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Tema 7 A
Tema 7 A
A los aditivos se los puede considerar hoy en día como el cuarto componente del
hormigón y, en algunos casos, a las adiciones como el quinto.
Los aditivos pueden definirse como los productos que añadidos al hormigón, en el
momento de su elaboración, en las condiciones adecuadas, en la forma conveniente y en la dosis
precisa, tienen por finalidad modificar en sentido positivo y con carácter permanente, las
propiedades del hormigón de buena calidad, en todos o en algún aspecto, tanto en estado fresco,
como una vez que el hormigón ha fraguado y endurecido.
Tradicionalmente el hormigón estaba compuesto por: cemento, agua y agregados;
sin embargo, los avances de la técnica han introducido a los aditivos químicos y a las adiciones
minerales como el cuarto y quinto elemento, que tienen por objeto perfeccionar las
características de ese material.
Los aditivos se utilizan cada vez más en los morteros y hormigones, por los
siguientes motivos:
Los aditivos se perfeccionan incesantemente. Al principio se usaban, sin purificarlos,
determinados subproductos de la industria papelera o petrolífera, de lo que resultaban
variaciones de composición química. Actualmente, la orientación se dirige cada vez más
hacia un control de calidad de esos subproductos, y a una corrección de sus composiciones
gracias a tratamientos y adiciones. Al empirismo inicial han sucedido investigaciones
sistemáticas que han conducido a la fabricación de productos básicos especiales.
Los constructores recurren cada vez más a su empleo. Estos productos, bien utilizados,
permiten eficazmente modificar o mejorar:
• la reología del hormigón fresco (trabajabilidad, segregación y exudación);
• el fraguado y endurecimiento (aceleradores y retardadores);
• las resistencias mecánicas en ciertas edades;
• las resistencias a las acciones físicas, mecánicas y químicas.
Permiten una mejor organización de la obra en su construcción, una mayor regularidad de
ejecución y de calidad de los hormigones. Su utilización puede algunas veces rebajar el coste
total de la obra (por mejora del rendimiento, facilidad de puesta en obra o ganancias de
tiempo). En cambio, no permiten disminuir la dosis de cemento, porque sigue siendo válido
que las resistencias mecánicas dependen de la relación agua / cemento.
Las publicaciones de investigaciones, las conferencias y coloquios, y la publicidad, atraen
cada día más la atención de los interesados.
Los organismos de control dan seguridades a los usuarios acerca de las verdaderas cualidades
de los productos presentes. La utilización de los aditivos supone:
• que los ingenieros civiles, arquitectos y contratistas conozcan suficientemente bien las
posibilidades ofrecidas por estos productos.
• que la mano de obra haya recibido a pie de obra la formación necesaria.
A veces el empleo de un aditivo de características adecuadas puede impartir al
hormigón ciertas propiedades que no podrían obtenerse de otra forma o con medios más
económicos. En otros casos, el empleo de un aditivo es una necesidad impuesta por la estructura
o por el medio que se pondrá en contacto con ella.
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TECNOLOGIA DEL HORMIGON
Reseña histórica
En la antigüedad, los romanos solían agregar a sus hormigones puzolánicos:
tocino, sangre, clara de huevo, leche y otros productos orgánicos, porque notaron que esas
sustancias mejoraban la trabajabilidad, sin pensar, que la sangre, por ejemplo, actuaría
rudimentariamente como un incorporador de aire, lo que mejoraría la durabilidad del hormigón.
La fabricación del cemento Portland es relativamente reciente y se sitúa hacia los
alrededores de 1850. Poco tiempo después, y con el fin de obtener fraguados más regulares del
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7- Aditivos y Adiciones
cemento, se utilizó el yeso, que se adicionaba al cemento al fabricarlo o al hormigón en el
momento de su preparación; de las dos posturas, la primera es utilizada actualmente. La
incorporación de esos productos se remonta a los años 1880. Candlot, en 1888, efectuó
investigaciones acerca de la acción de este producto y demostró que, según la dosis, podía ser
utilizado como acelerador (mayor del 5% del cemento) o como retardador del fraguado.
A fines del siglo XIX, ya se habían empleado el cloruro de calcio y los
hidrófugos. La comercialización de productos que mejoran algunas de las cualidades del
hormigón, data de 1910. En 1909 se conoce el efecto retardante del azúcar por casualidad; en
1929 al mezclar mortero sobre una mesa recubierta de zinc, se notó que este material también
produjo el mismo efecto. En la década de 1930, fábricas norteamericanas utilizaron como
dispersantes para mejorar el rendimiento de la molienda del clinker, sustancias aceitosas, grasas
y resinas. Se comprobó entonces, que los hormigones producidos con esos cementos, se
comportaban mejor ante las heladas. Hechas las investigaciones del caso, se constató la
existencia, en la masa de esos hormigones, de pequeñas esferas de aire, de tamaño uniforme y
homogéneamente repartidas. Fue así como surgieron los aditivos incorporadores de aire.
En la Argentina comenzó a desarrollarse francamente la industria del aditivo, a
principios de 1950. En 1959 en Estado Unidos se moldeaban millones de metros cúbicos de
hormigón con su fragüe inicial retardado; en 1960 Alemania tenía 340 aditivos de distintas
marcas y en Inglaterra ya eran 280 en 1964, mientras que Francia en 1966 pasaba el centenar.
Con anterioridad al empleo masivo hubo mucha resistencia al uso de estos
productos por parte de diversos sectores. El gradual conocimiento y la constante difusión de sus
propiedades y aun de sus limitaciones, produjo gradualmente la adopción general. Actualmente,
la industria de los aditivos está evolucionando en forma creciente, principalmente en cuanto a los
superfluidificantes o reductores de agua de alta eficiencia, los cuales permiten obtener
hormigones de excelente trabajabilidad, para relaciones agua / cemento tan bajas como 0,20;
siendo un componente obligado en los hormigones de alta resistencia.
También ha evolucionado mucho la industria de las adiciones minerales
pulvurentas, desde que los romanos utilizaran algunos elementos puzolánicos en sus hormigones;
hoy en día la tecnología del hormigón cuenta con una amplia gama de adiciones de alta
eficiencia, como lo son la microsílice y las cenizas volantes, las cuales no sólo tienen el
mencionado carácter puzolánico, sino que aumentan la compacidad del hormigón, elevando su
resistencia a valores de hasta 120 MPa y haciéndolo mucho más durable.
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TECNOLOGIA DEL HORMIGON
Ensayos y control de calidad
Los ensayos pueden efectuarse por el mismo fabricante, por laboratorios
especializados (para investigaciones más generales, a petición de los fabricantes o de organismos
de control) y por los usuarios. Los objetivos y, por consiguiente, los métodos de ensayo, pueden
ser bastante diferentes.
Tipos de ensayos:
Los ensayos a efectuar pueden ser diferentes, según se trate de adiciones en polvo
(más o menos solubles en el agua) o de un aditivo líquido. A continuación, se mencionan las
propiedades más importantes a estudiar en cada uno de los dos casos.
Adiciones minerales:
• Análisis químico (buscando azúcares, sulfuros, cloruros y sulfatos).
• Análisis con rayos X, difracción electrónica, análisis térmico diferencial.
• Pérdida al fuego o por ignición.
• Solubilidad en agua.
• Masas volumétricas: aparente y absoluta (picnómetro).
• Granularidad: superficie específica (Blaine), curva granulométrica, vista al microscopio.
• Conservación: higroscopicidad, aptitud de agrumado.
Aditivos líquidos:
• Idem a adiciones en los 4 primeros puntos.
• Color y pH.
• Punto de congelación y de ebullición.
• Temperaturas de transformación y estabilidad frente a cambios de temperatura.
• Conservación: espesor decantado en reposo, aspecto luego de su almacenamiento.
Además, las características de los morteros y hormigones elaborados con aditivos
y/o adiciones, deben ser ensayados mediante todos los procedimientos y ensayos descriptos en
los capítulos anteriores, para verificar realmente la aptitud del aditivo o adición, para el conjunto
de cemento, agua y áridos que se empleará en la obra. Entre ellos se pueden mencionar: tiempo
de fraguado inicial y final; evolución de la resistencia a diferentes edades; trabajabilidad (cono
de Abrams); retracción por fraguado y cambios volumétricos; calor de hidratación; resistencias
mecánicas; permeabilidad; resistencia al congelamiento y deshielo; resistencia a la abrasión y
posibles reacciones con los componentes de cementos y/o agregados, entre otros.
Las normas de ensayo IRAM y las disposiciones del CIRSOC 201, en lo referente
a aditivos y adiciones, serán estudiadas en el último apartado del presente Tema.
Conclusiones
Tanto los estudios e investigaciones de laboratorio, como la experiencia recogida
en importantes obras ejecutadas en el país, han puesto de manifiesto que el empleo juicioso,
inteligente y controlado de los aditivos, lleva consigo innegables ventajas, que son las que sin
dudas han contribuido en forma preponderante para que el empleo de estos productos se haya
extendiendo rápidamente en nuestro medio. Por tal razón, y como contribución al uso racional de
los aditivos, condición imprescindible de su empleo, se presentan las recomendaciones
generales, que resumen lo expuesto en los apartados anteriores:
El progreso de la construcción de las pequeñas y grandes estructuras de hormigón, y la
complejidad de las grandes obras que el país necesita, exigen cada día más, que tanto los
cuerpos técnicos de las Reparticiones Públicas como de las Empresas Constructoras, se
interioricen de las grandes posibilidades y ventajas, como asimismo las limitaciones, que los
aditivos ofrecen para modificar en forma favorable las propiedades del hormigón.
Es necesario tener en cuenta que un aditivo no es un medio milagroso que permite
transformar un hormigón de mala calidad en otro de buena calidad, sino un producto que
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TECNOLOGIA DEL HORMIGON
puede mejorar las características, propiedades y condiciones de un hormigón de buena
calidad, y a menudo también reducir los costos de la construcción.
Los aditivos deben ser empleados previo conocimiento de sus características y resultados.
Estos deben ser ofrecidos por su fabricante, o deben ser determinados experimentalmente en
un laboratorio especializado, empleando materiales tipo, o preferentemente los materiales de
obra, en condiciones que contemplen las que prevalecerán en el momento de ejecución.
Sólo deben emplearse aditivos de marcas y resultados conocidos. Además, para seleccionar
un producto de determinado tipo, dentro de los de distinta marca, es condición muy
importante que además de las especificaciones técnicas, que deben satisfacer los
requerimientos establecidos, se tengan en cuenta la seriedad, honestidad y responsabilidad
técnica y moral del fabricante. El costo del producto, aunque no es un factor despreciable, no
debe tomarse como único factor determinante. Deben cumplir con las normas vigentes en
nuestro país, que se describirán en el último apartado del presente Tema.
Debe tenerse presente que para la obtención de buenos resultados, se requiere, lo mismo que
para cualquier otro de los materiales componentes del hormigón, una dosis adecuada y una
medición precisa del producto.
El efecto que produce un determinado aditivo sobre el hormigón, depende de varios factores
y principalmente del tipo y marca del cemento, del mayor o menor contenido unitario de
cemento, de la temperatura ambiente, entre otros.
El empleo de aditivos no exime de la necesidad de adoptar las precauciones normales y
corrientes a la adecuada selección y control de calidad de los materiales componentes del
hormigón, de emplear una adecuada dosificación de los mismos, de medirlos adecuadamente
y mezclarlos perfectamente, y de observar las prácticas más convenientes en las etapas de
transporte, colocación, protección y curado de dicho material.
Por último es conveniente recordar que el empleo de los aditivos exige prudencia,
información suficiente en el capataz de obra (sin excesiva información técnica que estaría
fuera de lugar), e indicaciones prácticas claras y precisas para el personal obrero encargado
del manipuleo y medición.
La realización de ensayos para determinar las características y calidad del
hormigón a medida que se desarrolla el proceso constructivo, es el único medio que dispone el
ingeniero para verificar si el material con que se ejecuta la estructura reúne las condiciones
previstas en el proyecto. Esto, que es una verdad indiscutida para cualquier tipo de hormigón y
de estructura, mantiene su total validez también en el caso del empleo de aditivos.
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