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Éxodo 15:18-19. Jehová reinará eternamente y para siempre. Porque Faraón entró
cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo volver las
aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar.
La alabanza a Jehová por su persona (vv. 1–3). En el cántico del pueblo se emplea el
verbo singular colectivo (v. 1). La alabanza vino después de haber tenido la experiencia
con el Señor que produjo la fe. Había encontrado vida y libertad cuando todo parecía
perdido. El resultado fue una fe nueva que brotaba en cantos a Jehová. No se exaltaba el
pueblo a sí mismo por la victoria, sino alababa al Señor, al que llamaba Jehová, Dios,
padre y guerrero (vv. 2, 3). Además, con júbilo, lo aclamaba con las frases mi fortaleza,
mi canción, y mi salvación (v. 2). Con reverencia y gratitud empleaba tres verbos
distintos para expresar su gozo: cantaré, alabaré y ensalzaré (vv. 1, 2). En la alabanza,
Jehová era el objeto de la adoración y del honor; el pueblo quería honrarlo con su
devoción. Lo alababan por sus hazañas, especialmente por la de arrojar al ejército
enemigo en el mar.