En la explicación de la química orgánica a través del tiempo se expresa
habitualmente el gran impulso que ha tenido la síntesis, en particular la que va
encaminada a la construcción de moléculas que se llevan a cabo en la naturaleza que, por su complejidad, han sido y siempre serán un reto para los químicos. Sin desprestigiar los trabajos sintéticos nuevos y sus ejecutores, han existido dos grandes químicos como lo son Robert Burns Woodward el cual ganó el premio nobel de química en 1964 “por su meritoria contribución al arte de la química orgánica”, él entendía la síntesis como un arte y declaraba que “una estructura conocida pero aún no sintetizada era equivalente a una montaña no escalada”. Este pensamiento de R.B Woodward era el que venían teniendo los químicos a través de la historia, los cuales hacían síntesis de forma experimental pero no llevaban un procedimiento en sí. Elías James Corey quien ganó el premio nobel de química en 1990 cambio ese pensamiento histórico ya que este fue mucho más pragmático, Corey piensa que la síntesis orgánica debe seguir una lógica racional, para el establecimiento de la secuencia sintética, pero, también admite que no todos los posibles intermediarios son tenidos en cuenta al inicio del trabajo, Corey desarrolló un nuevo paradigma de la Síntesis Orgánica, que bautizó como retrosíntesis. Estableció las reglas que permiten analizar una molécula objetivo mediante la ruptura imaginaria de determinados enlaces.
A partir de estos dos pensamientos químicos, se han derivado varias ramas de la
síntesis orgánica como lo son, la síntesis asimétrica que tiene como objetivo obtener compuestos enantioméricamente puros con una quiralidad deseada. También se habla de la síntesis fotoquímica que es un gran aliado para la síntesis en la química por su especificidad, eficacia y sencillez de control. La química supramolecular la cual fue ideada por C. J. Pedersen y D. J. Cram y J. M. Lehn los cuales ganaron el premio nobel de química en el año 1987, se conoce como una nueva clase de química y se utiliza para ver, organizar y observar los movimientos de los enlaces intermoleculares como los enlaces de Hidrógeno, fuerzas de Van der Waals, entre otros.
En conclusión, la síntesis orgánica siempre tendrá características de área en
desarrollo, esto conlleva a muchas innovaciones constantes respecto a estrategias y, por ello, a las transformaciones de los grupos funcionales y de cómo llegar a cambios deseados en sitios característicos de una molécula, es decir, de cómo obtener selectivamente un cambio o transformación particular.