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Thorne ha realizado numerosas contribuciones a la cosmología de los agujeros

negros. Propuso su denominada «conjetura del aro» a fin de dejar de lado la idea de
una singularidad desnuda. Dicha conjetura describe una estrella en implosión
convirtiéndose en un agujero negro. Esto se produce cuando la circunferencia
crítica del aro puede contenerlo y rotar alrededor. Es decir, cualquier objeto de
masa M en torno al cual un aro de circunferencia 4 π G M c 2 {\displaystyle
{\begin{matrix}{\frac {4\pi GM}{c^{2}}}\end{matrix}}} {\displaystyle
{\begin{matrix}{\frac {4\pi GM}{c^{2}}}\end{matrix}}} se puede hacer girar, debe
ser un agujero negro. Como herramienta para ser utilizada tanto en las empresas
comerciales como en la ciencia astrofísica y la física teórica, Thorne ha
desarrollado un enfoque poco común, llamado el paradigma de la membrana, aplicado a
la teoría de los agujeros negros; lo utilizó para aclarar el «mecanismo de
Blandford-Znajek» según el cual los agujeros negros serían capaces de activar
cuásares y núcleos activos de galaxias. Thorne ha investigado el origen estadístico
mecánico cuántico de la entropía de los agujeros negros, así como la entropía del
horizonte cosmológico en un modelo inflacionario del universo. En colaboración con
Wojciech Zurek, demostró que la entropía de un agujero negro de masa conocida, su
momento angular y carga eléctrica, corresponden al logaritmo del número de formas
en que el agujero se podría haber constituido. En colaboración con Igor Novikov y
Don Page desarrolló la teoría de la relatividad general de los delgados discos de
acrecimiento formados alrededor de los agujeros negros. Con su mentor John Wheeler,
demostró además que era imposible la implosión para líneas cilíndricas de campos
magnéticos. Con Stephen Hawking, ha teorizado sobre la singularidad existente en el
interior de los agujeros negros y polemizado sobre la posibilidad del viaje en el
tiempo.

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