Está en la página 1de 6

https://YvonneLaborda.

com/
https://YvonneLaborda.com/

¿Por qué, en el fondo, seguimos


necesitando que los niños nos obedezcan?
Por Yvonne Laborda

Muchos/as de nosotros queremos relacionarnos más


amorosa, pacífica y respetuosamente con nuestros hijos y
niños en general. Muchas/os hemos dejado de amenazar,
gritar, castigar y premiar o tenemos la intención de dejar de
hacerlo.

No obstante, en el fondo seguimos queriendo cambiar o


modificar el comportamiento de los niños.

Queremos ser respetuosos con ellos pero hay algo dentro


de nosotros que no nos deja aceptarles tal y como
realmente son. Sigue habiendo partes y comportamientos
de ellos que queremos cambiar.

Me explico, en nombre de la Crianza Consciente, Con


Apego, Natural o Respetuosa, les hablamos más
dulcemente, intentamos validar sus emociones y
sentimientos, intentamos mejorar la conexión emocional con
ellos e incluso llegamos a ser capaces de nombrar nuestras
necesidades y nuestro mal estar…

Sin embargo, seguimos diciendo y pensando:

“Pero es que no me funciona, yo ya no le grito ni le


amenazo y le doy tiempo y le hablo amorosamente y también
le valido pero sigue sin querer ducharse o seguimos
teniendo problemas a la hora de vestirse y salir o no
quiere recoger…”.

Ese “no me funciona” es la clave.


https://YvonneLaborda.com/

La verdad es que simplemente hemos cambiado un


comportamiento por otro (una crianza más convencional por
una de más consciente) pero nuestra intencionalidad parece
ser la misma: que obedezca, que sea complaciente, que
haga caso…

En definitiva, que acabe haciendo o dejando de hacer lo que


nosotros queremos. Ese es el paradigma que necesitamos
cambiar, en mi opinión…

No se trata de utilizar “estrategias” más respetuosas


para seguir queriendo obediencia.
No se trata de cambiar los gritos por validar o los
castigos por nombrar.
No se trata de que sean como nosotros queremos que
sean.
Ni de que de una manera más respetuosa nos sigan
haciendo caso.
Si esa es nuestra intención, seguimos queriendo
manipularles y moldearles pero de una manera menos
agresiva y más sutil…

Mientras tengamos esa intención en mente, nuestra energía


también lo manifestará y como resultado el mensaje que
enviaremos encubierto será el de: “hay algo en ti que no
marcha bien y como yo no lo puedo aceptar ni lo sé
gestionar necesito y quiero modificártelo…”

¿Por qué pensamos que el problema está en ellos y no en


la forma en que los tratamos?

Cuando no pueden hacer lo que les pedimos el problema


quizás no esté en ellos sino en QUÉ les estamos
pidiendo realmente o el CÓMO se lo estamos pidiendo:
desde el enfado y la crítica en vez de desde nuestra
necesidad.
https://YvonneLaborda.com/

Ya hablé anteriormente de la importancia de la conexión


emocional con nuestros hijos y niños en general y la
necesidad de poder nombrar nuestras propias necesidades
y emociones.

Vamos a dar un paso más allá, a ampliar aún más nuestra


mirada.

Validar, conectar, nombrar, revisar nuestras propias


infancias… nos van a ayudar a ACEPTAR mejor a cada uno
de nuestros hijos y les va a ayudar a ellos a ver que NO hay
nada de MALO en su comportamiento sino simplemente un
malestar o una desconexión. Sin malestar y sin desconexión
habría armonía.

Nuestro objetivo debería estar en mantener PAZ y


ARMONIA en el entorno, en nosotros y en ellos. Y si
aceptamos este hecho tal y como es, es más llevadero para
ambos: adultos y niños.

Lo mágico de la cuestión es que en muchas ocasiones,


hay niños que al verse y sentirse aceptados de verdad,
aun sin poder controlar sus emociones o reacciones, ser
tenidos en cuenta, amados por quienes ya son y no por
quienes nos gustaría que fuesen… empiezan a conectar
más con nosotros y nuestras necesidades e incluso
cooperan más y empiezan a poder gestionar mejor sus
emociones fuertes de frustración y enfado como efecto
secundario del trato amoroso y respetuoso que reciben.

Para poder tratarles así tenemos que estar muy conectados


con nosotros mismos primero.

Cuanta más conexión hay entre padres e hijos más


cooperación. Pero no es nuestro objetivo principal sino
simplemente el efecto secundario.
https://YvonneLaborda.com/

Cuando nos relacionamos desde el amor todo empieza a


cambiar mágicamente. No hay nada en este mundo que me
produzca mayor satisfacción que ver que estoy pudiendo ser
la madre que cada uno de mis 3 hijos necesita que sea. Y
cuando no es así, me paro, me observo, me disculpo, me
acepto y vuelvo a conectarme.

Lo que aquí quiero y necesito rescatar y recalcar es que no


por ser más conscientes como adultos y más
respetuosos con nuestros hijos van a ser cómo
nosotros queremos y necesitamos que sean.

Ellos ya son perfectos siendo como son y lo que muchos


adultos necesitamos son herramientas para poder
aceptarles tal y como ya son.

Muchas veces nos cuesta respetar a otro ser ya que


nosotros no fuimos respetados siendo niños. Y dichas
herramientas también ayudan a nuestros hijos a poder
seguir siendo como son sin la necesidad de ser juzgados
ni criticados.

Validar, conectar, nombrar y revisar nuestra infancia no va a


cambiar a ninguno de nuestros hijos, pero sí podemos
cambiar la forma en que los vemos y la forma en que
reaccionamos a sus comportamientos.

Ellos se sentirán libres para poder seguir siendo como son y


nosotros podremos y sabremos entenderlos y aceptarlos tal
como son.

Querer cambiar a alguien o su comportamiento no es


relacionarnos desde el amor.

Hacer sentir mejor a alguien puede provocar paz interior


y bienestar (tanto a quien lo da como a quien lo recibe)
y dicho bienestar, puede provocar un cambio de actitud,
https://YvonneLaborda.com/

como efecto secundario, pero no debería ser nuestro


objetivo.

Gracias por estar aquí de nuevo y os invito a que nuestra


próxima interacción con un niño sea desde este otro lugar y
cambiando la mirada.

No olvidemos que ellos nos necesitan para poder llegar a ser


quienes han venido a ser

También podría gustarte