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energía
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han patentado unos paneles de yeso
que almacenan energía térmica. Los edificios donde se instalen pueden reducir hasta un
40% su consumo energético.
Son muchas las aplicaciones de los PCM en diversos campos, como el sanitario, botánico o
deportivo. En construcción, desde inicios de los años 80, se investiga para integrarlos en
diferentes elementos constructivos (hormigón, yeso, cerámica, vidrio…).
Los PCM son sustancias que almacenan o liberan energía térmica, en forma de calor
latente. Durante el día los 'excedentes energéticos' (procedentes de la radiación solar,
electrodomésticos, usuarios,…) favorecen su licuado, evitando el sobrecalentamiento del
local. Por la noche, cuando la temperatura exterior baja, se solidifican liberando la energía
acumulada al ambiente, evitando el subenfriamiento. El efecto es el de un muro grueso y
pesado de gran inercia térmica.
Para el desarrollo del nuevo material, los investigadores de la UPM eligieron el yeso dada
su disponibilidad, profusa utilización en la edificación y bajo coste, así como la facilidad de
integración de nuevos aditivos. Además, su posición es siempre del lado interior del
aislamiento, lo que asegura un aprovechamiento de su capacidad teórica de almacenamiento
térmico de un 90-95% (capacidad térmica útil), frente a un aprovechamiento del 10-15 %
que se consigue cuando se coloca al exterior del aislamiento.
Incorporar hasta el 45% de PCM
Esto no es nuevo, ya que desde los años 90 se investiga la integración de PCM en yeso,
incluso existe un producto comercial. Sin embargo, hasta ahora el máximo porcentaje de
PCM incorporado en paneles de yeso era de un 26%, frente al 45% que se ha conseguido en
esta investigación. Esto es debido a que estas sustancias merman la capacidad mecánica del
elemento constructivo.
Para evitar problemas con el yeso durante la fase líquida se han elegido como PCMs,
parafinas microencapsuladas, fabricadas por BASF. Además, para conseguir un porcentaje
elevado de PCMs en el panel y, a la vez, garantizar el cumplimiento de la normativa en
cuanto a prestaciones físicas y mecánicas, se han incorporado otros dos aditivos a la
mezcla: fibras y fluidificante.
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En esta ocasión, el nanomaterial consigue una mejor consolidación de los edificios. Este
proceso consiste en la aplicación de una sustancia que, al penetrar en profundidad en el
material de construcción, en este caso piedra, mejora su cohesión, es decir, permite que la
roca degradada se adhiera a la que está ‘sana’.
Con este objetivo ya se comercializan nanomateriales que –indican los expertos– a pesar de
su efectividad, presentan un inconveniente: la aparición de fracturas en los poros de la
piedra durante la fase de secado del producto. “El consolidante se aplica en líquido y
solidifica de forma espontánea y a temperatura ambiente en el interior de la piedra. En este
proceso, se producen una serie de reacciones químicas que provocan diferentes tensiones
que, al final, conducen a la rotura del material”, explica la investigadora principal de este
proyecto, María Jesús Mosquera, de la Universidad de Cádiz.
Para evitar la formación de esas fracturas, los expertos añadieron a los monómetros de
silicio un agente químico destinado a reducir esas diferencias de tensiones. De este modo,
se consigue que el consolidante, al convertirse en sólido, no fracture el interior de la roca.
Junto a ésta, otra de las ventajas del nanomaterial es que funciona bien en todo tipo de
piedra. “Los productos comerciales muestran escasa eficacia en rocas carbonatadas, sin
silicio. Son consolidantes que, químicamente, no enlazan bien con esta variedad. Para
mejorar esta deficiencia hemos añadido el surfactante”, comenta la investigadora.
De esa forma han conseguido que el material consolide en granito, utilizado en la mayoría
de edificios que forman parte del patrimonio cultural en Galicia y otras zonas del norte de
España, o en caliza, una clase de roca carbonatada muy abundante en Andalucía con la que
se construyó, por ejemplo, la Cárcel Real de Cádiz.
Se han efectuado pruebas en la restauración de la iglesia románica Santa María del Campo,
en Galicia
Para ello, los investigadores realizaron ensayos con piedra extraída de la propia cantera con
la que se construyó el edificio. Sobre ella aplicaron el consolidante líquido con ayuda de un
rodillo, brocha o espray, la misma metodología que posteriormente se utiliza en el edificio.
Los expertos también hicieron pruebas con otros dos consolidantes comerciales para
comparar los resultados y confirmar la efectividad del nuevo nanomaterial. Sólo entonces
se aplicó en el edificio original. Por otra parte, los efectos del consolidante han sido
evaluados igualmente en tres yacimientos arqueológicos de Andalucía: Carteia (Cádiz),
Baelo Claudia (Cádiz) y Acinipo (Ronda, Málaga).
http://es.euronews.com/2015/04/29/el-geopolimero-inorganico-un-nuevo-material-casi-tan-
resistente-como-el-granito/