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l verdadero Yo
por Jean Klein
Hacia la plenitud
por Jean KleinExtracto de: LA ALEGRÍA SIN OBJETO
"Quien ve en el acto el no-acto y en el no-acto el acto; éste es un sabio entre
los hombres, está en estado de unión, hace posible la totalidad de los actos."
- Bhagavad-Gita IV-18
La característica de nuestro condicionamiento es que nos
consideramos como una entidad autónoma, individual, y así la realidad
no puede llegar hasta nosotros. Un concepto es una ficción sin
substancia, sin independencia, como un sueño, y en este nivel todo lo
que hacemos está dirigido por un yo, es intencional, es un acto parcial.
Lo que efectuamos bajo la influencia del "yo" individual nos encierra en
un circulo infernal, somos tributarios de las condiciones de este acto y
de este pensamiento.
La vida real se sitúa más allá del nacimiento y de la muerte, más allá de
la aparición/desaparición, no está limitada por nuestra mente ni atada
por la memoria. Esta aparente incógnita se da a conocer cuando nos
darnos cuenta de que lo conocido efímero actual es una
compensación, una búsqueda sin salida: pierde entonces su limitación
y se disuelve en el eterno contemplador, toda presencia, ser, vida. En la
esfera de lo conocido, cada cosa está clasificada, catalogada,
congelada. Más allá, es un descubrimiento constante, todo apunta
hacia la conciencia-testigo y todo está absorbido en ella.
Sola una entidad conceptual puede ser esclavizada o libre; cuando este
reflejo nos ha dejado, ya no se puede hablar de libertad o de apego.
Toda tendencia a querer objetivar lo que no es conocible es un
impedimento para una percepción de nuestra verdadera naturaleza que
es Ser, realidad no dual, lo que somos genuinamente y que conocemos
por "introversión", allí donde no hay ni exterior ni interior.
Para que lo desconocido se vuelva conocido, lo conocible debe dejar
de obstruir la conciencia. La mente es la que creó nociones tales como
encadenamiento y libertad; la mente se elimina sin esfuerzo ni
disciplina, cuando el silencio se ha hecho real en nosotros. Es un
conocimiento, un amor, sin la presencia de un yo. De este silencio-vida
emana el aroma de la existencia.
Vamos a volver a examinar juntos algunos puntos que tal vez no hayan
sido suficientemente esclarecidos.
Para terminar, no olvide sobre todo que lo que hace no tiene ninguna
importancia, lo que importa es el modo de hacerlo, su actitud interior.
Su papel en el escenario del mundo toma todo su sentido en la lucidez
con la cual lo representa usted. Mantenga su conciencia de ser y se
despertará en la alegría. La elección se basa en la memoria y se vuelve
fácilmente esclavitud, la acción desinteresada no le ata a nada, le deja
libre; sea sólo entrega. No se ahogue en el personaje que hay que
interpretar ya que perturba la visión de su origen profundo. Trate de
vivir espontáneamente, simplemente; sólo cuenta el momento
presente. Así es el estado meditativo, la alegría sin objeto.
El Testigo
La identificación con su cuerpo, con sus pensamientos, le encadena
aparentemente. Es una constatación vivida, resulta que es usted el
testigo, verdaderamente distanciado de su cuerpo. Si esto se vuelve
realidad en su interior, tarde o temprano, la cosa atestiguada se
disolverá igual que el testigo y sólo quedará la esencia, última felicidad,
la conciencia unitiva.
Esta posición de testigo permite superar la identificación; él es quien
observa la corriente de la experiencia y la memoria es quien la refleja.
No haga esfuerzos para llegar a serlo, ya que lo es constantemente. Se
liberará de los últimos rastros que le colocan en la posición de el que
actúa.
El Pensamiento
Si nos sentimos como una personalidad independiente cosechamos el
fruto de nuestras acciones, y nuestros pensamientos vacilan entre el
bien y el mal, la felicidad y la desgracia. Los actos que surgen de la
lucidez siempre son espontáneos, sin resultado esperado y libres de
todo apego. La "Bhagavad-Gita" declara: "No soy el autor de mis actos
y sin embargo las actividades se desarrollan". La pura conciencia es
absolutamente impersonal; si está proyectada se vuelve personal,
objeto, y estamos aparentemente atados, unidos a un mundo. Tomar
conciencia de esto trae espontáneamente consigo la disolución del
ego en la lucidez, el "veedor", nuestra verdadera naturaleza, lo que
somos fundamentalmente.