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Periodista.

Gabriel Palacio

Hombre de 63 años. Alto y delgado para su edad. Pelo entrecano, barba semipoblada y
algo descuidada. Un tipo que te encontrarías en un bar tomándose un whisky un lunes en la
mañana. Audaz, tozudo, viste chaqueta clásica y camisa de cuello abierto. Debe usar lentes
para leer de cerca, unas gafas gruesas que son anacrónicas a su pinta de “abuelo malo” y
lo hacen ver algo indefenso.

Joven de 23 años. Cabello largo peinado hacia un lado, patillas y barba incipiente. Una pinta
similar a la del presente, pero mucho más de finales de los 70, chaqueta de solapas anchas
y buzo cuello de tortuga.

Cuando era un joven reportero recibió en su oficina una grabación anónima donde un
supuesto miembro de las FAC devela un intrincado plan detrás de la destrucción del HK
(Ver plan abajo). Su testimonio nos ayuda a conocer mejor cómo fue su vida dentro de la
fuerza aérea, el perfil psicológico de Armando dentro de las FAC y el momento del robo del
avión. La teoría de conspiración sólo es revelada completamente en el momento climático
del episodio, pero siempre está presente que había algo más, algo oculto dentro de la
historia.

Testigo 01. Mery Garzón

Mujer de 58 años, usa poco maquillaje y el cabello recogido pero aún así revela que fue una
mujer atractiva. Saco de lana y camisa ajustada estilo ejecutiva, bien podría haber salido de
una entrevista de trabajo. Se nota que a pesar de ser de un estrato medio-bajo, se trató de
poner elegante para la entrevista.
Tenía 18 años cuando ocurrió el hecho, era vecina del barrio. Afirma que Armando fue su
amor platónico. Nos revela detalles íntimos de la personalidad de Armando, del trato con
sus vecinos, de su amabilidad. Nos brinda una visión cercana e idílica. En algún momento
su testimonio contrasta la teoría del periodista porque ella jamás lo ve como un psicópata.
También complementa la visión del padre como alguien estricto y frío. Nos cuenta cómo
vivió el accidente.

Rosendo Triana

Hombre de 75 años. Bajito, macizo, cabello blanco, corte estilo militar. Camisa arremangada
de tela brillante, con unos botones que luchan por no ceder ante la prominente barriga. En
el pecho luce un collar grueso de plata, en sus manos lleva un anillo de calavera.

Tenía 35 cuando sucedió el siniestro. Vecino del barrio, amigo del padre de Armando y uno
de sus deudores. Nos brinda una visión del hogar, profundiza el carácter del padre y sus
negocios como prestamista. También nos cuenta de la amenaza que Armando lanzó contra
él papá y cómo sintió el accidente en el barrio.

Controlador. Argemiro Cotes

Hombre de 78 años. Canoso, luce pelo desordenado en las sienes y la nuca, de resto es
completamente calvo. De aspecto bonachón, su pinta confirma que es un feliz abuelo
pensionado con muchos años de matrimonio. Saco en “V” de tonos claros y camisa a
cuadros. Usa algunas manillas tejidas de colores.
Era un curtido controlador que no había vivido mayores emergencias hasta el 22 de agosto
del 79. Nos describe los momentos de pánico desde la cabina del controlador, la ruta por
Bogotá. Pocos años después se retiró del oficio.

Armando Nieto (23) delgado y alto, de mirada lánguida y actitud introvertida. En la historia lo
vemos con su overol de mecánico y de la fuerza aérea de la época. Cuando visita a su
padre la primera vez luce prolijo, camisa de cuello duro y chaqueta de cuero clásica de
solapas anchas. En su segunda visita va con una chaqueta en jean y un saco a rayas.
Cuando está en el calabozo viste tan sólo una camiseta blanca y unos bóxer amplios.

Armando Nieto (7) Saco de lana gruesa, pantalones cortos de dril.

Carlos Nieto (38) Robusto, de bigote cuidado y pegado al labio superior, entradas
prominentes. Al comienzo de la historia lo vemos junto a su esposa y su hijo al frente de la
TV. Luce un saco de lana grueso, pantalón de paño y pantuflas. Lleva unos lentes gruesos.
Carlos Nieto (54) y esposa (52) Un poco más gordo que en su juventud. Cabello entrecano
y bigote cuidado pero más espeso que en su juventud. Luce un gabán oscuro y corbata del
mismo tono.

La teoría conspiratoria del periodista

Un suboficial, que fuera compañero de Armando y que trabajaba en el área de psicología y


apoyo a los soldados, envía un cassette describiendo la siguiente teoría: El carácter
conflictivo y desequilibrado de Armando lo hizo sujeto de observación de un grupo de
militares que se unieron a la causa del M-19 y que querían dar un golpe de Estado al
gobierno de Turbay Ayala. Básicamente lo querían como un arma letal, un suicida que
estrellara su avión contra el palacio presidencial y de esta manera causara un desequilibrio
en el corazón de la capital, donde el grupo golpista ya tenía listo refuerzos para terminar de
apoderarse del gobierno. Armando fue escogido gracias al descontento que tenía con las
fuerzas armadas y con la autoridad. Además en unas pruebas psicológicas había
demostrado su desidia con la vida y una obsesión por la cual dejaría todo y podría morir
tranquilo: demostrarle a su padre que no era un perdedor y que podía volar un avión y dejar
su nombre en la historia del país. El grupo hizo un intenso trabajo de adoctrinamiento, todo
un lavado de cerebro que permitió tener certeza de que Armando cumpiría a cabalidad su
misión. Ellos, los golpistas, le facilitaron la entrada al hangar y el robo de la avioneta, todo
iba según lo dispuesto, pero no tomaron en cuenta que el volátil Armando decidiera recorrer
la ciudad en medio de su delirio como piloto y que pasara su objetivo inicial sin hacerle daño
para lanzarse directamente hacia la casa de su padre. Armando había traicionado el plan a
último momento y los golpistas quedaron con el plan destruído ante una decisión repentina
de su arma más letal. Ellos cubrieron las huellas de su confabulación, pero el anónimo que
envió el cassette, tendría pruebas contundentes, ya que el trabajaba en el área de
psicología, donde hicieron todo el trabajo de entrenamiento a Armando.

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