta de
responsabilidad sobre las problemáticas de los mismos, la no preocupación
por la eficacia de los métodos anticonceptivos, la desaparición del miedo al
embarazo cuando no es deseado, la falta de responsabilidades laborales, más
posibilidades de viajar, la flexibilización de actitudes y miedos anteriormente
muy arraigados, que se traduce en una mayor aceptación del propio cuerpo
sin tener en cuenta los estrictos baremos sociales y en una sabiduría capaz de
identificar las verdaderas necesidades de uno mismo/a, en vez de optar por
necesitar aquello que la sociedad dicta.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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“La danza es la más humana de las artes (...) es un arte vivo: el juego
infinitamente variado de líneas, de formas y de fuerzas, de direcciones y de
velocidades, concurre a la realización de perfectos equilibrios estructurales que
obedecen, tanto a las leyes de la biología como a las ordenaciones de la
estética” (Bougart, 1964, pág. 5).
“La expresión corporal, así como la danza, la música y las otras artes, son
una manera de exteriorizar los estados anímicos” “La Expresión Corporal y la
Danza es muchas veces música traducida a movimiento” (Stokoe, 1967).
La danza es un medio capaz de expresar emociones y sentimientos
mediante la sucesión de movimientos organizados que dependen de un ritmo.
La forma de bailar de la gente nos dice mucho sobre su manera de pensar o
vivir. Las danzas difieren mucho unas de otras. No son iguales los bailes de las
personas que viven en las montañas que suelen ser más vivos y rápidos que
los bailes de las personas de la ciudad que son con pasos más lentos y
majestuosos.
La danza es un instinto, si se pone música a un bebé de 6 meses, instin-
tivamente empieza a mover sus manos o sus pies; antes de empezar a andar,
se balancea como puede etc. Dentro de nosotros hay algo que nos incita a
bailar. Pero además de estos movimientos instintivos, se necesita una organi-
zación para poder expresar todos los movimientos que se llevan dentro. La
danza nace con la propia humanidad estando presente en todas las culturas,
en todas las razas y civilizaciones.
A través de la danza se comunican sentimientos de alegría, amor, tristeza,
vida muerte. A lo largo de la historia, la danza no solo se ha utilizado como
liberación de tensiones emocionales, sino desde otros aspectos, como ritual,
mágico, religioso, artístico etc.
La danza desde la antigüedad ha sido una constante necesidad de
comunicación lo podemos ver a través de:
- Rituales mágico-religiosos ya que la danza formó parte de estos rituales
dirigidos a los poderes de la naturaleza.
- Recreación social: facilitando vínculos sociales como necesidad de
expresar los sentimientos a través del movimiento rítmico, en una
coordinación colectiva.
- Espectáculo teatral. El ejecutante siente la música, la expresa a través de
sus movimientos y lo exterioriza bailando para un público sensible que
presta atención y valora su ejecución.
- La vía terapéutica: La danza como terapia aplicada y estructurada a la
prevención y curación de acuerdo al desarrollo del arte y la ciencia.
ELEMENTOS CORPORO-SONORO-MUSICAL
La interacción de diferentes elementos en la danzaterapia nos lleva a
diversas consideraciones de los elementos que conforman la danza:
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MANUELA BUADES JIMÉNEZ y ÁFRICA RODRÍGUEZ BLANCO
El Cuerpo:
- Alineación Corporal.
- Regulación Tónica y Ajuste Postural.
- Estiramientos.
- Conocimiento de las posibilidades del cuerpo (percepción cinestésica)
- Posibilidades motrices -locomotoras, no locomotoras-.
- Relajación y Respiración.
El Cuerpo en Movimiento:
- En el Espacio (próximo-distante, formas, planos, direcciones, niveles,
trayectorias, foco, formaciones).
- En el Tiempo (duración, pulsación, velocidad, pausa, frases).
- En Interacción (grupo, espacio, tiempo, temas).
- Con una Estructura Rítmica (acentuación, duración, sincronización,
apoyos).
- Con una Energía (fuerte, débil, espontánea, mantenida).
Características de las danzas:
- Expresiva, con enormes efectos de comunicación.
- Progresiva, parte de un estado del individuo y le permite un
crecimiento progresivo.
- Integrativa, restablece los patrones del movimiento y elimina gestos
inapropiados.
- Inclusiva, trabajan en grupos e individualmente.
La danza refleja estados emocionales internos. Los cambios de conducta
del movimiento pueden inducir a cambios en la psique, promoviendo la salud
física y emocional.
LA DANZATERAPIA
La Danzaterapia es una técnica corporal que interrelaciona arte y ciencia,
en este caso la danza y la psicología, para atender y prevenir problemas de
salud y educación.
La utilización del movimiento corporal, aunado a la música en la
búsqueda de un lenguaje no verbal, permite descubrir el mundo emocional
interno, conocimiento y mejoramiento de la imagen corporal, contribuyendo
mejorar las disfunciones físico-psíquicas en individuos y grupos sociales.
La danza nace en su forma más simple y de los movimientos naturales y
espontáneos del ser humano. Es la expresión del interior de las personas a
través de la danza-movimiento; permite emerger la creatividad por medio de
la expresión y la sensibilidad para promover la aceptación de uno mismo y de
los demás.
Danzaterapia es el uso terapéutico del movimiento y la danza dentro de un
proceso que busca la integración psicofísica; trabaja sobre la imagen y el
esquema corporal aproximando a las personas a conocer su cuerpo y sus
posibilidades.
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MÚSICA Y SALUD: LA DANZA CALIDAD DE VIDA
ESTUDIOS PREVIOS
Uno de los aspectos que puede servir para frenar el envejecimiento para
las personas mayores es la actividad física moderada ya que es muy
beneficiosa para la salud. La utilización de la danza no solo como manifes-
tación artística, ni espectáculo escénico, sino como una forma de vida y medio
de rehabilitación física y mental del individuo favoreciendo la integración y
cooperación dejando a un lado los sentimientos de soledad y aislamiento.
Es evidente que la inactividad física aumenta el riesgo de enfermedades y
disminuye la calidad de vida del mayor siendo un factor a combatir. Hablar de
Danza terapéutica en esta época, es hablar de una disciplina nueva y poco
abordada en nuestro país, aunque en países como los EEUU se trabaja desde
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MANUELA BUADES JIMÉNEZ y ÁFRICA RODRÍGUEZ BLANCO
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MÚSICA Y SALUD: LA DANZA CALIDAD DE VIDA
PRECURSORES EN EUROPA
Francois Delsarte.- Relación entre cuerpo espíritu, gesto y pensamiento.
Sus estudios se basan en el cuerpo humano con relación a las emociones y a
la energía vital.
Rudolf Von Laban, su descubrimiento fue: “Sacar las emociones a través
del movimiento del cuerpo” Cada movimiento originario a partir de un
impulso interno o externo ha sido almacenado en la memoria
Irmgard Bartenieff. Uniendo los principios de Laban con la anatomía la
neurología desarrollo una serie de ejercicios correctivos para pacientes
enfermos de poliomielitis.
Isadora Ducan. “La danza no es sólo transmisión de una técnica sino
también de un impulso vital profundo. Soñaba con redescubrir el maravilloso
movimiento rítmico del cuerpo, el movimiento ideal que debería estar en
armonía con el movimiento físico más perfecto y rescatar un arte que ha
dormido por dos mil años.
PRECURSORES AMERICANOS
Francisca Boas: Trabajó con niños con disturbios promoviendo la
expresión de sus fantasías a través de técnicas del movimiento.
Marian Chance: Considerada la Gran Dama de la Danzaterapia. Trabajó
sobre todo con pacientes psiquiátricos. Influenciada por la teoría de Sullivan,
enfatizó la individualidad de los esquizofrénicos y su capacidad de interacción
genuina. Su mayor contribución fue: a través del movimiento, el uso del ritmo
como fuerza organizadora y clarificadora; el uso de la danza como un proceso
de cohesión grupal.
Trudy Schoop: Consideraba que “quienes somos está reflejado y
manifestado en nuestros cuerpos” Lo que sucede en la mente tiene una
reacción concomitante en el cuerpo y lo que sucede con el cuerpo tiene una
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MANUELA BUADES JIMÉNEZ y ÁFRICA RODRÍGUEZ BLANCO
PRECURSORES EN ARGENTINA
Patricia Stokoe: Influenciada por Martha Graham; escuela de Laban,
Feldrelkrais y Agnes de Milles: El ser humano es cuerpo, la actividad psíquica
se gesta dentro de ese cuerpo que somos. “Creo que lo que más me ocupa y
preocupa es propagar esta filosofía del ser humano como un ser integral, en
busca de sí mismo, insertado en su ecología, respetable como individuo pero
siempre considerado con relación a otros. También al adulto reconectado con
la alegría de la vida, del reír o llorar, de alcanzar la plenitud en un mundo que
es indiferente y hasta agresivo con él.
Maria Fux: La danza no tiene edad, pues el cuerpo responde siempre a
palabras movilizadoras buscando manifestar su esencia íntima. Influenciada
por Isadora Duncan desarrollo su trabajo con personas afectadas por sordera,
Síndrome de Down y otras afecciones neurológicas y de personalidad.
DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA
Basándonos en todo lo anteriormente expuesto nos planteamos la
necesidad de llevar a cabo un estudio de campo desarrollado en la Ciudad
autónoma de Ceuta, en esta ciudad española situada en la orilla africana del
estrecho de Gibraltar se da una característica peculiar de población debido
precisamente a su condición de ciudad fronteriza y vía de paso de diferentes
culturas a lo largo de su amplia y dilatada historia.
En los países avanzados uno de los rasgos más característicos es el enveje-
cimiento de la población, el aumento de parte de población de mayor edad
en relación al envejecimiento poblacional se produce por la dilatación de la
vida, derivada de la mejora en las condiciones de vida, al progreso en
medicina, salud, higiene, nutrición, además de la escasa natalidad. El enveje-
cimiento de la población ha producido enormes cambios sociales en los
movimientos migratorios y en la economía.
En 1900 menos de un millón de españoles superaban los 65 años,
representando el 5,20% de la población; en 1950 sumaban dos millones lo que
significa el 7,23%; en 1970 los españoles alcanzaban 3.290.600 suponiendo el
9,67% de los españoles. En 1991, 5.370.300 un 13,82 % y, hoy en día, se estima
la cantidad de 6.800.000 un poco más del 17%
La población española junto con la de Italia encabezan el grupo de países
con menores tasas de natalidad. La falta de recursos y la incorporación de la
mujer al mercado laboral hacen prever una disminución de la población.
Según estudios en el año 2030 empezaran a jubilarse, con quince años
más de esperanza de vida.
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MÚSICA Y SALUD: LA DANZA CALIDAD DE VIDA
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MANUELA BUADES JIMÉNEZ y ÁFRICA RODRÍGUEZ BLANCO
METODOLOGIAS UTILIZADAS
Joseph Pilates. El equilibrio entre la mente y el cuerpo.
Lo más importante es la alineación, la respiración correcta y el centro del
cuerpo mantenerlo controlado y fuerte para proteger la espalda. Los centros
de fuerza están localizados en el abdomen, lumbar y en los glúteos, el resto
del cuerpo se mueve con libertad. La repetición de los ejercicios sencillos
combinados con algunos aparatos especiales que añaden diferentes grados de
resistencia al esfuerzo muscular.
Pilates opinaba que los ejercicios más que repetir hay que hacerlos con
concentración y precisión. “Tu mente dirige tu cuerpo, consiguiendo que el
ejercicio sea más interesante y eficaz”
Este método va dirigido a cualquier persona que quiera mejorar su fuerza
y flexibilidad sin añadir masa muscular o para prevenir cualquier tipo de lesión
a nivel muscular y de tejido blando. Los fisioterapeutas los consideran muy
eficaz para rehabilitación. Al no tener ninguna contraindicación Todo el
mundo e incluso niños, personas de tercera edad, mujeres embarazadas.
Sentados, bailando, de pie etc. trabajando con aparatos de musculación...
todas estas actividades dan lugar a que algunos músculos se fortalezcan y otros
no sean usados terminando atrofiados.
Trabajando el método Pilates de forma prolongada camina y se sienta más
recto, duerme mejor y desarrolla una musculatura más firme.
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MÚSICA Y SALUD: LA DANZA CALIDAD DE VIDA
RELAJACIÓN
Las técnicas de relajación son una serie de técnicas que permiten educar
el control de nuestra activación física y psíquica. De este modo se consigue
una percepción, conocimiento y control progresivo de los elementos del
cuerpo, y cuando se asocia a la respiración favorece el equilibrio emocional y
disponibilidad mental. Lo básico para realizar correctamente en un ejercicio de
relajación es saber respirar, porque no nos podremos relajar si nuestra
respiración no es la adecuada.
A través de la relajación encontramos el medio idóneo para combatir la
ansiedad, la angustia, la agitación, y el estrés. Es una práctica idónea para ir
soltando todas las tensiones del cuerpo y tranquilizando la mente. La
relajación no solo proporciona un reposo muscular y seda el sistema nervioso
sino que mejora el tono vital, regula las funciones vitales y proporciona
energías y equilibra la unidad psicosomática. La relajación permite descubrir y
explorar directa y vivencialmente el esquema corporal, detectar las tensiones,
serenar la mente y calmar emociones.
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MANUELA BUADES JIMÉNEZ y ÁFRICA RODRÍGUEZ BLANCO
CONCLUSIONES
Se ha comprobado:
Activa y mejora la circulación sanguínea.
Fortalece los pulmones.
Regula la tensión arterial.
Fortalece los músculos y los huesos.
Disminuye el riesgo de padecer osteoporosis.
Mejora la flexibilidad de todas las articulaciones.
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MÚSICA Y SALUD: LA DANZA CALIDAD DE VIDA
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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MANUELA BUADES JIMÉNEZ y ÁFRICA RODRÍGUEZ BLANCO
REVISTAS ESPECIALIZADAS
-American Journal of Dance Therapy: Revista especializada en Danzaterapia
-Revista Española de Musicoterapia Enero 1999, nº 1, Simposium Internacional
de Musicoterapia “X Congreso Mundial de Psiquiatria (Madrid)
Barcelona.
PÁGINAS WEB
www.del cuerpo.com
www.eter.com/danza/
www.danzarevista.com
DISCOGRAFÍA
MÚSICA CLÁSICA
ALBINONI: Adagio. DECCA
ADAM: Giselle. DECCA
BIZET. Carmen. DECCA
DELIBES: Coppelia.DECCA
DELIBES. Sykvia. DECCA
GRIEG: Peer Gynt DECCA
KETELBEY: En el Jardín de un Monasterio; En un Mercado Persa. DECCA
MINKUS. La Bayadera. EMI
MINKUS. El Quijote EMI
MINKUS. Paquita EMI
OFFENBACH: Los Cuentos de Hoffmann. DECCA
PACHEBEL: Canon. DECCA
SHUBERT: Marcha Militar, Colección “Las melodías más bellas del
mundo”DECCA
TCHOIKOVSKY: La Bella Durmiente. DECCA
TCHOIKOVSKY: El Lago de los Cisnes. DECCA
TCHOIKOVSKY: Cascanueces. DECCA
VARIOS: Danzas Napolitanas DECCA
VARIOS: Música Americana DECCA
WAULDTEUFEL: Estudiantina. Colección “Las melodías más bellas del
mundo DECCA
VARIOS
ABDESSADEK CHEKAR.-KTP 1604 A/b/c/d KPUTPUBIAPHONE
CLASICOS DIVERTIDOS Philips
JESU GALLASTEGUI. Piano Music for Ballet Class Sugal Records SR – 9506
FRANCK POURCEL.-EGF 688 Mosaque Orientale EGF 688 EMY
LEROY ANDERSON. - Waltzing Cat. DDD
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GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
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GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
mientras sea posible, esta es la reacción ante el desarraigo que implica una
salida del hogar, generalmente irreversible, acompañada en algunos casos de
la pérdida del contacto familiar o, en cualquier caso, de una disminución de
éste tanto en frecuencia como en calidad.
Ante este panorama, no debe de extrañarnos este deseo de permanencia
en el hogar expresado anteriormente y que choca con los limitados recursos
de atención domiciliaria que podrían suplir las limitaciones de las personas
mayores en la satisfacción de sus necesidades básicas. Es preciso fortalecer los
servicios sanitarios orientados hacia las necesidades de las personas mayores
y mejorar su integración con otros niveles de atención para asegurar la
necesaria continuidad en la atención.
Los temas referentes a la edad avanzada y al envejecimiento constituyen
un enorme desafío para toda la sociedad y suscitan dudas morales y éticas
básicas sobre la postura social y la supervivencia de nuestra sociedad. Los
problemas de edad son básicamente sociales y no meramente personales e
individuales. Además no podemos olvidar que, más o menos, el 10% de la
población anciana vive en instituciones y que el otro 90% es autónoma e
independiente. Sin embargo los ancianos son una población de alto riesgo en
lo concerniente a problemas de salud. Un estudio del Departamento de
Sanidad y Consumo revela que la población mayor de 65 años padece como
media, entre dos y tres enfermedades diferentes. Precisamente, este mal estado
general de salud entre los ancianos hace que los viejos sean los mayores
consumidores de servicios sanitarios y sociales. La falta de una asistencia
adecuada al anciano en el nivel primario de salud, que posibilite un control
precoz y eficaz de sus enfermedades trae como consecuencia que en la
actualidad el anciano deba acudir con frecuencia a un centro hospitalario,
precisando el ingreso en numerosas ocasiones con los riesgos que ello
conlleva para el anciano el desarrollo de estados de inadaptación, inseguridad,
dependencia. Desde la atención primaria, los profesionales sanitarios y
sociales deben de jugar un importante papel para evitar estas situaciones, es
necesaria una toma de conciencia del abandono y marginación que con
frecuencia sufre el anciano y realizar un esfuerzo para comprender las
necesidades y problemas que presenta a fin de contribuir en lo posible a su
satisfacción.
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FRANCISCO JAVIER IRUZUBIETA BARRAGÁN
A pesar del evidente aumento que han experimentado durante las dos
últimas décadas los servicios de atención domiciliaria8, los ancianos siguen
sufriendo las insuficiencias de un sistema incapaz de dar una respuesta
adecuada a las demandas de la población. Podemos apreciar una clara
incongruencia entre los mensajes que se transmiten a la población desde las
instituciones sobre las bondades del envejecer en casa, acompañado por los
seres queridos, y la realidad de un país como España que sigue a la cola de
la Unión Europea en cuanto a servicios de atención domiciliaria. Existe un
erróneo enfoque que generalmente caracteriza los servicios de atención
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GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
americanos, como Maine o Kentucky, que han desarrollado programas de atención global a
los ancianos y sus familias, tratando de evitar la institucionalización de los ancianos
apoyando el papel asistencial desarrollado por las redes sociales en general y más concre-
tamente amigos y familias, a través de: 1.- suministro de servicios integrados específicos,
para evitar la sobrecarga funcional de las redes. 2.- suministro de servicios sustitutorios para
aquellas necesidades que no pueden ser cubiertas y satisfechas por las redes primarias. 3.-
Transferencias monetarias. Donati, P. (1994): Manual de sociología de la salud. Madrid: Díaz
de Santos, pág. 230-231.
9. Un programa de ayuda a domicilio debe desplegarse entorno a dos funciones
básicas: 1.- Prestar apoyo psicosocial a la convivencia familiar. 2.- Proporcionar apoyo
doméstico, compañía y movilidad para las relaciones sociales de las personas sin autonomía
personal. MAZARRASA, L. y GERMÁN, C. (1996): “La vejez: demografía. Salud. Actitudes y
atención social”, en Salud pública y enfermería comunitaria, Madrid, Mc. Graw-Hill, pág.
1422.
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FRANCISCO JAVIER IRUZUBIETA BARRAGÁN
GÉNERO Y ENVEJECIMIENTO
En el proceso del envejecimiento se establecen diferencias ligadas
al género. Estas características distintivas de las actitudes y aptitudes vita-
les desplegadas por los ancianos en función de su sexo no dejan de ser
el reflejo de una impronta social del proceso evolutivo que ha determi-
nado la vida del anciano. Tanto la salud como el envejecimiento no son
únicamente el resultado de un proceso biológico si no que también
son el resultado de consecuencias sociales y culturales. Existen tres fac-
tores claves en el envejecimiento, los determinantes hereditarios, los
aspectos socioeconómicos que han rodeado la vida del anciano12 y el
104
GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
estilo de vida13. Las diferencias de género están presentes en los tres as-
pectos.
Las actitudes del anciano ante su vida y la de los que le rodean son, sin
duda, distintas en función del sexo de éste y determinarán en mayor o menor
grado aptitudes o capacidades para desenvolverse en el día a día. El nivel de
dependencia del anciano está determinado por su sexo. Las ancianas
desarrollan un elevado grado de autonomía que le capacitan para satisfacer
sus necesidades básicas con gran suficiencia, por el contrario, los ancianos
están frecuentemente sujetos a importantes niveles de dependencia. Esta
situación explica en parte la elevada proporción de mujeres mayores que
cuidan de otras personas. La ayuda dentro de la familia recae muy
especialmente sobre la esposa, de tal modo que es muy probable que mujeres
mayores cuiden de sus maridos de más edad y no a la inversa. Cuando no
existe una esposa que pueda ejercer de cuidadora son otras mujeres, hijas o
nueras, las que asumen este papel. Con cierta frecuencia serán mujeres de 50
o más años que cuidarán a sus progenitores de 70, 80 o más años.
Las mujeres asumen mayoritariamente el papel de cuidadoras informales,
la propia O.M.S. ha reconocido la importancia de un papel que las institu-
ciones públicas no han sido capaces de asumir convenientemente. Pero es
evidente que hay que proporcionar asistencia a los cuidadores, y es esencial
relevarles regularmente de su responsabilidad. Aunque los aspectos positivos
que se derivan del papel de cuidadora son importantes, no lo son menos los
efectos emocionales y físicos adversos que se derivan de cuidar a un anciano
con un cierto nivel de discapacidad, durante años.
El envejecimiento establece diferencias en cuanto a sexo en aspectos
relacionados con los tipos de problemas de salud y la edad en la que se
implantan estos. Por ello es necesario desarrollar estrategias en función del
género que permitan conocer mejor la situación de salud de los ancianos y
establecer medidas adecuadas a la situación de la población anciana.
En cuanto a las mujeres ancianas, la O.M.S. plantea la necesidad de
desarrollar programas que permita conocer las causas subyacentes de los
problemas de salud que afectan negativamente a la salud de las mujeres al
envejecer. Las mujeres viven más tiempo que los hombres, pero esta esperanza
hombres en el mejor de los casos, cuando muchas veces lo que existe es una dependencia
económica del 100%. La mala salud percibida es mayor en las mujeres que en los varones,
en las personas mayores de 75 años se ha observado una asociación entre trastornos
mentales y la red social, de tal modo que los ancianos que no ven a los amigos de forma
regular presentan un mayor riesgo de trastornos mentales que si los ven. Existen numerosos
estudios que han relacionado el grado de apoyo social y emocional y la salud mental del
anciano. Borrell, C. et cols. (2004): “La influencia de la red social en la salud mental de la
población anciana”, en Gaceta Sanitaria, 18 (2), pág. 90.
13. Los factores conductuales como el consumo de tabaco, el ejercicio físico, las
actividades diarias, el consumo de alcohol y el tipo de actividad laboral, son determinantes
importantes del envejecimiento saludable.
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GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
15. Documento O.M.S. “Hombres, envejecimiento y salud” ( 2001): Unidad del enveje-
cimiento y el curso de la vida. Ginebra, pág.58.
16. La medicalización de nuestras vidas ha corrido pareja al desarrollo tecnológico de
nuestra sociedad. Las acciones sanitarias no son neutras y condición nuestra vida, dejamos
de tener, en ciertas ocasiones, las riendas de nuestro devenir, se toman decisiones desde el
ámbito de lo sanitario que afectan a nuestras vidas. El individuo puede llegar a desarrollar
una sensación de pasividad, que se percibe de forma notable en los ancianos. Esta situación
es de total incompatibilidad con el concepto de autocuidado, de autoresponsabilización, que
cada individuo pueda asumir, ante la vida y la enfermedad.
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17. Nájera Morrondo, P. y Hernández Martínez M.C. (2001): “Educación para la salud”,
en Sarría Santamera, A. Promoción de la salud en la comunidad. Universidad Nacional de
Educación a Distancia, Madrid, pág. 199.
18. Nájera Morrondo, P. y Hernández Martínez M.C. (2001): opus cit, pág. 200.
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GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
21. La O.M.S. comentaba, en el lejano 1959, que “la salud del anciano como mejor se
mide es en términos de función”. En el 2001, la O.M.S. establece nuevas directrices para
medir la salud con respecto a la capacidad de las funciones mentales, funciones sensoriales
y del dolor, funciones de la voz y del habla, funciones de los sistemas cardiovascular,
hematológico, inmunológico y respiratorio, funciones de los sistemas digestivo, metabólico
y endocrino, funciones genitourinarias y reproductoras, funciones neuromusculoesqueléticas
y relacionadas con el movimiento y funciones de la piel y estructuras relacionadas. Estas
ocho funciones son medidas en cuanto a limitaciones funcionales del cuerpo, limitaciones
de estructuras corporales, limitaciones de actividades y restricciones participativas y factores
medioambientales. Las mediciones tratan de establecer por un lado las realizaciones del
individuo y, por otro, las potencialidades. Esta doble valoración permitiría establecer las
capacidades funcionales y el margen de mejora que estas pudieran ofrecer al amparo de las
acciones socio.sanitarias que se pudieran impulsar. O.M.S. (2001): Clasificación
Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud. Documento nº 48.
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22. La incidencia de caídas registrada después de un año alcanzó el 32,1% (el 25,1%
en varones y el 37% en mujeres) porcentaje parecido al observado en países de nuestro
entorno. Tuvieron caídas múltiples un 3,8% de los varones y un 10,9% de las mujeres. Se
encontró una relación positiva de las caídas con la edad, la actividad física reducida, las
funciones físicas y cognitivas disminuidas, las enfermedades crónicas asociadas y con la
existencia de caídas previas. Más del 70% de las caídas tuvo repercusiones sobre el estado
de salud y un porcentaje considerable de casos requirió asistencia sanitaria. Medicina clínica
(2004); 122; pág. 175.
23. En el Seminario sobre Motilidad y Envejecimiento que se celebró dentro de los
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GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
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GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
- Calzado y ropa:
- suelas antideslizantes.
- evitar tacones altos a menos que esté muy acostumbrada.
- no andar solo con calcetines.
- no usar zapatillas sueltas.
- cuidado con la ropa que dificulta el movimiento.
- Residentes solos en la comunidad:
- conexión de sistema de alarma.
- centros de día.
- organización de actividades comunitarias.
Higiene social
Otro de los aspectos que debemos considerar dentro de la higiene del
medio como elemento susceptible de ser abordado desde la educación
sanitaria es lo concerniente a lo social. Los ancianos tienen dificultades para
adaptarse a los cambios, cada vez más acelerados, de la sociedad. Tienen
disminuida la capacidad de adaptación y se convierten en personas
introvertidas y aisladas. La educación sanitaria tratará de facilitar la integración
social del anciano actuando sobre él y las personas que le rodean. Es evidente
que este tipo de situación de aislamiento que pueda sufrir el anciano debe
abordarse en todos los ámbitos de la sociedad, más allá del entorno próximo
del anciano. Es necesario inculcar los valores asociados con el envejecimiento
como un activo de gran valor social y para ello, será necesario trabajar con los
más jóvenes la idead de respeto y comprensión hacia los mayores.
Los contenidos que podrían abordarse desde una iniciativa de educación
sanitaria acerca del entorno social del anciano son:
- Situación actual de los ancianos en cuanto a aspectos económico, social
y familiar. Tratando de resaltar las dificultades con las que viven y las
soluciones que se pueden aportar.
- Importancia del papel del anciano en nuestra sociedad y plusvalía que
puede aportar a esta.
- Trabajar las formas de integración social y familiar.
- Resaltar la importancia de mantener una actitud activa ante la vida,
participando en actividades de ocio, culturales, creativas...
- Informar de los recursos que existen en la sociedad y que son suscep-
tibles de completar aquellos aspectos que no pueda cubrir el entorno
del anciano. Cómo se puede acceder a ellos y cómo se deben utilizar
adecuadamente.
Higiene individual
La alimentación es un aspecto básico en cualquiera de las etapas vitales
del individuo, en el anciano no podría ser menos. Existen factores que
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Hábitos tóxicos
Los hábitos tóxicos son elementos a tener en cuenta en la educación
sanitaria del anciano y muy especialmente el consumo de alcohol y tabaco y,
la muy extendida, automedicación. Transmitiremos al anciano:
- Las consecuencias de los excesos relacionados con el alcohol y el
tabaco en cuanto al empeoramiento de las patologías que pueda tener
el anciano o la aparición de otras nuevas.
- Importancia de una correcta medicación, consecuencias de la autome-
dicación y de la interrupción de tratamientos.
- Importancia de la familia en el adecuado cumplimiento de los
tratamientos.
116
GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
Higiene física
El ejercicio físico es un elemento a abordar en la educación sanitaria, el
anciano verá favorecida su capacidad respiratoria, activará su circulación,
favorecerá su higiene mental y mejorará su estado motor. En los contenidos se
abordará:
- La actividad física y su relación con la salud.
- Ejercicios recomendados.
- Lugares donde se puede practicar.
Higiene mental
Por último, mencionaré la importancia de la higiene mental en el marco
de un programa de educación sanitaria. Como he mencionado con
anterioridad, los ancianos viven unos cambios vitales que pueden influir de
forma negativa en su salud mental. Las situaciones de viudedad, soledad,
pérdida de relaciones sociales, pérdidas de memoria, apatía, pérdida de la
autoestima, así como, los abordajes erróneos que la sociedad en general o la
familia en particular despliegan ante las necesidades del anciano
(paternalismo, rechazo, negación o inhibición ante las necesidades del
anciano), pueden plantear situaciones críticas en el ámbito de la higiene
mental. Por lo tanto, será necesario trabajar aspectos como:
- El mantenimiento y aumento de las relaciones socio-familiares.
- Realización de actividades que ayuden a mantener la capacidad física y
mental del anciano.
- Favorecer la motivación y la autoestima.
- Trabajar las actitudes del entorno del anciano.
Recomendaciones
Por lo tanto, debemos reafirmar la idea inicial de la importancia y utilidad
de llevar a cabo acciones de promoción de la salud y prevención de la
enfermedad del anciano utilizando como herramienta básica la educación
sanitaria. Podemos y debemos desarrollar acciones de educación sanitaria en
el anciano y en la red social en la que éste se mueve, que le permitan25:
25. Quedan reflejados distintos aspectos planteados en los distintos niveles de higiene,
117
FRANCISCO JAVIER IRUZUBIETA BARRAGÁN
individual y del medio. No debemos olvidar que la clave del éxito de estas acciones pasa
por el abordaje global de los distintos aspectos reflejados en los dos niveles. GERMÁN, C. y
MAZARRASA, L. (1996): “Promoción de salud en mayores. Implicaciones para le enfermería
comunitaria”, en Salud pública y enfermería comunitaria. Madrid: Mc. Graw-Hill, Tomo III,
pág. 1436.
118
GÉNERO Y EDUCACIÓN SANITARIA EN EL ANCIANO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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FRANCISCO JAVIER IRUZUBIETA BARRAGÁN
120
ENFERMEDADES DE ALTA PREVALENCIA EN EL ANCIANO
121
JOSÉ MARÍA URRACA FERNÁNDEZ
DEMENCIAS
La demencia se define como un síndrome adquirido y persistente de
deterioro de varias funciones mentales superiores producido por patología
orgánica en un paciente sin alteraciones del nivel de conciencia y que le
produce una incapacidad en la actividad social y laboral.
Los síntomas iniciales son muchas veces imperceptibles. Lo primero que se
aprecia son pequeños olvidos que se confunden con facilidad con situaciones
de cansancio, cuadros leves de depresión… Las personas que primero se dan
cuenta de la aparición de este síndrome son los familiares más cercanos y/o los
compañeros de trabajo. A medida que pasa el tiempo y el cuadro avanza
aparecen cuadros más característicos como la dificultad para acordarse de
nombres propios, citas, conversaciones… Con el tiempo empiezan los cuadros
de desorientación temporo-espacial y los cambios bruscos de humor, también
aparece de forma paulatina la desconexión con los acontecimientos sociales y
por último nos encontramos a una persona que no reconoce a su familia y que
es incapaz de vestirse, lavarse, etc. por si sola. Muchas veces acaban
encamados por un deterioro cognitivo y suelen fallecer por infecciones intercu-
rrentes. La causa más frecuente de demencia es la enfermedad de Alzheimer.
122
ENFERMEDADES DE ALTA PREVALENCIA EN EL ANCIANO
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JOSÉ MARÍA URRACA FERNÁNDEZ
ACCIDENTES CEREBROVASCULARES
Los accidentes cerebrovasculares (ACV) también se denominan ictus. Son
patologías, generalmente de instauración súbita, causadas por el déficit de
riego sanguíneo en una parte del sistema nervioso central. Suponen la tercera
causa de muerte en los países occidentales, detrás de las enfermedades cardio-
vasculares y del cáncer. Son la causa más frecuente de ingreso hospitalario de
causa neurológica. Constituyen la causa más frecuente de secuelas
neurológicas. Los ACV se dividen en dos grupos: los ACV isquémicos, que
suponen el 80% y ACV hemorrágicos (20%).
124
ENFERMEDADES DE ALTA PREVALENCIA EN EL ANCIANO
125
JOSÉ MARÍA URRACA FERNÁNDEZ
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
Los datos actuales muestran el incremento cuantitativo de este grupo de
población. Esto orienta sobre la enorme importancia que conlleva a todos los
niveles un buen conocimiento de la evaluación diagnóstica y del manejo
terapéutico de la hipertensión arterial. El riesgo de complicaciones no
disminuye con el envejecimiento. El desarrollo de la enfermedad
arterioesc1erótica contribuye al fallo renal en los sujetos de edad avanzada,
añadido en ocasiones a enfermedad vascu1ar periférica. El conocimiento de
estas patologías nos llevará a medir la presión arterial con cierta frecuencia. La
variabilidad de la presión arterial hace que determinemos sus cifras en
repetidas ocasiones separadas en el tiempo.
La hipertensión constituye el factor de riesgo más prevalente y con
personalidad propia en el anciano asociado con frecuencia a tabaquismo,
hipercolesterolemia y abuso de alcohol. Se estima que solo el 10% de los
mayores presentan hipertensión como único factores de riesgo cardiovascular.
Constituye la primera causa de muerte y la segunda de deterioro
funcional. La forma esencial es la forma más frecuente de presentación y uno
de los principales factores de riesgo cardiovasculares de cardiopatía isquémica,
de accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca.
El anciano hipertenso duplica la mortalidad global y llega a triplicar la
morbimortalidad cardiovascular con relación al normotenso. Esta forma
representa el 8% de los sujetos entre los 60 y 80 años y hasta un 25% en
mayores de 80 años. Se sabe que la HTA es el factor de riesgo más importante
en la demencia vascular. El riesgo de deterioro cognitivo es de 1.29 veces
superior por cada incremento de 10 mm Hg en la PAD, independientemente
del resto de variables.
126
ENFERMEDADES DE ALTA PREVALENCIA EN EL ANCIANO
La HTA es una enfermedad muy frecuente con una prevalencia del 50%
en mayores de 50 años. Los factores de riesgo más importantes son:
El género femenino, la raza negra, la edad avanzada, (aunque cuanto más
precozmente aparece pero pronóstico tiene), el estrés, la obesidad, los hábitos
tóxicos y alimenticios…
El incremento de tensión arterial sistólica suele deberse a arteriosclerosis.
La causa de hipertensión sistólica y diastólica más frecuente es la idiomática
(90%), es decir, de causas desconocidas. Cuando la HTA es secundaria las
causas más frecuentes son:
- Patología renal: estrechamiento de la arteria renal, enfermedad del
parénquima del riñón…
- Patología endocrina: Hipertiroidismo, hiperparatiroidismo, acromega-
lia…
- Patología neurogénica: Hipertensión intracraneal, polineuritis, sección
medular…
- Toxemia en el embarazo: de causa desconocida
- Agentes exógenos: plomo, fármacos, regaliz…
127
JOSÉ MARÍA URRACA FERNÁNDEZ
ENFERMEDADES PULMONARES
El envejecimiento provoca una pérdida gradual de las propiedades y de
la función pulmonar. Los daños que aparecen en este órgano se deben a varios
factores, por un lado el paso de los años y por otro y no menos importante el
acumulo de agresiones debidas al tabaco, la polución, las infecciones, los
irritantes ambientales…
128
ENFERMEDADES DE ALTA PREVALENCIA EN EL ANCIANO
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JOSÉ MARÍA URRACA FERNÁNDEZ
• Cáncer de pulmón
El cáncer de pulmón es una enfermedad frecuente en personas de edad
avanzada, aunque con mayor frecuencia están apareciendo en sujetos más
jóvenes. Este cuadro es más frecuente en hombres y el factor de riesgo mayor
es el tabaco, siendo además dosis dependiente, es decir, a mayor número de
cigarrillos/día fumados, mayor probabilidad de tener cáncer de pulmón.
Existen también otros factores de riesgo como la polución, determinados
trabajos con altos índices de compuestos químicos como el asbesto…
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ENFERMEDADES DE ALTA PREVALENCIA EN EL ANCIANO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA
Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
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ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
servirían para ilustrar estos puntos de vista), pero también, fruto de los
estudios comparativos de las ejecuciones de tareas entre ancianos y jóvenes
que se han ido realizando a lo largo del siglo XX en el campo de la
psicometría. Las capacidades intelectuales que se medían y comparaban en
estos estudios eran la memoria, la orientación espacial y el razonamiento
lógico y lingüístico, aquellas en que más se había desarrollado la psicometría
y que iban a producir los principales argumentos de separación rígida de
edades5.
Sin embargo, respecto a algunas manifestaciones de la inteligencia,
adelantaremos algunas conclusiones, como planteamiento de contradicciones
entre los viejos axiomas y las nuevas investigaciones que pueden resumirse en
las siguientes6. En cuanto a la memoria, la memoria sensorial o inmediata, que
es donde se guarda durante unos segundos la información que nos propor-
cionan nuestros sentidos, permanece estable a lo largo de los años, es decir,
está prácticamente igual en jóvenes que en mayores. También la memoria a
largo plazo, que es el gran almacén donde se conservan los datos y hechos
sucedidos a lo largo de la vida, se mantiene en los individuos sanos y no se
encuentran cambios significativos en los dos grupos. Por el contrario, en la
memoria a corto plazo, que es donde se almacena el material que tendremos
que recordar durante un corto espacio de tiempo, es donde parecen existir
más diferencias entre jóvenes y ancianos, sobre todo en la manera en que se
guarda la información y en lo relacionado con la “memoria de trabajo” en la
que se requiere que la persona haga un esfuerzo para retener los datos que
se deben recordar.
Una primera conclusión, a retener cuando nos enfrentemos a la justifi-
cación empírica de la estimulación cognitiva, es que los problemas de
memoria se manifiestan cuando la información que debe recordarse exige
esfuerzo por parte de la persona.
Otra de las capacidades de la inteligencia estudiadas, la orientación
espacial, se iría perdiendo, según algunos autores, con la edad. Sin embargo,
no está claro el factor desencadenante, pues la desorientación obliga al
individuo a reducir el espacio que utiliza diariamente, lo que provocará una
disminución de las actividades y de las respuestas a los estímulos del entorno,
así como una mayor dependencia y falta de práctica, lo que influiría, como en
135
ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
136
ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
10. Véase Sternberg, R.J., Lautrey, J. & Lubart, T. (2003): Models of intelligence.
Washington: American Psychological Association; Tulving, E., y Craik, F. I. M. (2000). The
Oxford Handbook of Memory. Oxford: Oxford University Press; Aguilar, M. et al. (2002):
“Estudio comparativo de los niveles de pensamiento en la memoria de niños y personas
mayores”, en Revista de psicología general y aplicada, 55, Nº. 4, p. 541-552.
137
ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
que no son muy útiles o que hay que adaptar a la actual sociedad
(y que son menos susceptibles a las mediciones Standard).
d. Además cada persona es única e irrepetible, tiene su propia historia y
ha desarrollado y puesto en práctica una serie de habilidades que
pueden no tener mucho que ver con las practicadas por alguno de sus
coetáneos. Cada individuo tiene más desarrolladas aquellas
habilidades que más ha practicado a lo largo de su vida.
e. El estado de salud está vinculado al funcionamiento de nuestra mente.
La gente mayor que dice no gozar de buena salud y la que padece
alguna enfermedad crónica siempre obtienen peores resultados que
los mayores sanos en los test de inteligencia. Las capacidades
sensoriales y motrices (la visión, el oído y la capacidad de estar de pie
y de andar) pueden influir positiva o negativamente en nuestra
actividad mental.
f. La actitud ante la actividad también es fundamental. “Las ganas de…”,
la motivación, es un factor importante para mantener el rendimiento.
En algunas personas mayores hay sensaciones de pérdida de
capacidades que a veces no se corresponde con la realidad. Las quejas,
sobre todo respecto a la memoria, frecuentemente no tienen que ver
con los problemas reales.
g. La queja más habitual que plantean las personas mayores es que se
olvidan de cosas que hacen en su vida cotidiana. La explicación a
estos fallos es fácil: realizan estas acciones de forma automática,
parece que su cuerpo funciona sin que haya intervención, como si se
tratara de robots; mientras se está pensando en otra cosa. Los
problemas aparecen cuando la atención que se presta a tareas
cotidianas es menor que la mínima requerida. Muchos fallos de
memoria se explican por el desinterés, la falta de atención, la rutina o
la inactividad y no por la edad.
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
11. Habib, M. (1994): Bases del estudio neurológico. Madrid: Editorial Masson.
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ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
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ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
relacionados entre sí, por lo que sería mejor hablar de memorias más que de
memoria. Cada uno de estos sistemas se ocupa de procesar un tipo de
información diferente, mientras las áreas cerebrales que se activan en cada
caso también son distintas. Los investigadores hablan de cinco sistemas: el
sistema de representación perceptual, la memoria procedimental, la memoria
a corto plazo, la memoria semántica y la memoria episódica.
1. El sistema de representación perceptual sirve para poder identificar los
objetos que se corresponden con palabras y símbolos. Nuestro cerebro crea
una imagen mental de todos los objetos concretos y abstractos que forman
parte de la realidad, gracias a la cual podemos hacer algo tan sencillo como
reconocer las caras de nuestros conocidos, identificar nuestro coche,
reconocer símbolos, etc. Aunque el reconocimiento de objetos no sólo
depende de esta memoria su participación en el inicio del proceso es impres-
cindible.
2. La memoria procedimental es la memoria de la acción. Nuestra
conducta y todas las operaciones que realizamos para llevarla a cabo
dependen de este sistema de memoria. Aquí se almacenan las secuencias de
movimientos que realizamos la mayor parte de las veces de forma inconsciente
y que nos permiten movernos en el medio ahorrándonos operaciones
mentales que empleamos en otros procesos. Nadar, andar en bicicleta, coser
o tocar un instrumento musical mientras pensamos, conversamos, cantamos,
serían ejemplos de las acciones que podemos realizar gracias a este sistema.
3. La memoria semántica es el sistema que se encarga de adquirir, retener
y utilizar el conocimiento que tenemos sobre el mundo en su sentido más
amplio fijándolo a un código preestablecido, el lenguaje. Todo lo que sabemos
sobre el mundo, lo que llamamos conocimiento, constituye el contenido de
sistema, por ejemplo, saber que París es la capital de Francia, que el agua
moja, que en el sistema solar hay planetas, entre ellos el nuestro, que la
ballena es un mamífero y que se escribe con “b” y con “ll”, etcétera. Todo esto
es posible gracias a la memoria semántica.
4. La memoria a corto plazo es un sistema que permite mantener una
cantidad limitada de información en un corto espacio de tiempo mientras
realizamos otra actividad. Los investigadores distinguen dentro de este sistema:
la memoria primaria y la memoria operativa. La memoria primaria se pondría
en funcionamiento cuando la tarea a realizar requiere que la persona
mantenga pasivamente el material y que responda con dicho material en la
misma forma que le fue presentado; por ejemplo: recordar el número de
teléfono que vamos a marcar en ese corto espacio de tiempo, desde que lo
vemos escrito, o nos lo dicen, hasta que lo marcamos. La memoria operativa
se encargaría de tareas en las que hay que mantener una determinada
información al tiempo que reorganizamos o integramos información nueva
con otra ya aprendida. El cálculo mental sería una tarea de memoria operativa;
por ejemplo, averiguar mentalmente cuánto es 256 por 8.
5. La memoria episódica es la memoria que tenemos de los aconteci-
mientos que hemos vivido personalmente. Este sistema nos permite recuperar
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ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
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ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
CONCLUSIONES
La edad o el envejecimiento afecta al funcionamiento general de la inteli-
gencia, algunas habilidades disminuyen con el paso de los años, pero no es
sólo el envejecimiento biológico el que produce esta pérdida; existen otros
factores como los personales y sociales que también ayudan e influyen de
forma determinante en esta disminución. Las últimas investigaciones
demuestran que el declive de la inteligencia que se produce en personas
mayores, sin enfermedades mentales, puede ser compensado con entrena-
miento y práctica, utilizando estrategias y ayudas tanto externas como internas,
y que la mejora en las habilidades que obtenemos con la práctica se mantiene
durante un tiempo; su efecto es acumulativo. En cuanto a la memoria, que es
una de las habilidades intelectuales más importantes y estudiadas, sólo
determinados procesos y sistemas se vuelven menos eficaces por razones
biológicas. La vejez no afecta de modo general y uniforme a todos los sistemas
de memoria, lo que permite una actuación selectiva basada en técnicas activas
conductuales y cognitivas en aquellos que sabemos responden a la estimu-
lación. Así, está comprobado que la memoria de las personas mayores mejora
si se les da la posibilidad de utilizar estrategias sobre la adquisición, almace-
namiento y recuperación de la información, es decir, si se siguen pautas de
aprendizaje, entrenamiento y práctica de la memoria. Las experiencias
positivas de talleres de entrenamiento de la memoria, generalizadas en los
últimos años, están incentivando la investigación sobre métodos de estimu-
lación cognitiva cada día más eficaces. Tanto en el caso de la inteligencia
como en el de la memoria, hemos presentado un esquema de actuación
basado en nuestra propia experiencia, que puede servir además para aportar
nuevos conocimientos empíricos a través de la activación de nuevas hipótesis
de trabajo.
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ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA
CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
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VERÓNICA ACINAS JULIÁN
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
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VERÓNICA ACINAS JULIÁN
Cuadro 1: Fases en la EA
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
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VERÓNICA ACINAS JULIÁN
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
Lo que NO es Lo que SÍ es
No se trata de curar todos los síntomas de la Se trata de prevenir y/o tratar algunos
enfermedad de Alzheimer. síntomas secundarios de la enfermedad de
Alzheimer como la ansiedad y la depresión.
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VERÓNICA ACINAS JULIÁN
Psicomotricidad
Podemos definir la Psicomotricidad como técnica que tiende a favorecer
por el dominio del propio cuerpo, la relación y comunicación con uno mismo
y con los demás objetos y personas en el espacio que le rodea. Esta terapia se
aplica abarcando los tres esquemas que conforman nuestra psicomotricidad.
Estos esquemas son:
- Esquema corporal: es el conjunto de capacidades relacionadas con la
percepción y conocimiento del propio cuerpo. Del esquema corporal
dependen funciones como la imagen corporal, el control de la postura,
la lateralidad (discriminar partes derechas e izquierdas del cuerpo), el
equilibrio y la coordinación.
- Esquema espacial: son las capacidades de percepción del espacio y
localización en él, de uno mismo y de otros objetos y personas. Del
esquema espacial depende la capacidad de seguir itinerarios o
movernos en parcelas limitadas, el manejo de conceptos como:
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
161
VERÓNICA ACINAS JULIÁN
Orientación a la Realidad
La Orientación a la Realidad constituye un método de tratamiento de la
confusión y las alteraciones de la orientación y la memoria a través de la
estimulación de los pacientes con el objetivo de que compensen o reaprendan
datos sobre sí mismos y sobre su entorno. De hecho, la Orientación a la
realidad no deja de ser una aproximación conductual de reentrenamiento de
la orientación. La OR es adecuada para personas afectadas de diferentes tipos
de demencia y de trastornos cognitivos. En las demencias leves una de las
características típicas es la desorientación temporal en la fecha, el mes, incluso
día de la semana, conservando la orientación en el año; en fases moderadas y
más graves de las demencias, la desorientación temporal es completa.
También se observa desorientación espacial en el lugar en el que se
encuentran. Algunos aspectos de la desorientación en el tiempo y en el
espacio inmediato, se encuentran relacionados con la pérdida de la memoria
reciente. Otros aspectos de la orientación temporal y espacial son más
permanentes y más resistentes al deterioro en las fases leves de la demencia.
Respecto a la orientación persona, los aspectos que más se pierden en las fases
leves son aquellos referentes a su edad, siendo la fecha de nacimiento y el
nombre de sus familiares, la información más resistente al deterioro en las
primeras fases.
Desde un punto de vista cognitivo, la orientación a la realidad es una
forma de ayudar a superar los problemas de la memoria episódica a corto y
medio plazo y de facilitar y estimular los sistemas de acción (ejecutivos)
cerebrales. Al trabajar aspectos personales antiguos, de ayuda a superar
problemas de memoria episódica biográfica (a largo plazo). Lógicamente,
tienen que quedar capacidades residuales para poder aplicar adecuadamente
esta técnica.
162
ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
Reminiscencia
Constituye una forma de reactivar el pasado personal y de ayudar a
mantener la propia identidad. Utiliza la estimulación, la comunicación, la
socialización y el entretenimiento como técnicas.
Se pueden rememorar hechos generales y no necesariamente
relacionados con experiencias personales. No se estimula la evaluación de los
recuerdos ni tampoco trata de que éstos sean perfectos, sino que sean lo más
vivos posibles, en todas su amplitud, y vayan acompañados de las emociones
correspondientes. La aparición de las emociones tristes, incluso trágicos,
requiere la intervención del profesional.
163
VERÓNICA ACINAS JULIÁN
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
Jardinoterapia
El cuidado integral de la persona implica también la ejecución de
actividades que la motiven, que se encuentren basadas en sus creencias y en
sus costumbres. El trabajo de la agricultura, cuidado de huertos y jardines se
ha encontrado muy ligado a la vida cotidiana de muchos de nuestros mayores,
y es con ellos con los que esta forma de intervención estaría más indicada.
Objetivo: potenciar la socialización, minimizar los trastornos de compor-
tamiento, fomentar los sentimientos de utilidad, favorecer la estimulación
sensorial así como el movimiento, la comunicación y la actividad recreativa.
El Hospital Sant Jaume (Manlleu, Barcelona), lleva a acabo el taller de
Jardinoterapia estableciendo dos ciclos diferentes en su desarrollo:
- Mantenimiento del jardín: Este primer ciclo se alargaría durante todo el
año, contaría con unas cinco o seis personas, en una fase moderada de
su enfermedad y las actividades a realizar serían las siguientes: barrer,
quitar hojas secas, limpiar complementos del jardín...
- Cuidado de las plantas: En este ciclo las actividades se encontrarían más
condicionadas estacionalmente. Contaría con unas dos o tres personas,
en una fase leve – moderada de su enfermedad y cuyas actividades
girarían en torno a: transplantar, podar, cavar y quitar malas hierbas.
Musicoterapia
La Musicoterapia es un abordaje particular del sujeto y su problemática
vital, a través de sus producciones sonoras y el movimiento corporal, que esta
relacionado con un elemento fundamental de la música como lo es el ritmo.
Entendiendo como sujetos a una unidad bio–psico–social–espiritual.
Durante la evolución de la enfermedad de Alzheimer podemos observar
como la persona comienza a presentar problemas de lenguaje, así como sus
dificultades de memoria cada vez se hacen más evidentes; sin embargo,
muchos de ellos continúan cantando, un material que poseen hiperapendido
y del cual podemos servirnos para la intervención.
165
VERÓNICA ACINAS JULIÁN
Actividades ocupacionales
La realización de actividades significativas (ocupacionales) y de la vida
diaria constituye un método de rehabilitación y de readaptación. Se pretende
rehabilitar a través de la terapia ocupacional o de unas actividades que
conducen a un fin. Por otro lado, se realiza una readaptación a través de
nuevas formas de acción y de la adaptación del medio técnico.
Objetivo: Facilitar que el paciente realice tareas y sea autónomo en las
actividades de la vida diaria, aumentando así su autoestima.
Para planificar un programa de actividades significativas deberán
evaluarse previamente las capacidades cognitivas funcionales del paciente.
166
ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
167
VERÓNICA ACINAS JULIÁN
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ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
Terapia de Validación
Las Técnicas de Validación, desarrolladas por Naomi Feil en 1963,
representan una reacción a la práctica exagerada de la Orientación a la
Realidad. La validación constituye un conjunto de técnicas simples de comuni-
cación con personas enfermas de Alzheimer. Se basa en una actitud de respeto
y empatía con el enfermo y se fundamenta en una serie de principios que
presentamos simplificados:
- Cada persona es única y debe ser tratada como un individuo específico.
- Cada persona tiene valor propio con independencia del grado de
desorientación o demencia. Se debe aceptar al paciente sin prejuicios.
- Se ha de considerar que existe una razón tras las conductas de las
personas desorientadas y dementes. La conducta observada no es el
simple resultado de cambios anatómicos acontecidos en el cerebro, sino
la combinación de cambios físicos, sociales y personales que tienen
lugar a lo largo de la vida.
169
VERÓNICA ACINAS JULIÁN
170
ESTIMULACIÓN COGNITIVA CON ENFERMOS DE ALZHEIMER
CONCLUSIÓN
Como se habrá podido comprobar, cada método tiende a hacer hincapié
en uno u otro aspecto de las alteraciones de los enfermos de Alzheimer o en
mejorías globales. Para evaluar el efecto de las técnicas de intervención
cognitiva es necesario definir previamente qué entendemos por “efectividad”
en este ámbito. En función de lo que esperemos y definamos como efectividad
podremos establecer métodos de control y de medida.
En general, toda intervención cognitiva, y en especial los programas de
estimulación, ejerce un efecto positivo en el nivel de atención y estimulación.
La Intervención Cognitiva debe ser un aspecto más dentro del concepto
de terapia integral y multidisciplinar que se debe aplicar a cada paciente,
ligada de forma inseparable a la terapia farmacológica y no se debe plantear
independientemente de los aspectos emocionales.
Dicha intervención, basándose en los principios de:
- Relentizar la progresión del deterioro cognitivo y restaurar las
habilidades cognitivas en desuso, partiendo de las funciones intelec-
tuales conservadas.
- Mejorar el estado funcional de la persona y su capacidad para actuar,
desarrollando las competencias que le permitan vivir de la forma más
autónoma posible.
- Promover la actividad, en general, y proporcionar las bases para una
interacción personal útil y amena para compartir experiencias y, en
definitiva, para mantener la dignidad de estos enfermos.
A su vez, pretende conseguir que el mejor estado general del paciente,
implique una menor carga para el familiar o cuidador, aspecto importante
dado que entre el 60 y el 70% de los cuidadores de enfermos de Alzheimer
presenta algún trastorno del estado del ánimo, como depresión, ansiedad o
insomnio.
171
VERÓNICA ACINAS JULIÁN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
GLOSARIO
Agnosia: Incapacidad para reconocer las cosas que nos rodean, por la vista, el
tacto, el oído, el olfato o el gusto.
Afasia: Incapacidad para poder hablar o comprender el lenguaje verbal,
consecuencia de una afectación cerebral.
Apraxia: Incapacidad para poder llevar a cabo movimientos aprendidos. Siempre
son consecuencia de una afectación cerebral.
Deterioro: Disminución de las capacidades cognitivas, mentales o intelectuales
respecto al nivel previo de la persona. En ausencia de un nivel previo, se sitúa
a la persona en un grupo normativo de iguales características como edad,
sexo y nivel de escolaridad y se compara con él.
Capacidades Cognitivas: Capacidades mentales, inteligencia.
Funciones Cognitivas: habilidades mentales en general, como lenguaje, cálculo,
reconocimiento, razonamiento, abstracción, etc.
Capacidades residuales: En relación con la plasticidad cerebral y con la
presencia de circuitos cerebrales funcionales presentes en procesos neurode-
generativos.
172
DISEÑO DE CENTROS Y SERVICIOS PARA MAYORES
REFLEXIONES INICIALES
De lo que no cabe duda es de que el fenómeno del envejecimiento y del
sobre-envejecimiento que viven las sociedades actuales exige la mejora y el
incremento de recursos que den respuesta a las demandas de atención, pero
también a las de calidad que el colectivo merece.
El paso previo al diseño y planificación de cualquier proyecto ha de ser
el conocimiento exhaustivo de las personas a quienes va dirigido. En el caso
de las personas mayores, el grupo se conforma como heterogéneo y muy
amplio. Entre las características del colectivo debemos destacar:
- Tercera y cuarta edad. No perdamos de vista que la esperanza de vida
en nuestro país supera los 83 años, y que la prevalencia de nonage-
narios cada vez es mayor. Por tanto, no podemos pensar que el grupo
de personas entre 65 y 74 años va a presentar las mismas demandas que
el grupo de 75 en adelante. La edad va a incidir sobre variables tan
importantes como la dependencia, el estado de salud, el estado civil, los
intereses, los gustos, etc.
- Distribución geográfica. Esta variable demográfica también marca de
manera fundamental al grupo. En general sabemos que las mayores
tasas de envejecimiento se dan en las zonas rurales y que, su distri-
bución en las ciudades también suele concentrarse en los cascos
antiguos. En el primero de los casos, la dispersión del colectivo va a
dificultar su atención. En el caso de las ciudades, la ubicación de las
viviendas en las zonas viejas va a conllevar problemas como la falta de
accesibilidad y la no adecuación de las mismas.
- Acceso a recursos. Entre los cambios que se asocian al proceso del
envejecimiento nos encontramos con uno social que afecta de manera
decisiva al grupo de mayores: la jubilación, que conlleva reducciones
173
ALICIA FERNÁNDEZ SÁENZ DE PIPAÓN
174
DISEÑO DE CENROS Y SERVICIOS PARA MAYORES
que las propias creencias van a tener sobre nuestro propio envejecimiento y
sobre cómo observamos y atendemos el de los demás:
“Cuando1 yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de
los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que,
como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la
función la enorme bestia hacia gala de un peso, un tamaño y una fuerza
descomunales... Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al
escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en
el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.
Si embargo la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado
unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me
parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza,
podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no
huye? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los
mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del
elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba
amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”.
No recuerdo haber recibido una respuesta coherente. Con el tiempo olvidé el
misterio del elefante y de la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba
con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.
Hace algunos años descubrí, que, por suerte para mí, alguien había sido lo
suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida
desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando
de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca
era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro
día, y al otro... Hasta que un día, un día terrible en su historia, el animal aceptó
su impotencia y se resignó a su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo, no escapa porque, cree
que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco
después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente
ese recuerdo.
Jamás, jamás volvió a poner a prueba su fuerza...”
1. Bucay, J. (2003): Déjame que te cuente. Barcelona: RBA Libros, S.A., pág. 11-13.
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DISEÑO DE CENROS Y SERVICIOS PARA MAYORES
CENTROS Y SERVICIOS
Entrando ya en el aspecto concreto que nos ocupa, debemos comenzar
definiendo qué entendemos por Centros y Servicios.
Un Centro es la infraestructura desde la que se articulan diversos servicios
o donde se presta un servicio concreto. Podemos encontrar centros poliva-
lentes, desde los que se ofertan varios servicios generales y centros especia-
lizados, en los que se oferta un servicio concreto orientado a un colectivo muy
delimitado.
Un Servicio es el recurso específico que da respuesta a una o varias
necesidades biopsicosociales. Similar a los anteriores, podemos encontrar
Servicios generalistas que pueden dar respuesta a personas y necesidades
diversas y los Servicios especializados, que se centran en necesidades mucho
más concretas y de colectivos determinados.
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ALICIA FERNÁNDEZ SÁENZ DE PIPAÓN
AREAS DE INTERVENCIÓN
Siguiendo la definición que hemos hecho de Bienestar y de Indicadores
de evaluación de la calidad de vida, dividiremos las áreas de Intervención en
tres grandes bloques: bienestar físico, bienestar social y bienestar emocional.
Cada una de ellas a su vez estará compuesta por diferentes aspectos que en
muchos casos darán lugar a centros y servicios bien diferenciados.
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segunda elegir una de ellas. Todos los residentes se llevaron una planta.
Las plantas son para ustedes y pueden cuidarlas como crean conveniente.
Por último, quería decirles que se proyectará la misma película dos veces
la próxima semana, jueves y viernes. Pueden decidir qué día les gustaría
ir, en el caso de que decidan verla.
Como se desprende de los mensajes, la diferencia entre los grupos
estribaba en que al primero no se le animaba a tener control sobre los aconte-
cimientos diarios, a tomar decisiones o a asumir la responsabilidad de su propio
bienestar, cosa que sí se hacía en el caso del segundo grupo. Dieciocho meses
después se contrastó que en los miembros del segundo grupo se encontraban
significativamente más activos, más alerta, mostraban mayores sentimientos de
felicidad y mejores estados de salud física. Además mientras la tasa de
mortalidad del centro residencial antes del experimento era del 25%, se
contrastó que mientras en el primer grupo (aquel sin responsabilidades) la tasa
ascendió al 30%, en el grupo con responsabilidades, descendió al 15% (Rodin,
1980).
Si bien los mensajes vistos pueden formar parte de la organización de
cualquier recurso sea centro o servicio, nos centraremos ahora en aspectos
concretos de los centros que pueden mejorar la calidad de vida de las
personas mayores.
185
ALICIA FERNÁNDEZ SÁENZ DE PIPAÓN
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DISEÑO DE CENROS Y SERVICIOS PARA MAYORES
A MODO DE CONCLUSIÓN
Si bien todo lo mencionado en el capítulo puede resultar obvio y de fácil
planteamiento, la realidad se nos presenta, en demasiados casos, poco afín a
lo dicho. La excusa más común a ello resulta el elevado coste económico de
mantener infraestructuras y personal suficiente en centros y servicios; pero esta
“excusa” no hace sino restar valor e importancia a conceptos fundamentales
como la motivación del personal, la comunicación con él, el bienestar de la
plantilla y su autorrealización, las actitudes que se muestra hacia los benefi-
ciarios y los mensajes que se les transmiten, las posibilidades de elección y de
control sobre la propia vida que se les ofertan, etc. En definitiva, sería
recomendable que cada centro y servicio marcase sus propios indicadores y
realizara una auto evaluación continua, de manera sincera y crítica que le
permitiera mejorar la calidad que ofrece por encima de la cobertura de las
necesidades básicas de manutención y cuidado físico.
187
ALICIA FERNÁNDEZ SÁENZ DE PIPAÓN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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188
CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA:
LAS ULCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
DEPENDENCIA EN GERONTOLOGÍA
Un horizonte de envejecimiento acelerado de la población, la estimación
en nuestro país de más de tres millones y medio de personas con discapacidad
en sus distintos grados de falta de autonomía, junto a la transformación de la
estructura familiar, la escasez de recursos humanos capacitados, instalaciones
sociosanitarias y equipamientos, ilustra la enorme atención que se ha desatado
con desigual proporción en los entornos profesionales y sociales por el
fenómeno de la dependencia.
La falta de autonomía personal para satisfacer actos básicos de la vida
diaria es un problema creciente tanto en las personas potenciales de riesgo,
sus cuidadores familiares y las estructuras sociales y sanitarias que deberán
cubrir esa carencia, proporcionando cuidados de forma continuada, con la
sobrecarga que en todos estos niveles va a generarse, hasta convertirla sin
duda en un desafío para el Sistema.
La limitación física que caracteriza muy a menudo al anciano dependiente
y merma la capacidad de movilizarse de forma autónoma e incluso de cambiar
por sus propios medios de posición durante su estancia en la cama o en el
sillón, perfil muy frecuente de un gran grupo de esta población, conlleva entre
otras complicaciones posibles el desarrollo de úlceras por presión (UPP),
silente “epidemia viva aún en el siglo XXI”, considerada a menudo como un
problema banal e imprevisible.
Acercaremos en este capítulo la dimensión real de un problema “de
siempre” con repercusiones mortales, asociado a la inmovilidad, a la
dependencia y a la vejez, y aproximaremos las líneas maestras para su
prevención.
Las úlceras por presión, no en vano son consideradas como un gran
síndrome gerontológico.
189
J. JAVIER SOLDEVILLA AGREDA
1. Torra i Bou JE. (1998): “Epidemiología de las UPP o el peligro de una nueva Torre
de Babel”, en Rev Rol Enf; nº 238, pp.75-88 y Torra i Bou JE, Soldevilla Agreda JJ. (2000):
Libro blanco de las úlceras por presión en España. I Congreso Iberoamericano de Geriatría.
III Simposio del GNEAUPP (Libro de actas). Logroño. Conva Tec SA, pp. 45-47.
2. Soldevilla Agreda JJ, Torra i Bou JE. (1999): Epidemiología de las úlceras por presión
en España. Estudio piloto en la comunidad autónoma de la Rioja, en Gerokomos nº 10(2),
pp. 75-86.
190
CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA: LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
3. Ayello EA, Frantz R, Cuddigan J, Lordan R. (1991): “Methods for determining pressure
ulcer prevalence and incidence”, in Cuddigan J, Ayello EA, Sussman C. (eds), National
Pressure Ulcer Advisory Panel. Pressure ulcers in America: Prevalence, incidence and
implications for the future. Reston, VA: NPUPA.
4. Torra i Bou JE, Soldevilla Agreda JJ, Rueda López J, Verdú Soriano J. (2003): “Primer
Estudio nacional de prevalencia y tendencias de prevención de UPP en España (2001), en
Gerokomos, nº14 (1), pp. 37-47.
5. Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión (1997):
“Clasificación de las Úlceras por Presión (Estadiaje)”, en Gerokomos-Helcos; VII (22): III.
6. Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión (2000):
Directrices para la elaboración de indicadores epidemiológicos sobre las Ulceras por Presión.
Documentos GNEAUPP. Documento V. Logroño: GNEAUPP.
191
J. JAVIER SOLDEVILLA AGREDA
65 años (un 20,25%) y 4.480 recibían atención domiciliaria (un 6,51% de los
mayores de 65 años y un 1,39% de los usuarios de las listas de globales). La
prevalencia de UPP en el grupo de pacientes atendidos desde la atención
primaria se estimó en:
- un 8,34% de los pacientes que recibían atención domiciliaria (AT DOM),
- un 0,54% de los mayores de 65 años,
- un 0,11% de los mayores de 14 años.
Las lesiones presentes en los pacientes de la atención primaria son las de
mayor antigüedad, severidad y superficie, siendo este medio asistencial dónde
encontramos un menor número de pacientes con UPP que están utilizando
algún tipo de superficie especial para el manejo de la presión (SEMP), un
38,5%, cuando de acuerdo con las evidencias disponibles, la totalidad de los
pacientes con UPP deberían utilizar una SEMP en el tratamiento de sus
lesiones.
En el caso de los profesionales que trabajan en hospitales se analizaron
198 cuestionarios que definían una población de estudio de 5.811 pacientes
ingresados en hospitales de agudos con un 94,35% de ocupación, un 4,34% de
las camas de hospitalización de agudos en España, según datos de propia
elaboración a partir del Catálogo Nacional de Hospitales (actualizado a
31/XII/2000).
La prevalencia media de UPP en Hospital según los datos es del 8,81 +/-
10,21 (DS) % (IC95%: 7,38; 10,24), con un valor mínimo del 0% y un valor
máximo del 45,45%.
El hecho de que aproximadamente una décima parte de los pacientes en
hospitales, con gran variabilidad entre unidades, tengan UPP nos sitúa ante un
grave problema de salud con serias y encadenadas repercusiones para todos
los niveles asistenciales, teniendo en cuenta la menor estancia media en el
hospital y la rápida transferencia de esos pacientes a otros niveles de atención.
Por otra parte, se obtuvo información sobre una dotación teórica de 6.204
camas en Centros Sociosanitarios, con una ocupación del 96,1% correspon-
diendo 5.088 camas a centros geriátricos, 601 a crónicos, 30 a unidades de
convalecencia, 16 a unidades de paliativos y 266 a otros tipos de unidades. La
prevalencia media de UPP según los datos reportados fue del 7,6 +/- 6,68 (DS)
% (IC95%: 6,15; 9,04), con un valor mínimo del 0% y un valor máximo del
31,58%.
En la tabla 1. se presenta información relativa a la prevalencia de UPP en
centros sociosanitarios según tipo de unidad y titularidad del establecimiento.
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CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA: LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
Tipo de unidad Media +/- DS IC95% media: Valor mínimo Valor máximo
Geriatría 6,34 +/- 5,67% 4,9 ; 7,78 0 25
Crónicos 9,31 +/- 7,18% 5,16; 13,45 0 31,58
Otros (*) 13,6 +/- 9,1% 6,6 ; 20,59 0 25
193
J. JAVIER SOLDEVILLA AGREDA
7. Posnett J. Bennet G. Dealey C. (2001): Fifth European Pressure Ulcer Advisory Panel
Open Meeting. Le Mans, 27-29 September.
194
CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA: LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
8. Clark M, Watts S. (1994): “The incidence of pressure sores within a National Health
Service Trust hospital during 1991”, in J Adv Nurs, nº 20, pp. 33-36.
9. Xakellis GC, Franz R. (1996): “The cost of healing pressure ulcers across multiple
health care settings”, in Adv Wound Care, nº 9, pp. 18-22.
195
J. JAVIER SOLDEVILLA AGREDA
Tabla 2. Costo tratamiento UPP previsto por día (Euro-PPP España, 2000)
Normal Retardado
Complicaciones CC Celulitis Osteomielitis
Grado I 43 €
Grado II 47 € 62 € 101 €
Grado III 57 € 69 € 213 € 218 €
Grado IV 57 € 69 € 213 € 218 €
Tabla 3. Gasto total por tratamiento de las Ulceras por Presión en España (2000)
Puede concluirse este apartado, diciendo que las ulceras por presión son
un problema importante y caro para el Sistema de Salud. Datos valiosos para
crear un marco de referencia que justifique las inversiones, tanto en
prevención como en tratamiento.
196
CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA: LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
10. Taylor JS. (1994): “Malpractice implications of pressure ulcers”, in Adv Wound Care;
7(5); y Moody M. (1997): “Fighting against pressure sores and a rise in legal suits”, in Brit J
Health Care Manag; 3(1), pp. 40-41.
11. Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas
Crónicas (2003): Mesa de Debate: “Las ulceras por presión, un reto para el sistema de Salud
y la sociedad. Repercusiones a nivel epidemiológico, ético, económico y legal”. Madrid.
Barcelona. Logroño: GNEAUPP. Disponible en www.gneaupp.org (consultado el 1/IX/2003).
12. Oficina Nacional de Auditoría del Reino Unido (2000-2001) Handling clinical
negligence claims in England (Resolución de demandas por negligencia clínica en
Inglaterra). Informe del Interventor y Auditor General, Cámara de los Comunes, sesión 403.
Londres: Imprenta Nacional.
13. Tingle J. (1997): “Pressure sores: counting the legal cost of nursing neglect”, in Br
J Nurs, nº 6, pp. 757-758.
197
J. JAVIER SOLDEVILLA AGREDA
14. Bennett RG, O’Sullivan J, DeVito EM, Remsburg R. (2000): “The increasing medical
malpractice risk related to pressure ulcers in the United States”, in J Am Geriatric Soc, nº 48,
pp. 73-81.
198
CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA: LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
- Los gestores
- Las familias implicadas y
- La totalidad de la población,
El número de pacientes afectados pueda aumentar en el futuro a expensas
del crecimiento numérico del grupo de los más mayores y dependientes de
nuestra Sociedad.
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J. JAVIER SOLDEVILLA AGREDA
200
CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA: LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
Manejo de la presión
El conjunto de cuidados a desarrollar para realizar un manejo efectivo de
la presión pasa por tener en cuenta cuatro elementos clave para su control: la
movilización, los cambios posturales, las superficies especiales para el manejo
de la presión y las protecciones locales ante la presión [28-31].
Movilizaciones
La movilidad y la actividad son dos factores predictores del desarrollo de
UPP, siendo preceptivo elaborar un plan de cuidados que potencie y mejore
la movilidad y la actividad del paciente.
Cambios posturales
Los cambios posturales se realizarán a aquellos pacientes que no pueden
cambiar de posición por sí mismos. La frecuencia de éstos, dependerá del
riesgo que presente el paciente para desarrollar UPP y la disponibilidad de
superficies especiales y otros dispositivos de manejo de la presión, si bien por
norma general se aconseja su realización cada 2-3 horas en pacientes
encamados, siguiendo una rotación programada (decúbito supino, lateral
derecho, lateral izquierdo) e individualizada que nos permita una continuidad
y adecuación de los cuidados. Deberemos de asegurarnos que el paciente no
apoye sobre sus lesiones en el caso que proceda, no exista contacto entre
distintas prominencias óseas, no se sobrepase los 30º de inclinación en los
decúbitos laterales y si fuese necesario incorporar la cabecera, ésta no deberá
de sobrepasar los 30º de inclinación como máximo manteniendo esta posición
el menor tiempo posible. Una vez colocado el paciente en la posición elegida
deberá de mantener el alineamiento corporal, la distribución del peso y el
equilibrio.
Recordarle que la sedestación supone un mayor riesgo para el desarrollo
de UPP debido a la peor distribución de las presiones. Durante estos periodos
se realizarán movilizaciones cada hora y si el paciente puede realizarlo de
forma autónoma, deberemos de invitarle a hacerlo cada quince minutos.
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CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA: LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
(*): De acuerdo con la puntuación y los puntos de corte de una Escala de Valoración de
Riesgo para el desarrollo de Úlceras por Presión (EVRUPP).
Fuente : Torra JE; Arboix M.; Rueda J.; Ibars P. Superficies Especiales para el Manejo de la
Presión. En: Soldevilla JJ.; Torra JE. (ed) . Atención Integral de las Heridas Crónicas. SPA.
Madrid. 2004 (en prensa)[31]
203
J. JAVIER SOLDEVILLA AGREDA
Cuidados Generales
El control y tratamiento de las distintas entidades que pueden predisponer
al desarrollo de ulceras por presión será una norma básica en el programa de
prevención de las úlceras por presión.
El seguimiento de pacientes crónicos, especialmente aquellos con
moderadas o graves dependencias relacionados con trastornos respiratorios,
circulatorios, metabólicos o neurológicos es un aliado valioso en el proceso de
prevención de estas lesiones.
Dentro de los cuidados generales para la prevención de UPP, la dimensión
nutricional cobra una gran importancia. Es preciso Identificar y corregir si se
precisaran, los diferentes déficits nutricionales relacionados con el aporte de
calorías, proteínas, vitaminas y minerales.
Un estado de hidratación adecuado aumentará el potencial de resistencia
de los tejidos ante la presión o fricción.
UN DESEO FINAL
Sería mi deseo que estas pocas líneas fueran un contribuyente para lograr
desterrar la concepción de las úlceras por presión en el ámbito de la
gerontología, como un proceso banal, fatal e inevitable con el que el anciano
inmóvil y otros aquejados de esta discapacidad deben convivir y por el que
acaso morir, acercar y especialmente declarar, el valor soberano y efectivo de
su prevención como objetivo de la calidad en sus cuidados.
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CUIDADOS EN SITUACIONES DE DEPENDENCIA: LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN EN GERONTOLOGÍA
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