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“¡Buenos días, Caperucita Roja!” la saludó el lobo. “¡Buenos días, Señor Lobo!”,
contestó la niña. “¿A dónde vas?” preguntó él. “Voy a visitar a mi abuelita, porque no
se siente muy bien”, contestó Caperucita Roja. ”¿Qué llevas en esa canasta?”,
preguntó el lobo. “Tengo pan, mantequilla, torta y frutos rojos para mi abuelita”,
contestó ella. “¡Genial! ¿Y dónde vive tu abuelita?”, preguntó el lobo y la Caperucita le
contó en detalle donde vivía la abuela. Caminaron juntos un rato y luego el lobo le
habló otra vez: “¡Que hermosas flores que te rodean! ¿Por qué no le llevas algunas a
tu abuela?”. La niña miró a su alrededor y vio todas esas flores hermosas. Pensó que
a su abuelita le alegraría tener un ramo de flores frescas, así que dejó de lado el
consejo de su mamá y se apartó del camino.
“¡Oh, abuela, qué boca tan grande tienes!”, exclamó Caperucita Roja. “¡ES PARA
COMERTE MEJOR!” Y gritando esto, el lobo saltó de la cama y se tragó entera a la
pobre niña. Con su barriga llena, el lobo se metió de nuevo a la cama y se durmió con
grandes ronquidos. Un cazador que pasaba por delante de la casa lo escuchó, y
pensó que era extraño que una mujer anciana roncara tan fuerte. Miró para dentro y
vio que era el lobo que estaba roncando así. El cazador había estado buscando al
lobo por mucho tiempo. ¡Por fin lo había encontrado!
Entonces el cazador le apuntó con su escopeta, pero pensó que el lobo podría
haberse comido a la anciana y ¡que tal vez ella seguía viva en su barriga aún! Por eso
es que tomó unas tijeras y abrió la barriga del lobo. Pronto vio relucir la roja capuchita
y entonces saltó Caperucita Roja. El cazador dio otros cortes más y la anciana salió
también. Caperucita Roja trajo inmediatamente grandes piedras y llenaron con ellas la
barriga del lobo. Cuando él se despertó, se asustó y quiso salir corriendo, pero el peso
de las piedras lo hizo caer, se estrelló contra el suelo y se mató. Los tres compartieron
la torta, felices de saber que el lobo nunca volvería a atacar a nadie más. Caperucita
Roja decidió nunca más apartarse del camino y siempre seguir los consejos de su
madre.