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E3-20180719-JV-NF
ÍNDICE
Cubierta
Página del Título
Derechos de Autor
Introducción
Epílogo
Acerca de la Autora
Apéndice I
Apéndice II: Quién es usted en Jesucristo
Notas
¿Tiene una relación real con Jesús?
Boletines informativos
INTRODUCCIÓN
[El Señor] restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus
heridas.
—Salmos 147:3, nota aclaratoria
¿Puede ser sanada una mujer que ha sido profundamente herida ya sea por
circunstancias en su vida o por una persona a la que amaba y en quien confiaba?
¿Pueden ser sanados su corazón y su alma? ¿Puede volver a amar y confiar?
Como mujer que fui abusada sexualmente por mi padre, abandonada por mi
madre y engañada por mi primer esposo, puedo decir sin ninguna duda: “¡Sí!”.
Si usted está viviendo con un alma herida y se siente sola, no amada y
malentendida, puedo prometerle que no tiene que permanecer en ese estado.
Belleza en lugar de cenizas, que fue publicado en 1994, fue el primer libro
que escribí sobre sanidad emocional. Desde ese tiempo he tenido mucha más
experiencia en esta área y soy más conocedora de la Palabra de Dios, por lo que
quiero compartir con usted esas cosas. He escrito otros libros que incluyen
algunas partes de lo que compartiré en este libro, pero con la ayuda de Dios, este
será un manual completo desde una perspectiva bíblica sobre el tema de la
sanidad emocional.
Incontables números de personas caminan de un lado a otro heridas en sus
almas por daños del pasado, y no saben que pueden ser sanadas o simplemente
no saben qué hacer o cómo comenzar. Compartiré lo que he aprendido en mi
jornada de vida, y aunque la suya no sea exactamente igual a la mía, espero que
mi historia pueda ser de inspiración y una luz que la guíe mientras recorre su
camino en pos de la sanidad.
Así como nuestro cuerpo puede estar enfermo, también nuestra alma puede
estar enferma, pero Dios quiere sanarnos en todas las áreas donde estemos
heridas, incluida nuestra alma. El alma consiste de la mente, la voluntad y las
emociones; es la parte interior de nosotros, y una parte muy importante. Sin
importar lo que tengamos materialmente o qué tan buenas sean nuestras
circunstancias en la vida, si hemos sido heridas, golpeadas, y nuestra alma
sangra, no disfrutaremos de la vida. Sea que nuestro dolor provenga de la
vergüenza, amargura, depresión, duda, inseguridad, culpabilidad o del temor, eso
es algo que hay que confrontar y abordar.
Durante años, me pasé dando traspiés por la vida pensando que tenía lo mejor
que podía esperar considerando mi pasado. Realmente puedo recordar que
cuando era adolescente pensaba que siempre tendría una vida de segunda
categoría debido a lo que mi padre me había hecho. Ni siquiera intentaba abordar
ninguno de los problemas que se crearon por mi pasado, sencillamente porque
no creía que se pudiera hacer nada al respecto. Estaba equivocada.
Es sorprendente cuán equivocados pueden ser nuestros pensamientos, pero si
no sabemos que son equivocados, entonces nunca podremos superarlos. En este
libro espero mostrarle que tiene a su disposición una vida maravillosa,
asombrosa y satisfactoria. Con la ayuda de Dios, usted puede aprender a pensar
y comportarse de maneras que realmente la harán libre para ser la asombrosa
mujer que Dios creó.
Cuando sepa lo que tiene a su disposición, ¡es mi oración que tomará la
decisión de ir tras ello! El mundo ofrece una amplia variedad de remedios para
las heridas del alma, y algunos de ellos pueden ser útiles, pero Jesús nos ofrece
sanidad completa. Él es el sanador y restaurador de nuestras almas. El salmista
David dijo que Dios había restaurado su alma (ver Salmos 23:3). Cuando algo es
restaurado, es hecho como nuevo otra vez.
¿Qué tipo de vida quiso Dios para usted como una mujer que es creada a
imagen de Él? Sin duda, no es una vida donde usted sea minimizada, devaluada,
maltratada, abusada, utilizada y golpeada. Él nos ofrece amor incondicional,
dignidad y valía infinitos, integridad, justicia, paz y gozo; ¡y eso es tan solo el
comienzo de sus bendiciones para quienes creen y caminan con Él por la vida!
Al comenzar la jornada de sanidad para su alma, le pido que recuerde que la
sanidad toma tiempo. A veces, también es dolorosa porque tenemos que permitir
que se abran viejas heridas para que así salga de ellas la infección que está
supurando y envenenando nuestra alma. Las mujeres que tienen necesidad de
sanidad para su alma tienen solamente dos opciones. La primera es continuar
dando traspiés en la vida, tan solo intentando pasar cada día, y la segunda es
decir: “Ya he tenido suficiente tristeza, infelicidad, excusas, culpabilidad y
vergüenza, ¡y estoy lista para hacer lo que sea necesario para ser sanada!”.
CAPÍTULO 1
La historia de las mujeres
Haz lo mejor de ti mismo para avivar las diminutas chispas internas de
posibilidades para que se conviertan en grandes llamas de logros.
—Golda Meir
En primer lugar, déjeme decir que las mujeres son idea de Dios. Aunque Él creó
primero a Adán, rápidamente se dio cuenta de que necesitaba una ayuda idónea,
así que tomó una costilla del costado de Adán y de ella creó a Eva. Me gusta
destacar que Eva fue tomada del costado de Adán, lo cual indica que ella debía
caminar a su lado en la vida como alguien a quien Adán necesitaba. No fue
tomada de la planta de sus pies, indicando que él tenía permiso para pisarla.
Si está familiarizada con la historia de la creación (ver Génesis 1-3), quizá
sepa que después de que Dios creó a Adán y Eva, los colocó en un hermoso
jardín llamado Edén, y su plan fue que ellos disfrutaran de la vida
abundantemente y que tuvieran comunión con Él. Tenían mucha libertad para
tomar sus propias decisiones y se les había otorgado autoridad para tener
dominio sobre los animales y todo el entorno en el que habitaban. Sin embargo,
había una cosa que Dios les dijo que no hicieran, y fue que no comieran del
árbol del conocimiento del bien y del mal, de la bendición y la calamidad (ver
Génesis 2:9, 16-17). Podían comer de cualquier otro árbol, incluido el árbol de la
vida. Está claro por este relato que Dios quería que su creación se llenara de vida
como solo Él podía darla, y en su intención original, Él quería que ellos
experimentaran solo lo bueno y no lo malo.
Como Dios es omnisciente, por supuesto que también sabía desde el principio
que Satanás, que se le apareció a Eva en forma de serpiente, la engañaría y que
ella y Adán comerían del árbol del cual les había prohibido comer. Esa mala
acción abrió la puerta a todo el dolor y la disfunción que existen en nuestro
planeta en la actualidad. Quizá se pregunte: Bueno, si Dios sabía que su plan
perfecto fallaría, entonces ¿por qué no hizo que fuera imposible que se
arruinara? La respuesta es muy sencilla: Dios creó al hombre con libre albedrío
porque quería tener comunión con personas que quisieran estar con Él, no
meramente personas que no tuvieran otra opción. Él quería personas con las
cuales colaborar en la vida, no marionetas que no tenían otra elección salvo
hacer lo que Él quisiera.
Es fácil enojarse con Adán y Eva y pensar: ¿Cómo pudieron ser tan necios?
Pero ninguna de nosotras lo hubiéramos hecho mejor. Aunque Dios los creó con
libre albedrío, lo cual quiere decir que tenían la posibilidad de desobedecerlo,
también tenía un plan desde el principio para la completa restauración y plenitud
de hombres y mujeres. Ese plan, dicho de forma simple, es Jesús.
Dios nos ama tanto que planeó desde el principio de los tiempos permitir que
su único Hijo pagara por nuestros pecados y nos diera una salvación plena.
Salvación significa vida, pero la vida que Dios nos ofrece no es meramente la
posibilidad de respirar y caminar, sino que nos ofrece “vida” como solo Él la
conoce. Podemos ser llenas de la vida de Dios. Esa vida es tan poderosa que al
margen de lo que nos ocurrió en el pasado que ha dañado nuestra alma, podemos
ser sanadas y totalmente restauradas. La muerte ha sido absorbida por la vida, y
la luz ha absorbido la oscuridad. Jesús es a la vez Vida y Luz. Por eso Juan 1:4
dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad”.
Le puedo asegurar que Dios nunca se queda sin un plan. Independientemente
de lo que le haya ocurrido a usted, Dios tiene un plan para su vida, y es un buen
plan.
Cuando Satanás consiguió engañar a Eva, tentándole para que desobedeciera,
Dios le hizo una afirmación que nos lleva a entender por qué las mujeres, en
líneas generales a lo largo de la historia, han sido tan marginadas, insultadas y
devaluadas. Génesis 3:14-15 dice:
Dios el Señor dijo entonces a la serpiente: «Por causa de lo que has hecho,
¡maldita serás entre todos los animales, tanto domésticos como salvajes! Te
arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su
simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».
DERECHO AL VOTO:
• Ratificado el 18 de agosto de 1920, la Decimonovena Enmienda a la
Constitución de los Estados Unidos concedió a las mujeres
estadounidenses el derecho a votar, un derecho conocido como el
sufragio de las mujeres. En la época en que se fundó los Estados Unidos,
sus ciudadanas femeninas no compartían todos los mismos derechos que
los hombres, incluyendo el derecho al voto.1
IGUALDAD SALARIAL Y DERECHOS DE
PROPIEDAD:
• Como promedio, las mujeres empleadas a jornada completa en los Estados
Unidos perdieron un total combinado de más de 840 000 millones de
dólares cada año debido a la brecha salarial.2
EDUCACIÓN:
• Globalmente, 65 millones de niñas no asisten a la escuela.3
GENEROCIDIO:
• Los demógrafos calculan que faltan 126 millones de mujeres debido al
generocidio (el asesinato de alguien por su sexo, también llamado
feminicidio). Ese es el mismo número de muertes que las provocadas por
las dos guerras mundiales y el SIDA juntos. Cada año, perdemos a dos
millones de bebés niñas por el aborto selectivo del sexo y el infanticidio.
Eso son cuatro niñas por minuto. Solo en China, faltan 62 millones de
mujeres. Eso supone el 9,5% de su población femenina.6
TRÁFICO HUMANO:
• Mujeres y niñas conforman hasta el 98% de las víctimas de tráfico para la
explotación sexual.11
• La edad promedio en la que una adolescente entra en el mercado del sexo
en los Estados Unidos es entre doce y catorce años. Muchas víctimas son
niñas fugitivas de las que abusaron sexualmente cuando eran pequeñas.12
Actitud
Se han escrito numerosos libros sobre el peligro de tener una mala actitud y el
poder de una buena actitud. Esta sección no pretende ser un estudio profundo y
exhaustivo sobre el tema, pero quiero mencionarlo. Como la mayoría de las
personas que tienen el alma herida, yo tenía una actitud muy mala. En mi cabeza
sonaba algo parecido a esto: ¡Ningún hombre me va a volver a zarandear más!
Nadie me va a decir lo que debo hacer a partir de ahora. Cuidaré de mí misma,
así que nunca tendré que pedirle nada a nadie. No se puede confiar en los
hombres porque solo les interesa usarte para sus propios intereses egoístas. No
volveré a estar jamás en una posición en la que alguien sea capaz de herirme.
Estos pensamientos y otros muchos parecidos sonaban en mi mente una y
otra vez durante muchos años. Mi actitud era férrea, insensible, y mi mentalidad
era intransigente. Si esto la describe a usted en alguna forma, le sugiero que
después de invitar a Jesús a entrar en su corazón, le invite también a trabajar en
su actitud. No le diré que nunca volverá a recibir una ofensa si abre su corazón y
deja que entren personas en su vida, pero le puedo prometer que si recibe una
ofensa, Jesús, su Sanador, estará con usted para ayudarla una vez más. Si
pasamos nuestra vida intentando protegernos para que nunca seamos heridas,
también pasaremos nuestra vida en soledad.
El apóstol Pablo escribió a los filipenses, instruyéndoles a dejar que la misma
actitud de humildad que hubo en Cristo Jesús estuviera también en ellos (ver
Filipenses 2:5-8). La idea de humillarnos ante cualquier persona da miedo
porque lo vemos como una debilidad, y suponemos que si mostramos alguna
debilidad, se aprovecharán de nosotros. Pero realmente, la mansedumbre y la
humildad equivalen a tener fuerza bajo control, no debilidad. Cuando Dave y yo
tenemos un desacuerdo sobre una decisión que debemos tomar, no me gusta si
no se hace lo que yo pienso, y admitiré que sigo necesitando mucha ayuda de
Dios para ceder con una buena actitud. Pero también sé que si hago lo que Dios
dice porque es lo correcto, entonces Él siempre cuidará de mí, y Él hará lo
mismo con usted.
Parte de la restauración que Dios nos ofrece es tener una actitud saludable,
una que sabe cuándo resistir aquellas cosas que no están bien y cuándo ceder y
hacer lo que otra persona nos está pidiendo hacer. Estoy muy agradecida con
Dios porque ya no tengo que sentir que estoy luchando contra el mundo,
intentando conseguir lo que me corresponde legítimamente, y me emociona
tener la oportunidad de enseñarle que usted tampoco tiene que vivir así. Dios
quiere pelear sus batallas, y créame cuando digo que cuando Dios pelea a su
lado, ¡usted siempre gana!
“¡Ah, la buena vida!”. Cuando oímos esa frase quizá pensamos en tumbarnos en
una playa día tras día, o poder comprar el nuevo automóvil que hemos admirado,
o poseer un yate y pescar en cubierta. Pero ese tipo de vida está demostrado que
no es la mejor porque muchas personas que tienen ese estilo de vida admiten
sentirse infelices, solos y desgraciados. Oí que Jay Gould, un millonario
estadounidense, tenía mucho dinero, pero cuando se estaba muriendo dijo: “Creo
que soy el hombre más desgraciado de la tierra”.
No hay nada de malo en tener estas cosas, pero no son la vida; son cosas.
Dios nos ofrece verdadera vida a través de Jesucristo: una vida genuina, la mejor
vida que cualquiera podría vivir. Nos ofrece una vida en la que estamos bien con
Dios, una vida de paz y gozo (ver Romanos 14:17). Jesús dijo que Él vino para
que tuviésemos vida en abundancia, hasta el máximo, hasta que rebosemos (ver
Juan 10:10).
El mejor tipo de vida solo se encuentra en Dios porque Él es vida, y la vida
que nosotros llamamos nuestra es un regalo suyo. ¡Él es el dador de vida!
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras,
las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Las palabras de Dios son vida para nosotras y traen sanidad a cada área de
nuestro ser, incluyendo nuestra vida interior (alma). Todo nuestro ser es sanado
mediante el poder vivificante de la Palabra de Dios. Su Palabra hará cosas
asombrosas en nuestra vida si lo creemos. La Palabra de Dios renueva nuestra
mente y nos enseña una manera totalmente nueva de pensar en Dios, la vida,
nosotras mismas y otras personas.
Como muchas personas, yo antes pensaba que sabía mucho, pero la mayor
parte de lo que había aprendido antes de estudiar la Palabra de Dios era erróneo.
Sabía lo que el mundo me había enseñado, y sabía lo que sentía, pero no sabía
nada de la nueva manera de vivir que Dios quería enseñarme. La Palabra de Dios
es una luz para su camino (ver Salmos 119:105). Estúdiela y haga lo que dice
que haga, y será sanada y restablecida.
La Palabra de Dios es medicina para nuestras almas heridas. Quizá se
pregunte: “¿Cómo es posible que estudiar un libro se convierta en medicina para
las heridas emocionales de mi pasado?”. Permítame explicárselo usando un
ejemplo. Si usted va a la farmacia con una receta, se lleva un medicamento a
casa y se lo toma. Dentro de las pastillas hay medicina que promete sanar su
infección, aliviar su dolor o sanar lo que le esté aquejando. Usted se toma la
medicina diligentemente, y si sigue teniendo problemas, la sigue tomando
durante más tiempo. La Palabra de Dios también está llena de poder sanador y
vivificante. Puede parecer un libro con palabras y páginas, pero cuando la toma
diligentemente y la cree, verdaderamente tiene un poder sanador asombroso.
La Palabra de Dios está llena de promesas para quienes actúan según lo que
Él dice que hagamos, y estas promesas son para todo aquel que cree y pone su
confianza en Él.
Si estudiar la Biblia le parece desmoralizante, o si quizá cree que nunca podrá
entenderla, le sugiero que se una a un grupo de personas que estén en el mismo
camino que usted y la estudien juntos. Busque una iglesia que tenga una buena
reputación en la enseñanza bíblica, con un líder que tenga experiencia en las
áreas en las que usted necesita ayuda.
Otra forma en la que podría recibir ayuda es mediante una terapia de grupo,
algo que ha ayudado a muchas personas, y le da una oportunidad de estar con
personas que pueden verdaderamente sentir empatía con lo que usted está
pasando. Si no puede encontrar un grupo así, le puedo asegurar que el Espíritu
Santo la guiará a Él mismo, como individuo, como hizo conmigo. Yo me
recuperé leyendo varios libros con base bíblica sobre las áreas en las que
necesitaba ayuda, así como estudiando la Biblia, recibiendo una buena
enseñanza en mi iglesia, y orando y teniendo comunión con Dios.
Si necesita sanidad para su alma y no sabe dónde ir a conseguir ayuda, le
sugiero que le pida a Dios que la guíe por el camino de sanidad que Él ha
preparado para usted. Él la guiará así como lo hizo conmigo, y con millones de
personas más. Al seguir su guía, experimentará la misma sanidad y plenitud que
tenemos.
La meta de cada persona herida es ser sanada, y se pueden tomar varios
caminos. Es muy importante que escoja un camino que esté basado en la Palabra
y las promesas de Dios; de lo contrario, podría terminar aún más frustrada por
dedicar tiempo, esfuerzo y quizá mucho dinero a algo que nunca producirá
buenos resultados. Conozco a personas que han pagado cientos de miles de
dólares en programas de tratamientos que prometían sanidad y liberación, y sin
embargo nunca mejoraron hasta que aceptaron a Jesús en sus vidas y
comenzaron a depender de Él y a seguir sus caminos.
Lo importante es que usted tome la decisión de conseguir la ayuda que
necesita, especialmente si es alguien que está viviendo con heridas y moratones
en su alma producidos por situaciones pasadas o presentes que necesitan ser
sanadas. Le espera una vida maravillosa, llena de paz y gozo, esperanza y
entusiasmo. ¡Es una vida que no se debe perder!
CAPÍTULO 3
Dios quiere a los heridos
Una vida sin heridas no se parece a la del Rabí.
—Brennan Manning
Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y
escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También
escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo
que es. (1 Corintios 1:27-28)
Es fácil hablar de algo, pero solo la experiencia hace que lo que decimos valga
la pena ser escuchado.
Recuerdo a una psicóloga que me dijo que ella se sentaba con sus pacientes y
hablaba y hablaba mientras se daba cuenta de que realmente no les estaba
ayudando, y a veces incluso sentía que no sabía de lo que estaba hablando. Tras
leer mi libro original sobre sanidad interior, Belleza en lugar de cenizas, y mi
primer libro sobre la mente, El campo de batalla de la mente, me dijo que
escuchaba a las personas que acudían a ella, las dejaba hablar sobre su dolor, y
cuando llegaba el momento de ofrecer un consejo les recomendaba estos dos
libros. Ella había estudiado psicología, pero yo tenía la experiencia; por lo tanto,
su educación y mi experiencia trabajaron de la mano para ayudar a sus pacientes.
No estoy sugiriendo que todos los psicólogos y psiquiatras tengan que tener
experiencia en todo lo que sus pacientes han vivido, pero creo que aprovecharían
mejor su educación académica si han tenido que aplicar a sus propias vidas los
principios que están enseñando.
Tendemos a menospreciar las cosas dolorosas que nos han acontecido en la
vida, pero Dios puede usarlas para ayudar a otros si se lo permitimos. No creo ni
por un instante que Dios planificara mis abusos para poder darme algo de
experiencia, pero sí creo que Él ha usado mi experiencia para ayudar a otras
personas, y hará lo mismo con su experiencia en la vida.
Dios usa a todo aquel que está dispuesto a ser usado por Él, pero hay algunas
posiciones en la obra del reino que solo los experimentados pueden ocupar. Si
alguien está herido, es muy frustrante e inútil intentar hablarle de ello si puede
ver claramente que esa persona no tiene ni la menor idea de lo que está viviendo.
Cuando estamos heridas necesitamos empatía, y la mejor persona para darnos
eso es alguien que haya estado donde nosotras estamos.
Estos dos versículos me dicen mucho no solo acerca de Jesús sino también de
mi propia vida. Jesús necesitaba la experiencia para ser nuestro Sumo Sacerdote
a fin de poder decir verdaderamente que entendía nuestro dolor. Mi experiencia
con el poder sanador de Jesús me permitió poder decir osadamente a otras
personas que Jesús sanaría su alma herida así como sanó la mía.
Jesús sufrió. Él obtuvo experiencia, y eso lo equipó para lo que su Padre
quería que hiciera. Pablo escribió que nosotros tenemos un sumo sacerdote que
es capaz de “entender y empatizar y tener un sentimiento compartido de nuestras
debilidades”, porque ha pasado por las cosas que nosotras estamos
experimentando ahora (ver Hebreos 4:15). Me maravilla cada vez que leo y
medito en estos versículos, y me dan esperanza para saber que lo que he vivido
será usado para ayudar a otras personas.
Dios es bueno y, por lo tanto, puede tomar lo que Satanás quiso que fuera
para mal y sacar algo bueno de ello para nosotras y para otras personas que
necesiten ayuda. Somos soldados en el poderoso ejército de Dios, pero en lugar
de poner a sus soldados heridos en un hospital, Él los asciende hasta posiciones
de mayor poder e influencia.
Cuando Moisés llegó a un punto en su vida en el que necesitó ayuda, Dios le
dijo que buscara hombres sabios, entendidos, experimentados y respetados, y
que los ascendiera (Deuteronomio 1:13). Le insto en este momento a ofrecer su
experiencia a Dios para que Él la use, si es que nunca lo ha hecho. Recuerdo
claramente decirle a Dios: “Soy un desastre, pero soy tuya si puedes usarme”, y
Él lo hizo. Cualquier cosa que le entreguemos a Dios nunca será desperdiciada.
Él toma los pedazos rotos de nuestras vidas y hace cosas hermosas. Él nos da
belleza en lugar de cenizas. Elisabeth Elliot dijo: “De una cosa estoy segura, y es
que la historia de Dios nunca termina en cenizas”.15
Si lee este pasaje con atención, verá que Dios promete tomarle y convertirle
en una herramienta valiosa que pueda ser usada para ayudar a quienes estén
buscando ayuda. Me encanta la idea de ser una trilladora nueva y afilada que se
pueda usar para hacer polvo las montañas de tal manera que el viento pueda
soplarlas y llevárselas. Multitudes de personas tienen montañas amenazantes
delante de ellas que les hacen sentir que nunca podrán superar, pero usted puede
usar su experiencia para ayudarles.
Experiencias santificadas
El salmista David habló sobre experiencias santificadas que tuvo (vividas como
debía hacerlo; ver Salmos 119:7, NTV). La palabra santificado significa
apartado para los usos de Dios, consagrado o declarado santo. Las cosas
dolorosas e injustas que nos suceden en la vida no vienen de Dios, pero Él puede
santificarlas para su propio uso. Me encanta esta idea. Satanás es nuestro
verdadero enemigo, y en realidad él está detrás de todo nuestro dolor y
sufrimiento, pero al permitir que Dios santifique esos dolores y los use para
ayudar a otros, habremos encontrado el secreto para vencer el mal con el bien
(ver Romanos 12:21).
Si no le gusta lo que el diablo ha hecho en su vida o la destrucción que ha
causado, entonces no se ponga en sus manos guardando rencor, ira y llenándose
de autocompasión. En cambio, deje que Dios santifique su dolor, y verá el
cumplimiento del versículo que dice que aunque el enemigo venga contra usted
por un camino, huirá delante de usted por siete caminos (ver Deuteronomio
28:7). No tiene que pasar su vida huyendo del dolor de su pasado; puede hacer
que el diablo (su verdadero enemigo) huya.
Hay muchas cosas distintas que les ocurren a las mujeres y que hieren su
alma, pero ninguna de ellas tiene por qué malgastarse. Esta es una breve lista de
algunas de las cosas que nos hieren:
• Acoso
• Un esposo infiel
• Enfermedad larga
• Divorcio
• Rechazo
• Prejuicio
Cualquiera de estas violaciones puede ser redimida por Dios y usada para su
gloria. No hay nada que la haya herido que la pueda marcar de por vida. No hay
nada de lo que no se pueda recuperar, y nada que Dios no pueda sanar.
Una de las cosas que las mujeres quieren es sentirse seguras, y yo quiero que
sepa que usted está segura con Dios.
Usted ha sido apartada (santificada) para uso de Dios, y eso incluye cualquier
cosa que haya sufrido que fuera dolorosa o dañina. Le insto a soltar todo su dolor
y heridas del pasado a los pies del Espíritu Santo y pedirle que comience su
proyecto de restauración en su vida. No malgaste su dolor; deje que Dios lo use
para su bien.
CAPÍTULO 4
¿Qué es un alma saludable?
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación.
—Salmos 62:1
Responsabilidad
Todas tenemos muchas responsabilidades y no podemos ignorarlo. Las mujeres
se ocupan de muchas cosas, incluso aunque tengan buenos esposos, pero para
una mamá soltera esa responsabilidad se multiplica. Una mujer dice que se va a
la cama y termina haciendo diez cosas pequeñas mientras va de camino, pero un
hombre dice que se va a la cama y lo hace. Una de mis hijas tiene cuatro hijos
adolescentes. Yo tuve tres adolescentes y un bebé hace treinta y siete años
cuando estaba comenzando en el ministerio, así que sé lo desafiante que puede
ser. Pero la vida no era tan complicada como lo es hoy.
Yo veo a mi hija ir de una situación a otra y a otra, y parece que es algo que
ocurre todos los días. Su esposo se fue a pescar, y ella pensó que tendría unos
días en su casa que serían algo más calmados. Planificó algo de tiempo para ella,
y estaba emocionada. El primer día que pensó que finalmente estaba sola,
llamaron de la escuela; una de sus hijas estaba enferma y tenía que ir a recogerla.
Después su hijo que está en la universidad llegó a casa por la tarde y quería
llevar a su novia. Su tiempo a solas nunca llegó. La vida siguió su curso.
Tenemos responsabilidades. Dios nos invita a echar sobre Él nuestra
ansiedad, no a ignorar nuestras responsabilidades (ver 1 Pedro 5:7). Es
asombroso cómo las cosas son mucho más fáciles cuando las hacemos sin el
estrés que normalmente acarrea nuestra alma. Creo que nuestra energía
realmente aumenta mucho cuando estamos descansadas en nuestra alma y
tenemos paz interior. No conozco otra forma de deshacerme del estrés que
experimentamos hoy día que no sea aprender a confiar en Dios en todo tiempo,
en todas las cosas.
Si usted necesita sanidad para su alma herida, por favor créame cuando le
digo que sé por experiencia propia que la manera de Dios es la mejor manera de
hacer las cosas. He aprendido a ceder a la voluntad de Dios por muchos años y
sigo aprendiendo a soltar algunas cosas, pero cada vez que confío en Dios lo
suficiente para hacer lo que Él dice, mi vida se torna cada vez mejor. Mi alma
disfruta de más descanso.
Creer (confiar en Dios) es la única entrada al descanso de Dios. Mientras más
confiamos en Dios, más fácil se vuelve la vida porque descubrimos que lo que le
entregamos a Él, Dios se ocupa de ello. Puede que no lo haga cuando nosotras
queremos o como nosotras lo hubiéramos hecho, pero Él se ocupa y siempre se
ocupará de nosotras porque nos ama incondicionalmente.
Tome la decisión ahora mismo de creer a Dios más de lo que cree en cómo se
siente, qué quiere o qué piensa. Sus promesas son mayores y más dignas de
nuestra confianza que cualquier otra cosa. Todo lo demás son arenas movedizas,
pero su Palabra es eterna y permanece para siempre.
Tome la decisión ahora mismo de creer a Dios más de lo que cree en cómo se
siente, qué quiere o qué piensa.
Todas estamos edificando una vida, y los cimientos sobre los que la
construimos son más importantes que los cimientos sobre los que construimos
nuestra casa. ¿Sobre cuáles fundamentos está edificando su vida? ¿Son la
opinión popular, o lo que usted piensa y siente, o lo que la gente dice? Si es
cualquiera de estas cosas, está edificando sobre un terreno inestable. Jesús contó
una parábola para que entendiéramos este punto.
Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como
un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las
lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa;
con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.
Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un
hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias,
crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se
derrumbó, y grande fue su ruina. (Mateo 7:24-27)
Estos versículos dicen que la lluvia y los ríos llegan de igual forma, ya sea
que construyamos sobre la roca de Jesús o sobre la arena. Nadie puede evitar las
dificultades y tribulaciones de la vida, pero las personas que han construido su
vida sobre los cimientos adecuados (Jesús) superarán las tormentas y seguirán
estando de pie.
Cambie su mente
Si quiere un cambio en su vida, tendrá que cambiar su mente. Nuestros
pensamientos tienen un efecto asombroso sobre nosotros. El apóstol Pablo
enseña que Dios tiene un plan maravilloso para nuestra vida, pero para verlo
suceder, debemos haber renovado por completo nuestra mente.
CAPÍTULO 5
¡Ayúdenme! No me entiendo a mí
misma
Lo más difícil en la vida es conocerse.
—Tales
Aún hoy quizá tenga una reacción extraña a algo, y si me detengo y le pido a
Dios que me muestre por qué dije lo que dije o me comporté de esa manera, a
menudo Él me muestra que la fuente era el temor. Pero puedo reaccionar de otra
forma ahora a como lo hacía al principio de mi jornada hacia la sanidad de mi
alma. Ahora sé que incluso cuando tengo miedo, puedo poner mi confianza en
Dios. No tenemos que ser miedosas solamente porque sintamos el miedo.
El temor es uno de los principales tormentos que el diablo usa contra las
personas. Su deseo es controlarnos con él e impedirnos ser la persona que Dios
quiere que seamos. El rey David dijo que cuando tenía miedo, ponía su
confianza en Dios (ver Salmos 56:3). Era un hombre que tenía una relación
maravillosa con Dios, y era un rey con gran poder y autoridad, y sin embargo a
veces experimentaba temor. El temor se presenta a sí mismo a todo el mundo,
pero no tenemos que dejar que nos controle.
Algunas de mis reacciones insanas estaban arraigadas en la inseguridad, en
sentir que no encajaba o que algo estaba mal en mí, y en el temor a ser
rechazada. El temor de que se aprovecharan de mí era enorme en mi vida, y eso
hacía que no dejara que las personas se me acercaran o, si lo hacía, intentaba
mantener el control en cada situación.
Le recomiendo que cuando tenga una reacción mala o inusual con una
persona o situación, en vez de pasarla rápidamente, se tome el tiempo de meditar
en ello y pídale a Dios que la ayude a entender por qué se comportó como lo
hizo. Hacer esto me ha ayudado mucho a llegar a la raíz de problemas en mi
vida.
Discernimiento
En el contexto cristiano, el discernimiento es percepción con vistas a la dirección
y el entendimiento espiritual.16 Una definición más práctica sería ver cómo son
las cosas verdaderamente y no como parecen ser. Creo que tenemos que
entendernos a nosotras mismas, y eso requiere tomar el tiempo para ver el
motivo que hay detrás de nuestras conductas en vez de ver solamente la
conducta en sí.
Recientemente tuve una mala actitud en una situación. Ni siquiera fue una
actitud que se vio, pero en mi corazón sabía que mi actitud no era la que Dios
aprobaría, así que me detuve y le pedí a Dios que me mostrara por qué me había
sentido así. En cuestión de momentos, oí la palabra celos en mi corazón. Al
principio no quería creer que tenía celos de alguien, pero vi que era cierto y le
pedí a Dios que me ayudara a crecer para no tener ese tipo de actitud. No me
sentí condenada por lo que vi, pero realmente me alivió verlo. Recuerde que no
siempre puede hacer nada con respecto a algo si no lo ve. No tenga miedo de
caminar en la luz con Dios y deje que Él le revele la verdad.
Aprenda todo lo que pueda sobre usted misma y eso le ayudará a ser más quien
verdaderamente es.
No tiene que esperar a una crisis en su vida para comenzar su jornada de
sanidad y bienestar. Cuanto antes comience, más feliz será.
Recientemente hablé con una consejera profesional para prepararme para
escribir este libro y le pregunté cómo hace ella para ayudar a personas con el
alma herida. Me dijo que lo primero que le enseñaron a hacer es darles un test de
personalidad. Fue interesante para mí saber que aunque yo no obtuve consejería
profesional, el Espíritu Santo me guió a lo mismo que me habría dado una
consejera.
Encontrar su camino
Hay muchos caminos distintos que nos llevan al mismo destino cuando se trata
de sanar nuestra alma. No todos tenemos que tomar el mismo camino para
encontrar la sanidad que necesitamos. Como somos individuos, Dios nos guiará
individualmente, pero quiero hacer algunas sugerencias que pueden ayudarle.
Algunas de ellas son negociables y otras no son negociables.
Lo primero que ayudará a traer sanidad a nuestra vida es una relación
personal con Dios y un estudio diligente de su Palabra durante toda la vida. Esto
es un no negociable. En mi opinión, cualquiera que busque una alma saludable
solo podrá encontrarla en la Palabra de Dios y con su ayuda.
Yo recomiendo leer lo más frecuentemente que pueda. Lea libros que estén
basados en principios bíblicos y libros escritos por psiquiatras y psicólogos
cristianos. Prefiero autores cristianos porque, por lo general, presentan su
material desde una perspectiva piadosa. Sin duda, hay otros autores de los que se
puede aprender mucho, pero es sabio tener cuidado con lo que introducimos en
nuestra alma. Solo porque algo esté escrito en un libro no significa que sea
cierto. Yo he leído muchos libros sobre sanidad emocional, y mucho de lo que
he aprendido ha sido extremadamente útil para mí, pero alguna vez he leído algo
que simplemente no estaba en consonancia con la Palabra de Dios.
Afortunadamente supe que no tenía que seguir ese consejo.
Puede que necesite o decida recibir consejería de una profesional o líder
espiritual a quien usted respete. En ambos casos creo que lo mejor es conseguir
una buena recomendación de alguien antes de comenzar. La terapia es útil para
muchas personas porque les da la oportunidad de hablar sobre sus sentimientos y
comenzar a entender dónde están arraigados esos sentimientos. Pero si no quiere
hacer eso o no encuentra a la persona correcta, no es necesario pensar que se lo
perderá. Dios le dará lo que necesite y la llevará a las cosas que le ayudarán, así
como lo hizo conmigo.
Las personas reciben la ayuda de formas distintas. Una de las mujeres con las
que hablé mientras me preparaba para este libro es una mujer cuyo esposo era
adicto a la pornografía. Aunque es cristiano, entró en contacto con la pornografía
cuando era pequeño y nunca pudo liberarse de ello. Esto fue, por supuesto,
devastador para mi amiga, y cuando le pregunté qué era lo que sentía que le
ayudaba más, ella respondió: “La empatía”. Me dijo que saber que Jesús
verdaderamente entendía lo que estaba sufriendo era una gran fuente de consuelo
para ella. También conocía a otra mujer que había experimentado lo mismo en
su matrimonio, y hablar con ella, sabiendo que la mujer tenía una verdadera
empatía por ella, la consolaba.
También hablé con una mujer cuyo esposo padecía TEPT (trastorno de estrés
postraumático) tras haber combatido en Afganistán y sufrir un daño cerebral
como resultado de un bombardeo. Ella decía que habían pasado por grandes
dificultades en su matrimonio hasta que conocieron a una pareja que había
experimentado cosas similares y había encontrado formas de solucionar sus
problemas. Dijo que la pareja fue un regalo asombroso de Dios porque ellos
entendían lo que estaban pasando y realmente les ayudaron a entenderlo mejor.
Muchas personas pueden intentar entender nuestro dolor, pero ninguna lo
entiende mejor que alguien que haya experimentado lo que nosotros estamos
sufriendo. Yo puedo empatizar mucho con alguien que haya experimentado
abuso sexual, que haya tenido cáncer, que se haya divorciado por infidelidad o
que haya experimentado muchas otras cosas, pero como yo nunca he tenido una
adicción a sustancias, no sé muy bien lo que sufre una persona que esté lidiando
con ello.
Hable con alguien. No tiene que ser con una consejera, y simplemente hablar
del pasado con alguien en quien confíe le robará el poder que tiene sobre usted.
Tristemente, a menudo mantenemos nuestro dolor en secreto, e infecta nuestra
alma hasta que nos volvemos completamente disfuncionales.
Ser disfuncional no significa que no podamos funcionar en el mundo en que
vivimos, pero sí significa que no funcionamos adecuadamente. Yo mantuve en
secreto el abuso sexual de mi infancia y fue una de las cosas que me mantenía
atada. Nunca se lo conté a nadie, salvo a mi madre, hasta que me casé con Dave
cuando tenía veintitrés años. El temor a que alguien supiera lo que me habían
hecho gobernaba mis pensamientos y acciones y me hacía comportar de maneras
disfuncionales. Aunque cuando tenía nueve años le había contado a mi madre lo
que me estaba haciendo mi padre, ella decidió no creerme, así que pensé que
nadie más me creería.
Quizá pensamos que las personas nos rechazarán, nos culparán o nos
juzgarán duramente si conocen nuestro pasado, pero si lo hacen, entonces ellos
tienen un problema peor que el nuestro. Si tuvo una experiencia decepcionante,
no deje que esa decepción la mantenga atada a secretos que la están enfermando.
Encuentre a alguien con quien hablar. Por supuesto, Jesús siempre está
disponible, y le entiende completamente y tiene compasión de usted.
También quiero animarla a ser paciente. Algunos de nuestros problemas
dejan un complicado caos en nuestra alma que exige un tiempo para
desenredarlo. La sanidad, por lo general, llega en varios grados, poco a poco. Al
menos así ha ocurrido conmigo. Dios raras veces tiene prisa, porque está más
interesado en hacer bien lo que tiene que hacer que en hacerlo rápido. Tener una
relación con Él será muy frustrante si somos muy impacientes, porque sus
promesas se reciben mediante la fe y la paciencia.
¡No se rinda nunca! No se canse de hacer lo correcto y recogerá una cosecha
a su debido tiempo (ver Gálatas 6:9).
Sea una persona de acción, estando siempre lista para hacer rápidamente lo
que Dios le muestre que haga. Saber qué hacer pero no hacerlo no le ayudará.
Puede tener una receta médica rellena, pero si nunca se toma la medicina, no le
ayudará.
Sea una aprendiz de por vida, especialmente de usted misma. ¡Hay una
persona maravillosa dentro de usted esperando salir!
CAPÍTULO 6
Usted es la amada de Dios
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos
de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es.
—1 Juan 3:2, RVR60
En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El
que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor. (1
Juan 4:18)
El primer libro que escribí tenía solo unas cuantas páginas. El título era Diles
que les amo. El libro se ha traducido aproximadamente a cien idiomas, y Dios
continúa usándolo hoy. Es una versión muy sencilla de lo que estoy
compartiendo con usted en este capítulo. Desde entonces he escrito muchos
libros, y creo que todos incluyen alguna enseñanza sobre lo mucho que Dios nos
ama. No es porque no pueda encontrar algo nuevo que decir, sino porque nada
más nos dejará satisfechas a menos que aprendamos a recibir el amor
incondicional de Dios y entendamos que somos las amadas de Dios.
Aprender a recibir
Quizá piense: Pero ¿por qué iba a amarme Dios? Él la ama porque así lo decide.
Porque quiere. Dios nos ama para satisfacer su propio deseo intenso. Dios es
Amor, y el amor tiene que mostrarse; debe encontrar alguien sobre quien
volcarse. No puede permanecer dormido porque es una fuerza viva. Dios envió a
su Hijo para morir por nosotros y pagar por nuestros pecados, y para satisfacer
ese grande y maravilloso amor que tiene por nosotros (ver Efesios 2:4-5). Ni
usted ni yo podremos jamás encontrar ninguna razón viable por la que Dios nos
ama, pero la verdad es que lo hace, y depende de nosotras recibir su amor por fe
o seguir llevando vidas vacías, insatisfechas y quebrantadas. Recibir significa ser
como un receptáculo y recibir lo que se nos ofrece. ¿Puede usted hacer eso hoy?
¿Abrirá su alma herida y simplemente respirará el amor de Dios que está siendo
derramado sobre usted en este instante? Usted es amada, usted está siendo
amada en este preciso instante.
Nos perdemos mucho en nuestra relación con Dios porque intentamos
“conseguir” lo que Él quiere que tengamos en lugar de recibirlo simplemente por
la fe. Conseguir significa obtener algo mediante su esfuerzo. No podemos
“conseguir” que Dios nos ame porque Él ya lo hace, y Él siempre lo hará. Él
declara que la ama con un amor eterno (ver Jeremías 31:3). Es un amor que no
puede terminar. Así que, por favor, crea y reciba el amor de Dios, y en esos días
en los que cometa grandes errores o tenga grandes problemas y Satanás, el
enemigo de su alma, intente separarle del amor de Dios, abra su Biblia y lea
estos versículos:
Cualquier cosa que haya ocurrido en su vida que le haya dejado herida y
quebrantada, no tiene por qué continuar atormentándole. Dios dice en su Palabra
que su amor la ha guardado del pozo de la destrucción (ver Isaías 38:17). Jesús
fue enviado a sanar a los quebrantados del corazón, a vendar sus heridas y sanar
sus golpes (ver Isaías 61:1). ¡Deje que su amor comience a hacer la obra que ha
de hacer en su alma herida!
CAPÍTULO 7
Las personas heridas hieren a otras
No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios,
porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.
—Romanos 12:19
Mandela tuvo una salida enorme, elegante y digna de la prisión y fue algo
muy poderoso a la vista de todo el mundo. Pero mientras yo lo veía caminar
por ese camino polvoriento, me preguntaba si estaría pensando en los
últimos 27 años, si habría estado enojado continuamente. Muchos años
después, tuve la oportunidad de preguntárselo. Le dije: “Vamos, usted fue
un gran hombre, invitó a sus carceleros a su toma de posesión, puso sus
presiones en el gobierno. Pero dígame la verdad. ¿Realmente no estuvo
enojado todo el tiempo?”. Y él dijo: “Sí, estuve enojado. Y tenía un poco de
miedo. A fin de cuentas no había sido libre en mucho tiempo. Pero”, dijo él,
“cuando sentí que surgía ese enojo dentro de mí, supe que si los odiaba tras
haber salido de la celda, entonces aún me tendrían encarcelado”. Y sonrió y
dijo: “Quería ser libre, así que lo solté”.17
Bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan. (Lucas
6:28)
Las personas rotas y heridas no pueden de modo alguno recuperarse hasta que
descargan la culpa y la vergüenza que acarrean.
Todas hemos cometido errores en la vida, y todas hemos hecho cosas de las
que nos avergonzamos, pero avergonzarnos de algo que hemos hecho, o incluso
de algo que nos han hecho, es totalmente distinto a interiorizar la vergüenza y
avergonzarnos de nosotras mismas. Los sentimientos de vergüenza que mi
madre llevó por el incesto en nuestra familia fueron la razón por la que nunca lo
confrontó y expuso. Tristemente para ella lo interiorizó, e incluso a los ochenta y
nueve años, justo antes de morir, le oí decir lo que había dicho muchas veces:
“¡Sé que me culpas por lo que te hizo tu padre!”. Aunque la había perdonado
muchos años antes, ella nunca dejó de sentirse culpable. Nunca se perdonó a sí
misma.
Las cosas habrían ido mucho mejor para todos, mi padre incluido, si ella
hubiera encarado el problema de frente y lo hubiera abordado. Pero en su lugar,
hizo lo que en ese momento le pareció el camino más fácil, y terminó siendo el
camino más duro porque fue algo de lo que nunca se pudo recuperar. Huir de
nuestros problemas nunca funciona, porque de algún modo parecen ser capaces
de alcanzarnos. La manera de vencerlos es confrontarlos con la ayuda de Dios.
Mi madre terminó con una enfermedad mental que yo siempre creí que se
derivó de la vergüenza y la culpa que sintió por las decisiones que tomó. No fue
culpa suya que mi padre hiciera lo que hizo, pero fue su responsabilidad
confrontarlo. Cuando huimos de nuestras responsabilidades y no hacemos lo que
sabemos que deberíamos hacer, resulta imposible huir de los resultados. No
podrá soltar su pasado hasta que no trate con él.
Si está cargada con culpa y vergüenza, es tiempo de que adopte una posición
firme y trace una línea en la arena, por decirlo de algún modo, y se niegue a
continuar viviendo como lo ha estado haciendo. Si tiene cosas del pasado que
lamenta, arrepiéntase y reciba el perdón de Dios y continúe con su vida. Si ha
sufrido abuso de algún tipo, perdone a quienes le hirieron y continúe con su vida.
Pero no continúe sintiéndose culpable y avergonzada. Es tiempo de un nuevo
comienzo. Su pasado no tiene poder alguno sobre su momento presente a menos
que usted se lo permita.
La culpa es un enojo dirigido contra nosotras mismas. Nos enojamos con
nosotras por lo que hicimos o por algo que nos sucedió. Aunque nuestra culpa ha
sido eliminada por la gracia de Dios, aun así la sufriremos hasta que no nos
perdonemos. Cuando comenzamos una nueva vida con Cristo, todas las cosas
del pasado se terminan, y nos espera una nueva vida. Pero si le dejamos, Satanás
seguirá haciéndonos sentir culpables. Es su forma de mantenernos atadas, y la
culpa nos roba toda la energía que Dios nos ha dado para que vivamos la vida
como Él quiere que la vivamos. Un sentimiento constante de culpa nos deja
cansadas y puede enfermarnos físicamente.
Aprenda a caminar con la dignidad que Dios le ofrece como su hija preciosa.
El simple hecho de que se sepa un versículo que trate sobre estar en paz con
Dios o haya oído a alguien enseñar sobre la justicia ante Dios no significa que se
haya convertido en una realidad en su vida. A menudo le digo a la gente que
realmente no conocemos plenamente ni tenemos revelación de ninguna verdad
de Dios hasta que vemos que está funcionando en nuestra vida. Cuando usted de
verdad cree que está en paz con Dios mediante la fe en Cristo, dejará de sentirse
culpable, condenada y avergonzada.
Si sigue sufriendo bajo el azote de los sentimientos de culpa y vergüenza, aún
necesita más revelación de quién es usted en Cristo. Al margen de lo que tarde,
por favor, no se desanime y se rinda. Rendirse es exactamente lo que Satanás
quiere que haga, pero Dios quiere que prosiga hacia su verdad. Siga estudiando
sobre su posición ante Dios y confiéselo a menudo, y llegará el día en que la
realidad de ello se abrirá paso hasta su cabeza y su corazón. Cuando se
establezca firmemente en quién usted es, entonces aunque el diablo venga contra
usted, no conseguirá derrotarla.
Después de más de cuarenta años estudiando y enseñando la Palabra de Dios,
sigo confesando cada día que soy la justicia de Dios en Cristo. Hacerlo me
recuerda quién soy en Jesús, y confesar su Palabra me defiende y protege de las
mentiras de Satanás.
Aunque no esté aún donde quiere estar en su caminar con Dios, no tiene que
sentirse culpable ni avergonzada. Puede regocijarse en que ha progresado algo.
Jesús, que comenzó la buena obra en usted, la perfeccionará. Él continuará
desarrollando y perfeccionando su obra en nosotras hasta el tiempo del regreso
de Cristo (ver Filipenses 1:6). Cuando el diablo la ataque con la culpa y la
vergüenza, usted puede decir: “Quizá no esté aún donde tengo que estar, pero
gracias a Dios, tampoco estoy donde solía estar. Dios está obrando en mí en este
momento, ¡y cada día estoy progresando más!”.
El acusador
Si escucha con atención, oirá frecuentemente pensamientos de acusación que
bombardean su mente. ¿Es usted culpable de algunos errores simplemente
porque tiene un pensamiento que le está acusando de estar equivocada? ¡Claro
que no! El diablo es un mentiroso, y la mente es el campo de batalla en donde él
trata de derrotarnos. Así como él mintió y engañó a Eva en el huerto del Edén,
también miente e intenta engañarnos a nosotras. Uno de los principales objetivos
es impedir que nos amemos y valoremos. Si logra tener éxito en esto, es
probable que tenga éxito a la hora de controlar nuestra vida mediante sus
mentiras.
CAPÍTULO 9
Encuentre su verdadero yo
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
—2 Corintios 5:17, RVR1960
Nunca somos libres mientras no seamos libres para ser nosotras mismas.
El mundo nos presiona para que encajemos en cierta imagen que ellos
aprueben. Nos dicen qué vestir, cuánto pesar, cómo peinarnos, el nivel de
educación que necesitamos para ser expertas, cómo comportarnos en cada
situación, y la lista continúa. Sin que se tenga que decir siempre, somos muy
conscientes de que si no encajamos en estos moldes e imágenes, no seremos
aceptadas y, por lo tanto, seremos rechazadas. A menudo pasamos más tiempo
en relaciones intentando no ser rechazadas que estableciendo conexiones
saludables.
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, según las Escrituras
nacemos de nuevo, o somos nuevas criaturas. Es un punto en nuestra vida en el
que se nos invita a soltar todo lo viejo y a convertirnos plenamente en la
maravillosa persona que Dios originalmente planeó que fuésemos antes de
nuestra experiencia con el mundo y que el pecado nos hiriese. Nuestros pecados
han sido perdonados, y tenemos la oportunidad de recibir el amor incondicional
y la misericordia de Dios. Somos hechas de nuevo, y la vida está llena de
posibilidad. Me gusta decir que nos convertimos en nuevo barro espiritual, y al
permitir que el Espíritu Santo nos moldee, en vez de permitir que lo haga el
mundo, podemos convertirnos en nuestro verdadero yo.
Yo había pasado tanto tiempo en mi vida intentando ser alguien que no era y
negándome a mí misma en el proceso, que ya ni siquiera sabía cuáles eran mis
propios deseos. ¿Quién era yo? ¿Qué quería hacer? ¿Dónde encajaba yo en el
plan mayor de Dios?
Cuando usted encuentra su verdadero yo, encuentra un lugar en el que está
cómoda consigo misma. Opera fácilmente en el papel que escoge en la vida y da
buen fruto. Fingir ser alguien que en verdad no es usted es como llevar una ropa
que le queda excesivamente ajustada. Usted la lleva puesta, pero nunca está
cómoda. Ser una misma es como llevar su ropa más cómoda y sentarse en su
silla acolchada favorita. El único papel con el que puede estar verdaderamente
cómoda es con el que desempeña siendo usted misma.
¿Ha encontrado su punto óptimo en la vida? ¿Está cómoda siendo usted
misma? ¿Cuánto se compara con otras y quizá intenta convertirse en alguien que
no es? Hacerse estas preguntas puede que sea el comienzo de encontrar su
verdadero yo, ¡y convertirse en el yo que Dios creó para usted!
Autoaceptación
Todos anhelamos la aceptación, pero la mayor necesidad que tenemos es aceptar
nuestro yo único. He descubierto que mientras más he aprendido a aceptarme a
mí misma, más me aceptan también otras personas. Cuando nos rechazamos a
nosotras mismas y perdemos nuestro tiempo intentando ser alguien que no
somos, otras personas también nos rechazan. La Biblia dice que conseguimos lo
que creemos (ver Mateo 8:13) y que nuestros pensamientos se pueden convertir
en nuestra realidad (ver Proverbios 23:7).
Nos comportamos según lo que creemos, y nuestra conducta afecta cómo
otras personas se sienten con nosotras. Si actuamos con confianza, eso hace que
otras personas pongan su confianza en nosotras también. Pero si no actuamos
con confianza, hace que otros no tengan confianza en nosotros. Como
empleadora he experimentado a ambos tipos de personas.
Una vez tuve una ayudante ejecutiva que era una mujer encantadora, pero le
faltaba confianza en sí misma. Finalmente no pude mantenerla en la posición
que tenía debido a que su falta de confianza le impedía hacer el trabajo que yo
necesitaba que hiciera. Ella tenía la habilidad, pero le faltaba la confianza para
hacerlo.
Si quiere que la gente tenga confianza en usted, primero debe tener confianza
en usted misma. Theodore Roosevelt dijo: “Crea que puede y ya estará a mitad
de camino”.19
Como hija de Dios, usted puede tener seguridad en Cristo, sabiendo que Él
siempre está con usted y listo para ayudarle con cualquier cosa que necesite
hacer en la vida.
Autorrechazo
Antes de que pueda aceptarse a sí misma, debe dejar de rechazarse a sí misma.
Henri Nouwen, ministro y autor muy reconocido, ciertamente luchó para intentar
encontrar su verdadero yo, y dijo: “Con los años, he llegado a darme cuenta de
que la mayor trampa en la vida no es el éxito, la popularidad o el poder, sino el
autorrechazo”.20 Él también dijo: “El autorrechazo es el mayor enemigo de la
vida espiritual porque contradice la voz sagrada que nos llama Amados”.21
Nuestro verdadero yo es alguien amado por Dios. Cualquier otra identidad es
falsa. Si sabemos que somos las amadas de Dios, esto nos da confianza para
alcanzar nuestro verdadero destino, sea este cual sea. Puede ser coser y tener un
huerto, o puede ser viajar por el mundo predicando el evangelio. Pero sea cual
sea nuestro verdadero destino, no es tan importante como que estemos cómodas
con él. Para encontrar sanidad para nuestra alma, es importante permitir que la
Palabra de Dios nos defina en vez de permitir que el mundo nos defina. Cuando
nuestro tiempo en este mundo se acabe, la única opinión que importará será la de
Dios, así que no pierda su vida preocupándose en exceso por lo que otras
personas piensan de usted.
El mundo pone etiquetas a la gente: herida, abusada, traicionada, divorciada,
rebelde, víctima, dañada, etc. Y demasiadas veces, nosotras permitimos que las
etiquetas del mundo se conviertan en nuestra identidad y empiecen a definirnos.
Quizá nos creemos lo que otros han dicho de nosotras porque no sabemos o se
nos ha olvidado lo que Dios dice de nosotras.
Estos son unos cuantos versículos que nos dan una idea de cómo nos ve Dios:
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que
pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que
los llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2:9)
Quizá usted es parte de una raza que ha sido rechazada, pero ahora Dios dice
que usted es una raza escogida, que es especial, y que Él va a usarle para mostrar
sus obras maravillosas y sus perfecciones.
Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, pues
ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios.
(Colosenses 3:2-3)
¿Lo ve? ¡Su nueva vida verdadera está escondida con Cristo en Dios! Usted
tiene una vida real, un yo verdadero, pero solo se puede encontrar en Cristo. El
nacimiento de ese yo verdadero ocurre cuando usted se convierte en hija de Dios
mediante el nuevo nacimiento (recibiendo a Jesús como su Salvador).
Ahora, póngase la nueva persona que Dios la está llamando ser. Láncese por
la fe en Él y sacúdase todas las viejas etiquetas. Llámese amada de Dios, segura,
aceptada y fuerte en Él.
Pérdida de identidad
Satanás trabaja mucho para asegurarse de que no conozcamos nunca nuestra
identidad como hijas amadas de Dios, o que en algún momento de nuestra
jornada en la vida perdamos la sensación de esa verdad. Es equivalente a tener
amnesia. Dave y yo de vez en cuando hablamos sobre lo que debe ser que una
persona tenga amnesia. Imagínese despertarse en un hospital, que le digan que
tuvo un accidente, y cuando le pregunten su nombre, no tenga ni idea de cómo se
llama.
En El caso Bourne, Matt Damon interpreta a Jason Bourne, un operativo de
las fuerzas especiales que ha sufrido amnesia y que está intentando descubrir
quién es realmente. Lo esencial de su viaje no es muy diferente al nuestro.
En las montañas de Suiza, Jason hace autostop para llegar a París con una
joven llamada Marie. Él está huyendo de la policía, pero ni siquiera está seguro
de por qué huye. Intenta no hablar de su situación hasta que la frustración lo
supera. Finalmente, como respuesta a una sencilla pregunta que ella le hace, se
gira hacia ella y le dice desesperadamente: “No sé quién soy, ni a dónde voy”.
Jason Bourne tenía todas las habilidades necesarias para no tener miedo de
nadie ni de nada, pero como no sabía quién era, operaba con temor y
desesperación. ¿Le describe eso a usted o a alguna persona que usted conoce?
Ciertamente sería una buena descripción de mí en una etapa de mi vida. Tenía
amnesia espiritual: no sabía quién era en Dios. No sabía que era su amada.
Muchas de nosotras estamos huyendo de algo, hacia algún lugar, pero es
imposible saber a dónde vamos si no sabemos quiénes somos. Las huellas de
Dios están en nuestra vida, y cuando lo buscamos a Él, las piezas comienzan a
encajar en su lugar. Finalmente descubrimos que nuestro verdadero yo, nuestra
verdadera identidad, se encuentra solo en Cristo, y solamente entonces
descubrimos hacia dónde vamos con nuestra vida.
Una vez oí una historia sobre un predicador famoso que fue a una residencia
de ancianos a visitar a pacientes de Alzheimer. Iba por los pasillos saludando a
personas que se alegraban mucho de verle. Se acercó a una señora y le preguntó:
“¿Sabe usted quién soy?”. Ella dijo: “No, pero si acude al mostrador de
información, se lo pueden decir”.
¿Es esta su historia? ¿Ha estado preguntando a otros quién es usted durante
tanto tiempo que ha perdido de vista su verdadero yo? ¿Se siente como si tuviera
amnesia y que está intentando desesperadamente descubrir quién es? Si algo de
esto la describe, sé exactamente cómo se siente. Recuerdo una época de mi vida
en la que intentaba ser tantas personas distintas que verdaderamente se me
olvidó lo que disfrutaba, lo que quería hacer, y lo que sentía que debía hacer. Lo
único que sabía era que no era feliz. En mi esfuerzo por agradar a la gente para
conseguir su aceptación, había perdido de vista quién era yo.
Para concluir este capítulo, permítame recordarle que usted es una nueva
criatura en Cristo, y es su amada, única, valorada, querida y deseada por Dios
mismo. Incluso cuando usted era pecadora, Él la amó lo suficiente como para
morir en su lugar, llevando todo el castigo de sus pecados. Y si usted hubiera
sido la única persona en la tierra, lo habría hecho solo por usted. La próxima vez
que se encuentre con alguien y le pregunte cuál es su ocupación (como suelen
hacer las personas), puede decirle cuál es su trabajo, pero nunca olvide que usted
es mucho más de lo que hace, ¡usted es la amada de Dios!
CAPÍTULO 10
Prohibido estacionarse ni un
momento
Pero el Señor le dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? ¡Ordena a los israelitas
que se pongan en marcha!
—Éxodo 14:15
Tener éxito en algo no es un logro puntual, sino más bien un estado continuo de
ser.
Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese
mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza.
(Hebreos 6:11)
La señora en la camioneta
Poco después de que Dios me diera la idea de animar a la gente a no estacionar
en su momento de dolor, vi una película titulada The Lady in the Van (La señora
en la camioneta), la cual me impactó mucho. La película está basada en una
historia real sobre la Sra. Shepherd, una mujer vagabunda que vivió en una
camioneta amarilla estacionada en la acera de Alan Bennett en Londres durante
quince años. ¿Por qué? Porque había sido herida en su juventud, estaba afligida
y se había desilusionado con la vida. Se sentía un fracaso, y experimentó una
gran culpa durante su vida por matar accidentalmente a un hombre mientras
conducía su camioneta. Todas esas cosas la hicieron rendirse en la vida.
Estacionó su camioneta y no se movió hasta que murió.
La Sra. Shepherd fue en su tiempo una concertista de piano habilidosa y
solicitada. Sentía que quería servir a Dios con su vida, y la única manera que
conocía de hacerlo era entrar en un convento y hacerse monja. El convento tenía
un piano, y a ella le gustaba y se realizaba tocándolo por las noches. Sin
embargo, a la madre superiora por alguna razón no le gustaba la Sra. Shepherd, o
quizá estaba celosa de su talento, y le dijo que le gustaba demasiado tocar y que
Dios le estaba pidiendo que sacrificara el piano para demostrar su amor por Él.
Ella obedeció, pero se le partió el corazón. Estaba herida en su alma, y las
heridas la hicieron retirarse de otras personas, así como demostrar otras
conductas particulares. Finalmente tuvo que dejar el convento y lo hizo
sintiéndose rechazada, abandonada y sola.
El dolor de estos eventos hizo mella en su salud mental y emocional hasta
que finalmente la llevaron a una institución para enfermos mentales. Tras ser
liberada de allí, terminó viviendo en su vieja y desgastada camioneta, la cual
pintó de color amarillo. Después de estacionarla en varios lugares y que
finalmente le pidieran que se fuera de uno de ellos, habló con Alan Bennett para
que le dejara estacionar en su acera durante un tiempo breve, pero nunca se fue
de allí. Y quince años después, murió donde se había estacionado.
En la película, cuando se fue al cielo, la primera persona a la que se encontró
fue el hombre que ella pensaba que había matado, quien inmediatamente le dijo:
“Mi muerte no fue culpa suya; yo me puse delante de usted a propósito para
acabar con mi vida”.
Estuve pensando en esta película durante días después de verla, y finalmente
la vi por segunda vez solo para recibir el impacto completo del mensaje. Para el
productor de la película, habría sido tan solo una buena historia que contar, pero
para mí fue un clásico ejemplo de lo que hacemos en nuestra vida cuando
nuestra alma está profundamente herida. Nos estacionamos en el momento de
nuestro dolor, y nos perdemos la mejor vida que hay a nuestra disposición por
medio de Jesucristo.
Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse,
sino de los que tienen fe y preservan su vida. (Hebreos 10:39)
Los nuevos comienzos y los frescos inicios nunca escasean con Dios.
CAPÍTULO 11
Usted no es un producto dañado
Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y
potestad.
—Colosenses 2:10, RVR1960
Recibí a Cristo siendo una niña de nueve años mientras visitaba a unos
familiares que me llevaron a la iglesia con ellos. Mi vida no parecía haber
cambiado mucho como resultado de haber pedido a Jesús que perdonara mis
pecados y me salvara, pero recuerdo estar tumbada en la cama una noche siendo
adolescente, pensando: ¡Algún día voy a hacer algo grande! Ahora me doy
cuenta de que era mi espíritu nacido de nuevo el que hablaba. Mi corazón había
cambiado, y aunque antes no tenía esperanza, ahora tenía esperanza en que el
abuso que estaba sufriendo algún día se terminaría.
Tenía otros pensamientos que no eran tan positivos. Recuerdo de adolescente
intentar irme de casa en cuanto terminara la secundaria y cumpliera dieciocho
años. Pensaba en mi vida y lo que podría hacer o lo que me sucedería, y recuerdo
perfectamente pensar: Siempre tendré una vida de segunda categoría porque mi
padre abusó de mí. Me veía como un producto dañado, alguien que siempre
necesitaría conformarse con lo que pudiera conseguir en la vida. De hecho,
planifiqué tener una vida de segunda categoría, y eso es triste.
Me gustaría decir que los mensajes que oía de mi espíritu nacido de nuevo
ahogaban los mensajes negativos y derrotistas que recibía, pero no era así, al
menos no lo fue durante varios años más. Esporádicamente tenía destellos de
esperanza, pero la negatividad en mi mente siempre la ahogaba. Quizá usted
también va y viene entre creer que las cosas pueden mejorar y después dudar de
que algún día lo hagan. No se desanime; Dios se encontrará con usted donde esté
y le ayudará a llegar a donde tenga que estar.
Sana y completa
Cuando nos ponemos en las manos sanadoras de Dios, puede que estemos
quebrantadas y dañadas, pero terminamos sanas y completas, sin evidencia
alguna de haber estado estropeadas. Cuando hablo de cómo solía ser yo, siento
que estoy hablando de alguien a quien en un tiempo conocí, y ahora es solo un
difuso recuerdo.
Si entendemos que estamos completas en Cristo, entonces nunca tenemos que
creer que estamos dañadas y que tenemos que conformarnos con un segundo
plato en la vida. Estar completa en Cristo significa que cualquier cosa que nos
falte, Él la compensa. Su fuerza se muestra en nuestra debilidad (ver 2 Corintios
12:9); nuestro pecado queda absorbido por su misericordia y perdón. Nuestro
pasado desaparece con la luz de la nueva vida que Él nos ofrece.
Cuando nacemos de nuevo, recibimos el Espíritu de Dios y nuestro espíritu
queda sano, completo y totalmente nuevo, pero seguimos necesitando que se
haga una obra en nuestra alma. Dios hace la obra desde dentro hacia fuera,
usando su Palabra y nuestra comunión con Él para continuar la obra que ha
comenzado. Gradualmente, eso perfecto y completo que Dios hizo por su gracia
en nuestro espíritu actúa en nuestra alma. Cuando digo que estamos completas y
sanas en Él, es un hecho verdadero. Es quienes somos en Cristo. Ha ocurrido y,
sin embargo, puede que no siempre pensemos, sintamos o nos comportemos
como si estuviéramos completas, pero lo estaremos si seguimos avanzando en fe.
Este es un ejemplo que pienso que ayudará a aclarar mi punto. Recientemente
tuve una operación de prótesis de cadera. En palabras de mi médico, la cirugía es
una salvaje. Se estiran los músculos para permitir que el equipo de cirujanos
pueda llegar a la articulación de la cadera, y cuando lo hacen, usan una sierra
para quitar la articulación del fémur de la pierna. La nueva articulación se pone
en su lugar y se fija, se cierra el corte de la cirugía, y comienza la sanidad.
Aunque fui capaz de ponerme de pie y caminar mientras me apoyaba en un
andador el mismo día, la sanidad ha sido gradual. He mejorado bastante, pero
había periodos de varios días, o incluso toda una semana, en los que sentía que
no estaba avanzando nada. Durante esos periodos, Dave me recordaba que fuera
paciente. Ahora estoy en un punto en el que realmente no tengo dolor, pero me
resiento de los músculos delanteros de la pierna. Pero cuando pase algo más de
tiempo, ni siquiera me enteraré de que sufrí una cirugía.
Usando este ejemplo, pensemos en las heridas emocionales que tenemos por
haber sido abusadas o heridas de alguna forma. Cuando nacemos de nuevo
(recibiendo a Jesús como nuestro Salvador), Él nos hace completas y sanas en
nuestro espíritu, pero quizá sigamos notando por un periodo de tiempo cosas en
nuestras emociones, patrones de pensamiento y conductas que aún no han sido
restauradas del todo. Una manera de decirlo sería: “Jesús sana nuestras heridas
pero a veces las contusiones duran un tiempo más”. Llegué a casa con una
cadera nueva, pero toda mi cadera y la zona de alrededor estaban
extremadamente amoratadas.
Cuando se trata de la sanidad del alma, es muy importante durante el proceso
no creer que no ha pasado nada en nuestra vida y volver a sentir que estamos
dañadas y que no tenemos arreglo. Cuando Jesús viene a su vida, usted es hecha
nueva por dentro, y ese cambio funciona desde dentro hacia fuera, y luego todos
pueden ver la maravillosa obra que Dios ha hecho en usted. Sea paciente.
Si tan solo
No deje que el diablo la convenza de que porque abusaron de usted o la usaron
significa que su vida nunca puede ser todo lo buena que podría haber sido si las
cosas hubieran sido distintas en su vida. No viva con la idea de: Si tan solo.
Nada de su pasado tiene que importar si usted no deja que importe. He
compartido con usted las cosas trágicas que he vivido y, sin embargo, en mi vida
hoy no hay evidencia de que en un tiempo estuve dañada. Cuando Dios hace
algo nuevo, ¡es completamente nuevo!
Incluso después de ser cristiana, perdí muchos años con pensamientos de este
tipo: Las cosas me van mejor, pero serían geniales si tan solo no hubieran
abusado de mí. No tendría algunos de los problemas que tengo ahora si tan solo
hubiera tenido una infancia normal con padres que realmente me amaran de
forma adecuada.
Asistí a una iglesia durante más de diez años y aprendí algunas cosas
valiosas, pero no me enseñaron nada sobre la sanidad emocional o sobre tratar
con el trauma que las personas experimentan después de haber recibido abuso.
Cuando empecé a leer la Palabra y buscar a Dios por mí misma, comencé a
experimentar el poder sanador de Dios, y a veces pensaba: Estaría mucho más
lejos si tan solo en mi anterior iglesia me hubieran enseñado mejor sobre esto.
Si vamos por ese camino, nunca nos quedaremos sin cosas de las que decir si
tan solo. No podemos regresar y cambiar la forma en que fueron las cosas, pero
podemos avanzar y no volver a mirar atrás. En vez de decir que las cosas serían
buenas si tan solo esto o aquello fuera diferente, diga: “Confío en que Dios tome
lo que ocurrió y haga que todo sea para mi bien y me haga ser mejor persona
gracias a ello”.
No podemos regresar y cambiar la forma en que fueron las cosas, pero podemos
avanzar y no volver a mirar atrás.
¿Lo ve? Vivía una vida de segunda categoría porque se veía a sí mismo como
un producto dañado. Tenía una imagen de sí mismo como un perro muerto.
Vaya. Eso puede enseñarnos una enorme lección si así lo permitimos. ¿Ha
estado usted viviendo una vida inferior porque ha tenido una mala autoimagen?
¿Se siente sin valor alguno, dañada… como si fuera demasiado tarde para usted?
Si es así, es tiempo de salir de Lo Debar (un lugar árido y miserable), ¡y entrar
en el castillo del Rey!
A partir de ese día, David proveyó todo lo que Mefiboset y su hijo pequeño
Micaías necesitaban, y la Biblia dice que él comía continuamente de la mesa del
rey aunque era tullido de ambos pies (ver 2 Samuel 9:13). Me encanta esa parte.
Me ayuda a entender que aunque estemos cojas (con debilidades), aun así
podemos comer de la mesa de nuestro rey Jesús.
¿Ha estado usted gateando por debajo de la mesa, conformándose con las
migas que caían al piso? ¿Se ha conformado con menos de lo mejor de Dios?
Imagínese cómo se sentiría si preparase una maravillosa comida y llamase a sus
hijos a comer, y todos se metieran debajo de la mesa y comenzaran a decirle lo
indignos que son y que no merecen en absoluto sentarse en la mesa. Así es como
Dios se siente cuando rehusamos recibir sus bendiciones porque creemos que
estamos dañadas y, por lo tanto, no merecemos nada. Jesús pagó un alto precio
por nuestra sanidad y restauración cuando murió en la cruz, así que empecemos
a recibir los beneficios que Él compró para nosotras con su sacrificio.
No tiene que sacrificarse más porque Jesús lo ha hecho por usted, así que
ahora puede sentarse a la mesa, ¡y comer con el Rey!
CAPÍTULO 12
Las heridas del pecado
Por causa de mi insensatez mis llagas hieden y supuran.
—Salmos 38:5
Nuestras almas están heridas debido a cosas terribles que otros nos hacen, pero a
menudo resultamos heridas a causa de nuestro propio pecado. Algunas veces las
heridas más profundas de nuestra alma son el resultado del pecado personal y el
efecto que ha tenido sobre nuestra mente, emociones y cómo nos vemos a
nosotras mismas en general. Puede que estemos plagadas de pensamientos y
sentimientos de culpa, y experimentemos autorrechazo o incluso autodesprecio.
Nuestros pecados no solo nos hieren a nosotras, sino que también hieren a las
personas que amamos y nos importan. Julie es una mamá con hijos adultos que
están heridos, y ella es quien los hirió. Era alcohólica, y estaba ausente del hogar
o estaba desmayada y no disponible. Había muchas veces en las que se mostraba
violenta durante su estado de embriaguez. Como resultado de su alcoholismo,
ella y su esposo se divorciaron. Ella finalmente fue a un centro de tratamiento,
pero para entonces su hijo ya era iracundo y tenía un mal comportamiento, y su
hija estaba deprimida y era insociable. ¿Qué debe hacer ahora Julie? Ella siente
mucho todo el dolor que les causó, y se lo ha dicho, pero todos tienen el alma
herida, Julie incluida.
Antes de que sus hijos se fueran de casa, Julie recibió a Jesús y asistía a una
iglesia regularmente. Quería que ellos también asistieran con ella, pero estaban
en el final de su adolescencia para ese entonces y no estaban interesados. Fueron
a la universidad y finalmente se casaron y tuvieron sus propios hijos, pero su
relación con Julie seguía siendo distante. Era obvio que estaban llenos de
resentimiento y preferían pasar el menor tiempo posible con su madre.
Ahora Julie tiene heridas en su alma por saber que hirió a sus hijos y por
sentir que ellos la rechazan. Aunque entiende por qué se siente así, sigue siendo
doloroso. ¿Qué puede hacer? ¿Qué puede sanar este tipo de heridas? Tengo
algunas sugerencias que están basadas en las Escrituras que le ayudarán:
Lo primero que debe hacer es hablar abiertamente con Dios sobre su pasado,
contándole todo y no guardándose nada. El rey David pecó gravemente al
cometer adulterio con Betsabé y haciendo que su esposo, Urías, resultase muerto
para impedir que supiera lo que David había hecho. Después tomó a su esposa
para casarse con ella. David de algún modo se las arregló para ignorar su pecado
durante casi un año, pero finalmente se sentía tan miserable que tuvo que
confrontarlo.
Me gustaría compartir con usted en mis propias palabras lo que dijo David:
Cuando guardaba silencio, antes de confesar mi pecado, me sentía como si me
estuviera consumiendo y mi alma gemía todo el día. Sabía que tú, Dios, no
estabas contento, y sentía continuamente que tú tratabas conmigo. Me sentía en
mi alma como si estuviera viviendo en una sequía de verano. Finalmente,
reconocí mi pecado. No te escondí nada, y lo confesé hasta que todo salió a la
luz. Cuando lo hice, tú perdonaste al instante mi iniquidad y mi culpa (paráfrasis
de Salmos 32:3-5).
Aunque Dios ya sabe todo lo que hacemos en todo momento, es importante
para nosotras reconocer plenamente nuestros errores porque eso ayuda a
limpiarlos de nuestra alma. Podemos hablar con Dios en cualquier momento
sobre todo y saber que nunca experimentaremos juicio o rechazo. Hablar sobre
las cosas que están ocultas en la oscuridad es a menudo lo que nos libera de ella.
Dios desea la verdad en lo más hondo (ver Salmos 51:6).
Nunca tenga tanto miedo a la luz que decida mantenerse en la oscuridad.
Aunque David había ignorado su pecado durante mucho tiempo, es obvio por su
confesión que sentía el peso de ello. Quizá se mantenía muy ocupado para no
tener que abordarlo, o quizá incluso lo excusaba, al menos eso es lo que yo he
hecho a menudo en el pasado para evitar tratar mi propia conducta errónea. Otra
forma en la que podemos evitar tratar nuestro pecado es culpar a otra persona.
Puede que nos convenzamos de que si ellos no hubieran hecho lo que hicieron,
entonces nosotras no habríamos hecho lo que hicimos. Aunque puede que haya
algo de verdad en este tipo de pensamiento, nunca seremos libres de la carga del
pecado a menos que asumamos la responsabilidad del mismo y lo saquemos a la
luz, primero ante Dios y después, si es necesario, ante las personas.
Lo siguiente que debe hacer es recibir el perdón que ha pedido. Recíbalo por
fe y recuerde que sus sentimientos quizá no cambien de inmediato. Aprenda y
medite en las Escrituras sobre el perdón de Dios y la maravillosa misericordia de
Dios hasta que estas verdades se conviertan en una revelación en su vida.
Cuando eso ocurra, sus sentimientos se alinearán con la verdad de la Palabra de
Dios. Recuerde que cuando David reconoció su pecado con un corazón
arrepentido, Dios lo perdonó al instante. Jesús ya ha pagado por nuestros
pecados, y el perdón está a nuestra disposición si lo recibimos por la fe.
Hable abiertamente con las personas a las que haya herido. Quizá necesite
hacer algo más que tan solo decir que lo siente. Comparta con ellas lo que
ocurría con usted en ese tiempo en el que las hirió y lo mucho que lamenta lo
que hizo. Pídales humildemente que la perdonen y le den otra oportunidad. No
ponga excusas, porque si lo hace, eso rebajará el efecto de sus disculpas.
Si ellas no están dispuestas o no pueden perdonarla en ese momento, dígales
que lo entiende y ore por ellas de forma regular. Pídale a Dios que les dé la
gracia para perdonarla porque Él es verdaderamente el único que puede hacerlo.
Pídale que sane las heridas de sus almas.
Continúe mostrándoles amor cuando se presente la oportunidad. El amor
cubre multitud de pecados (ver 1 Pedro 4:8). También tiene la capacidad de
ablandar incluso el corazón más duro. Cuando seguimos siendo amables y
amando a quienes están endurecidos con nosotros, finalmente eso tendrá un
efecto maravillosamente sanador sobre ellos.
Tendrá que ser paciente, porque probablemente las personas a quienes hemos
herido necesitarán tiempo para creer que hemos cambiado y que verdaderamente
lo sentimos. Tenemos que recordar que así como nuestras heridas tardan en
sanar, también le sucederá a las de ellas.
Mi hijo mayor, David, fue un joven iracundo y muy rebelde durante varios
años de su adolescencia y los primeros años de adulto. Recuerdo un día en el que
yo intentaba corregir su conducta y me dijo: “¡No sería así si no me hubieras
tratado como lo hiciste!”. ¡Ay! Sentí el aguijón de sus palabras y me fui de allí
sintiéndome condenada.
¿Qué quería decir él? Debido al abuso en mi infancia, yo estaba enojada casi
todo el tiempo y era muy difícil de agradar, y David estaba siendo perjudicado
por mi ira y la conducta disfuncional en mi vida. Yo les gritaba mucho a mis
hijos y los presionaba para que fueran lo que yo quería que fueran en vez de
ayudarles a ser lo que Dios quería que fueran. Cuando David llegó a la
adolescencia, yo ya estaba en una mejor situación en mi vida, pero él aún estaba
resentido por el pasado.
Aunque me había disculpado sinceramente con él, explicándole que me
equivoqué y que quería que las cosas fueran mejor entre nosotros,
frecuentemente él me sacaba su tarjeta que decía: “Es culpa tuya que yo sea así”.
Era su forma de culparme en vez de asumir la responsabilidad de su conducta.
Recuerdo claramente un día en que salí de su cuarto sintiéndome muy culpable
después de que él me acusara de ser la fuente de su mala conducta, pero Dios
comenzó a hablar claramente a mi corazón. Me mostró que yo había hecho todo
lo que podía, y que llevar una carga de culpa nunca arreglaría la situación. Me
dijo que mi hijo tenía la misma oportunidad que yo de ser sanado de las heridas
del pasado, y si él rehusaba hacerlo, entonces yo no podía hacer nada más salvo
entregárselo a Dios.
Eso me ayudó mucho y pude entregarle la situación a Dios. Es muy
interesante que David nunca volvió a decirme que era culpa mía que él estuviera
enojado y que fuera rebelde. Nuestra relación continuó creciendo, y ahora tiene
más de cincuenta años y me dice frecuentemente lo mucho que me ama y
respeta.
Creo que fue importante para mí dejar de llevar la culpa para que Dios obrara
en la situación. Si usted lleva cargando la culpa por algo que hizo en el pasado,
la animo a soltarla y darse cuenta de que aunque no puede regresar al pasado y
deshacer algo que hizo que lastimó a alguien, no hay nada imposible para Dios.
Él puede cambiar el corazón de la persona a la que usted hirió y sanar las heridas
que ambos tienen.
Admito que cuando hemos herido profundamente a alguien, es muy difícil
soltar la carga de nuestras acciones, pero es verdaderamente lo único que
podemos hacer para continuar con la vida.
Quiero, pero es muy duro
No deberíamos estacionarnos en el punto de nuestro dolor causado por lo que
otros nos hicieron o por lo que nosotras les hicimos. Hacerlo podría dejarnos con
el alma herida. Pero Dios nos ofrece un nuevo comienzo, y eso significa que
debemos soltar el pasado y no mirar atrás. Suelte toda culpabilidad, reproches y
vergüenza del pasado, y deje que Dios muestre su poder en su vida.
Jesús dijo que nadie que pone su mano en el arado y mira atrás es apto para el
reino de Dios (ver Lucas 9:62). Creo que esto significa que no podemos
experimentar la maravillosa vida que Dios nos ofrece a menos que dejemos de
mirar atrás a todos nuestros errores del pasado. Soltar el pasado puede ser algo
difícil de hacer, pero es mucho mejor que volver a revivirlo cada día de su vida.
Tenga cuidado con pensar y decir que las cosas que Dios le pide son
demasiado duras. Dios nos da su Espíritu para hacer cosas duras y difíciles, para
hacer cosas que las personas que viven sin Dios en sus vidas no son capaces de
hacer. Con mucha frecuencia, oigo a las personas decir: “Sé lo que Dios quiere
que haga, pero es demasiado duro”. También las veo que siguen viviendo su
vida y son infelices y no están satisfechas.
Estar convencida de que hacer la voluntad de Dios es demasiado duro, a
menudo provoca que la gente se aleje de su compromiso con Cristo. En un
tiempo pretendían obedecer por completo al Señor, pero cuando Él les pidió que
hicieran algo difícil, decidieron que era demasiado duro y regresaron a su
antigua manera de vivir. Muchos de los discípulos que una vez siguieron a Jesús
regresaron a su antigua forma de vivir cuando Él les pidió hacer cosas que les
parecían demasiado duras (ver Juan 6:60-66). Dios nunca nos pide hacer nada a
menos que Él nos capacite para hacerlo. Él quiere que creamos y demos pasos de
fe, y cuando lo hacemos, ¡descubrimos que con Dios todo es posible!
Deje de castigarse
Se nos invita a una relación de confianza en Dios para absolutamente todo, y una
de esas cosas es confiar en que Él se ocupará del pasado con todos nuestros
errores y el dolor que experimentamos por ellos.
No importa lo que usted haya hecho, y no importa lo malo que fuera, hay un
nuevo comienzo para usted. Creer eso es el primer paso hacia su nueva vida.
Cuando al principio intenté soltar las cosas que había hecho que habían herido a
otros, sentía culpa solo por intentar soltarlo. Sabía que yo era culpable, y sentía
que debía ser castigada. Frecuentemente sentimos que merecemos el castigo, así
que nos castigamos al seguir siendo desgraciadas, pero la buena noticia del
evangelio de Cristo es que Él llevó nuestro castigo. Él fue herido por nuestras
transgresiones (ver Isaías 53:4-5). En verdad Él llevó los dolores del castigo que
nosotras merecíamos. Como Él fue castigado por nuestros pecados, ya no
tenemos que castigarnos a nosotras mismas, ni deberíamos hacerlo. Si seguimos
castigándonos, entonces Cristo murió en vano. Deténgase y pregúntese si se
sigue castigando por las cosas que ha hecho mal en el pasado, y si su respuesta
es sí, es tiempo de soltarlo.
Qué maravilloso sería si alguien estuviera en prisión de por vida por un
crimen que hubiera cometido y un día el carcelero entrara en la celda, abriera la
puerta y le dijera: “Eres libre porque alguien se ha ofrecido a cumplir tu
sentencia y a aceptar tu castigo”. Qué necio sería que la persona dijera: “No, no
puedo soltar lo que hice. Quiero quedarme aquí y seguir sufriendo. Quiero que
me castiguen”. La mayoría de nosotras podríamos fácilmente estar de acuerdo en
que sería necio y que casi nadie lo haría, y sin embargo, hacemos lo mismo si
rechazamos lo que Jesús ha hecho por nosotras.
Jesús se convirtió en nuestro sustituto, Él ha sufrido y ha sido castigado por
nuestros pecados. Él fue herido por nuestras transgresiones. Sus heridas han
sanado nuestras heridas, pero eso solo se convierte en realidad en nuestra vida
cuando lo creemos y soltamos el pasado.
Puede confiar en Dios para todos los errores de su pasado. Él es capaz de
sanar y salvar hasta lo más profundo (ver Hebreos 7:25). Nadie está fuera de su
alcance ni siquiera usted, ni tampoco las personas a quienes usted puede haber
herido.
CAPÍTULO 13
Aprender a vivir desde dentro hacia
fuera
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó
y se entregó a sí mismo por mí.
—Gálatas 2:20, RVR1960
Todas las cosas maravillosas que son nuestras en Cristo son totalmente
asombrosas. Comenzamos nuestro caminar con Dios creyendo que sus promesas
son ciertas, y solo entonces comenzamos a experimentar la realidad de ellas en
nuestra vida diaria. La mayoría de las veces la gente dice: “Si no lo veo, no lo
creo”, pero las promesas de Dios se deben creer primero. Crea primero en su
corazón y después vea. La fe y la paciencia son las llaves para abrir la caja fuerte
de las promesas de Dios (ver Hebreos 6:12).
La fe y la paciencia son las llaves para abrir la caja fuerte de las promesas de
Dios.
El ingreso
Si alguien fuera a su banco e ingresara varios millones de dólares en su cuenta,
usted podría retirar dinero de su cuenta durante el resto de su vida. Solo imagine
lo asombroso que sería. Estaría agradecida, feliz y emocionada, y ciertamente no
seguiría sobreviviendo en la vida cuando tiene tanto a su disposición.
Jesús ha hecho un ingreso en cada uno de sus hijos. Según las Escrituras, Él
nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad.
Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido
dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos
llamó por su gloria y excelencia. (2 Pedro 1:3)
Por favor, observe que “todas las cosas” es algo que no llegamos a
experimentar, aunque en realidad nos pertenecen, a menos que tengamos un
conocimiento personal de Él y del tipo de vida que nos ha llamado a vivir.
Tenemos que añadir nuestra diligencia a las promesas y ejercitar nuestra fe en
ellas para verlas suceder en nuestras vidas.
Si alguien hiciera un ingreso en su cuenta bancaria como mencioné arriba,
pero usted no supiera que está ahí, entonces obviamente nunca iría a sacar el
dinero. La falta de conocimiento es lo que impide que las hijas de Dios vivan la
vida verdaderamente maravillosa que Jesús nos quiso dar a través de su muerte.
Ellas simplemente no saben que es una opción. No tienen idea de que pueden
soltar el pasado y no volver a mirar atrás o que pueden experimentar la sanidad
de todas las heridas de su alma.
Del mismo modo, si se hiciera el ingreso pero la persona fuera perezosa y
nunca fuera al banco a conseguir lo que necesita, también viviría con
necesidades aunque de hecho tuviera a su disposición más de lo que podría
necesitar jamás.
Jesús ha hecho un ingreso en usted de todo lo que jamás pudiera necesitar al
hacer de usted su hogar y al convertirse Él mismo en su hogar. Todo lo que
necesitamos y deseamos está en Él; Él está en nosotras y nosotras estamos en Él.
Por favor, no se pierda el beneficio que esta verdad pretende darle por una falta
de conocimiento de ser pasiva a la hora de reclamar estas promesas como suyas.
Aunque yo sé todas estas cosas desde hace más de cuarenta años, aún sigo
impresionada por el hecho de que Dios haya escogido vivir en nosotras y nos
haya permitido vivir en Él. ¡Qué maravilloso privilegio! Si puede creerlo, ¡puede
tenerlo!
Pablo les dijo a los creyentes que dejaran de alardear del líder al que seguían
y se dieran cuenta de que todas las cosas eran de ellos (1 Corintios 3:21). En
otras palabras, no recibimos lo que necesitamos ni encontramos nuestra valía y
dignidad de la gente a la que nos apegamos, sino solo de estar en Cristo y
solamente en Él.
Estoy segura de que esto le suena muy bien, pero para que se convierta en
una revelación (una realidad) para usted, le recomiendo que medite en ello
diariamente. Piense y diga: “Estoy en Cristo, y Él está en mí. Yo soy su hogar, y
Él es mi hogar”. Recuérdelo diariamente para que nunca se le olvide. Tras más
de cuarenta años estudiando la Palabra de Dios, me sigo recordando estas
promesas maravillosas varias veces a la semana.
CAPÍTULO 14
Usted tiene lo que se necesita
Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.
—Filipenses 4:13, NTV
Debido a que Dios vive en nosotras, verdaderamente podemos hacer todo lo que
tengamos que hacer, pero a menudo somos derrotadas por nuestro propio
pensamiento erróneo. Dios dice que podemos, pero si nosotras pensamos y
decimos que no podemos, entonces no podremos. Este capítulo está pensado
para recordarle cuán poderosa es usted en Cristo. Nunca olvide que lo que usted
cree se convertirá en su realidad. Al margen de cuántas cosas maravillosas haya
hecho Jesús por nosotras o haya depositado en nosotras, eso no nos ayudará a
menos que creamos firmemente que son nuestras. Recordemos siempre que el
diablo es un mentiroso, y si creemos sus mentiras, entonces seremos engañadas
como lo fue Eva en el comienzo de los tiempos. Aprender a creer y confiar en la
Palabra de Dios más que creer en lo que pensamos o sentimos marca la
diferencia a la hora de vivir de forma victoriosa o de ser derrotadas.
Como la mayoría de ustedes, yo regularmente afronto cosas que son un reto y
mi primer pensamiento a menudo es: No puedo hacer esto. Pero mi segundo
pensamiento es: Puedo hacer todo lo que tengo que hacer por medio de Cristo.
Eso no significa que todo lo que tenga que hacer sea fácil solo por creer que
puedo hacerlo, pero sí hace que sea posible. La Palabra de Dios nos enseña a no
desmayar en nuestra mente (ver Hebreos 12:3). No deberíamos pensar que no
somos capaces de hacer lo que Dios nos dirige a hacer. Nuestros pensamientos
se convierten en conductas, de modo que si pensamos que no podemos hacer
algo, somos debilitadas hasta el punto de no poder.
Usted es más fuerte de lo que quizá cree que es. Usted puede hacer lo que
tenga que hacer en la vida por medio de Cristo, y la Palabra de Dios dice que es
más que vencedora por medio de Él, quien la ama (ver Romanos 8:37). Observe
que es “por medio de Él”, no por medio de su propia determinación. Tenemos
que ser determinadas y rehusar rendirnos, pero la determinación más grande
finalmente se disipará a menos que nos apoyemos continuamente en la fuerza de
Dios que hay en nosotras.
¿Qué significa ser “más que vencedora”? Creo que significa que podemos
vivir la vida con la confianza de que ganaremos cada batalla que afrontemos
incluso antes de que comience. No tenemos que esperar a ver cuán grande es el
problema antes de decidir cómo terminarán las cosas. Muchas cosas son
imposibles para nosotras, ¡pero nada es imposible para Dios!
Cuando estoy realmente cansada porque he tenido un virus del que
finalmente me estoy recuperando, y miro el pesado calendario de viajes y varias
reuniones que no van a ser muy emocionantes, no soy distinta a ninguna otra
persona, y me siento tentada a pensar y decir: “No puedo hacer esto”. Sin
embargo, al aplicar a mi propia vida estos principios que estoy compartiendo con
usted, funcionan cada vez. Termino siendo capaz de hacer todo lo que tengo que
hacer: a través de Cristo. Quizá no me emociona cada parte de ello, pero lo hago,
¡y venzo!
Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? Sin
embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó. (Romanos 8:31, 37)
Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta
con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto,
gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que
permanezca sobre mí el poder de Cristo. (2 Corintios 12:8-9)
Lo que usted cree de usted misma es mucho más importante que lo que creen los
demás de usted.
Hace algunos años atrás, cuando tenía unos diez años, mi abuelo estaba en
su lecho de muerte, y estábamos preparándonos para salir al hospital sin
saber que sería la última vez que lo veríamos. Todos los que estábamos en
la habitación (sí, toda la familia cercana y parientes metidos hacia el lado de
la pequeña ventana ocupando la mitad de la habitación), fuimos y le dimos
un abrazo de despedida. Cuando llegó mi turno, me incliné para abrazarlo,
y al hacerlo me susurró al oído: “Tú vas a ser un gran hombre”. Asustado
por lo que le pudiera suceder a él, comencé a llorar mientras nos íbamos del
hospital, y a la vez comencé a pensar en lo que él había dicho.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de
Dios? (1 Juan 5:5, RVR60)
CAPÍTULO 15
Barricadas para la sanidad
Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de
mi pueblo.
—Isaías 57:14
Cuando estamos heridas, no solo debemos desear la sanidad, sino que también
debemos estar dispuestas y preparadas para ser totalmente honestas con nosotras
mismas. La verdad nos hace libres (ver Juan 8:32), pero afrontar la verdad no
siempre es fácil. Desarrollamos muchas formas de escondernos de la verdad, y
esas cosas se convierten en barricadas y obstáculos para nuestra sanidad.
Yo no fui la causante de mis heridas, y quería ser sanada, pero finalmente
tuve que darme cuenta de que aunque deseaba la sanidad, no estaba encarando
las barricadas que había que eliminar.
Cuando Jesús se encontró con un hombre que tenía una gran necesidad de
sanidad de unas heridas que había arrastrado durante treinta y ocho años, le
preguntó si era cierto que quería recuperarse (ver Juan 5:6). Eso parece una
pregunta extraña y carente de compasión, pero no lo es. No se requiere ningún
esfuerzo para desear algo, pero conseguir lo que uno desea a menudo exige
vencer grandes obstáculos que están en el camino hacia la victoria. Nada que
valga la pena tener se ha conseguido jamás fácilmente sin esfuerzo o
determinación; por lo tanto, si usted es un alma herida que desea sanidad, tengo
que preguntarle si realmente quiere recuperarse.
Oro para que usted diga que sí y que lo diga en serio, porque por muy larga o
dolorosa que sea su jornada de sanidad, el gozo de ser libre finalmente merece
mucho la pena. En algún punto, cualquier persona con un alma herida debe
escoger entre seguir devastada y ser sanada y restaurada.
Solo porque alguien la arroje en un pozo de miseria no significa que usted
tenga que quedarse ahí para el resto de su vida. Dios está listo para ayudarle.
¿Está usted lista para recuperarse?
Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre
una roca, y me plantó en terreno firme. (Salmos 40:2)
La barricada de la evitación
La primera barricada que tendremos que tratar es la barricada de la evitación,
que es huir o ignorar la realidad con la esperanza de que si ignoramos nuestros
problemas durante un tiempo suficientemente prolongado, desaparecerán.
Cuando me fui de casa a los dieciocho años, pensaba que había dejado atrás
todos mis problemas. A fin de cuentas, mi padre ya no podría abusar más de mí
porque ya no vivía en su casa, ¿verdad? De hecho, no es verdad. Aunque era
cierto que ya no podría abusar más sexualmente o emocionalmente, los efectos
de lo que me hizo continuarían atormentándome mientras yo mantuviera el dolor
enterrado y rehusara abordar los efectos de lo que había vivido. Quizá haya oído
decir que nuestros secretos nos hacen enfermar, y eso fue una realidad en mi
vida. Salí de casa y rápidamente me casé con el primer joven que mostró algo de
interés en mí por temor a que nadie más me amara nunca. Pero esa relación se
convirtió en cinco años más de abuso emocional.
Tras divorciarme de él, conocí a Dave Meyer, y él me amó verdaderamente,
pero yo estaba tan herida que evitaba cualquier esfuerzo que él hacía por
mostrarme su amor. No me fiaba de los hombres en general, era rebelde hacia
cualquier tipo de autoridad masculina e insegura, lo cual me dejó deseando una
muestra constante por parte de otros de que yo fuera aceptada y valiosa. Cuando
la gente no me hacía sentir como yo pensaba que debían, me enojaba y culpaba
convenientemente a cualquiera que no me estuviera dando lo que yo quería. Y
esto es solamente el principio de los problemas que tenía en mi personalidad que
me impedían tener relaciones buenas y significativas. Tenía secretos enterrados
muy hondo en mi alma, y no podía sanar porque evitaba tratar los problemas.
Ignorar un problema nunca lo hace desaparecer.
No deberíamos dejar que eso se convierta en una excusa para seguir como
estamos.
Enfrentar la realidad
Una persona herida puede malgastar años de su vida, y algunas personas incluso
toda su vida, intentando conseguir algo de alguien que ellos sencillamente no
saben dar. Yo quería tener padres que me amaran de verdad, pero tuve que
enfrentar la realidad de que ellos mismos tenían problemas y simplemente no
sabían cómo amarme. Un día me miré en un espejo de cuerpo entero y dije: “Mis
padres nunca me amarán como quiero que lo hagan”. Recuerdo experimentar un
grado de libertad al alejarme de ese espejo. Solamente el hecho de enfrentar la
realidad y decidir que ya no iba a prepararme para la decepción al desear que
mis padres fueran padres normales y amorosos, trajo alivio a mi alma. Una
pensaría que enfrentar ese hecho haría daño, pero la realidad es que me ayudó.
Nada es más frustrante que intentar obtener de alguien algo que no tiene y que
nunca nos dará.
Era mi tiempo de creer la promesa de Dios de que aunque mi padre y mi
madre se hubieran olvidado de mí, Él me adoptaría como su propia hija (ver
Salmos 27:10). Aunque Dios no le dé lo que usted desea, le dará algo incluso
mejor si confía en Él. Dios no pudo hacer que mis padres me amaran porque Él
nos da a cada uno libre albedrío, pero si yo estaba dispuesta a enfrentar la verdad
acerca de ellos y el dolor que me habían causado y no amargarme por ello,
entonces Él me daría su amor y aceptación. Él sería mi Padre y mi Madre, mi
Hermana y Hermano, y mi Amigo, y todo lo demás que yo necesitara siempre. Y
Él quiere hacer lo mismo con usted.
Enfrentar el pasado no significa que tengamos que enfocarnos en él
excesivamente, porque eso puede ser muy destructivo. Dios quiere que lo
enfrentemos y avancemos. Cuando Dios saque cosas en su corazón y le deje
saber que es tiempo de tratar algo, no lo posponga más. Ore por ello, perdone a
quien tenga que perdonar, y después suéltelo y avance. Puede ser una decisión
que tendrá que renovar frecuentemente, pero cada vez que lo haga experimentará
un poco más de libertad del dolor de su pasado.
Por fortuna, nuestro Señor no nos abruma mostrándonos a la misma vez todo
aquello que tenemos que tratar. Él es un Consejero asombroso, amable y
misericordioso, y siempre nos da la gracia (fortaleza y capacidad) para hacer lo
que Él nos pide hacer.
Enfrentar la verdad es doloroso, y por esa razón muchas la evitamos, pero no
hacerle frente es más doloroso aún. A menudo digo que hay dos tipos de dolor
entre los que podemos escoger: el dolor de avanzar o el dolor de quedarnos
donde estamos. Aunque enfrentar la verdad y avanzar es doloroso, al menos es
un tipo de dolor que nos permite hacer progreso, y eso es mucho mejor que un
dolor continuo que nunca termina.
Hay dos tipos de dolor entre los que podemos escoger: el dolor de avanzar o el
dolor de quedarnos donde estamos.
Por muy difícil que sea hacer frente a la verdad con respecto a lo que otros
nos han hecho, a menudo es aún más difícil hacer frente a la verdad sobre lo que
nosotras hemos hecho que no está bien. Esto es especialmente cierto en algunos
casos. Por ejemplo, una cosa es hacer frente al hecho de que la persona con la
que se casó le fue infiel y la rechazó, pero podría ser incluso más difícil si la
verdad es que usted fue infiel y destruyó su matrimonio en el proceso.
¿Qué ocurre si alguien está en prisión por asesinar y ahora está intentando
desarrollar una relación con Dios y encontrar sanidad de su pasado aunque es
más que probable que vaya a pasar el resto de su vida en prisión? ¿Es incluso
posible que tal persona sea libre? Sí, una persona puede ser libre en su alma y
espíritu, incluso mientras pasa toda su vida encarcelada. De hecho, he visto a
hombres y mujeres en la cárcel que son más libres que algunas personas que
conozco que viven en la sociedad. La verdadera libertad está en nuestro interior,
no a nuestro alrededor.
Nunca deberíamos tener miedo a enfrentar la verdad acerca de nuestro
pecado, pidiendo a Dios y a las personas que hemos herido que nos perdonen.
Hacerlo nunca tiene la intención de llenarnos de culpa y condenación, sino más
bien de liberarnos. Entender lo mucho que Dios nos ha perdonado y la grandeza
de su misericordia nos acerca más a Él. Verdaderamente, ¡su gracia es
asombrosa!
Mi padre se arrepintió de su vida pecaminosa y recibió a Jesús en su corazón
a los ochenta y tres años, e incluso después de todas las cosas horribles y
dolorosas que me hizo a mí y a otros, puedo decir que sé con certeza que Dios lo
perdonó por completo.
El salmista David, un hombre que estaba extremadamente cerca de Dios,
cometió adulterio y asesinato, y durante un año huyó de sus acciones ignorando
lo que había hecho y sus consecuencias. Finalmente, tras ser confrontado por el
profeta Natán, David se arrepintió sinceramente. Parte del arrepentimiento es
enfrentar honestamente y admitir nuestras acciones y cómo han afectado a todas
las personas involucradas.
David admitió que antes de confesarlo (hacer frente a la verdad), sentía que
sus huesos se estaban desgastando, y gemía de día y de noche. Eso suena a un
hombre que se siente desgraciado en su alma. David era el rey; podía hacer lo
que quisiera hacer e ir donde quisiera, y sin embargo no fue libre hasta que hizo
frente a la verdad y asumió la responsabilidad de sus acciones (ver Salmos 32:3-
4). Pero después de confesarlo, de enfrentar la verdad en cuanto a todo lo que
había hecho, Dios lo perdonó al instante, y se trató con la iniquidad y la culpa
(ver Salmos 32:5).
David le pidió a Dios misericordia y dijo que era consciente de su
transgresión. Ya no se escondía ni huía (ver Salmos 51:1-3). Dijo que Dios desea
la verdad en nuestro ser interior (ver Salmos 51:6). Hacer frente a la verdad, ya
sea la verdad sobre algo que nos han hecho o algo que hayamos hecho a alguien
o contra Dios, es la clave para la sanidad del alma y ser libre del pasado.
No hay nada que no se nos pueda perdonar. No hay cantidad suficiente de
pecado que sea demasiado grande para que Dios la perdone.
Las excusas que podemos pensar son interminables, pero son simplemente
formas de evitar asumir la responsabilidad de nuestras acciones, y hasta que
hagamos eso, no hay sanidad.
CAPÍTULO 16
La barricada de la autocompasión
Como cristianos nunca deberíamos sentir lástima de nosotros mismos. En el
momento en que lo hacemos perdemos nuestra energía, perdemos la voluntad de
luchar y la voluntad de vivir, y quedamos paralizados.
—Martyn Lloyd-Jones
Cuando una mujer ha sido seriamente maltratada, es poco probable que tenga
la capacidad de ver las cosas y las personas de una forma equilibrada mientras
las esté juzgando a través de su dolor. Necesitamos que la Palabra de Dios nos
guíe a lo que es correcto, y necesitamos un corazón dispuesto que sea obediente
a ella y considere que es la autoridad suprema de nuestra vida. La única forma en
la que aprendí lo que era la conducta correcta fue estudiando la Palabra de Dios.
No siempre queremos hacer lo correcto, pero si lo que queremos hacer o nos
apetece hacer no está en consonancia con la Palabra de Dios, entonces podemos
someternos a los caminos de Dios, sabiendo que al final, son siempre buenos y
producen el mejor resultado.
CAPÍTULO 18
Ponga límites; no levante muros
Usted recibe lo que tolera.
—Henry Cloud
¿Está resentida porque siente que la gente se aprovecha de usted? Quizá lo único
que tiene que hacer es establecer algunos límites. Un límite es como una valla
que protege su propiedad. Si no tengo valla y los perros del vecindario hacen sus
necesidades en mi jardín mientras dan su paseo matutino, no puedo culpar al
perro. Tengo que limpiar lo que han hecho sin quejarme, o poner una valla.
Recuerdo quejarme con Dios por el jefe que mencioné que me estaba
controlando, y Dios me sorprendió diciéndome que yo era tan culpable como él
porque aunque él me estaba controlando, yo permitía que lo hiciera. ¡Ay! Es
importante que establezcamos límites en todas las áreas de nuestra vida. Algunos
de los límites que establecemos son para nosotras mismas: pueden ser límites
para nuestros hábitos alimenticios, presupuesto, cuánto trabajamos y cuánto
descansamos, y otras cosas que nos ayudan a tener disciplinas saludables en
nuestra vida cotidiana. Otros límites que ponemos son para la gente. Estos
límites impiden que resultemos heridas, y ayudan a otros a darse cuenta de que si
quieren relacionarse con nosotras, no podrán aprovecharse de nosotras en el
proceso.
Quizá usted es una persona a quien le gusta ayudar y tiene un corazón tierno,
pero necesita tener cuidado de no desarrollar el hábito de cuidar de otras
personas que no están haciendo ningún esfuerzo por cuidar de sí mismas. ¿Está
cansada de intentar ayudar a alguien que no quiere que le ayuden? ¿Ha permitido
que alguna persona se vuelva tan dependiente de usted para su provisión y ayuda
que ahora está resentida con ella pero sigue haciendo lo que le pide que haga? Si
dijo que sí a alguna de estas preguntas, significa que necesita algunos límites en
esas relaciones.
La Palabra de Dios nos enseña a ser consideradas, pero nos insta a ejercer
una sabia consideración (ver Proverbios 1:3). Realmente dice que debemos usar
la disciplina de la sabia consideración. En otras palabras, está bien que quiera
ayudar a alguien pero necesita disciplinarse para no hacerlo, porque en lo más
profundo de su corazón, usted sabe que finalmente será mejor para esa persona si
no lo hace. Los padres que quieren ayudar en exceso a sus hijos y que hacen
demasiado por ellos, que siempre los rescatan cuando tienen un problema, no les
están ayudando a que se preparen para el futuro. De hecho, están haciendo que
se conviertan en adultos irresponsables.
Siempre que alguien le pida algo, ya sea un favor, ayuda con un proyecto o
ayuda económica, quiere que usted diga sí a su petición, pero no es bueno decir
siempre a la gente lo que quiere oír. Cuando hacemos eso podríamos estar en
peligro de convertirnos en personas que quieren agradar a otros en lugar de
agradar a Dios. Cuando nos piden hacer algo por otra persona, deberíamos dar
respuestas sentidas y sinceras. Es importante que cada una de nosotras aprenda a
seguir su corazón, y eso significa seguir la guía de Dios en todas las cosas. La
Palabra de Dios nos enseña a decir la verdad en amor (ver Efesios 4:15), porque
una relación deshonesta es una relación insana.
Mientras más trabaja Dios en nuestra vida y sana nuestra alma herida, más
disfrutamos de ayudar a otras personas, y aunque eso es bueno, debemos tener
cuidado de no dejar que la gente se aproveche de nosotras. Me di cuenta hace
varios años de que tenía varias relaciones unilaterales, relaciones en las que era
yo sola quien siempre daba y la otra parte solo se limitaba a recibir, y decidí que
tenía que poner algunos límites.
Siempre ayudaré a las personas que tienen necesidad, pero si eso se vuelve
excesivo o si siento que me están usando y que no muestran un ápice de amor e
interés, entonces dejaré de hacerlo. Nunca deberíamos dar solamente para
conseguir algo a cambio, pero todas las relaciones necesitan límites para que
sean saludables. Incluso Dios llega a un punto en su relación con nosotros en el
que ya no está dispuesto a que Él siempre sea el que da mientras que nosotros no
mostramos interés alguno en pasar tiempo con Él o en servirlo de manera alguna.
Él es un Padre amoroso y generoso que nunca deja de amarnos, y aunque
estemos en la etapa de bebé en nuestra relación con Él, Él da y da y da, pero
finalmente no es bueno para nosotros que nunca empecemos a devolver algo de
lo que recibimos.
El amor reprocha y castiga además de ayudar y dar. Verdaderamente no
amamos a la persona si le dejamos que se aproveche de nosotros. Dios nos
confronta por nuestro propio bien, y lo hace porque nos ama.
Verdaderamente no amamos a otra persona si le dejamos que se aproveche de
nosotros.
Los límites saludables son redes de seguridad para nosotras y otras personas,
pero tenemos que asegurarnos de que verdaderamente estamos poniendo límites,
no construyendo muros. La mayoría de las vallas tienen una puerta, y si no la
tienen, dejan de ser una valla para convertirse en una prisión. Cuando una valla
tiene una puerta, podemos salir si queremos y podemos dejar que alguien entre si
queremos, pero los muros no tienen puertas. Excluyen a otros de nuestra vida,
pero también nos encierran a nosotras.
Un límite saludable en las relaciones sería algo así en nuestro pensamiento:
Me han herido muchas veces en mi vida, y quiero protegerme y tener relaciones
con personas seguras. Por lo tanto, voy a usar el discernimiento con respecto a
las personas con las que establezco relaciones, y si una persona comienza a
aprovecharse de mí, la confrontaré. Si sigue haciéndolo, abriré la puerta y la
sacaré de mi vida.
Como contraste, un muro en una relación sería algo así en nuestro
pensamiento: Me han herido mucho en el pasado, y nadie me volverá a herir
jamás. Cuidaré de mí misma y me protegeré. No me acercaré demasiado a
nadie, y así no podrán herirme. En este caso, quizá piense que he establecido un
límite, pero en realidad es un muro.
Una de las primeras cosas que hice durante años después de salir de la casa
de mi padre fue levantar rápidamente un muro en mi corazón por si algún
conocido mío me hería lo más mínimo. De hecho, podía sentir cómo se
levantaban los muros, y pensaba que me protegían. Finalmente, con la ayuda de
Dios, me di cuenta de que aunque Él quiere que establezcamos límites sanos,
solo Él puede ser un verdadero muro de protección a nuestro alrededor.
Si usted ha levantado muros en su corazón para impedir que otros le hagan
daño, solamente usted puede derribarlos. Si no lo hace, nunca podrá amar o
recibir realmente amor a cambio. No puedo prometerle que nunca vaya a resultar
herida, pero sí puedo prometerle que aunque lo sea, Dios siempre la sanará.
Como no hay personas perfectas y todos tenemos debilidades, no es posible
tener relaciones y no experimentar nunca el dolor o la decepción.
Votos internos
Podemos hacer votos con nosotras mismas que tenemos que romper. Yo había
jurado que nadie más me volvería a herir jamás, y nadie más me controlaría ni
me diría lo que tendría que hacer. Nadie se aprovecharía de mí, y yo misma
cuidaría de mí y nunca me permitiría situarme en una posición en la que
necesitara a otra persona. Obviamente, si intentamos vivir con ese tipo de
actitud, no podemos tener relación alguna. Todos sufrimos daño de vez en
cuando, incluso las personas buenas y con buenas intenciones hieren a otras. No
podemos vivir en sociedad y no querer que nadie nos diga nunca qué hacer ni
que nos dé ninguna dirección, pero muchas personas hoy intentan hacer
precisamente eso, y el mundo a nuestro alrededor está lleno de rebeldía e
ilegalidad. Y nos guste o no, nos necesitamos unos a otros. Dios nos ha creado
de tal forma que tenemos que trabajar juntos, no aislados y totalmente
independientes el uno del otro. Si usted ha sido herida y decepcionada, y por ello
ha decidido que no necesita a nadie, entiendo cómo se siente porque yo me
sentía igual. Pero tendrá que cambiar esa actitud para poder tener un alma
saludable y sanada. No fuimos creadas para estar solas.
Yo tuve que romper los votos erróneos que había hecho conmigo misma, y lo
hice orando y confesando que mi actitud no era la correcta y pidiéndole a Dios
que me ayudara a tener límites sanos, no muros. Cuando alguien me hiere,
incluso ahora puedo sentir cómo se empieza a levantar un muro en mi corazón,
pero no permito que se quede ahí porque sé que esa no es la voluntad de Dios.
Aislamiento
Cuando tenemos muros en nuestro corazón y rehusamos dejar que las personas
entren, esos muros se convierten en obstáculos que nos impiden crecer
espiritualmente en nuestra relación con Dios. No es posible tener una buena
relación con Dios y aislarnos de la gente. Podemos decir que Dios es una
persona de gentes. Él ama a las personas y quiere mostrar su amor por ellas a
través de nosotros. He descubierto que la Biblia es un gran libro sobre las
relaciones. Se trata sobre nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con
nuestro prójimo. Parte del proceso de llevar a cabo nuestra salvación y
experimentar la restauración es cooperar con el Espíritu Santo para que todas
estas relaciones sean sanas y saludables. Aunque quizá haya algunas personas
con las que nunca podamos entablar una relación porque siguen siendo abusivas,
no debemos dejar fuera de nuestra vida a todas las personas por temor. Dios
quiere que vivamos en comunidad con otros, amando y siendo amados, dando y
recibiendo perdón, disfrutando el uno del otro y soportando las debilidades unos
de otros (ver Gálatas 6:1-3).
A menudo digo, cuando estoy enseñando, que en los primeros años de mi
jornada de sanidad me llevaba bien con todos, no me enojaba con facilidad, era
paciente, amable y amorosa: mientras nadie estuviera en casa. Pero cuando la
gente llegaba a casa, era otra historia. Quizá usted se identifique con lo que estoy
diciendo. Yo fui una mamá y ama de casa durante varios de esos años. Durante
el día, cuando Dave estaba trabajando y mis hijos estaban en la escuela,
escuchaba música de adoración o enseñanzas mientras hacía mis tareas
domésticas, y reinaba la paz y todo era bueno. Pero cuando mis hijos llegaban a
casa y empezaban a hacer ruido o a hacer cosas que me molestaban, me
convertía en otra persona. De repente ya no era paciente ni tarda para airarme, ni
amable ni amorosa.
Algunas escogemos el aislamiento en vez de dar una oportunidad a las
relaciones después de haber sido heridas, pero no podemos progresar
espiritualmente para llegar a ser como Cristo si hacemos eso. Por ejemplo, nunca
podemos aprender a ser pacientes si todo va como nosotras queremos
rápidamente. Nunca podemos aprender a amar a las personas difíciles o las que
tienen hábitos que nos molestan si nunca estamos cerca de ellas. Dios usa a las
personas toscas para limar nuestras propias tosquedades.
Dios usa a las personas toscas para limar nuestras propias tosquedades.
Estar sola en la vida puede parecer más fácil, pero también es más vacío.
Cuando estamos solas, no tenemos que enfrentar la verdad sobre quiénes somos
en realidad. Usted puede comprar una naranja que parece estar buena por fuera,
pero cuando la exprime o la corta puede resultar que esté seca e insípida. Solo la
verdad nos hace libres, y es imperativo para nuestro crecimiento espiritual que
tengamos esos “apretones” en la vida que otras personas nos dan.
No es bueno estar sola. Dios creó a Eva porque dijo que no era bueno que el
hombre estuviera solo. Ni siquiera Dios está solo porque es una Trinidad: Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Es fácil cuando estamos solas estar ciegas a nuestras propias faltas porque no
hay nadie que nos confronte. No hay nada que nos exprima para que podamos
ver cómo somos bajo presión. Un pastor me dijo una vez: “Joyce, nunca
conocerá verdaderamente a alguien hasta que no vea cómo responde en todo tipo
de situaciones”. Y he podido comprobar que es una gran verdad.
Dave dice bromeando que Dios lo puso en mi vida para crucificar mi carne, y
tiene más razón de lo que cree. Cuando Dave y yo nos casamos, él era todo lo
que yo no era. Al ver diariamente cómo respondía él a situaciones y personas en
comparación a como lo hacía yo, era un recordatorio constante de que yo tenía
problemas y necesitaba ayuda para cambiar.
Yo era impaciente y él era muy paciente, así que su paciencia (la cual yo
percibía como lentitud) me molestaba. Yo tomaba decisiones muy rápidamente,
y él se tomaba mucho tiempo para decidir, así que eso era un problema para mí.
La lista podría continuar, pero mi punto es que yo nunca habría cambiado si no
hubiera estado con Dave y muchas otras personas, muchas de las cuales me
irritaban y molestaban. Finalmente, tuve que hacer la pregunta: ¿Realmente la
gente molesta, o yo soy demasiado difícil de complacer? Fue un día doloroso,
triste y difícil cuando finalmente admití que tenía un gran problema y que era
casi imposible de complacerme. Pero también fue el día en el que comencé a
hacer algo de progreso.
CAPÍTULO 19
Conviértase en su mejor aliada
Como sugiere el cuento, el “espejito, espejito” nos muestra la cara de nuestro
enemigo… nos derrotamos a nosotros mismos mucho más de lo que nos
derrotan las circunstancias externas.
—John Maxwell
Estos dos hombres que fueron muy usados por Dios encontraron a muchas
personas que no estuvieron de su lado. Fueron consolados y consolaron a otros
sabiendo que aunque tratarían con personas que no estarían de su parte y no les
aprobarían, Dios siempre está de nuestro lado, y Él está siempre con nosotros en
nuestros tiempos de lucha, dolor y dificultad.
Es tiempo de tomar la decisión de estar de acuerdo con Dios en vez de estar
de acuerdo con nuestros enemigos. Quizá usted ha formado una opinión de sí
misma basada en lo que personas desagradables han dicho o pensado de usted, o
cómo le han tratado. Si es así, ese es un error que tiene que corregir. Es tiempo
de que usted esté de su lado, y eso significa simplemente que es tiempo de que
usted sea su propia amiga, que sea su mejor aliada y que aprenda a amarse de
una forma adecuada.
El temor de tomar una mala decisión, ¿le está haciendo ser indecisa?
La decisión que usted tome no es la errónea solo porque no sea lo que otro
hubiera hecho.
Cuando tome una decisión que pueda cambiar el rumbo de su vida, tómese su
tiempo antes de decidirlo, ore por ello, vea qué dice la Palabra de Dios al
respecto, y siga la paz. Crea que puede tomar buenas decisiones. Confíe en que
Dios la está guiando, y viva valientemente, sin temor.
Tome la decisión de ser su mejor amiga en vez de su peor enemiga. No se
derrote a sí misma. Dios está de su parte, y Él quiere que usted también lo esté.
Usted es una persona verdaderamente maravillosa que tiene un gran potencial,
así que comience a moverse y a ser todo lo que pueda ser.
CAPÍTULO 20
Sanar las heridas de la codependencia
Yo era su cura, y usted era mi enfermedad. Yo le estaba salvando, ¡pero usted
me estaba matando!
—Anónimo
Nada es más doloroso que ver a alguien a quien usted ama sufrir profundamente
y, en algunos casos, hacer daño a otros mediante su conducta errónea o adictiva.
Nuestra alma se hiere cuando vemos a las personas que amamos hiriéndose a sí
mismas. Siempre es bueno intentar ayudar a las personas que nos importan y que
están sufriendo, pero cuando esa ayuda comienza a destruirnos a nosotras,
entonces tenemos que detenernos.
Madres e hijos
He escuchado que una madre nunca es más feliz que su hijo más infeliz, y puedo
testificar de la veracidad del dicho. Tengo cuatro hijos, y sé cómo me siento
cuando ellos sufren. Si tiene un hijo que es adicto a conductas destructivas, solo
Dios puede ayudarle a superar el dolor y la decepción. Las personas que están en
ese tipo de situación me dicen que solo Dios las puede ayudar a superarlo. Él
puede llegar a lugares en lo más hondo de nuestra alma donde nadie más podría
llegar jamás. La animo a confiar plenamente en Él para que la guíe, sane y
restaure. Su gracia es suficiente incluso en situaciones que son más dolorosas de
lo que podríamos haber imaginado.
Agraciadamente, con Dios nunca nos falta la esperanza, y la esperanza es una
gran motivadora que nos hace avanzar por la vida con una expectativa de que
algo bueno puede ocurrir.
CAPÍTULO 21
Las bendiciones de un alma sana
Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice,
alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona
todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.
—Salmo 103:1-3, RVR1960
Cuando nos embarcamos en un viaje largo y quizá incómodo, nos ayuda meditar
en cuán maravilloso será cuando lleguemos a nuestro destino. Eso es lo que
quiero que hagamos en este capítulo.
Cuando Jesús estaba enfrentando el dolor de ser crucificado y morir en la
cruz, la Biblia dice que soportó el dolor por el gozo del premio puesto delante de
Él (ver Hebreos 12:2). Creo que Él estaba pensando en la resurrección y todos
los beneficios que ofrecería a los hijos de Dios. Estaba anticipando regresar a su
lugar legítimo a la diestra de su Padre en el cielo, donde estaba antes de venir a
pagar por nuestros pecados y ofrecernos una nueva vida en Él y por medio de Él.
Mirar el final desde el principio de una jornada dolorosa nos ayuda a no darnos
la vuelta cuando sea difícil. Como quizá aún no ha realizado su jornada, puede
que no sea consciente de todas las bendiciones que le esperan, así que espero
ayudarle a ver lo que obtendrá al cooperar con Dios en su proceso hacia la
sanidad de su alma.
¿La está haciendo enfermar su alma herida? Si bien es cierto que no todas las
enfermedades son provocadas por las heridas de nuestra alma, algunas de ellas
sí. Muchas personas experimentan sanidad física cuando su alma ha sido sanada.
Gran parte del dolor y la enfermedad son causados por el estrés que cargamos y
que Dios nunca quiso que tuviéramos. Su voluntad es paz y gozo, los cuales
fomentan una buena salud, pero el diablo viene solo para matar, robar y destruir
(ver Juan 10:10).
El apóstol Juan oró lo siguiente:
Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de
buena salud, así como prosperas espiritualmente. (3 Juan 1:2)
En este versículo podemos ver una conexión entre la sanidad de nuestra alma
y nuestro cuerpo. Mientras mejor va nuestra alma, mejor irá nuestro cuerpo.
Durante muchos años me sentía cansada la mayor parte del tiempo, no
dormía bien y tenía dolores diarios de cabeza y otros achaques. Puedo testificar
que cuanto más era sanada mi alma y llena de paz y gozo, mejor me encontraba
de salud. Lo que hay en nuestro interior siempre busca la forma de salir de
nosotros, así que si tenemos dolor en nuestra alma, a menudo aparece en nuestro
cuerpo, y del mismo modo si tenemos paz en nuestra alma, se abrirá camino por
nuestro cuerpo.
Dios nos enseña que un corazón alegre actúa como una buena medicina en
nuestra vida (ver Proverbios 17:22). La Escritura que compartí al principio de
este capítulo declara esta verdad. Cuando nuestra alma puede bendecir al Señor,
experimentamos liberación del pecado y su miseria, y eso también puede incluir
la sanidad de la enfermedad.
Dudo que podamos determinar con exactitud los efectos negativos que el
abuso y el estrés mental y físico tienen sobre nuestra salud. Yo ya experimentaba
problemas en mi cuerpo cuando tenía dieciocho años, y no es de extrañar
teniendo en cuenta las cosas que había experimentado en mi vida por ese
entonces. Puedo testificar que mientras más paz tengo, mejor me siento
físicamente. El estrés emocional nos drena la energía que necesitamos para vivir
cada día.
El estrés emocional nos drena la energía que necesitamos para vivir cada día.
Confianza
La confianza es otro efecto secundario de un alma sanada. Dios quiere que
estemos seguras en su amor por nosotras y creamos que podemos hacer lo que
tengamos que hacer en la vida mientras sepamos quiénes somos en Él.
Mi padre me dijo que yo nunca llegaría a ser nada, y mientras lo creí, él tenía
razón. Pero cuando Dios me mostró que todo lo puedo en Cristo, aprendí que mi
padre estaba equivocado en su evaluación de mí. Muchas personas también están
equivocadas en su evaluación de usted. No deje que lo que la gente piense de
usted o diga de usted determine su destino.
Las personas seguras de sí mismas aprovechan las oportunidades e intentan
cosas en vez de suponer con temor que fallarán antes de intentarlo.
A Amanda le gusta Bob, pero teme que ella no le guste a él. Ella ha sufrido
con la inseguridad y la falta de confianza, y la historia de su vida ha sido que
nunca hace lo que realmente quiere hacer; en vez de eso, se retrae por temor. A
Amanda le gustaría acercarse a Bob y hablar con él. Le gustaría hacerle un
cumplido acerca de algunas de las habilidades que ha visto en él, pero tiene
miedo de que él la rechace. Su temor al rechazo la hace ser fría con él, y él siente
que ella no es amigable y que es difícil de conocer. ¿Sabe lo que ocurre? Ella lo
ignora, y él la ignora a ella, y sus temores se convierten en su realidad. El ciclo
que Amanda ha experimentado en su vida continúa, y ella sigue siendo
desgraciada.
No tiene que ser así. ¿Qué podría hacer Amanda para cambiar las cosas?
Podría comenzar a creer que Dios la ama, y por ese amor, ella puede ser segura
de sí misma. También necesita cambiar lo que se dice a sí misma. Ha pasado su
vida descalificándose para muchas cosas, pero puede cambiar eso y calificarse
para hacerlas.
La ciencia está descubriendo lo que Dios ha estado diciéndonos todo el
tiempo: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (ver Proverbios
23:7).
Danu Anthony Stinson, psicóloga de la Universidad de Victoria dijo: “La
autoafirmación [considerar los valores personales como algo central para la
identidad propia] parece aportar un almacén de memoria para las personas
inseguras, permitiéndoles dejar a un lado los temores sociales y las ansiedades y
comportarse de formas más cálidas y apetecibles”.27
Tristemente, muchas mujeres y niñas extraen gran parte de su seguridad en sí
mismas de cómo piensan de su aspecto, y deciden que son o no son aceptadas
según lo que dice la sociedad. Creo que Dios lo hizo todo hermoso, y como Él
nos hizo, todas somos hermosas a nuestra manera. Solo porque no tengamos el
aspecto de otra persona no significa que no seamos bonitas. Probablemente usted
ha oído que la verdadera belleza viene del interior, y creo que es cierto. Nos
enfocamos demasiado en las distintas partes de nuestro cuerpo y no lo suficiente
en la persona escondida del corazón de la que Dios habla en su Palabra.
Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales
como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza
sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y
consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor
delante de Dios. (1 Pedro 3:3-4)
Yo me he cambiado de ropa tres o cuatro veces antes de salir solo para estar
segura de que todo estuviera perfecto. Aunque no hay nada de malo en tener un
buen aspecto, Dios ha tenido que darme un codazo unas cuantas veces para que
recuerde que mi confianza no debe estar en el vestido que lleve puesto ese día.
Un artículo encargado por el Dove Self-Esteem Project reveló que hay una
crisis de autoestima entre las muchachas en EE. UU.28
• El 71% de las chicas con una baja autoestima sienten que su aspecto no
está a la altura, incluyendo no sentirse lo suficientemente guapas,
delgadas, estilosas o a la moda.
Mientras mejor se sienta con usted misma, mejor hará sentir a otros con ellos
mismos.
Hemos visto tres beneficios de tener un alma sanada y saludable, pero hay
otros cientos. Le animo a seguir buscando todas las cosas buenas que le esperan.
Dios siempre recompensa a los que son diligentes a la hora de buscarle (ver
Hebreos 11:6). Samuel Johnson dijo: “Lo que anhelamos hacer algún día con
facilidad, primero debemos hacerlo con diligencia”.29 Hacer cosas de una forma
nueva requiere diligencia, pero sé por experiencia propia que lo que puede
parecer casi imposible en este momento, un día resultará fácil si no desistimos.
CAPÍTULO 22
El camino fácil
Lo que llega fácilmente no durará, y lo que dura no llegará fácilmente.
—Anónimo
Si vio el título de este capítulo antes de comenzar a leer el libro, quizá acudió
directamente a él porque la mayoría queremos un camino fácil. Por eso alguien
puede anunciar una pastilla en la televisión diciendo que hará que la grasa
corporal desaparezca de su cuerpo tan solo tomándosela tres veces al día, y
venden millones de botes. Nuestra carne siempre busca la salida más fácil, pero
yo no quiero crear en usted una falsa esperanza, así que le diré abiertamente que
si su alma ha sido herida gravemente por el abuso, el rechazo, la pérdida, el
abandono, una larga enfermedad o cualquier otra cosa, la jornada hacia la
sanidad no será fácil. Pero una vez que haya sanado, puede seguir adelante y
disfrutarla durante el resto de su vida.
Jesús nos dijo que hay un camino estrecho en la vida y un camino ancho por
los que podemos caminar. Él nos aconseja que tomemos el estrecho, y la
descripción de estrecho nos dice que es el más difícil de los dos.
El camino ancho es el que parece más fácil, aunque finalmente nos damos
cuenta de que no nos lleva donde queremos ir. Si seguimos en el camino ancho,
el cual Jesús dice que lleva a la destrucción, tenemos mucho espacio en él para
nuestro bagaje carnal, pero en el camino estrecho no. Sin embargo, el camino
estrecho nos lleva a una vida que vale la pena vivir.
¿A qué me refiero con “bagaje carnal”? Me refiero a seguir comportándonos
según nuestros deseos carnales y naturales en vez de aprender a seguir el
liderazgo y la guía de Jesús. Hacemos lo que queremos en vez de lo que Él nos
enseña que hagamos.
Somos seres trinos: somos un espíritu, tenemos un alma y vivimos en un
cuerpo. Cuando la Biblia se refiere a “la carne”, está hablando del cuerpo y el
alma (mente, voluntad y emociones) combinados. La carne es muy distinta al
espíritu. Cuando nacemos de nuevo (recibimos a Cristo por fe), Jesús viene a
vivir en nosotros y nuestro espíritu se llena de su Espíritu, que busca guiarnos
por la vida. Dios quiere que escojamos lo correcto, pero nunca nos obliga a
hacerlo.
Pablo rogó a los creyentes a “andar” en el espíritu y no en la carne. El
espíritu es santo y bueno, pero la carne está llena de tendencias hacia el mal. Si,
por ejemplo, una creyente está andando en (o según) la carne y alguien la
ofende, seguirá sus sentimientos y escogerá enojarse y resentirse, guardando
rencor y quizá buscando vengarse. Por otro lado, si una creyente está caminando
en (o según) el Espíritu, resistirá la tentación de ser susceptible y escogerá
rápidamente perdonar. No toma esta decisión necesariamente porque sea lo más
fácil, o la que cree que es justa, o le apetece hacer, sino que la escoge porque es
la voluntad de Dios. Eso es lo que significa andar en el Espíritu y no en la carne.
Cuando tomamos las decisiones correctas según la voluntad de Dios, estamos
andando en el camino estrecho, no en el ancho. Cuando tomamos la decisión de
andar con Cristo por el camino estrecho, descubrimos que a menudo el camino
se estrecha más según avanzamos, y debemos, por necesidad, seguir soltando
varias mochilas del bagaje carnal para mantenernos en ese camino. Cuando la
gente habla de otras personas que conocen que tienen mal genio, son
terriblemente inseguras, quieren controlar a otros o están gobernados por el
temor, a menudo les oigo decir: “¡Tienen mucho equipaje encima!”.
El Espíritu Santo nos muestra qué equipaje debemos soltar si queremos
seguir en nuestra jornada con Él por el camino estrecho. Una mujer que
recientemente asistió a una de mis conferencias dijo: “¡Caramba, Joyce! Dios me
atravesó esta mañana, de forma certera”. ¿Qué quiso decir? Siguió contándome
que estaba haciendo un estudio bíblico con un grupo de mujeres y que su tarea
para la semana había sido escuchar una enseñanza en CD del autor del estudio
bíblico. Dijo con un rostro sonrojado y una gran emoción: “Dios me mostró de
forma muy clara que era el tiempo de que dejara de intentar controlar situaciones
y dejara que Él obrara en mi vida”.
Cuando ella dijo que Dios le “atravesó”, se refería a que Él le había revelado
que el bagaje de intentar controlar situaciones y personas tenía que desaparecer
para que ella pudiera progresar más por el camino en el que estaba. El tipo de
entendimiento al que esta mujer se refería es lo que la Biblia llama revelación.
Es algo más profundo que lo que normalmente llamaríamos conocimiento. Nos
afecta profundamente y nos deja con la certeza de cuáles deben ser nuestros
siguientes pasos.
Un joven me llamó esta mañana, y cuando vi su nombre en mi teléfono
estaba casi segura de saber lo que quería. Me había escrito un correo electrónico
doloroso en un momento en el cual sentía mucho dolor por la muerte de su joven
esposa debido a un cáncer. Le habíamos ayudado mucho, pero al final él sintió
que le habíamos fallado y abandonado. El correo que envió era totalmente
distinto a su carácter, y no solo me dolió sino que también me sorprendió. Había
estado orando durante unos meses para que él se disculpara, y sinceramente
puedo decir que lo quería más por él que por mí. Sabía que él tenía que
arrepentirse y que si no lo hacía, tarde o temprano sus acciones se convertirían
en un obstáculo para él.
Cuando respondí al teléfono, él enseguida me dijo que sentía mucho el correo
que había enviado y que se dio cuenta de que tan solo buscaba a alguien a quien
culpar, con la esperanza de que eso aliviara su propio sufrimiento. Hablamos
durante un rato, y él me dijo que había sufrido mucho estrés al intentar hacer
ciertas cosas y que sentía un bloqueo u obstáculo a la unción de Dios (su poder y
presencia), y que mientras oraba preguntándole a Dios qué pasaba, le fue
revelado que tenía que arrepentirse por el correo que había enviado y la actitud
que tenía cuando lo envió.
Me alegré de recibir la disculpa porque no quería que hubiera ningún
conflicto en nuestra relación, pero también estaba emocionada por él porque
sabía que había hecho algo que ahora lo liberaría para seguir avanzando.
Cuando verdaderamente queremos oír de Dios, Él nos hablará, pero puede
que no siempre sea lo que nosotras queremos oír. Por lo general queremos algo
que sea fácil de hacer, pero Dios quiere darnos gracia (facilidad) para hacer
cosas muy difíciles. Hacer lo correcto cuando no nos parece que sea lo correcto
es el camino hacia el progreso.
Hacer lo correcto cuando no nos parece que sea lo correcto es el camino hacia
el progreso.
Arreglos rápidos
Nos encanta cuando las cosas que se rompen se arreglan fácilmente, pero con
Dios no hay muchos arreglos rápidos. Por lo general pensamos que Dios se
mueve a un paso muy lento, pero Él lo hace así porque le importan más la
calidad y profundidad que los arreglos rápidos.
Nuestra oración a menudo es: “Señor, por favor hazme paciente, ¡y hazlo
ahora mismo!”. La Biblia dice: “Mas tenga la paciencia su obra completa, para
que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:4,
RVR1960). Dios tiene una meta final en mente, y está dispuesto a hacer lo que
sea necesario y dedicar la cantidad de tiempo que haga falta para que
alcancemos su meta.
Un champiñón puede crecer de la noche a la mañana, pero un gran roble o
una secoya gigante tarda mucho. La pregunta es: ¿queremos ser un champiñón o
un árbol gigante de justicia que nunca deja de dar buen fruto? (ver Jeremías
17:8). Nuestro Señor Jesús pasó treinta años preparando un ministerio de tres
años, pero el poder de esos tres años durará para siempre. José se preparó trece
años para su función de primer ministro de Egipto, y después Dios lo usó para
salvar de la muerte las vidas de muchas personas durante una hambruna.
Los diamantes están entre algunas de las joyas más valoradas de la tierra, y se
forman muy lentamente, a altas temperaturas bajo una gran presión por estar
enterrados en las profundidades de la tierra. Las geodas son piedras que tienen
un exterior muy feo pero son preciosas por dentro porque el revestimiento
interior está cubierto de cristales de varios colores.
Podemos usar los ejemplos de los diamantes y las geodas al pensar en
nosotras. Al comenzar nuestra jornada con Dios hacia la sanidad y el bienestar,
nuestra conducta quizá no sea muy atractiva, pero por dentro (en nuestro
espíritu), donde vive el Espíritu Santo, existe una gran belleza y capacidad para
lo bueno. Tardamos tiempo en realizar el proceso de transformación hasta que la
obra que Dios ha hecho en nuestro interior se revela en nuestra vida exterior. Y
experimentaremos calor y presión en el viaje para romper la cáscara exterior a
fin de que salga de nosotras lo que hay dentro. Pero cuando se termina el trabajo,
nos asombramos del magnífico cambio que Dios ha hecho en nosotras.
Esta cita de Otelo, de William Shakespeare, resume muy bien un punto que
estoy queriendo dejar claro aquí:
¡Qué pobres son los que no tienen paciencia! ¿Qué herida se sanó jamás
sino de modo gradual?30
CAPÍTULO 23
El gran intercambio
El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí,
por cuanto me ha ungido
para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a sanar los corazones heridos,
a proclamar liberación a los cautivos
y libertad a los prisioneros,
a pregonar el año del favor del Señor
y el día de la venganza de nuestro Dios,
a consolar a todos los que están de duelo,
y a confortar a los dolientes de Sión.
Me ha enviado a darles una corona
en vez de cenizas,
aceite de alegría en vez de luto,
traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento.
Serán llamados robles de justicia,
plantío del Señor, para mostrar su gloria.
—Isaías 61:1-3
¿Qué ocurriría si supiera que hay una tienda en su ciudad donde puede llevar
cualquier cosa gastada, inservible, estropeada, vieja o que ya no funciona y
cambiarla por una nueva sin costo alguno? Si esta tienda existiera, dudo que
usted tardaría mucho en empezar a intercambiar muchas cosas, al menos yo no
tardaría. El único requisito en esta tienda es que debe entregar el artículo viejo
antes de poder retirar el nuevo.
Jesús nos invita a vivir una vida de intercambio. Cualquier día dado,
podemos intercambiar una mala actitud por una buena, nuestros pecados por
perdón, nuestros fallos por misericordia, la desesperanza por esperanza, y miles
de más cosas buenas. Pero no recibimos lo nuevo hasta que no entreguemos lo
viejo.
Si estamos dispuestas a entregarnos a Jesús, con todo lo que somos y
tenemos, Él nos dará todo lo que tiene y es (ver Juan 16:15). Lo que Él ofrece es
inmensurablemente mejor que lo que nosotras entregamos. Tan solo piense en
ello: todo lo que el Padre tiene es nuestro, y todo lo único que tenemos que hacer
es abandonar nuestras viejas ideas y caminos para experimentarlo en cada área
de nuestra vida.
¿Por qué somos tan reticentes a soltar lo viejo? Creo que es porque las cosas
viejas no tienen misterio alguno, quizá no nos gusten pero al menos no nos
sorprenden. La idea de alejarnos de lo que tenemos y no saber hacia dónde
vamos nos asusta, y por eso muchas personas se niegan a hacerlo. Viven una
vida inferior, dolorosa, improductiva y que no les gusta, cuando podrían
intercambiarla por una nueva.
La tienda de intercambio de Dios está siempre abierta, y Él siempre está
disponible para encontrarse con usted. Lo triste es que la mayoría de las personas
ni siquiera saben que existe, y si lo saben, les cuesta creer que lo que afirma es
cierto.
Jesús ha abierto las puertas de la prisión, y lo único que tenemos que hacer es
salir y empezar una nueva vida con Él.
Jesús quiere consolar a quienes están de duelo, a los que están tristes y
desconsolados. Él vino para anunciar las buenas nuevas de que ahora es el
tiempo del favor de Dios. Quizá usted siempre se ha sentido como la última en
todo en la vida. Quizá usted era la que nunca escogían para formar los equipos o
la que nunca recibió un premio cuando los repartían. Tal vez se haya sentido la
última en su vida, pero hoy es un nuevo día, ¡el día del favor de Dios!
Cuando Dios nos da favor significa que Él abre puertas de oportunidad para
nosotras que solo Él puede abrir y nos hace ser cabeza y no cola, estar encima y
no debajo tal como Él prometió (ver Deuteronomio 28:13). ¿Se imagina el gozo
de vivir con el favor de Dios? Quizá pensemos que tener el favor de nuestro
supervisor en el trabajo sería maravilloso, pero eso palidece si lo comparamos
con tener el favor de Dios. El único ascenso verdadero viene de Dios, y Él puede
situarla en lugares y darle posiciones de honor que la sorprenderán.
Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador,
para que en él recibiéramos la justicia de Dios. (2 Corintios 5:21)
Si leyó deprisa este versículo, como solemos hacer cuando leemos libros, le
pido que regrese y lo lea despacio y piense en la belleza de lo que dice. ¡Qué
intercambio tan glorioso! Se convierte en algo nuestro al creerlo.
La mayor parte de mi vida tuve la sensación de que algo andaba mal en mí,
aunque nunca supe a ciencia cierta lo que era. Tenía una grabación que se
reproducía interminablemente en mi cabeza que decía: ¿Qué pasa conmigo?
¿Qué pasa conmigo? Empezó en mi infancia cuando fui abusada y sentía que
ciertamente algo debía estar mal en mí para que mi padre quisiera hacerme todas
las cosas horribles que me hacía. Sentía que sin duda era algo que no les ocurría
a otras niñas, aunque hace mucho supe lo horriblemente común que es. Mientras
más continuaba el abuso, más profundamente mal me sentía conmigo misma.
Imagínese mi gozo cuando supe que Dios, por su bondad, me veía como
alguien justo. Tardé mucho tiempo hasta que todos los sentimientos de sentirme
mal desaparecieron del todo, pero poco a poco fue sucediendo, y es maravilloso
vivir sin culpa y sin vergüenza, y saber y creer que Dios me aprueba. Lo mismo
está disponible para cualquiera que lo necesite y esté dispuesto a creerle a Dios y
soltar lo viejo. Me ayudó mucho meditar y confesar este versículo, y otros
parecidos, sobre estar bien con Dios. Me ayudó a renovar mi mente en cuanto a
la verdad de Dios en vez de creer las mentiras que Satanás me había hecho creer
la mayor parte de mi vida. Gradualmente, la vieja grabación en mi mente fue
reemplazada por otra nueva.
Bajo la ley del antiguo pacto en el que vivieron los israelitas, para que el
pecado fuera perdonado, el pecador ofrecía un sacrificio de animal en el altar de
Dios, y él o el sacerdote imponía sus manos sobre la cabeza del animal y
confesaba su pecado y su culpa. Creían que el pecado pasaba al animal, al cual
matarían después en lugar del pecador que merecía la muerte.
Jesús es llamado “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan
1:29). Cuando Juan hizo ese anuncio, los judíos sabían lo que significaba porque
a menudo usaban un cordero para sus sacrificios. Jesús nos ofrece el gran
intercambio: Él toma nuestro pecado y nosotros recibimos su perdón. Bajo el
antiguo pacto el pecado era cubierto, pero Jesús elimina nuestro pecado y lo
lleva tan lejos como el este está del oeste.
Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente
está el occidente. (Salmos 103:2)
EPÍLOGO
Derecho al voto
Cuándo recibieron las mujeres la capacidad de votar en el mundo
1902 Australia1
1906 Finlandia
1913 Noruega
1915 Dinamarca
1917 Canadá2
1919 Holanda
1921 Suecia
1931 España
1934 Turquía
1944 Francia
1945 Italia
1949 China
1950 India
1954 Colombia
1962 Argelia
1964 Libia
1967 Ecuador
1971 Suiza
1972 Bangladés
1976 Portugal
1989 Namibia
1994 Sudáfrica
2005 Kuwait
Fuente: http://www.infoplease.com/ipa/A0931343.html.
Desigualdad salarial
En los Estados Unidos, el sueldo medio anual para una mujer que tiene un
trabajo a jornada completa es de 40 742 dólares, mientras que el sueldo
medio anual para un hombre que tiene un trabajo a jornada completa es de
51 212 dólares. Esto significa que, en general, las mujeres en los Estados
Unidos reciben 80 centavos por cada dólar que se les paga a los hombres,
sumando una brecha salarial anual de género de 10 470 dólares.
Fuente: http://www.catalyst.org/knowledge/women-ceos-sp-500.
Rango: 2
País: Rusia
% Brecha salarial: 32,1
Rango: 3
País: Estonia
% Brecha salarial: 27,9
Rango: 4
País: Japón
% Brecha salarial: 27,4
Rango: 5
País: Chipre
% Brecha salarial: 25,1
Rango: 6
País: India
% Brecha salarial: 24,81
Rango: 7
País: Ucrania
% Brecha salarial: 22,2
Rango: 8
País: Alemania
% Brecha salarial: 20.8
Rango: 9
País: Israel
% Brecha salarial: 20,7
Rango: 10
País: Austria
% Brecha salarial: 19,2
Rango: 11
País: Canadá
% Brecha salarial: 19,2
Rango: 12
País: Finlandia
% Brecha salarial: 18,9
Rango: 13
País: Suiza
% Brecha salarial: 18,5
Rango: 14
País: Reino Unido
% Brecha salarial: 18,2
Rango: 15
País: República Checa
% Brecha salarial: 18,1
Rango: 16
País: Estados Unidos
% Brecha salarial: 17,8
Rango: 17
País: China
% Brecha salarial: 17,5
Rango: 18
País: Luxemburgo
% Brecha salarial: 17,3
Rango: 19
País: Holanda
% Brecha salarial: 16,7
Rango: 20
País: Letonia
% Brecha salarial: 16,5
Fuente: http://www.movehub.com/blog/global-gender-pay-gap-map.
Derechos de propiedad
Mississippi permitió a las mujeres tener propiedades a su nombre en 1839.
Fue el primer estado en hacerlo. En 1844, las mujeres casadas en Maine se
convirtieron en las primeras en los Estados Unidos en ganar el derecho a la
“economía separada” (si una mujer tenía un trabajo y ganaba dinero, podía
controlar totalmente la apropiación de esos fondos y no tenía que obtener
primero el permiso, legalmente, de su esposo).
Fuente:
http://en.wikipedia.org/wiki/Timeline_of_women’s_legal_rights_(oter_than_voting).
Educación
Una muchacha con una año extra de educación puede ganar un 20% más
cuando es adulta.
Generocidio
Tras nacer, las bebés por lo general mueren más por no ser bien atendidas
que por asesinarlas de forma activa, pero las familias siguen ahogando,
asfixiando, estrangulando y abandonando a las bebés. Actualmente,
perdemos unos dos millones de niñas al año por generocidio.
• Shock
• Sepsis
• Infecciones
• Muerte
• Consecuencias psicológicas
• Necesidad de cirugía
• Infertilidad
• Dolor crónico
Una de cada cinco mujeres en los campus de los Estados Unidos han
experimentado abuso sexual.
Fuente: https://www.ncjrs.gov/pdfiles1/nij/grants/221153.pdf.
La mayoría de los estudios concluyen que las niñas y las mujeres tienen un
riesgo sustancialmente más alto de ser abusadas sexualmente que los
hombres.
Fuente: Aphrodite Matsakis, When the Bough Breaks (Oakland, CA: New
Harbinger Publications, 1991).
Incesto
Los estudios indican que el 46% de los niños que son violados son víctimas
de sus familiares.
• El incesto puede tener graves efectos a largo plazo sobre sus víctimas. Un
estudio concluyó que entre los supervivientes de incesto que fueron
víctimas a manos de sus padres, el 60% de las mujeres tenían trastornos
alimenticios.
Fuente: National Center for Victims of Crime and Crime Victims Research
and Treatment Center, Rape in America: A Report to the Nation (Arlington,
VA: National Center for Victims of Crime and Crime Victims Research and
Treatment Center, 1992); Heidi Vanderbilt, Heidi, “Incest: A Chilling
Report”, Lears (Febrero de 1992): pp. 49–77.
Tráfico de personas
Ludwig “Tarzan” Fainberg, un traficante convicto, dijo: “Se puede comprar
una mujer por diez mil dólares y recuperar el dinero en una semana si es
guapa y joven. Después, todo lo demás son beneficios”.
Un traficante de seres humanos puede ganar veinte veces lo que pagó por
una niña. Dado que la niña no fuera maltratada físicamente hasta el punto
de estropear su belleza, el proxeneta podría volver a venderla por más
precio por haberla entrenado y por haber domesticado su espíritu, lo cual
les ahorra a futuros compradores el problema. Un estudio de 2003 en
Holanda reveló que, como promedio, una esclava sexual ganaba para su
proxeneta al menos 250 000 dólares al año.
Fuente: https://www.dosomething.org/us/facts/11-facts-about-human-
trafficking.
La línea directa nacional para el tráfico humano recibe más llamadas desde
Texas que desde ningún otro estado de los Estados Unidos. El 15% de esas
llamadas son de la zona de Dallas-Forth Worth.
Fuente: https://www.dosomething.org/us/facts/11-facts-about-human-
trafficking.
Fuente: https://www.dosomething.org/us/facts/11-facts-about-human-
trafficking.
APÉNDICE II:
QUIÉN ES USTED EN
JESUCRISTO
He recibido el poder del Espíritu Santo para imponer manos sobre los
enfermos y sean sanados, para echar fuera demonios, para hablar nuevas
lenguas. Tengo poder sobre todas las fuerzas del enemigo, y nada podrá
jamás hacerme daño (Marcos 16:17-18; Lucas 10:17-19).
No me falta nada porque Dios suple todas mis necesidades conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19).
Puedo apagar todos los dardos de fuego del maligno con el escudo de la fe
(Efesios 6:16).
Soy una obra maestra de Dios, creada en Cristo para buenas obras (Efesios
2:10).
Soy más que vencedora a través de Él, que me ama (Romanos 8:37).
Soy vencedora por la sangre del Cordero y la palabra de mi testimonio
(Apocalipsis 12:11).
Soy grandemente amada por Dios (Romanos 1:7; Efesios 2:4; Colosenses
3:12; 1 Tesalonicenses 1:4).
Soy fortalecida con todo poder según su gloriosa fuerza (Colosenses 1:11).
NOTAS
1 http://www.history.com/topics/womens-history/19th-amendment.
8 https://www.cdc.gov/violenceprevention/nisvs/infographic.html.
12 https://www.dosomething.org/us/facts/11-facts-about-human-trafficking.
14 https://www.goodreads.com/quotes/230438-in-a-futile-attempt-to-erase-
our-past-we-deprive.
15 https://www.goodreads.com/quotes/255850-of-one-thing-i-am-perfectly-
sure-god-s-story-never.
16 http://www.encyclopedia.com/humanities/dictionaries-thesauruses-
pictures-and-press-releases/discernment.
17 https://lenski.com/how-to-let-go-of-unresolved-conflict.
18 http://www.sermonsearch.com/sermon-illustrations/1084/not-today.
19 https://www.brainyquote.com/quotes/quotes/t/theodorero380703.html.
20 https://www.goodreads.com/quotes/230436-over-the-years-i-have-come-
to-realize-that-the.
21 Ibíd.
22 https://www.brainyquote.com/quotes/quotes/g/georgewash158549.html.
23 http://www.healanxietyanddepression.com.
24 https://www.brainyquote.com/quotes/quotes/a/abrahamlin383153.html.
25 http://www.success.com/article/how-to-stand-up-for-yourself.
26 https://www.goodreads.com/quotes/51815-public-opinion-is-a-weak-
tyrant-compared-with-our-own.
27 https://www.sciencedaily.com/releases/2011/08/110815162348.htm.
28 http://www.isacs.org/misc_files/SelfEsteem_Report%20-
%20Dove%20Campaign%20for%20Real%20Beauty.pdf.
29 https://www.goodreads.com/quotes/63061-what-we-hope-ever-to-do-
with-ease-we-must.
30 https://www.goodreads.com/quotes/42890-how-poor-are-they-that-have-
not-patience-what-wound.
Señor Jesús, gracias por darme tu vida y perdonar mis pecados para que pueda
tener una relación personal contigo.
Siento mucho los errores que he cometido, y sé que necesito que me ayudes a
vivir rectamente.
Tu Palabra dice en Romanos 10:9 que “si confiesas con tu boca que Jesús es el
Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás
salvo” (NVI). Creo que eres el Hijo de Dios y te confieso como mi Salvador y
Señor. Tómame tal como soy, y obra en mi corazón, haciéndome la persona que
quieres que sea. Quiero vivir para ti, Jesús, y estoy muy agradecida porque me
estás dando un nuevo comienzo en mi nueva vida contigo hoy.
¡Te amo, Jesús!
¡Es maravilloso saber que Dios nos ama tanto! Él quiere tener una relación
profunda e íntima con nosotras que crezca cada día al pasar tiempo con Él en
oración y estudiando la Biblia. Y queremos animarla en su nueva vida en Cristo.
Por favor, visite tv.joycemeyer.org/espanol/como-conocer-jesus/ y descargue
gratis el libro de Joyce, Diles que les amo, que es nuestro regalo para usted.
También tenemos otros recursos gratuitos en línea para ayudarle a progresar en
su búsqueda de todo lo que Dios tiene para usted.
¡Felicidades por su nuevo comienzo en su vida en Cristo! Esperamos oír de
usted pronto.
Este diario es un recurso poderoso que le ayuda a mejorar su jornada espiritual,
y le permite profundizar en aquello que percibe en su interior. Aquí no hay
respuestas correctas o incorrectas. Simplemente sea abierta y honesta consigo
misma y con Dios, y encontrará lo que está buscando.
Según Efesios 1:17-18, usted ha recibido espíritu de sabiduría y de revelación en
el pleno conocimiento de Jesucristo, siendo iluminados los ojos de su
entendimiento. Después de leer Sanidad para el alma de una mujer, ¿se entiende
más a sí misma? ¿Cómo continuará su proceso de sanidad de aquí en adelante?
Escriba lo que piensa.
Usted es hechura de Dios, creada en Cristo Jesús para buenas obras (ver Efesios
2:10). Celebre quién es y escriba al menos cinco cosas que le encantan sobre
usted misma. Exprese una oración de agradecimiento por haber sido creada a la
imagen de Él.
Santiago 1:22-25 la alienta a poner en acción la Palabra de Dios para que sea
bendecida al hacerlo. Escriba sobre cómo puede vivir este concepto. ¿Qué puede
hacer durante su día para “practicar la Palabra”?
Romanos 8:17 declara que usted es coheredera con Cristo. Escriba este versículo
en sus propias palabras, y medite en el hecho de que su herencia en Dios es
mayor que cualquier problema que pueda estar atravesando.
¿Qué cree que significa ser más que un vencedor en Cristo (ver Romanos 8:37)?
¿Lo cree de usted? Explique por qué sí o por qué no, y escriba una oración
pidiéndole a Dios que aumente su fe para que pueda verse a sí misma como una
vencedora.
Según Colosenses 2:7, estamos llamados a ser arraigados, edificados,
confirmados en la fe y llenos de gratitud. Escriba aquellas escrituras que la
arraigan en la fe, y anote al menos tres cosas por las cuales está agradecida en su
jornada de sanidad.
Apocalipsis 12:11 declara que usted ha vencido por medio de la sangre del
Cordero y por el mensaje del testimonio. ¿Ha compartido su testimonio con
alguien sobre la lectura de Sanidad para el alma de una mujer? ¿Produjo algún
cambio? Escríbalo aquí y concéntrese en su progreso en lugar de cuánto le falta
por alcanzar.
Usted es fortalecido en todo sentido con su glorioso poder (ver Colosenses 1:11).
¿Quién o quiénes en su vida también la fortalecen y la apoyan? Escriba sobre
cómo la animan y la ayudan en su jornada de sanidad. Haga una oración de
gratitud a Dios por traerlos a su vida.
Deuteronomio 28:13 declara que el Señor la pondrá a la cabeza, y no en la cola;
que estará en la cima y nunca en el fondo. Escriba sobre cinco cosas que usted
no es. ¿Qué dicen ellas de usted y su jornada de autodescubrimiento?
Nosotros, como creyentes, somos parte de un linaje escogido, una nación santa
(ver 1 Pedro 2:9). ¿Cómo puede animar a otras mujeres que pudieran estar
pasando por dificultades? ¿Cómo usará su historia para compartir el amor de
Cristo?
¿Cuáles son sus esperanzas y deseos para el futuro, cuando Jesús sane su dolor y
su sufrimiento? ¿Qué es lo que anhela? Pídale a Dios que la guíe y dele la gloria
por las bendiciones futuras.
Isaías 53:5 revela que somos sanados por las heridas de Jesús, y somos llamados
por Dios para ser la voz de su alabanza (ver Salmo 66:8). Escriba una oración de
gratitud a Dios por salvar y sanar su alma.
JOYCE MEYER MINISTRIES
DIRECCIONES DE LAS OFICINAS
EN E.U.A. Y EL EXTRANJERO
Locked Bag 77
Mansfield Delivery Centre
Queensland 4122
Australia
(07) 3349 1200
P.O. Box 5
Cape Town 8000
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(27) 21-701-1056
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