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CIENCIA, DERECHO Y SOCIEDAD
Serie: Textos de estudio

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Facultad de Derecho y Ciencias
DD Sociales Universidad
Nacional de Córdoba

Córdoba 2007
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INDICE

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Introducción ...................... ... ................ ... ................................................................. 9

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L Teorías biológicas y psicológicas de la desviación y el delito ............................. ...11
Enfoques desde la biología ......................... ... ................................... . .......... 11
Teorías psícoanalíticas y psicológicas ................ * ......................................... 14
Evaluación crítica ............................................................................................ 1 ó
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II. Teorías sociológicas de la desviación y el delito ................................................. 19
1. Paradigma del Consenso. El modelo Estructural - Funcionalista .................... 21
Entile Durkheim y la funcionalidad del delito ................................................. 21
Evaluación Crítica ............................................................................................ 25
Robert Merton y la Teoría de la Anomia (1938) .............................................. 26
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Albert Cohén, Richard Cloward y Lloyd Ohlin.


Teorías Subculturales ................ ... .................................................................. 30
Teoría de la anomia y teorías subculturales. Evaluación crítica ...................... 34
2. Las Definiciones Criminológicas desde el Modelo Interpretativo .................. 35
Edwin Sutheríand y su Teoría de Asociación Diferenciada (1921-
1939-1947) ....................................................................................................... 37
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Teoría del Etíquetamiento ................................................................................ 39


Edwin Lemert: Desviación social primaria y desviación social
secundaria ........................................................................................................ 43
Howard Becker: Los "Outsiders” ................................................................... 45
Evaluación crítica del modelo .......................................................................... 47


3. Las teorías del conflicto y sus interpretaciones sobre la desviación


social ....................................................................................................................... 49

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8 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

Criminología Crítica ........................................................................................ 54

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Evaluación Crítica de la Perspectiva del Conflicto ........................................ 61

III. Las interpretaciones situaeionales del delito y las teorías de


elección racional .................................................................................. 63

IV. ..............................................................................................
Perspectivas teóricas explicativas de la relación edad-delito ................69
Los nuevos debates teóricos referidos a la relación edad-delito ..................... 76

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V. Las teorías explicativas de la relación género-delito .....................81
Las teorías tradicionales del delito y la delincuencia .............................. 85
Los enfoques brindados por las nuevas comentes criminológicas.................. 92
DD
Las más recientes teorías explicativas de la relación género-delito..... 96

Bibliografía General 101


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INTRODUCCIÓN

La explicación de por qué algunos individuos no se ajustan a las normas de su

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sociedad desvela a los teóricos desde hace mucho tiempo. En un principio, las teorías
sobre ia desviación social se identificaban exclusivamente con las teorías criminológicas,
con las teorías del delito. Éstas se fueron posteriormente "socio- logizando"1, resultando
que el interés de análisis dejó de ser exclusivamente el hecho delictivo mismo o el hombre
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delincuente en su determinación biológica y social, para dar paso a la interpretación de las
motivaciones del sujeto desviado, del por qué de ese actuar contrario a normas y
expectativas sociales. El interés sobre “lo desviado” dejó de fijarse exclusivamente en las
conductas delictivas propiamente dichas y se expandió hacia otra amplia gama de
comportamientos, haciendo más distinguibles los conceptos de desviación social y delito 2.
A comienzos del siglo XX, emerge dentro de la sociología consensúa! americana, una
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nueva corriente que enfatiza su interpretación de la desviación en los condicionamientos


de la estructura social que impactan en los procesos de socialización de los actores
sociales. Presta particular atención ai proceso en el cual el individuo aprende la conducta
desviante, y la considera a ésta como una reacción normal frente a las presiones
provenientes de la estructura socio-cultural.
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1
Tal como lo señala Tamar Pitch (1980).


2
Aunque muchas veces dichos conceptos aparezcan como sinónimos, es claro que la
desviación social hace referencia a cualquier comportamiento no conforme o contrario
con las normas o expectativas sociales aceptadas de un grupo determinado (la vagancia, la
homosexualidad, la prostitución pueden ser consideradas conductas desviadas); y, el
delito, resulta un tipo especial de no conformidad que sólo se configura bajo ciertos
requisitos estipulados por cada sistema penal.

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10 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

Hacia principios de la década de los 60, la interpretación de la desviación vuelve a


tomar otro rumbo. La visión que entiende la génesis del comportamiento desviado en el
quebrantamiento de un orden normativo válido consensuado por todos, va cediendo por

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esas épocas ante la versión de los interaccionistas, quienes sostienen que las desviaciones
son realidades construidas a través de un proceso social de definiciones que se inicia con la
rotulación de un individuo por parte de la sociedad y culmina con la intervención de las
diferentes agencias de control social extemas. La desviación es así vista, no como una
cualidad del acto que la persona realiza, sino como una consecuencia de la aplicación de
reglas y sanciones que los otros aplican al actor. Estas nuevas corrientes o movimientos
deses- tructuradores3 de los 60 también son integradas por los movimientos radicales o

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críticos, cuyas ideologías de reforma abogan para que el Estado abandone parte de sus
funciones de control social, probadamente ineficaces, o que -al menos- las traslade a
agencias innovadoras que estén basadas en la comunidad, y no apoyadas directamente por
el Estado. Asimismo, descreen completamente de la eficacia resocial izadora de las
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instituciones penitenciarias cerradas tradicionales, defendiendo medidas controladoras no
segregativas, abiertas, denominadas alternativamente "control comunitario”.
Dentro de este contexto, nos detendremos a analizar ahora, algunas de las principales

3
Así los designan -entre otros- algunos autores como Stanley Cohén (1988) y
Thamara Santos Alvins (1995), investigadora latinoamericana del ICLAC, Venezuela.
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Enfoques desde la biología


Las primeras explicaciones dadas por los criminólogos al delito estuvieron vinculadas
a las respuestas brindadas por la biología. Los autores sostenían que ciertas características
físicas, biológicas de las personas, las signaban como reveladoras de su actuar delictivo.
Fuertemente influenciado por la teoría darwíniana y de la degeneración, Cesare
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Lombroso (1835-1909), médico italiano de origen judio, aseguraba que las tendencias
delictivas de las personas venían inscriptas desde el nacimiento; y que individuos -con
tales tendencias- pertenecían a un nivel humano evolutivo precedente o más primitivo.
Elaboró una serie de clasificaciones de delincuentes conforme las características
morfológicas que presentaban los cráneos de las personas, y otros rasgos físicos. Así, por


ejemplo, identificó a los delincuentes contra la propiedad con personas que se caracterizan
por mandíbulas y pómulos grandes, orejas separadas* cabellos espesos y rizados, brazos
notoriamente largos, y capacidad craneal menor a la de los considerados normales o no
delincuentes, entre otras.
Las ideas lombrosianas alcanzaron gran popularidad en su tiempo, pero rápidamente
fueron desacreditadas. Se mostró científicamente imposible identificar

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11 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

teorías explicativas de la desviación social, prestando especial atención a las teorías que
ayudan a explicitar la conducta delictiva. Es claro que, no podremos esperar que ninguna
de estas teorías -por sí solas- proporcionen una explicación global del delito y menos aún

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de la variedad de comportamientos desviados posibles; por el contrario, observaremos
cómo cada una de ellas aporta herramientas conceptuales útiles para comprender ciertos
aspectos del fenómeno de la desviación, permitiendo -así- asociarlas con ¡otras para
lograr una mejor interpretación del mismo.

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TEORÍAS BIOLÓGICAS Y
PSICOLÓGICAS DE LA
DESVIACIÓN Y EL DELITO

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12 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

un delincuente por los rasgos físicos señalados por el autor, puesto que éstos aparecen
repartidos al azar en cualquier grupo poblacional. No obstante, y aunque esta objeción nos
parezca actualmente obvia, estas ideas lograron conformar un estereotipo de delincuente

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que hasta ahora perdura en nuestras sociedades; de cierto color de piel y cabello, de baja
estatura; pero además mal vestido, proveniente de clases con escasos recursos
económicos, poco educado; y —asimismo- con tendencias al alcoholismo y la
drogadicción4.
Por otra parte, la relación entre delincuencia y explicaciones biológicas nunca ha sido
descartada completamente. Por los años 1940, William Shel- don reavivó la polémica al
afirmar que la contextura física atlética y musculosa de los jóvenes favorece la

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predisposición de ellos hacia el delito. Esta conclusión fue resultado de una investigación
realizada por el autor entre cientos de jóvenes, que clasificó según su contextura física y
sus antecedentes penales. Así, distinguió entre actomorfos (de contextura delgada y baja
estatura), endomorfos (más voluminosos y gordos) y los mesomorfos (esbeltos, atléticos
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y musculosos); siendo éstos últimos los que señaló como más propensos a incursionar en
terrenos ilegales. Las conclusiones de Sheldon fueron apoyadas por los hallazgos de otros
investigadores en la misma línea (el estudio de losGlueck en la década del 50); pero
-asimismo- muy cuestionadas, puesto que casi la totalidad de estos estudios trabajaron con
muestras conformadas por la población menor de edad alojada en institutos co-
■rreccíonales; lo que, evidentemente, no permite extender los resultados a otras
poblaciones desviantes. Además, las dificultades de encontrar conexiones causales
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exclusivas y directas entre contextura física y comportamiento delictivo, fueron admitidas


hasta por los propios defensores de esta tesis.
Más recientemente, otros investigadores (entre ellos podríamos citar a Co- wen a
finales del siglo pasado) comenzaron a analizar la influencia de la herencia genética en la
propensión al delito. Sus trabajos demostraron que ciertos delincuentes peligrosos poseían
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en su estructura genética un cromosoma Y más, agregado a la normal configuración


celular XY. Las críticas no se hicieron esperar. Las investigaciones fueron cuestionadas
por serios errores en las confecciones de las muestras, demostrando -además- que buena
parte de individuos "no delincuentes" de la población general también se conformaban
cromosómicamente de la misifia manera; y que la probabilidad de incursionar en delitos
violentos era muy similar tanto en varones XY como en varones XYY (Medniketal.,


4
Marcó del Pont, Luis; Manual de Criminología, Marcos Lerner Editora. Córdoba,
1991, página 33.

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Teorías biológicas y psicológicas de la desviación y el delito 13

19825).
Hace muy pocos años, y confirmando lo afirmado ut supra acerca de la perpetuación

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de este tipo de estudios, una de las más prestigiosas revistas científicas internacionales
-Science- publicaba el trabajo de un equipo de investigación dirigido por el científico Han
Brunner y realizado en 19936. El trabajo describe y analiza una familia holandesa, de
algunos de cuyos hombres se decía que eran anormalmente violentos. En particular, el
estudio confirma que ocho de los hombres integrantes de dicha familia; que habían vivido
en diferentes partes del país, en distintas épocas y a lo largo de tres generaciones;
manifestaron un genotipo de conducta anormal que incluían conductas como estallidos
agresivos, incendio intencional, intento de violación y exhibicionismo.

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Los análisis prestan particular atención para explicar estos comportamientos, al hecho
de que todos estos individuos violentos portaban una mutación en la codificación genética
de la enzima monoaminoxidasa tipo A (MAOA); e intentan asociar las causas de la
violencia denunciada a esta característica genética de los sujetos, definiendo como
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conducta agresiva lo que en un primer momento fue catalogado como anormal.
Dicho estudio ha ganado gran prestigio en los Estados Unidos a tal punto que sus
unicausales conclusiones han sido incorporadas en el arsenal de la Iniciativa Federal
contra la Violencia, agencia estatal norteamericana que pretende “identificar” a los niños
de barrios céntricos superpoblados como en riesgo de volverse violentos por
predisposición biológica o genética. Y, aún más, se ha convertido en una frecuente
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estrategia utilizada por algunos abogados norteamericanos que han comenzado a recurrir a
esta defensa genética como circunstancia atenuante en sujetos acusados de delitos graves
como el homicidio. .
De seguir fielmente las afirmaciones de algunos científicos que -como el citado-
pueden llamarse “genetistas de la conducta”, podemos llegar a creer que los genes, o las
características biológicas que heredamos, influyen en muchos aspectos de nuestro
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comportamiento: el delito, las conductas violentas, los estallidos de ira, el alcoholismo, la


homosexualidad y hasta nuestra propensión al divorcio. Así, los casos de genes agresivos
podrían multiplicar su efecto explicatorio en muchas otras conductas humanas que las
sociedades pueden considerar indeseables, anormales, indecorosas o inmorales;
desconociendo e ignorando que idénticos actos (que involucran idénticas características


físicas y genéticas) en alguna circunstancia pueden considerarse conductas agresivas e

5
Investigación citada por Anthony Gíddens, Sociología, Ed. Alianza, Madrid,
1992, p. 158.
6
Fuente: Diario La Nación del lunes 8 de enero de 2001, p. 15.

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14 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL, Explicaciones Teóricas

indeseables y, en otras (y hasta en una misma sociedad) conductas asociadas al


cumplimiento de un deber e incluso valerosas y heroicas.

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Teorías psic oanalíticas y psicológicas
Si las explicaciones biológicas del delito lo asocian a características físicas de los
individuos, las perspectivas psicológicas lo hacen a características de su psi- quis. Estos
enfoques brindan comprensiones individuales del delito, comportamiento que es
entendido como manifestación de la personalidad total del actor (Tamar Pitch, 1980, p.
70). Desde este punto de análisis, cualquier comportamiento de la persona que no se ajuste
completamente a las normas de su comunidad cae bajo el concepto de desviación. No sólo

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el delincuente, sino también el enfermo mental, por ejemplo. El concepto de desviación
implica, desde estas perspectivas, un fracaso en los procesos de intemalización de las
normas, un proceso de socialización fallido o incompleto.
Las ideas de Sigmund Freud (1856-1939) ayudaron a que autores posteriores
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interpretaran el delito desde las conformaciones psicoanalíticas. Tal como sostiene este
autor, dentro de la estructura psíquica del individuo, es el súper yo (generado a lo largo del
proceso de socialización) el que se encarga de reprimir los instintos antisociales
provenientes del ello. El delincuente es una persona carente de súper yo; una persona en la
que el proceso de socialización ha fracasado, ha sido insuficiente, razón por la cual no ha
podido elaborar controles internos lo suficientemente fuertes que le permitan comportarse
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como socialmente se espera.

El hombre nace al mundo como delincuente, es decir, socialmente


inadaptado y en sus primeros años de vida se mantiene más o menos
como tal. Su adaptación social propiamente dicha comien-
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: |U ; Teorías biológicas y psicológicas de la desviación y el delito 15
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za sólo a partir de la superación del complejo edípico, ... período que


se inicia de los 4 a 6 años y cesa con la pubertadSolamente entonces

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7?; la evolución del hombre sano se aparta de la del criminal ...en el
delincuente este proceso de adaptación fracasa en una medida más o
menos amplia; el criminal transforma sus propios impulsos naturales
asociales en acciones, como lo haría el niño si pudiese (F. Alexander

i?; y H. Síaub, 1948).7

Son, entonces, los problemas en la formación de la personalidad durante la etapa más


I■ intensa de la socialización, los que operan como causa frente al efecto que es el delito.

.C
í Además de la ausencia de súper yo en la estructura psíquica del delincuente, también se
emplean para analizar estos comportamientos otras nociones derivadas de una defectuosa
intemalización de las normas, como rebelión ante la autoridad, complejo de Edipo, deseo
inconsciente de castigo, frustración, agresividad, etc.; cuestiones que coadyuvan a
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generar personalidades fracasadas8 (juzgadas así por no afrontar las expectativas de la
gente motivada socialmente), dentro de las cuales es posible identificar tanto a niños
difíciles como neuróticos, suicidas, criminales, drogadictos, sicóticos, prostitutas
La corriente llamada Criminología Clínica también ha tenido grandes defensores y
Sí:- representantes en nuestro país y en América Latina. Específicamente desde Córdoba, los
& trabajos de la Dra. Hilda Marchiori han colaborado en mostrar las relaciones entre la
LA

■ ■ conducta delictiva en función de los distintos tipos de personalidades, y en entender al


íi ■
&■ delito como un síntoma de esa enfermedad psicológica. Tal como ella misma lo define:
í-.
La conducta agresiva (delito) es la expresión de lapsicopatologia
particular del individuo, de su alteración psicológica y social, por lo
tanto el delincuente no sólo es un individuo enfermo sino que es el
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emergente de un núcleo familiar en el que el individuo




7
Tamar Pitch, Teoría de la Desviación Social, Ed. Nueva Imagen. México, 1980 p.
72.
8
Así los denomina A. Adler, 1937; citado por Tamar Pitch, op. cit., p. 73.

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16 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

traduce a través de la agresión, las ansiedades y conflictos del in- tra-grupo


familiar. 7
Las obras de la citada autora no sólo explican los delitos a partir de ciertas
enfermedades psicológicas (como el hurto y el robo desde las enfermedades
psicopáticas» y las estrechas relaciones entre homicidios y procesos psicóti- cos); sino

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que además abordan la problemática del tratamiento penitenciario adecuado a cada tipo
de patología dé la personalidad de los delincuentes.

Evaluación crítica
A pesar de que las explicaciones biológicas del delito, en especial últimamente
asociadas a la herencia genética, resurgen con mucha fuerza de tanto en tanto, sus
conclusiones no evidencian con suficiente validez y eficacia las directas y estrechas

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relaciones entre conductas desviadas y estructura física o genética de la persona. Si así lo
fuera, deberíamos razonablemente esperar que por efecto de la herencia -por ejemplo-
algunas áreas pobladas con delincuentes en la época de la colonia en nuestro país, como el
Departamento de Río IV, tuviesen en la actualidad tasas mucho más elevadas de delitos
que otras zonas de la provincia; hecho que, desde ya, no es registrado en ningún análisis
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estadístico del delito en:Córdoba.
Sí es posible que determinados rasgos genéticos conjugados con condicionamientos y
experiencias sociales ayuden a entender ciertos comportamientos desviados; como el
ladrón que utilizando su excelente estado físico decide trepar por la pared de un edificio
en el que -además- nadie habita, no hay demasiadas luces y no se encuentra cerca de
ningún control policial. Las condiciones de oportunidad para cometer el delito,
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conjugadas con su aptitud física ayudan a entender este hecho. Pero resulta muy difícil
explicar el comportamiento de todos los delincuentes contra la propiedad a partir de estas
conjeturas biológicas.
En el mismo sentido podemos evaluar las explicaciones psicológicas del delito. La
variedad de comportamientos desviados es tal que resulta muy difícil suponer que sus
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autores comparten las mismas características psicológicas especificas. Es claro que no


todos los delincuentes contra la propiedad comparten los mismos rasgos físicos o los
mismos patrones de pensamiento. Y esta es la mayor dificultad con la que se encuentran
estas teorías explicativas de la desviación: " tienden a asumir que todas las causas de
desviación se hallan dentro del individuo: en sus genes, química cerebral, mente o
experiencias personalesh1°. De tal forma, afrontan la imposibilidad de explicar las


variaciones en las tasas de delitos en diferentes sociedades o grupos, o en diferentes


momentos del tiempo.
Por último, las teorías biológicas y psicológicas de la desviación, tampoco ayudan a
entender el actuar delictivo de aquéllos que no presentan las características físicas o
psíquicas que ellas describen. Es decir, por ejemplo, ¿cómo interpretamos desde estas
perspectivas a la delincuencia de cuello blanco? Esta es la ejecutada por individuos con
rasgos físicos diversos, educados, con familias bien constituidas, pertenecientes a las
clases altas de la sociedad, con perfiles psicológicos normales. Dicho de otra forma, estas

7 Este archivo fue


Delito y Personalidad, descargado
Marcos de https://filadd.com
Lemer Editora. Córdoba, 1992, p. 8.
Teorías biológicas y psicológicas de la desviación y el delito 17
teorías han sido muy cuestionadas puesto que han ayudado a identificar un prototipo de
delincuente que tiene determinadas característicasn, dejando de ver cómo los contextos
sociales, culturales, de poder y de control ayudan a configurar estas conductas.

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30
Richard Gelles y Ann Levinne, Introducción a la Sociología, McGraw-Hill.
DD
México, 1996, p. 234.
31
Y que curiosamente coincide con los que el aparato de justicia represiva; ley, po-
licía, justicia, cárceles; seleccionan y capturan en nuestras sociedades.
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II

TEORÍAS SOCIOLÓGICAS DE

OM
LA DESVIACIÓN Y EL DELITO

En el intento de interpretar más profundamente ei comportamiento desviado y el


delito, no podemos dejar de tomar en cuenta que éstos, en gran parte, están condicionados

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por el contexto social en el que se desarrollan. El delito es un hecho social más, un
fenómeno social más, observable dentro de los tantos que emergen de las sociedades, con
definiciones y características propias y relativas a ese contexto social y no a otro.
DDEl delito es concebido -así- como un hecho netamente social; es decir, como un hecho
que no es considerado una consecuencia de la herencia genética o la biología, ni
reconocido como una conducta habilitada por impulsos biológicos o instintivos'mal
reprimidos por la sociedad, ni una consecuencia originada por una personalidad incapaz
de alcanzar una suficiente intemalización de las normas sociales. Lejos de ello, el delito
requiere una definición que depende de diferentes dimensiones, instituciones e
interacciones que son consideradas parte de la sociedad misma.
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Entender sociológicamente el fenómeno de la desviación y el delito implica 8:


■ Entender que la identificación de una conducta cómo desviada o como un
delito, depende de las normas de la sociedad de que se trate. Lo que
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8
Siguiendo las consideraciones que sobre los íimdamentos sociológicos de la des-
Este archivo
viación hacen Macíonis fue descargado
y Plummer, 1999. de https://filadd.com
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20 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

una sociedad considera delito, puede no ser considerado de igual manera en


otra. Como por ejemplo el consumo de ciertas drogas blandas, que es

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considerado un comportamiento desviado en algunas sociedades como la
nuestra y está absolutamente permitido en otras.
■ Que el catalogar una conducta como desviada o no, no depende exclusivamente
de las características del hecho en sí, sino de los significados que esa sociedad
le adjudique a ese hecho. No porque alguna vez consumimos un paquete de
galletitas mientras hacíamos compras en un supermercado (cometiendo el
delito de hurto según el Código Penal Argentino), fuimos identificados como
ladrones por el resto de la sociedad. La definición de lo que es o no desviado se

.C
configura mediante un proceso en el que no sólo interviene el acto, y quién lo
realiza, sino lo que otras personas entienden y definen como desviado.
" Que el considerar una conducta como desviada o no, se encuentra en estrecha
relación con los criterios de desigualdad social que cada grupo mantenga.
DD
Frente a una misma conducta, las posibilidades que el sistema penal capte al
!,
desviado,t están fuertemente condicionadas por las jerarquías sociales. Tal
como lo sostiene Eugenio Raúl Zaffa- roni(1989, p. 137),

Nuestros sistemas penales reproducen su clientela mediante un


proceso de selección y condicionamiento criminalizante. Este proceso
de condicionamiento para el delito se orienta por estereotipos... El
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estereotipo se nutre con los caracteres generales de los sectores


mayoritarios más desposeídos...

Coherentes con lo expuesto y siempre dentro de las teorías sociológicas,


organizaremos el análisis teniendo como eje principal los distintos paradigmas o modelos
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teóricos que en conjunto constituyen el corpus de la Teoría Sociológica: consenso,


interaccíonismo simbólico y conflicto. Aunque así presentadas con fines analíticos, no
pueden dejar de ser interpretadas conjuntamente frente a un comportamiento tan extenso
y complejo como lo es el fenómeno de la desviación social; tomando en consideración
-además- que muchas de las teorías aquí citadas interactúan entre sí y se solapan
explicativamente.


1. PARADIGMA DEL CONSENSO. EL MODELO ESTRUCTURAL -


FUNCIONALISTA
“En tanto el gran ladrón, lleno de antecedentes, si lo
para Inmigración pide por el presidente. “

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 21

DE IGUAL A IGUAL - León Gieco

Recordemos que desde este paradigma la sociedad es vista como un sistema

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compuesto de subsistemas o partes interrelacíonadas que coadyuvan a satisfacer las
necesidades y los imperativos de la sociedad, conformando así un todo integrado y
ordenado. La estructura del control delictivo es asumida aquí como uno de los tantos
subsistemas que conforman el todo social y se supone que colabora a mantener los
valores, los fines y las necesidades sociales compartidos y consensuados por todos.
Dentro de esta perspectiva, resulta relevante revisar a:

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Entile Durkheim y la funcionalidad del delito
En su libro “Las Reglas del Método Sociológico” (1895, año de su edición
original), Durkheim enfatiza la necesidad de comprender la fenomenología delictiva
desde explicaciones que deriven exclusivamente de la estructura social. Las
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interpretaciones de los orígenes desviados no las encontraremos ni en el hecho delictivo
en sí, ni en las características biológicas o psicológicas del autor del mismo; sino en la
propia estructura social, como una consecuencia natural de la vida en sociedad. El delito
es un hecho social más en la sociedad; eso sí, un hecho o acción que ofende la conciencia
colectiva; esto es, el conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio
de los miembros de una misma sociedad.
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Como hecho social que es, el delito es considerado relativo por el autor; esto es, un
hecho social ajustado al contexto o estructura social de que se trate. Desde esta novedosa
(para su tiempo) perspectiva durkheimniana, es imposible disociar los hechos sociales de
las propias estructuras que le dan origen. Y esto también corresponde en el estudio del
delito que, como ya conocemos, es considerado un hecho social más para el autor francés.
Lo que una sociedad o grupo considera como delito o conducta desviada, puede que no lo
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sea para otra sociedad o grupo. Es imposible encontrar explicaciones únicas o universales
de los fenómenos desviantes puesto que los hechos sociales emergentes de cada realidad
social, sólo pueden ser explicados a partir de otros hechos sociales observables en esa
misma realidad y no en otra. El autor lo señala con total claridad:


Es preciso renunciar a la costumbre, todavía muy extendida, de


juzgar una institución, una práctica, una máxima moral, como si
fuesen buenas o malas en sí mismas y por sí mismas para todos los

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22 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

tipos sociales indistintamente.9


Nótese que el autor, al señalar al delito como hecho social relativo, no sólo descarta

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las explicaciones umversalmente aplicables y reafirma elementos de su teoría sobre los
fenómenos sociales (sólo pueden ser explicados a través de otros fenómenos del sistema),
sino que también se encarga de dejar muy clara la diferencia entre delito y moral. Nada,
dice el autor, puede ser considerado bueno o malo en sí mismo. Tampoco una conducta
patológica. Tampoco una conducta desviada. Tampoco el delito.
Además de relativo, el delito -o las “patologías sociales” como Durkheim
provocativamente las llama-, es apreciado como un hecho social normal. Se reconoce al

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delito como un hecho normal en toda sociedad; puesto que, tal como él mismo lo afirma,
una sociedad-exenta de delito es del todo imposible.

El delito no se observa solamente en la mayoría de las sociedades de


tal o cual especie, sino en las sociedades de todos los tipos. No hay
DD
una en la que no haya criminalidad. Esta cambia deforma, los actos
así calificados no son en todas partes los mismos; pero en todos los
sitios y siempre ha habido hombres que se conducían de forma que
atraían sobre ellos la represión penal.10
Ei delito está presente en todas las sociedades, no hay sociedad sin delito. Es
inevitable, o mejor dicho en términos durkheimnianos, es un hecho normal. No obstante,
LA

y tal como lo entiende el autor

... puede ocurrir que el propio delito tenga formas anormales; es lo


que sucede cuando, por ejemplo, alcanza un índice exagerado.
En efecto, no hay duda que este exceso es de naturaleza mórbida.
Lo normal es sencillamente que haya criminalidad, con tal de que ésta
alcance y no pase en cada tipo social cierto nivel .../5
FI

en concordancia con su teoría empírica acerca de los hechos sociales normales y


patológicos.
Ahora bien, esto no es todo. El delito es un hecho relativo, inevitable, normal, pero
además el autor entiende que el crimen es necesario para toda sociedad. Es, como dice


este sociólogo francés, un factor de la salud pública, una parte integrante de toda

E. Durkheim, ”Las Reglas del Método Sociológico", COLOFON S.A. México,


9

1994, p. 76.
10
Ibíd., p. 84.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 23

sociedad que se considera sana. ¿Cómo puede ser esto posible? Aunque parezca una
paradoja, desde la perspectiva de este autor (y también del funcionalismo) las conductas
desviadas se hallan ligadas a las condiciones fundamentales de toda vida social11 12;

OM
esto es, son conductas útiles o -mejor dicho- funcionales al sistema social. El delito y las
conductas desviantes contribuyen a mantener al sistema social en equilibrio garantizando
su perpetuación y continuidad, puesto que satisfacen los requisitos, imperativos y
necesidades del mismo.
¿De qué forma el delito o las conductas desviadas son funcionales a todo sistema
social?
1. En la visión del autor, toda sociedad se conforma de expectativas comunes de

.C
comportamiento basadas en valores y creencias compartidos por todos. De
cualquier modo, los límites del comportamiento aceptable o no desviado,
necesitan -igualmente- ser definidos y conocidos por todos. Y este es
exactamente el rol que cumplen los aparatos penales a través de la normativa
DD criminal, la cual marcan los límites del comportamiento aceptable. Cada vez que
la policía detiene o arresta a una persona por una conducta determinada está
haciendo público a toda la sociedad que ese hecho o esa acción cometida es
inaceptable, no esperada, contraria a las normas y creencias compartidas por
todos. De esta forma, las conductas desviadas contribuyen a delimitar y
consolidar los valores y normas culturales.
LA

2. Las reacciones o respuestas que genera una conducta desviada en el resto de la


sociedad fomentan un sentimiento de solidaridad colectivo que ayuda a
consolidar el consenso social. Cuando se llevan a cabo crímenes graves o actos
terribles de desviación, las personas se unen en sentimientos mutuos de repulsión,
rechazo, o incluso temor; que ayudan -según el autor- a reforzar los límites
morales entre ellos. Pensemos en la manifestaciones de horror y dolor que los
FI

medios de comunicación mostraban cuando el ataque a las torres gemelas en


Nueva York, o los que se sucedieron en los atentados terroristas a la AMIA y a la
Embajada de Israel, aquí en nuestro país. Así, las conductas desviadas generan y
mantienen el consenso sobre las normas morales.
3. Los delincuentes proveen un servicio de ayuda importantísimo al derecho, puesto


que sus conductas permiten reflejar o manifestar los deseos de la población? Por
ejemplo, cada vez que nos enteramos de la comisión de determinadas conductas
desviadas, inmediatamente emitimos un juicio sobre ellas; reflexionamos sobre el

11
E. Durkheim, op. cit, p. 84.
12
E. Durkheim, op. cit, p. 87.

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24 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

hecho, sobre lo que ha sido violado, transgredido, sobre la sanción que se le debe
aplicar, sobre la legitimidad de la norma que ha sido violada...... Según
Durkheim, estas conductas transgre-

OM
soras de las normas sociales o jurídicas nos invitan a repensar sobre la con-
veniencia de esas normas, sobre su legitimidad, su permanencia o utilidad en la
sociedad. Puede que esta reflexión sea muy crítica con respecto al sistema
normativo; esto es, puede que la sociedad entienda que la norma violada ha
perdido legitimidad o vigencia y no sienta que la violación a la misma haya sido
una ofensa seria o grave. En este caso, entiende el autor, el derecho estaría
claramente en desacuerdo con los sentimientos y valores de la mayoría y, por lo

.C
tanto, el derecho necesitaría una reforma. Las conductas desviadas operan como
alternativas al orden normativo vigente que, en algunos casos, pueden ayudar
hacia la configuración de un cambio en la sociedad. Recordemos, por ejemplo,
que en las primeras décadas del siglo pasado en nuestro país el Tango y su baile
no eran reconocidos como una manifestación acorde a las buenas costumbres.
DD
Hoy, sin embargo, sentimos y vivimos la musicá ciudadana como parte de nuestra
cultura y nuestras tradiciones* Una vez más entendemos, desde el punto de vista
de este autor, que las conductas desviadas son relativas: lo que hoy es considerado
una conducta desviada o un delito eh una determinada sociedad, mañana puede no
serlo más. Así, la desviación favorece el Cambio social.
LA

Evaluación Crítica
Los escritos de Durkheim representaron uno de los mayores avances y una de las
mayores rupturas en la comprensión de la naturaleza de la desviación, en el siglo XIX. El
autor concluyó que el delito no era el resultado de ninguna enfermedad individual, ni que
había nada de rarb o antinatural en él. Por el contrario, el delito y la desviación -sostiene-
FI

conforman una parte integral de la sociedad y ayuda a satisfacer los requisitos y las
necesidades funcionales de la misma.
Sin embargo, podemos evidenciar algunos problemas conectados con esta visión
durkheimiana de la desviación. En primer lugar, el autor no explica por qué ciertas
personas son más propensas que otras á cometer delitos o actos desviados. Sólo se centra


en la explicación de la relación natural entre desviación y orden en la sociedad, pero


nada nos dice sobre las motivaciones criminales, sobre el por qué ciertos individuos
cometen delitos y otros no los cometen.
En segundo lugar, parece desconocer e ignorar completamente el concepto y la
influencia del poder en las sociedades. Su insistencia en sostener la creencia de una
sociedad integrada y consensuada en relación con valores y normas comunes; afirmando

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 25

-así- que las normas y las leyes sólo reflejan los intereses y los puntos de vista de la mayor
parte de la población; no concuerda con la premisa generalmente aceptada de que en todas
las sociedades algunos grupos tienen una gran habilidad (mayor incluso que la de la

OM
mayoría de la población) para influir en el proceso de creación y aplicación de las normas.
Robert Merton y la Teoría de la Anomia (193813)
Rescatando el concepto de anomia, acuñado por primera vez por Dur- kheim 14,
Robert K. Merton elabora una teoría explicativa de la conducta desviada que la entiende
como un fenómeno netamente social, normal, y emergente de la propia estructura social.
Para Merton, la conducta desviante se configura como una respuesta normal frente a
ciertas presiones provenientes de la estructura de la sociedad. Para explicar la influencia

.C
de estas presiones estructurales en las conductas individuales, el autor señala como
importantes dos dimensiones constitutivas del sistema social en su conjunto:
* La estructura social, formada por las posiciones o status que ocupan los
individuos, así como por las conductas de rol correspondientes a esas posiciones;
DD
y
* La estructura cultural, en la que pueden distinguirse analíticamente dos tipos de
valores institucionalizados: las metas, aspiraciones u objetivos culturales,
ordenados según una jerarquía de prioridades que caracteriza a todo el sistema
social examinado; y los medios, caminos o normas, que prevén las formas
legítimas para alcanzar dichas metas o aspiraciones. (Merton, 1965, p. 141)
LA

En general, sostiene el autor, las sociedades mantienen cierto equilibrio, cierta


integración entre los elementos de la estructura cultural, lo cual garantiza la estabilidad
del sistema. Ahora bien, cuando aparece cierto desequilibrio entre estos elementos
culturales, (valores y normas que prescriben las formas aceptables para alcanzarlos), se
crean condiciones favorables al comportamiento desviado. Puede producirse entre estos
dos tipos de valores una cierta contradicción, disociación, incoherencia, que no permite
FI

integrar culturalmente los fines u objetivos con los caminos o medios legítimos. A la

13
La fecha corresponde al afío en que por primera vez el autor presenta su teoría en
un ensayo titulado Estructura Social y Anomia, que luego fuese reeditado y ampliado en


ediciones posteriores.
14
Para este autor, el concepto de anomia significaba la situación en la que las reglas
sociales dejan de ejercer su influencia normativa sobre las conductas individuales.
Relacionó esta situación con los cambios propios de la industrialización y aunque no da
una definición taxativa de lo que es la anomia, de sus escritos rescatamos su contenido
base: falta de regulación, estado de crisis, estado de desorganización, estado de inquietud
y desconcierto.

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26 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

situación en la que se constata una falta de integración entre valores finales y valores
instrumentales, o en la cual la importancia dada a las metas conduce a una atenuación de
la importancia de los medios institucionales haciendo prevalecer el uso de cualquier

OM
método eficaz (aunque no legítimo) para el logro de los fines culturales; Merton la
denomina situación de tensión anémica.
Tal como lo concluye el autor de esta teoría:
... la conducta anómala (desviada o delictiva) puede considerarse,
desde el punto de vista sociológico, como un síntoma de disociación
entre las aspiraciones culturalmente prescriptas y los caminos
socialmente estructurales para llegar a dichas aspiraciones

.C
Con esta diferente importancia concedida a los obje
tivos y a los procedimientos institucionales, estos últimos pueden
viciarse tanto por la presión sobre los fines, que la conducta de
muchos individuos sea limitada sólo por consideraciones de con-
DD
veniencia técnica ......... Si este proceso de atenuación continúa, la
sociedad se hace inestable y se produce lo que Durkheim llamó
anomia (o falta de normas)15
Robert Merton retoma el concepto de anomia, acuñado por primera vez por
Durkheim, pero en realidad lo modifica, lo transforma, íe adjudica un significado
LA

diferente. Para Merton, la situación de anomia implica una situación de tensión entre
valores culturales, una situación de discordancia entre metas culturales y caminos
legítimos para llegar a esas metas, más que una situación de falta o ausencia de
influencias normativas.
En la cultura norteamericana, Merton ejemplifica esta situación de tensión anémica
señalando que el ciudadano norteamericano (sus estudios empíricos se iniciaron en la
FI

década del 30) se encuentra culturalmente presionado, forzado, a alcanzar metas que
constituyen objetivos legítimos para todos los miembros de la


15
Merton, Robert K., Teoría y Estructura Sociales, México, Fondo de Cultura
Económica, 1965, p. 143. Edición original de 1949.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 27

sociedad Esto es, el individuo -impregnado culturalmente- intenta alcanzar los objetivos y
las metas que la propia sociedad le impulsa a conseguir: en la sociedad norteamericana, la
mayor riqueza económica, el bienestar, la prosperidad, el éxito. Pero, por otro lado, esa

OM
misma sociedad que bombardea permanentemente a sus ciudadanos presionando para que
logren alcanzar aquellos fines o metas, no brinda siempre los medios necesarios y
legítimos para alcanzarlos. Debido, entonces, a que estas metas culturales son anheladas
por todos y las posibilidades que ofrece la estructura social para su consecución no son
repartidas de forma igualitaria, surge esta tensión, esta situación de anomia.
Merton diseña un esquema de las posibles adaptaciones individuales a esta situación
de tensión anémica, que como él mismo se encarga de definir son "tipos de reacciones

.C
más o menos duraderas y no tipos de organización de la personalidad", Esta es la
tipología desarrollada por Merton para explicar las posibles respuestas a las situaciones de
tensión anémica:
DD
FORMAS DE ADAPTACIÓN
INSTITUCIONALES METAS CULTURALES MEDIOS LEGÍTIMOS

Conformismo -f
.
Innovación
"b

Ritualismo
LA

Retraimiento
Rebelión <+) <+)
Aquí significa aceptación, significa rechazo y significa rechazo de metas y medios
reinantes pero, simultáneamente, sustitución de ellos por nuevos valores alternativos.
La primera forma de adaptación, el conformismo, es la más corriente. No podría
existir en equilibrio ninguna sociedad sin un alto grado de manifestaciones conformistas.
FI

Obviamente, no representa una respuesta anómala frente a la situación anémica, es la


conducta esperada, satisface las expectativas normativas que constituyen el orden social.
Las adaptaciones desviantes son de cuatro tipos: innovación, ritualismo, retraimiento y
rebelión. Éstas están fuertemente influenciadas por la tercera variable que hasta ahora no
hemos nombrado en este esquema: la estructura social.


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28 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

Para nuestro propósito, esas situaciones presentan dos características


salientes. Primera, los incentivos para el éxito los proporcionan los
valores consagrados de la cultura y segundo, las vías disponibles para

OM
avanzar hacia esa meta están limitadas, en gran medida, por la
estructura de clase para los que siguen una conducta desviada. Es la
combinación de la importancia cultural y de la estructura social lo
que produce una presión intensa para la desviación de la conducta. El
recurrir a canales legítimos para "hacerse de dinero" está limitado
por una estructura de clases que no está plenamente abierta en todos
.los niveles para los individuos capaces ...La cultura tiene exigencias

.C
incompatibles para los situados en los niveles más bajos de la
estructura social.

Por una parte, se les pide que orienten su conducta hacia la


perspectiva de la gran riqueza ... y por otra, se les niega en gran
DD
medida oportunidades efectivas para hacerlo de acuerdo con las 20
instituciones.
* *>

Así, la teoría explica el comportamiento desviado y delictivo en relación con una


situación de tensión y presión que experimentan los individuos frente a las discordancias
entre las metas y los medios. Ahora bien, quienes vivirán esta presión con más intensidad
serán los menos favorecidos en la estructura social, puesto que ésta les adiciona la
LA

imposibilidad de encontrar caminos legítimos para alcanzar el tan ansiado bienestar. En la


estructura cultural descripta por Merton, las metas o aspiraciones son valores
institucionalizados que difícilmente puedan cambiar en cortos períodos de tiempo en los
que se producen -por ejemplo- recesiones económicas; es decir que durante estos períodos
la presión estructural es aún mayor, más fuerte. Son menores las posibilidades que ofrece
la estructura social para la consecución de las metas culturales y, a su vez, estas menores
FI

posibilidades no son repartidas de forma igualitaria.


Esta situación de tensión anémica es la que generará que algunos individuos opten por
el camino de las distintas , adaptaciones individuales que propo-


20
Merton Robert K., op. cit, p. 154.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 29

ne el propio autor para procurar alcanzar una forma de vida semejante a la que señalan las
metas culturales: dinero-riqueza-poder.

OM
Albert Cohén, Richard Cloward y Lloyd Ohlin. Teorías Subculturaies
Retomando algunas definiciones mertonianas, estas teorías han contribuido a
comprender ciertos tipos de comportamientos delincuenciales de subculturas juveniles
que se generan dentro de una sociedad dividida en clases.
El presupuesto común de las teorías'subculturales es que la delincuencia sigue siendo
una respuesta normal frente a los problemas surgidos de la propia estructura social. Los

.C
autores mantienen la idea de que no existe nada erróneo en los delincuentes más que la
forma diferente en que perciben al mundo, dado el distintivo conjunto de valores que
guían su comportamiento (al igual que ustedes o yo somos guiados por ideas, valores o
normas “algo más” convencionales). Así concebidos, los delincuentes conforman una
DD
subcultura, subcultura que se convierte en el eje de los intereses teóricos de los autores
enrolados en esta corriente interpretativa.
Si bien Albert Cohén parte de la idea mertoniana de tensión (que sufren los
individuos cuando las normas aceptadas entran en conflicto con la propia realidad social),
existían ciertos aspectos de esta teoría de la anomia que eran cuestionados por aquel autor:
en primer lugar, la idea de que todos los integrantes de una sociedad compartan los
mismos valores, objetivos y fines; y, en segundo lugar, también era objetada la forma en
LA

que el actor elabora su adaptación desviante. Sostiene Cohén en su teoría (apuntada por
primera vez en 1955) que el individuo de Merton está como encerrado en ana caja y que
la elaboración de su adaptación desviante se desarrolla en forma solitaria e independiente
de los demás; por el contrario, este autor sostiene que el nivel de tensión experimentado
por ei sujeto (la disyuntiva entre fines y medios) no sólo depende de su posición
FI

individual en la estructura social sino también de la posición de su grupo de referencia.


Afirma Cohén que el modelo de Merton puede ser capaz de brindar una explicación
plausible de la criminalidad adulta (al basarse en la racionalidad de la elección de
determinados medios para un determinado objetivo), pero resulta insuficiente para
comprender la delincuencia juvenil subcultural, puesto que no cuenta con elementos
suficientes para explicar algunos caracteres específicos de esas subculturas.


Basándose en numerosas investigaciones estadísticas, el autor concluye que la


generación de subculturas juveniles delincuentes es un fenómeno específico de las clases
sociales bajas, las clases obreras; dados sus similares y compartidos problemas de
adaptación, puesto que son ellos los que tienen menos oportunidades de alcanzar el éxito a
través de mecanismos convencionales. Los jóvenes pertenecientes a estas clases (nótese
que Cohén sólo menciona los sectores sociales masculinos) se enfrentaran a una especie

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30 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

de ambivalencia de valores, los propios y los de las clases superiores que son también
internalizados a partir de las agencias socializadoras (escuela, medios masivos, etc.); todo
lo cual conlleva a la formación de grupos subculturales que comparten esquemas de

OM
valores propios y que se convierten en una especie de solución para estos jóvenes. Esto es,
en el interior de las subculturas delincuenciales de los jóvenes podemos encontrar algunas
particularidades distintivas: según Cohén son gratuitas, malignas y destructivas16. Sus
actividades ilícitas se ejecutan más por placer que por consideraciones de ganancias o de
provecho; esto es, no hay cálculos en términos racionales inspirados en criterios de
utilidad económica. Pero esto no es todo. Al robar por el placer de robar, como a tantas
otras conductas ilegales protagonizadas por estos jóvenes, se les atribuye dentro del grupo

.C
subeultural cierta cuota de valor, de audacia, de prestigio y hasta de satisfacción;
resaltando así el notorio rechazo a los valores de la sociedad “respetable”y
distinguiéndose claramente de ella.
Tomemos un ejemplo que nos ayude a interpretar este enfoque teórico. Un joven
DD
perteneciente a la clase social de una sociedad determinada que se encuentra en mayor
desventaja respecto de las metas compartidas por todos (un joven negro en la sociedad
norteamericana es el ejemplo típico que retoman estos autores). Esto es, un joven que
encuentra bastante limitadas sus posibilidades de alcanzar estas metas a través de medios
legítimos. Él, al igual que todos, también anhela alcanzar el éxito económico y la riqueza;
pero -rápidamente- se dará cuenta que su propia condición social, el barrio donde vive, su
bajo nivel de escolaridad, sus ingresos, hacen verdaderamente difícil el logro de los
LA

valores anhelados a través de los medios legítimos, institucionales y lícitos que la


sociedad le propone. Al mismo tiempo, compartiendo su propia realidad con la de su
grupo de referencia (otros jóvenes de su misma condición social), aprenderá que otras
actividades como la venta de'estupefacientes -por ejemplo- son muy populares,
difundidas, valo
FI


16
Tamar Pitch, op. cit, p. 115.

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31 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL, Explicaciones Teóricas
radas y aceptadas entre estos grupos; a tal punto que la necesidad de ganar posiciones
y respeto frente a los demás, al menos entre sus propios pares, puede lograrse incurriendo
en estos actos.

OM
En síntesis, el punto central en la interpretación de este autor es la frustración de
estatus que sufren los jóvenes de la clase obrera ante la imposibilidad de conseguir los
valores sociales de las clases superiores. Estos jóvenes se unen con otros que poseen un
problema similar y desarrollan otros valores en base a los cuales miden su estatus
(Larrauri 1994, p. 7); esto es, invierten los valores dominantes creando una banda juvenil
subcultural que, con el objeto de alcanzar estatus dentro de la propia banda y queriendo
disfrutar del éxito económico que posee la clase media, incurren en la delincuencia.

.C
Cloward y Ohlin, cuyos estudios de la década del 60 evidencian notorios paralelismos
con las conclusiones de Cohén, también retoman la teoría merto- niana de la anomia para
argumentar sobre las explicaciones de la delincuencia juvenil. Esto es, parten de la
contradicción entre los objetivos prescriptos por la cultura dominante y las posibilidades
DD
reales y concretas que tienen los jóvenes de obtenerlos, pero -además- amplían esta idea.
Sostienen que no se pueden identificar exclusiva y directamente tensiones sociales con
presiones hacia la desviación, puesto que es necesario incorporar a este modelo el
ambiente social en el que ésta situación de tensión tiene lugar. El contacto del joven con
un’ ambiente social legitimo o ilegítimo condicionará su elección desviante. La
conformidad o la desviación dependerán de la estructura relativa de oportunidades
(legítimas o ilegítimas) que el ambiente social con el que el joven tiene contacto, le
LA

ofrezca.
Los autores prestan particular atención a las bandas de jóvenes delincuentes. Por sus
investigaciones sostienen que estas bandas surgen en comunidades subculturales con
menores posibilidades de alcanzar las metas anheladas por todos, como las minorías
étnicas o las clases sociales bajas. En ellas la desviación aparece cuando la situación de
FI

tensión experimentada se combina no sólo con la falta de medios legítimos (tal como lo
sostenía Merton) sino -además- con una estructura de oportunidades ilegítimas
(elemento que Merton había ignorado en su teoría) a la que el joven tiene acceso. Esta
estructura de oportunidades ilegítimas puede dar lugar a tres formas diferentes de
subculturas delincuentes de acuerdo a la posibilidad diferenciada de acceso a los medios
ilegítimos, formando así:


" subculturas delictivas: es la que tiende a nacer en los barrios bajos o


ghettos integrádps en donde existe una organización delictiva adulta. Aquí,
las oportunidades ilegales se encuentran al alcance de todos; y, asimismo, en
ellas los jóvenes no sólo logran obtener la aceptación de un grupo de pares,
sino también el aprendizaje de los conocimientos y los oficios necesarios para

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32 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

obtener éxito por caminos no convencionales.


* subculturas conflictivas: surgidas en contextos sociales en donde no sólo
escasean las oportunidades legítimas, sino también las ilegítimas o ilícitas.

OM
Son manifestaciones de delincuencia que se configuran como tipos de bandas
en las qué predomina la violencia como la manera de lograr estatus dentro de
la banda y aplacar la sensación de frustración.
■ subculturas abstencionistas o del retraimiento: surgidas del doble
fracaso proveniente de las limitaciones existentes en el empleo de los medios
ilegítimos y de la imposibilidad del joven de lograr -al menos- crearse cierto
estatus. Los jóvenes integrantes de estas subculturas se abandonan,

.C
generalmente, al consumo del alcohol o de otras drogas.
Estos estudios, ampliamente cuestionados por -entre otras cosas- su falta de
universalidad (al limitarse sólo a la explicación de la delincuencia juvenil) tuvieron un
amplio impacto en el resto de las investigaciones al resaltar la idea que la delincuencia era
una consecuencia de dos problemas derivados de la estratificación social, señalando la
DD
existencia y la fuerza de las diferencias entre las clases. Las teorías subculturales
descriptas precedentemente contribuyen a comprender ciertos tipos de comportamientos
desviados de subculturas juveniles que se generan dentro de esta sociedad dividida en
clases cada vez más polarizadas. La frustración de estatus y la falta de éxito económico
son realidades concretamente vividas a diario por los niños y adolescentes que ocupan los
estratos más bajos de nuestra sociedad. El amplio y pronunciado distanciamiento entre las
LA

clases conlleva un paralelo proceso de ansiedad y frustración que se vuelve cada vez más
intenso. De entre las vías de escape a este proceso, la delincuencia va ganando cada día
más adeptos.
Teoría de la anomia y teorías subculturales. Evaluación crítica
Tal como coinciden numerosos autores, la teoría de la anomia marcó un cambio
decisivo en el estudio de la desviación social. En 1980, Tamar Pitch destacaba su
FI

particular importancia en las posteriores investigaciones realizadas sobre esta temática,


particularmente en Norteamérica: Buena parte de la literatura sobre la desviación
social, como ya hemos señalado, frecuentemente no es más que un intento de
verificación empírica, de reformulación teórica, o de definición crítica de la teoría
de la anomia. (p. 103)


Las principales críticas a la teoría de la anomia y a las teorías subculturales derivan de


las mismas críticas hechas al funcionalismo y al positivismo; de hecho, ambas
perspectivas interpretativas fueron asociadas a estas corrientes de pensamiento. Entre
ellas, podemos citar:
a) Estas teorías presentan una imagen algo simplificada de la sociedad, a la que

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 33

contemplan apoyada sobre el consenso normativo que evidencia que todo el


mundo anhela los mismos valores y metas. Es claro que en nuestras
sociedades, compuestas por numerosos grupos culturales, no todos

OM
compartimos los mismos valores; es más, podemos identificar claramente
grupos o clases sociales con esquemas de valores propios que más de una vez
se encuentran enfrentados entre sí.
b) Las teorías presentan una visión algo conservadora de la desviación social.
Centran exclusivamente su atención en la delincuencia proveniente de clases
sociales bajas o excluidas, derivada de la; fuerte tensión anémica o la más
marcada frustración de estatus que viven estos grupos. Es más que evidente

.C
que no pueden ofrecer explicaciones para aquellas conductas ilícitas
cometidas por personas que cuentan con oportunidades lícitas para satisfacer
sus aspiraciones, o
. que no sufren frustraciones de estatus. Así, son inhábiles para explicar, por
DD ejemplo, delitos como la malversación de fondos de un funcionario público,
la venta ilegal de armas de un presidente, el tráfico de medicamentos de un
conocido locutor, el abuso sexual de un sacerdote, los homicidios cometidos
por empresarios que viven en lujosos countries, etc. etc.
c) Señala Massimo Pavarini (1999) que los teóricos del consenso que explican
la desviación son incapaces de explicar el fundamento mismo de la hipótesis
de la anomia: es decir, cuáles son las causas que hacen que una determinada
LA

sociedad experimente el proceso de tensión anémica en el que no se observa


una concordancia entre las metas culturales y los caminos institucionalizados
para, lograrlas. Así, desde esta perspectiva, se termina por considerar como
natural -y por tanto como ahistórica- una estructura social dominada
por la competencia. La crítica de este prestigioso teórico italiano asevera
que estas teorías dejan al descubierto la relatividad del concepto de sociedad
FI

competitiva: todo el modelo interpretativo de la anomia parece regir


teóricamente a condición de que se asuma - en términos acríticos e
idealistas- que en todas las sociedades la gente vive su propia existencia
como una rivalidad deportiva en la que llegar a tiempo y antes que los
otros a la meta final es lo único que verdaderamente cuenta, y que por


tanto si alguien sale con desventaja.... es razonable que intente hacer


trampas. Bien visto este modelo puede ser el retrato bastante fiel de una
particular idea de sociedad: la norteamericana; o mejor: parece ser el
reconocimiento del sueño norteamericano, del sueño del hombre que se
hace a sí mismo, del hombre que de voceador de diarios se convierte en
presidente de los Estados Unidos?2

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34 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

2. LAS DEFINICIONES CRIMINOLÓGICAS DESDE EL MODELO


INTERPRETATIVO

OM
“-¡Por Dios, conejo/ -dijo, atónita-. ¡No me digas que tú
también crees que estoy loca!
-¡Cómo se te ocun-e! -dijo él, tratando de reir-. Lo que
pasa es que será mucho más conveniente para todos que
sigas por un tiempo aquí En mejores condiciones, por
supuesto.

.C
" Massimo Pavarini (1999), Control y dominación, p. 112.
-'¡Pero si ya te dije que sólo vine a hablar por teléfono! -
dijo María. ”
DD
SÓLO VINE A HABLAR POR TELÉFONO (Doce
Cuentos Peregrinos) - Gabriel García Márquez

Dejando de lado los niveles macrosociológicos de análisis, este modelo concibe a la


realidad social no como un todo estructurado previamente dado, sino como un fenómeno
subjetivo emergente de la interacción de los individuos que la forman; es decir, como un
LA

proceso interactivo en permanente construcción que se va armando por las definiciones y


redefiniciones que de ella realizan los actores sociales. El hombre es visto aquí no como
un ser modelado desde dentro por causas psicológicas o desde fuera por causas sociales,
sino como un ser dotado de capacidad reflexiva para crear, recrear, construir y deconstruir
la realidad social.17 18 Él orden social se impone como un orden negociado, resultado de
un proceso de continuas negociaciones entre las diferentes perspectivas individuales, y
FI

potencialmente cambiante en función de las continuas construcciones y definiciones de


los actores sociales.
Según Massimo Pavarini34 las interpretaciones criminológicas provenientes de este
modelo teórico reconocen la co-existencia de una multiplicidad de grupos sociales que
poseen intereses diversos; y, en este contexto, la ley se manifiesta como un mecanismo


necesario y conveniente (negociado) que permite resolver los posibles conflictos sin
dañar el bienestar general de la sociedad. La ley es así entendida, como un conjunto de

17
Carlos Lista, Cuadernos de Sociología, Atenea. Córdoba, (1992), p. 145.
18
Op. cit.,p. 119 y ss.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 35

reglas de naturaleza puramente técnica que permite resolver pacíficamente los intereses
contrapuestos de esta pluralidad de grupos que poseen diferentes (y a veces opuestas)
definiciones de lo justo o de lo injusto.

OM
Dentro de este paradigma teórico, la perspectiva interpretativa de la desviación y el
delito más influyente es, sin duda alguna, el enfoque interaccíonista del etiquetara iento
Qabélling approach); que, a partir de los años 60, comenzó a expresarse a partir de
autores destacados como Becker, Erikson, y Lemert, entre tantos otros. Este enfoque
marca una clara ruptura con el modelo fimcio-

.C
DD
LA
FI


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Teorías sociológicas de la desviación y eí delito 36

nálista de sociedad y sé apóya, originariamente, en autores enrolados dentro del


paradigma sociológico del interaccionísmo que había comenzado a surgir en la llamada
Escuela de Chicago2*. Escuela que, durante las décadas del 40 y 50, había perdido cierta

OM
presencia teórica en el mundo científico de la sociología por el auge de las teorías
funcionalistas, pero que se reaviva en el marco criminológico a partir de los teóricos del
etiquetaje.
Como representante de la Escuela de Chicago e importante antecedente teórico del
enfoque del labeíling corresponde, a lo fines de esta exposición, citar a:

Edwin Sutherlami y su Teoría de Asociación Diferenciada (1921- 1939 -

.C
1947)"
La perspectiva de este autor difiere notoriamente de las anteriores teorías aquí
expuestas. Su punto de partida es otro, como así también su enfoque de explicación de la
criminalidad. Ya no se entiende la sociedad como un todo normativo consensuado, sino
DD
como un conjunto de grupos y sistemas culturales y normativos de lo más variados y hasta
a menudo contradictorios. El crimen es, entonces, una conducta que se origina y que
expresa esas contradicciones sociales, esa desorganización social21.
En una sociedad pluralista que contiene muchas subculturas diferentes, cada una con
esquemas de valores y de normas propios, distintos y hasta opuestos a las de las demás,
sus integrantes están en coptacto e incorporan modelos culturales y normativos diferentes
LA

y opuestos entre sí. Esto es: en una sociedad con grupos diferencíales, los individuos
aprenden conductas diferenciadas. 19 20 21
Dentro de estos modelos subculturales, el del crimen, la desviación y el delito, coexisten
con los demás. La conducta criminal es una conducta subcultural.
Pero, ¿cómo llega un individuo al delito? La respuesta es relativamente sencilla:
FI

llega por un proceso de aprendizaje normal. Es decir, la conducía criminal se aprende a


través del mismo proceso en el que se aprende la conducta no criminal o conformista: en

19
Designada de esta forma por su origen y relación con la Universidad de Chicago.
20
Las fechas citadas corresponden al año de aparición de la teoría y a los de sus


sucesivas ampliaciones y reediciones. ■


21
Concepto éste, desorganización social (derivado de los cambios producidos
entre la antigua sociedad preindustrial y la nueva de comienzos de siglo XX), que ya fuera
barajado en varias investigaciones de los teóricos de Chicago, entre los que se destacan
Thomas y Znaniecld (1918-1920) con su trabajo sobre inmigrantes polacos en el que
analizan el concepto de desorganización social e individual en su relación con los fenó-
menos de criminalidad.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 37

contacto con subculturas desviadas, o en asociación con individuos que expresan los
valores de estas últimas, o en ausencia o aislamiento respecto de modelos
anticriminales (principio de asociación diferenciada). Para Sutherland la conducta

OM
criminal se aprende. No es hereditaria ni es el resultado de un proceso de socialización
incompleto o fallido. Todo dependerá de la frecuencia, duración e intensidad de dichas
asociaciones diferenciales. Así, fundamentalmente la conducta delictiva se aprende en
interacción con otras personas y principalmente en el interior de los grupos primarios,
grupos formados por relaciones interpersonales estrechas (particularmente los grupos de
pares).
En este proceso de aprendizaje no sólo se aprenden las técnicas delictivas sino

.C
también las motivaciones criminales, tal como ocurre en la intemalización de cualquier
tipo de comportamiento. En una investigación llevada a cabo por esta misma autora
(2003) sobre las diferencias de género en el delito, se revela claramente -a partir de los
dichos de las propias entrevistadas- cuán aprendido entienden el propio comportamiento
DD
ilícito en función de motivaciones fuertemente legitimadas22. La conducta criminal es una
manifestación de las mismas necesidades y valores que subyacen a cualquier conducta
ajustada a la ley. Un estafador necesita ganar dinero para vivir al igual que quien se dedica
a obtenerlo mediante cualquier forma legal de producción de la vida; las necesidades y
valores son idénticos en ambos casos, aunque, obviamente, las formas se distancian con
claridad. De todas maneras, tal como lo resalta el mismo autor de esta teoría, estas
subculturas criminales aparecen mayormente en determinadas zonas de las ciudades, allí
LA

donde más se evidencia y donde más se siente la desorganización social, idea que refiere
mayormente a escenarios de pobreza y carencias (Tamar Pitch, 1980, p. 62).
Como teoría subcultural de explicación del delito así presentada, sus ejes principales
se alejan visiblemente de las explicaciones psicopatológicas o socio- patológicas
revisadas hasta ahora. El énfasis central de la asociación diferencial se encuentra, no en
las motivaciones de los sujetos ni en las fallas de la estructura social, sino en el propio
FI

grupo y en los mecanismos de interacción con su propia organización en tomo a la cual se


manifiestan las conductas que inflingen la ley penal. Así, ha resultado y resulta apta para
los estudios sobre bandas u organizaciones delincuenciales (aunque no para explicaciones
de conductas desviantes individuales, como su propio autor lo advierte), como por
ejemplo el gangsterismo de los Estados Unidos en la década del 20 y del 30. Igualmente,


la criminalidad de cuello blanco, término acuñado por primera vez por Sutherland en
1939 para designar las violaciones a la ley penal cometidas por sujetos de condición

22
“no le hago mal a la sociedad, nunca le robé al pobre " (caso N° 2, robo simple)
en Mariana Sánchez Género y Delito, mimeo, 2003, p. 69.

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38 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

social elevada en el curso de sus negocios y/o actividad profesional o social. En este
sentido, el enfoque resulta novedoso puesto que por primera vez se pone sobre la mesa
científica esa otra criminalidad sobre la que nadie reflexionaba pero cada vez más

OM
presente en la sociedad norteamericana -con el componente de poder hasta ahora
silenciado-, tal como el mismo Sutherland demuestra por aquellos años por medio de
datos empíricos.

Teoría del Etiquetamiento

Decíamos que hacia principios de la década de los 60 comienzan a sentirse los efectos

.C
del movimiento que cuestionaba el paradigma sociológico del consenso normativo que
entendía al delito como una perturbación al equilibrio del orden social, el que había que
restablecer mediante la integración de los desviados a la organización societaria. Desde
esta perspectiva, el sistema de control social cumplía ese rol de integración y regulación
de los comportamientos de los individuos.
DD
Más puntualmente, la conducta delictiva se entiende definida desde este enfoque
consensual a partir de, tal como lo señala A. Baratía 23, cuatro motivos o fundamentos
comunes y elementales:
1. el acento de este enfoque sobre las características particulares que distinguen la
socialización y los defectos de la socialización en un individuo;
LA

2. la exposición hacia el delito a partir de los contactos sociales de los individuos y


la participación en subculturas, más que en la propia determinación o
disponibilidad del sujeto;
3. las relaciones que existen entre los fenómenos de criminalidad y los de
estratificación y conflictividad ligados a la estructura social;
4. que la adhesión a los valores, normas y definiciones y el uso de técnicas que dan
FI

origen a una conducta anormal o delictiva, no son fenómenos tan diferentes de


los que se encuentran en el caso de las conductas normales o legales, .
De esta forma, critican los teóricos interaccionistas (y como claramente lo sintetiza el
autor citado24), la identificación de un comportamiento como desviado o no desviado no
depende tanto de la valoración que los propios sujetos hagan de los mismos (bueno o


malo, social o asocial, lícito o delictivo), sino de las definiciones legales que cada

23
Criminología Crítica y Crítica del Derecho Penal (1982), Buenos Aires, Siglo
XXI Editores, 2002, p. 83.
24
Ibid., p. 83.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 39

sociedad -y en cada época determinada- asume para diferenciar un comportamiento lícito


de uno que no lo es. Y si un acto es criminal, continúan criticando los interaccionístas,
porque así se lo define como tal y no por otro motivo ligado con ei propio sujeto, se

OM
vuelve imposible comprender la criminalidad en función de relaciones causales que
liguen características con efectos criroinógenos. Es sobre esta problemática sobre la que
se centran los teóricos del etiquetamiento para comprender la conducta desviante.
De tal manera, la visión que entiende la génesis de los comportamientos desviados en
el quebrantamiento de un orden normativo válido, legal y vigente (quizás también habría
que señalar la tipicidad y la punibilidad del acto para el caso de un delito propiamente
dicho); va cediendo por esas épocas ante la versión de los interaccionistas, quienes

.C
sostienen que las desviaciones son realidades construidas a través de un proceso social
de definiciones. Proceso de interacción social de definiciones en el que participan
aquellos que tienem el poder, de definir las conductas como desviadas o no (policías,
jueces, fiscales, médicos), las agencias de control social que aplican esas definiciones
DD
(instituciones penitenciarias, sistema penal, instituciones psiquiátricas), la sociedad en
general y quien en definitiva resulta definido, etiquetado 0 rotulado como desviado. Los
autores aunados en este labelüng approach, interpretan a la desviación social como un
proceso de inte racción entre desviados y no desviados, que se inicia con la rotulación de
un individuo por parte de la sociedad y culmina con la intervención de las diferentes
agencias de control social externas. Cambia el objeto de estudio: se pasa de estudiar al
propio delincuente y a las causas de su comportamiento, para fijar la atención en los
LA

órganos de control social que son quienes tienen a su cargo la tarea formal -preventiva y/o
sancionatoria- de responder frente a comportamientos o personas que dentro de una
sociedad se contemplan como “desviados”, “anormales” “amenazantes”, “indeseables”,
Los autores enrolados dentro de esta perspectiva teórica parten del presupuesto de que
ningún acto, sea cual fuere (una donación solidaria, un aborto, un gesto heroico o la
malversación de fondos dé un político) es en sí mismo delictivo o no delictivo. ¿Qué
FI

significa esto? Busquemos un ejemplo: imaginemos a una grupo de jóvenes que


pertenecen a un barrio marginal de la ciudad de Córdoba reunido una noche de verano en
úna esquina cualquiera para conversar, cantar, gritar, ingerir bebidas alcohólicas y alguna
otra cosa; y que seguramente terminará ocasionando disturbios y molestias a los vecinos,
roturas y daños en el alumbrado público, y algunos otros percances. Ahora imaginemos a


otro grupo de jóvenes, educados, deportistas y pertenecientes a clases acomodadas, que se


reúne en las cercanías de un conocido boliche de la zona Noroeste de la ciudad; y que
también canta, grita, ingiere bebidas alcohólicas y algunas otras cosas, provoca
disturbios, daños y molestias a los vecinos. ¿Qué concepto o imagen tiene la sociedad de
ellos? ¿Es la misma? Indudablemente no. En el primer caso la sociedad identificará a
estos jóvenes como vagos y potenciales delincuentes y en el segundo (aunque también se

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40 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

trate de jóvenes desempíeados) de muchachos que alegremente se divierten haciendo una


travesura. Exactamente la misma conducta, idénticos comportamientos, son definidos y
rotulados por la sociedad de manera diferente.

OM
Se nos vienen a nuestra mente numerosos ejemplos en este sentido: ¿cómo ve y trata
la sociedad y las agencias formales de control social a un individuo cualquiera que se
supone se dedica al lavado de dinero y tráfico de armas, y cómo ve y trata a un ex
presidente sospechado y procesado por la misma conducta? ¿Cómo definen y consideran
a un joven anónimo adicto al consumo de drogas y cómo a un joven y apuesto conductor
de televisión que incurre en los mismos hábitos?
¿Cómo a un homosexual que circula por la calle travestido de mujer y cómo a un famoso

.C
travestí que se hizo público por los medios de comunicación?
Visto que frente a idénticas conductas las reacciones sociales son diferenciadas, es
claro asumir que ningún hecho es en sí mismo considerado desviado; sino que dependerá
de cómo la sociedad y -fundamentalmente- las instancias oficiales de control social
DD
definan, cataloguen, etiqueten o rotulen ese hecho. Son principalmente estas últimas
quienes constituyen la principal fuente del etiquetaje. En algunos casos la sociedad y
quienes representan a las fuerzas de la ley y el orden parecen no sentirse advertidos o
lesionados o afectados o aludidos por una conducta que quizás sí les genere una enérgica
reacción/acción en otros. No podremos comprender el fenómeno de la desviación social,
entonces, si no estudiamos la acción del sistema penal que la define y las reacciones
diferenciadas que ejerce contra él. No será considerado por la sociedad “delincuente” ni
LA

tratado como tal aquel sujeto que, a pesar de haber cometido una conducta punible, no ha
caído bajo el efecto etiquetador de las instancias oficiales de control que inversamente a
lo conocido hasta el momento -afirman estos científicos- son las propias generadoras de la
criminalidad. De esta forma, se visualiza abiertamente cómo las etiquetas utilizadas para
crear categorías de desviados, expresan la estructura de poder de la sociedad, estructura
FI

que recae en mayor medida en los grupos más débiles, los más vulnerables, las minorías,
los carenciados.
El eje central dé esta perspectiva, el proceso de definición y reacción sociales que
culmina con el etiquetamiento 25 , evidencia el fuerte influjo de sus antecedentes
intelectuales; principalmente el interaccionismo simbólico de George Mead y las
corrientes fenomenológicas y etnometodológicas. Estos acuerdan una especial


concepción del individuo que va conformando su personalidad a partir de un proceso


social de construcción del self en el que los modos y las formas en las que los demás nos

25
Que bien podemos denominar también proceso de criminalización, en lo que
atañe a la cuestión penal.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 41

ven y nos tratan (en la interacción) van modelando nuestra conciencia, nuestra noción de
sí y hasta nuestro propio comportamiento. Trasladada esta concepción a la problemática
criminológica, el juicio nos sugiere que algunos individuos pueden ser conducidos o

OM
ayudados a incur- sionar en las conductas ilegales o desviadas; puesto que así resultan
definidos y tratados por el resto de la sociedad. Si a un joven, desde muy temprana edad,
comienza a definírselo como un ser violento y peligroso y se lo trata con acciones
concretas que lo identifican como tal, concluirá su proceso de conformación del self
reconociéndose él mismo violento y peligroso.
De esta forma, los teóricos del etiquetamiento colocan críticamente en el centro de las
discusiones criminológicas todas las acciones que la sociedad adopta para combatir la

.C
delincuencia (controles, procesos judiciales, acompañantes terapéuticos, condenas,
penas, cárceles) puesto que, paradójicamente, son quienes ayudan a generar la
conformación de nuevas personalidades desviantes y de mayor criminalidad. Su
reprobación de las políticas oficiales de control social cuestiona severamente los fines
DD
preventivos de la vigilancia y los reeducativos de la pena y la cárcel; demostrando
inversamente que las agencias de control se transmutan en agencias de criminalización y
las cárceles en instituciones educativas donde se aprenden catreras criminales.

Edwin Lemert: Desviación social primaria y desviación social secundaria


Dentro de los ejes teóricos enunciados precedentemente, el presente autor - cuyos
LA

estudios comenzaron a hacerse relevantes a partir de 1950- se centra en el proceso


Ínteraccional en que un individuo se convierte en desviado para la sociedad y comienza
su carrera delincuente. En este proceso, las reacciones sociales o desaprobaciones que
determinada sociedad manifieste en relación con ciertas conductas, juegan un rol
esencial. Son justamente las formas que asume esta desaprobación (desde multas hasta el
apartamiento total del “ofensor”) las que condicionarán -alimentando o debilitando- el
FI

primitivo hecho de transgresión cometido por el sujeto.


A estos fines, es necesario distinguir entre desviación social primaria y desviación
social secundaria, cuyo eje de diferenciación está dado por la influencia de las
reacciones sociales en los procesos-de autodefmíción del self Cualquier acto inicial,
esporádico, infrecuente y por lo general inadvertido de transgresión corresponde al


ámbito de la desviación primaría. Son aquellos actos que, reflexionamos desde esta
perspectiva, cualquiera de nosotros alguna vez ha cometido: ¿Quién alguna vez no ha
dejado de respetar las normas de tránsito? ¿Quién no se ha quedado “casualmente” con
una prenda o un objeto que no le pertenecía? ¿Quién, habiéndose enterado de la comisión
de un delito contra la vida como el aborto, no

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42 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

ha dejado de denunciarlo? Son aquellos actos que ocasionalmente hemos cometido,


que apenas provocan reacción por parte de los demás y que tampoco han afectado
negativamente la concepción que tenemos de nosotros mismos; esto es, no nos

OM
consideramos desviados o delincuentes por haber incurrido en esas conductas. Ahora
bien, cuando un acto inicial de transgresión genera enérgicas reacciones sociales
traducidas en fuertes críticas hacia el autor del acto, aplicación de sanciones y claras
identificaciones del sujeto asignándole un estigma que lo define como un desviado social;
a tal punto que -en este proceso de interacción- el propio individuo llega a aceptar la
etiqueta que se le ha colgado y se considera a sí mismo un desviado; la conducta pasa a
convertirse en el primer paso de un proceso de desviación secundaría (verdadera

.C
desviación social). Frente a la reacción social y a la asignación del estigma, el individuo
comienza a conformar una identidad social que es reafirmada por su retraimiento y/o sus
contactos con personas en similares circunstancias; generando una tendencia a
desempeñar el rol social que aquella estigmatización le ha asignado.
DD
A más reacción social negativa corresponde un aumento de la
concepción desviada del "sí mismo", que termina por traducirse en
una aceptación por el sujeto de su status social de desviado.
La asunción del papel o rol que le corresponde desempeñar al
individuo como desviado o delincuente determinará luego el comienzo
de la "carrera criminal"; su vida y su identidad se organizarán en
LA

torno a los hechos que conforman su comportamiento habitualmente


desviado*2
Esto es, las formas de desaprobación del grupo condicionan la forma en que se
adoptará y ejercerá la conducta desviante. En este proceso de interacción, la desviación
social alcanzará la categoría de secundaria cuando al individuo, varias veces reincidente
en conductas desviantes, se le cuelgue una etiqueta de desviado; etiqueta o estigma que, a
FI

la vez, es aceptada y asumida por el propio individuo. Esto ha quedado claro, pero el autor
va un poquito más allá aún; nos dice; _ ,.xr„ 26
Mitos, estigma, estereotiposf modelos de explicación y métodos de
control nacen y se cristalizan en la interacción entre desviantes y el
resto de la sociedad. La reacción informal se extiende y formaliza en


los procedimientos de rutina dé los agentes y las agencias de control

26
Edwin Lemert (1967: 41), Human Deviance, Social Problems and Social Control,
Nueva Jersey, Prentice-HaJl; citado en Begalli Roberto y otros, El pensamiento
criminológico 1. Un análisis crítico, Ed. Península, Barcelona 1983, p. 150.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 43

encargadas del castigo, el control y la readaptación de los


desviantes...

OM
... Las técnicas de tratamiento de los desviantes para salvaguardar el
bienestar público o la defensa pública provocan en muchos casos
dramáticas redefiniciones del selfy del rol de desviante que quizás no
hayan sido deseadas.27
Son estas agencias de control social y sus agentes (jueces, policías, asistentes
sociales, médicos, etc.) los que en este proceso de interacción tienden a reproducir las
condiciones de su propia existencia contribuyendo a la génesis y mantenimiento de

.C
sujetos enfermos, anormales o desviados. Es el control social el que genera desviación y
no a la inversa. Los resultados que producen los procedimientos de control son
irónicamente diferentes de los que pretenden originariamente obtener. Precisamente
quienes están preparados y tienen a su cargo la tarea de controlar, encausar y modificar
hechos sociales que no responden a las expectativas normativas, concluyen colaborando a
DD
la formación de personalidades desviadas. Los psiquiátricos sólo producen locos y las
cárceles delincuentes.

Howard Becker: Los "Outsiders”


Haciendo mayor énfasis en el estudio de los procesos de elaboración y aplicación de
LA

las normas y cuestionando la idea que las leyes son producto del consentimiento de toda o
la mayor parte de la sociedad que se aplican sin distinción e igualitariamente a toda la
población, Howard Becker sigue la misma línea de pensamiento que Lemert: la
inobservancia de las normas sociales del grupo (en un lugar y en un tiempo específicos)
determina que, algunos sujetos que así actúen, reciban la adjudicación de una etiqueta de
desviados por quienes tienen el poder de fijar y hacer cumplir esas normas.
FI

El autor de The outsiders (obra que se conoce en 1963) relaciona la desviación social
con los procesos de creación y aplicación de la regla violada. Las reglas no surgen como
expresión de sentimientos comunes; muy por el contrario, los procedimientos de creación
legal de las sociedades modernas son notoriamente complejos: las actividades de los
grupos de presión o de grupos con intereses especiales .pueden conducir a la
promulgación de normas obligatorias para toda la sociedad, pero que de ninguna manera


representan los sentimientos de todos o de la mayoría sujetos a las mismas 28. Es más, los

27
Edwin Lemert (1951:55/71), Social Pathology, Nueva York-Toronto-Londres,
HUI Book Company; citado en Pítch Tamar, op. cit p. 153.
28
Becker cita la legislación impositiva a la marihuana y a la promulgación de su

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44 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL, Explicaciones Teóricas

intereses de estos grupos pueden estar en manifiesta oposición con sus principales
destinatarios. Así, el proceso de creación de las normas y su relación con la identificación
de los desviantes o outsiders, está imbuido de un componente político: las normas o leyes

OM
se crean en interés de ciertos grupos y la conducta desviada será, por lo tanto,
exclusivamente lo que viole esos intereses dominantes o esas reglas dominantes
impuestas de acuerdo a criterios de poder. Obsérvese cómo la problemática de lo
desviado o no desviado se circunscribe principalmente a un aspecto jurídico-normativo:
los códigos sociales y las normas mismas son las que crean la desviación; con la
creación de las normas se constituyen las conductas desviadas.
Los procesos de aplicación de las normas también juegan un papel de importancia en

.C
la identificación del comportamiento desviado; o más precisamente, del sujeto desviado,
de los outsiders. Es claro que, dice el autor, no todos los que violan una norma o ley son
reconocidos como delincuentes o desviados, sino sólo aquéllos que han sido reconocidos
o juzgados como desviados por otros. Sucede que, ser considerado un transgresor no
DD
depende tanto del propio sujeto como de factores ajenos a su propia conducta y sí ligados
con el proceso de aplicación o ejecución de la ley. Los agentes o funcionarios encargados
de la aplicación de las sanciones no pueden captar a todos los individuos infractores; la
policía, por ejemplo, no puede estar en todos lados y debe decidir hacia qué sector de la
sociedad debe dirigir su esfuerzo. Asimismo, son ellos quienes evalúan en qué momento
de su día de trabajo (quizás al final del día sea “engorroso” encontrarse con tiempo de
trabajo extra no deseado) aplican una sanción o arresto o sólo una
LA
FI


prohibición como instancias legislativas que son bastante poco representativas de un


sentimiento común; pero que ha sido promulgada por la promoción de ciertos igrupos
pequeños pero poderosos (que el denomina “empresarios morales”) que la imponen hacia
todos los demás.

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Teorías sociológicas de la desviación, y el delito 45

mera recomendación. El punto de estos argumentos es mostrar que entre el contacto


inicial del ciudadano con las agencias ejecutoras del derecho y su eventual identificación
pública como desviado, existe un proceso prolongado en el que las consideraciones

OM
organizacionales y las puras contingencias pueden dictar cómo las cosas modelan el
destino eventual de las personas que son procesadas por aquéllas (W. Sharrock, 1985).
Con las instancias de aplicación y ejecución del sistema normativo concluirá el proceso
de selección que identificará finalmente al sujeto como desviado.
El autor pasa por alto la distinción entre desviación social primaria y secundaria, pero
enfatiza en la importancia de los procesos de definición y selección del comportamiento
desviado, insistiendo en que éste se configura como el resultado de un proceso de

.C
interacción que tiene lugar entre la acción que se cuestiona y la reacción de otros
individuos.
En resumen y siguiendo una ya famosa frase del autor:
DD ...la desviación no es una cualidad del acto en sí que la persona
realiza, sino más bien una consecuencia de la aplicación por otra de
reglas y sanciones a un transgresor. El desviado es alguien a quien la
etiqueta le ha sido aplicada con éxito: comportamiento desviado es el
que la gente etiqueta como tal.29
LA

Evaluación crítica del modelo


Toda esta familia de teorías que englobamos bajo este modelo interpretativo entiende
a la desviación social como consecuencia de un proceso. Proceso de aprendizaje para
Sutherland o proceso de definiciones para los autores del labeUing. Los enfoques de
asociación diferenciada logran avanzar en relación con el pensamiento positivista, al
FI

afirmar que la criminalidad es simplemente un comportamiento aprendido a lo largo de un


proceso de transmisión cultural y no una patología individual o social. No obstante, y
quizás por sus mismas virtudes, su utilidad decrece para entender comportamientos
individuales -delictivos o no delictivos- (según su contacto diferencial con distintos
grupos) derivados de la propia capacidad racional de elección del hombre. Dado que su
énfasis radica en la estructura organizativa de la asociación diferencial, concluye


considerando al hombre -tal como sugiere el maestro Pavarini30 31- como prisionero de

29
Howard Becker, Los Extraños, Editorial Tiempo Contemporáneo. Buenos Aires,
1971, p. 19.
30
Op. cit., p.123. . .„

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46 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

su propio ambiente.
Igualmente, los autores enrolados en el marco del labelling nos ayudan a entender
los procesos de definición del delito y de etiquetamiento del delincuente, estudiando a la

OM
conducta desviada no tanto en términos de una acción como en términos de una
reacción?1 que esa conducta provoque en la sociedad. Además, cuestionan severamente
algunos principios jurídicos tradicionales sobre los que se sustentan las ideologías de los
sistemas penales como el nuestro: principio de igualdad, el principio del fin o de la
prevención y la concepción reeducativa de la pena 32 , evidenciando las falencias,
contradicciones y paradojas de los engranajes de control social. Pese a estos importantes
avances, este enfoque pareciera no brindar una interpretación profunda de la cuestión

.C
criminal al no proporcionar explicaciones de las causas de la misma. Sí de lo que sucede y
cómo sucede el proceso de definición desviante, pero no del por qué; esto es, no de las
motivaciones originarias que impulsan al sujeto a cometer un acto concebido como
desviado. En segundo lugar, al centrar toda su atención explicativa en el proceso de
DD
criminalización en sí, pierde de vista el contexto social en el que el sujeto desviado se
encuentra inmerso: sus condiciones de vida, sus niveles educativos, sus contradicciones
económicas, las desigualdades de clase que padece, la estructura de des-oportunidades
que lo afecta, etc. etc.; que quizás sean las mismas razones estructurales y políticas que
den origen al proceso de criminalización mismo. Es más, esta misma observación puede
terminar justificando una “invitación a abstenerse de toda intervención dirigida a la
superación de las contradicciones socioeconómicas: si la desviación no es un fenómeno
LA

social (emergente de los conflictos y contradicciones de la propia estructura social) no


tiene sentido ninguna política social” 33 . Por último, y atendiendo a las críticas más
relevantes, Pavarini nos sugiere que ...la interpretación interaccionista -en su énfasis
puesto en la sociedad como conjunto de pequeños grupos, donde el individuo es
obligado a colocarse la máscara que cada vez más le imponen los otros- termina por
ofrecer la mejor aportación justificativa a la nueva ideología burguesa, funcional
FI

para una estructura social basada no tanto en la producción cuanto en el consumo,


en la venta, en las técnicas de promoción... donde lo que verdaderamente importa no
es el valor o la utilidad que se produce sino sólo lo que se consigue vender al mejor
precio... Y en esta nueva dimensión no se ve por qué razón no se deba vender al mejor
precio también la imagen de sí...


31
De allí que también sean denominadas Teorías de la Reacción Social.
32
Para profundizar más sobre estas evaluaciones, véase Alessandro Baratta, op. cit. p.
89/114 y siguientes.
33
En definitiva, legitima una hipótesis neoliberalista, como nos sugiere Pavarini en
este punto. Op. cit,, p. 131.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 47

... Se es criminal o desviado porque se es reconocido como tal, no por


otro motivo; se es reconocido, definido, encasillado como criminal o
desviado... simplemente porque se ha sido poco astuto y diestro al

OM
vender la imagen de sí a los otros. De esta manera, si no se qideren
sufrir situaciones penosas, ¡hazte astuto!...
...la invocación de una estrategia de la mentira viene a ocultar detrás
la aparente universalidad de los destinatarios de la sugerencia, la
circunstancia -ciertamente no despreciable- de que en una sociedad
dividida en clases también el arte de saber venderse no está al alcance
de todos sino de unos pocos.34

.C
3. LAS TEORÍAS DEL CONFLICTO Y sus INTERPRETACIONES
SOBRE LA DESVIACIÓN SOCIAL
DD
“Mejor se ponen sombrero que el aire viene de gloria, si
no los despeina el viento, los va a despeinar la historia.
Cielito, cielo que si, cielo del 69, con el arriba
nervioso y el abajo que se mueve.J*
CIELO DEL 69 - Mario Benedetti
LA

Subyacen en ellas los supuestos de que la realidad social es esencialmente conflictiva


y caracterizada principalmente por la existencia de desigualdad. Para los teóricos
enrolados en esta corriente» lo que garantiza el mantenimiento del sistema social y
promueve los cambios necesarios, no es la integración normativa (de la que hablaban los
fimcionalistas) sino el propio conflicto que naturalmente surge de la vida social,
originado por los dispares intereses de los distintos grupos en un particular sistema de
FI

producción.
En relación con el derecho, este modelo interpretativo recalca sus funciones
coercitivas pero también, fundamentalmente, las ideológicas. El sistema legal no es un
instrumento neutral para la solución de los conflictos, sino un marco que favorece a las


34
Op. cit, p. 133. Bn este sentido, también Eugenio Zaffaroni a través de su teoría,
nos sugiere que siendo el sistema penal una gran red destinada a captar a sujetos que él
mismo ha definido como desviantes, en definitiva termina “pescando” sólo a aquéllos que
se encuentran en el sistema con mayor nivel de vulnerabilidad; o, en términos de Pavarini,
aquéllos que no han sabido o no han podido, o han contado con menor astucia para lograr
vender una mejor imagen de sí mismos.

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48 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

clases dominantes de la sociedad, quienes consiguen imponer sus propios intereses sobre
el resto. La ley y el sistema de justicia, así como el resto de las instituciones del Estado
-nos dice Marx-, sirven para proteger los intereses de las clases poderosas. De tal forma,

OM
este poder es ayudado a mantenerse en ciertos grupos dominantes por efectos del propio
sistema legal. Cualquier acto, pensamiento o interés que vaya en contra de los intereses de
estos grupos dominantes, será definido como desviado, anormal o criminal; puesto que
atenían contra el poder que ellos defienden e intentan conservar.
La desviación social, por tanto, está estrechamente relacionada con el
poder y la desigualdad que imperan en la sociedad capitalista. Más preci-
samente, la desviación social refleja desigualdades sociales (de clase, raciales, de género)

.C
y de poder. Es consecuencia de la existencia de desigualdades y es definida según la
forma en que el poder esté distribuido en la sociedad. El conflicto, generado por la propia
desigualdad, se coloca en el centro de toda explicación del fenómeno desviante: el poder
de coerción que ejercen las clases dominantes sobre el resto genera un conflicto de
DD
intereses, puesto que quien detenta el poder económico y político en la sociedad, detenta
también el poder de criminalizar. El delito, en sí, resulta un fenómeno social creado a
través de un proceso de criminalización por las clases opresoras.
Remontándonos a quien podemos considerar el iniciador de estas teorías con-
flictivistas, Karl Marx, encontramos limitada evidencia de un análisis profundo y
sistemático acerca del delito y la desviación. Los estudiosos de la criminología sugieren
que en base a los principales presupuestos que sustentan la teoría marxista y los de sus
LA

discípulos -como Quinney y Turk, entre otros, cuyos trabajos aparecen a comienzos de los
70- podemos extraer algunas ideas necesarias para la conceptualización y análisis de esta
temática, ideas que provocaron un fuerte impacto en las siguientes generaciones de
teóricos:
• Se controvierte la concepción tradicional de la ley penal como instrumento
de protección de la sociedad mediante la afirmación de que aquélla es el
FI

resultado de los intereses y deseos de unos pocos que logran


imponer su voluntad sobre la mayoría, alcanzando así un orden social
más bien engendrado por la coerción que por el consentimiento, el acuerdo o
la unidad de valores.
• La justicia está considerada como una justicia capitalista; es decir, hecha


por la clase capitalista, para la clase capitalista y en contra de la


clase trabajadora. En este sentido, los miembros de las clases
privilegiadas cuentan con más recursos para evitar etiquetas, condenas, o
para lograr mejores defensas ante la posible inclusión en un delito.
• El peso del control social recae diferenciadamente en la sociedad

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 49

y es directamente proporcional con el nivel de amenaza percibido por las


clases dominantes. De este modo, se espera que en épocas de intensos
conflictos sociales el nivel de control y represión delictivos aumenten.

OM
Sampson y Laub (1992) comparando niveles delictuales de jóvenes y
estadísticas policiales, señalan que los controles sociales aplicados a los
primeros se hacen más severos e intensos en áreas urbanas donde se
concentran mayormente la pobreza y la desigualdad, fenómenos que
intensifican los conflictos sociales.
• Sosteniendo la existencia de una nueva forma de producción de la vida social
y su crucial interdependencia con el resto de los fenómenos sociales (entre

.C
ellos el delito), es inevitable y necesario analizar el sistema jurídico
penal; el origen de las normas penales, su aplicación, su funcionamiento, la
delincuencia en sí; tomando en consideración el contexto social
global: el capitalismo.
• El sistema pena] junto con las restantes instituciones sociales,
DD
ayudan a generar y reproducir el sistema económico capitalista
y las desigualdades y conflictos que de él devienen. El Derecho, no
LA
FI


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50 DELITO Y DESVIACION SOCIAL, Explicaciones Teóricas

olvidemos, es entendido aquí como parte de la estructura de dominación de la


sociedad.
• El delito no resulta un acto solitario; para entenderlo deberemos

OM
entender primero a la sociedad que lo produce, indagando qué tipo de
relaciones existen entre la conducta desviada y las estructuras sociales,
jurídicas, económicas, políticas35.
• Siguiendo la central importancia que otorgó Marx a las desiguales posiciones
de los hombres respecto de los medios de producción (que generan relaciones
de dependencia, conflicto y explotación dentro de este modelo dicotómico de
clases), la delincuencia puede ser vista como una manifestación

.C
más del conflicto reinante en la sociedad, de la lucha de clases.
• La problemática de la criminalidad deviene en una cuestión
eminentemente política. Delito es el comportamiento criminalizado; esto
es el comportamiento definido como ilegal por aquellos sectores que tienen
poder de definirlos en pos de la defensa de sus propios intereses. Intereses
DD
que, evidentemente, entran en conflicto con los intereses de aquéllos que
resultan definidos como criminales. Conflicto que, en definitiva, es resuelto a
través del Estado, instru- mentalizado a través del derecho, manipulado por
parte de quien es
• políticamente más fuerte.
Para Marx, y como claramente lo expresan Tylor, Walton y Young (1973) el delito es
LA

una expresión de la lucha de los propios individuos frente a las condiciones imperantes; es
producto de una tensión dialéctica que se da entre el hombre como actor determinante de
su propia realidad y el hombre como actor con voluntad condicionada por las
circunstancias económico-sociales propias del sistema en el cual está inmerso. El
principio marxista básico que sostiene que toda actividad humana aparece conectada con
la esfera de la producción material de la vida entra en crisis con el aumento de índices
FI

como el de la pobreza, el desempleo o la inflación. La desocupación, por ejemplo,


manifiesta un hecho grave dentro del sistema ya que el hombre desarrolla sus actividades
dentro de la esfera material, se realiza a través del trabajo; situación anómala ésta que
expande su incidencia a través de las demás actividades del hombre. Como resultado, el
delito es visto como justificado por un nexo causal, como una manifestación más del


conflicto reinante dentro del contexto social. \

35
Elena Larrauri, La Herencia de la Criminología Critica, Editores Siglo 21.
México, 1991, p. 59. Esto explica la particular atención que han proporcionado estas
teorías a las demostraciones empíricas de las positivas relaciones entre tasas de delitos y
nivel de desempleo o nivel general de actividad económica de un país.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 51

En este marco de ideas, podríamos recordar numerosos trabajos que corroboran


estrechas relaciones entre delitos y difíciles condiciones económicas 36 . Williams y
Flewelling (1988) aseveran que las fuentes de privación, que refieren a la falta de medios

OM
suficientes para satisfacer las necesidades básicas, elevan y acentúan la intensidad de los
conflictos sociales e interpersonales, conflictos que favorecen los aumentos en las tasas
delictivas de los homicidios. Cuando los sujetos viven bajo condiciones de extremas
carencias, la lucha por la supervivencia se intensifica, pudiendo provocar más
probablemente agresiones físicas en situaciones de conflictos e incrementar la
probabilidad de que medios homicidas sean usados en intensos conflictos
interpersoriales. Igualmente en relación con delitos contra la propiedad, en nuestro país y

.C
también en Córdoba (M. Sánchez, 1998), han sido probadas intensas correlaciones entre
delitos como el hurto o el robo y la variabilidad de las tasas de inflación y desempleo; con
coeficientes positivos de altos niveles de significación. Mediante el uso de técnicas
cuantitativas se ha evidenciado que el incremento en los porcentajes de inflación y las
medidas de desocupación influyen con mayor intensidad en la variabilidad ascendente de
DD
los delitos cometidos con mayor frecuencia en hombres y mujeres durante la década del
80 y gran parte de la de los 90.
Indagando más profundamente en el concepto de delito en Marx, éste puede ser leído
en algunos textos dispersos superficialmente -como nos sugieren Tylor, Walton y Young
(1973)- explicando su “funcionalidad”: el delito sostiene las relaciones capitalistas y en
particular extiende y mantiene la división de estructuras de trabajo y ocupacionales de las
LA

sociedades capitalistas. Esta


FI


36
Aunque la idea podemos ya encontrarla en clásicos autores como Adam Smith que,
a mediados del siglo XVIII, señalaba: Nada tiende tanto a corromper el género
humano como la dependencia; mientras que la independencia ... incrementa la
honestidad de las personas. El establecimiento de comercios y fábricas, los cuales
bregan por esta independencia, es la mejor policía para prevenir delitos. Smith A.,
1763, citado por Pyle y Deadman en “Crime and the Business Oyele in Post-War Britain”,
Brit. J. CriminoL, vol 34 N° 3, 1994.

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52 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL, Explicaciones Teóricas

incorrecta interpretación que han hecho algunos criminólogos, nos apuntan estos autores,
surge de una rápida lectura de un famoso pasaje de Mane' en el que nos dice:

OM
Un filósofo produce ideas, un poeta poemas, un sacerdote sermones,
un profesor libros y por lo tanto... Un criminal produce delitos y
también leyes penales,..37

La aguda ironía del autor ha confundido a ciertos teóricos -nos dicen los autores de La
Nueva Criminología- queriendo mostrar ai delito con una función innovadora,
extendiendo e incrementando la división del trabajo; cuando en realidad no es
precisamente el delito sino toda la maquinaria que se levanta sobre él, la guerra contra el

.C
delito, la que manifiesta las contradicciones en la estructura social capitalista. Y es esta
“guerra contra el delito” la que reproduce continuamente nuevas técnicas de investigación
del mismo, nuevas formas de vigilancia y disciplinamiento, nuevas formas de control
social que lejos de reducir la criminalidad, legitiman nuevas formas de producción
DD
capitalista: parte de los ciudadanos “decentes” (policías, jueces, abogados, etc.)
dependen, para mantener su nivel de vida, de las clases “crimínales”.
Quizás el mayor impacto que produjeron las ideas marxistas sobre lá desviación y el
delito fue la convicción y el anhelo que transmitían, en su afán de conseguir un cambio
social en el estado de cosas reinantes en la sociedad capitalista38. Todas mantienen la
esencia de una necesaria praxis revolucionaria que no sólo daría luz a la ilusión de una
LA

nueva sociedad sin clases, sino también de una nueva sociedad que carecería de causas
que provocaran efectos criminógenos o desviados.

Criminología Crítica
Tal como ya hemos comentado, a partir de la década de los 60 la perspectiva de
análisis de la desviación y el delito toma un giro por demás importante.
FI


37
En Theories of Surplus Valué, Marx (1964) citado por Taylor, Walton y Young, The
New Criminology; Great Britain, Routledge and Kegan Paul, 1973 (1985), p. 210. La
traducción es propia.
38
Tal como muy bien lo sostiene Elena Larrauri (1991), op. cit., p. 60.

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Teorías, sociológicas de la desviación y el delito 53

Surge una nueva corriente de pensamiento social que, con basamentos marxis- tas,
conflictivistas e interaccionistas -entre otros-, propone un estudio crítico y comprometido
de la realidad social y de las instituciones que integran el sistema penal. Entre éstas

OM
encontramos los llamados movimientos, radicales o críticos 39 que conforman estas
tendencias destructuradoras o deconstruccionis- tas40 que se proyectan a mediados de
los años 60, Orientadas principalmente contra las categorías teóricas y los métodos de
investigación de la criminología positivista, su crítica principal va dirigida hacia las
estructuras y las ideologías dominantes en materia del control jurídico penal. Sus
propuestas se centran en examinar, reprobar y hasta abolir algunos conceptos y prácticas
inherentes al sistema penal: el concepto mismo de delito, el principio de legalidad, la

.C
esencia del castigo, el control, la finalidad y el efecto de los tratamientos resociali-
zadores y las instituciones totales como la cárcel o los hospitales psiquiátricos. Propugnan
una política criminal alternativa, una reforma profunda en el derecho penal (que
consideran marcado por la desigualdad) y en las instituciones de control, y una superación
del sistema a través de modelos extrapenales que sustituyan las sanciones estigmatizantes.
DD
En este sentido, instan a promover un control social descentralizado del poder estatal,
haciendo resurgir la capacidad de agencias comunitarias innovadoras.
Se le adjudica a la criminología crítica haber promovido un cambio científico muy
profundo en el estudio de la desviación y el delito. Un giro valioso en el estudio de las
causas de la criminalidad que, a partir de estos nuevos movimientos, no se iniciarán en las
patologías de los propios sujetos sino en la propia justicia penal; caracterizada por su
LA

esencia netamente política en el tratamiento del delito y su marcada selectividad a


favor de ciertos grupos sociales. Estos movimientos han sido expresados en numerosas
tendencias y a partir de diversos autores. Nos centraremos sucintamente en algunas
corrientes intelectuales representativas de estos movimientos.
La Nueva Criminología (Taylor, Walton, Young, 1973) puede considerarse el inicio
del desarrollo de la llamada Criminología Crítica. De orientación netamente marxista, los
FI

autores elaboran una reformulación crítica de las teorías en vigencia: las del etiquetaje. En
primer lugar los autores de La Nueva Criminología entienden que la criminalidad surge

39
Cabe aclarar que si bien la llamada corriente de Criminología Crítica está susten-


tada (casi en su integridad) en principios marxistas y que generalmente se utilizan estos


adjetivos de manera indistinta, criminología marxista, radical o crítica, no me animaría a
afirmar que todos los criminóíogos críticos acepten identificarse con los conceptos y la
metodología de Marx.
40
Término éste que es utilizado como la metáfora que mejor captura el espíritu
de aquellos movimientos que pretendieron debilitar las teorías dominantes acerca
del delito y de las estructuras de control social. Stanley Cohén (1993), p. 6.

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54 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

en la sociedad no por el mal ejercicio del control que genera etiquetas, sino por los
mismos factores estructurales que componen la sociedad capitalista (distribución desigual
de poder y riqueza, por ejemplo). En segundo lugar, no consideran al sujeto como un ente

OM
pasivo que es “conducido” por las propias agencias de control hacia la desviación sino
como un sujeto activo, determinado y determinante dicen los autores, que elige esta
forma de comportamiento como una forma de lucha política contra el sistema imperante.
Finalmente critican la falta de precisión en la dimensión de poder que señalan los
interaccionistas, sin especificar quién lo ejerce y sobre quiénes, puesto que desconocen a
la sociedad como una estructura organizada en función de contextos históricos y
relaciones materiales.

.C
El Realismo de Izquierda, de origen británico, surge a fines de los 60 y con una
fuerte consolidación a mediados de los 80. Se destacan, entre otros, autores de orientación
marxista como Jock Young, Roger Matthews y Jhon Lea, y también a la destacada
criminóloga venezolana Rosa de Olmo. Consideran al delito como un real problema de la
DD
clase trabajadora, las mujeres, las minorías étnicas y de todos los sectores más vulnerables
de la sociedad capitalista. Entendiendo a la delincuencia como el resultado de profundas
desigualdades estructurales que surge en situaciones de privación, los autores también
señalan un dato muy importante: que la mayor parte de las víctimas de un delito
pertenecen a la clase obrera; esto es, que la probabilidad de que un trabajador no
calificado sea víctima es mayor que en el resto de los trabajadores. En este sentido,
acentúan la circunstancia de que gran parte de los delitos de clase trabajadora son delitos
LA

intra-clase que surgen como manifestaciones de las injusticias sociales que promueven la
marginación. Así, el delito tiene p\&n%irnportancia política, puesto que divide y
enfrenta a los trabajadores entre sí, disminuyendo su aptitud de lucha e incrementando la
pérdida descontrol político.
Urgidos por la necesidad de una nueva forma de explicación de la criminalidad sin
idealismos (reproche que se le adjudica a los anteriores enfoques de izquierda), proponen
FI

retomar at estudio de las causas del delito y a conformar una criminología radical que
contenga

componentes teóricos, investigativos y de políticas concretas.


Debemos desarrollañuna teoría realista que abarque adecuadamente


el alcance del acto delictivo. Esto es, que debe tratar tanto con el nivel
macro cuanto con el micro, con ¡as causas de la acción delictiva y la
reacción social y con la inter-relación triangular entre el ofensor, la
víctima y el Estado...
Permítasenos establecer bastante categóricamente que la tarea
principal de la criminología radical es perseguir una solución al

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 55

problema del delito y de que una política concreta socialista es


reducir sustancialmente el índice delictivo, (Jock Young, 1986)41

OM
La corriente identificada como Derecho Penal Mínimo (o Minimalismo Penal) ha
surgido más recientemente en Europa y es la que más influencia ha ejercido en América
Latina. Plantea una crítica general de la constitución y efectos del sistema penal, el cual
-señala- debe reducir su impacto criminalizante a su menor potencial posible. Reconoce la
inutilidad del esquema de represión penal sacando a la luz problemáticas como la lentitud
judicial, los procesos de estigmatizacíón, la selectividad del sistema, la ineptitud
resocíalízadora de la cárcel y la cifra negra de delitos. Autores como Luigi FerrajoH,
Darío Melosi, Roberto Bergalli, Aniyar de Castro están incluidos en esta corriente.

.C
Igualmente, entre los exponentes contemporáneos más representativos de este
Minimalismo Penal se encuentra Alessandro Baratía (1982), recientemente
desaparecido. Según este prestigioso penalista italiano y referente innegable de la
criminología, una de las características de la criminología crítica que la distingue de la
DD
tradicional, es la nueva forma de definir el objeto y los términos de la cuestión criminal.
Entiende al delito fundamentalmente como producto de la desigualdad. Propone elaborar
una teoría materialista (económico política) de la desviación, de los
comportamientos socialmente negativos y de la criminalización; y trazar las líneas
de una política criminal alternativa, una política de las clases subalternas como
garantía de una praxis teórica y política alternativa que influya sobre sus causas
LA

profundas 42 . Ampliando y modificando los lincamientos de la sociología liberal


contemporánea y de la criminología tradicional, incluye en sus observaciones las
descripciones de las relaciones sociales de desigualdad que refleja el sistema penal; en
su modo fragmentario de proteger los intereses de los individuos, en su modo selectivo
de distribuir el estatus de criminal y en la forma en que este sistema penal conserva y
reproduce las relaciones sociales de desigualdadr; todo en un marco histórico y
FI

materialmente determinado. Entre sus propuestas más significativas encontramos su


Perspectiva de la Contracción y de la Superación del Derecho Penal que, en sus
propios términos se traduciría en

...una obra radical y valerosa de despenalización, de contracción al


máximo del sistema punitivo, excluyendo de él, parcial o totalmente,


innumerables sectores que recargan códigos...

41
Jock Young, El Fracaso de la Criminología: La necesidad de un realismo
radical (1986), en Criminología Crítica y Control Social 1 (2000) Ed. Juris, p. 36.
42
Alessandro Baratía, op. cít. p. 209.

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56 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

...aligerar en todos los sentidos la presión del sistema punitivo sobre


las clases subalternas,-y los efectos negativos de esta presión para el
destino de los individuos y para la unidad de la clase obrera...

OM
...la sustitución de las sanciones penales por formas de control legal
no estigmatizantes (sanciones administrativas o civiles) y, todavía
más, el comienzo de op'os procesos de socialización del control de la
desviación y de privatización de los conflictos, en la hipótesis de que
ello sea posible y oportuno...
...la apertura de mayores espacios de aceptación social de la des-
viación.43

.C
No podemos dejar de mencionar en este apartado al gran jurista argentino de
trascendencia internacional, que también ubicamos dentro de esta comente con su Teoría
Agnóstica de la Pena. Nos estamos refiriendo al Dr. Raúl Zaffaroni, El catedrático
DD
argentino entiende que las definiciones de la criminalidad y la consecuente aplicación de
las penas, son meros actos de poder: Reconoce que el poder punitivo del Estado es
marcadamente selectivo y que la pena no tiene justificación, ni legitimación ni finalidad
alguna. He escuchado decir al autor: El Derecho Penal es al Poder Punitivo como la
Cruz Roja a la Guerra. No podemos justificar la guerra, pero sí podemos limitarla y
contenerla.44
Es en una de sus obras, En busca de las Penas Perdidas (1989), donde nos presenta
LA

los lincamientos principales de su teoría. La operatividad del sistema penal; traducida en


la selectividad del aparato de control, la incapacidad para resolver conflictos, el efecto
deteriorante que ejerce sobre las víctimas, la enorme dimensión de esta red que es el
poder punitivo; es esencialmente tomada en cuenta para afirmar que la conformación de
la culpabilidad se interrelaciona dialécticamente con las situaciones de vulnerabilidad.
La criminaliza- ción secundaria se funde, entonces, en un proceso de selección que
FI

ejercen las agencias de control social. Éstas no dejan entrar al sistema penal a TODAS las
personas que realizan conductas descriptas normativamente como delitos 45, sino sólo a
aquéllas que se encuentran en una particular situación de vulnerabilidad. El poder


43
Idem, p. 215.
44
Discurso brindado en el XIV Congreso Latinoamericano, VI Iberoamericano y II
Nacional de Derecho Penal y Criminología, Facultad de Derecho de la Universidad de
Valparaíso, Chile. Septiembre de 2002.
45
Y le he escuchado decir también, en relación con este punto, que -si así fuera- la
mayor parte de la población, sino toda (incluida legisladores, políticos, jueces y gober-
nantes) se encontraría atrapada en el sistema penal.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 57

punitivo del Estado es selectivo, y esta selectividad no se define en función de criterios


jurídicos, sino según modelos criminales que han sido conformados en el imaginario de
aquellas agencias. Estos modelos criminales se asocian, en nuestras sociedades, con los

OM
sectores con menos poder y recursos y por lo tanto, más vulnerables al sistema penal.
Profundamente crítico, Zaffaroni señala:

El dolor y la muerte que siembran nuestros sistemas penales están tan


perdidos que el discurso jurídico-penal no puede ocultar su
desbaratamiento, valiéndose de su vetusto arsenal de raciona-
lizaciones reiterativas; nos hallamos frente a un discurso que se
desarma al más leve roce con la realidad46

.C
La selectividad, la reproducción de la violencia, el condicionamiento
de mayores conductas lesivas, la comipción institucional, la
concentración de poder, la verticalización social y la destrucción de
las relaciones horizontales o comunitarias, no son características
DD
coyunturales, sino estructurales del ejercicio de poder de todos los
sistemas penales.47 48
Por último, los llamados Abolicionistas del Sistema Penal; como Louk Hulsman,
Nils Christie, Mathiesen, entre otros; consideran que la existencia de la criminalidad y de
los delincuentes no debe ser apreciada como un hecho natural, dado, sino como el
resultado de procesos de definición selectivos abiertos a la elección social. En el concepto
LA

mismo de delincuencia son entrelazadas una amplia gama de situaciones que no


comparten estructura común alguna: son conductas, motivaciones y consecuencias
completamente disímiles unas de otras. Lo único que tienen en común, es que el sistema
penal se encuentra autorizado para accionar contra ellas. Y al hacerlo, aísla ficticiamente
a los sujetos seleccionados (incluidas las víctimas) de sus propios contextos culturales y
se reapropia de un conflicto que no le pertenece'4 y que, así, mal puede resolver. En este
FI

sentido, abogan por nuevas alternativas (jurídicas o no jurídicas) a los procesos del
sistema penal actual; más precisamente, a buscar definiciones alternativas de eventos que
pueden recrear procesos de criminali- zación y a garantizar un sistema de igualdad de
condiciones en el marco de un proceso en donde las decisiones dependan de los propios
implicados. Louk Hulsman es contundente cuando señala:


46
Eugenio Raúl Zaffaroni, En Busca de las Penas Perdidas, EDIAR Editora.
Buenos Aires, 1989, p. 16.
47
Ib., p. 18.
48
Nils Christie (1977) es quien más trabaja este enfoque en donde los conflictos
pueden ser visualizados como una propiedad.

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58 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

Si queremos progresar en el campo de las alternativas tenemos que


abandonar la organización social y la organización cultural del
sistema penal...

OM
Lo que necesitamos... es un enfoque que esté, en primer lugar,
orientado hacia los participantes directos (personas o .grupos que
experimenten directamente eventos problemáticos), y que nos compela
a buscar iodos los recursos que puedan ser movilizados para abordar
dichas situaciones y eventos. Esto solamente es posible si nos
liberamos de la idea de que situaciones extremadamente diversas
;
gue:-Son criminalizabíes tienen algo en común. Tenemos que

.C
redefinir cada campo de problemas independientemente de las
definiciones del sistema penal... Solamente entonces resultará posible
reconocer e incentivar (elementos de) prácticas alternativas y
deshacemos de medidas legitimadas como castigo, que son necesaria
y desvergonzadamente injustas.49
DD
Evaluación Crítica de la Perspectiva del Conflicto
El enfoque teórico que hemos revisado constituyó una valiosa ayuda para interpretar
el crucial papel que juegan los diversos componentes del control socio-delictivo en el
origen del comportamiento no concordante con la ley. Todo dentro de un marco en el que
LA

las desigualdades de cíase, económicas y de poder se encuentran socialmente


contextualizadas e interrelacionadas en la configuración del delincuente. Asimismo, sus
radicales denuncias en relación con los fracasos absolutos de los sistemas penales,
principalmente de su efectividad y su legitimidad, despertaron una visión más real de lo
que significa “anormal o desviado” en una sociedad y la urgente necesidad de buscar
alternativas dirigidas hacia el mayor respeto de los derechos humanos y la tolerancia
FI

hacia la diversidad.
Igualmente, estas interpretaciones teóricas sobre la desviación y el control también
han recibido sus criticas. Y muy numerosas por cierto, tal como las suscitadas sobre el
principal y originario representante de las mismas. Nos detendremos sólo en aquéllas que
aparecieron como manifiestas e inherentes a la propia teoría marxista; sin dejar de


reconocer que en la mayor parte de los casos fueron superadas por los enfoques

49
Louk Hulsman, El enfoque abolicionista: políticas criminales alternativas, en
Criminología Crítica y Control Social 1,2000, ed. Juris, p. 102.

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Teorías sociológicas de la desviación y el delito 59

subsiguientes. En primer lugar, y siguiendo una vez más al maestro Pavarmi 50 , los
teóricos del conflicto evidencian claramente un esfuerzo por reducir la esfera de los
conflictos (y dentro de ellos, la desviación) a la sola dimensión política. Esto es, a

OM
fundar el conflicto en la simple relación política de dominio de algunos individuos
sobre otros. Lo que genera una doble dimensión cuestionable: por un lado, implica
individualizar en la política el único lugar donde la conflictividad social encuentra
su mediación, entendiendo como simple e incuestionable solución de la desviación la
transformación de un sistema político por otro; y por otro lado, marginar todas las otras
formas de conflictividad o desviación social que no consiguen encontrar ninguna
forma de mediación política, las cuales son definidas como negativas, no realistas,
utópicas.

.C
La segunda crítica tiene relación con la definición del derecho mismo en la sociedad
capitalista que brinda este paradigma. Desde éste se afirma que el proceso de criminal
ización es el proceso a través del cual los grupos poderosos consiguen influir sobre la
legislación y sobre las instituciones penales y que el derecho representa la voluntad
DD
del más fuerte. Como sostiene Pavarmi, es ésta una noción algo burda del derecho y
del derecho penal que no está en condiciones de dar cuenta de la complejidad de las
sociedades actuales. Pensemos, por ejemplo, en algunas leyes que protegen a los
trabajadores, a los consumidores o al medio ambiente; en algunos casos en clara
LA

50
Que en relación con sus apreciaciones críticas estimo -modestamente- el autor
más agudo y mejor situado en sus fiindamentaeiones. Op. cit, p. 141 y ss.
Ya en 1947 Edwin Sutherland había propuesto aproximarse al estudio del crimen y la
desviación desde dos perspectivas de explicación: la histórica o disposicional y la
situacional; designando a la primera como aquella explicación que se centra en los
análisis de los procesos que operan en la historia previa del delincuente, y a la explicación
FI

situacional como aquélla que refiere a los procesos que operan en el mismo momento de
la ocurrencia del delito; siendo considerada esta última -por el propio autor- la más
adecuada en la comprensión del fenómeno de la criminalidad.
No obstante y a pesar de este reconocimiento de la importancia del concepto de
situación en la explicación del delito, muchas teorías influyentes en el análisis del


comportamiento desviado fueron enfocadas desde el punto de vista histórico:


Merton-1938, Cohén-1955, Cloward y Ohlin-1960 y hasta el propio Marx. Sutherland
mismo trabajó más dentro de la perspectiva disposicional al concebir a la criminalidad en
términos de técnicas y justificaciones aprendidas.
La razones que explican esta centralización en las explicaciones disposiciona- les
pueden resumirse, siguiendo el análisis que de ellas hacen Birkbeck y otro

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60 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

oposición con los intereses de algunos grupos privilegiados en términos marxistas.


Para finalizar, y tomando en cuenta que quienes ejercen el control de los medios de

OM
producción material (la minoría) también controlan los medios de crimina- lización de la
mayoría, dando por supuesto -entonces- que únicamente incurren en conductas desviadas
los sometidos al poder, este paradigma incurriría en una laguna al no poder explicar por
qué también los detentadores del poder -aquellos cuyos intereses son hechos propios
por la norma penal- cometen delitos.

.C
DD
LA
FI


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OM
.C
DD
LA
FI


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III

OM
LAS INTERPRETACIONES
SITUACIONALES DEL DELITO Y
LAS TEORÍAS DE ELECCIÓN

.C
RACIONAL
DD
LA
FI


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OM
.C
DD
LA
FI


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64 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

(1993)51, en tres puntos principales: Primero, el entrenamiento sociológico de muchos


criminólogos que los conduce a pensar en las condiciones que favorecen al delito en
términos de amplios fenómenos sociales, como subculturas o estructura social, más que

OM
en situaciones. Segundo, el hecho obvio que los individuos en algunos casos responden de
manera diferente a la misma situación; careciendo de elementos para formular
exposiciones generales. Por último, el complejo análisis teórico y metodológico que
demanda la exanimación sistemática de las variables situacionales; todo lo cual requiere
de la elaboración y definición de conceptos claves, modelos conceptuales de interneción
entre actores y situaciones, y diseños apropiados de investigaciones empíricas.
A pesar de ello, más recientemente, se ha producido un incremento en el estudio de

.C
los aspectos situacionales del delito de la mano de las llamadas teorías de la oportunidad y
de algunas corrientes del propio interaccionismo simbólico. Particularmente, estas
últimas han contribuido al análisis situado- nal del delito de dos maneras52:
* enfatizando el hecho objetivo de que toda acción humana tiene lugar en
DD situaciones; es decir, más que buscar datos de fenómenos que son temporal y
espacialmente distantes del acto empírico bajo estudio, los teóricos aseguran
que los estudios deben atender a la sucesión de situaciones que ios propios
individuos confrontan en el mismo momento de cometer el acto delictivo.
Además de las características sociales y psicológicas de los individuos, las
propias situaciones hacen variar -en términos de posibilidades- la producción
o no de actos desviantes; y, además
LA

• sosteniendo que ese hecho objetivo sólo adquiere significado a través de la


experiencia subjetiva de los actores que seleccionan, pesan, chequean,
suspenden y transforman los significados que ellos encuentran. La
interpretación no es una aplicación automática de significados previamente
establecidos, sino más bien un proceso formati- vo en el cual nuevos
FI

significados son continuamente desarrollados y revisados para guiar el


comportamientoí'1 Así, más que tratar a los in


51
Birkbeck y Lafree, !!The situational analysis of crime and deviance", Anmt. Rev,
Socio!., 19- 113:37, 1993.
52
Idem, p.121.

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Las interpretaciones situacionales del delito y las teorías de elección racional 65
dividuos como medios neutrales a través de los cuales se expresan sus variables
antecedentes, se asegura que la clave para entender el comportamiento social
se encuentra en los procesos en los cuales los individuos activamente

OM
interpretan situaciones.
Las interpretaciones situacionales del delito (entre las cuales también podemos ubicar
los trabajos de Comish y Clarke de finales de la década de 1980) hacen referencia a las
valoraciones racionales -elaboradas por los propios actores- para calificarlas como
adecuadas o no para la comisión de un acto delictivo. En este proceso de interpretación y
valoración se conjugan distintos criterios para la selección de las situaciones, como por
ejemplo: facilidad de acceso al blanco elegido, riesgo de ser observado o capturado,

.C
recompensa a obtener, naturaleza de la situación delictiva. De acuerdo,con estos criterios
los sujetos pueden cambiar la ubicación, el tiempo, el objetivo, la táctica o incluso el
mismo hecho delictivo, en respuesta a desfavorables cambios en las situaciones
originariamente elegidas para delinquir. En estos términos, los actos considerados delito
DD
diferirán según la forma en que estos factores situacionales afecten el proceso de
selección-decisión del sujeto desviado.
De este forma, la comprensión del fenómeno de criminalidad se concentra sobre las
decisiones hechas por los delincuentes en situaciones elegidas para delinquir,
demostrando que las decisiones dé ios delincuentes son determinadas parcialmente por
contingencias situacionales relacionadas con los factores de oportunidad, esfuerzo y
riesgo. Así, muchos delitos menores -como el hurto o el robo de automóviles y otros
LA

delitos contra la propiedad- son resultado de decisiones situacionales: se presenta una


oportunidad y parece demasiado buena para desaprovecharla. Como por ejemplo, cuando
un sujeto necesitado de dinero que transita por una calle oscura, ve una casa vacía, evalúa
que sería fácil saltar por la tapia y entrar por una ventana trasera, no ve a nadie y está
seguro que la policía está lejos. Sencillamente, entiende, merece la pena correr el riesgo.
FI

Las teorías situacionales se han combinado (al punto de confundirse) con algunos
intentos de interpretación de la desviación desde la elección racional. Éstas conciben al
delito y a la conducta desviada como ün acto absolutamente deliberado y calculado. Lejos
de concebir a estas conductas como reacciones provenientes de la estructura social, el
delito es aquí interpretado como una acción, un comportamiento que adoptan los
individuos, voluntaria y racionalmente, para obtener determinados beneficios.


Alejándose diametralmente de las teorías revisadas con anterioridad, éstas presumen que
las personas no solo se ven empujadas a las actividades criminales, sino que eligen de un
modo activo participar en ellas. El actor elige racionalmente el camino de la

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66 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

desviación53
Entre éstas, la perspectiva económica (Gary Becker, 1968) sugiere que la motivación
criminal es resultado de un proceso de elección donde los individuos pesan los costos y

OM
beneficios del comportamiento desviado contra los del comportamiento legítimo.
Coherente con el concepto de oportunidad que: subyace en estas teorías, el
comportamiento delictivo es aquí pensado sólo como otro comportamiento alternativo:
La gente se engancha en el delito cuando el porcentaje de beneficios sobre los costos es
más alto para el comportamiento criminal que para las alternativas no criminales*
Desde la perspectiva de la elección racional, la asociación positiva entre condiciones
económicas difíciles y delitos puede ser también explicada. En este punto, las conductas

.C
ilegales podrían ser más comunes entre las personas desempleadas, desde que el costo
total del delito puede ser percibido como bajo en relación al total de ganancias que
generaría la actividad delictiva. Tomando también en consideración la circunstancia de
que a mayor inflación es menor la capacidad de la comunidad para disuadir los delitos, los
DD
caminos hacia la actividad criminal son vistos como más atractivos y favorables, gene-
rando mayores beneficios que el comportamiento legítimo.
En términos generales, el delito es visto como una actividad más dentro de la
economía. En este contexto, los intereses conceptuales de esta teoría no recaen sólo sobre
este proceso racional de elección, sino además por la forma en cómo dicho proceso puede
ser controlado por medio de los efectivos: controles del Estado. El potencial castigo que
LA

puede llegar a sufrir quien comete un acto no conforme con las leyes es el medio más
idóneo para controlar los hechos indebidos, en tanto generen la percepción de severidad,
rapidez y certeza. El papel del Estado como agente efectivo de control vuelve a ponerse
en el tapete, pues es considerado el responsable de mantener el orden y preservar el
sistema normativo. Alien Liska (1987) señala algunas consideraciones de importancia
que, desde esta perspectiva económica de elección racional, atañen al estudio del delito y
FI

su control:
el delito y positivamente afectado por los recursos de la sociedad para afrontar el
delito.
* Los recursos del control delictivo son evaluados en función de una positiva
relación entre la capacidad fiscal de la comunidad y las tasas de delitos: una


sociedad próspera económicamente puede afrontar más control delictivo per


cápita que una sociedad con una situación económica difícil.

53 El nivel de actividad de control delictivo se conceptualiza como una función de


producción: se supone que está negativamente afectado por

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Las interpretaciones situacionaíes del delito y las teorías de elección racional 67

• Dado que el mayor costo del delito lo constituye el castigo, las políticas efectivas
de control criminal serán las que puedan reducir los beneficios y elevar los costos
imponiendo castigos rápidos y severos.

OM
Investigaciones realizadas en nuestro país54 nos muestran significativos efectos de
variables de control social y disuasorias (como el porcentaje de encarcelamiento, por
ejemplo) sobre la variabilidad de las tasas de delitos, en especial los que se identifican
como delitos contra la propiedad. Estos trabajos además de mostrar la influencia positiva
de dimensiones socio económicas, presentan relaciones inversas entre delitos y variables
de control social, corroborando el modelo económico del crimen. Más precisamente
Cerro y Meloni (1999, p.69), analizando la situación argentina entre 1990 y 1997,

.C
confirman la importancia del efecto de disuasión, estimando que un aumento de la
probabilidad de arresto de un 10%, disminuiría la tasa de criminalidad en un 1,26%
a 1,32%. Igualmente, evidencia el efecto de las variables sociales (desempleo,
desigualdad de ingreso, nivel de ingreso per cápita) sobre la tasa de criminalidad,
DD
concluyendo que un incremento del 10% en la desigualdad del ingreso aumentaría un
3% la tasa de criminalidad.
LA
FI


54
Sánchez (1998); Cerro y Meloni (1999); Kessler y otra (2000); Damert (2000).

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IV

OM
PERSPECTIVAS
TEÓRICAS EXPLICATIVAS

.C
DE LA RELACIÓN
EDAD-DELITO
DD
“Si Dios tuviera una Kodak seguro sacaba fotos de los
pibes delincuentes, pelo duro, ojos oscuros, y la sonrisa
sin dientes. ”
LA

LOS HERMANOS ESTAMPIDA - Jairo/Daniel Salzano

Inmerso en la temática de las conductas desviadas, un vasto y destacado espacio


referido a los jóvenes delincuentes ha ido ganando notoriedad en las últimas décadas. La
creciente expansión cuantitativa y cualitativa de los delitos cometidos por menores se ha
FI

convertido, por estos tiempos, en el centro de los estudios y debates criminológicos.


En nuestro país, las evidencias empíricas indican que la participación de menores en
actividades delictivas ha crecido de manera considerable, en especial durante toda la
década de los 90. Mientras que en 1978, en la provincia de Córdoba, un total de 1155
delitos contra la propiedad fueron cometidos por menores de 21 años, en 1988 la cifra


ascendía a 2650 y en 1998 a 6108. Algo

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70 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

similar es apreciado en todo el territorio de nuestro país, en donde tres menores eran
inculpados por delitos contra la propiedad cada 10.000 habitantes en el año 1980; e
increíblemente, en el año 1998, la proporción llega a casi catorce menores por cada

OM
10.000 habitantes55.

.C
DD
Fuente: Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal.

Como si esto no fuera suficiente, la situación se agrava aún más cuando los estudios
LA

confirman que los tipos delictivos que mayor incremento han sufrido son los delitos más
violentos como el homicidio (Mariana Sánchez, 1998, 2002). Los mismos estudios
revelan que el porcentaje de menores de 18 años internados en el sistema correccional por
estar imputados de homicidio pasó del 0,64% al 22,7% en 12 años (1986 a l 997). El 40%
de los individuos capturados por homicidios durante 1997 fueron asimismo menores de
FI

edad; mientras que, según estimaciones policiales, aproximadamente el 80% de los deli-
tos graves que se cometen en Córdoba son emprendidos por menores de edad.
Confirmando la gravedad de la situación, en las distintas dependencias policiales de la
ciudad de Córdoba se alojan diariamente entre 100 y 130 chicos que pueden llegar a
permanecer tres meses en ese lugar, conviviendo con delincuentes adultos (cuestión
expresamente prohibida por la ley de menores) hasta que se resuelva su causa o hasta que


se genere una vacante en algunos centros correccionales, que de hecho apenas pueden
contener unas 120 personas.

55
Fuente: Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal. Ministerio de
Justicia de ia Nación.

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Perspectivas teóricas explicativas de la relación edad-delito 71

La aguda situación de creciente deterioro que ostenta la sociedad argentina en


general y en particular en lo referido a la problemática infantil no es nueva. Viene siendo
acarreada desde hace algunas décadas, en especial desde finales de los años ’80 y

OM
comienzos de los ’90, años en los que -coincidentemente- el deterioro social y económico
comenzó a hacerse sentir con mayor intensidad En este sentido, la problemática de la
criminalidad infantil podría ser entendida como una exteriori- zación más del malestar
originado por la crisis que vive nuestra sociedad. Thamara Santos Alvins (1995, p. 363),
asegura que en el contexto de nuestros países latinoamericanos está emergiendo "un
cuadro de violencia difusa del cual los niños y adolescentes son víctimas pero
también autores, y es necesario buscar la causa última y asociar las manifestaciones

.C
de extrema violencia en las cuales muchos de ellos están incursos, al cuadro de
violencia general que se ha producido desde finales de la pasada década como
consecuencia de la indetenible confiictualidady crisis socio-económica... ” Estos
nuevos modelos desviantes de adaptación que los niños y jóvenes han inventado para
sobrevivir a las difíciles condiciones de vida a que han sido destinados por la crisis
DD
económica, se concentran y registran más hacia y entre quienes viven en condiciones
deficitarias desde todo punto de vista. Las conductas delictivas contra las personas y la
propiedad son los delitos típicos de los menores en estas condiciones.
Frente a estas evidencias, los debates oscilan entre quienes radicalmente defienden a
los niños y jóvenes infractores llegando a negar cualquier responsabilidad que pudiesen
tener en la comisión de conductas patrimonial y socialmente lesivas a la sociedad y, entre
LA

quienes, propugnando la defensa de la sociedad, ca~ tegorizan al niño como una de las
fuentes principales del miedo y la inseguridad. Desde esta última posición, se anima la
aplicación de nuevas y más severas medidas restrictivas o limitativas de la libertad y se
reclama menor edad para la inimpu- tabilidad de las conductas desviadas de niños y
jóvenes.
FI

Lo realmente palpable es que hoy en día la inclusión de niños y jóvenes en el mundo


delictivo es cada vez mayor y que el avance de la delincuencia violenta y organizada es el
nuevo signo de estos tiempos. El panorama se agrava aún más al observar que no sólo los
principales protagonistas son los jóvenes, sino cada vez más lo son los más pequeños56 57;
y -en algunos casos- los móviles que conducen estas peligrosas actividades se reducen a


56
Los registros de esta violencia indican que entre ios agentes con frecuencia se
encuentran adolescentes de 13 a 17 años y en algunos casos niños de menos edad.
Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal. Ministerio de Justicia.
57
Thamara Santos Alvins, “El Acercamiento Necesario a la Infancia Infractora”,
Capítulo Criminológico, Vol. 23, N° 2, 1995, p. 370.

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72 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

robar un par de zapatillas deportivas o una ropa de marca a la moda.


Para inteipretar estos nuevos comportamientos de los jóvenes podemos, y tal como la
citada y prestigiosa criminóloga venezolana refiere, remitimos a “la tradición

OM
sociológica culturista que, especialmente Sutherland y en el plano estrictamente
juvenil Cohén y Clowardy Ohlin, supieron representar al legamos un valioso
material empírico y teórico que es referente obligado para entender la formación de
las subculturas juveniles y los procesos psico- sociales que conducen a la
interacción entre los jóvenes miembros de los grupos subculturales, lo cual explica a
su vez cómo entran en contacto con los códigos lingüísticos, las habilidades técnicas
delictivas y la interiorización de estos valores y normas que definen un estilo de vida

.C
protransgresionáles. Asi como Sutherland nos permitió conocer el proceso de
aprendizaje de la conducta delictiva, Cohén analizó el conflicto de identidad que
experimenta el adolescente frustrado por pertenecer a un medio social que no le
abre oportunidades para acceder a las metas de la sociedad opulenta, y sobre esta
DD
misma línea, Cloward y Qlilin detectaron los procesos internos a través de los
cuales los jóvenes decidían unirse a grupos y emplear medios ilegítimos para
alcanzar los fines que la sociedad americana establecía sin para esto ofrecer igual-
dad de oportunidades a todos sus miembros ’>$1. Y dentro de esta misma tradición,
inclusive, la misma teoría de la anomia ofrece una estimable alternativa para intentar
comprender las relaciones entre menores y conductas de desviadas, ayudándonos a
identificar la situación de tensión y desconcierto que sufren los adolescentes en las
LA

sociedades de hoy.
Si bien la teoría de asociación diferencial y la teoría de la anomia de Mentón no
tuvieron como objetivo inmediato interpretar y explicar el comportamiento de los
jóvenes delincuentes, las mismas resultan útiles para comprender las actitudes de
nuestros adolescentes de hoy que, permeables a los diferentes sucesos de su entorno
FI

social, asimilan y receptan las definiciones sociales de la realidad en la que están


sumergidos. Haciendo un mayor énfasis en los procesos de aprendizaje de las
conductas desviantes y tomando en consideración a la desviación como una respuesta
normal a las presiones provenientes de la estructura social, dichas, teorías nos ilustran
acerca de cómo en los jóvenes los contactos estrechos con subculturas desviantes,
favorece un fluido y a la vez más intenso proceso de aprendizaje de las técnicas y las


motivaciones que caracterizan los comportamientos delictivos en este grupo.


Habiendo comprobado la existencia de estrechas relaciones entre conductas
desviadas y difíciles situaciones económicas (como lo hemos citado ut suprá) y tomando
en consideración que para Sutherland este proceso de aprendizaje tiene lugar
preferentemente en diferentes zonas de transición de las ciudades que viven más serias

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Perspectivas teóricas explicativas de la relación edad-delito 73

dificultades económicas, podemos de ello derivar que los niños y jóvenes residentes en
dichas zonas padecen una doble propensión a este proceso de aprendizaje delictivo: el
contacto con subculturas desviadas por un lado, y las críticas condiciones

OM
socio-económicas que viven, por otro.
De igual manera, la situación de tensión anémica descripta por Merton es
notoriamente palpable por estas épocas en la cultura de ios jóvenes. La disociación entre
las pautas culturales que enfatizan el éxito y la felicidad mediante el consumo y las
posibilidades legítimas de efectivizarlas, se vuelve especialmente importante entre los
jóvenes. Para los adolescentes, el acceso a ciertos consumos se convierte en un modo de
afirmar su identidad principalmente dentro de su grupo de pares, de allí que esta tensión

.C
sea especialmente grave entre ellos más que entre los adultos.
Esta contradicción ente las metas sancionadas por la cultura y los mecanismos
legítimos propuestos para alcanzarlas, se agrava en un país como la Argentina que
experimenta mayores niveles de pobreza, traducida ésta -entre otras cosas- por altas tasas
DD
de desempleo y niveles muy elevados de inequidad social. Son especialmente los jóvenes
que buscan insertarse en el mercado laboral los que sufren esta situación de tensión con
más intensidad. Cuando la inserción ocupacional se vuelve más tardía y difícil, también
se retrasa la ansiada independencia económica y por consiguiente el acceso al consumo.
Esta circunstancia es aún más difícil de asumir por aquellos jóvenes provenientes de
clases más bajas que poseen menos recursos y menores y/o desiguales posibilidades de
acceder a medios legítimos que alcancen las aspiraciones que caracteriza a todo el
LA

sistema social en el que se encuentran.


Las teorías subculturaíes -Álbert Cohén, Cloward y Ohlin- con sus sendos estudios
sobre los jóvenes delincuentes, son las que evidencian el primer y más notable esfuerzo
para desarrollar una exposición comprensiva y sistemática de la subcultura como factor
causal del comportamiento desviado de los jóvenes. Los autores acuerdan que
FI

precisamente en la clase trabajadora es posible hallar el grado más elevado de frustración


social, puesto que allí es donde se advierten las principales diferencias de oportunidades.
Es en estos grupos donde las posibilidades de aprender y perfeccionar conductas no
legales son mayores. Estas teorías contribuyen a comprender ciertos tipos de
comportamientos desviados de subculturas juveniles que se generan dentro de esta
sociedad dividida en clases cada vez más polarizadas. La frustración de status y la falta


de éxito económico son realidades concretamente vividas a diario por los niños y
adolescentes que ocupan los estratos más bajos de nuestra sociedad. El amplio y
pronunciado dístanciamiento entre las clases conlleva un paralelo proceso de ansiedad y
frustración que se vuelve cada vez más intenso y problemático para nuestros jóvenes.
El llamado movimiento destructurador (teoría del etiquetamíento, movimientos

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74 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

radicales, teoría crítica) también dejó ver sus efectos en el campo infantil. Comenzaron a
entenderse los procesos de criminalización de los jóvenes, en especial a partir de la
instancia etiquetadora que produce un efecto tan profundo como duradero en los niños y

OM
adolescentes. La necesidad de encontrar caminos sociales o jurídicos que apunten a evitar
el etiquetamíento se hizo emergente, como así también la imaginación para sustituir las
sanciones estigmatizantes por otras formas administrativas, civiles o comunitarias.
En el área de la desviación infantil y juvenil en América Latina -y siguiendo los
lincamientos de Santos Alvins (1995)- las influencias de las nuevas teorías radicales
repercutieron en dos importantes esferas de esta temática: en la que opera la asistencia y
el tratamiento correccional; y, además, en la situación irregular que sustentan las

.C
legislaciones minoriales que aún prevalecen en muchos países latinoamericanos desde
que empezaron a ser elaboradas en la segunda década del silgo XX y que siguen
defendiendo una ideología tutelar del Estado en relación con el: niño infractor.
En este sentido, podemos sintetizar siguiendo a la autora 58 , que los principales
DD
cambios que fueron alentados a partir de este discurso destructurador recayeron sobre:
a) las viejas concepciones médico-psicológicas y los enfoques sociológicos que
ponían el acento en los defectuosos procesos de socialización y desadaptación a
los valores y normas culturales por parte de los desviados. Uno de los logros
más significativos de las teorías críticas en este área ju- rídico-legislativa de
la infancia con problemas es haber desmitificado toda la ideología que
permitía tratar como enfermos clínicos o sociales a los niños abandonados,
LA

a los llamados en peligro y a los antisociales; categorías estas dos últimas


que eran tratadas de la misma manera sin tomar en cuenta que la situación
de peligro alude a una carencia que amenaza la seguridad del niño,
mientras el antisocial contraría una ley penal y por lo tanto no es justo que
aquél sea privado de su libertad bajo el argumento de que es necesario
protegerlo o evitarle el riesgo.
FI

b) la asistencia y el tratamiento correccional, incentivando algunos cambios en los


órganos judiciales y operativos competentes en la jurisdicción de menores.
Cambios que se operativizan en la reducción de remisiones a un
establecimiento cerrado donde se cumple una medida privativa de libertad
para adoptar otras medidas alternativas como: el régimen abierto, consulta


y atención externa, libertad vigilada, etc.


c) la destructuración de la ideología punitiva y del rol omnipotente del juez de
menores. Se logra cambiar esta, imagen paternalista del juez de menores erigida

58
Op. cit., p. 364 y ss..

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Perspectivas teóricas explicativas de la relación edad-delito 75

en tomo a la ideología de la doctrina tutelar que entiende que el niño carece de


derechos y por la cual el juez decide el destino del niño sin tomar en cuenta
sus necesidades humanas reales ni las de su familia.

OM
d) el reconocimiento de la condición de sujetos de derecho a los niños y ado-
lescentes que se encuentran en conflicto con la ley penal; los que hasta hace muy
poco tiempo eran considerados como puros receptores de asistencia y tutela.
Esto ha implicado el cambio de perspectiva ideológica: del paradigma de
asistencia-castigo al de los derechos-protección, tema sobre el cual se han
venido reformando las leyes en varios de nuestros países a partir de la
promulgación en 1989 de la Convención Internacional de los Derechos del

.C
Niño.

Los nuevos debates teóricos referidos a la relación edad-delito.


La explicación sociológica que sostiene que las tendencias delictivas declinan con la
DD
edad es una de las aceptadas más antiguamente por los criminólo- gos. Diferentes
estudios e investigaciones a lo largo del tiempo han demostrado que la curva que gráfica
la relación edad-delito tiene su pico en los años de la tardía adolescencia (16 a 18) y a
partir de allí comienza a decaer. No obstante, esta perspectiva del curso de la vida ha sido
sometida recientemente a fuertes controversias surgidas del debate entre diferentes
autores. Mientras que todos concuerdan en la importancia de la relación edad-delito, los
LA

desacuerdos se centran en la fuerza y en la universalidad de esta relación. Las


implicancias de la edad sobre el estudio del crimen y la desviación han comenzado a ser
cuestionadas. La edad como factor determinante en la comisión de delitos y la propensión
de los jóvenes a las conductas desviantes como consecuencia de la etapa específica de-la
vida por la que transitan, son algunos de los temas sobre los que giran estos debates.
En sus diferentes trabajos David Greenberg (1985) propone una explicación para
FI

esta observada distribución de la edad en el comportamiento delictivo, basándose en el


hecho empírico que señala que la introducción de los jóvenes en el delito tiene su pico
máximo entre los 15 y 19 años y declina de allí en adelante. El autor sostiene que, en
especial en las sociedades capitalistas, la adolescencia es una edad esencialmente
conflictiva y de profunda tensión: los jóvenes son excluidos del mundo adulto del trabajo


al mismo tiempo que la participación en la vida social adolescente va demandando


recursos para satisfacer necesidades de ropas, cosméticos, cigarrillos, etc. Es esta
exclusión la que simultáneamente aumenta la dependencia adolescente en la continua
atención de las posibilidades de obtener recursos para sobrellevar su intensivo tiempo
libre.

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76 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

Entre la adolescencia y la adultez el miedo a que la falta de trabajo


persista en la vida adulta provoca ansiedad, especialmente en los más
bajos niveles de las clases trabajadoras.59

OM
La ansiedad.a^plescQ^j ,combinada con la relativa ausencia de control social y con
los bajos costos de'la delincuencia (propios del status legal del joven) conduce a altos
niveles de comportamiento desviado. Ahora bien, durante la etapa de transición en que
los jóvenes van dejando la adolescencia para incorporarse al mundo adulto van
apareciendo, señala el autor, algunos mecanismos de control social formales e informales
que moderan e incluso detienen las elecciones de conductas delictivas en los jóvenes.
Greenberg lo ejemplifica en tres puntos importantes:

.C
1. la reducción de la ansiedad. Cuando los adolescentes crecen y entran al
mercado laboral comienzan a mantenerse financieramente y a costearse sus
gastos; esto controla los niveles de ansiedad generados originariamente por la
exclusión del joven del mundo laboral.
DD
2. el incremento de los costos de la delincuencia. La transición hacia la adultez
incrementa los riesgos o costos potenciales de la delincuencia ya que, como lo
sostiene el autor, los adultos son legal y normativamente más responsables por
sus acciones que los jóvenes.
3. la aparición de controles sociales informales. El matrimonio, la paternidad,
LA

el servicio militar, la estabilidad laboral, que van apareciendo al finalizar la


adolescencia, son variables de control social informales que reducen los
contactos de los adolescentes con el mundo delictivo.
Es decir, el autor sostiene que el período de transición de la adolescencia al mundo
adulto activa mecanismos de control social formales e informales que hace que muchos
jóvenes abandonen la delincuencia cuando finalizan su adolescencia. Propone, entonces,
FI

una teoría combinando dos conceptos centrales: tensión y control social. La tensión
deviene de la exclusión de los jóvenes del acceso a los medios de producción, lo cual
implica privación material y menor status masculino en el grupo. El control se manifiesta
a través del incremento legal de las penas y de la integración social con el transcurso de la
edad. De esta manera, Greenberg aporta con su teoría explicaciones que conducen a


interpretar la distribución de la edad en el comportamiento desviado, dilucidando tanto


las causas de ingreso al mundo delictivo como los factores que ayudan a su alejamiento.

59
David Greenberg, citado por Shavitt y Rattner, “Age, crime and the early life
course”. American Journal of Sociology, Vol 93, Nro. 6, 1988, p. 321.

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Perspectivas teóricas explicativas de la relación edad-delito 77

Recientemente Hirschi y Gottfredson (1983) han desatado la polémica refutando


esta visión sociológica tradicional de la relación edad-delito. La tesis más importante que
sostienen los autores es que la distribución de la edad en el comportamiento delictivo

OM
es esencialmente invariante entre diferentes épocas, lugares, tipos de delitos y grupos
sociales60.
Señalan que la distribución de la edad en el delito es básicamente la misma para
distintos tipos delictivos. Sin embargo notan que, contrariamente a las hipótesis
universales, en las estadísticas oficiales de arrestos, la distribución de la edad en los
delitos contra las personas o violentos tiene su pico máximo en la serie más tarde que los
delitos contra la propiedad (alrededor de los 20 años); y que, a su vez, los primeros

.C
declinan más lentamente a medida que avanza la edad. Introducen para explicar tal
circunstancia el concepto de habilidad psíquica: es decir, los delitos menos serios hacen
su pico en la escala de la edad antes de que el joven logre la habilidad psíquica que se
requiere para cometer delitos violentos o serios como son los delitos contra las personas,
DD
que sí envuelven una confrontación directa con la víctima.
Notan, también, que los factores que explican la distribución de la edad pueden ser
completamente diferentes de aquéllos que explican cómo el delito varía en relación a
otras características personales como la clase, la raza o el sexo. Sustentan que la
distribución de la edad en el comportamiento delictivo es la misma para diferentes grupos
sociales los cuales viven circunstancias distintas. Como corolario, aseguran que las
explicaciones tradicionales existentes para esta relación son erróneas, y que la
LA

distribución de la edad en el delito no puede ser explicitada por teorías sociológicas


corrientemente utilizadas por los criminólogos -como tensión, asociación diferencial o
control social- porque las variables causales empleadas en estas teorías se supone que
varían entre diferentes tiempos y lugares.
Dos consecuencias importantes se desprenden de este argumento:
FI

1. La edad ejerce un efecto directo sobre el delito que no puede ser explicado por
factores sociales. Es decir, la edad no interactúa con otras variables
explicatorias en la ecuación delictiva; variables sociales o económicas (como
escolaridad, matrimonio, servicio militar o empleo) no informan variaciones
en lo referente a la edad para delinquir.


60
En su trabajo "Age and the Explanation of Crime" (1983), luego de revisar las
distribuciones de tres países diferentes en momentos diferentes, concluyen que. la forma
de las distribuciones de la edad en la explicación del delito se ha mantenido virtual mente
sin cambios desde hace 150 años.

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78 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

2. Las causas del delito son las mismas en todas las edades de la vida y, de allí
que, los estudios longitudinales no son necesarios para el estudio de la
causación delictiva.

OM
En uno de sus artículos más reciente "Age, Crime and Social Explanation" (1985),
Greenberg continúa el debate (que aún sigue vigente) reafirmando algunos puntos de su
teoría y refutando otros a los anteriores autores. Como vemos, una vez más el debate
entre la explicación social y biológica de las conductas delictivas, vuelve a hacerse
presente.
Dos cambios fundamentales, afirma este último autor, se han producido en la
distribución de la edad con el transcurso de los años. Cambios que ponen seriamente en

.C
cuestionamiento las proposiciones biológicas: Uno, la baja en el pico de inicio en la
conducta delictiva (los jóvenes comienzan a delinquir más tempranamente que años
atrás); dos, las tasas delictivas de los diferentes tipos se han incrementado
sustancialmente con el curso de la industrialización. Dos hechos innegables que
DD
cuestionan seriamente los postulados de la teoría precedente.
Además, y en concordancia con otras investigaciones (Laub, 1983), el autor
concluye que hay suficiente evidencia para afirmar que las variables sociológicas sí
influyen en la distribución de la edad en ios comportamientos no ajustados a derecho. Sus
investigaciones arrojan resultados que manifiestan que los residentes en ciudades
abandonan el comportamiento delictivo más rápidamente que los que viven fuera de las
LA

ciudades, así como los individuos de raza blanca y las mujeres lo hacen más
tempranamente que los negros y que los hombres, respectivamente. Es decir, tensión ,
oportunidades, control social y experiencias aprendidas pueden variar
,
sustancialmente entre razas, clases sexos y otras categorías sociales .
FI


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OM
.C
DD
LA
FI


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OM
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LA
FI


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V

OM
LAS TEORÍAS EXPLICATIVAS
DE LA RELACIÓN

.C
DD GÉNERO-DELITO

“Tú que el esqueleto conservas intacto no sé


todavía por cuáles milagros, me pretendes
blanca (Dios te lo perdone), me pretendes
casta (Dios te lo perdone), ¡Me pretendes alba!
LA

TÚ ME QUIERES BLANCA - Alfonsina Storni

El bajo nivel de delincuencia femenina en relación con el de los hombres es


universalmente reconocido por todos los criminólogos. Estos concluyen que las mujeres
son siempre y en todo lugar menos propensas que los hombres a cometer actos delictivos.
FI

Quizás esto sea lo que justifique que en América Latina hasta épocas muy recientes, e
incluso hoy, los estudios sobre delincuencia femenina no pasan de ser un mero apéndice
-cuando existe- de los estudios sobre criminología general (masculina). Son escasos los
estudios sistematizados que den razones acer


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82 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

ca de la evolución de la delincuencia femenina. Más aún, la bibliografía crimi-


nológica usual en esta parte de América no hace referencia a posiciones o: teorías que
expliquen la situación de la mujer en el campo de las desviaciones. Esta falta de

OM
sistematización, que permite conocer más profundamente sobre esta temática, puede ser
considerada producto de la marginalización que se ha hecho de los estudios e
investigaciones sobre la mujer y su relación con las conductas desviadas.
Tal como lo acuerdan diferentes autoras latinoamericanas 61 , los trabajos sobre
criminalidad presentan el problema pomo "cosa de varones". Éstos son abordados desde
la perspectiva del sexo masculino y los resultados trascienden como verdades
universales aplicables a cualquier sexo, logrando invisibilizar - así- a la mujer. La

.C
cuestión está en que se toma al sexo masculino como paradigma de lo humano: la figura
masculina y/o su problemática es central, mientras que la figura femenina y/o su
problemática está ausente o es periférica. De esta forma, se obtiene de ellos sólo una
sobre generalización que desvirtúa la realidad, puesto que indican como influyentes de
DD
ambos sexos, dimensiones que pueden afectar a ambos pero de manera muy
diferenciada.62
No ha sucedido lo mismo en otras partes del mundo, especialmente en los países
anglosajones, en donde la producción de trabajos y estudios sobre la criminalidad
femenina sí ha proliferado, conformando una vasta literatura sobre género y delito que se
remonta especialmente hacia los años 1940-1950. No obstante, la transposición
automática de estos trabajos a países como el nuestro, da lugar a una representación falsa
LA

de lo que son los perfiles de la delincuencia femenina. Efectivamente, el fenómeno de la


criminalidad, como cualquier otro fenómeno social, viene indudablemente matizado por
las especiales condiciones que concurren en una determinada sociedad, entre las cuales
cobra gran importancia la regulación jurídico-penal aplicable a dicha sociedad.
Esto porque, en definitiva, son las leyes penales las que en una sociedad definen qué
FI

conductas son delictivas y cuáles no; y estas normas penales no son idénticas en todos los
ordenamientos jurídicos63.

61
Paz de la Cuesta, 1992. Alda Fació y Rosalía Camacho citadas por Gladys tinedo


Fernández, “Mujer, Cárcel y Derechos Humanos”, Capitulo Criminológico, Vof 23,


1995: 335-358.
62
Esto que señalan las autoras es también palpable en nuestro país que en cuanto a
política penitenciaria percibió a la visita conyugal -hasta no hace mucho- como una
necesidad a satisfacer sólo para los hombres, desconociendo la necesidad de afecto e
intimidad en las mujeres.
63
Un ejemplo muy concreto lo constituye la doctrina anglosajona que sostiene que

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Las teorías explicativas de la relación género-delito 83

Así, las teorías explicativas de la desviación han retrasado su atención con respecto a
la criminalidad femenina, permitiendo que en la actualidad permanezcan como
consagradas científicamente teorías que, en el ámbito de la criminalidad masculina, han

OM
sido hace tiempo desechadas. En este sentido, se ha intentado enfocar el problema de la
delincuencia femenina a partir de las características biológicas y naturales atribuidas
como propias al sexo femenino. Desde Lombroso, parte importante de la doctrina ha
procurado descubrir especificidades en la mujer delincuente a partir de estudios sobre
anormalidades cromosómicas, desórdenes hormonales, síndrome premenstrual, etc.
Restando importancia a las circunstancias sociales, fijaban la atención en determinadas
características biológicas y psicológicas de la delincuente. Según esta interpretación, las

.C
diferencias orgánicas entre hombres y mujeres se expresan también en una natural menor
propensión al comportamiento agresivo y a la toma de riesgos, subyaciendo con ello
implícita la idea de que el hombre delincuente se hace mientras que la mujer delincuente
nace.64
DD
Desde otra perspectiva y gracias a los movimientos feministas que surgieron en las
décadas de 1960/70, se logró sensibilizar el tema de la desviación femenina que había
sido ignorado por mucho tiempo, o que seguía sosteniéndose en las explicaciones
patológicas de estas conductas según las teorías lom- brosianas. La traslación del tema de
la desviación femenina hacia el rol de víctimas es esencialmente obra de estos
movimientos. Es el feminismo, tal como bien lo sintetiza Carmen Anthony García
(1995:449), el que logra con sus denuncias contrarrestar la idea de que las mujeres
LA

corren menor riesgo de ser víctimas de la violencia que los hombres; y desmitifican
los estereotipos de seres pasivos, inferiores, condicionados por su biología y su
destino, mitos que no hacían otra cosa que legitimar su supuesta inferioridad
femenina y su determinación biológica. Estudios e investigaciones sobre el problema
de la prostitución, por ejemplo, llevan a la conclusión de que la prostituta no es,
como se piensa habitualmente, el símbolo de la desviación femenina como decía
FI

Lombroso, sino un símbolo dé la victimización que consagra ¡a estructura


patriarcal.


la mujer comete delitos sexuales -especialmente la prostitución- en altas proporciones,


concluyendo que la prostitución es el equivalente para las mujeres a los delitos contra la
propiedad en los varones. Estas afirmaciones sólo pueden originar equívocos en
ordenamientos como el nuestro, pues el ejercicio de la prostitución en nuestro país,
actualmente, no constituye un delito.
64
Es interesante señalar aquí que esta interpretación, ya criticada por Sutherland,
no ha podido aún ser desechada a pesar del abundante material estadístico disponible.

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84 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

Todo lo expuesto nos orienta sobre el sentido de adoptar el elemento género en las
discusiones, investigaciones y trabajos que afrontemos sobre criminalidad femenina. En
los análisis sobre la cuestión femenina y los aspectos relacionados con la criminalidad de

OM
la mujer, el elemento género está relacionado con las conductas y condicionamientos que
la sociedad y la cultura imponen como comportamientos femeninos o masculinos 65. Así,
cualquier análisis de criminalidad para que pueda ser real debe tomar en cuenta las
necesidades y la posición de subordinación de la mujer, considerar la especificidad de la
condición femenina y apreciar los efectos positivos o negativos de las circunstancias que
rodean su vida:' la feminización de la pobreza, las pautas sociales que adjudican mayor
responsabilidad a las madres como organizadoras de la sobrevivencia de los hijos, la

.C
maternidad, etc., etc.
La tipología del género resulta una categoría que abarca toda actividad social. Y es
realmente necesario recurrir a ella en toda explicación diferenciada, puesto que nos ayuda
a interpretar la figura femenina en relación con el sexo masculino y -también- las
DD
relaciones de subordinación que aún experimentan las mujeres en las sociedades actuales.
En las explicaciones de la desviación femenina es ampliamente reconocido que no sólo
existe una relación reconocida entre delito y clase social sino también múltiples y
complejas relaciones entre el género, el tipo del delito o el papel de la mujer en el
acto delictivo, tanto de victimaría como de víctima66. Tomar en cuenta estas relaciones
puede determinar significativamente los análisis de las conductas delictivas femeninas.
Las teorías tradicionales del delito y la delincuencia
LA

¿Pueden los delitos femeninos ser explicados por las teorías desarrolladas
principalmente por criminólogos para dar razones de los delitos cometidos por
hombres?,. ^ ^ - .A
Trabajos realizados recientemente en países anglosajones (Steffensmeier,
Alian-1996) sugieren considerables e importantes coincidencias en las causas de delitos
FI

masculinos y femeninos de menor gravedad. Los autores citados sostienen que las
tradicionales teorías sobre las conductas desviadas pueden explicar tanto los modelos de
delincuencia masculina como femenina pero en lo atinente a esta clase de delitos
menores. Los autores aseveran que las recientes investigaciones que reportan datos a
nivel individual, identifican factores causales de delitos femeninos que son consistentes


65
Desde los trabajos de Margaret Mead, ya se ha largamente evidenciado que el
comportamiento está condicionadó -más que por patrones naturales- por modelos
culturales relativos al grupo social de pertenencia.
66
Carmen Anthony García, “Feminismo y Criminología”, Capítulo Criminológico,
Vol. 23, 1995:450.

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Las teorías explicativas de la relación género-delito 85

con aquéllos sugeridos por las teorías tradicionales de explicación del delito como
anemia, asociación diferencial, o control social, por ejemplo.

OM
Pese a que estas teorías tradicionales del delito no se han planteado específicamente
el problema de la explicación diferencial por género, de ellas podemos extraer algunas
conclusiones explicativas de los más bajos registros en las conductas delictivas
femeninas. La teoría de la anomia, sugiere que las mujeres están menos sujetas que los
hombres a los énfasis culturales en el éxito material, ya que éstos prevalecen y se hacen
más fuertes en las esferas públicas en donde se desenvuelven los hombres y no en los
ámbitos domésticos y del hogar en los que mayormente se encuentran las mujeres. La
teoría de la asociación diferencial, por ejemplo, nos orienta a comprender por qué las

.C
mujeres están menos expuestas a la influencia de comportamientos desviados y son
menos propensas a involucrarse con grupos de delincuentes, puesto que tienen mayores
restricciones para conectarse o acceder al mundo delictivo. Los roles tradicionales
reducen más las probabilidades de las mujeres de entrar en contacto con subculturas
DD
desviadas.
El enfoque que presentan los autores citados es considerar que las teorías
tradicionales proveen explicaciones razonables de formas menores de delincuencia
tanto masculina como femenina y, también, para diferencias de género en el delito sólo en
algunas categorías que revisten menor gravedad. La explicación de la variabilidad de ios
delitos graves cometidos por mujeres y de las diferencias de género en delitos de mayor
LA

gravedad, según los autores, es mucho más problemática dado que las teorías
tradicionales no aportan elementos de consistencia para esas explicaciones. Las amplias
fuerzas sociales sugeridas por estas teorías (como el desempleo, la pobreza y los controles
sociales) brindarían explicaciones sobre ofensas menores, ejerciendo influencias causales
tanto sobre delitos masculinos como femeninos.
En este sentido, revisando la evolución comparativa de las tasas masculinas y
FI

femeninas de delitos en la provincia de Córdoba y para el período 1975- 199667, se puede


observar que las mismas varían:a lo largo de la serie temporal de manera muy similar,
especialmente en las conductas delictivas que se; identifican como de mayor frecuencia y
menor gravedad. Esto es, en los delitos contra la libertad, las personas y la propiedad, .las
tasas masculinas y femeninas siguen idénticos cursos de ascensos y descensos en la serie


histórica.

67
Ver "Género y Delito", Mariana Sánchez, Tesis de Maestría en Métodos y Técnicas
de Investigación en Ciencias Sociales, Universidad Blas Pascal, 2003.

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86 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

OM
.C
DD Nota: A los fines de 3a representación gráfica las tasas femeninas se presentan
cada 1 millón de habitantes.
Fuente: Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal. Ministerio de
Justicia de la Nación.
LA
FI


Nota: A los fines de la representación gráfica las tasas femeninas se presentan cada 1 millón de
habitantes.
Fuente: Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal. Ministerio de Justicia de la Nación.

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Las teorías explicativas de la relación género-delito 87

OM
.C
DD Nota: A los fines de la representación gráfica las tasas femeninas se presentan
cada 1 millón de habitantes.
Fuente: Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal. Ministerio de Justicia de la Nación.
Estos resultados, en primer lugar, inducen a descartar las teorías que sostienen
explicaciones biológicas o naturales de la relación entre mujeres y delitos, dado que las
tasas femeninas no se muestran estables, varían de manera afín con las masculinas a lo
largo del tiempo; es decir, se supone responden a las mismas causas sociales o legales
LA

independientemente de cualquier condición asociada a la naturaleza que distinga al


hombre de la mujer. En segundo lugar, y en relación con esas fuerzas sociales que
influyen en la comisión de los delitos femeninos, el estudio corrobora tanto mediante
técnicas de análisis cuantitativas como cualitativas que son los porcentajes de
desocupación los que influyen con mayor intensidad en los delitos cometidos con mayor
frecuencia por las mujeres68: delitos contra las personas, contra la libertad y contra la
FI

propiedad. Las distintas medidas de desempleo utilizadas en el análisis cuantitativo


confirman que sus efectos alcanzan a ser intensamente influyentes en las variaciones de
los tipos delictivos cometidos más frecuentemente por las mujeres cordobesas, los que
son asimismo considerados tipos de menor gravedad 69. Igualmente, de las entrevistas a


68
AI igual que lo que sucedía con la población desviante masculina, en la que los
porcentajes de desempleo presentan correlaciones muy significativas con estos tipos de
delitos más frecuentes.
69
Tanto las tasas generales de desocupación como las tasas femeninas de desocu-
pación, alcanzan coeficientes de correlación muy elevados, con altos niveles de signi-
ficación, con estos tipos delictivos femeninos considerados más frecuentes: contra las

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88 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

las internas de Buen Pastor de la ciudad de Córdoba, se puede extraer qué, de acuerdo a la
experiencia de las propias acto- ras, el desempleo se presenta como una variable que
favorece la inclusión de las mujeres en delitos lucrativos, principalmente delitos contra la

OM
propiedad, que son los tipos de mayor frecuencia y menor gravedad en la comisión de la
población desviante femenina70.
De este modo, las teorías tradicionales de la desviación y el delito pueden ayudamos
a interpretar los patrones de delincuencia femenina y masculina de delitos frecuentes, y
también nos iluminan sobre por qué los niveles de delincuencia femenina son más bajos
que los masculinos. Sin embargo, estas interpretaciones son mucho, menos ilustrativas
cuando buscamos respuestas a una gran variedad de profundas diferencias en modelos

.C
masculinos y femeninos de delincuencia, en especial cuando se trata de delitos de mayor
gravedad. Los autores citados ut supra mencionan algunos ejemplos de cuestiones que
no son capaces de ser explicadas por las teorías tradicionales y que han sido demostradas
por numerosas investigaciones sobre delincuencia femenina:
DDa) ¿Por qué los delitos de mayor gravedad son menos característicos de la
delincuencia femenina? La participación criminal masculina en delitos de
gravedad excede en mayor grado la femenina, cualquiera sea la fuente de los
datos, el tipo de delito, el nivel de participación o la medida de la participación.
Las mujeres son menos propensas para involucrarse en delitos graves e, incluso,
los valores monetarios de robos femeninos, contra la propiedad, cuestiones de
drogas, etc., son típicamente más pequeños que para similares delitos cometidos
LA

por hombres.71

personas (no el homicidio), contra la libertad y contra la propiedad. .


70
Los relatos de las entrevistadas lo evidencian claramente: “Trabajé en casa de
familia mucho tiempo. Cuando se fue la señora a España me quedé sin trabajo.
FI

Estuve un tiempo con el tejido pero no me alcanzaba... No tener trabajo me ha


llevado a esto, si lo intento y nunca pudel Sufrí mucho con la falta de trabajo, las
únicas puertas que se me cierran son las del trabajo, porque tengo amigos y vecinos
que trabajan bien, mis vecinos me conocen, me quieren y me respetan” (caso 2, robo
simple)
“JEstoy acá por no conseguir trabajo. Por más que los chicos de la calle quieran


cambiar, no se les da un trabajo, no sé les da una oportunidad y tienen que llegar a


esto... Todas las que están acá adentro te dicen que es porque no consiguen trabajo
ni nada” (caso 4, robo calificado)
71
Kruttschínitt 1994, Steffensmeíer 1983, Steffensmeier y Alian 1995; citados por
Steffensmeier y Alian 1996. Y también en Latinoamérica bien lo han señalado -entre
muchas- Marcela Lagarde (1993) y Elena Azaola (2003-2004).

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Las teorías explicativas de la relación género-delito 89

En Sánchez (2003) se observa que el homicidio es un delito en el que las mujeres


cordobesas participan con poquísima frecuencia, con una media a lo largo de los 22 años
del análisis de poco más de un homicidio (1,21) cada 100 mil mujeres; en comparación

OM
con la media masculina que supera los 16 homicidios cometidos por hombres cada
100.000 habitantes.

.C
DD
LA
FI


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90 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL, Explicaciones Teóricas

Tasas de homicidios cada 100.000 habitantes. Provincia de Córdoba,


1975-1996.

OM
AÑO MUJERES HOMBRES AÑO MUJERES HOMBRES
1975 2,35 13,38 1986 2,05 13,28
1976 1,51 16,35 1987 1,20 14,07
1977 0,52 11,71 1988 0,74 9,81
1978 1,37 9,91 1989 1,09 13,78
1979 1,17 10,92 1990 1,08 13,55

.C
1980 0,90 7,22 1991 0,64 8,22
1981 1,45 7,19 1992 0,70 8,47
1982 1,84 9,33 1993 1,17 11,30
1983 1,50 10,72 1994 0,88 11,40
DD
1984 1,25 10,35 1995 1,74 14,14
1985 0,46 11,24 1996 0,75 13,37
Fuente: Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Cnminal. Ministerio de Justicia de la
Nación.
LA

b) ¿Por qué son las delincuentes femeninas menos propensas a participar en o


liderar grupos criminales? Las mujeres son más proclives.que los hombres a
delinquir solas o a ser partes de pequeños o relativamente no permanentes grupos
delictivos. Cuando las mujeres delincuentes son involucradas con otros
-especialmente en robos más lucrativos o delitos de mayor gravedad- ellas
típicamente actúan como cómplices de hombres quienes organizan, conducen y
FI

lideran la ejecución del delito72.


Así también ha sido observado en nuestra provincia de Córdoba. Hemos podido
corroborar en nuestro trabajo de investigación sobre Género y Delito, que la mayor parte
de las mujeres consultadas en las entrevistas en profundidad realizadas en la cárcel para
mujeres Buen Pastor, actuaron üegalmente acompañadas por una figura masculina (jefe,


hijo, pareja). Las técnicas cualitativas de análisis nos permitieron, en el trabajo de


investigación citado, obser

77
Steffensmeier y Daly, 1989.

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Las teorías explicativas de la relación género-delito 91

var que para el caso de delitos más graves -cuya comisión no es frecuente en las mujeres-
las interpretaciones teóricas asociadas a los intensos controles sociales y a las fuertes
posiciones de subordinación en la que se encontraban las mujeres entrevistadas, se

OM
evidenciaban con mucha fuerza. Los potentes controles sociales ejercidos por hombres
emocionalmente significativos en la vida de las mujeres, terminaban conduciéndolas -por
el fuerte lazo afectivo que las ligaba- a seguirlos y acompañarlos en cualquier decisión u
opción de vida que tomaran, incluida la delictiva 73.

c) ¿Por qué las mujeres parecen necesitar un mayor nivel de provocación antes de
volcarse hacia la actividad delictiva, especialmente a delitos graves?
Aparentemente la población desviante femenina aparece en un umbral más alto,

.C
que es particularmente más visible en los delitos de mayor gravedad. Las mujeres
necesitan un estímulo más fuerte y poderoso que los hombres para cometer
delitos. Esto puede vincularse con una socialización que incluye controles
intemos más rigurosos que producen mayor supervisión y control sobre las
DD
mujeres, lo que reduce riesgos y oportunidades en las elecciones desviantes
femeninas.
Todas estas cuestiones revisadas y corroboradas por la literatura mencionada no son
satisfechas por la mayor parte de las teorías tradicionales explicativas de las conductas
desviadas. Tampoco éstas nos son útiles para brindar explicaciones más profundas acerca
de diferencias importantes -como las de los ejemplos citados- en cuanto a las conductas
LA

delictivas de hombres y mujeres.


Los enfoques brindados por las nuevas corrientes criminológicas.
Así como las diferentes investigaciones y teorías coinciden en que el nivel de
delincuencia femenina se encuentra muy por debajo del masculino, también es universal
la afirmación de que esta brecha delictiva por sexos varía significativamente por edad,
FI

73
'*Estuve sometida a mi mando hasta que llegué a este lugar. Estuve sometida a
él, a sus caprichos y estupideces. Pero Dios me mostró esto para que me de cuenta de
lo que es trabajar... Todo esto a pesar de que me ha hecho daño me ha enseñado a
valorizarme a mí y a los otros” (caso 5, homicidio simple)
"Mi pareja o ex pareja es compañero mío de causa. Yo estaba mucho con él, con


mi novio, estaba siempre con él... El me tenía mucho para él, yo hacia lo que él me
decía... Estaba muy controlada por él, muy custodiada. Yo estaba enamorada, estaba
ciega. A-o me daba cuenta, me ponía en contra de mi familia, no me dejaba trabajar
con mis hermanos, me quería tener para él”... ”El día que lo dejé me sentí líbre, aun-
que estaba acá encerrada, me sentí líbre. Era como que me dominaba mucho" (caso
8, comercialización y tráfico de estupefacientes)

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92 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

raza, área geográfica y época. En este sentido, ya Sut- herland a mediados de 1920
analizando las variaciones en las tasas de arrestos femeninos sobre los masculinos,
confirmó la superioridad de las explicaciones sociológicas sobre las biológicas al

OM
observar cómo las diferencias por género en el delito variaban a través del tiempo y del
espacio. Asimismo, el citado autor sostiene que las variaciones delictivas femeninas
pueden ser explicadas por las diferencias en la igualdad de los géneros a través del tiempo
y entre grupos sociales.
Sobre la base de estas afirmaciones surge la hipótesis de igualdad de género como
teoría explicativa de la conducta delictiva femenina. La misma sustenta que las
diferencias de género en el delito se reducen en ambientes donde los roles y status

.C
femeninos difieren menos de aquéllos de los hombres. Esta hipótesis comienza a ganar
atención pública en la década de los 70 cuando varias criminólogas (enroladas en
comentes feministas) sugieren que el incremento en la porción de arrestos femeninos
podría ser atribuido a logros en la mayor igualdad entre los sexos como un resultado de
DD
los movimientos de mujeres, fenómeno que se dio en llamar el lado oscuro de la
liberación femenina.
Como sostiene Meda Chesney-Lind (1986), esta posición no es realmente tan nueva;
desde finales del siglo pasado los criminólogos han estado analizando las posibles
consecuencias de la emancipación de las mujeres y alertando que de ella podrían resultar
dramáticos cambios en el carácter y frecuencia de los delitos cometidos por mujeres. La
autora cita a una famosa criminóloga feminista -Freda Adler- que en 1975, cuando las
LA

tasas de arrestos femeninos en los Estados Unidos ascendieron a valores alarmantes, en su


libro Sisters in Crime directamente atribuye los cambios en las tasas de arrestos de
mujeres a la tensión vivida por las mujeres en la lucha por la igualdad social y económica;
y ..sostiene que de la misma forma que las mujeres demandan igualdad de oportunidades
que los hombres en el campo del comportamiento ajustado a Derecho, un similar número
FI

de mujeres está foijando su camino dentro del mundo delictivo.




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Las teorías explicativas de la relación génsro-delito 93

Algo semejante puede obsérvame en estudios de países, Estados Unidos por ejemplo,
en los que los profundos y significativos incrementos en las tasas de delitos femeninos se
producen en el período 1960-1975 (Steffensmeier 1996), período en el que los

OM
movimientos femeninos habían ganado mucho terreno. Sin embargo, los incrementos^en
las tasas de arrestos femeninos en delitos de menor gravedad, señala este trabajo, son
mucho menos pronunciados hacia 1990 y casi no se registran claras tendencias de
ascenso en delitos de mayor gravedad, que a lo largo del período estudiado (1960-1990)
se mantienen alrededor del 15% en relación a los masculinos.
La hipótesis de desigualdad de género (Meda Chesney Lind, 198679) sugiere que las
relaciones de poder patriarcales dan forma o conducen a mayores desigualdades de

.C
género en el delito, empujando a las mujeres a las conductas desviantes a través de la
victimización, la marginalidad económica y las necesidades de supervivencia. La lógica
del enfoque de la hipótesis de desigualdad de género sugiere que a mayor igualdad entre
los sexos, menor porcentaje de delitos femeninos puesto que la discriminación y las
DD
condiciones de pobreza juegan roles de importancia en la creación del delito femenino.
Este argumento señala, además, que los incrementos en los delitos femeninos de mayor
frecuencia (como delitos contra la propiedad o contra las personas) son menos probables
de provenir de la mayor inclusión de la mujer en el mercado de trabajo, que de presiones
económicas o condiciones de pobreza soportadas por el sexo femenino. Dado que las
mujeres no han realmente experimentado mayores y mejores posiciones en el mundo
económico, parece poco plausible que cualquier ola de delito femenino pueda ser
LA

explicada por esa vía. Los autores enrolados en esta corriente concluyen que más bien es
la discriminación económica y los contextos de profunda pobreza (antes que la liberación
femenina) lo que mejor explica el carácter de los delitos femeninos. Es decir, pese a haber
ganado mayor terreno de igualdad con el género opuesto, las mujeres aún experimentan la
exclusión de los ámbitos de poder económicos en la sociedad, lo que se traduce en una
mayor influencia de la desigualdad social sobre el sexo femenino que puede conducir a
FI

las mujeres a optar por caminos ilegales.80 74 75


Y Argentina, indudablemente, no está exenta de este proceso. A partir de la década
de 1970 la inclusión de la mujer en la sociedad se hizo creciente, y las transformaciones
experimentadas por este grupo poblacional fueron muchas. La expectativa femenina de
vida se prolongó; gracias a los controles de natalidad las mujeres pudieron decidir tener


74
También autores como Miller 1986, Daly 1989 y Richíe 1995; mencionados en
Steffensmeier 1996.
75
Analizando los efectos actuales de la llamada revolución feminista, Gilíes Lípo-
vetsky (Ensayista, profesor de filosofía de la Universidad de Grenoble, autor del libro

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94 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

un número menor de hijos; se incrementó la educación formal femenina y el acceso a ella;


la presencia de la mujer en la actividad económica, social y política aumentó. No
obstante, a pesar de los avances registrados en distintos ámbitos, el indicador más

OM
importante de la desigualdad de géneros sigue siendo el económico. Es, precisamente, en
el campo laboral donde se perciben las mayores desigualdades entre hombres y mujeres;
es, en este campo, donde aún persisten muchas y profundas diferencias. Están aquí
presentes los fenómenos de discriminación laboral y discriminación salarial. La
concentración laboral femenina se localiza en trabajos de baja remuneración y escaso
prestigio, registrándose -además- fuertes y significativas disparidades salariales76.
En las empresas se observa un dualismo laboral (Montuschi - Barroetaveña, 1989).

.C
No sólo las mujeres tienen vedado el acceso a áreas consideradas masculinas sino que,
además, el mercado laboral intemo femenino, distinto del masculino, no funciona en
forma adecuada para asegurar que las mujeres puedan ascender a posiciones superiores.
Es clara la evidencia respecto a la existencia de una brecha salarial, que no sería tan
DD
significativa en los puntos de entrada a las ocupaciones como en las posiciones
posteriores de la escala jerárquica.
Esta circunstancia refleja la ambivalencia o contradicción en la que se encuentra la
situación de la mujer en la sociedad argentina, desproporcionada con relación a los logros
femeninos en otros ámbitos, especialmente el educativo.
Por otra parte, el fenómeno de empobrecimiento también constituye un rasgo central
LA

"La Tercera Mujer” presentado en Buenos Aires en la Feria del Libro de 1999 y rese-
ñado por Diario Clarín, Sección A Fondo del domingo 2 de mayo de 1999) afirma que en
las ultimas tres décadas la misma terminó por preservar casi tantos valores como los que
intentó cambiar; tales como el amor de la pareja heterosexual, la ortodoxa procreación
FI

entre hombre y mujer, etc. que, según este ensayista francés, la posmodernidad no
destruyó. Esta visión lo lleva a sostener que el futuro previsible del poder en las
sociedades aún es el hombre y que el feminismo podrá lograr que las mujeres entren en la
esfera política (probablemente porque lo político es menos prestigioso) pero las esferas
del poder del dinero seguirán ocupadas por los hombres, manteniendo al sexo femenino


alejado de altos cargos jerárquicos o sencillamente imbuido en el ámbito doméstico del


cuidado de la casa y los hijos.
83
Un estudio realizado por la economista Nuria Susmel, de la Fundación de Inves-
tigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL- citado por Diario La Nación -
Economía y Negocios, 18 de mayo de 1997), sobre los datos del INDEC muestra que, a
igual cantidad de horas trabajadas y cumpliendo tareas similares, los salarios femeninos
son siempre inferiores a los masculinos.

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Las teorías explicativas de la relación género-delito 95

de la sociedad argentina desde la década de 1970. El aumento de los porcentajes de


desempleo y las importantes variaciones experimentadas por los índices de inflación, se
constituyeron en factores determinantes que pusieron en movimiento este círculo vicioso

OM
de pobreza en nuestro país. Dado que la ocupación y el empleo constituyeron la fuente
principal del ingreso de la mayoría de la población, ambos determinaron un papel central
a la hora de definir y detectar una situación de crisis y empobrecimiento.
Las difíciles situaciones económicas surgidas de esta situación modificaron aún más
la vida de las mujeres argentinas. Para hacer frente a los efectos de la crisis, y tal como
ocurriera en varios países industrializados durante las guerras mundiales, las mujeres
aumentan su inclusión en la población económicamente activa. Así, mientras en 1980 la

.C
población económicamente activa femenina era de 32,4%, diez años más tarde, en 1990
alcanzaba 38,2%. Sin embargo, la falta de trabajo se hizo sentir también en este sector de
la población, registrándose altas tasas de desempleo en el sector femenino en
comparación con el masculino. Así, mientras en 1985 la tasa de desocupación específica
DD
por sexo en Argentina era de 4,6 para las mujeres y 5 para los hombres, en 1996
alcanzaban 21,9 para el sector femenino y 16,7 para el masculino, según lo informa el
ÍNDEC.
Así es que, la crisis tuvo un doble efecto sobre la vida de las mujeres: por un lado,
contribuyó a impulsarlas al mercado de trabajo, acentuando su incorporación a la esfera
pública y reduciendo la brecha que las separa de los hombres. Sin embargo, esta voluntad
LA

de incorporación de las mujeres se encontró estructuralmente limitada por la falta de


oportunidades de trabajo, ya que a pesar de observarse un mayor crecimiento de los
porcentajes de mu jeres en la población económicamente activa, la crisis también alcanzó
a este sector con tasas de desempleo que se hicieron sentir con más fuerza que en el sector
masculino.77
FI

8_
Las significativas e intensas correlaciones observadas -mediante técnicas
cuantitativas de análisis- entre los porcentajes de desempleo y las tasas de delitos más
frecuentes (especialmente delitos contra la propiedad) en anteriores trabajos (Sánchez,


1997, 199S, 2003) sobre conductas desviadas de diferentes poblaciones desviantes de


Córdoba y Argentina, pueden ser interpretadas en relación con esta hipótesis de
desigualdad de género. Tanto en nuestra provincia de Córdoba como ¿p tpdo el país, el
desempleo se ha arraigado en nuestra sociedad como un profundo problema estructural,
indicador por excelencia de la profunda pobreza en la que todo el país se encuentra
inmerso. Igualmente, mediante el empleo de técnicas cualitativas, también pudimos
apreciar cómo, muy significativamente, el relato de algunas de las - delincuentes

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96 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

Las más recientes teorías explicativas de la relación género-delito.


En este último punto reseñaremos una de las más recientes teorías elaboradas sobre

OM
esta temática. Se trata de la precisada en 1996 por los autores Steffens- meier y Alian
(1996) en su trabajo Gender and Crime: Toward a Gendered Theory of Female
Offending. En este trabajo los autores proponen esbozar dimensiones a tener en cuenta
para el análisis y la interpretación teórica del fenómeno de la criminalidad. El enfoque,
sostienen los autores, puede ayudar a explicar no sólo la criminalidad femenina sino
también la masculina, revelando cómo la organización de género de cada sociedad
impide o da forma a la delincuencia femenina pero fomentando la delincuencia
masculina.

.C
Con una fuerte influencia de los principios sustentados por las teorías de la
oportunidad, del control social y la hipótesis de la desigualdad de género como
explicativa de la conducta desviada femenina, ;los autores trabajan sobre cinco áreas de
vida en la sociedad que inhiben el delito femenino pero alientan el masculino. Las
DD
desigualdades de género - existentes en estas áreas o dimensiones condicionan las
diferencias de género en los patrones de motivación y acceso a las oportunidades
delictivas, como así también, las desigualdades de género en tipo, frecuencia y contexto
del delito. Las áreas,:que describiremos brevemente a continuación, no son discretas
-como advierten ios autores- sino más bien se solapan y mutuamente se retuerzan unas a
otras:
a) Las Normas de Género: Los mayores tabúes contra el delito, inherentes a la
LA

condición femenina provienen, desde larga data, de dos focos poderosos


adscriptós a las Báüjeres: su rol como educadora de los hijos y su feminidad y
virtud sexual. En algunas condiciones estas cuestiones forman las oportunidades
y dan lugar a las actividades ilícitas de mujeres adolescentes y adultas. Las
mujeres son premiadas, en toda sociedad, por su habilidad para mantener y
FI

establecer relaciones sociales y obligaciones de familia; y su identidad tiende a


ser derivada de hombres claves en sus vidas, padres, hermanos, novios, esposos.
Esta identidad, así formada, constriñe las elecciones desviantes de las mujeres
que se relacionan con hombres convencionales; pero, a la vez, alimenta los
contextos criminales de aquéllas que comienzan siendo cómplices de sus
maridos o novios. Las expectativas sexuales y la apariencia física refuerzan


mayormente esta dependencia femenina, como así también la mayor vigilancia


de sus hombres claves. Conjuntamente, estos estereotipos sociales femeninos

entrevistadas en estos trabajos no dejan lugar a dudas del fuerte impacto que provocaron
en sus vidas los contextos de pobreza y falta de trabajo en los que se encontraban.

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Las teorías explicativas de la relación género-delito 97

son básicamente incompatibles con las cualidades valoradas en el mundo crimi-


nal. La clave que distingue entre qué es considerado femenino y qué es delictivo
es fuerte y nítida; mientras que la línea divisoria que distingue qué es

OM
considerado masculino y qué es criminal, no lo es tanto. El delito es
frecuentemente estigmatización para las mujeres y su potencial costo en relación
a sus beneficios es mucho mayor que para los hombres.
b) Desarrollo Moral: Las condiciones femeninas inherentes a la maternidad y a su
función educadora, las predisponen hacia una ética de cuidado que las restringe
de la violencia y de otras conductas criminales que resultan injuriosas a los
demás. Las mujeres, además, son socializadas no sólo para estar más atentas a las

.C
necesidades de los otros, sino también para temer la amenaza de separación de
quienes las aman. Estas complejas cuestiones pueden inhibir a las mujeres de
actividades delictivas susceptibles de causar dolor a otros, pero también y por
este mismo temor, acompañar y complacer al ser amado en cualquier empresa,
incluida la delictiva.
DD
c) Control Social: El control social tan fuerte e intenso que viven frecuentemente
las mujeres debido a su posición social dependiente modela su habilidad para
cometer delitos. El comportamiento femenino es más fuer- teniente monitoreado
a través de estereotipos negativos y sanciones. La supervisión y el control
reducen los riesgos femeninos e incrementa el apego a los padres, maestros y
amigos; los cuales, a su vez, reducen la influencia de grupos asociados a
LA

conductas contrarias a la ley. Una relación de control tan fuertemente ejercida,


enmarcada en un contexto normativo de género particular, si bien permite
mantenerlas inhibidas de elecciones desviantes, a la vez, favorece la inclusión de
ellas en conductas delictivas de mayor gravedad cuando quien las induce es
-precisamente- quien ejerce e impone esta fuerte relación de control sobre ellas78.
d) Fuerza Física y Agresión: Las demandas del medio ambiente delictivo en
FI

cuanto a fuerza ñsica y violencia ayudan a explicar la menor frecuencia y la


menor severidad en los tipos delictivos cometidos por mujeres en comparación

78


En este sentido, algunos relatos de las propias protagonistas registrados en Género


y Delito, Mariana Sánchez (op. cít. 2003), ilustran lo expuesto: "Yo nunca me imaginé
esto, nunca supe lo que era el Buen Pastor. Esto me ha pasado por ser demasiado
tonta, por creer todo lo que me decía, por hacer todo lo que me decía. Yo estaba
pendiente de todo lo de él, él hacía conmigo lo que quería... Mi pareja es el principal
que sabe todo, pero yo fui la tonta, él siempre estuvo enamorado de su mujer" (caso 9,
corrupción de menores).

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98 DELITO Y DESVIACIÓN SOCIAL. Explicaciones Teóricas

con los cometidos por hombres. La vulnerabilidad real o percibida puede,


también, ayudar a comprender la habitualidad femenina a los roles subordinados
en las actividades delictivas. La apariencia física condiciona mayormente las

OM
formas y tipos de conductas delictivas. La asociación masculini
dad-fuerza-violencia, estudiada vastamente por la literatura, juega un papel
central no sólo en la comisión de delitos sino en cualquier rol ejercido en la
sociedad.
e) La sexualidad: Las diferencias sexuales-reproductivas contribuyen a ampliar
las desigualdades de género en el delito. Los hombres orientan sus actividades
delictivas a comprometidos y serios hechos ilícitos, en tanto que las mujeres se

.C
ven involucradas mayormente en delitos de menor gravedad. Las posibilidades
femeninas en este área reducen la necesidad de cometer delitos graves, que son
característicos de las conductas masculinas.
Así, la participación femenina en el delito será más alta para aquellos delitos más
consistentes con las normas tradicionales y para los cuales las mujeres
DD
tienen mayores posibilidades; y más baja para aquellos delitos que disienten con la forma
tradicional de las normas de género y para los cuales las mujeres tienen menores
oportunidades Desde esta perspectiva entonces, podemos entender la mayor intervención
de las mujeres en pequeños delitos contra la propiedad como hurtos, robos erí shoppings
y cheques en blanco, delitos compatibles con los roles femeninos" tradicionales; y,
asimismo, su menor participación en conductas ilegales graves que implican generar
LA

motivaciones criminales intensas- Tal como lo entiende esta perspectiva teórica, las
mujeres raramente asesinan o asaltan con violencia; cuando lo hacen generalmente están
o motivadas por situaciones extremas, o condicionadas por un contexto de control social
muy fuerte ejercido generalmente por una figura masculina.
Finalmente, esta interpretación teórica entiende que la variabilidad de los delitos
femeninos a través del tiempo se limita principalmente a delitos de menor gravedad o a
FI

pequeñas formas de delincuencia y son ocasionados por cambios estructurales que


influyen en los roles sociales de género; tales como cambios en la marginalidád
económica de las mujeres y la expansión de las oportunidades de tipos delictivos. La
considerable estabilidad entre las brechas delictivas por género especialmente registrada
en diferentes sociedades en delitos más graves (como el homicidio por ejemplo) puede


ser explicada en parte por la durabilidad histórica de la organización de género, dado que
los roles diferenciados por género, las relaciones sociales y la mayor formaliza- cíón
sobre las mujeres del control social, no han cambiado tan radicalmente en los últimos
tiempos.

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Desviación Social.
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DD social se terminó de imprimir en los talle-

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