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MAPA
SUPERFICIE DE LOS COMUNALES EN 1846
El derecho de usufructo.
En Francia, era la comunidad de habitantes la que
administraba los bienes comunales. En el Antiguo Régimen,
las decisiones las tomaban las asambleas de aldea. En el
siglo XIX, la responsabilidad le cupo a los consejos
municipales, que votaban los reglamentos bajo la tutela de
los prefectos. La comunidad determinaba el modo de gestión
(pastoreo comunitario o arrendamiento a terceros), el
reclutamiento de los pastores y la remuneración de los
guardabosques. De todos modos, tras la sanción del código
forestal de 1827 la gestión de los bosques dejó de ser
responsabilidad de las comunidades, para pasar a depender
del ministerio de Aguas y Forestas. En Francia no existió
nunca una institución específica destinada a la
administración de los comunales, como los Marken de los
Países Bajos.
En el siglo XIX, el derecho de acceso a los recursos
del comunal era legalmente el mismo para todos los
habitantes. Sin embargo, a pesar de este principio el peso
de las tradiciones subsistía. Bajo el Antiguo Régimen, el
derecho consuetudinario determinaba quiénes tenían derecho
a usufructuar los comunales, y allí donde la costumbre
callaba, eran las asambleas de propietarios las que
decidían, lo que explica las variaciones que hallamos entre
una parroquia y otra. Por lo tanto, el relevamiento de 1846
sólo tiene un carácter aproximado de las grandes tendencias
regionales.
Sólo las provincias del norte de Francia (Artois,
Cambrésis, Flandes, Hainaut, Picardía) otorgaban derechos
igualitarios a todos sus habitantes. En dichas regiones el
comunal era considerado como propiedad de todos los
aldeanos, quienes quedaban autorizados a introducir sus
rebaños particulares y a recoger madera y turba, según los
reglamentos en vigencia.
En gran parte del territorio que se extendía entre
Bretaña/Normandía y Auvernia/Provenza, el usufructo de los
comunales era un derecho exclusivo de los propietarios o de
sus arrendatarios, en proporción a la extensión de las
tierras que poseían en el ager. En Auvernia, la “regla de
pajas y henos” estipula que sólo tenían derecho a extraer
recursos del baldío quienes residían en la comuna, y por lo
tanto necesitaban forraje para alimentar a su ganado
durante el invierno. En consecuencia, nadie podía pastorear
más animales que los que efectivamente invernaba cada año.
En Alsacia y en Béarn el sistema era aún más restrictivo,
pues no sólo se exigía ser propietario y residente, sino
también tener derecho de vecindad: los vecinos eran los
herederos de los inmuebles, o bien las personas
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