No sabemos nombrar aquello que nos incomoda, como es el tema de la indigencia.

En este
caso, pasamos de hablar de ‘indigentes’ de forma peyorativa a referirnos a ‘personas en
situación de calle’

En el último censo de habitantes de calle realizado por el DANE en el 2017 en la ciudad de

Bogotá, se registraron cerca de 9.538 personas en situación de calle de los cuales 8.477 son
hombres y 1.061 son mujeres, casi el 89% es población masculina. De las personas
registradas en estos números entre 300-200 se encuentran en localidades aledañas al centro
de la ciudad como es el caso de Teusaquillo.

Para entender las problemáticas que esta situación traer para los habitantes de la localidad
vamos a entrarnos desde la perspectiva de dirigentes como lo es la Alcaldía de Teusaquillo.
Al conversar con un funcionario de planeación de la institución, se logró llegar a unos puntos
clave para deducir las causas, consecuencias y soluciones.

La presencia de estas personas se debe en una instancia a la desintegración del Bronx, que
los obligó a movilizarse e instalarse en nuevos espacios en donde estas personas vean que
tienen formas de sustentar lo poco que para ellos es necesario como una comida al día, unas
monedas, ropa, o un techo, y que en muchas ocasiones es lo que encuentran en esta ubicación
ya que la gente tiene los medios para ayudarles y es por eso mismo que su permanencia en el
sector es más prolongada.

Hay que aclarar desde un inicio que existen diferentes tipos de habitante de calle, en primer
lugar está la persona que recicla para su sustento económico, y que generalmente su estancia
es transitoria, buscan vender los materiales que obtienen día a día en algunas de las bodegas
que se encuentran en la localidad. En segundo lugar están aquellos que tienen un problema
social, mental, económico o familiar que hace que este ahí y son estos lo que en su mayoría
viven pidiendo comida, ropa, etc. Y tercero y último, es el campanero de olla, que su instancia
se asocia a la venta y/o consumo de sustancias psicoactivas. Aquí la visión es diferente a los
dos anteriores ya que están cometiendo actos delincuenciales por lo que se les realiza su
respectiva judicialización.

“Estar en la calle no es un delito, pero lo que pasa es que la gente sí lo percibe como una
problemática social muy marcada porque no les gusta tener un habitante de calle porque
piensan que los va a robar y puede que ocurra.” Afirmo Oscar Monroy, funcionario de la
alcaldía de la localidad. Es a partir de esto que se da inicio a lo que se conoce como
percepción de inseguridad, y como consecuencia directa respecto a lo económico, disminuye
mucho la visita de turistas y de los mismos ciudadanos locales y los predios, al estar rodeados
de habitante de calle disminuyen su valor.

Al mencionar “Estar en la calle no es un delito” se puede hacer una comparación en paralelo

con los vendedores ambulantes quienes también invaden el espacio público pero que no
tienen las mismas repercusiones, y esto se debe a que los venderos se lucran del espacio
público, a diferencia de los habitantes de calle que no ejercen una actividad comercial sino
deambulan o duermen por ahí.

Como un mecanismo de solución para esta situación, la alcaldía tiene un programa de

integración social que se llamas Ángeles Azules en donde un referente se encarga de hacer
unas visitas junto con su equipo de trabajo de atención psicosocial a los sectores con más
frecuencia de personas en condición de calle como el rio arzobispo, el sector del Campin, el
rio de la treinta, el Parkway y en distintos parques para convencerlos de ir con ellos a los
albergues y allí se les brinda una atención, puedes bañarse, cambiar de ropa, lavar la ropa,
comer una merienda y estar en las actividades que se organizan con el fin de brindarles
oportunidades para tener una vida digna. La idea es que estas personas no estén en estos
espacios, no tanto desplazándolos sino ayudándoles a obtener una oportunidad de cambio de
vida por medio de los Ángeles Azules. Aunque no hay mucho habitante de calle que
permanezca constante en un lugar ya que la alcaldía local con ayuda de la policía y los
guardias levantan los cambuches periódicamente.

Para prevenir que la sociedad joven termine en estas condiciones se hace una recomendación
a la forma del buen uso del tiempo libre. Existen otras instituciones y cursos de formación
gratuitos que permiten ocupar el tiempo en actividades que ayudan a la formación de los
jóvenes. El estar en un entorno saludable también es un factor para evitar malos pasos en la
vida de ellos puesto que es más fácil abrir un espacio de dialogo para la prevención.

“Muchas veces el habitante de calle quiere y no es que querer sea mi sueño el ser habitante
de calle, no. Sino que él mismo consumo de sustancias psicoactivas, los ata y están en la
calle” comenta Oscar. Es importante describir la indigencia como una condición que puede
ser temporal, algo que resultó de un cambio mayor en la vida de una persona por la razón que
sea.