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¿SALVACIÓN O CONDENA?

“Los mortales deberían tener pensamientos mortales, no inmortales”


Epicarmo_Filósofo Griego

Los homo sapiens parecieran ser los seres más evolucionados y pensantes que pudiesen existir en
la galaxia conocida. Si usted y yo fuéramos habitantes de otro planeta y estuviéramos de visita aquí,
observando, analizando y tomando pruebas; nos quedaríamos atónitos, absortos, al ver tanta
capacidad mental en sus actuaciones y proposiciones. No sabríamos si asustarnos, salir corriendo
de vuelta a nuestro propio planeta, o, maravillarnos y arriesgarnos a profundizar en la mente
infinita de estos seres que tienen la luna a sus pies, pero por andar buscando las estrellas nunca la
ven y aprecian todo lo que tiene a nuestro favor. Por un instante, siendo un extraño, me pongo en
el pellejo de los animales que cohabitan con semejante creación y con “Semejante creación” no me
refiero a algo increíble o deficiente, más bien, es solo un concepto vago de algo sin igual. ¿Para qué
haría esto?, sencillamente lo haría para saber a ciencia cierta y exacta y experimentar en carnes
propias, si la capacidad de inteligencia de los seres humanos es su salvación o es su propia condena,
poniéndolo en términos cosmogónicos; su pequeño cielo o su inmenso infierno.

Los paradigmas como los reyes, tienen sucesores y estos deben ser mucho más fuertes, elaborados
o convincentes que los anteriores. Bien dice el dicho “A rey muerto, rey puesto”. Día tras día estamos
en un proceso de crecimiento que nos hace pensar, repensar y despensar lógica, técnica y
empíricamente de acuerdo a nuestras propias necesidades y situaciones. No quiero, ni pretendo
citar grandes pensadores, filósofos, antropólogos, literatos, ni humanos con alto nivel intelectual
para referirme al proceso que como humanos del común sentimos, percibimos, criticamos,
maldecimos y evolucionamos, de convivir y cumplir unas reglas impuestas que en muchos casos
no nos gustan y estamos constantemente buscando la liberación, no solo mental, sino física para
como dicen por ahí: “Encontrar la anhelada felicidad”. Desde siglos atrás ya se sienten las luchas de
poderes, de egos, de manipulación en las distintas sociedades conocidas y las que no. Siempre
estarán los que están arriba disfrutando de las bienaventuranzas materiales, regulando, mandando,
ejerciendo y abajo los que anhelan, sueñan, luchan y nunca logran ese confort que da el poder, el
dinero y en la mayoría de los casos; la soberbia, el orgullo y las máscaras que parecen benevolentes
y buenas personas. Las sociedades se han ido creando y formando una a una con base en las
necesidades, situaciones, pensamientos y posibilidades de cada grupo que siente que debe estar
organizado y regido por un “Don alguien”, perdiendo en la conquista de su propia felicidad, los
verdaderos intereses colectivos y saboreando individualismos que corrompen a los que empiezan
a liderar y sobresalir, porque no todos los que integran una sociedad tienen la capacidad física y
mental de asumir el pensamiento colectivo y dirigirlo de la forma más sabia en igualdad para todos.
El poder es una de las principales funciones de la organización social de una sociedad, que puede
realmente dirigir las acciones de sus individuos, concordando los intereses contradictorios
individuales o grupales, y subordinarlos a una voluntad única con ayuda de la persuasión o la
coerción. Por ejemplo, en el régimen de la comunidad primitiva no existía un organismo especial
de poder; éste se ejercía por todos los miembros adultos de la Gens1. En las formaciones
antagónicas; el poder expresa los intereses de la clase dominante y se separa de la sociedad
poniéndose por encima de ella. En el período de transición del capitalismo al socialismo; el poder
se convierte en instrumento de represión de las clases explotadoras y de creación de las relaciones
sociales de un nuevo tipo. En las condiciones del comunismo; el poder cambiará radicalmente su
carácter, puesto que las aspiraciones individuales se coordinarán sobre la base del reconocimiento
voluntario por los hombres de la preferencia y el valor que representa el seguir una necesidad única
para toda la sociedad. El poder en las clases actuales se resume a la posición económica, al estrato,
a los bienes muebles e inmuebles que se posean, al trabajo y el status laboral, a la capacidad de
conquistar a la mujer más bella o cotizada y a poder mirar a los demás como bacteriólogos; es decir
como una mierda2. Entre tantos ires y venires sociales que determinan los rumbos sociales y
permiten experimentar una subyugación masiva y unos anhelos de liberación, la sociedad se ha ido
confinando en la oscuridad, la desavenencia, la corrupción intelectual y la involución de sus
habitantes, convirtiéndolos en seres tristes, grises, mecánicos3, rumiantes y plásticos consumistas
que se adaptan o mueren en el intento de buscar su propio arco iris, su propia felicidad, esa felicidad
disfrazada en falsa publicidad, imaginarios, y situaciones que venden un mágico mundo que solo
existe en sus comerciales o piezas de marketing visibles a todas horas, en todos lados y son la falsa
ilusión de un camino espinoso y sórdido.

Los hombres y las mujeres siempre han tenido la necesidad de la observancia para conocerse a sí
mismos, para hacerse una idea propia de su exterior y su interior, para solo saber si son lo que
esperaban o lo que les dijeron que eran y para ello usan los espejos; aquellos artilugios inoperantes,
brillantes y reflejantes que muestran la cruda realidad de quien observa a través de él y no disimula
para nada la vida real, las cualidades, los defectos, la tristeza o la felicidad. Los espejos en la
actualidad a través de la representación fotográfica se han ido convirtiendo en la magnificencia de
los egos, ayudan a buscar y encontrar lo que no existe, lo que cohabita en las almas, lo etéreo, lo
paralelo, lo que se presume y no existe, el anhelo grandioso de las mujeres sobre todo, que son
infundadas en su conocimiento por la vanidad, la belleza, la imagen, lo que se imaginan, lo que se
pretende, más que en los verdaderos cuerpos, lo que queremos ser o lo que podemos diseñar
corpóreamente, para los demás, para ellos como una muestra de ser lo mejor o para ellas como
muestra de que son las mejores, para parecer, para engañar, para disimular y para ocultar la realidad
real de nuestras las vidas y en el peor de los casos, de las propias miserias. Los espejos están a
nuestro alrededor, incluso en nuestros smartphones. Nos felicitan cuando nos vemos bien y
brindan una dura verificación de la realidad cuando no lo hacemos. Se han vuelto esenciales en
muchos aspectos de la vida, como conducir un automóvil, son el reflejo positivo o negativo de la
realidad del momento y son capaces de sacar sonrisas o deprimir hasta el más adonis. La génesis
del espejo probablemente se encuentre en la naturaleza: las personas notaron su propio reflejo en

1 La gens era una agrupación civil o sistema social de la Antigua Roma. Cada gens comprendía a varias familias que se
identificaban a través del cognomen de los individuos, por lo que sus integrantes eran agnados o gentiles entre sí y estaban
dirigidos por varios pater familias.
2 Expresión generalmente malsonante y polisémica, usada principalmente en el lenguaje coloquial colombiano para referirse

a lo indeseado, los obreros, lo que no sirve y estorba o está por debajo de los demás por no tener el mismo status, dinero o
rango ante la sociedad.
3 Tiempos modernos (Modern Times en inglés) es un largometraje de 1936 escrito y dirigido, por Charles Chaplin, que fue

también el actor principal. Esta película es un reflejo de las condiciones desesperadas de las cuales era víctima un empleado
de la clase obrera en la época de la Gran depresión, en la visión dada por la película, por la eficiencia de la industrialización y
la producción en cadena.
el agua y quedaron fascinadas. Para muchas personas, la sensación que experimentó Narciso4 tuvo
que ser replicada, por lo que un genio comenzó a pulir diferentes tipos de piedra hasta que apareció
un reflejo. Un elemento “natural” para esto, que de hecho no necesitaba mucho pulido, es la
obsidiana: el vidrio volcánico negro. Como cita Proverbios 27, 19: “Como el rostro se refleja en el agua,
así el hombre se mira a sí mismo en los demás”. Los espejos son los pensamientos individuales y colectivos
que inducen a la autocontemplación y reflejan la memoria inconsciente de la auto perfección, son
traicioneros, malévolos y disyuntivos, sin piedad alguna con quien se atreva a observarse en ellos
con gran detenimiento. Todas estas actitudes humanas anhelantes son los anaqueles diarios de
historias que nos hacen pensar, repensar y despensar el orden de las cosas, el bien, el mal, lo
correcto, lo incorrecto, lo que está bien hecho, lo que no, la moral, la ética, las normas, las leyes,
para dónde voy y cómo lo hago. Un sinfín de pensamientos nacientes de un simple reflejo
individual y/o colectivo que nos sugiere los cambios, la evolución crítica y la adaptación de nuevas
formas de cohabitar en función de la pluralidad y la sana convivencia. Allí, las leyes, el derecho y
la ciencia se hacen presentes, porque aportan imperativamente los nuevos ordenes mundiales de
actitudes, de esos reflejos individuales, de esos comportamientos y mandatos ideales necesarios de
ser o estar. Aquí es donde regresamos a las primeras líneas y recordamos que sería ideal poder estar
en el “Pellejo confortable de un animal” para poder ver la bendición o la maldición humana desde su
verdadera magnitud y esencia sin la necesidad del reflejo en el espejo o una superficie reflectante.
Ellos, los animales, desde su sabiduría, desde su cognición e intuición son capaces de vivir en forma
verdaderamente racional (desde su inteligencia), ordenada, cero conflictiva, sin presunciones de poder,
mandar o imponer sentimientos malignos o de coerción individual. Lógicamente existen jerarquías,
pero son adecuadas, sanas, puras, estables, igualitarias y no atropellan, discriminan o maltratan las
actitudes, sentimientos, emociones y comportamientos de los individuos que integran sus vastas
comunidades; ejemplo de orden, disposición, encaminadas a la convivencia igualitaria, digna y de
sanas costumbres animalísticas. Si por un solo instante, el ser humano dejara de lado tanta
racionalidad, tanto pensamiento forzado, donde ha perdido esa inocencia de la niñez y esa soberbia
intelectual de creerse el soberano y mandatario de las especies y se tomara con humildad la esencia
de su creación, muy seguramente volveríamos a los orígenes puros de la inocencia humana, del
pensamiento, contribuyendo a una nueva creación digna de llevar con orgullo diciendo que somos
verdaderos “Seres humanos”, una etiqueta equivocada que ofrece la inconciencia de estar por encima
de los demás mamíferos, buscando con insolencia un poder que realmente no tenemos y
presumimos, cuando solo somos una ficha más de un inmenso engranaje que ni conocemos, ni
comprendemos, porque no sabemos de dónde venimos ni para dónde vamos, solo lo presumimos
porque así ha sido enseñado e impuesto por generaciones, rituales, culturas o cosmogonías creadas
precisamente para regular los pensamientos, manipular y controlar. El ¿por qué, el para qué, el
desde cuándo?, solo son preguntas que cada individuo intentará buscar seguramente sin encontrar
una respuesta y aquí nos preguntamos, ¿Acaso en qué momento se contamino el pensamiento
evolutivo de crecer sin hacer daño, sin sentirse poderoso, amo y señor de algo que ni existe?

La racionalización humana que se diferencia con los animales en su forma de expresión, no


queriendo decir que no la tienen; es un mecanismo de dominación ejercida desde la burguesía, un
instrumento de poder que se ejerce sobre la naturaleza, los animales y las demás personas. Se

4En la mitología griega, Narciso (en griego, Νάρκισσος) era un joven con una apariencia bella, hermosa y llamativa. Todas las
mujeres y hombres quedaban enamorados de él, pero este les rechazaba. Para castigar a Narciso por su engreimiento,
Némesis hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de
separarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas.
penetra en el sentido común y en la concepción de la realidad de una sociedad, para modificar su
voluntad y generar competitividad, mantenerse y desarrollarse sin resistencias, mediante una
estructura de regulación de los individuos. La racionalidad es una construcción humana realizada
universalmente que fomenta la globalización y la cultura del consumo para someter, controlar y
decir qué hacer. El proceso histórico de la tensión entre la regulación y la emancipación es más
antiguo de lo que parece. Europa tomo para sí el derecho romano y fue el factor más importante
en la creación de la tradición jurídica moderna occidental. Este tipo de derecho tradicional romano
lo convirtió en un derecho complejo, pesado, caótico y arbitrario. Se habla de una libertad, pero
es una libertad disfrazada, porque es confusa y realmente no permite la esencia de la misma palabra.
En pocas apreciaciones; la recepción del derecho romano fue el producto de unos intereses
económicos, culturales y sobre todo políticos de algunos. Se puede deducir que la tensión entre la
regulación y la emancipación, es el producto del derecho romano como tal, porque era una mezcla
de autoridad y de supuesta razón. Hobbes, Lockes y Rousseasu, los tres fundadores del
pensamiento político moderno, muestran la complejidad de las pretensiones reguladoras y
emancipadoras de la modernidad. Entonces, cuando hablamos del derecho moderno y post
moderno; Hobbes dice que el derecho es un producto de la voluntad del soberano, siendo
positivista por naturaleza. Para Locke; el derecho es producto del consentimiento donde la
comunidad delega al estado dictar y aplicar las leyes. Para Rousseau; el derecho es auto prescrito,
ya que la comunidad no entrega al soberano el derecho a legislar. El ciudadano se obedece a sí
mismo, y no se puede forzar a nada, salvo a ser libre. Entonces, estamos en un paradigma donde
el derecho es la voluntad de un soberano, la manifestación de consentimientos y la auto
prescripción, buscando siempre la emancipación. La crítica de la razón indolente define los
parámetros de una transición paradigmática, los pasos convenientes, las estructuras mentales
posibles desde la epistemología y la sociedad. La modernidad occidental es severamente criticada
por su forma de pensamiento imponente y se propone un nuevo marco ideológico que permita el
impulso de nuevos paradigmas encaminados a la igualdad, mucho más allá de las conveniencias
canónicas actuales repartidas en los diversos países y sociedades. Desde esta perspectiva lineal, la
ciencia y el derecho ocupan inmensamente un lugar estratégico del diseño, diagramación y
configuración mental social de una nueva modernidad protagonista. La cartografía social es un
punto de partida determinante que debe proveer los conocimientos de saber a profundidad de
dónde venimos y para dónde vamos, en ejecución al propio ritmo de hegemonías claras y precisas.
El derecho en la modernidad debe ser el primer punto de partida de solución de conflictos
cartográficamente, imponiendo las escalas sencillas, sin llegar a estamentos y jueces de altas cortes,
ofreciendo y mostrando a los colectivos un mapa sencillo de resolución y que en el conocimiento
de la solidaridad y el entendimiento inicial son las bases fundamentales para lograr la emancipación
ideal en bienestar social igualitario. Vivimos tiempos de desasosiego, de frustración, de desigualdad,
de pobreza física y sobre todo mental, todo esto producto de la desorientación de los mapas
cognitivos que nos han sido enseñados y mentalizados por mucho tiempo sin la posibilidad de la
construcción de nuevos paradigmas. La interacción social se convierte en una competencia de
mapas mentales diversos conflictivos que no llevan a ningún lado y la cartografía social se queda
corta para la resolución de las diversas escalas que suscitan el mal planteamiento mental que se
aplica uno a uno. Aquí el derecho y todo su vasto conocimiento debe ser repensado de forma
distinta para la consecución multilógica de todos estos vacíos, producto del hacer antes del pensar.

Estamos viviendo momentos mundiales de procesos paradigmáticos emergentes, que nos están
impulsando a una nueva revolución cartográfica mapeada que permita un nuevo patrón de cambio,
nuevos caminos, pocas fronteras y una evolución del desarrollo científico y las sociedades en
general, como punto de partida la pandemia actual. Hoy por hoy, el mundo está lleno de motivos
para despensar y repensar, emancipar pensamientos y empezar nuevos cambios a nivel global, sea
en un nuevo orden mundial o sea a nivel sectorizado. Existe un marcado agotamiento y cansancio
de los recursos naturales, desigualdad humana, maltrato animal, dominación excesiva, hambre,
violencia, virus y demás flagelos que afectan como un cáncer las sociedades actuales, modernas,
primermundistas y tercermundistas sin desigualdad. Los hombres y pensamientos líderes no
pueden seguir siendo invisibles e indiferentes a las comunidades y deben absortar de una vez por
todas la transición paradigmática, saliendo de esa irracionalidad humana creada y desarrollada por
el capitalismo excesivo, desmedido. La teoría crítica propone un nuevo orden social mundial que
reconstruya tumbando los cimientos paradigmáticos impuestos, nuevas estructuras mentales y
sociales, salvadoras de la pandemia mental que vivimos hoy, aquí, ahora. Como decía Foucault “Ya
que la propia resistencia se transforma en un poder disciplinario y, por tanto, en una opresión consentida, en tanto
que interiorizada”, entonces desde ese régimen de la verdad, no existen salidas emancipadoras, más
bien totalizadoras de un todo sobre el caos. No existe por ley o raciocinio un principio único o
verdad absolutista de una sola transformación social, la industrialización no es necesariamente el
único motor de desarrollo capaz de evolucionar las sociedades, porque pensamos retrógradamente
que la naturaleza hace lo suyo por sí sola, entonces hoy en día es tiempo de hablar de diversas
alternativas al desarrollo y no de desarrollo alterno para sí. La modernidad y la ciencia en su
inmensa majestuosidad se transforman en problemas día tras día y parece no existir solución alguna
a tanta información, rapidez y enajenación mundial. Debemos ser sabios y benevolentes y decir
que no hay una ignorancia general, pero si muy sectorizada, pero tampoco disfrutamos de un
conocimiento general mundial. En la modernidad, en el conocimiento-regulación; el punto de
ignorancia es el caos que percibimos, pero parece no tocarnos o no queremos que nos toque y en
el conocimiento-emancipación; el punto de ignorancia se ha denominado colonialismo y su deber
parece ser la solidaridad. Las hegemonías en la ciencia moderna parecen ser el pan de cada día
porque así han sido institucionalizadas, pero la teoría crítica post moderna debe comenzar por la
crítica propia a su verdadero conocimiento. Entonces, podemos atrevernos a decir que conocer es
reconocer y progresar es elevar a los demás a la condición de un objeto que pasa a ser un sujeto, y
se denomina solidaridad personal individual dirigida al colectivismo sano. Es un inmenso reto
social e implica el nacimiento y resurgimiento de varios pensamientos alternativos, emancipadores
de nuevas alternativas. Si vamos más a fondo, la solidaridad, es una forma de conocimiento que se
obtiene del reconocimiento de nuestros semejantes como fichas también importantes de un todo,
allí es donde puede nacer el conocimiento emancipador que tenga la verdadera vocación
multicultural y trascienda las fronteras, pero el silencio individual, social, cultural, la indiferencia
marginada y sectorizada conlleva la destrucción masiva de las diversas formas del saber y del
conocimiento puro, todas ellas propias de los pueblos nacientes llenos de inocencia emancipadora.

Como futuros abogados, regentes de las leyes, pregoneros de las normas, los juristas en formación
debemos hacer un llamado a la sociedad en general de pasar de la acción conformista impuesta a
la acción rebelde emancipadora bien encaminada. Sea la sociedad que sea, todos vivimos en un
mundo capitalista construido en simbologías e imaginarios difícilmente alcanzables, pero a la vista
general, supuestamente fáciles, porque es lo que queremos ver y escuchar en los espejos externos,
llegando a los conformismos alternativos. Aquí es donde la teoría crítica post moderna debe
intentar reconstruir la idea y practicidad de la verdadera transformación social emancipadora.
Debemos entender que, gracias a las experiencias, esas expectativas que nos construye la
modernidad no son tan alcanzables como parecen, ofreciendo un exceso de expectativas, pero que
el capitalismo denominaría progreso, pero un progreso falso de consumismo. Estas expectativas
bajo la óptica humanista son negativas y realmente mediocres. Las hegemonías deben resultar en
el consenso de aceptación por parte de las clases tremendamente dominadas buscando un interés
general, pero en el consenso actual es más una resignación a una lucha auténtica. Pero y entonces
¿Qué hacer ante esta resignación social que impide la emancipación? Cómo bien decía Jaime
Garzón, “Cómo no sabemos de dónde venimos, no sabemos para dónde vamos y cómo lo hacemos”, entonces
debemos tener una ruptura radical de ese mal pasado que nos impide nuestro bien futuro, buscar
ese progreso, también siendo un fuerte compromiso colectivo ético de determinación y rebeldía
sana, con esperanzas de nuevas alternativas y aspiraciones soñadoras un tanto utópicas pero
realizables humanamente. Tarea difícil más no imposible si la sociedad llegase a pensar como
sociedad y no como un alguien que hace parte de un todo. La ciencia y el derecho deben ser las
principales fuerzas productivas de conocimiento descomprometido, libre, sistémico, con la
búsqueda del conocimiento empírico, la continuidad del sujeto emancipador a través del
autoconocimiento. La ciencia moderna no es la única explicación posible y definitiva de la realidad,
la ciencia moderna debe permitir una ciencia social y homogénea de saberes, incluyente entre
hombres y mujeres, razas, etnias y clases, no debe ser exclusiva de algunos. El hombre debe
detenerse por unos momentos entre tanta rapidez de información, evolución e interacción,
respirar, analizar, observar, sentir, percibir, deducir y proponer para poder decidir si realmente su
destino está encaminado, es solidario, colectivo y emancipador. Hoy, en estos momentos el mundo
literalmente se ha detenido para que el Ser Humano realmente se tome este tiempo, se permita
“Pensar, repensar y despensar”, se permita decidir si lo que está haciendo actualmente y cómo se está
comportando en sociedad es su futura salvación o su interminable condena.
Webgrafía
Canal Youtube de la Universidad Nacional de Colombia. Conferencia de Boaventura de Sousa Santos.
Tomado de https://www.youtube.com/watch?v=wqoQ0JW9Vb0. Tiempo 1:02:14

Bibliografía
Boaventura de Souza, Santos. Crítica de la razón indolente. Contra el desperdicio de la experiencia. Volumen
I. Para un nuevo sentido común: la ciencia, el derecho y la política en la transición paradigmática. Derechos
humanos y desarrollo. Ed. Desclée de Brouwer. Colección 2000.

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