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Manual Retención y Consolidación PDF
Manual Retención y Consolidación PDF
CONSOLIDACIÓN
¿QUÉ
ES
CONSOLIDAR?
Consolidar
es:
• afirmar
la
decisión
de
los
nuevos
creyentes
de
recibir
a
Jesús,
y
velar
por
sus
necesidades.
• El
propósito
de
la
consolidación
es
que
aquellos
que
se
convierten
permanezcan
en
el
Señor.
• La
consolidación
no
es
un
proceso,
un
curso
ni
una
simple
bienvenida.
• Consolidar
es
una
forma
de
vida
del
creyente
que
depende
del
amor
hacia
los
nuevos
convertidos.
• Podemos
comparar
la
consolidación
con
el
cuidado
y
amor
que
la
madre
brinda
a
su
recién
nacido.
• De
igual
forma,
consolidar
consiste
en
recibir
a
aquellos
que
han
nacido
de
nuevo,
atendiendo
a
sus
necesidades
hasta
que
desarrollen
su
nueva
vida,
brindándoles
una
atmósfera
cálida
de
amor,
aceptación
y
cuidado.
EL
DESEO
DE
DIOS
§ Dios
desea
que
todos
sean
salvos
y
conozcan
la
verdad
(1
Tm
2.3-‐4)
§ Su
deseo
es
que
todos
los
ganados
permanezcan
y
ninguno
se
pierda
(Mt
18.14).
Debemos
ganar
a
los
perdidos
pero
no
podemos
perder
a
los
ganados.
§ Dios
tiene
cuidado
de
cada
uno
que
se
convierte.
El
nota
en
qué
lugar
nacen
de
nuevo
y
lo
inscribe
(Sal
87.4-‐6)
§ El
Modelo
de
Jesús
utilizando
a
doce
discípulos;
nació
en
el
corazón
compasivo
del
Señor
que
deseaba
cuidar
y
agrupar
a
las
multitudes
que
lo
seguían,
que
eran
como
“ovejas
sin
pastor”
(Mt
9.35-‐10.1)
Cada
persona
que
se
convierte
es
un
hijo
que
Dios
confía
en
nuestras
manos
para
que
le
cuidemos.
Jesús
dijo
que
todo
aquel
que
el
Padre
le
daba
Él
no
le
echaba
fuera,
pues
era
la
voluntad
del
Padre
que
ninguno
se
perdiera,
sino
que
todos
alcanzaran
la
resurrección
de
los
muertos
(Jn
6.35-‐40).
Si
nuestro
anhelo
es
cumplir
la
voluntad
de
Dios,
entonces
consolidaremos
a
cada
nuevo
creyente
que
el
Señor
nos
envíe.
JESÚS
CONSOLIDÓ
Jesús
fue
un
gran
consolidador.
A
todos
aquellos
a
quienes
ganó
personalmente
los
cuidó
y
veló
porque
su
fe
se
afirmara.
§ A
Pedro
y
Andrés.
Jesús
los
llamó
a
seguirlo
y
luego
lo
vemos
en
casa
de
ellos
sanando
a
la
suegra
de
Pedro
§ A
Felipe.
aún
logró
que
éste
invitara
a
un
amigo
suyo:
Natanael.
§ Mateo.
Cenó
con
él
esa
misma
noche
en
su
casa
y
hasta
compartió
con
sus
amigos
§ Zaqueo.
Estuvo
en
casa
se
él
y
lo
llevó
al
arrepentimiento
y
cambio
genuino.
§ La
Samaritana,
a
quien
evangelizó
pidiéndole
un
vaso
de
agua
para
luego
quedarse
en
aquel
poblado
compartiendo
con
muchos
más.
§ El
ciego
sanado,
quien
fue
expulsado
de
la
sinagoga.
Jesús
lo
buscó
y
lo
halló
luego
que
se
enteró
que
lo
persiguieron
por
causa
de
la
sanidad
y
se
le
reveló
como
el
Hijo
de
Dios.
§ Después
de
hacer
ciertos
milagros,
pidió
un
cuidado
especial
para
aquel
que
había
recibido
el
milagro,
como
la
hija
de
Jairo
a
quien
pidió
que
le
dieran
de
comer,
y
el
endemoniado
gadareno,
que
lo
vistieron
y
le
dio
instrucciones
de
ir
a
su
casa.
§ Jesús
contó
dos
historias
que
reflejan
el
amor
del
consolidador:
la
del
Buen
Samaritano
y
la
del
Hijo
Pródigo.
LOS
DISCÍPULOS
CONSOLIDARON
§ Los
nuevos
convertidos
de
Pentecostés
fueron
bautizados
y
enseñados,
y
tenían
todas
las
cosas
en
común.
§ Pablo,
después
de
la
aparición
del
Señor
en
el
camino
a
Damasco,
fue
consolidado
por
un
cristiano
llamado
Ananías,
quien
oró
por
él
para
que
fuera
sano
y
lleno
del
Espíritu
Santo,
y
luego
fue
bautizado.
§ Pablo
confirmó
los
amigos
de
las
iglesias
de
las
ciudades
en
donde
anunció
el
evangelio
§ Pablo
y
Silas
consolidaron
al
carcelero
de
Filipos,
y
él
y
su
casa
fueron
salvos.
PREPARÁNDONOS
PARA
CONSOLIDAR
LOS
OBJETIVOS
DE
LA
CONSOLIDACIÓN
La
consolidación
tiene
dos
grandes
objetivos:
1. El
cuidado
del
nuevo
creyente
2. El
involucramiento
de
éste
en
la
Iglesia
y
en
un
grupo
pequeño.
Mateo
9:35-‐38
nos
relata
que
una
gran
multitud
de
todas
partes
seguía
a
Jesús.
Estos
seguidores
habían
escuchado
la
predicación
y
habían
visto
las
señales.
Habían
creído
en
él,
por
eso
le
seguían.
Cuando
Jesús
los
vio
sintió
compasión
por
ellos,
pues
eran
como
ovejas
sin
pastor
estaban
desamparadas
y
dispersas.
Ellos
ya
eran
seguidores,
eran
creyentes,
pero
Jesús
vio
que
a
ellos
aún
les
faltaban
dos
cosas:
1. Primero,
estaban
desamparados,
es
decir,
descuidados,
olvidados,
débiles
y
cansados.
Jesús
no
podía
atender
sólo
aquella
gran
multitud.
Él
sabía
que
al
igual
que
en
los
tiempos
de
Moisés,
él
no
podría
hacer
el
trabajo
sólo,
pues
tanto
El
cómo
el
pueblo
desfallecerían.
También
sabía
que
aquellas
ovejas
debían
ser
cuidadas,
y
que
tenían
necesidades
que
debían
suplirse.
Por
eso
delegó
autoridad
sobre
los
doce
discípulos
y
los
envió
diciéndoles:
“Por
camino
de
gentiles
no
vayáis,
y
en
ciudad
de
samaritanos
no
entréis,
sino
id
antes
a
las
ovejas
perdidas
de
la
casa
de
Israel”
(Mt
10.5-‐6).
Este
es
nuestro
primer
objetivo:
cuidar
al
creyente
y
velar
por
sus
necesidades.
2. El
segundo
es
consecuencia
lógica
del
primero.
Jesús
vio
a
aquella
multitud
“dispersa”;
esto
quiere
decir
que
no
estaban
agrupados
o
reunidos,
sino
más
bien
da
la
idea
de
ser
echados
o
desarraigados.
Para
poder
cuidar
mejor
a
las
ovejas,
estas
debían
estar
agrupas;
más
que
una
multitud
debían
ser
un
rebaño.
A
esto
le
llamamos
hoy
involucrar
a
los
creyentes
en
un
grupo
en
casa
y
llevarlo
a
que
asista
al
templo
con
toda
la
congregación.
Este
es
nuestro
segundo
objetivo,
involucrar
al
convertido
en
la
iglesia.
Aquí
es
donde
vemos
los
dos
objetivos
básicos
de
la
consolidación:
1. Cuidar
al
nuevo
creyente,
a
través
de
orar
e
interceder
constantemente
por
él
y
sus
necesidades,
llamándolos
y
visitándolos,
ocupándose
de
sus
vidas
y
velando
para
que
permanezcan
y
sean
bendecidos.
2. Buscarle
y
asignarle
un
grupo,
para
que
conviva
con
hermanos
en
comunión
y
amistad,
reciba
discipulado,
palabra,
oración
y
cuidado.
LA
ACTITUD
PARA
CONSOLIDAR
En
Filipenses
1:3-‐11
Pablo
revela
su
corazón
y
su
sentimiento
hacia
los
nuevos
convertidos.
Él
dijo
que
sentía
esto
desde
“el
primer
día”
hasta
ahora,
es
decir,
desde
la
conversión
de
los
Filipenses
hasta
ese
día.
Esto
es
lo
que
Pablo
dice:
1. Gozo
en
por
su
salvación:
Pablo
sentía
un
profundo
gozo
por
ellos,
lo
que
expresa
en
sus
palabras
“Doy
gracias
a
mi
Dios
siempre
que
me
acuerdo
de
vosotros”
y
“rogando
con
gozo
por
todos
vosotros”.
Pablo
comprendió
que
no
sólo
los
ángeles
del
cielo
hacen
fiesta
cuando
un
pecador
se
arrepiente,
sino
que
esa
fiesta
y
gozo
debe
ser
de
todos
aquellos
que
pertenecemos
al
Reino
de
Dios.
“Más
era
necesario
hacer
fiesta
y
regocijarnos,
porque
éste
tu
hermano
era
muerto,
y
ha
revivido;
se
había
perdido,
y
es
hallado”
(Lucas
15:32).
Cuando
comprendemos
la
bendición
del
nacimiento
de
un
nuevo
creyente,
entonces
sentiremos
este
profundo
gozo
que
Pablo
tenía,
el
que
nos
llevará
a
agradecer
y
rogar
constantemente
por
ellos.
2. Convicción
en
la
obra
de
Dios:
El
reflejaba
una
plena
convicción
de
la
obra
de
Dios
en
ellos,
y
estaba
persuadido
de
que
si
Dios
había
iniciado
la
obra,
sería
fiel
en
completarla
y
perfeccionarla.
Debemos
ver
al
nuevo
creyente
con
los
ojos
de
Cristo.
Debemos
conocer
que
la
voluntad
de
Dios
es
bendecirlos,
hacerlos
crecer
y
edificarlos
hasta
verlos
sirviendo
a
Dios,
como
líderes,
usados
por
el
Espíritu.
Debemos
creer
que
Dios
desea
usarlos
y
confiar
que
hará
su
parte
para
confirmarlos,
establecerlos,
afirmarlos
y
perfeccionarlos
(1
Pedro
5:10).
Debemos
verlos
como
líderes;
creerlo,
confesarlo
y
vivirlo;
debemos
cuidarlos.
3. Identificación
con
las
personas
y
sus
necesidades:
Pablo
revela
en
esta
epístola
que
llevaba
a
los
Filipenses
en
el
corazón,
en
las
prisiones,
en
la
defensa
y
confirmación
del
evangelio,
todos
eran
participantes
con
Él
de
la
gracia.
Pablo
llegó
a
identificarse
con
ellos
y
sus
vidas,
tanto
que
los
consideraba
“Participantes
con
Él”.
Debemos
identificarnos
con
sus
necesidades
y
hacerlas
nuestras.
Debemos
vivir
para
ellos.
Pablo
dijo:
“...en
trabajo
y
fatiga,
en
muchos
desvelos,
en
hambre
y
sed,
en
muchos
ayunos,
en
frío
y
en
desnudez,
y
además
de
otras
cosas,
lo
que
sobre
mí
se
agolpa
cada
día,
la
preocupación
por
todas
las
Iglesias.
¿Quién
enferma
y
yo
no
enfermo?
¿A
quién
se
le
hace
tropezar,
y
yo
no
me
indigno?
(2
Corintios
11:27-‐29).
Esto
llevó
a
Pablo
a
darse
a
ellos.
Dijo:
“Y
yo
con
el
mayor
placer
gastaré
lo
mío
y
aún
yo
mismo
me
gastaré
del
todo
por
amor
de
nuestras
almas,
aunque
amándoos
más,
sea
amado
menos”
(2
Corintios
12:15).
Por
eso
decía
que
los
llevaba
en
sus
prisiones,
pues
por
servirles
cayó
preso.
Esto
debemos
imitarlo.
Para
consolidar,
para
llamar,
para
visitar,
e
interceder
debemos
identificarnos
con
los
hijos
de
Dios
y
sus
necesidades,
vivir
para
ellos,
ponernos
en
la
brecha
ante
Dios
a
su
favor.
Es
necesario
esforzarnos
hasta
ver
la
bendición
de
Dios
en
ellos.
4.
Amor
entrañable:
Esto
es
profundo
amor.
Aquel
que
se
tiene
desde
lo
profundo,
desde
las
entrañas,
aquel
que
lo
conmueve
y
lo
impulsa
por
sobre
todas
las
cosas.
Jesús
dijo
“Nadie
tiene
mayor
amor
que
este,
que
uno
ponga
su
vida
por
sus
amigos”
(Juan
15:13)
y
Juan
escribió:
“En
esto
hemos
conocido
el
amor,
en
que
Él
puso
su
vida
por
nosotros;
también
nosotros
debemos
poner
nuestras
vidas
por
los
hermanos”
(1
Juan
3:16).
“Entrañable”
quiere
decir
un
profundo
deseo,
uno
que
lo
lleva
a
perseguir
o
bramar
por
algo
o
alguien.
Y
este
amor
era
sincero,
pues
Dios
mismo
era
su
testigo
de
esto.
Él
revela
la
fuente
de
su
entrañable
amor:
el
amor
de
Jesús;
pues
él
nos
amó
primero.
5. Intercesión
efectiva:
Pablo
pedía
por
cosas
específicas:
que
su
amor
abunde
más,
y
más
en
ciencia
y
todo
conocimiento,
para
aprobar
lo
mejor,
ser
irreprensibles,
llenos
de
frutos
para
gloria
de
Dios.
Pablo
oró
por
cosas
específicas
pues
él
los
conocía
a
ellos
y
a
sus
necesidades.
Conocía
también
la
ley
de
la
siembra
y
la
cosecha,
por
eso
pidió
por
cosas
que
produjeran
un
resultado
en
ellos.
Él
rogó
constantemente
por
ellos.
CÓMO
CONSOLIDAR
LA
CONSOLIDACIÓN
EN
LOS
PRIMEROS
CRISTIANOS
La
esencia
de
la
consolidación
es
afirmar
la
decisión
del
nuevo
creyente,
y
cuidarlo
hasta
que
desarrolle
la
plenitud
de
la
vida
que
Cristo
le
ofrece.
Nuestros
objetivos
específicos
son
velar
por
su
vida
y
por
sus
necesidades
y
colocarlo
en
un
grupo
donde
se
le
ame
y
se
le
discipule.
Con
base
en
esto,
debemos
hacer
todo
aquello
que
nos
lleve
a
conseguir
nuestros
objetivos
de
acuerdo
a
la
Palabra
de
Dios.
Para
eso,
seguiremos
un
método
que
nos
facilitará
la
tarea
de
consolidar
por
medio
de
aprenderlo
y
aplicarlo
efectivamente,
recordando
que
el
Señor
es
quien
hace
la
obra
siempre.
Este
método
lo
tomaremos
del
ejemplo
de
la
Iglesia
primitiva.
Nuestro
texto
ejemplo
será
Hechos
2:37-‐47.
Si
bien
este
texto
no
es
sistemático
ni
fue
escrito
como
un
instructivo
de
métodos,
si
manifiesta
y
exterioriza
los
puntos
en
los
que
los
primeros
cristianos
hicieron
énfasis
al
consolidar
ellos
a
los
3,000
nuevos
creyentes
que
se
convirtieron
en
Pentecostés.
Este
pasaje
nos
muestra
el
estilo
de
vida
de
esos
primeros
cristianos,
como
un
ejemplo
que
debemos
imitar
hoy
en
día.
Si
bien
ellos
no
dejaron
por
escrito
sistemas
o
métodos,
si
se
reflejaron
en
el
estilo
de
vida
que
llevaban.
Para
ellos
consolidar
era
más
que
un
modelo;
era
una
forma
común
de
vida;
era
una
reacción
natural
a
la
cosecha
de
almas.
Podemos
notar
una
gran
diferencia
entre
los
acontecimientos
que
sucedían
en
la
Iglesia
descritos
en
Hechos
Capítulos
1
y
2.
En
el
primer
capítulo
vemos
a
los
doce
morando
juntos
y
perseverando
en
la
oración;
también
vemos
como
eligieron
al
sucesor
de
Judas.
Lo
más
que
se
nos
llega
a
relatar
es
que
estaban
todos
juntos
orando.
Pero
desde
el
día
de
Pentecostés
hubo
un
cambio
en
aquella
pequeña
comunidad:
Vino
el
Espíritu
Santo,
y
con
El
una
gran
cosecha:
3,000
almas
para
Cristo.
Esto
revolucionó
aquella
Iglesia.
A
partir
de
ese
momento
los
vemos
predicando,
testificando,
haciendo
milagros
y
maravillas,
bautizando,
reuniéndose
en
templo,
compartiendo
los
bienes,
dando
doctrina
a
los
creyentes,
y
mucho
más.
Esta
reacción
se
debió
primeramente
a
la
presencia
del
poder
del
Espíritu
Santo.
Pero
también
a
que
muchos
nuevos
creyentes
se
habían
sumado
a
aquella
Iglesia.
Ahora
era
necesario
un
nuevo
trabajo:
Consolidar.
De
esa
descripción
que
nos
da
el
libro
de
Hechos
podemos
aprender
mucho
sobre
aquellos
puntos
en
los
que
esa
Iglesia
ejemplar
hizo
énfasis,
y
ponerlos
por
obra
hoy
en
nuestra
Iglesia
de
tiempos
modernos;
debemos
aprender
los
principios
y
darles
una
correcta
aplicación
práctica
en
nuestros
días,
acomodándolos
a
nuestra
realidad.
Por
lo
tanto,
desglosaremos
este
pasaje
y
veremos
“qué”
hacían
y
“cómo”
podemos
aplicarlo
hoy.
Al
momento
de
la
conversión:
1.
Se
les
comunicó
la
importancia
del
arrepentimiento:
Pedro
les
indicó
que
debían
arrepentirse
y
cambiar
su
estilo
de
vida.
Es
como
si
les
hubiera
explicado
con
claridad
las
cuatro
verdades,
haciendo
énfasis
en
el
arrepentimiento
como
requisito
esencial
para
el
perdón
de
pecados
2.
Recibieron
a
Jesús:
Se
les
dijo
que
debían
recibir
a
Jesús
y
dar
un
testimonio
público
de
esto,
a
través
del
bautismo
en
su
nombre
para
perdón
de
pecados.
Oraron
con
y
por
ellos
y
los
condujeron
al
bautismo..
3.
Les
testificaron
con
muchas
palabras:
Mantenían
una
constante
y
abierta
comunicación
con
ellos,
compartiendo
su
testimonio
y
sus
vivencias,
logrando
con
ello
una
identificación
entre
el
consolidador
y
el
nuevo
cristiano.
4.
Les
exhortaban
a
que
fueran
salvos
de
esta
perversa
generación:
se
les
indicó
claramente
que
debían
cambiar,
alejarse
del
viejo
hombre
y
de
su
pasada
manera
de
vivir,
del
mundo
y
las
cosas
ocultas.
¿Por
qué?
Porque
la
Biblia
indica:
“Y
el
mundo
pasa,
y
sus
deseos;
pero
el
que
hace
la
voluntad
de
Dios
permanece
para
siempre”
(1
Juan
2:17).
El
que
permanece
en
el
mundo
se
aleja
de
Dios,
pero
el
que
permanece
en
Cristo,
se
aleja
del
mundo
(Santiago
4:4-‐5).
Ellos
enseñaron
que
el
cambio
de
vida
es
una
consecuencia
lógica
del
arrepentimiento.
Después
de
la
conversión:
5.
Recibieron
el
Bautismo
en
agua:
Esto
no
es
un
ritual,
sino
una
orden
que
Jesús
les
dejó
a
los
discípulos
(Mateo
28.19);
ellos
así
lo
enseñaron
y
los
creyentes
fueron
bautizados.
6.
Reportaron
lo
sucedido:
Se
añadieron
3,000
personas.
Las
contaron
y
lo
escribieron.
En
que
perseveraban:
7.
En
la
doctrina:
Fueron
instruidos
y
capacitados
en
las
enseñanzas
de
Jesús.
Les
enseñaron
a
leer
y
creer
en
las
escrituras.
8.
En
la
comunión
unos
con
otros:
Se
crearon
nuevas
relaciones
de
amistad
y
amor
derivadas
de
la
nueva
hermandad;
había
unidad.
9.
Partían
el
pan:
Según
versículos
más
abajo,
esto
lo
hacían
en
las
casas.
Dice
la
Biblia
que
todo
lo
tenían
en
común,
y
que
comían
con
humildad
y
sencillez
de
corazón.
Estaban
agrupados
en
casas.
10.
En
las
oraciones:
Oraron
con
y
por
ellos,
intercedían
y
tenían
comunión
con
el
Espíritu;
les
enseñaban
a
pedir
y
a
creer
que
recibirían
de
Dios.
El
cambio
de
vida:
11.
Había
señales
y
maravillas
entre
ellos:
De
seguro
que
los
apóstoles
celebraban
reuniones
para
esto
y
aún
más,
pues
en
sus
vidas
se
manifestaba
este
poder
continuamente.
12.
Dieron
testimonio
de
una
vida
íntegra:
Dice
la
Biblia
que
sobrevino
temor
o
respeto
a
toda
persona.
Indudablemente
esto
proviene
de
una
vida
íntegra
y
un
genuino
cambio
de
vida.
13.
Estaban
juntos:
Se
reunían
constantemente.
Sus
vidas
pasaban
muy
arriba
de
ser
“cristianos
de
domingo”.
Ellos
comprendieron
el
significado
de
ser
familia
y
se
alegraban
de
poder
estar
juntos
constantemente.
14.
Tenían
las
cosas
en
común:
Ofrendaban,
se
daban
regalos
y
proveían
para
las
necesidades
de
todos.
Comprendieron
lo
que
era
compartir
lo
propio.
15.
Velaban
por
las
necesidades
de
los
otros:
Se
mantenían
pendientes
de
las
necesidades
de
los
demás
y
se
ocupaban
en
cubrirlas,
ya
sean
materiales,
emocionales
o
espirituales.
Proveían
para
ellos,
así
que
no
había
entre
ellos
ningún
necesitado.
En
el
templo
y
en
las
casas:
16.
Perseveraban
todos
los
días
en
el
templo:
Hacían
énfasis
en
asistir
a
la
Iglesia
y
congregarse
con
los
demás
hermanos.
17.
Tenían
reuniones
en
casas:
Tenían
“células”
o
grupos
pequeños
en
donde
compartían
unos
con
otros.
18.
Alababan
a
Dios:
Como
resultado
normal
del
gozo
de
la
salvación.
19.
Tenían
favor
con
todo
el
pueblo:
Hacían
el
bien
y
por
eso
hallaron
gracia
y
buena
opinión
ante
los
ojos
de
los
del
pueblo.
20.
Había
gran
afluencia
de
salvos:
La
evangelización
era
común
entre
ellos;
era
parte
de
su
cultura
y
de
estilo
de
vida.
¿CÓMO
LO
HAREMOS?
El
proceso
que
utilizamos
tiene
5
pasos:
1.
La
bienvenida
2.
La
reunión
de
consolidación
3.
La
“televisita”
y
la
visita
4.
La
fiesta
o
cena
de
bienvenida
5.
La
asignación
a
un
grupo
o
célula
1. La
bienvenida
Esto
se
da
desde
el
momento
en
que
se
convierten
y
bautizan
al
Señor.
Se
debe
hacer
lo
siguiente:
•
Acércate
al
nuevo
convertido,
preséntate
y
dale
la
bienvenida
a
la
Iglesia
y
al
Reino
de
Dios.
Tómalo
aparte
a
un
lugar
indicado
para
consolidarlo
•
Explícale
las
doctrinas,
que
sepa
que
debe
estudiar,
seguir
conociendo
las
verdades
bíblicas,
permanentemente.
•
Ora
con
él.
Esta
oración
debe
ser
sencilla
y
directa,
y
debe
enfatizar:
-‐
Su
necesidad:
“te
necesito”
-‐
Su
condición:
“soy
pecador”
-‐
Su
arrepentimiento:
“perdóname,
límpiame”
-‐
Su
confesión:
“creo
en
ti,
que
tu
moriste
y
resucitaste
por
mí”
-‐
Su
entrega:
“te
recibo”
-‐
Su
reconocimiento:
“tú
eres
mi
Señor”
•
Ora
por
sus
necesidades;
pregúntale
qué
necesidades
tiene,
y
enséñale
una
promesa
de
la
Palabra
que
se
relacione
con
éstas,
procurando
inspirar
fe.
Ora
por
él
y
enséñale
a
pedir,
creyendo
que
Dios
lo
escuchará.
•
Toma
los
datos
de
la
persona,
llena
tu
personalmente
la
ficha
de
nuevos
bautizados.
•
Felicítalo
por
la
decisión
que
ha
tomado
de
creer
en
Jesús.
Testifícale
sobre
el
cambio
de
vida
que
Dios
operó
en
ti,
asegurándole
que
Dios
puede
hacer
lo
mismo
por
él.
Exhórtale
a
que
inicie
una
nueva
vida,
dejando
el
viejo
hombre
atrás,
al
pecado
y
al
mundo,
confiando
plenamente
en
la
obra
que
Dios
quiere
hacer
con
él.
Entrégale
la
Biblia
o
el
Nuevo
Testamento
que
se
le
regala,
así
como
las
demás
cosas
que
hayan
preparado
para
darle
(cartas,
invitaciones,
separadores,
etc.).
Despídete
de
él
alegremente.
2.
La
reunión
de
consolidación
El
equipo
de
consolidación
debe
reunirse
periódicamente
para
revisar
el
trabajo
realizado
y
distribuir
nuevo.
A
esta
reunión
deben
asistir
todos
los
consolidadores.
El
responsable
de
estas
reuniones
es
el
encargado
del
ministerio
de
consolidación,
quien
debe
reportar
los
resultados
de
la
misma.
En
esta
reunión
se
debe
hacer:
•
Entrégale
la
reunión
al
Señor.
•
Escucha
los
testimonios
de
las
conversiones
y
las
visitas.
•
Comparte
la
Palabra
de
Dios
por
un
espacio
de
10
a
15
minutos,
enseñando
sobre
temas
de
consolidación.
•
Revisa
los
resultados
de
las
visitas
realizadas.
•
Supervisa
la
asignación
de
células.
•
Distribuye
los
datosde
los
nuevos
bautizados
del
fin
de
semana
entre
el
equipo
de
consolidación
para
las
visitas.
•
Intercede
por
cada
uno,
pidiendo
por
lo
siguiente:
a)
por
los
convertidos
y
por
las
visitas
que
se
les
hará
b)
por
aquellos
que
ya
se
visitaron,
para
que
permanezcan
c)
por
aquellos
que,
por
cualquier
razón,
no
han
podido
tener
contacto
3.
La
“televisita”
y
la
visita
La
televisita
es
una
visita
telefónica
propia
del
ganador
de
almas;
debe
hacerse
con
eficacia
y
enfocada
siempre
en
el
interés
por
la
vida
del
nuevo
convertido.
El
propósito
de
esta
llamada
es
mostrar
interés
genuino
en
la
persona
y
concertar
cita
para
la
visita.
La
visita
tiene
como
objetivo
velar
por
el
creyente,”
y
orar
por
Él.
Además
se
debe
buscar
que
asista
a
un
grupo,
a
la
Iglesia.
4.
La
fiesta
o
cena
de
consolidación
Es
la
cena
de
bienvenida
o
cena
de
consolidación
que
se
organiza
con
el
objeto
de
darle
la
bienvenida
al
nuevo
convertido
al
reino
de
Dios
y
festejar
porque
estaban
muertos
y
revivieron,
estaban
perdidos
y
fueron
hallados.
Tiene
su
base
bíblica
en
Lucas
15.32
donde
se
nos
dice
que
era
necesario
hacer
fiesta
por
la
conversión
de
nuestros
hermanos.
En
ella
podemos
regocijarnos
y
agradecer
a
Dios
por
su
entrega,
y
es
una
oportunidad
para
tener
comunión
entre
hermanos,
y
compartir
con
los
nuevos
creyentes,
creando
así
nuevos
lazos
de
amistad.
Además
esta
cena
es
una
buena
oportunidad
para
involucrarlos
a
algún
grupo
e
invitarlos
a
un
Encuentro.
Es
importante
que
los
lugares
y
las
fechas
donde
se
habrán
de
realizar
las
cenas
estén
determinados
de
antemano
y
que
esta
información
sea
del
conocimiento
de
todos.
5.
La
asignación
a
un
grupo
o
célula
El
consolidador
es
el
responsable
de
ubicar
al
nuevo
creyente
en
una
célula,
entregando
la
ficha
al
líder
de
célula.
Debe
asegurarse
que
el
líder
del
grupo
llame
y
visite
a
la
oveja
debe
orar
por
él
hasta
verlo
firme
y
constante
en
el
grupo.
Es
importante
que
el
líder
del
grupo
a
donde
se
asignó
el
convertido
lo
llame
y
lo
visite
para
lograr
así
una
identificación
entre
ambos.
LA
TELEVISITA
Y
LA
VISITA
LA
TELEVISITA
Es
una
llamada
telefónica
que
el
consolidador
hace
al
nuevo
creyente
con
el
objeto
de
velar
por
su
vida
espiritual.
Esta
debe
hacerse
48
horas
después
de
la
conversión,
evitando
así
que
el
diablo
intente
robar
la
semilla
que
se
sembró.
El
propósito
u
objetivos
específicos
de
la
televisita
son:
1. Mostrar
un
interés
genuino
por
la
persona
y
sus
necesidades.
Se
le
debe
preguntar
cuáles
son
y
orar
por
ellas.
2. Ganarse
la
confianza
del
nuevo
creyente
3. Dejar
abierta
la
puerta
para
realizar
una
visita
Como
preparar
una
llamada
• En
oración,
pidiendo
de
antemano
a
Dios
por
las
personas
y
sus
necesidades
• Buscando
el
sitio
apropiado
para
hacer
la
llamada
• Planificando
el
tiempo
Como
realizar
la
llamada
• Salúdalo
amablemente
y
llámalo
por
su
nombre.
• Comienza
la
conversación
amenamente,
cuéntale
que
han
estado
orando
por
sus
necesidades
y
quieres
saber
cómo
ha
estado.
Intenta
romper
el
hielo.
• Evalúa
su
condición
espiritual
haciendo
preguntas
de
diagnóstico.
Ejemplo:
¿Qué
hizo
Cristo
por
ti?
¿Cómo
te
has
sentido
últimamente?
• Refuerza
la
enseñanza
pertinente
por
medio
de
citas
bíblicas.
• Concreta
una
visita
personal
con
él.
Fija
el
día,
hora
y
lugar
de
la
reunión
y
recuérdale
antes
de
colgar.
Es
importante
que
hagas
énfasis
que
esta
cita
es
clave
y
por
lo
tanto
no
debe
faltar.
• Ora
por
él,
por
sus
necesidades
• Despídete
cordialmente
deseándole
bendiciones
Puedes
hacer
cuantas
televisitas
consideres
necesarias,
pero
busca
siempre
una
cita
con
el
convertido
para
poder
ministrarle
personalmente.
Si
el
nuevo
creyente
no
tiene
teléfono
o
acceso
a
este,
debes
entonces
concertar
la
cita
desde
el
momento
en
que
se
convierte.
LA
VISITA
Es
una
visitación
que
se
hace
al
nuevo
creyente
durante
la
semana
después
a
la
que
se
haya
bautizado.
El
objetivo
de
la
visita
es
velar
por
su
vida
y
sus
necesidades,
y
ver
o
evaluar
su
estado
espiritual,
reforzando
las
áreas
en
que
se
necesite.
Las
visitas
fueron
un
recurso
importante
de
los
primeros
cristianos.
Después
de
su
primer
viaje
misionero
en
el
que
predicaron
en
varias
ciudades,
Pablo
dijo
a
Bernabé:
“Volvamos
a
visitar
a
los
hermanos
en
todas
las
ciudades
en
que
hemos
anunciado
la
palabras
del
Señor,
PARA
VER
COMO
ESTAN”
(Hechos
15:32).
En
otra
ocasión,
cuando
fue
estorbado
por
el
diablo
para
no
ir
a
Tesalónica,
envió
a
su
compañero
Timoteo
a
visitar
a
los
tesalonicenses;
él
escribió:
“...y
enviamos
a
Timoteo
nuestro
hermano,
servidor
de
Dios
y
colaborador
nuestro
en
el
evangelio
de
Cristo,
para
confirmaros
y
exhortaros
respecto
a
vuestra
fe”
(1
Tesalonicenses
3:1-‐2).
Pablo
conocía
la
importancia
de
las
visitas,
pues
el
mismo
fue
visitado
días
después
de
su
conversión.
El
Señor
se
le
apareció
a
Ananías,
un
cristiano
de
Damasco
y
le
dio
indicaciones
precisas
de
la
casa
en
donde
el
se
encontraba
y
de
lo
que
debía
hacer.
Ananías
fue
y
lo
visitó,
imponiendo
las
manos
sobre
el
para
que
recobrara
la
vista
y
fuera
lleno
del
Espíritu
Santo,
y
lo
guió
al
bautismo.
Desde
ese
momento
Pablo
comenzó
a
predicar
el
evangelio
que
un
día
persiguió.
Una
visita
de
un
discípulo
hizo
una
gran
diferencia
en
un
Apóstol
(Hechos
9:10-‐19).
¿Qué
debes
hacer
en
una
visita?:
• Saluda
amablemente,
siempre
llamándolo
por
su
nombre.
• Conversa
amenamente
e
intenta
romper
el
hielo
• Pregúntale
por
sus
necesidades,
recuérdale
que
has
estado
orando
por
él
y
enséñale
una
promesa
de
Dios
que
vaya
acorde
a
las
necesidades
• Enseña
el
“HOLA”.
• Ora
por
él
y
por
sus
necesidades.
Ora
para
que
sea
lleno
del
Espíritu
Santo
y
para
que
toda
su
familia
y
sus
amigos
conozcan
a
Cristo.
• Invítalo
a
la
cena
de
bienvenida,
explicándole
que
esta
cena
se
ha
organizado
para
festejar
su
conversión
y
al
grupo
al
que
perteneces.
• Despídete
amablemente
deseándole
bendiciones
del
Señor.
Recuérdale
que
estarás
orando
por
él
y
dale
tu
número
de
teléfono
para
que
te
llame
por
cualquier
necesidad.
El
“HOLA”
Es
lo
que
todo
nuevo
creyente
debe
hacer
constantemente
para
mantener
su
relación
con
Jesús
y
crecer
espiritualmente.
Estas
cuatro
cosas
se
pueden
resumir,
para
recordarse
fácilmente,
de
la
siguiente
forma:
“HOLA”
H
ablar
de
Jesus
O
rar
L
eer
la
palabra
de
Dios
A
sistir
a
la
iglesia
y
a
los
grupos
1. Orar
a
Dios:
Es
hablar
con
Dios
como
con
un
buen
Padre.
Se
debe
alabarlo,
adorarlo,
comunicarse
con
El
abiertamente
y
presentarle
las
necesidades.
Jesús
nos
enseñó
a
orar
en
Mateo
6:5-‐15,
mostrando
la
necesidad
de
ser
sencillos,
la
privacidad,
la
sinceridad
y
sobre
todo,
la
confianza
de
que
Dios
es
bueno
y
ama
a
sus
hijos.
En
Juan
14:23
se
nos
enseña
a
orar
en
el
nombre
de
Jesús
y
en
1
Juan
5:14-‐15
se
nos
promete
respuestas
a
nuestras
oraciones.
2. Leer
y
creer
en
la
Biblia:
La
Biblia
es
la
palabra
de
Dios
y
es
una
forma
muy
común
como
Él
nos
habla.
En
ella
están
escritas
las
promesas
del
Señor
para
nosotros.
2
Timoteo
3:14-‐17
nos
habla
de
la
importancia
de
las
escrituras
para
nuestra
vida.
Jesús
dijo:
“El
que
me
ama,
mi
palabra
guardará”
(Juan
14:23).
La
fe
en
Dios
viene
por
oír
la
palabra
de
Dios
(Romanos
10:17).
3. Asistir
a
la
Iglesia:
Esto
es
congregarnos,
tener
comunión
con
otros
cristianos,
alabando
juntos
al
Señor
y
aprendiendo
su
palabra.
Hebreos
10:25
dice
que
debemos
congregarnos.
En
Hechos
5:42
se
nos
dice
cómo
los
primeros
cristianos
se
reunían
todos
los
días
en
el
templo
y
en
las
casas;
esto
es,
en
la
Iglesia
y
en
grupos.
Esto
es
necesario
para
el
crecimiento
y
fortalecimiento
de
la
fe.