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Ec 001 09 PDF
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no han sido constantes. Segundo, la influencia que la ruta inversa es más improbable. El meca-
mutua entre biotas adyacentes muestra cierta re- nismo tectónico basado en placas móviles impone
gularidad. En su forma más simple se puede con- continuamente nuevos modelos de distribuciones
siderar el intercambio biótico que se establece centrífugas, que rompen la estabilidad e interrum-
entre dos regiones que difieren por la estabilidad pen el proceso asintótico de aumento de madurez
climática. Una de ellas, de clima más fluctuante, de los ecosistemas, manteniendo la vida en un
alberga ecosistemas menos maduros; la otra, de estado de creación continuo.
clima mucho más constante sobre largos períodos
de tiempo, consiente a la sucesión ecológica alcan-
Deriva continental y tectónica
zar etapas de mayor madurez. En adaptación a
de placas
dichas características, las especies que viven en
una u otra área tienen, por término medio, ca- Entre África y Sudamérica existe cierta seme-
racterísticas evolutivas diferentes. Como resulta- janza de las líneas de costa, algunos grupos de
do, el intercambio de especies entre los dos organismos se encuentran en los dos continentes,
bloques o regiones es forzosamente asimétrico. se conoce una flora fósil común a los extremos
En efecto, las especies del área fluctuante pueden meridionales de los continentes (flora de Glossop-
migrar y ajustarse a vivir en la otra región, espe- teris, característica del hipotético continente de
cialmente en períodos de clima más fluctuante de Gondwana) y, hoy día, las semejanzas biogeo-
lo normal o de alteraciones persistentes, mientras gráficas entre los extremos meridionales de Amé-
Tabla 9·1
Eras, períodos y épocas geológicas, con indicación de la edad máxima
de sus materiales, en millones de años antes de nosotros.
290 Biogeografla
18°W
rica, África y Australia persisten en la distri- América estuviera adosada al Mundo Antiguo. En
bución de grupos diversos de plantas y anima- particular, el ajuste del Brasil en el Golfo de Gui-
les lO, 20. Las afinidades entre Sudamérica y la nea, sugiriendo una rotura y desgajamiento del
región australiana están representadas por los No- continente americano, estimuló numerosas espe-
thofagus (robles australes), los peces Galaxias culaciones, desde Francis Bacon y Alexander von
(puya, también en Sudáfrica), hidrácnidos y otros Humboldt hasta Snider (1858). Wegener en
organismos. Por otra parte, existen indudables 1912 125 plantea el problema de una manera más
afinidades entre la composición de los ecosistemas concreta con su teoría de la deriva continental
de Eurasia y Norteamérica, que no se explican que, desde el principio, fue acogida con mucho
solamente como consecuencia de un empobreci- entusiasmo por los biólogos, por ofrecer explica-
miento paralelo durante el glacial, sino que dejan ciones más elegantes y sencillas que cualquier
suponer importantes afinidades de origen más complicada hipótesis de puentes intercontinenta-
antiguo. les, que, para poder dar razón de los cambios
Los hechos reseñados, entre otros, hicieron pen- bióticos, tenían que ser como puentes levadizos y
sar en la posibilidad de que, en época remota, además en número muy grande. Conviene añadir
292 8 iogeografla
Figura 9-2 Sistema de dorsales o divergencias
centrooceánicas (líneas gruesas) fragmentadas
vectivas, la fragmentación más o menos grande por fallas perpendiculares (líneas finas). (Según
de las placas continentales, han variado proba- J. R. Hirker, Scientific American, diciembre 1968,
60-70, simplificado; no se han introducido
blemente a lo largo de la historia de la Tierra, algunas modificaciones posteriores.)
de manera que un mismo fenómeno se ha podido
manifestar de manera muy diversa según las épo-
cas, es decir, no hace falta que se haya producido
un cambio regular y gradual desde la posición
primitiva de las placas continentales hasta la con-
figuración actual de los continentes, sino que han
podido ocurrir cierto número de cambios de direc- que las crestas o zonas de divergencia no sean
ción en el proceso, atestiguados, por otra parte, continuas (fig. 9-2), sino que aparezcan rotas a
por otros testimonios (indicios climáticos, indicios tiras, por fallas de proyección o de transforma-
de orientación respecto a los meridianos magné- ción, que corren normales a las mencionadas di-
ticos o al Ecuador, afinidades biogeográficas, etc.). vergencias. Estas fallas consienten movimientos
Precisamente, estos indicios indirectos se siguen notables en el sentido transversal, cuya importan-
utilizando en la reconstrucción de la forma de los cia y significado son desconocidos por el momen-
continentes en el pasado (fig. 9-3) Y el avance ha to; pero es bueno pensar que a su favor es posible
consistido solamente en el hallazgo de pruebas un considerable corrimiento «transversal» de unos
objetivas de la realidad de la deriva y en empezar continentes respecto a otros, que la combinación
a intuir sus posibles mecanismos. de datos paleontológicos y paleomagnéticos pare-
Las dificultades de proyección de una superfi- ce requerir para el Pérmico y parte del Secunda-
cie plana sobre una superficie esférica determinan rio 56. Este corrimiento podría haber sido sobre
Final del Jurásico (135 millones de anos) Final del Cretácico (65 millones de anos)
los márgenes del Tethys, un mar más o menos nica de las grandes profundidades marinas no ha
ancho, extendido de Este a Oeste, entre una masa podido evolucionar in situ un tiempo extremada-
continental nórdica y otra meridional, que persis- mente largo. Por otra parte, la temperatura del
tió con muchas vicisitudes desde el Ordoviciense. agua profunda ha experimentado cambios consi-
Tales movimientos explicarían muchas afinidades derables. A juzgar por la distribución de los
biogeográficas transversales que luego se mencio- isótopos de oxígeno en los caparazones de fora-
narán, sin necesidad de postular una «Mesogea» miníferos bentónicos, dicha temperatura habría
o continente alargado en el mismo sentido que disminuido unos 12°C desde el Cretácico 32a. Más
hubiese servido de puente. bien se piensa hoy que el talud continental puede
La deriva continental en los términos indicados representar a los más antiguos biótopos. En rea-
ha de haber tenido sobre la fauna marina conse- lidad, los verdaderos fósiles vivientes (las esponjas
cuencias de tipo más general que las que afectan coralinas, representantes actuales de los estroma-
a la dispersión y evolución de las diversas estir- toporoides y tabulados fósiles; el molusco mono-
pes. La movilidad de los fondos oceánicos hace placóforo Neopilina; el crosopterigio Latimeria;
que su sustrato sólido no sea tan persistente como diversos braquiópodos) se acumulan precisamente
se podía pensar; de hecho, el espesor de sedimen- en el margen continental. La distribución general
tos acumulados no es enorme, y la fauna bentó- de las placas continentales se ha de reflejar en
294 Biogeografla
características a escala global. Si las placas con- clano, que es cuando empiezan las importantes
fluyen, el clima es muy cambiante, pero unifor- fluctuaciones climáticas bien documentadas. Esta
memente cambiante en toda la Tierra y hay ten- teoría acepta una mayor capacidad de competencia
dencia a la regresión marina; si las placas están y expansión de los·organismos de latitudes media-
disgregadas y separadas, el clima es menos fluc- nas o, por lo menos, de los nórdicos. No puede
tuante, constante en el tiempo, pero variable en el negarse, en efecto, que los representantes de la
espacio; en esta situación, la superficie ocupada mayoría de las estirpes se corren más fácilmente
por los mares transgresivos sería mayor 117,118. de los polos al Ecuador que en sentido contrario.
La distribución de las placas continentales, por La profunda invasión de la región Etiópica por
otra parte, determina el tipo de circulación oceá- elementos procedentes de Eurasia es una prueba
nica, y las características de la misma, a su vez, de dicha tendencia. La capacidad de invasión de
definen la existencia e importancia de zonas de las formas de latitudes altas se puede atribuir a
afloramiento y otros fenómenos de gran influencia ciertas características que, en promedio, están más
sobre el desarrollo de la vida marina. En otros acentuadas en ellas que en otras, como sus dimen-
términos, la deriva de los continentes no sólo siones mayores, una mayor fertilidad y, básica-
se ha de considerar como un mecanismo que per- mente, haber pasado por un filtro selectivo rigu-
mite explicar conexiones y disyunciones terrestres roso de fluctuaciones climáticas.
y procesos de colonización y expansión de faunas Consideraciones análogas se pueden hacer bien
y floras, sino como un mecanismo de efectos con referencia al clima, en general, o bien te-
aún más amplios, que ha afectado profundamente niendo en cuenta toda la organización de los eco-
a la distribución de los climas y, en general, de sistemas. En este caso se colocan en el marco de
todas las condiciones de vida en toda la superficie las relaciones entre evolución y sucesión (pági-
del globo. na 779). La evolución aparece guiada por la suce-
sión ecológica y, en condiciones de ambiente tales
que permiten que el proceso de autoorganización
Regularidad en la dispersión de los ecosistemas llegue a límites muy avanzados,
de floras y faunas las especies se multiplican en número, con fuerte
especialización y segregación ecológica, y presen-
Sin retroceder hasta la hipótesis de Cuvier de tan características comunes de aumento de tama-
una serie de cataclismos seguidos cada uno de ño, aumento de longevidad, disminución del nú-
ellos de una creación, son varios los autores que mero de descendientes producidos, etc. La situa-
han creído ver cierta determinante ecológica de ción opuesta se manifiesta en áreas de clima
la evolución 84,73, manifestada por el paralelismo cambiante o desfavorable, de clima revoluciona-
entre el despliegue de la vida y los ciclos oro- rio, como dice Dansereau 21, o en los enclaves de
génicos. Los cambios en las características ambien- condiciones fluctuantes en áreas que, por lo demás
tales determinan la extinción de especies estabili- son uniformes y constantes, donde se conservan
zadas y especializadas y permiten la rápida expan- o aparecen especies más dispersables, con pobla-
sión de tipos plásticos y más primitivos (especies ciones sometidas a una más rápida tasa de reno-
pioneras u oportunistas) sobre áreas extensas, de vación, en general menos especializadas, aunque
las que fueron previamente eliminados sus posi- capaces de evolucionar con rapidez, incorporando
bles competidores. Las oscilaciones de las glacia- cambios sustanciales de organización.
ciones y los cambios de las líneas de costa han Si esta teoría se demostrara cierta, su proyec-
podido favorecer la aparición de nuevos genoti- ción geográfica tendría la siguiente forma: las
pos, en un proceso que contrasta con la acumula- áreas de clima estable serían áreas de acumulación
ción de sus descendientes en áreas periféricas, de estirpes de diverso origen llegadas al límite
donde la estabilidad en el tiempo de las condi- de su especialización, con una multiplicación ex-
ciones de ambiente -frecuentemente asociada con tremada de formas taxonómicas, mientras que las
una fuerte heterogeneidad en el espacio- permite áreas de clima fluctuante serían la patria de for-
el desarrollo de ecosistemas muy complejos, en mas realmente nuevas, con adaptaciones originales
los que pueden encontrar acomodo un gran nú- o con posibilidad de producirlas más tarde, y la
mero de especies. Llevada a una escala mundial, mayoría de estas formas tendrían el carácter de
esta formulación coincide con un punto de vista generalistas u oportunistas de fácil dispersión.
expuesto por Haacke en 1896 y desarrollado es- De esta forma se daría razón de distribuciones
pecialmente por Matthew 76 -yen lo que se centrífugas con gradientes de riqueza de especies
refiere al hombre por Taylor 115_, según el cual, creciente según sus radios. Gradientes de diver-
la dispersión de las distintas estirpes de animales sidad de este tipo se observan a lo largo de los
terrestres es de tipo centrífugo y habría partido meridianos (pág. 371) Y también en el mar, en
del hemisferio boreal, por lo menos desde el Ter- relación con las placas continentales 118.
Los puntos de vista expuestos tienen, por lo felinos, antropoides) son animales grandes, que
menos, el mérito de poner en guardia frente al ocupan un nivel trófico alto o están en posición
riesgo de confundir el centro de origen de un controladora al fin de cadenas alimentarias cortas;
grupo con el área en que actualmente se encuen- además, algunas de ellas pasaron de latitudes altas
tra el número mayor de especies pertenecientes hacia el Ecuador en una fase anterior de su evo-
a dicho grupo. Especialmente los botánicos, ha- lución. La gran complejidad y estabilidad de los
blan y escriben de focos de origen de géneros, ecosistemas de áreas tropicales, en las que se ha
basándose simplemente en cómo se distribuyen supuesto que las condiciones de competencia se
los números de especies en cada uno de los puntos encuentran aliviadas, ha podido servir de semi-
del área genérica 86. A veces el área cubierta llero a numerosos tipos de organización nuevos,
por el conjunto tiene forma de media luna, lo tanto en tierra como en mar. Por otra parte, en
cual hace pensar en la sugerida dispersión centrí- la flora el número de poliploides aumenta hacia
fuga a partir de un centro situado fuera del área latitudes altas (pág. 282) Ysi las formas primitivas
común actual (figs. 9-4 y 5). son obviamente las de números de cromosomas
La teoría anterior no está exenta de objeciones. más bajo, la migración acompañada de evolución
Darlington 19 hace notar que el mayor número parece haber seguido preferentemente la ruta del
de familias de vertebrados terrestres se halla re- Ecuador a los Polos. Además, los árboles caduci-
presentado en los trópicos y que las faunas de folios y los terófitos de las regiones templadas
las zonas templadas tienen las características de representan adaptaciones secundarias a un ciclo
faunas tropicales empobrecidas, lo cual sugiere climático intenso y no características primitivas.
más bien una invasión de las zonas templadas a Las posiciones extremas son siempre critica-
partir del Ecuador que viceversa. Pero la mayoría bles y, en definitiva, es la paleontología la que
de las estirpes que se han movido centrífugamente ha de proporcionar los elementos clave. tstos son
a partir del Ecuador (quizá los elefantes, grandes significativos por su unilateralidad, en el sentido
296 Biogeografía
que la evolución y escisión de estirpes en nume- quiere ser fundamentada en la interpretación de
rosas especies, un hecho ampliamente documenta- paleocontinentes y paleoclimas. También debe
do por series fosilíferas, han sido favorecidas en tomarse debida cuenta de la extinción; la acumu-
ambientes de temperatura alta y condiciones en lación de especies en ciertas áreas puede ser tes-
general estables, mientras que la aparición de timonio más bien de ausencia de extinción que
grupos nuevos, proceso indudable, pero pobre- de intensidad de especiación.
mente explícito en el material fósil, induce a
pensar, precisamente por la falta de indicios, que
debió realizarse con particular rapidez y en am- Cómo se pudo haber llegado
bientes poco constantes o poco persistentes: las a la distribución actual
aguas dulces para los peces, las áreas frías de los
continentes del Trías para los mamíferos, etc., de Según estos principios generales se comprende
donde se dispersarían hacia otras regiones donde bastante bien la génesis de las floras y faunas
experimentarían un proceso intenso de especiación terrestres actuales. Las placas continentales esta-
y de aparente «ortogénesis», al encajarse en la ban inicialmente aproximadas en uno o dos gran-
sucesión de los ecosistemas locales. des bloques (fig. 9-3); la primera dispersión cen-
trífuga importante vino primero del Sur, del con-
Como en tantos otros casos, teorías aparente- tinente de Gondwana, sometido a fluctuaciones
mente opuestas representan visiones parciales des- climáticas importantes. El centro de dispersión
de los dos extremos de una amplia gradación de del Norte funcionó desde el Terciario, por lo me-
posibilidades. Por otra parte las vicisitudes de las nos, en correspondencia con fluctuaciones de cli-
placas continentales alteraron continuamente las ma que, en el hemisferio boreal, datan ya de
reglas de juego, de manera que toda hipótesis re- mucho antes del glacial. Las zonas comprendidas
Figura 9-5 Número de especies del género Chamaeleo, saurio, dentro del área total
de distribución del género. La máxima concentración de especies se halla en Madagascar
y áreas próximas de Alrica. (Según D. Hillenius, Beaufortia, 8[89):1-92, 1959.)
298 Biogeografía
régimen especial de circulación en dicho mar, mo- materiales que se depositaron bajo un clima de-
dificando sus relaciones hidrográficas con el At- sértico. No se excluyen tampoco cambios impor-
lántico, en la época indicada y más tarde. En todo tantes en las áreas ecológicas del Brasil, quizá
caso, es indudable que tanto esta circunstancia, hasta en el Cuaternario; pero probablemente fue-
como las características térmicas del Mediterráneo ron menores que en África. La invasión de África
han contribuido a obstaculizar la entrada en dicho por elementos paleárticos se continuó durante las
mar de una fauna rica de profundidad. glaciaciones 83: en los períodos fríos, el límite del
Las glaciaciones constituyen la etapa final de bosque montano, que hoy está a 1500 m de altura,
las distribuciones centrífugas centradas sobre los había descendido a 500 m y ofrecía vías de migra-
bloques continentales nórdicos. ción casi continuas, utilizadas por muchos anima-
El hemisferio Sur no fue tan efectivo a este les, entre ellos hemípteros acuáticos 55, vertebra-
respecto, por lo menos en los tiempos cenozoicos, dos. etc. Como que en los períodos secos intergla-
y tiene un carácter más conservador. Todos los ciares quedaba cerrado el camino a la migración
biogeógrafos consideran la región Australiana inversa hacia el Norte, tenemos un mecanismo
como un asilo de formas arcaicas que cualitati- de impulsión o migración en un solo sentido
vamente han evolucionado poco aunque con una a modo de válvula y precisamente a favor de
inevitable e interesante evolución radial, al ir la teoría de Matthew, es decir, que lleva espe-
ocupando todos los ambientes disponibles (pién- cies de la región bajo clima fluctuante a la más
sese en la gran variedad de géneros de vida de estable, pero se opone a la migración en sentido
los marsupiales). Las afinidades entre Australia, opuesto. Los botánicos consideran una región Ca-
Nueva Zelanda, Antártida y extremos meridiona- pense, separable del resto de África.
les de África y América son muy antiguas, y se La región Oriental abarca la India, a partir del
conservan debilitadas en las floras y faunas re- sur del Himalaya, y el SE de Asia, hasta un lími-
cientes 11,20. La Antártida ocupó un lugar impor- te donde se acumulan los bordes de las áreas de
tante, como se demuestra por los fósiles hallados muchas especies, límite ya detectado por Wallace
en ella, y todavía lo ocupa en 10 que se refiere (se llama precisamente línea de Wallace) , pero
a la fauna marina costera, mucho más diversifi- de posición un tanto discutida en el detalle. La
cada que la de los mares árticos. Sobre esta ma- región Oriental tiene caracteres propios, aunque
yor riqueza de la fauna antártica se superponen indudables afinidades con la región Etiópica, es-
unas pocas especies bipolares de distintos grupos, pecialmente en la distribución de las plantas, por
que constituyen ejemplos de la más amplia de las lo que los botánicos se refieren a veces a una
disyunciones. región Paleotrópica, que abarcaría la Etiópica
Madagascar, por sus vertebrados, ocupa una más la Oriental. También muestra indicios de
posición especial y aislada; se trata de una fauna invasión procedente del vecino bloque paleártico.
indudablemente primitiva, por 10 menos en com- Las orillas del Tethys fueron poco afectadas
paración con la africana. por las glaciaciones; pero su aptitud para servir
Sudamérica durante el Terciario fue, por su ais- de refugio fue dañada por otras características,
lamiento, una especie de Australia. La zona tropi- principalmente por la sequía. Sin embargo con-
cal interpuesta ha dificultado una extensa migra- servan suficientes vestigios del pasado para se-
ción de la zona templada boreal a la austral y la guir mostrando ciertas características interme-
fauna templada sudamericana es notablemente po- dias, que pueden dar pie a distinguir una subre-
bre. El contraste entre África y Sudamérica es no- gión Sonorana, en México, al sur de la Neártica;
table. La flora africana es particularmente pobre y una subregión Mediterránea, como dependencia
en comparación con la sudamericana y con la ma- de la Paleártica.
laya. América del Sur forma la región Neotrópica En los libros de biogeografía se encuentran
y África, a partir del sur del Sahara, la Etiópica. numerosos ejemplos de distribuciones y listas de
África ha experimentado muchas vicisitudes cli- especies que, por su distribución, se consideran
máticas y la disposición y altura de sus montañas características de las grandes regiones y de cada
es tal, y la adherencia a territorios holárticos por una de sus subdivisiones, que, por otra parte, se
el Norte ha sido tan amplia, que las especies pa- definen de manera que varía según los autores.
leárticas han podido correrse hasta el extremo Los rasgos generales de distribución mundial que
austral. Esto ocurrió en el Terciario y la fauna se acaban de señalar bastan para un texto de eco-
fósil circunmediterránea del Mioceno constituye logía, y sirven de marco para situar cualquiera
un paralelo de la fauna actual de la sabana y de las subdivisiones más detalladas que más tarde
matorral africanos, popularizada en las películas convenga adoptar.
de «animales salvajes». La selva africana en país Los procesos de selección y extinción no han
lluvioso ocupa una extensión relativamente pe- sido uniformes en el tiempo. La observación de
queña. Parte de ella es reciente y se halla sobre grandes discontinuidades entre estratos geológi-
Tabla 9-2
Nomenclatura de las glaciaciones. Para los glaciales e interglaciales se dan tres nombres,
que corresponden, respectivamente, a los usados con referencia a los Alpes,
a Alemania y a Norteamérica. Otras estimas difieren considerablemente de las presentadas,
con edades mayores. En relación con el campo magnético de la Tierra se distingue
la época Brunhes, de magnetismo normal, a partir del Gunz/Mindel, y la Matuyama,
anterior, de campo magnético invertido.
Períodos Períodos Terrazas Culturas Edad
glaciales interglaciales marinas (tipos humanos) aproximada
Mindel-Elster-Kansas
Gunz/Mindel-Cromer- Milanziense Chelense ? 400000
Afton
Gunz-Weybourne-
Nebraska
Siciliense (Horno erectus)
(Australopithecus)
(<<pebble culture»)
300 Biogeografía
intensidad hasta dentro del llamado Cuaternario. decir (Ericson y Vollin) que mientras el fondo
Los terrenos cuaternarios se han definido y carac- del mar es comparable a una pared con sucesivas
terizado por la presencia de restos fósiles de es- capas de pintura, la superficie de los continentes
pecies que viven actualmente (Desnoyers, 1829; se parece más a una pizarra borrada una y otra
Reboul, 1833). No es necesario distinguir expre- vez. Foraminíferos, diatomeas, polen de faneróga-
samente un período Holoceno, o postglacial, sino mas, cladóceros, ostrácodos y moluscos son los
una sola época Pleistocena, que empezó hace entre organismos que proporcionan mayor información;
millón y medio y dos millones de años y en la pero t3mbién ha sido útil el examen de rizó-
que vivimos. Tradicionalmente se distinguen cua- podos y diversas algas, coleópteros y otros insectos
tro épocas principales de enfriamiento o glacia- conservados en sedimentos turbosos, etc., así como
ciones 87. Algunos de los períodos fríos fueron artefactos de la industria humana. Puesto que se
múltiples y esto se reconoce particularmente bien trata de especies que hoy viven, el conocimiento
en los últimos, o en el último·, por estar más de su ecología actual se ha aplicado a la interpre-
cerca de nosotros y disponer, por tanto, de mayor tación de los biótopos pasados. Las variaciones
información. Los efectos de las glaciaciones se en las características de los individuos de una
dejaron sentir más o menos según las áreas; las misma especie proporcionan información impor-
cuatro grandes glaciaciones se reconocen en Eura- tante. La diatomea Coscinodiscus nodulifer 2. 3
sia y Norteamérica, donde han recibido nombres tiene un diámetro medio mayor durante los pe-
distintos (tabla 9-2); afectaron también al hemis- ríodos fríos; en los caparazones de los foraminí-
ferio Sur. El hemisferio Sur es de clima más oceá- feros, los poros están más apretados durante los
nico y más estable, y esto pudo aminorar los interglaciales que en los individuos de los perio-
efectos de las glaciaciones. Sin embargo, el límite dos glaciales 126. Sin embargo, la mejor estimación
de los glaciares situado actualmente entre 4200 de las fluctuaciones climáticas procede de la ob-
y 5800 m en los Andes, descendió hasta 700 a servación de variaciones en la concentración rela-
1600 m sobre el nivel del mar, y los consiguientes tiva del isótopo 18 del oxígeno (pág. 121).
cambios ecológicos se han aducido para interpre- En un principio la cronología se basó en esti-
tar ciertas afinidades o disyunciones entre, por maciones más o menos inseguras de la intensidad
ejemplo, las tierras altas de Venezuela y el SE de depósito de sedimentos o de transporte o de
del Brasil 123a. En lo que se refiere al poblamiento cambios en el nivel del mar. Los sedimentos fina-
de los continentes australes deben tenerse presen- mente laminados, con alternancia regular de ma-
tes otras dos circunstancias: la mayor estabilidad teriales arcillosos y arenosos (;n los que se podía
climática austral ha hecho que la invasión desde ver un ritmo anual de deposición (varvas), per-
los trópicos haya podido ser más importante ha- mitieron una cronología más precisa, principal-
cia el Sur que hacia el Norte; por otra parte, las mente del postglacial 43.4.1. Pero, como puede su-
masas continentales nórdicas, más extensas, pu- ponerse, la interpretación de la variación de la
dieron constituir ciertamente una mayor reserva relación entre distintos isótopos ha sido el método
de especies, pero la migración de las mismas hacia de resultados más seguros. Se emplean las rela~
las tierras templadas australes tuvo que atravesar ciones 231 Paj230Th y K/ Ar para edades remotas,
un filtro muy riguroso tropical, solo franqueable la relación 14C/12C (pág. 55) para edades más
a lo largo de algunas alineaciones de montañas. recientes. Sin embargo, la cronología del Cuater-
Las relaciones de intensidad y sincronismo en- nario se halla todavía en estado de cierta confu-
tre los dos hemisferios no aparecen claras; por sión y las edades atribuidas a determinado episo-
lo menos la distribución de Globorotalia menardi dio varían hasta un 50 % Y aún más, según los
en los sedimentos del Pacífico, es un tanto opues- indicios que se utilicen; también es incierta la
ta a su repartición en el Norte, en especial du- sincronización de los acontecimientos en áreas
rante el Riss y en el interglacial Riss/Würm 34. distantes.
Información de tipo diverso que recientemente se
va acumulando confirma la posibilidad de que Para explicar las glaciaciones se han propuesto
las épocas frías, en cierto modo, alternaran o se distintos tipos de mecanismos. La alternancia apa-
solaparan parcialmente en el hemisferio Norte y rentemente regular de períodos fríos y cálidos su-
en el Sur, por lo menos en lo que se refiere a las giere un ritmo cósmico, sea por cambios de la
últimas glaciaciones. radiación solar, sea por interposición periódica de
La historia del Pleistoceno se ha recontruido material absorbente. Milankovich 80 propuso una
sobre la base de la interpretación del clima a curva teórica compuesta, a la que se ajustarían las
partir de efectos glaciales y periglaciales, más el fluctuaciones climáticas; pero la información acu-
examen de restos de organismos en sedimentos mulada no ha confirmado la regularidad supues-
marinos, y lacustres, en turberas y en suelos. ta. Realmente se trata de fluctuaciones cuyos pe-
Las pruebas son de valor diferente y se ha podido ríodos no son exactamente iguales, de manera que
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tienen naturaleza estadística y es más verosímil entre el Atlántico y la cuenca polar acaba por
que se deban a osciladores (sistemas cibernéti- interrumpirse. La falta de circulación de agua
cos) más o menos complicados, que se han busca- hace que la temperatura del Ártico baje, que el
do en la propia Tierra. Los diversos autores no agua se solidifique y disminuyan considerable-
están de acuerdo en su detalle y ni aún tan solo mente las precipitaciones, provocando el retroceso
en las líneas generales del mecanismo 28-33, 35, 71. de los glaciares y el retorno a condiciones inter-
Parece que deban descartarse cambios importan- glaciales, cuyo término es la desaparición de la
tes en la situación de las placas continentales y en cubierta de hielo del Ártico, que es la situación
la posición de los polos, no hay pruebas de ello, a la que nos aproximamos. Es obvio que un me-
lo que además es de esperar por el escaso tiempo canismo como éste, o similar, puede dar razón de
transcurrido, de modo que se trataría más bien fluctuaciones casi regulares, aunque los períodos
de un mecanismo basado en relaciones entre la previstos serían demasiado cortos de no mediar
hidrosfera y la atmósfera, que reaccionarían una hipótesis suplementarias. La hipótesis indicada co-
sobre otra en una configuración continental pare- mo ejemplo, o cualquier otra 33 son criticables y,
cida a la presente. por esto, su valor puede evaluarse. Por ejemplo,
Un ejemplo de los mecanismos propuestos pue- se ha dicho que hace 11 000 a 14000 años, el
de ser el de Ewing. Supongamos el Océano Ártico Ártico no estaba libre de hielos, sino sometido a
libre de hielos (como pudo estar hace unos 20000 un clima aproximadamente como el presente 16, 17.
años, en tiempos del último período glacial); en Pero hay argumentos para creer que, en épocas
invierno su temperatura podría ser no más de glaciales, la región de Behring pudo servir de cen-
3,5°C por encima de la actual, pero la evapora- tro de dispersión hacia Asia y hacia América de
ción sería enormemente superior, de modo que ciertas especies, por ejemplo de peces de agua
durante todo el año podrían producirse copiosas dulce; lo cual implica condiciones algo menos
nevadas en el hemisferio Norte, que acumularían rigurosas.
agua sólida. Este efecto se puede reforzar a sí mis- Las glaciaciones no representan acontecimientos
mo, pues el albedo aumentado significa la absor- excepcionales, sino que se han repetido varias
ción efectiva de una menor cantidad de calorías veces durante la historia de la Tierra; quizá cada
por unidad de superficie en dichas regiones. La 200 a 250 millones de años. El período glacial
acumulación de hielo repercute en una disminu- anterior al Pleistoceno ocurrió a fines del Paleo-
ción del nivel del mar, por lo que la comunicación zoico y sus señales se encuentran en Sudamérica,
Figura 9-7 Foraminfferos cuyos caparazones son frecuentes en los sedimentos marinos
recientes y que se pueden considerar como indicadores de algunas caracter/sticas de las
aguas en que vivieron. Las especies representadas se ordenan, de menos a más termófilas,
de la siguiente manera.' G. menardii, G. dutertrei, G. sacculifer y G. ruber. El trazo blanco
corresponde a una escala de 0,1 mm. (Según M. Domingo de Miró, Los foraminiferos
planctónicos vivos y sedimentados del margen continental de Venezuela, Tesis, Barcelona,
1971.)
302 Biogeografla
Globigerinoides sacculifer
/
Globigerinoides ruber
Globoquadrina dutertrei
Globorotalia menardii
304 Biogeografla
revés, y que son las terrazas las que son sincró- Juniperus como reliquia de sus componentes ar-
nicas de climas fríos. La única excepción es la bóreos. En dichas áreas endorreicas de la meseta
de los últimos arrastres, pues los deltas se han española hay sedimentos de tipo salino, indicado-
formado sobre playas sumergidas frías; pero en res de condiciones que no fueron favorables al
esto, el hombre, como agente de erosión y defo- bosque, aunque éste pudo existir en forma de pe-
restación, pudo haber jugado un papel más impor- queñas áreas en un mosaico cambiante. Ya Penck
tante que el clima. ( 1894) suponía condiciones esteparias desde el
Todos los indicios hacen suponer que el tra- Mioceno. También en el área de los Balcanes pu-
zado de las isotermas, al tiempo que las glacia- dieron existir condiciones parecidas; pero no en
ciones, se corrió hacia el Sur, pero de manera la Península Itálica, donde el paso a una vegeta-
desigual. La temperatura descendió mucho en ción baja sería más reciente y debido al hombre.
Europa, alrededor de 6°C en verano y más de Debe tenerse en cuenta que el valle del Po estuvo
1SoC en invierno; pero mucho menos hacia el durante largo tiempo bajo el agua, aislando el
Sur, de manera que junto o sobre las penín- sur de Italia.
sulas mediterráneas se establecieron gradientes La verdadera estepa o vegetación herbosa de
muy intensos, al sur de los cuales se conservaron lugares áridos, tiene una flora y fauna propias,
muchas especies. La disposición de las isotermas con muchas especies características (Holdhaus)
no sólo explica peculiaridades del glacial, sino y de dispersión limitada, especies que faltan en las
también de la recolonización posterior. zonas desertizadas por el hombre, cuya flora y
fauna están constituidas por especies oportunistas
que los taxonomistas consideran más banales.
Disyunciones y reliquias terrestres Concretando el problema en lo que se refiere a
y de agua dulce España, se pueden adoptar dos posiciones. Reco-
nocer en nuestras especies xerófilas y endémicas
PROVINCIA LUSITÁNICA reliquias de origen antiguo, que se han conservado
en territorios persistentemente áridos; o bien su-
Actualmente las isotermas de la parte central poner que dichas faunas y floras se han dispersado
del sur de Europa dibujan un fuerte gradiente con posterioridad a las glaciaciones, o durante los
de Sur a Norte, que ha dificultado la expansión últimos interglaciales, gracias a una considerable
hacia el Norte de muchas especies. En cambio, capacidad de transporte. En España el problema
hacia Occidente, la dirección de las isotermas si- tiene más interés porque se habia supuesto que las
gue aproximadamente la de los meridianos, de áreas de vegetación esteparia eran todas debidas a
manera que ha permitido el avance hacia el Norte la acción humana. Queda testimonio de nume-
de elementos de la flora 104 y de la fauna, como rosas invasiones de organismos de condiciones ári-
los moluscos Geomalacus maculosus y Elona das, de Este a Oeste, sobre Europa, en todos los
quimperiana, que dan carácter a la llamada pro- períodos secos, empezando con las migraciones
vincia Atlántica o Lusitánica, que va desde las del Pontiense (Mioceno) en que, junto con nume-
costas occidentales de la Península Ibérica a las rosos vertebrados hoy desaparecidos, llegaron for-
de Francia e Irlanda, y a la que se suman, sin mas que se deslizaron a ambos lados de los Piri-
duda, restos de la disyunción europeo-americana neos y que hoy persisten y hasta han dado formas
que es consecuencia de la apertura del Atlántico, atlánticas. Entre ellos se encuentran muchos ani-
sin contar con que algunas de las especies pudie- males cavernícolas como los ortópteros Dolicho-
ron quedarse junto a las costas atlánticas, gozan- poda y coleópteros tréquidos 60. Invasores muy
do de un clima más suave que el propiamente posteriores son animales acuáticos del área ponto-
glacial. Añádase que dichas afinidades son en cáspica (Mar Sarmático) como diversos peces
parte una consecuencia de la posición que ocu- (Acipenser stellatus y gobíidos del género Knipo-
paba a principios del terciario la Península Ibé- witschia en el Adriático), crustáceos y moluscos
rica, doblada hacia Francia, con el Golfo de Viz- que llegan a Moravia y Cordylophora y Dreissen-
caya prácticamente cerrado, de modo que Galicia sia (páF:. 246) que ocupan gran extensión de
y Bretaña estaban aproximadas. Europa. La falta de lagos extensos en el margen
occidental de Europa limitó esta migración, que
BIOTAS DE REGIONES ÁRIDAS
se extiende a animales no acuáticos, como a la
Y DISYUNCIONES TRANSVERSAS
rata parda, a Streptopelia decaocto y a una docena
de especies de mariposas, por lo menos, así como
Se ha hecho referencia a la persistencia de a muchas plantas, en las que los hallazgos de
ciertos tipos de ecosistemas en las regiones endo- polen permiten definir con mayor precisión el
rreicas españolas (pág. 304). Se trataría de ~na proceso de ampliación de áreas. Puede ser un
vegetación abierta, asabanada, de la que persiste ejercicio fútil adscribir cada una de las migracio-
30& Biogeografla
pecialmente si se piensa que se trata de especies Numerosos insectos de distribución boreoalpi-
de isópodos y coleópteros que apenas sobrevivi- na se encuentran hoy en los Pirineos. Ejemplos:
rían en las condiciones de los actuales nunataks Aretoeorisa earinata, Helophorus glacialis (llega
de Groenlandia, de sustrato pedregoso sin o con hasta Sierra Nevada y Córcega), Otiorhynehus
poca vegetación, sujetos a baja temperatura y a morio, O. aretieus, Simulium hirtipes, Pieris ealli-
vientos violentos. Del mismo modo que por la dice, Erebia lapponum, E. epiphron, Argynnis
presencia de una mariposa se construía un ima- pales, Lyeaena orbitulus (fig. 7-2). Se pueden
ginario puente continental, por unos pelos más o indicar también algunas aves con la misma dis-
menos en las patas de un coleóptero se levanta tribución (Turdus torquatus, Lagopus mutus).
un sistema de nunataks. No es inverosímil que Se han descrito numerosos ejemplos de· disyun-
especies reducidas a poblaciones poco numerosas, ción boreoalpina entre los pobladores de las aguas
forzadas a una migración vertical, abajo y arriba, dulces. Una parte de las pretendidas boreoalpinas
mostraran una diferenciación mayor que la ordi- son simplemente especies de aguas ácidas y frías,
naria en especies similares extendidas sobre áreas pues biótopos de estas características faltan en las
mayores y continuas. La presencia en los Pirineos tierras bajas y aún más en la región Mediterránea.
de especies de alta montaña en cavernas situadas Ejemplos de tal distribución, más estenoica que
a sólo 400 metros de altitud, como es el coleóp- boreoalpina, son los coleópteros Hydroporus
tero Treehus despaxi 60 puede ser un verdadero rufifrons, Coelambus marklini, Agabus solieri y
ejemplo de reliquia glacial. Potamoneetes griseostriatus 5, varios copépodos,
Se han publicado numerosas listas de especies como son especies del género Bryoeamptus, algu-
boreoalpinas pertenecientes a muchos grupos de nos diaptómidos y ciclópidos (Megaeyc1ops venus-
plantas y animales 52, etc,. Puesto que estas listas tus, etc.) y especies de otros grupos muy diversos.
se han preparado viniendo del Norte, a medida Pero entre los crustáceos de agua dulce, los hay
que los países meridionales van siendo estudiados de origen y dispersión indudablemente nórdica,
hay que hacer frecuentes rectificaciones. La distri- como Holopedium gibberum, Daphnia longiremis,
bución de las plantas está mejor conocida y en Daphnia eueullata, Bosmina eoregoni, Euryeereus
su caso se puede aplicar con mejor conocimiento glacialis, Polyphemus pedieulus, Leptodora kind-
de causa la calificación de boreoalpinas si les tii. En el mismo conjunto se podría incluir al
conviene 7. Como ejemplos de plantas boreoal- rotífero Kellieottia longispina y a la dinoflagelada
pinas comunes en los Pirineos se pueden citar: Ceratium eornutum. El rotífero Keratella valga,
Lyeopodium selago, Festuea supina, Elyna myo- el cladócero Daphnia longispina y la dinoflagelada
suroides, Salix herbaeea, S. retieulata, Aster Ceratium hirundinella tienen también su disper-
alpinus, Gentiana nivalis, Dryas oetopetala, Saxi- sión centrada en el Norte; pero su área es menos
fraga aizoon, S. aizoides, Visearia alpina, Si/ene limitada. Todos estos organismos contrastan con
aeaulis, Loiseleuria proeumbens, Potentilla erant- otros de distribución meridional o austral, como
zii y Eriophorus seheuehzeri. Diaphanosoma sarsi, Ceriodaphnia rigaudi, Moina
Se comprende la posible penetración de especies dubia, Bosminopsis deitersi, Leydigia propinqua,
boreoalpinas más hacia el Sur: en las épocas frías, etcétera.
el descenso en altitud de los límites climáticos y Los hidrácnidos constituyen un material exce-
de vegetación sobre las montañas permitió el lente para estudios de biogeografía en las aguas
avance sobre rutas diversas, bien por la Cordillera dulces y en su distribución se reconocen muchas
Cantábrica y las Montañas de León, hasta las modalidades 121. Los genuinos boreoalpinos de ori-
montañas del Centro, bien por el Montseny y sie- gen verosímilmente nórdico son escasos en la
rras litorales catalanas, o bien por la cordillera fauna ibérica: Atraetides eonl1exus, A. breviros-
Ibérica, que ofreció una vía de penetración pro- tris, Sperehon tenuabilis. Las especies boreoalpi-
funda. Braun-Blanquet cita 27 especies boreoalpi- nas de origen presumiblemente europeo son tres
nas que alcanzan la Sierra Nevada, entre ellas veces más numerosas, por lo menos.
/uneus alpinus, Sedum annuum, Ranuneulus gla- Las especies mencionadas anteriormente como
cialis, Sibbaldia proeumbens, Viola uniflora, Are- nórdicas, en Asia desaparecen a la latitud del
tostaphylos uvaursi, Vaeeinium uliginosum, y Japón central y en Europa sólo unas pocas alcan-
Gnaphalium supinum. Algunas especies que se zan hasta los Pirineos (Polyphemus, Kellieottia).
pueden calificar igualmente de boreoalpinas lle- Algunas se extienden bastante más hacia el Ecua-
gan hasta el Atlas norteafricano y aún ciertas dor, aunque ordinariamente en localidades aisla-
especies de origen nórdico que se han identificado das (Daphnia longispina, Ceratium hirundinella).
en la región del Chad se pueden considerar como Daphnia longispina, en la parte meridional de su
reliquias glaciales o pluviales, aunque algunas de área, está representada por razas en cuya ciclo-
ellas pueden representar disyunciones más anti- morfosis no aparecen formas estivales con yelmos
guas, o bien dispersiones recientes. grandes. De entre las formas lacustres de Daph-
308 8iogeografla
quirieron la actual distribución disyunta 69, 106, 107. terglaciales- se han escindido en razas locales nu-
La disyunción de formas de agua dulce va casi merosas (Daphnia).
siempre unida a un inicio de subespeciación. En En la fauna de las regiones nórdicas son fre-
este caso se hallan copépodos (Limnocalanus ma- cuentes pares o tríos de especies próximas: una
crurus) , isópodos (Mesidotea entomon) , anfípodos propiamente de montaña, otra adaptada a aguaza-
(Gammaracanthus lacustris, Pallasea quadrispi- les y turberas, y a veces una tercera forma com-
nosa, Pontoporeia a//inis), mísidos (Mysis relicta, plementaria en otros biótopos variados, menos
que se consideró como una variedad de M. oc u- frecuentes. Entre ellas se distribuyen las resi-
lata marino), y peces (Cottus [= Myoxocephalus] dencias ecológicas, con notable segregación, a
quadricornis). Según su supuesto lugar de origen pequeña escala, entre unas y otras. Petersen 88-91
es su distribución actual: Pallasea y otros anima- se ha ocupado de los aspectos de la segregación
les se extienden más hacia Siberia; los Mysis son ecológica y eventual hibridación entre tales espe-
de dispersión muy amplia, en Inglaterra y Norte- cies. Éstas pudieron diferenciarse en distintas
américa, etc., y se supone que ha podido existir áreas y en distintos momentos del Pleistoceno y
diferenciación local. Por lo menos existe una luego, al pasar a ocupar unas mismas áreas, apa-
capacidad de regulación osmótica que no existía reció la segregación ecológica entre ellas. Se men-
en las formas de origen, o sea en las marinas. cionan ejemplos entre mariposas, libélulas y aves.
El hallazgo de flagelados marinos (Distephanus, Entre estas últimas, como ejemplo, Lagopus mutus
Gymnaster) en aguas nórdicas (Canadá) con un es la forma montana, L. lagopus y L. scoticus son
residuo sólido de solamente 80 mg por litro ha de aguazales y L. leucurus la complementaria.
sido interpretado igualmente como un paso al Pluvialis dominica es la montana, P. apricaria la
agua dulce 13; pero su supervivencia en tales con- de lugares pantanosos y P. squatarola la comple-
diciones requiere confirmación. mentaria. Según las regiones, las relaciones entre
las especies pueden variar. Así las mariposas
Pieris napi y P. bryoniae se comportan como
Diferenciación, subespecies en Escandinavia y aumentan el grado
superposición e hibridación de separación hacia el Norte y en la altura, donde
realmente son como especies diferentes; pero ha-
Los cambios de áreas durante el glacial han ido cia el Sur y el Este, están menos aisladas genética-
acompañados de un grado diverso de diferencia- mente, quizá porque no han sido forzadas a
ción, que ha sido más patente en los casos de superponerse, y, por ello, aparecen formas inter-
poblaciones poco importantes y fragmentadas en medias en dicha zona.
distintos macizos, como ocurre con los carábidos Una situación parecida ha podido ocurrir en
del género Trechus y otros insectos, con las ga- la fauna marina, en lo que se refiere a las rela-
muzas o rebecos, etc. Animales del plancton de los ciones entre Mediterráneo y Atlántico. Se dife-
lagos, al colonizar los lagos postglaciales -o in- renciaron formas subespecíficas o específicas, una
Tabla 9·3
División y nomenclatura del postglacial.
Divisiones aplicadas en el
Norte de Europa y América Flora característica Culturas
Figura 9-9 Fecha de la vendimia, tal como aparecla fijada por los bandos locales,
en diversas localidades francesas y suizas, expresada a partir del 1. o de septiembre
(escala, en dlas, a la izquierda; medias móviles de dos años). En la sección de la derecha
del gráfico se comparan las fechas de la vendimia con las temperaturas del 1. o de marzo
al 1. o de septiembre en Inglaterra, expresadas igualmente en medias móviles de dos años.
En años de verano caluroso la vendimia se anticipa, de manera que las fechas en que
da principio se pueden considerar como un indicador de las fluctuaciones climáticas en
el periodo estudiado, de 1575 a 1800. (Datos de Manley y Angot, en Le Roy 68.)
310 Biogeografla
Laminaria
saccharina
España el recalentamiento fue relativamente más fue bien sensible en el occidente de Europa, pero
intenso que en latitudes más altas. Es seguro que menos en las regiones mediterráneas. Los últi-
durante este período cálido muchas turberitas pi- mos tiempos están documentados por registros
renaicas dejaron de crecer y quedaron interrum- meteorológicos; pero también se posee una infor-
pidas por materiales detríticos (cantos). En los mación abundante, directa o indirecta sobre los
Alpes, el nivel de los bosques ascendió unos cen- inmediatamente anteriores: espesor de las capas
tenares de metros (seg!-Ín Lüdi). El período hipsi- anuales en los árboles, avance o retroceso de los
térmico ha dejado reliquias de origen meridional glaciares, fechas de la vendimia, de la floración
o termófilas en algunos enclaves nórdicos; por de los cerezos en el Japón, registradas con mucho
ejemplo plantas vivientes en acantilados calizos. cuidado, precios de productos agrícolas, etc. ISa. 68
Posteriormente ya más cerca de nosotros el cli- Documentos aparentemente ajenos pueden tener
ma vuelve a enfriarse, y se pueden distinguir va- valor considerable, así por ejemplo, la frecuencia
rias fluctuaciones importantes. El clima es benigno de los días de rogativas en Barcelona para impe-
hacia los años 1000 a 1200 de nuestra era; sigue trar el agua del cielo se puede considerar como
un enfriamiento que culmina entre 1550 y 1850, un índice de sequía 46 (fig. 9-9).
caracterizado por una desviación hacia el Sur En los últimos tiempos se manifiesta un aumen-
(de 5°C o más grados de latitud) de las vías to de la temperatura que persiste aproximada-
seguidas por las depresiones atmosféricas, lo cual mente hasta 1950. Este recalentamiento ha sido
312 Biogeografla
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