Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sin complejos ante unos métodos poco ejemplares de proselitismo,. han de sentirse
llamadas las Iglesias a diseñar un cristianismo evangélico y cordial, remedio único
contra la "epidemia de las sectas".
Si se quiere entender el fenómeno, no hay más remedio que ir a los problemas de fondo
de los cuales las sectas son sólo los síntomas: el retorno de la religiosidad, de lo
irracional, incluso de la mística; el destierro de lo sagrado; el neopaganismo occidental
moderno. Aunque sea en esbozo empezaremos por ahí.
I. EL RETORNO DE LO RELIGIOSO
Pero afloran indicios que cuestionan este juicio. Junto al deterioro de las grandes
Iglesias, religiones "salvajes" o adhesiones casi religiosas a la ecología, los derechos
humanos, la no-violencia, atestiguan la pervivencia de inquietudes religiosas que cruzan
los fondos de una incredulidad masiva. Quizás se debe todo a la necesidad de apoyarse
en algo firme cua ndo los clásicos valores familiares, morales y patrióticos parecen
derrumbarse al unísono. El sentimiento religioso renace de sus cenizas cuando se le
creía apto sólo para el basurero de la historia. Renace la religión, aunque no sea siempre
la mejor.
JEAN VERNETTE
Sin afán exhaustivo y reservando el juicio, enumeraremos diversos grupos que no son
quizás sino la revancha de Dionisios y Orfeo frente al mito prometeico de la civilización
tecnocrática.
En Francia hay más de 250 sectas con casi 600.000 miembros. Los jóvenes peregrinan a
Katmandu y se sienten atraídos por la mística de la India fascinante y el budismo
tibetano ha fundado en los últimos seis años tres monasterios y diez centros en Francia.
Otros buscan un "espacio interior". Más de ochenta grupos ofrecen técnicas para
alcanzar "estados superiores" de conciencia. Para algunos todo esto es un sustitutivo de
la religión.
Discernimiento necesario
El Dios sin rostro de ciertas búsquedas no tiene nada que ver con el Dios de Jesucristo.
No es un cristianismo incipiente ni un inicio de evangelización, sino un retorno al
JEAN VERNETTE
paganismo, aunque atestigüe una apertura del corazón del hombre de hoy a un Más
Allá.
Es muy difícil valorar lo que ocurre a ese nivel en el mundo juvenil. La angustia de la
crisis y el paro o del fracaso de una civilización tecnocrática y racionalista les empuja a
entregarse a la fuerte personalidad de un líder religioso o a una individualidad atractiva,
que les llegue al corazón, les preste un apoyo firme y les permita abandonarse a lo
irracional, en una cierta sustitución del Padre en quien se confía. Sin embargo estas
fascinaciones son emocionales, poco seguras y accesibles al desencanto.
El desarrollo de las sectas es sólo uno de los aspectos del fenómeno y quizás no el más
importante, pero la opinión pública está sensibilizada y lo interpreta como peligroso y
preocupante.
Con acentos milenaristas de fin del mundo, de retorno de Cristo, de paz universal,
ofreciendo la salvación ante una catástrofe ineluctable, la curación de enfermos o la paz
interior, e impresionantemente seguros de detentar la auténtica Verdad de la Biblia,
deformada a su juicio por las Iglesias, ciertos grupos seducen por la fuerza de
convicción, por su entusiasmo sincero y por la simplicidad de su doctrina. Algunos de
ellos inquietan, sin embargo, por sus métodos proselitistas demasiado parecidos a los de
los viajantes de comercio, o por sus fines más financieros que espirituales. Muchas
veces dividen los hogares.
Otros grupos llevan una admirable vida ascética y comunitaria que impacta fuertemente
a los jóvenes, a costa, a veces, de una cierta despersonalización y siempre con ruptura
de la familia, los estudios o la profesión. Los padres, angustiados, se cuestionan por el
porvenir de sus hijos.
No hay que tomarse el fenómeno por lo trágico ni a la ligera, sino en serio, como una
crisis de la sociedad y de las religiones.
Repercusiones políticas
Las sectas preocupan porque contestan conjuntamente a la sociedad y a las Iglesias. Los
discípulos de Moisés David combaten el "sistema" (aunque vivan a sus expensas). Los
devotos de Krishna no frecuentan a los no devotos. Los Testigos de Jehová repudian el
servicio militar, y cualquier servicio civil que cuestiona la única autoridad del Reino
teocrático de Jehová. La protección de ciertos gobiernos a sectas de descarnado
espiritualismo es, al menos, políticamente sospechoso.
Ensayos de clasificación
Con estas reservas proponemos una clasificación más descriptiva y otra más psico-
sociológica.
- Religiones orientales: conciencia de Krishna, M.L.D. del Guru Maharaj Ji, budismos,
Mahikari y Soka Gakkai y los grupos o maestros cuyas experiencias espirituales apelan
genéricamente al hinduismo.
Bryan Wilson ofrece una clasificación más sutil fijándose en el itinerario espiritual de
cada grupo y su actitud respecto al mundo -a menudo identificado con el Mal o Satán-.
Responde más al motivo genético fundamental.
Las fronteras entre los grupos son de gran fluidez, de manera que se atraviesan con
facilidad; lo que permite hablar de un mercado común de lo religioso. Curiosamente el
flujo de los movimientos orientales va en la dirección USA-Europa.
Analizamos a continuación los cinco motivos que dan razón de la mayoría de ingresos
en las sectas.
Secta y marginación
En el origen de la mayoría de sectas se halla una protesta contra una marginación social,
familiar, religiosa o de clase que espera una liberación milagrosa de la dureza de la
condición presente. Los ricos y los intelectuales no son inmunes a marginaciones que no
derivan ya del tener, el saber o el poder.
Los sociólogos han señalado en los jóvenes una tendencia reaccionaria, de ley y orden,
marginal por su conservadurismo y otra que propende a la huida y la evasión. Un alto
número de jóvenes se colocan "al margen y fuera de juego". La secta con sus ritos, su
lenguaje y sus señas culturales ofrece un soporte de identificación y vertebración
religiosa frente al grupo en que viven y que contestan de forma global.
Su caldo de cultivo está en las capas culturalmente bajas. Pero tienen audiencia también
en clases medias de alto nivel científico y técnico, desprovistas por otra parte de un
mínimo bagaje filosófico o teológico sobre las cuestiones fundamentales de la
existencia.
Refutados por los hechos, los Testigos sacan su fuerza de la certeza absoluta de tener
razón y precisamente "porque está escrito" en la Biblia. En esta época de vacío
ideológico y de quiebra de instituciones la gente es más sensible a la rotundidad de una
afirmación y a la aparente seguridad de un sólo encuadramiento que al mismo contenido
doctrinal.
Les encuadramos, sin embargo, en las sectas, porque bajo la etiqueta de "evangélicos" y
al amparo de pomposos nombres bíblicos, se cobijan casos de auténtico comercio de
promesas de curación, de manipulación de la generosidad ingenua de los jóvenes, de
métodos dictatoriales y culto desaforado a la personalidad, todo ello amañado con
incesantes demandas pecuniarias, basadas en una teología adaptada: "Nuestro Dios es
un Dios de abundancia; vivir con él, exige no carecer de nada y ver crecer los
negocios".
Hay grupos de tipo "sanante" -la promesa de curación es una auténtica cuña
publicitaria-; otros son "carismáticos", muy semejantes a los grupos de Renovación
católicos. Todos son de tipo "conversionista", que proclaman la salvación fruto de la
conversión interior o "nuevo nacimiento", oscurecido en su carácter de fenómeno vital,
fulminante, desvinculado de toda doctrina, por el gesto sacramental o ex opere operato
JEAN VERNETTE
de las Iglesias. Se les halla predicando el kerigma, en grupos cantores, en las calles, los
cafés o las playas.
Las nuevas "sabidurías" de occidente, más próximas que las orientales, renuevan la
tradición esotérica occidental y responden al deseo de ritos de iniciación, de lo sagrado
y del arcano. Su palabra de paz a una sociedad convulsa y de certeza sobre el más allá
responden al pánico de una sociedad técnica que pierde el alma: Ofrecen un nivel
superior de ser y de conocimiento, un retorno a la gnosis con el peligro inherente de
elitismo.
Cada año diez mil franceses van a la India o al Nepal como último y secreto refugio de
la sabiduría. Decepcionados de la capi tal religiosa de occidente, antes de conocerla,
llevan hacia horizontes más lejanos su búsqueda espiritual.
JEAN VERNETTE
La distancia para estos neófitos ingenuos, orla a estas teorías y a estos maestros de un
halo de inocencia y pureza cautivadoras. ¿Es porque "nadie es profeta en su tierra" o
porque los cristianos han vaciado la fe de contenido místico en su afán de enraizarla en
las realidades terrenas?
Esta pasión debe ser seriamente discernida. Pues una técnica que alcanza lo más
profundo de la personalidad no es jamás neutra ni totalmente independiente del suelo
nutricio cultural o religioso en que nació. Para algunos se convierten en religión de
reemplazo y el dominio y conocimiento de sí en fuente de salvación.
Lo cual está en oposición al orante cristiano que recibe la gracia de la plegaria como un
don de Dios y la salvación como la obra de Cristo, el único Señor y Salvador.
Los medios de masa se han apoderado del hecho de las sectas y en cierta manera lo ha n
creado al magnificarlo. El volumen de información y el clima en que se maneja no es el
más adecuado para una reflexión ponderada y para evitar atribuir a todos los grupos lo
que es propio sólo de algunos.
Una primera distorsión deriva del interés por lo extraño, lo esotérico e incluso lo
malsano. Un cierto voyeurismo de lo ridículo, lo escabroso o lo sensacional impide
captar nada hondo del fenómeno.
Por otra parte la asimilación de los grupos a unos modelos standard tiene el peligro de
englobar en un juicio peyorativo e injusto a grupos estimables, aunque no se compartan
sus creencias.
Aprender a discernir
No se puede incluir a todas las minorías en una misma reprobación. Las minorías, como
las grandes religiones tienen reconocido "el derecho a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión" y a manifestar sus creencias, en público y en privado, según la
declaración de los derechos del hombre.
- las sectas objetivamente dañinas por sus métodos o su doctrina, cualquiera que sea el
valor personal de sus miembros: sectas satánicas o grupos con miras políticas o
financieras guiadas por líderes megalómanos.
- movimientos con creencias distintas a las de la Iglesia o religiones oficiales, pero sin
peligro para la salud física o psíquica de los miembros o del grupo social en que viven:
mormones, Baha'is, grupos hinduistas.
- ciertos movimientos que nos desconciertan, pero que subrayan aspectos evangélicos
menos practicados: movimientos de Jesús, comunidades evangelistas, Teen Challenge.
- la sinceridad personal de los fieles, que tienen derecho como todos a la búsqueda e
incluso al error y que a veces atestiguan un valor espiritual innegable,
- presión indiscreta sobre las personas, por medio de lavados de cerebro, o por el
fomento del miedo y la dependencia.
Estos son los rasgos sectarios, perniciosos en cualquier grupo político, profesional o
religioso en que se den. El discernimiento pastoral que siempre ha de ser firme, no debe
convertirse, sin embargo, en un indiscriminado reflejo anti-secta, que a menudo no es
más que un sentimiento de superioridad poco evangélico frente a las minorías en un
momento determinado.
- una lectura teológica de estos "signos de los tiempos", como lugar de manifestación e
interpelación del Espíritu.
- una reflexión doctrinal que afectará sobre todo a la teología fundamental (revelación,
ecumenismo, relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas), a la teología
bíblica (lectura y "utilización" de la Biblia) y a la teología espiritual ("radicalismo"
evangélico, "fuga mundi", etc.).
d) cierta audacia para hablar de plegaria, mística y contemplación (hay gurus cristianos
muy valiosos...).
JEAN VERNETTE
Malraux decía que "el siglo venidero será metafísico y místico" y Toynbee profetizaba
que las Iglesias reemplazarían un día a las civilizacio nes degradadas. Contentémonos
simplemente con afirmar que la religión y lo religioso "tiene porvenir". Pero no es
indiferente que venga cualquier religión. El papel dula Iglesia es ayudar a "disciplinar,
purificar y hacer productivo" el torrente religioso que amenaza convertirse en una
ciénaga. Es un campo éste menos familiar e importante que la increencia, la justicia o la
paz, pero no admite demora. Ante las sectas hay que conservar la cabeza fría y el
corazón sereno, sin masoquismo ni suficiencias altivas. Plantean, al menos, en nuestro
siglo de progreso, de forma irritante y a veces aberrante, la cuestión de si el hombre
puede vivir no creyendo más que en sí mismo.
Un buen programa de acción son las palabras de san Agustín a los gnósticos de su
tiempo, prolífico también en estos grupos: "Que se irriten contra vosotros quienes no
conocen a qué precio se consigue la verdad y cuán difícil resulta evitar los errores...
Busquémosla juntos como algo todavía desconocido por unos y otros. Sólo la podremos
buscar con amor y serenidad cuando no tengamos la pretensión audaz de haberla
descubierto y poseerla".