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ETAPAS DE LA VIDA HUMANA

INFANCIA
Niño desde el punto de vista de su desarrollo psicobiológico, es la denominación
utilizada a toda criatura humana que no ha alcanzado la pubertad. Como sinónimo de
infantil o pueril, el término se aplica a quien no es considerado adulto. También el
término se aplica a quien previa a la adolescencia vive su niñez.

En función de su evolución psicoafectiva, psicomotriz y cognitiva, a los recién nacidos


y durante la primera etapa de su vida, se los denomina comúnmente bebés para
distinguirlos de los que han alcanzado una cierta autonomía. En términos generales, o
jurídicos, niño es toda persona menor de edad; niño o niña.[1]

La Convención sobre los Derechos del Niño, en vigor desde el 2 de septiembre de 1990,
señala que "se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad,
salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de
edad".[2] Las edades consideradas fluctúan según el contexto, aunque el término niño
suele emplearse para designar a los menores de 14 años, llamándose jóvenes o
adolescentes a los que han superado dichas edades.

El "Día Universal del Niño" se celebra todos los años el 20 de noviembre, aun cuando
en algunos países puede variar.

El concepto de infancia varía considerablemente a lo largo de la historia y en las


diversas sociedades y culturas.

Historia de la infancia

La vida de los niños sigue ciertos patrones propios de la madurez psico-biológica, pero
también se ve afectada por los modelos culturales predominantes. Este fenómeno ha
dado pie a una considerable producción antropológica, historiográfica y sociológica que
da cuenta de las variaciones que se observan en las diferentes culturas y en las
diferentes épocas. Margareth Mead fue una de las primeras autoras en cuestionar la
validez de teorías universales sobre las características de la transición entre la niñez y la
adultez. Pero una mayor influencia ha ejercido el historiador francés Philippe Ariès.

Uno de los temas más polémicos que ha rodeado esta producción académica es la
reconstrucción de la forma en que la sociedad se ha relacionado con los niños y los
valores predominantes en cada época. Para Ariès, por ejemplo, la infancia sería un
"invento de la modernidad"; según esta idea, la época premoderna no habría tenido una
concepción de la infancia, es decir, un conjunto de espacios diferenciados, expectativas
sociales hacia los niños y un estatus específico que les otorgara una distinción frente a
los adultos. Esta idea había sido esbozada por Norbert Elias en su estudio sobre el
"proceso civilizador". El creciente control sobre la educación de los niños habría sido el
primer paso en la construcción del concepto de infancia.

Otras interpretaciones sobre la historia de la infancia provienen de la psicohistoria, la


que ha intentado explicar fenómenos como el infanticidio a lo largo de la historia.
Una demostración de las transformaciones que ha experimentado la experiencia de los
niños a lo largo de la historia y de las culturas queda en evidencia si se comparan los
cambios en la estructura de la familia, las formas de crianza (como el uso de nodrizas),
la práctica en el uso de juguetes, la literatura infantil, el desarrollo de políticas públicas
y de la doctrina de los derechos del niño. El siglo XX es el que ha mostrado mayores
cambios en este aspecto, lo que fue anticipado por Ellen Key al anunciar en 1900 que
esta centuria se constituiría en "el siglo de los niños".

Psicología evolutiva de la niñez

Recién nacido, llorando.

La niñez comienza a los dos años y termina a los diez años (a los once se alcanza la pre-
adolescencia y a los doce se alcanza la adolescencia plena)

El desarrollo de la niñez es el estudio de los procesos y los mecanismos que acompañan


el desarrollo físico y mental de un infante mientras alcanza su madurez.

La pediatría es la rama de la medicina referente al cuidado de niños de la infancia a


través de adolescencia, y a veces incluso de adultos jóvenes (edades 0-21 años).

Estas escalas de edades son aproximadas, y pueden diferenciar de cultura a cultura. La


lista siguiente refleja el concepto del desarrollo del niño en el siglo XXI.[3]

Previa a la niñez:

 Cigoto, el punto del concepción, fertilización. En este momento el ser es


unicelular.
 Embrión; es el periodo desde que el ser aún no tiene la forma humana (es
irreconocible a simple vista).
 Feto; es la ultima fase o preparación del nacimiento, en esta fase se reconoce a
simple vista que el ser es humano.

Niñez:

 Lactante (recién nacido), es el primer mes fuera del Útero.


 Infante (bebé) (edades 0 - 1.5 años).
 Niño (edades 1.5 - 4 años).
 Niñez media - edad de la escuela primaria y secundaria(edades 5 - 11 años)
 Pre adolescencia (edad de escuela media superior) - edades 11 años,
aproximadamente.
 Adolescencia y pubertad (12-18 años)

El desarrollo cognitivo y afectivo del niño comprende varias áreas:

 Aprender: Entender el mundo y conocer el medio sobre todo mediante el juego,


con ayuda de sus mayores y conjuntamente con sus iguales.
 Lenguaje: Aprender a hablar, y a expresarse y comunicarse mediante el lenguaje
verbal y no verbal.
 Educación: Aprendizaje de la lectoescritura, adquirir conocimientos y
habilidades, etc. La educación comprende la institución formal y la no formal.
 Psicología y Desarrollo: Aprender a convivir con las demás personas en su
medio, y en sociedad. Incluye el aprendizaje de las reglas tácitas y explícitas de
su cultura.
 Arte y música: Aprender a expresarse mediante las diversas técnicas artísticas; el
arte como la música despiertan la sensibilidad de los niños y enriquecen su
acervo personal.
 Moral o ético: De acuerdo con Piaget el sentido moral de las personas
evoluciona según etapas.

En el campo de la psicología también es posible verificar cambios notables en la


concepción que los autores han tenido sobre la infancia y sus características. Lo
demuestran los distintos enfoques presentes en la psicología evolutiva. Durante algún
tiempo existió el intento de integrar todos los conocimientos sobre el niño en una
disciplina especial, la paidología, que diera cuenta de los aspectos psicológicos,
biológicos y sociales.

El niño en la sociedad

Niña jugando en un parque.

Desde el siglo XIX han surgido varias organizaciones, a nivel internacional y nacional,
que promueven la protección del niño. La mayoría de ellas surgieron a fines de esa
centuria y comienzos de la siguiente, como Save the Children. En el siglo XX las
políticas públicas se han visto fuertemente influidas por la acción de la Organización
Internacional del Trabajo, sobre todo en relación con el trabajo o explotación infantil, y
luego por la UNICEF, en torno a la alimentación y la escolarización.

Diversas manifestaciones estéticas, en el cine, la pintura y la literatura, dan cuenta de las


concepciones que han surgido hacia la infancia.

En general la sociedad ha construido desde el siglo XIX una visión idealizada de la


infancia (herencia del romanticismo y la Época victoriana), tendencia que se refleja por
ejemplo en Charles Dickens. En el último tiempo han surgido manifestaciones más
complejas sobre la "naturaleza humana", como se evidencia en El señor de las moscas
(1954), de William Golding, y en The Cement Garden (1978), de Ian McEwen.

En décadas recientes, en Estados Unidos y en Europa ha surgido una disciplina


específica que estudia la relación entre el niño y la sociedad, denominada sociología de
la infancia. La antropología tiene una tradición más larga al respecto, que se remonta a
los clásicos (Maine, Frazer, Boas), quienes estudiaron las estratificaciones de acuerdo a
las edades así como los ritos de pasaje (Van Gennep) y la transición de la infancia a la
adultez (Mead). Sin embargo, la infancia como tema central se ha introducido más
tardíamente. La economía, por otra parte, ha estudiado el peso que tienen los niños en la
sociedad de consumo.

Pubertad
La pubertad se refiere al proceso de cambios físicos en el cual el cuerpo de un niño se
convierte en adulto, capaz de la reproducción sexual. El crecimiento se acelera en la
primera mitad de la pubertad, y alcanza su desarrollo al final. Las diferencias corporales
entre niños y niñas antes de la pubertad.[1] son casi únicamente sus genitales. Durante la
pubertad se notan diferencias más grandes en cuanto a tamaño, forma, composición y
desarrollo funcional en muchas estructuras y sistemas del cuerpo. Las más obvias son
las características sexuales secundarias. En sentido estricto, el término «pubertad» se
refiere a los cambios corporales en la maduración sexual más que a los cambios
psicosociales y culturales que esto conlleva.

La adolescencia es el período de transición psicológica y social entre la niñez y la vida


adulta. La adolescencia abarca gran parte del período de la pubertad, pero sus límites
están menos definidos, y se refiere más a las características psicosociales y culturales
mencionadas anteriormente.

Cambios físicos de la pubertad

En la mujer

La hormona dominante en el desarrollo femenino es el estradiol, un estrógeno. Mientras


el estradiol promueve el crecimiento de mamas y del útero, es también la principal
hormona conductora del crecimiento pubertal y de la maduración epifiseal y cierre.[2]
Los niveles de estradiol suben más temprano u quedan más tiempo [3] en mujeres que en
hombres.
Los cambios físicos en niñas son:

 Crecimiento de vello púbico.

El vello púbico es por lo general la segunda manifestación de la pubertad. También se le


refiere como pubarquia, y los vellos se pueden ver por primera vez alrededor de los
labios. En alrededor del 15% de las niñas el vello púbico aparece aún antes de que los
senos empiezan a desarrollarse.

 Cambios en la vagina, el útero, y los ovarios.

La membrana mucosa de la vagina también cambia en respuesta de los niveles


ascendentes de estrógenos, engordando y adquiriendo un color rosáceo. [4] También las
características secreciones blancuzcas son un efecto normal de los estrógenos.

 Inicio de la menstruación y fertilidad.

El primer sangrado menstrual, también conocido como menarquía aparece alrededor de


los 10 a los 16 años (en promedio). Los periodos menstruales al inicio casi nunca son
regulares y mensuales durante los primeros años.[5] La ovulación es necesaria para la
fertilidad y puede o no presentarse en los primeros ciclos.

 Cambio en la forma pélvica, redistribución de la grasa y composición corporal.

Durante este periodo, también en respuesta a los niveles ascendentes de estrógeno, la


mitad inferior de la pelvis se ensancha (proveyendo un canal de nacimiento más ancho).
Los tejidos adiposos aumentan a un mayor porcentaje de la composición corporal que
en los varones, especialmente en la distribución típica en las mujeres de las mamas,[6]
caderas y muslos. Esto produce la forma corporal típica de la mujer.[7]

 Crecimiento de vello facial y corporal.

En los años y meses posteriores a la aparición del vello púbico. [8] otras áreas de la piel
desarrollan vello más denso aproximadamente en la secuencia siguiente: vello axilar,
vello perianal, vello encima de los labios y vello periareolar.

 Aumento de estatura.

El crecimiento es inducido por el estrógeno y comienza aproximadamente al mismo


tiempo que los primeros cambios en los senos, o incluso unos cuantos meses antes,
haciéndolo una de las primeras manifestaciones de la pubertad en las niñas. El
crecimiento de las piernas y los pies se acelera primero. La tasa de crecimiento tiende a
alcanzar su velocidad máxima (tanto como 7,5-10 cm anuales).

 Olor corporal, cambios en la piel y acné.

Niveles ascendentes de andrógenos pueden cambiar la composición de ácidos grasos de


la transpiración, resultando en un olor corporal más "adulto". Esto a menudo ocurre uno
o más años antes que la telarquia y la pubarquia. Otro efecto inducido por los
andrógenos es el aumento en la secreción de aceite (sebo) en la piel y cantidades
variables de acné. Este cambio incrementa la suceptibilidad al acné, que es un rasgo
característico de la pubertad, variando en severidad.

En el varón

 Desarrollo de la musculatura.

Formación del cuerpo de adulto.

 Crecimiento de los testículos.

El crecimiento de los testículos es una de las primeras características por las cuales un
niño se puede dar cuenta de que está entrando a la pubertad ya que estos aumentan de
tamaño.[9] [10]

 Vello púbico en los jóvenes.

El vello púbico suele ser de entre las primeras cosas que ocurren cuando un puber ha
alcanzado la pubertad. Aparece primeramente alrededor de la base del pene brotando de
una forma delgada con un color claro, hasta hacerse más gruesos y rizados también su
color se hace más oscuro y van brotando más y más hasta que cubren los genitales.

 Erecciones involuntarias del pene.

A veces suelen darse erecciones de corto tiempo en lugares ya sean publicos o solitarios
en donde el púber intenta esconderlas tapándose; aunque en la mayoría de veces las
personas que están a su alrededor no las notan.

 Vello corporal.

El eje Hipotálamo-Hipófisis-Adrenal es el primer eje que se ve afectado en la pubertad.


Se empiezan a generar hormonas tales como la androstenediona y DiHidroTestosterona
(DHT) alrededor de los 7/8 años en las chicas y 9/10 en los chicos. Esta actividad
elevada del eje H-H-Adrenal conocida como "adrenarquia" da lugar a la aparición del
vello púbico, vello axilar, vello facial (barba y bigote), vello en las piernas y brazos, una
línea de vello que se extiende desde el "pubis" hasta el "ombligo", en el pecho entre
otras cosas.

 Emisión nocturna.

Durante su pubertad y adolescencia, el joven puede o no experimentar su primera


emisión nocturna, también conocida como sueño húmedo ó "polución nocturna".
Normalmente es una expulsión de semen por el pene, realizada cuando el niño duerme y
tiene sueños frecuentemente asociados con sexo o simplemente por el rozamiento del
pene con la ropa. La cantidad total expulsada por el niño es aproximadamente la que
cabría en una cuchara, debido a que el semen expulsado es en menor cantidad en
poluciones nocturnas, que en eyaculaciones en forma conciente, (masturbación, sexo).
Desde ese momento el púber puede fecundar un óvulo.
 Crecimiento del pene.

Como se vio antes en el púber el primer cambio que ocurrió fue crecimiento de los
testículos antes que el "pene" así que el niño no debe pensar que tiene un "pene"
pequeño, pero a medida que pasa el tiempo también crece su pene llegando al tamaño
que tendrá en la etapa adulta.[11] Aunque 18-20 cc es posiblemente una talla media de
adultos, varía mucho en la población normal.[12]

 Inicio de Actividad Sexual.

Debido a todos los cambios sexuales que el púber a estado viviendo, puede llegar a
confundirse, asustarse o simplemente tener curiosidad, a consecuencia de esto puede
llegar a explorarse y en este caso inicia su activivdad sexual por medio de la
masturbación ayudando a reducir las incómodas,(aunque no necesariamente, porque
cada cuerpo es distinto) poluciones nocturnas. Esto es totalmente normal y no hay razón
para sentir culpa o preocuparse por hacerlo. Es importante que si el púber ya conoce la
eyaculación y se decide a tener relaciones sexuales hay que informarle sobre ITS y
anticoncepción, para que pueda tener una vida sexual plena y sana.

 Engrosamiento de la voz.

Cuando un puber está en etapa de desarrollo sus cuerdas vocales se tornan más gruesas
de manera que la voz de la persona quede gruesa y masculina. Esto va por períodos,
puede al principio le salgan los llamados "gallos" al hablar, y luego se va tornando más
grave la voz.

 Olor corporal.

Alcanzada la pubertad, el joven comienza a expulsar olores característicos,


especialmente tras el ejercicio físico. La expulsión de sudor por parte de las glándulas
sudoríparas aumenta en la pubertad, lo cual se convierte, aunque no decisivamente, en
un factor importante que contribuye al humano corporal. Este olor suele calificarse
como desagradable y su intensidad puede variar de persona a persona y de momento en
momento.

 Crecimiento en pelo.

El niño que ha alcanzado la pubertad entra en un nuevo proceso de crecimiento en


estatura de una duración mayor al de las niñas. Este proceso de crecimiento usualmente
dura hasta los 23 años de edad en varones, 21 en niñas. No obstante el crecimiento de
talla puede observarse hasta los 26 años.

Adolescencia
La adolescencia (del latín "adolescere": crecer, desarrollarse) es un continuo de la
existencia del joven, en donde se realiza la transición entre el infante o niño de edad
escolar y el adulto. Esta transición de cuerpo y mente, proviene no solamente de sí
mismo, sino que se conjuga con su entorno, el cual es trascendental para que los grandes
cambios fisiológicos que se produce en el individuo lo hagan llegar a la edad adulta. La
adolescencia es un fenómeno biológico, cultural y social, por lo tanto sus límites no se
asocian solamente a características físicas.

A diferencia de la pubertad, que comienza a una edad determinada a los doce o trece
debido a cambios hormonales, la adolescencia puede variar mucho en edad y en
duración en cada individuo pues está relacionada no solamente con la maduración de la
psiquis del individuo sino que depende de factores psico-sociales más amplios y
complejos, originados principalmente en el seno familiar.[cita  requerida]

Muchas culturas difieren en cuál es la edad en la que las personas llegan a ser adultas.
En diversas regiones, el paso de la adolescencia a la edad adulta va unido a ceremonias
y/o fiestas.

Concepto

La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que una de cada cinco personas en
el mundo es adolescente, 85% de ellos viven en países pobres o de ingresos medios y
alrededor de 1.7 millones de ellos mueren al año. [1] La OMS define la adolescencia
como la etapa que va entre los 11 y 19 años, considerándose dos fases, la adolescencia
temprana 12 a 14 años y la adolescencia tardía 15 a 19 años.[2] Sin embargo la condición
de juventud no es uniforme y varía de acuerdo al grupo social que se considere.

Desarrollo psicológico

Adolescente en el vecindario al este de Vancouver, Canadá donde Robert "Willie"


Pickton escogía sus víctimas.

Todos los individuos, durante el período de la adolescencia, presentan un mayor o


menor grado de crisis de desarrollo.[3] Desde el punto de vista práctico, el perfil
psicológico es transitorio, cambiante y emocionalmente inestable. El desarrollo de su
personalidad dependerá en gran medida de la personalidad que se haya estructurado en
las etapas preescolar y escolar y de las condiciones sociales, familiares y ambientales
que se les ofrezcan. Los cambios y transformaciones que cubre el individuo en esta
etapa son considerablemente acusados tanto en la esfera psíquica como en la orgánica. [4]
Algunas de las tareas que se imponen a un adolescente, incluyen:

 Aceptar cambios puberales; o que puedan hacerle un cambio al ser que


esperamos que llegue;
 Desarrollo del pensamiento abstracto y formal;
 Identificación y solidificación de amistades afectivas con probable
experimentación grupal con las bebidas alcohólicas, cigarrillos e incluso drogas;
[5]

 Establecimiento de la identidad sexual, mostrando timidez, moralidad y


preocupación por su atractivo físico;[5]
 Lucha por la identificación del «Yo», incluyendo la estructuración de su
existencia basado en esa identidad;[2]
 Alcanzar la independencia, un proceso de autoafirmación, imprescindible para
la madurez social-a menudo rodeado de conflictos, resistencia y/o interferencia
con su independencia;[3] [2]
 Logros cognitivos y vocacionales; fuerte interés en el presente y limitado
enfoque en el futuro;[3]
 Capacidad de controlar los períodos de depresión y facultad de expresar
necesidades personales y grupales.[4]

En las fases más avanzadas, la capacidad de juicio crítico se extiende a sí mismo, de ahí
el sentimiento de culpabilidad como característico de la esfera afectiva y por el cual
nacen deseos de rectificación por mecanismos de sublimación y racionalización. Las
relaciones con el sexo opuesto se hacen más serias, aumenta su capacidad para
establecer sus propias metas, disminuyen los conflictos y aumenta su estabilidad
emocional, así como la aparición e identificación de patrones o tendencias aberrantes.El
61.59% de los adolescentes de 12 Años en adelante(Tanto Hombres Como Mujeres)
Tienden a ponerse irritables al llamarlos "niños"[6]

Crecimiento

Desde el punto de vista práctico, los cambios normales del crecimiento tienen tres
grandes características:

1. Se realizan en forma secuencial, es decir, aparecen unas características antes


de que aparezcan otras, como es el caso del crecimiento de los senos antes de
la aparición de la menstruación, el vello pubiano antes que el axilar, los
miembros inferiores crecen primero que el tronco, los testículos se
incrementan antes que el pene, etc.
2. El tiempo de comienzo, la magnitud y la velocidad de cada evento es
considerablemente variable entre las edades, por lo que algunos maduran
antes que otros, para cada sexo.
3. Cada evento del crecimiento sigue la ley de la variabilidad individual del
desarrollo. Cada individuo tiene una propia manera de ser y la conserva a
través de los años de la adolescencia y en el que influyen diversos factores,
como su raza, constitución genética o familiar, nutrición, funcionamiento
endocrino y ambiente socio-cultural. Basado en ello, la evaluación de la
maduración sexual suele ser más valiosa desde el punto de vista clínico, que la
edad cronológica, que es la correlación que por lo general preocupa a los
padres y al mismo adolescente.

Estirón de la adolescencia

Crecer es una característica destacada de la pubertad, el brote o estirón de la pubertad es


una de las características fundamentales de la adolescencia. Tiene una duración de 3 a 4
años con un promedio de 24 a 36 meses. Está caracterizado por un rápido crecimiento
del esqueleto, llamado punto de velocidad máxima (PVM) que se manifiesta por un
aumento rápido de la talla o crecimiento lineal de aproximadamente 8 cm en la mujer y
unos 10 cm en el varón.[7] Es seguida por una desaceleración o enlentecimiento
progresivo del crecimiento lineal hasta que se detiene por la fusión de las epífisis de los
huesos largos como consecuencia hormonal.

Actualmente se considera que el incremento en la velocidad de crecimiento es el primer


signo de inicio pubertad en las niñas, aunque es más facil de visualizar dicho cambio en
el botón mamario. El crecimento corporal no es homogéneo, por lo general se aprecia
una gradiente distal:proximal, es decir, los pies y las manos crecen antes que lo hacen
las piernas y los antebrazos, y éstos lo hacen antes que los muslos y los brazos.[8] La
cadera crece antes que los hombros y el tronco, el cual se acompaña de epífisis vertebral
transitoria. Todos los órganos participan en el estirón del crecimiento a excepción de la
cabeza, el timo, el tejido linfático y la grasa subcutánea. El incio del estirón es variable
en edad, por lo que los padres o el adolescente puede manifestar preocupación por una
supuesta precocidad o retardo del crecimiento. Las necesidades nutricionales se hacen
más intensas, hay dismetría fisiológica que causa cierta ‘’torpeza’’ motora, aumenta el
metabolismo del calcio en el período de crecimiento rápido.

Cambios físicos

Adolescente de 12 años (Karol Wojtyla) previo al estirón de su adolescencia.


Los cambios biológicos y orgánicos durante la adolescencia marcan de modo casi
definitivo el dimorfismo(Dr. Helios Alcaraz Universidad de Texas) sexual.

Peso

En las mujeres, durante la pubertad temprana, la ganancia de peso continúa siendo 2 kg


por año, pero luego experimenta una aceleración que llega a un máximo después de
alcanzar el punto de velocidad máxima de crecimiento, cuando en promedio aumentan
entre 5,5 a 10,5 kg por año.[7] En los varones el peso coincide con la talla, es decir, de 10
a 20 kg por año.[7] El aumento de peso puberla viene a representar el 50% del peso ideal
del individuo adulto.

Grasa

La grasa corporal total aumenta en la pubertad temprana para ambos sexos. Más
adelante las niñas depositan grasa más rápida y extensamente que lo hacen los varones,
con predominio en miembros superiores, tronco y parte superior del muslo. En
condiciones normales, en ningún momento de la pubertad se espera que las niñas
pierdan grasa, mientras que los varones en el crecimiento rápido, pierden grasa en los
miembros y el tronco.

La mujer y el varón prepuberales tienen igual proporción entre masa magra—tejido


muscular, huesos y visceras—y tejido adiposo. En el varón, el aumento de la masa
magra es paralelo al incremento de la talla y del estirón puberal en músculos y huesos
los cuales coinciden con el punto de velocidad máxima (PVM) de crecimiento. Por el
contrario, en las niñas, se continúa acumulando el tejido adiposo en las extremidades y
el tronco. Este crecimiento divergente da como resultado que los hombres tengan hasta
un 45% de su peso corporal en músculos y las mujeres hasta un 30% de su peso
corporal en grasa. Al final de la pubertad, los varones son más pesados que las mujeres.
El dimorfismo es muy importante para considerar el sobrepeso en el adolescente, ya que
se debe determinar si es a expensas de tejido graso o tejido magro. Los hombros y el
tórax son más anchos que las caderas en el varón y a la inversa en las hembras y, en
relación al tronco, las piernas son más largas en el varón.

Cabeza

La cabeza aumenta muy poco en tamaño, pero la cara se diferencia tomando aspecto de
adulto, sobretodo por el reforzamiento mandibular, muy evidente en el varón y por los
cambios en la nariz. Bajo las influencias de los andrógenos se establece también una
diferencia en la parte anterior del cartílago tiroides y las cuerdas vocales que tienen el
triple de longitud que en las niñas.

Crecimiento muscular

El crecimiento muscular es un hecho resaltante, especialmente mientras dura el estirón


de la estatura, con predominio en el varón, sobre todo por la acción de los andreogenos
que también influyen en la adquisición de la fuerza muscular. Por supuesto, el tamaño,
la fuerza y la habilidad pueden no ser diferentes en un varón y una hembra, dependiendo
de la actividad física que desarrollen. El corazón y los pulmones también participan en
el estirón del adolescente, más marcadamente en los varones, en quienes aumenta la
presión arterial, así como la capacidad sistólica.

Dentición

Importa el diagnóstico de las caries y alteraciones mecánicas. En general se completan


28 piezas durante la adolescencia.

 De 9 a 11 años: 4 premolares
 De 10 a 12 años: los segundos premolares
 De 10 a 14 años: los caninos
 De 11 a 13 años: los segundos molares.

Maduración sexual

Adolescentes chinos vistiendo ropa tradicional Hanfu.

En la adolescencia temprana y para ambos sexos, no hay gran desarrollo manifiesto de


caracteres sexuales secundarios, pero suceden cambios hormonales a nivel de la
hipófisis, como el aumento en la concentración de gonadotropinas (hormona
foliculostimulante) y de esteroides sexuales. Seguidamente aparecen cambios físicos,
sobre todo cambios observados en la glándula mamaria de las niñas, los cambios
genitales de los varones y el vello pubiano en ambos sexos.[7]

Mujeres

El primer cambio identificable en la mayoría de las niñas es la aparición del botón


mamario.[9]

La adolescencia en las mujeres comienza a los 10 o 12 años

Se caracteriza por un agrandamiento en el tejido glandular por debajo de la areola


consecuencia de la acción de los estrógenos producidos por el ovario. La edad de
aparición es después de los 8 años, [5] puede ser unilateral—y permanecer así por un
tiempo—o bilateral y casi siempre es doloroso al simple roce. Al avanzar la
adolescencia, el desarrollo mamario, además de ser cuantitativo es cualitativo, la areola
se hace más oscura y grande y sobresale del tejido circundante, aumenta el tejido
glandular, se adquiere la forma definitiva, generalmente cónica y se desarrollan los
canalículos. Puede haber crecimiento asimétrico de las mamas.

El vello púbico, bajo la acción de los andrógenos adrenales y ováricos, es fino, escaso y
aparece inicialmente a lo largo de los labios mayores y luego se va expandiendo. El
vello púbico en algunos casos coincide con el desarrollo mamario y en otros puede ser
el primer indicio puberal. Típicamente comienza a notarse a los 9 o 10 años de edad. [5]
Al pasar los años, el vello pubiano se hace más grueso y menos lacio, denzo, rizado y
cubre la superficie externa de los labios extendiendos hasta el monte de Venus,
logrando la forma triangular característica adulta después de 3 a 5 años (más o menos
entre los 15 y 16 años de edad). El vello axilar y corporal aparece más tarde.

Los genitales y las gónadas cambian de aspecto y configuración. Los labios mayores
aumentan de vascularización y en folículos pilosos, hay estrogenización incial de la
mucosa vaginal, los ovarios y el cuerpo del útero aumentan en tamaño. Las trompas de
Falopio aumentan después de tamaño y en el número de pliegues en su mucosa. Los
labios menores se desarrollan, los labios mayores se vuelven luego delgados y se
pigmentan y crecen para cubrir el introito. La vagina llega a 8 cm de profundidad y
luego de 10 – 11 cm. Por efectos estrogénicos, la mucosa se torna más gruesa, las
células aumentan su contenido de glucógeno y el pH vaginal pasa de neutro a ácido un
año antes de la menarquia. Se desarrollan las glándulas de Bartolino, aumentan las
secreciones vaginales, la flora microbiana cambia con la presencia del bacilo de
Doderlein, la vulva sufre modificaiones en su espesor y coloración, el himen se engrues
y su diámetro alcanza 1 cm.

La menarquia, que es la primera aparición del ciclo menstrual, aparece precedida por un
flujo claro, inodoro,[10] transparente y bacteriológicamente puro que tiene aspecto de
hojas de helecho al microscopio. La menarquia tiende a ocurrir a los 11 o 12 años,
aunque puede aparecer en la pubertad avanzada.(8-10 años)

Hombres

La Adolescencia en los hombres comienza a los 12 o 13 Años


Diferencia del vello corporal entre un hombre y una mujer.

Los testículos pre-puberianos tienen un diámetro aproximado de 2,5 a 3 cm, el cual


aumenta obedeciendo a la proliferación de los túbulos seminíferos. El agrandamiento
del epidídimo, las vesículas seminales y la próstata coinciden con el crecimiento
testicular, pero no es apreciable externamente. En el escroto se observa un aumento en
la vascularización, adelgazamiento de la piel y desarrollo de los fulículos pilosos.

La espermatogénesis es detectada histológicamente entre los 11 y 15 años de edad y la


edad para la primera eyaculación es entre 12 y 16 años. El pene comienza a crecer en
longitud y también a ensancharse aproximadamente un año después de que los testículos
aumenten de tamaño. Las erecciones son más frecuentes y aparecen las emisiones
nocturnas.

El vello sexual aparece y se propaga hasta el pubis, más grueso y rizado. Puede
comenzarse el vello axilar y en ocasiones, el facial en el labio superior. El vello en los
brazos y piernas se torna más gruesos y abundantes alrededor de los 14 años de edad.
Aumenta la actividad apocrina con aparición de humedad y olor axilar, igual que el
acné.[10]

Atención del adolescente

A diferencia de lo que sucede en escolares, en los adolescentes, en la medida que


aumenta la edad, se incrementa la mortalidad.[1] La prevención primordial y la
promoción de factores generales y específicos de protección evitan y controlan los
daños y trastornos en la salud del adolescente. Algunos de estos factores de protección
incluyen la educación, nutrición, inmunizaciones, ejercicio físico, tiempo libre justo,
promoción familiar y desarrollo espiritual, oportunidades de trabajo y legislaciones
favorables para el niño y el adolescente. En los servicios de salud se debe hacer
promoción en la prevención de cáncer pulmonar, embarazo precoz, enfermedades de
transmisión sexual, accidentes y en la evaluación de los patrones de crecimiento y
desarrollo normales.

Factores de riesgo en adolescentes

Tipos de factores Conducta

Alteraciones en el
Menarquia precoz, discapacitación o retardo mental.
desarrollo puberal

Desatención y
otros problemas Fugas frecuentes o deserción del hogar, desempleo del jefe del
en la relación hogar mayor a 6 meses.
familiar

Trastornos de la
Malnutrición, hipertensión arterial, arterosclerosis, diabetes,
conducta
enfermedades crónicas, como el cáncer, tuberculosis, etc.[11]
alimentaria

Riesgos Analfabetismo, bajo rendimiento y/o deserción escolar, crisis de


intelectuales autoridad, tiempo libre mal utilizado, segregación grupal

Factores biológicos Tabaquismo, alcoholismo y otras drogas; uso de automóviles

Riesgos sexuales embarazos,[12] [4] infertilidad.

Aislamiento, depresión, gestos suicidas, conductas delictivas y/o


Factores sociales
agresivas, nomadismo.

Lucha por identidad, humor cambiante, mejora su habilida de


Independencia
lenguaje y expresión, quejas de interferencias con independencia. [3]

Empleo de recursos para evitar la realidad: ritos, comunas, pseudo-


Otros
religiones.

Las principales causas de muerte en adolescentes alrededor del mundo varía poco, si es
que sólo el orden, según la región, y estas son las heridas no intencionales
(particularmente accidentes de tránsito), SIDA (es la principal causa de muerte de
mujeres jóvenes en África), otras enfermedades infecciosas, homicidio y otras heridas
intencionales (especialmente importante en Suramérica), como la guerra, suicidio y
heridas auto-inflingidas.[13]

Tradiciones

La llegada a la adolescencia se ha celebrado siempre con distintos rituales y ritos de


paso, como pueden ser, por ejemplo, las distintas fiestas que, organizadas por los
quintos, se realizan en España e Hispanoamérica. También por ejemplo, la celebración
de Japón de esto se llama "seijin shiki" (la "venida de la edad").
La tradición judía considera que los varones son miembros de la comunidad adulta a la
edad de 13 años y de las chicas a la edad de 12, y esta transición se celebra mediante un
ritual, llamado "Bat Mitzvah" para las mujeres, y el "Bar Mitzvah" para el varón.

LAVEJEZ

La vejez es el otoño de la vida; en su último declive, es su invierno. Sólo con pronunciar


la palabra vejez, sentimos el frío en el corazón; la vejez, según la estimación común de
los
hombres, es la decrepitud, la ruina; recapitula todas las tristezas, todos los males, todos
los
dolores de la vida; es el preludio melancólico y desolado del adiós final. En esto hay un
grave error. Primero, por regla general, ninguna fase de la vida humana está totalmente
desheredada de los dones de la naturaleza, y todavía menos de las bendiciones de Dios.
¿Por qué la última etapa de nuestra existencia, aquella que precede inmediatamente el
coronamiento del destino, debería ser más afligida que las otras? Sería una
contradicción y
no correspondería con la obra divina, pues todo en ella es armonía, como en la viva
composición de un concierto impecable. Al contrario, la vejez es bella, es grande, es
santa;
y vamos a estudiarlo un instante, a la luz pura y serena del Espiritismo.
Cicerón escribió un elocuente tratado de la vejez. Sin duda, encontramos en estas
páginas célebres algo del genio armonioso de este gran hombre; sin embargo, es una
obra
puramente filosófica y que contiene sólo puntos de vista fríos, una resignación estéril, y
de
abstracciones puras. Es en otro punto de vista que hay que colocarse, para comprender y
para admirar esta peroración augusta de la existencia terrestre.
La vejez recapitula todo el libro de la vida, resume los dones de otras épocas de la
existencia, sin tener las ilusiones, las pasiones, ni los errores. El anciano ha visto la nada
de
todo lo que deja; ha entrevisto la certeza de todo lo que va a venir, es un vidente. Sabe,
cree, ve, espera. Alrededor de su frente, coronada de una cabellera blanca como de una
cinta hierática de los antiguos pontífices, alisa una majestad totalmente sacerdotal. A
falta
de reyes, en ciertos pueblos, eran los Ancianos quienes gobernaban. La vejez todavía es,
a
pesar de todo, una de las bellezas de la vida, y ciertamente una de sus armonías más
altas.
A menudo decimos: ¡que guapo anciano! Si la vejez no tuviera su estética particular, ¿a
qué
dicha exclamación?
No obstante, no hay que olvidar que en nuestra época, como ya lo decía
Chauteaubriand, hay muchos viejos y pocos ancianos, lo que no es la misma cosa. El
anciano, en efecto, es bueno e indulgente, ama y anima a la juventud, su corazón no
envejeció en absoluto, mientras que los viejos son celosos, malévolos y severos; y si
nuestras jóvenes generaciones no tienen ya hacia los abuelos el culto de otros tiempos
es,
precisamente en este caso, porque los viejos perdieron la gran serenidad, la
benevolencia
amable que hacía antaño la poesía de los antiguos hogares. La vejez es santa, es pura
como la primera infancia; es por ello que se acerca a Dios y que ve más claro y más
lejos
en las profundidades del infinito.
Es, en realidad, un comienzo de desmaterialización. El insomnio, que es la
característica ordinaria de esta edad, es la prueba material. La vejez se parece a la
víspera
prolongada. En vísperas de la eternidad el anciano es como el centinela avanzado en el
límite de la frontera de la vida; ya tiene un pie en la tierra prometida y ve la otra orilla y
la
segunda ladera del destino. De ahí esas "ausencias extrañas", esas distracciones
prolongadas, que se toma por un debilitamiento mental y que son en realidad sólo
exploraciones momentáneas del más allá, es decir, fenómenos de expatriación pasajera.
He
aquí lo que no se comprende siempre. La vejez, como tan a menudo decimos: es el
ocaso
de la vida, es la noche. El ocaso de la vida, es verdad; ¡pero hay tardes muy bellas y
puestas del sol qué tienen reflejos apoteósicos! Es la noche, también es verdad; ¡pero la
noche es muy bella con sus adornos de constelaciones! ¡Como la noche, la vejez tiene
sus
Vías Lácteas, sus caminos blancos y luminosos, reflejo espléndido de una vida larga
plena
de virtud, de bondad y de honor!
La vejez es visitada por los Espíritus de lo invisible; tiene iluminaciones instintivas; un
don maravilloso de adivinación y de profecía: es la mediumnidad permanente y sus
oráculos
son el eco de la voz; de Dios. Es por eso que las bendiciones del anciano son santas dos
veces; debemos guardar en su corazón los últimos acentos del anciano que muere, como
el
eco lejano de una voz querida por Dios y respetada por los hombres.

La Vejez
Léon Denis
La vejez, cuando es digna y pura, se parece al noveno libro de Sybille que él sólo, vale
lo que todos los demás, porque los recapitula y porque resumiendo todo el destino
humano,
anula a los otros. Persigamos nuestra meditación sobre la vejez, y estudiemos el trabajo
interior que se cumple en ella. «De todas las historias, se dice, la más bella es la de las
almas.» Y esto es verdad. Es bello penetrar en este mundo interior y sorprender en él las
leyes del pensamiento, los movimientos secretos del amor.
La vejez contemplada en toda su realidad, devuelve al alma la verdadera juventud y el
nuevo renacimiento en un mundo mejor. El alma del anciano es una cripta misteriosa,
alumbrada por el alba inicial del sol del otro mundo. Lo mismo que las iniciaciones
antiguas
se cumplían en las salas profundas de las Pirámides, lejos de la mirada y lejos del ruido
de
mortales distraídos e inconscientes es, parsimoniosamente, en la cripta subterránea de la
vejez que se cumplen las iniciaciones sagradas que preludian a las revelaciones de la
muerte.
Las transformaciones o, mejor dicho, las transfiguraciones operadas en las facultades
del alma por la vejez son admirables. Este trabajo interior se resume en una sola
palabra: la
sencillez. La vejez es eminentemente simplificadora de toda cosa. Simplifica primero el
lado
material de la vida; suprime todas las necesidades ficticias, las mil necesidades
artificiales
que la juventud y la edad madura habían creado, y que habían hecho de nuestra
complicada existencia una verdadera esclavitud, una servidumbre, una tiranía. Lo
diremos
más alto: es un principio de espiritualización.
El mismo trabajo de simplificación se cumple en la inteligencia. Las cosas admitidas se
vuelven más transparentes; en el fondo de cada palabra encontramos la idea; en el fondo
de cada idea divisamos a Dios. El anciano tiene una facultad preciosa: la de olvidar.
Todo lo
que fue fútil, inútil en su vida, se borra; guarda en su memoria, como en el fondo de un
crisol, sólo lo que fue sustancial. La frente del anciano no tiene ya nada de la actitud
orgullosa y provocadora de la juventud y de la edad viril; se inclina bajo el peso del
pensamiento como de la espiga madura. El anciano baja la cabeza y la inclina sobre su
corazón. Se esfuerza en convertir en amor todo lo que queda en él de facultades, de
vigor y
de recuerdos. La vejez no es pues una decadencia: realmente es un progreso; una
marcha
adelante hacia el término: a este título es una de las bendiciones del Cielo.
La vejez es el prefacio de la muerte; es lo que la hace santa como la víspera solemne
que hacían los antiguos iniciados antes de levantar el velo que cubría los misterios. La
muerte es pues una iniciación. Todas las religiones, todas filosofías intentaron explicar a
la
muerte; bien poco conservaron de su verdadero carácter. El cristianismo la divinizó; sus
santos la miraron frente a frente noblemente, sus poetas la cantaron como una
liberación.
Sin embargo, los santos del catolicismo vieron en ella sólo la exoneración de las
servidumbres de la carne, el rescate del pecado; y a causa de esto, hasta los ritos
funerarios de la liturgia católica difunden un tipo de espanto por esta peroración, sin
embargo tan natural, la existencia terrestre. La muerte simplemente es un segundo
nacimiento; dejamos este mundo de la misma forma que entramos en él, según la orden
de
la misma ley. Un tiempo antes de la muerte, un trabajo silencioso se cumple: la
desmaterialización ya ha comenzado. A ciertos signos podríamos comprobarlo si los
que
rodean el moribundo no están distraídos en otras cosas. La enfermedad desempeña aquí
un papel considerable: termina en algunos meses, en algunas semanas, en algunos días
puede, lo que el trabajo lento de la edad había preparado: es la obra de "disolución" de
la
que habla el apóstol Pablo. Esta palabra "disolución" es muy significativa: indica
claramente
que el organismo se desagrega y que el periespíritu se "desata" del resto de la carne con
la
que fue envuelto.
¿Qué sucede en ese momento supremo que todas las lenguas llaman " la agonía ", es
decir, decir el último combate? Lo presentimos, lo adivinamos. Un gran poeta
moribundo
tradujo este instante solemne con este verso: “Está aquí el combate del día y de la
noche.”

La Vejez
Léon Denis
En efecto, el alma entró en un estado crepuscular; está en el límite extremo, en la
frontera de ambos tipos de mundo y visitada por las visiones iniciales de aquel en el que
va
a entrar. El mundo que deja le envía los fantasmas del recuerdo, y toda una comitiva de
Espíritus le llega del lado de la aurora. Jamás morimos solos, igual que jamás nacemos
solos. Los invisibles que nos conocieron, que nos amaron, que nos prestaron asistencia
aquí abajo vienen para ayudar al moribundo a desembarazarse de las últimas cadenas de
la
cautividad terrestre. En esta hora solemne, las facultades crecen; el alma, medio
liberada,
se dilata; comienza a volver a su atmósfera natural, a repetir su vida vibratoria normal, y
es
para esto para lo que en este instante se revelan en algunos moribundos fenómenos
curiosos de mediumnidad. La Biblia está llena de estas revelaciones supremas. La
muerte
del patriarca Jacob es el tipo consumado de desmaterialización y de sus leyes. Sus doce
hijos están reunidos alrededor de su lecho, como viva corona fúnebre. El anciano se
recoge,
y después de haber recapitulado su pasado, sus memorias, profetiza a cada uno de ellos
el
futuro de su familia y su raza. Su vista todavía se extiende más lejos; percibe en la
extremidad de los tiempos al que debe un día recapitular toda la mediumnidad secular
del
viejo Israel: el Mesías; y muestra como el último retoño de su raza, será el que resumirá
toda la gloria de la posteridad de Jacob. Ningún faraón, en su orgullo, murió con
semejante
grandeza como este anciano oscuro e ignorado que expiraba en un rincón de la tierra de
Gessen.
El ocaso de la vida, es el fin de un viaje penoso y a menudo de una prueba dura, es el
momento de la reflexión en la que el pensamiento tranquilo y sereno se eleva hacia las
regiones infinitas.
Volvamos al mismo acto de la muerte. La desmaterialización se cumplió, el periespíritu
se libra del envoltorio carnal, que vive todavía algunas horas, algunos días tal vez, de
una
vida puramente vegetativa. Así los estados sucesivos de la personalidad humana se
celebran en el orden inverso al que dirigió el nacimiento. La vida vegetativa que había
comenzado en el seno materno se apaga aquí esta vez, la última; la vida intelectual y la
vida
sensitiva son las dos primeras en partir.
¿Qué sucede entonces? El Espíritu, es decir, el alma y su envoltorio fluídico, y por
consiguiente el yo, se lleva la última impresión moral y física que le golpea sobre la
tierra; la
guarda un tiempo más o menos prolongado, según su grado de evolución. Es por eso
que
es importante rodear la agonía de los moribundos de palabras dulces y santas, de
pensamientos elevados, porque son los últimos ruidos, estos últimos gestos, estas
últimas
imágenes que se imprimen sobre las hojas del libro subconsciente de la conciencia; es la
última línea que leerá el muerto desde su entrada al más allá o tan pronto como sea
consciente de su nuevo modo de ser.
La muerte es pues, en realidad, un paso; es una transición y una traslación. Si
debíamos tomar de la vida moderna una imagen, lo compararíamos de buena gana con
un
túnel. En efecto, el alma avanza en el desfile de la muerte más o menos lentamente,
según
su grado de desmaterialización y espiritualidad.
La muerte es pues una mentira, ya que la vida, parece apagada, reaparece cada vez
más radiante, en la certeza de la inmortalidad del alma. Es el despertar bendito.
Las almas superiores, que siempre vivieron en las altas esferas del pensamiento y de la
virtud, atraviesan esta oscuridad con la rapidez del expreso que desemboca en un
instante
en la luz plena del valle; pero es el privilegio de un pequeño número de espíritus
evolucionados: son los elegidos y los sabios.
No hablaremos aquí de criminales, seres animalizados a los instintos groseros, quiénes
vivieron o más bien vegetaron toda una existencia en las bajuras, fondo del vicio o en la
cloaca del crimen. Para ellos, es la noche, y una noche llena de horrorosas pesadillas.
Nos
cuesta, sin embargo, creer que las fronteras del más allá y el paso del tiempo a la vida
errática sean pueblos de estos seres horrorosos que los ocultistas llaman los elementales.
Hay que ver en ello sólo símbolos e imágenes reflejos de las pasiones, los vicios, los

La Vejez
crímenes que los perversos cometieron aquí abajo. Contemplemos aquí sólo las vidas
ordinarias, las existencias que siguen tranquilamente las fases lógicas del destino. Es la
condición común de la inmensa mayoría de los mortales. El alma entró en la galería
sombría: queda allí en la oscuridad o en la penumbra próxima de la luz. Es el crepúsculo
del
más allá. Los poetas devolvieron muy afortunadamente este estado y describieron este
medio día, este claro oscuro del mundo extraterreno.
Aquí, las analogías entre el nacimiento y la muerte son sorprendentes. El niño
permanece varias semanas sin poder ver la luz y tomar conciencia de lo que le rodea.
Sus
ojos todavía no están abiertos, no más que la radiación de su pensamiento. Así, ante el
nuevo nacimiento al mundo invisible, él mismo permanece también algún tiempo antes
de
darse cuenta de su modalidad de ser y de su destino. Oye a la vez los murmullos lejanos
o
próximos de los dos mundos; divisa movimientos y gestos que no sabría precisar ni
definir.
Entrando despacio en la cuarta dimensión, pierde la noción precisa de la tercera, en la
cual
había siempre evolucionado. No se da cuenta más de la cantidad, ni del número, ni del
espacio, ni del tiempo, ya que sus sentidos que, como tantos instrumentos de óptica, le
ayudaban a calcular, a medir y pesar, se cerraron de pronto como una puerta para
siempre
condenada. ¡Qué estado extraño el de este alma el que busca a tientas, como el ciego,
sobre el camino del más allá! Y sin embargo este estado es real. En este momento, las
influencias magnéticas de la oración, de la memoria, del amor pueden desempeñar un
papel
considerable y apresurar el acceso de las claridades reveladoras que van a iluminar esta
conciencia todavía adormecida, esta alma «en pena» de su destino. La oración, en este
caso, es una evocación verdadera; es el llamamiento al alma indecisa y flotante. He aquí
porque el olvido de los muertos, el descuido de su culto son culpables y nos hacen más
tarde merecedores de olvidos semejantes. No obstante, este período de transición, esta
parada en el túnel de la muerte son absolutamente necesarios, como preparación para la
visión de luz que debe suceder a la oscuridad. Hace falta que los sentidos psíquicos se
proporcionen gradualmente al nuevo hogar que va a alumbrarlos. Un paso súbito, sin
transición alguna, de esta vida a la otra, sería un deslumbramiento que produciría una
confusión prolongada. «Natura no facit saltus» (La naturaleza no da saltos) dice el gran
Limado; esta ley rige parsimoniosamente las etapas progresivas del desempeño
espiritual.
Es preciso que la visión del alma aumente para que el ave nocturna, que no puede fijar
la
subida de la aurora, consolide su endrina y pueda, como el águila, mirar frente a frente
el
sol, de un ojo intrépido. Este trabajo de preparación se cumple progresivamente, durante
la
parada más o menos prolongada en el túnel que precede la vida errática propiamente
dicha,
poco a poco la luz se hace primero muy pálida, como el alba inicial que se levanta sobre
la
cresta de los montes; luego, al amanecer sucede la aurora; esta vez, el alma divisa el
nuevo
mundo que habita: se mira y se comprende, gracias a una luz sutil que la penetra en toda
su
esencia.
Gradualmente, todo su destino, con sus vidas anteriores y sobre todo con la noción
consciente y refleja de la última, va a revelarse como en un cliché cinematográfico
vibratorio
y animado. El espíritu, entonces, comprende lo que es, dónde está, lo que vale. Las
almas
van con un instinto infalible a la esfera proporcionada a su grado de evolución, en su
facultad de iluminación, a su aptitud actual de perfectibilidad. Las afinidades fluídicas le
conducen, como una brisa dulce pero imperiosa que empuja una barquita, hacia otras
almas
similares, con las cuales va a unirse en un tipo de amistad, de parentesco magnético; y
así
la vida, la vida verdaderamente social pero de un grado superior, se reconstituye
absolutamente como en otro tiempo aquí abajo, porque el alma humana no sabría
renunciar
a su naturaleza. Su estructura íntima, su facultad de brillo le imponen la sociedad que
merece.
En el más allá se reforman las familias, los grupos de almas, los círculos de espíritus,
según las leyes de la afinidad y de la simpatía. El purgatorio es visitado por los ángeles,
dicen los místicos teólogos. El mundo errático es visitado, dirigido, armonizado por los
Espíritus superiores, diremos nosotros. Aquí abajo, entre los elegidos del genio, de la
santidad y de la gloria, hubo y habrá siempre unos iniciadores. Son predestinados,

La Vejez
misioneros, que recibieron para tarea de hacer adelantar al mundo en la verdad y la
justicia,
al precio de sus esfuerzos, de sus lágrimas y algunas veces de su sangre. Las altas
misiones del alma jamás cesan. Los Espíritus sublimes, que instruyeron y mejoraron a
sus
semejantes sobre la tierra, continúan en un mundo superior, en un marco más vasto, su
apostolado de luz y su redención de amor.
Es así, como lo decíamos al principio de estas páginas, que la historia eternamente
recomienza y se torna cada vez más universal. La ley circular que preside el eterno
progreso de los estados y de los mundos se celebra sin cesar en esferas y en orbes cada
vez mayores; todo empieza de nuevo arriba, en virtud de la misma ley que hace que
todo
evolucione abajo. Todo el secreto del universo está allí. Las almas que son conscientes
de
haber carecido de su última existencia comprenden la necesidad de reencarnarse y se
preparan para ello. Todo se agita, todo se mueve en estas esferas siempre en vibración y
en movimiento. Es la actividad incesante, ininterrumpida, progresiva y eterna. El trabajo
de
los pueblos sobre la tierra no es nada en comparación de este trabajo armonioso de lo
Invisible. Allá arriba, ninguna traba material, ningún obstáculo carnal detiene los
arranques,
desanima o disminuye el vuelo. Ninguna vacilación, ninguna ansiedad, ninguna
incertidumbre. El alma ve el fin, sabe los medios, se precipita en la dirección donde
debe
alcanzarlo. ¿Quién nos describirá la armonía en estas inteligencias puras, el esfuerzo de
estas voluntades derechas, el arranque de estos amores más fuertes que la muerte? ¿Qué
lengua jamás podrá repetir la comunión sublime y fraternal de estos espíritus que tienen
entre ellos diálogos ardientes como la luz, sutiles como perfumes, donde cada vibración
magnética tiene su eco en el corazón mismo de Dios? Tal es la vida celeste; ¡tal es la
vida
eterna, y estas son las perspectivas que la muerte abre indefinidamente delante de
nosotros! ¡Oh hombre! Comprende pues tu destino, sé orgulloso y feliz de vivir; ¡no
blasfemes la ley del amor y de la belleza qué traza delante de ti caminos tan amplios y
tan
radiantes! Acepta la vida tal como es, con sus fases, sus alternativas, sus vicisitudes; es
sólo el prefacio, el preludio de una vida más alta, donde planearás como el águila en la
inmensidad, después de haberse arrastrado a duras penas en un mundo material e
imperfecto. No es pues en absoluto por un himno fúnebre que hay que acoger a la
muerte,
sino por un canto de vida; porque no es en absoluto el astro de tarde que se levanta,
cruel,
sino más bien la estrella radiante de la verdadera mañana. Canta, oh alma, el himno
triunfal,
hosanna del siglo nuevo, en el cual todo va a nacer para destinos más gloriosos. Monta
siempre más alto en la pirámide infinita de luz; ¡y como el héroe de la leyenda de
Excelsior,
ves a plantar tu tienda sobre el Tabor radiante de lo inconmensurable, de lo Eterno.

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