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Emmanuel Arias Romero.

Literatura Comparada: Tradición clásica.

Jorge Enrique Rojas Otálora.

Hora de aventura1 y el héroe épico: de la identidad nacional a la individual.

Los universos épicos se reconocen por su carácter fundacional, escenarios donde los
personajes muestran los valores fundamentales para el surgir de la nueva sociedad que se
manifiesta en las páginas. Por ende, los héroes épicos se vuelven los condicionantes éticos
y morales del universo en el que existen, como lo es Odiseo en el canto homérico.

El interés de este trabajo radica en contemplar el movimiento que ha tenido esta figura del
héroe épico desde Homero hasta la contemporaneidad. De manera concreta, en el uso que
hace Pendleton Ward en su serie Hora de Aventura de la figura del héroe épico-moderno
que se enfrenta, no sólo a su propio universo sino, a una búsqueda interna, de identidad. El
análisis que se hará de la serie constará de ciertos capítulos de la temporada número tres.

En un primero momento se hace necesario destacar tres puntos importantes en cuanto al


papel del héroe épico: Odiseo, Eneas y Mio Cid. Estos tres personajes ayudarán a
comprender la posible reelaboración que se ha hecho de este tipo de personaje a través de la
literatura.

En la Odisea, poema homérico, el héroe es aquel valiente guerrero que se muestra


inteligente y hábil, que representa los elementos éticos que llevan a consolidar el ideal
griego de la época en la que se estructura la historia. Es la muestra de la perfección, desde
el nivel físico hasta su condición intelectual.

Es el estandarte de los valores culturales de la nación a surgir “El hombre homérico


adquiere su valor en tanto que su honra es púbica, digna de admirar y emular. De allí que la
nobleza del héroe se traduzca en ‘la fuente del proceso espiritual mediante la cual nace y se
desarrolla la cultura de una nación” (Ortiz. 2015. 21)

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En el idioma original Adventure time, pero en este texto usaremos su traducción en español.

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Acá el héroe épico toma esta connotación de fórmula de conducta social, la expresión clara
de los valores de determinada cultura en determinado momento histórico.

De igual manera sucede con el uso que hace Virgilio del héroe épico en su poema La
Eneida. En este texto el interés del autor es mucho más evidente y claro, establecer un ideal
de nación, la cual estaba destinada a ser gobernada por Octavio, puesto que las hazañas de
los héroes del pasado, sólo podían llevar al imperio a tal grandeza.

Pero ahora no se trataba únicamente de la glorificación de a ciudad sino también de celebrar


a un héroe nuevo que, sobre el modelo de Ulises y Aquiles, (…) A diferencia de los héroes
homéricos, el de Virgilio debía ser por encima de todo un héroe nacional y, puesto que el
referente concreto era Octavio, el nuevo dios, la idea de patriotismo debía poseer,
asimismo, un sentido de moralidad y religiosidad. (Lara. 2001. 26).

Retoma el recurso del héroe épico de los poemas homéricos y lo entrelaza con cierta
intención de carácter histórico para demarcar el surgir de la raza y del gran imperio romano.
Ya se ve al personaje como un recurso, como un elemento de posible reelaboración para
establecer de manera concreta los valores con los cuales se funda una sociedad emergente.

La tercera figura a contemplar, el Cid, posee en sí también un carácter histórico y


fundacional. Se retoma el carácter valeroso, honrado, leal e inteligente del héroe épico
clásico. Aunque no se pueda establecer una conexión directa entre los poemas clásicos y el
cantar español:

lo verdaderamente importante no es encontrar un antecedente particular, sino señalar cómo


en el cantar castellano compuesto al filo de 1200 se actualizan, debidamente acomodados a
su organización interna y de forma plenamente funcional, algunos recursos narrativos que
pertenecen al más antiguo y establecido acervo de la épica (Montaner. 2015. Pár 38).

Esta falta de relación directa no impide contemplar, aún, cómo la función del héroe épico
dentro y fuera de la obra adquiere este carácter de estandarte de valores, de directriz moral
dentro de la cultura en la que se plantee el texto épico, en este caso el surgir del imperio
español.

Después del uso que se le da al recurso de héroe épico como elemento primordial al evaluar
los valores de una sociedad emergente, a comienzos del siglo XVI, se da un movimiento
interesante de este arquetipo de héroe. En El Quijote de la Mancha se plantea a un héroe
épico, el cuál va en búsqueda de aventuras inigualables. Un héroe que sigue mostrando los
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valores del sistema épico, pero que desconoce que en su universo esos valores ya no
existen. “El héroe (…) es un loco (…) un personaje problemático, cuya búsqueda
degradada, y por eso mismo no auténtica, de valores auténticos en un mundo de
conformismos y convencionalismos” (Goldmann. 1963. 22). Hay una ruptura entre los
valores del universo, del mundo, con respecto a los del héroe. El lugar que habita no es el
que debería puesto que se enfrenta a “un universo dirigido por valores ignorados por la
sociedad” (Goldmann. 1963. 27).

Don Quijote es el héroe moderno, quien busca en los referentes del mundo de la literatura
caballerías los parámetros para dirigir su vida, ser un héroe valiente, hábil, leal, servicial.
Pero el mundo fuera de los libros de las caballerías ya no posee es mismo sistema de
valores. En el libro de Cervantes se sigue recalcando las cualidades que poseían los héroes
épicos, cualidades mismas que son las que busca Don Quijote, en oposición a los héroes de
los poemas clásicos y de los cantares de gesta españoles, quienes eran de por sí, sin tener
que buscarlo, este ejemplo moral, ético y actitudinal en las diferentes culturas a las cuales
pertenecieron.

Aunque no se puede establecer una relación directa entre los poemas épicos griegos y la
serie Hora de Aventura, al hacerse evidente que los cantos de caballeros, de alguna manera,
reelaboraban el arquetipo de héroe épico, y que el alcance cultural de este tipo de relatos se
establece a lo largo y ancho de la conciencia occidental. Permite establecer, si quiera, que la
adquisición de este recurso o de este sistema de relatos épicos sea por poligénesis.

Aun así, bajo el tema de lo épico surge el héroe de la serie Hora de Aventura, Finn. El
universo, en el que se plantea este personaje, es un escenario pos-apocalíptico. Una previa
guerra nuclear ha devastado una porción considerable del planeta. Dadas las emisiones
radioactivas y los cambios que sufrió el ambiente, han surgido diferentes tipos de seres,
algunos hechos de nubes, otros son postres, dulces, unicornios, perros hablantes y entre
ellos está Finn, el “único” humano.

La serie empieza en un punto en el que distintas sociedades se han formado en la tierra de


“Ooo” y hay una serie de castas establecidas, reinos como “El reino helado”, “Dulce reino”
o “Reino flama”. Ya tienen una organización interna establecida.

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Entre esta organización social se encuentra Finn junto a su compañero/hermano/escudero
Jake, el perro. Ambos van en búsqueda de aventuras, salvar o ayudar a quien lo necesite.
Este héroe posee todas las actitudes de un Odiseo, en el capítulo dos de la temporada tres,
Finn y Jake se encuentran ante un gran coliseo, del cual sólo pueden salir si derrotan a los
luchadores que están dentro de este. Batalla tras batalla derrotan a cada uno de sus
contrincantes, hasta que al final sólo quedan los dos. El “emperador”, o juez del coliseo,
determina que ninguno se puede ir, hasta que sólo quede uno de los dos de pie en la arena.
Finn mediante un engaño consigue el cetro que posee el juez y logra escapar con su
compañero Jake.

Aun cuando se le ha prometido la gloria eterna, Finn deja de lado la tentadora oferta, que en
cierto instante contempla, y salva Jake, pone por encima la lealtad, sobre los títulos
individuales. Este episodio planteado en comparación con la situación a la que se enfrenta
Odiseo con Circe, en la cual este logra hacer un trato para poder conservar a sus hombres
con vida incluso después de la ofrenda hecha por ella.

De igual manera, el héroe de Hora de Aventura está en una aparente búsqueda de la gloria
como guerrero, que sus hazañas sean reconocidas y lo lleven a ser aclamado. Un héroe
épico sin duda, un sistema de valores personificado en un humano, el único hasta donde él
sabe. Su cercanía directa hacia la tradición caballeresca es indudable, tradición que, como
ya se mostró, ha adaptado, ya sea de manera directa o indirecta, ciertos elementos de la
épica clásica, entre ellos se puede ver el tema del héroe.

Pero de igual manera, como en La Eneida, la serie usa este recurso épico para mostrar una
sociedad emergente, que necesita una muestra del ideal de moral y ético que debe existir en
el universo ficcional.

En un momento determinado se da un giro al personaje épico, de una particularidad


importante a resaltar. Al igual que en el Quijote, hay un quiebre con el sistema de valores
de su universo, pero en oposición, los paradigmas caballerescos no dejan de ser parte de su
carácter ni los del mundo ficcional, sólo adquieren otra dimensión.

En el episodio catorce Finn se encuentra ayudando a un habitante de Ooo, una mujer que es
atormentada por unas criaturas que buscan destruir a su comunidad. Durante la aventura,

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Finn se da cuenta que posee ciertos rasgos y características parecidas con el personaje a
quien salva. Esto comienza a hacer que el héroe se cuestione sobre su propia existencia.

Finn empieza una disertación sobre su origen, el cual desconoce por completo. Al
contemplar que no era el único humano que existe en la tierra, su universo comienza a
poseer otra dimensión, sus actos heroicos siguen siendo relevantes, pero la búsqueda
primordial se da hacia el interior. Una duda por la identidad propia

Su universo épico deja de contemplarse como lo más importante y hay un leve quiebre con
respecto a su figuración como habitante de la tierra, lo que creía saber es totalmente
incierto, los valores que posee están fundados sobre cierto vacío de gran importancia. En
cierta oposición hacia los héroes épicos de los poemas clásicos y de los cantares de gesta,
este héroe no sólo se determina por su exterioridad como estandarte de valores de la cultura
a la que pertenece, sino que se comienza a establecer por su interioridad, por su búsqueda
concreta por la identidad propia.

Los poemas épicos se estructuran como estos relatos que buscan establecer un sistema de
valores y de principios que han de regir la sociedad que busca fundarse, establecer un
sentido de identidad de nación, reino o imperio. Hora de Aventura usa este formato de lo
épico para dar una mirada a esta sociedad emergente, y establece el recurso del héroe épico
para denotar los valores que determinan la cultura del continente de Ooo. Pero las naciones
ya están establecidas, la búsqueda no es por una identidad nacional, es totalmente
individual.

Aunque Finn, en su cualidad de héroe, no deja de lado su función dentro de la sociedad. El


problema radica en la búsqueda interna, en el viaje en pro de hallar su identidad, mediante
las diferentes aventuras que encuentre por el camino.

Esta búsqueda de identidad individual es un elemento bastante reciente, si se considera que


las crisis de identidad nacional culminan a finales del siglo XX. Las identidades nacionales
consolidadas ya no requieren a un héroe que hable por los principios de la nación, el giro se
da hacia el interior del individuo y su búsqueda por su propia identidad. Búsqueda que se
hace aún más evidente en la era de la globalización, donde “todo el mundo” está conectado
a una red global, la crisis de la identidad se ratifica no en lo nacional sino en lo individual.

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Lo poemas homéricos establecieron una serie de patrones, entre ellos el carácter del héroe
como elemento principal para la representación de los valores y principios de determinada
sociedad. Arquetipo que es tomado por Virgilio y los cantores de comienzos del siglo XI
para estructurar un poema que pueda plantear un sentido de nación, una identidad que
configure lo mítico con lo histórico, todo a raíz de un héroe épico, el estandarte de valores
bajo los cuales se organizará la cultura.

Hasta el punto en que este héroe épico sigue siendo la muestra de una suerte de valores
idóneos, pero se plantea en un quiebre con su propio universo ficticio, caso del Quijote. Sus
principios no poseen valor alguno dentro del sistema de valores que configuran la realidad
de su sociedad. Mostrando al héroe problemático, al héroe moderno.

Al contemplar esta visión del héroe moderno se hace difícil dejar de ver la reelaboración
que se ha hecho del héroe épico en la serie Hora de Aventura. Puesto que en su carácter de
héroe no deja de cumplir su función dentro de la sociedad, es quien cumple con todo el
sistema de valores que se hacen necesarios para esta sociedad “nueva” y emergente.

Pero en cierto momento de la historia hay un quiebre en la cosmovisión de su universo, al


igual que sucede con el Quijote, existe un momento en el que el sistema de valores del
individuo y del mundo dejan de estar relacionados y el personaje habita un lugar que no es
suyo, o no del todo, en este caso. Este quiebre es la búsqueda por un origen, una identidad.

Esta serie muestra un universo épico, en el cual se ve el surgir de determinados grupos


sociales después de una catástrofe que ha forzado a que todo, de alguna manera surja de
nuevo. La visión de este mundo está mediada por las aventuras que posee el héroe de la
historia, quien, como recurso, es usado para evidenciar lo valores de esta cultura emergente.
Pero su función ya no radica tan sólo en la exteriorización de este sistema de principios,
como sucede con los héroes de los poemas clásicos, sino en la interioridad misma del
personaje.

La relaboración de estos recursos, por parte del autor de la serie, no parecen ingenuos o sin
algún trasfondo, dado que se plantea como en este mundo establecido y determinado el
héroe épico no necesita ser el símbolo de ninguna identidad nacional, como sucede en los
diferentes poemas y cantares mencionados. El héroe ha de buscar su identidad.

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Una crisis de identidad que se hace evidente a partir de la globalización, donde las
identidades nacionales pierden su importancia dada la “cercanía” (a pesar de la distancia)
entre individuos a través de la internet. Los seres humanos ya no buscan una identidad
patriótica, buscan, al parecer sin lograrlo fácilmente, hallarse a ellos mismos.

Bibliografía.

Goldmann, L. (1963). Introducción a los problemas de una sociología de la novela. En:


Pour unne Sociologie du Roman. Paris: Gallinard.

Montaner, A. (2015). Tipos y motivos épicos: los poemas homéricos y el Cantar de mio Cid
en paralelo. Atalaya [En línea], 15. Publicado el día 15 de abril 2016. Consulta el día 27 de
mayo 2018. URL: http://journals.openedition.org/atalaya/1585.

Lara, T. (2001). Tesis doctoral: Épica e Imperio: Imitación virgiliana y propaganda


política en la épica española del siglo XVI. .España: Universitat Autònoma de Barcelona.

Ortiz, E. (2016). La fisionomía del héroe épico y los ámbitos de la areté en la odisea.
Medellín: Revista Fundación Universitaria Luis Amigó. 3(1), 18-25.

Ward, P. (Productor). (2007). Hora de Aventura [Serie de televisión]. Estados Unidos:


Cartoon Network Studios.

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