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JEAN VERNETTE

LA PROLIFERACION DE LAS SECTAS


UNA CUESTIÓN PASTORAL
La multiplicación de los grupos religiosos -movimientos, sectas, espiritualidades
orientales, nuevas religiones...- es un fenómeno pujante también entre nosotros. Para
los que no se hallan metidos dentro de él, resulta un objeto de curiosidad (atizada por
las extrapolaciones o deformaciones de los mass media) o de desprecio. Pero el
fenómeno sigue desarrollándose y habla a gritos a las Iglesias. Se impone, pues, una
aproximación teológica atenta y luego una actuación pastoral que tome en cuenta el
verdadero y múltiple significado del hecho desconcertante de la proliferación de sectas.

Le foisonnement des sectes. Question posée a la pastorale. Nouvelle Revue


Théologique 103 (1981) 641-663

La proliferación de las sectas aconseja un análisis global, pues las explicaciones


sociológicas, psicológicas o políticas son parciales y no dan razón del significado del
hecho sectario en el campo religioso ni iluminan suficientemente sobre los criterios de
acción pastoral. Es un reto para las Iglesias averiguar qué hay en esos grupos que les
permita penetrar en sectores sociales difíciles como la juventud, los medios científicos y
técnicos o los marginados.

Sin complejos ante unos métodos poco ejemplares de proselitismo,. han de sentirse
llamadas las Iglesias a diseñar un cristianismo evangélico y cordial, remedio único
contra la "epidemia de las sectas".

Si se quiere entender el fenómeno, no hay más remedio que ir a los problemas de fondo
de los cuales las sectas son sólo los síntomas: el retorno de la religiosidad, de lo
irracional, incluso de la mística; el destierro de lo sagrado; el neopaganismo occidental
moderno. Aunque sea en esbozo empezaremos por ahí.

I. EL RETORNO DE LO RELIGIOSO

La incredulidad es una de las características más acusadas de la cultura occidental


moderna, que considera el factor religioso como nocivo, o al menos, como una pieza de
museo.

Pero afloran indicios que cuestionan este juicio. Junto al deterioro de las grandes
Iglesias, religiones "salvajes" o adhesiones casi religiosas a la ecología, los derechos
humanos, la no-violencia, atestiguan la pervivencia de inquietudes religiosas que cruzan
los fondos de una incredulidad masiva. Quizás se debe todo a la necesidad de apoyarse
en algo firme cua ndo los clásicos valores familiares, morales y patrióticos parecen
derrumbarse al unísono. El sentimiento religioso renace de sus cenizas cuando se le
creía apto sólo para el basurero de la historia. Renace la religión, aunque no sea siempre
la mejor.
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Una proliferación de búsqueda en todos los sentidos

Sin afán exhaustivo y reservando el juicio, enumeraremos diversos grupos que no son
quizás sino la revancha de Dionisios y Orfeo frente al mito prometeico de la civilización
tecnocrática.

En Francia hay más de 250 sectas con casi 600.000 miembros. Los jóvenes peregrinan a
Katmandu y se sienten atraídos por la mística de la India fascinante y el budismo
tibetano ha fundado en los últimos seis años tres monasterios y diez centros en Francia.
Otros buscan un "espacio interior". Más de ochenta grupos ofrecen técnicas para
alcanzar "estados superiores" de conciencia. Para algunos todo esto es un sustitutivo de
la religión.

Subyugan también las nuevas "Sabidurías" de occidente en que lo mejor va de la mano


con lo más dudoso. También tienen éxito las llamadas Ordenes del Temple, cuya
clientela ha contribuido a salvar la crisis de las sastrerías eclesiásticas...

Prolifera el interés por lo extraño, lo esotérico, lo oculto y lo irracional. Las editoriales


inauguran colecciones específicas que engloban desde la parapsicología a los OVNIS.
La película "El Exorcista" ha devuelto la actualidad al diablo y ha batido récordes de
asistencia. Desde luego no todo es sano aunque se puedan barruntar ciertas formas
elementales de inquietud religiosa.

Surge también la Renovación carismática y el atractivo por los monasterios y lugares


sagrados, en donde lo santo y lo saludable se dan la mano en una atmósfera de gozo. Es
una "avalancha hacia el alma" lo que empuja a los jóvenes a Taizé, a la Comunidad del
Arca o a la de Saint Gervais de París.

Discernimiento necesario

El retorno -de lo religioso afecta a todas las capas e ideologías de la sociedad:

- Jóvenes en busca del sentido de la vida,

- Clases medias seducidas por la magia,

- Grandes inteligencias elaborando una nueva gnosis, como la de Princeton,

- El pueblo sencillo, apegado a los ritos de la "religión popular",

- Marginados en busca de calor humano.

Es un retorno del sentimiento religioso, de lo sagrado, que siempre anida en el hombre,


pero también, de lo confuso y lo patológico. Para discernir correctamente conviene
prestar atención a algunos datos:

El Dios sin rostro de ciertas búsquedas no tiene nada que ver con el Dios de Jesucristo.
No es un cristianismo incipiente ni un inicio de evangelización, sino un retorno al
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paganismo, aunque atestigüe una apertura del corazón del hombre de hoy a un Más
Allá.

Descristianización no equivale a irreligión. Quizás sólo se da un desplazamiento de lo


sagrado en un mundo secularizado hasta cierto nivel. Y esto lo deben tener en cuenta los
nuevos métodos de evangelización de los jóvenes y de las nuevas culturas.

Es muy difícil valorar lo que ocurre a ese nivel en el mundo juvenil. La angustia de la
crisis y el paro o del fracaso de una civilización tecnocrática y racionalista les empuja a
entregarse a la fuerte personalidad de un líder religioso o a una individualidad atractiva,
que les llegue al corazón, les preste un apoyo firme y les permita abandonarse a lo
irracional, en una cierta sustitución del Padre en quien se confía. Sin embargo estas
fascinaciones son emocionales, poco seguras y accesibles al desencanto.

El desarrollo de las sectas es sólo uno de los aspectos del fenómeno y quizás no el más
importante, pero la opinión pública está sensibilizada y lo interpreta como peligroso y
preocupante.

II. LOS GRUPOS LLAMADOS "SECTAS"

Una proliferación inquietante

Con acentos milenaristas de fin del mundo, de retorno de Cristo, de paz universal,
ofreciendo la salvación ante una catástrofe ineluctable, la curación de enfermos o la paz
interior, e impresionantemente seguros de detentar la auténtica Verdad de la Biblia,
deformada a su juicio por las Iglesias, ciertos grupos seducen por la fuerza de
convicción, por su entusiasmo sincero y por la simplicidad de su doctrina. Algunos de
ellos inquietan, sin embargo, por sus métodos proselitistas demasiado parecidos a los de
los viajantes de comercio, o por sus fines más financieros que espirituales. Muchas
veces dividen los hogares.

Otros grupos llevan una admirable vida ascética y comunitaria que impacta fuertemente
a los jóvenes, a costa, a veces, de una cierta despersonalización y siempre con ruptura
de la familia, los estudios o la profesión. Los padres, angustiados, se cuestionan por el
porvenir de sus hijos.

El criterio popular admira unas veces la valentía de la confesión religiosa y reacciona


otras agresivamente. Cada nuevo prosélito levanta en su entorno hondas preguntas sobre
la Verdad, cómo hay que entender la Biblia, el fin del mundo y la propia religiosidad.

No hay que tomarse el fenómeno por lo trágico ni a la ligera, sino en serio, como una
crisis de la sociedad y de las religiones.

En el origen de toda secta hay una protesta

Las sectas "clásicas" -no ciertas multinacionales contemporáneas de "mercaderes de


Dios"- no pretendieron en los inicios separarse de sus Iglesias, sino reformarlas. Y sólo
ante la resistencia, institucional acaban formando grupo aparte.
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A veces el líder se presenta también como un profeta y sus fieles le consideran un


enviado de Dios. Es el caso de J. Smith para los Mormones, Baha'U'llah para los Bahai's
o G. Roux para los adeptos del "Cristo de Montfavet ".

Sociológicamente la secta es "un grupo contractual de voluntarios" con un credo


peculiar y una exigencia ética rigurosa y totalitaria, que les confiere a menudo un
carácter elitista y excluyente. Por eso toda secta se convierte en un problema político.

Repercusiones políticas

Las sectas preocupan porque contestan conjuntamente a la sociedad y a las Iglesias. Los
discípulos de Moisés David combaten el "sistema" (aunque vivan a sus expensas). Los
devotos de Krishna no frecuentan a los no devotos. Los Testigos de Jehová repudian el
servicio militar, y cualquier servicio civil que cuestiona la única autoridad del Reino
teocrático de Jehová. La protección de ciertos gobiernos a sectas de descarnado
espiritualismo es, al menos, políticamente sospechoso.

Socialmente también inquietan. Recordemos la objeción de conciencia de los Testigos


de Jehová a las transfusiones de sangre, incluso en peligro de muerte.

Ensayos de clasificación

La multiplicidad de conductas de esos grupos hace difícil su clasificación. El mismo


vocablo "secta" engloba realidades. distintas: disidencias de las grandes Iglesias,
protesta de un grupo humano que adopta forma religiosa, o manifestaciones
contraculturales en época de crisis social.

Por otra parte, el observador utiliza criterios objetivos de relación al mundo, de


ortodoxia doctrinal o de propuestas de salvación, no siempre idénticos a los que viven
una experiencia religiosa interior. Además, según el criterio teológico, sociológico,
psicológico o político elegido, que no es nunca neutro, se llegará a clasificaciones
distintas. Finalmente el fenómeno "secta" que ya es muy plural; tiene todavía una
dinámica constante de diversificación.

Con estas reservas proponemos una clasificación más descriptiva y otra más psico-
sociológica.

Descriptivamente hay que distinguir:

- Movimientos de "despertar": anabaptistas, pietistas, metodistas, cuáqueros, -


pentecostalistas, la comunidad de cristianos y ciertos evangelistas.-

-Sectas "sanantes": antonismo, Christian Science Church, también el pentecostalismo y


el Cristo de Montfavet.

- Milenarismos: adventistas, testigos de Jehová, mormones, amigos del hombre, niños


de Dios.
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-Relig. "sincretistas": Caodaismo, evangelio universal de Ramakrishna y Vivekananda,


antroposofía, A.U.C.M. de Moon y "gnosis": escientología, Rosa + Cruz, sociedad
teosófica, Graal.

- Religiones orientales: conciencia de Krishna, M.L.D. del Guru Maharaj Ji, budismos,
Mahikari y Soka Gakkai y los grupos o maestros cuyas experiencias espirituales apelan
genéricamente al hinduismo.

Bryan Wilson ofrece una clasificación más sutil fijándose en el itinerario espiritual de
cada grupo y su actitud respecto al mundo -a menudo identificado con el Mal o Satán-.
Responde más al motivo genético fundamental.

- Sectas "conversionistas": proponen la conversión personal e interior: movimientos de


Jesús, pentecostales, etc.

- Sectas "revolucionarias": reunidas en torno a una transformación del mundo por la


acción directa de Dios: testigos de Jehová, iglesia universal de Dios, ciertas sectas
ufológicas y de extraterrestres.

- Sectas "introversionistas": rompen con la sociedad corrompida y buscan la salvación


en un repliegue sobre la comunidad religiosa: Amish, darbistas, devotos de Krishna.

- Sectas "manipuladoras": para la salvación buscan medios sobrenaturales, ocultos o


técnicas humanas: escientología, Rosa + Cruz, teosofía, antroposofía.

- Sectas "taumatúrgicas": esperan la salud y la salvación de una intervención milagrosa


de Dios: antonistas, fieles del Cristo de Montfavet, de Mahikari... o de San Damián.

- Sectas "reformistas": buscan la reforma del mundo a través de la reforma de las


conciencias, p. Ej. los cuáqueros; mientras que las sectas "utopistas" la ven como
término de una reconstrucción de la sociedad a partir exclusivamente de los principios
religiosos, como ciertos grupos ecolo-comunitarios o los amigos del hombre.

Un mercado común de lo religioso

Las fronteras entre los grupos son de gran fluidez, de manera que se atraviesan con
facilidad; lo que permite hablar de un mercado común de lo religioso. Curiosamente el
flujo de los movimientos orientales va en la dirección USA-Europa.

Se aglutinan en torno a un maestro (líder, guru, swami, "padre" o "hermano") que


domina a los discípulos mediante conocidas técnicas de condicionamiento grupal, les
aísla de su medio y su familia, les impone una estricta norma de vida de acuerdo con
una doctrina muy personal, y vive a sus expensas, cuando no se apodera sencillamente
de sus bienes. Otros grupos se estructuran en torno a un médico, un profesor o un
pastor. En estas condiciones, si no existiera un terreno abonado no sería fácil mantener
el grado actual de captación.
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¿Por qué se ingresa en una secta?

Analizamos a continuación los cinco motivos que dan razón de la mayoría de ingresos
en las sectas.

Existe en primer lugar el hambre de comunidad y relación de los enfermos de soledad


de las grandes multitudes anónimas de las ciudades. En segundo lugar, una nostalgia de
lo sagrado y lo espiritual, en una sociedad técnica y sin alma. En tercer lugar un deseo
de seguridad en un mundo en cambio en que los fundamentos tradicionales parecen
estar perpetuamente en discusió n. En cuarto lugar un sentimiento de decepción de las
Iglesias que parecen haber perdido el aliento primitivo, en contraste con la fe vibrante
de estos grupos. Y finalmente, el sentimiento de una cierta marginación.

Secta y marginación

En el origen de la mayoría de sectas se halla una protesta contra una marginación social,
familiar, religiosa o de clase que espera una liberación milagrosa de la dureza de la
condición presente. Los ricos y los intelectuales no son inmunes a marginaciones que no
derivan ya del tener, el saber o el poder.

La frustración afecta especialmente a los jóvenes que buscan comunidad, mística


"cálida", ideales y modelos de identificación. Los tanteos de todo joven en busca de su
personalidad adulta se hacen más difíciles hoy como fruto del entorno social inmediato.

Los sociólogos han señalado en los jóvenes una tendencia reaccionaria, de ley y orden,
marginal por su conservadurismo y otra que propende a la huida y la evasión. Un alto
número de jóvenes se colocan "al margen y fuera de juego". La secta con sus ritos, su
lenguaje y sus señas culturales ofrece un soporte de identificación y vertebración
religiosa frente al grupo en que viven y que contestan de forma global.

Subrayemos finalmente que la mayoría de sectas orientadas a los jóvenes nacieron de la


contracultura antitecnocrática y anticonsumista llegada a Europa procedente de los
Estados Unidos.

III. ALGUNOS ASPECTOS TIPICOS DEL FENÓMENO SECTARIO

La confusión del pueblo cristiano es inmensa. La pluralidad, el que algunas sectas se


consideren compatibles con a adhesión religiosa anterior, la incultura religiosa de
muchos fieles de las Iglesias tradicionales que admiten como propia cualquier cosa que
se apellide "cristiana", crean una atmósfera de gran complejidad, que en la actualidad
aumenta cuando un conjunto de comportamientos como las técnicas de meditación, las
nuevas gnosis, los grupos "cálidos" y las comunidades místicas no se encuadran en
ningún cuerpo doctrinal preciso, a diferencia de las religiones antiguas que tenían
creencias y prácticas socialmente nítidas y determinadas.

Describamos a continuación algunos aspectos de los movimientos más activos en


Francia.
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Los Testigos de Jehová

Es el grupo más omnipresente que aprovecha la soledad de enfermos, jubilados y amas


de casa de los barrios periféricos en un puerta a puerta proselitista de gran eficacia.
Amplía luego al campo su marco de influencia. El proselitismo familiar desempeña un
papel importante, pero es también causa de rupturas y dramas.

Su caldo de cultivo está en las capas culturalmente bajas. Pero tienen audiencia también
en clases medias de alto nivel científico y técnico, desprovistas por otra parte de un
mínimo bagaje filosófico o teológico sobre las cuestiones fundamentales de la
existencia.

Sus siempre notables índices de afiliación sufren significativos descensos en


coincidencia con los fracasos de las sucesivas fechas del fin del mundo en su forma
actual. Pero la decepción dura poco. Se reexaminan los textos, se asegura el
cumplimiento - invisible, por supuesto- de la predicción y con los fragmentos de las
predicciones "fallidas" se monta un nuevo esquema "profético" para demostrar que la
secta tiene razón al afirmar la inminencia del fin del mundo.

Refutados por los hechos, los Testigos sacan su fuerza de la certeza absoluta de tener
razón y precisamente "porque está escrito" en la Biblia. En esta época de vacío
ideológico y de quiebra de instituciones la gente es más sensible a la rotundidad de una
afirmación y a la aparente seguridad de un sólo encuadramiento que al mismo contenido
doctrinal.

Los movimientos evangélicos: pentecostales, evangelistas, baptistas

Tienen cierta implantación, especialmente entre los jóvenes. No es fácil clasificarlos


dada su estructura "congregacionalista" y su autonomía doctrinal dentro de un fluido
"credo" común, rasgo típico de todos los evangélicos.

El calificativo de "secta" es exacto para grupos cerrados, fanáticos y alienantes,


manipuladores de los Libros Sagrados o con oscuras actividades financieras, pero no
para otros que mantienen relaciones ecuménicas normales con las Iglesias.

Les encuadramos, sin embargo, en las sectas, porque bajo la etiqueta de "evangélicos" y
al amparo de pomposos nombres bíblicos, se cobijan casos de auténtico comercio de
promesas de curación, de manipulación de la generosidad ingenua de los jóvenes, de
métodos dictatoriales y culto desaforado a la personalidad, todo ello amañado con
incesantes demandas pecuniarias, basadas en una teología adaptada: "Nuestro Dios es
un Dios de abundancia; vivir con él, exige no carecer de nada y ver crecer los
negocios".

Hay grupos de tipo "sanante" -la promesa de curación es una auténtica cuña
publicitaria-; otros son "carismáticos", muy semejantes a los grupos de Renovación
católicos. Todos son de tipo "conversionista", que proclaman la salvación fruto de la
conversión interior o "nuevo nacimiento", oscurecido en su carácter de fenómeno vital,
fulminante, desvinculado de toda doctrina, por el gesto sacramental o ex opere operato
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de las Iglesias. Se les halla predicando el kerigma, en grupos cantores, en las calles, los
cafés o las playas.

La incidencia de las sectas en ámbitos culturalmente bajos invita a reflexionar sobre la


inconveniencia de una pastoral excesivamente abstracta en detrimento de un
cristianismo más cálido, acogedor y cordial.

Una nueva ola de religiones sustituto

Las nuevas "sabidurías" de occidente, más próximas que las orientales, renuevan la
tradición esotérica occidental y responden al deseo de ritos de iniciación, de lo sagrado
y del arcano. Su palabra de paz a una sociedad convulsa y de certeza sobre el más allá
responden al pánico de una sociedad técnica que pierde el alma: Ofrecen un nivel
superior de ser y de conocimiento, un retorno a la gnosis con el peligro inherente de
elitismo.

En otra perspectiva y en los medios científicos la Gnosis de Princeton busca elaborar


una visión religiosa del mundo con un análisis estrictamente científico.

El Cristo de estos grupos no es el de los apóstoles, que no habrían entendido su mensaje


y las Iglesias lo habrían reducido a reglas morales para asegurarse un dominio totalitario
de los fieles. Un ejemplo sería el éxito del "Evangelio según Tomás", escrito gnóstico
hallado en la Biblioteca de Nag-Hammadi en 1945 y traducido en 1959. Para algunos
este texto habría abierto las fuentes del esoterismo cristiano en las ciento catorce
palabras secretas que Jesús el Viviente pronunció y escribió Didimo-Judas Tomás. Se
trataría del "gran secreto" escondido desde Jesús.

La incultura religiosa deja a grandes masas inermes ante la seducción de un


"conocimiento superior de las cosas" y de las "revelaciones nuevas". Así, al lado de
movimientos respetables como la antroposofía de Steiner, los grupos Gurdjieff, o el
esencialismo de la "espiritualidad viviente", nacen otros más sospechosos como las
nuevas órdenes de caballería y templarios, o la nueva Acrópolis, de ideología cercana al
nazismo.

Es sorprendente el éxito y la fascinación ingenua de algunas delirantes


insubstancialidades en personas de cierta cultura. Pensamos que el monopolio en la
formación de las disciplinas técnicas, que preparan un porvenir profesional pero
marginan las grandes cuestiones de la existencia y atrofian el sentido de lo poético y lo
simbólico, unido a una carencia de formación filosófica seria, despojan a las personas
de criterios de discernimiento y les disponen a aceptar cualquier afirmación religiosa.

La fascinación del Oriente

Cada año diez mil franceses van a la India o al Nepal como último y secreto refugio de
la sabiduría. Decepcionados de la capi tal religiosa de occidente, antes de conocerla,
llevan hacia horizontes más lejanos su búsqueda espiritual.
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La distancia para estos neófitos ingenuos, orla a estas teorías y a estos maestros de un
halo de inocencia y pureza cautivadoras. ¿Es porque "nadie es profeta en su tierra" o
porque los cristianos han vaciado la fe de contenido místico en su afán de enraizarla en
las realidades terrenas?

Estas decepciones explican el entusiasmo por convertirse en discípulos de Taisen


Deshimaru - maestro de Zen- o fanáticos del Yoga o de la meditación trascendental.
Entusiasmo que comparten muchos cristianos fieles a su fe.

Esta pasión debe ser seriamente discernida. Pues una técnica que alcanza lo más
profundo de la personalidad no es jamás neutra ni totalmente independiente del suelo
nutricio cultural o religioso en que nació. Para algunos se convierten en religión de
reemplazo y el dominio y conocimiento de sí en fuente de salvación.

Lo cual está en oposición al orante cristiano que recibe la gracia de la plegaria como un
don de Dios y la salvación como la obra de Cristo, el único Señor y Salvador.

IV. LA PROLIFERACION DE SECTAS, UN INTERROGANTE PARA LA


SOCIEDAD Y LAS IGLESIAS

Los medios de masa se han apoderado del hecho de las sectas y en cierta manera lo ha n
creado al magnificarlo. El volumen de información y el clima en que se maneja no es el
más adecuado para una reflexión ponderada y para evitar atribuir a todos los grupos lo
que es propio sólo de algunos.

Una primera distorsión deriva del interés por lo extraño, lo esotérico e incluso lo
malsano. Un cierto voyeurismo de lo ridículo, lo escabroso o lo sensacional impide
captar nada hondo del fenómeno.

Mayor distorsión produce la atención prestada a grupúsculos de actualidad por sus


aberraciones o escándalos, frente al silencia ante Iglesias con mucha mayor influencia.

Por otra parte la asimilación de los grupos a unos modelos standard tiene el peligro de
englobar en un juicio peyorativo e injusto a grupos estimables, aunque no se compartan
sus creencias.

La actitud pastoral de la Iglesia católica, vigilante sin intolerancia y comprensiva sin


dimisión, debe ser muy rigurosa con los datos de hecho. Ahí se juega nuestra
credibilidad, tanto más necesaria en cuanto que ya no somos el único grupo que
representa "la religión". La Iglesia católica como grupo mayoritario en Francia debe
mantener un delicado equilibrio ante las minorías recordando la libertad de conciencia
sin caer en un liberalismo doctrinal y siendo tolerante sin ingenuidad. El suicidio
colectivo de Guayana de hace unos años, provocó un cierto toque de rebato en que se
hubiera con gusto alistado la Iglesia católica. Aunque combatir estos excesos es
legítimo, no deriva, sin embargo, de su misión pastoral. Algunos de los que convocaban
a la Iglesia cont ra las sectas no habrían dudado poco después en acusarla de Inquisición
o de abuso contra las minorías rivales...
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Asegurada la libertad de conciencia para todos, se podrá entonces expresar firmemente


el desacuerdo con aquellos métodos que signifiquen alienación de las conciencias y
apoyar la acción de las asociaciones de padres preocupados por el tema.

Aprender a discernir

No se puede incluir a todas las minorías en una misma reprobación. Las minorías, como
las grandes religiones tienen reconocido "el derecho a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión" y a manifestar sus creencias, en público y en privado, según la
declaración de los derechos del hombre.

Es preciso separar lo raro de lo inaceptable, sin ceder a la tentación de confundirlos:

Hay que realizar un primer discernimiento entre:

- las sectas objetivamente dañinas por sus métodos o su doctrina, cualquiera que sea el
valor personal de sus miembros: sectas satánicas o grupos con miras políticas o
financieras guiadas por líderes megalómanos.

- movimientos con creencias distintas a las de la Iglesia o religiones oficiales, pero sin
peligro para la salud física o psíquica de los miembros o del grupo social en que viven:
mormones, Baha'is, grupos hinduistas.

- ciertos movimientos que nos desconciertan, pero que subrayan aspectos evangélicos
menos practicados: movimientos de Jesús, comunidades evangelistas, Teen Challenge.

También habrá que distinguir entre:

- la sinceridad personal de los fieles, que tienen derecho como todos a la búsqueda e
incluso al error y que a veces atestiguan un valor espiritual innegable,

- y los motivos ocultos de ciertos altos responsables, cuando tramposamente utilizan la


generosidad de los jóvenes para conseguir mano de obra barata para lucrativos
negocios.

Y finalmente una última distinción entre:

- los objetivos, a menudo de gran valor: la paz, un mundo nuevo...

- y los métodos a veces opuestos radicalmente a estos fines.

Los métodos sectarios revisten estas características:

- presión indiscreta sobre las personas, por medio de lavados de cerebro, o por el
fomento del miedo y la dependencia.

- manipulación de los Libros Sagrados con simplificaciones abusivas o para recaudar


fondos con promesa de abundantes gracias divinas.
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- retraimiento sobre el grupo con exigenc ia de ruptura familiar o social.

- miras financieras, utilizando procedimientos de marketing de consumo ante la


demanda religiosa de las gentes.

Estos son los rasgos sectarios, perniciosos en cualquier grupo político, profesional o
religioso en que se den. El discernimiento pastoral que siempre ha de ser firme, no debe
convertirse, sin embargo, en un indiscriminado reflejo anti-secta, que a menudo no es
más que un sentimiento de superioridad poco evangélico frente a las minorías en un
momento determinado.

Una aproximación "pastoral" al fenómeno sectario

La perspectiva pastoral, sin desconocer los ámbitos de competencia de las asociaciones


de defensa, de las instancias civiles o judiciales y de las ciencias humanas ha de
centrarse en:

- la preocupación por la evangelización de personas y grupos y por la ayuda a los más


afectados.

- una lectura teológica de estos "signos de los tiempos", como lugar de manifestación e
interpelación del Espíritu.

- una reflexión doctrinal que afectará sobre todo a la teología fundamental (revelación,
ecumenismo, relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas), a la teología
bíblica (lectura y "utilización" de la Biblia) y a la teología espiritual ("radicalismo"
evangélico, "fuga mundi", etc.).

Algunas orientaciones pastorales

Con gran modestia me atrevo a proponer algunas líneas de acción pastoral:

a) aprender a leer el significado de estos signos de los tiempos. No se puede juzgar


apologéticamente a las sectas por el grado de "desviación" respecto a la Iglesia. Hay que
considerar las razones de su contestación a las Iglesias y a la sociedad.

b) escuchar su interpelación sobre factores abandonados. Su éxito subraya las líneas de


fuerza a tener en cuenta en la evangelización actual: mayor atención a las necesidades
reales de las personas, especialmente las sencillas; al nacimiento del acto de fe; a las
comunidades a escala humana; al equilibrio entre dimensión mística y política;
preocupación por lo que nace más que por lo establecido.

c) capacidad de expresar la fe católica en un lenguaje comprensivo; convicciones


firmes; preocupación por la formación de los cristianos.

d) cierta audacia para hablar de plegaria, mística y contemplación (hay gurus cristianos
muy valiosos...).
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e) finalmente discernir, evangelizar, a veces exorcistar, convertirnos siempre. Son


facetas inseparables de la aproximación pastoral al fenómeno de las sectas.

Malraux decía que "el siglo venidero será metafísico y místico" y Toynbee profetizaba
que las Iglesias reemplazarían un día a las civilizacio nes degradadas. Contentémonos
simplemente con afirmar que la religión y lo religioso "tiene porvenir". Pero no es
indiferente que venga cualquier religión. El papel dula Iglesia es ayudar a "disciplinar,
purificar y hacer productivo" el torrente religioso que amenaza convertirse en una
ciénaga. Es un campo éste menos familiar e importante que la increencia, la justicia o la
paz, pero no admite demora. Ante las sectas hay que conservar la cabeza fría y el
corazón sereno, sin masoquismo ni suficiencias altivas. Plantean, al menos, en nuestro
siglo de progreso, de forma irritante y a veces aberrante, la cuestión de si el hombre
puede vivir no creyendo más que en sí mismo.

Un buen programa de acción son las palabras de san Agustín a los gnósticos de su
tiempo, prolífico también en estos grupos: "Que se irriten contra vosotros quienes no
conocen a qué precio se consigue la verdad y cuán difícil resulta evitar los errores...
Busquémosla juntos como algo todavía desconocido por unos y otros. Sólo la podremos
buscar con amor y serenidad cuando no tengamos la pretensión audaz de haberla
descubierto y poseerla".

Tradujo y condensó: JOSEP M. ROCAFIGUERA

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