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Hoy no solo hablaré sobre Oscar Micheaux y la que se considera la película rodada por
un afroamericano más antigua que conservamos, (casualmente rescatada gracias a una
copia que apareció en la Filmoteca Española de Madrid en los años noventa, con los
intertítulos en español y el título de “La Negra”
Negra”) sino que también veremos las que se
perdieron y la evolución del cine como método de protesta contra las injusticias desde el
punto de vista de las reclamaciones de las minorías o como esos relatos pueden quedar
desvirtuados o servir a un propósito histórico más allá de su intención inicial.
Bueno, no crean que por allí sea más famoso, la propia estrella fue colocada en el año 1987
y si son muy cinéfilos hasta puede que sepan de la existencia de un festival cinematográfico
que lleva su nombre, pero por desgracia poco más sepan pese a ser alabado por los
historiadores de la cultura afro-americana.
Dicen que la mejor manera de predecir el futuro es comprender nuestro pasado y aquí
estamos pero que muy de acuerdo, es más, el arte resulta un relato más fiel de la historia
que cualquier libro de dicha temática, si sabemos mirar, pero además el siglo XX nos brindó
gracias al cine una herramienta excepcionalmente útil para observar la historia reciente
desde una perspectiva única en la historia humana.
No negaré que jamás podría haber entendido los anales de la memoria sin el excepcional
trabajo de algunos historiadores, pilares fundamentales del registro vital de la esencia
humana, pero por alguna razón siempre he podido comprender mejor la aterradora ideología
nazi en los documentales de Leni Riefenstahl o presagiar los horrores del estalinismo en
una cinta como “El acorazado Potenkin” por mucho que Sergei Eisenstein buscase
Investigación Médica y Salud
algo muy diferente.
Within our Gates, traducido como “Dentro de nuestras puertas” o quizás, mejor, “Tras
nuestras puertas”, se considera la película más antigua que ha llegado hasta nuestros días,
rodada en el año 1915 por un director afroamericano, de color, negro o como quieras decirlo,
al fin y al cabo aunque el lenguaje políticamente correcto puede ser una gran arma para
luchar contra los prejuicios establecidos en la conciencia colectiva, cada vez lo veo más
como una herramienta política para excusar la inacción, pero claro, expresando todo en un
lenguaje con el cual parece que lo hacemos todo bien.
Entrada para hombres de color en un cine de Estados Unidos amparándose en las leyes de
Jim Crow
Crow, otros ejemplos de estas leyes fueron la segregación en las escuelas públicas,
transporte público, la segregación de baños y restaurantes, incluso existían fuentes de agua
potable para los blancos y para los negros.
Estas leyes, por mucho que cueste imaginar, continuaron hasta bien pasado el ecuador del
siglo XX, la segregación escolar apoyada por el Estado fue declarada inconstitucional por la
Cor te Suprema en el año 1954, pero la mayoría del resto de las leyes se anularon por la
Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de derecho de voto de 1965.
Solo habría que pensar en D.W. Griffith y la descarada glorificación del Ku Klux Klan que
realiza en el “El nacimiento de una nación” (1915) tan solo cinco años antes sin que
apenas a nadie se le cayeran los anillos.
Por cierto, esta película casualmente si ha llegado a nuestros días sin problemas, en Educación y Formación
perfecto estado y todos la conocemos perfectamente, digamos que sería otro claro ejemplo
de cómo más allá del mero contenido, el continente y su devenir puede llegar a decir mucho
más de lo que imaginamos.
Continuando con nuestra cinta, el director, Oscar Micheaux, ofrece uno de los primeros y
mejores trabajos del género que hoy podríamos considerar de “denuncia”, mostrándonos los
años de Jim Crow (un término común para definir la leyes estatales y locales en los Estados
Unidos, que propugnaban la segregación racial en todas las instalaciones públicas bajo el
lema «separados pero iguales» y que se aplicaban a los afroestadounidenses u otros grupos
étnicos), también denunció el renacimiento del Ku Klux Klan en pleno siglo XX y por otro
lado el surgir del concepto del “Nuevo Negro” o las grandes migraciones de hombres de
color a finales del XIX y principios del XX en busca de un futuro mejor en el norte de Estados
Unidos.
La enorme popularidad del film provocó una tremenda polémica entre partidarios y detractores, que a su vez
contribuyó a incrementar la popularidad de la propia cinta o de la misma Wthin your gates . De hecho, la propia
película es citada como una de los elementos que probablemente incitaron al resurgimiento del propio movimiento
racista en los años 20.
Durante este período grupos de jóvenes blancos amparándose en los mismos argumentos que muestra la cinta
atacaron a las comunidades negras por todo el país, llegando a provocar disturbios racistas en Boston,
Philadelphia y varias de las grandes ciudades donde la tensión racial era mayor y fue prohibida.
Griffith hizo frente a la controversia, argumentando el derecho a la libertad de expresión (incluso editó un panfleto
al respecto) y reforzó sus argumentos con la producción de su siguiente película: Intolerancia (Intolerance, 1916)
donde realiza un alegato en contra de la persecución ideológica que golpea duramente incluso el fanatismo y la
obcecación.
Claro está, tanto esta obra, como otras películas de temática similar fueron producidas fuera
de la incipiente industria de Hollywood, que por supuesto, centrada en el beneficio
económico y consciente de los problemas que le podría generar en la mayoría de la
población blanca tratar los temas raciales desde un prisma de igualdad, no quería saber
nada de estos proyectos en aquellos primeros años.
Within our Gates no fue la única ni mucho menos, se realizaron diversas cintas,
directamente con el objetivo de alcanzar una audiencia de color, presentando
principalmente actores negros y su problemática social, transformándose con el tiempo en
referencias destacadas a través de las cuales las representaciones de afroamericanos en la
cultura fue puesta de relieve.
Llegados a este punto quisiera realizar un pequeño inciso: estas películas pese a su público
objetivo, poco o nada tienen que ver en ningún caso con el término “Blaxploitation”
Blaxploitation”, un
movimiento cinematográfico con intereses prácticamente comerciales que tuvo lugar en los
Estados Unidos principalmente durante la década de 1970, también con la comunidad
afroamericana como protagonista principal, pero que consistió más en el desarrollo estético
de cierta subcultura de la moda o la música de conocidos artistas de la época.
Para empeorar las cosas el “Blaxplotation” bebía de las características generales de varios
subgéneros exploitation, como el "Sexploitation
Sexploitation" o el "Shock
Shock exploitation” por lo que
con honrosas excepciones sus títulos son perfectamente descartables hoy en día con la
excepción de sus bandas sonoras, en algunos casos soberbias piezas de funk. De hecho, el
término también identifica el género musical que constituían las bandas sonoras de dichas
películas, buenos ejemplos serían las célebres: Shaft (1971) compuesta por Isaac Hayes,
Super fly (1972) de Cur tis Mayfield o Black Caesar (1973) por James Brown.
El origen del Blaxplotation es el resultado del crecimiento progresivo tanto del público como de los artistas negros
Sociedad, Igualdad y Sostenibilidad
en los Estados Unidos desde la década de los años cincuenta, en aquella época las películas rodadas por
hombres de color estaban relegadas a espacios limitados conocidos como Race Movies . A partir de la citada
década, en paralelo con la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos o el aumento del poder adquisitivo de
los afroamericanos, la industria cinematográfica comienza a incluir algunos actores negros con papeles de
relevancia y alejados de los clichés clásicos dentro de sus filmes.
Uno de los ejemplos más célebres de esta primera época de asimilación sería el actor de origen bahameño
Sidney Poitier (1927), donde ofrecería en algunas de sus cintas grandes interpretaciones en las que se pondría
de relieve sin ambigüedades los problemas raciales de Estados Unidos como En el calor de la noche (1967) o
Adivina quién viene a cenar esta noche (1967)
A partir de los movimientos sociales de los afroamericanos en la década de 1960, como el Black Power o los
Black Panthers se va forjando una sub cultura propia que se convertiría en gran medida inspiradora del
blaxploitation.
Algunos intelectuales de color en aquella época criticaron abierta y duramente los métodos y discursos violentos
de estos grupos, ironizando sobre ellos, crítica que paradójicamente también es visible en las cintas de
blaxploitation de manera que por primera vez la propia cultura afroamericana reflexionaba sobre sí misma. Desde
ese punto de vista, el carácter documental de estas obras resulta muy interesante.
Podemos considerar que el pistoletazo de salida se produce en 1970 cuando se adapta la novela ”Cottom
Comes
Comes” de Chester Himes por parte de Ossie Davis
Davis. Una obra que lógicamente se ambienta en el Harlem
de la época, acompañada de una gran banda sonora de funk-soul. Tan solo año después el éxito de Las noches
rojas de Harlem (Gordon
Gordon Parks
Parks, 1971) confirma el éxito del subgénero, marcando las directrices del género
en torno al cine negro, comportamientos violentos, falta de respeto a la ley y todos los tópicos estéticos del
género, como el pelo a lo afro por doquier, pantalones acampanados y toda la colorida estética de la moda de los
setenta. The Starr / TIFF
Por su puesto, aquellas obras tuvieron el destino y tratamiento que muchas veces recibieron
las minorías, siendo pues un buen ejemplo de la mentalidad de una época, sin necesidad de
visionarlas, la propia manera con la que fueron tratadas nos da una idea clara del
comportamiento de la sociedad dominante y su falta de respeto hacia ellos.
A lo largo de esta trama en la película podremos ver todo tipo de actitudes raciales
contemporáneas, incluso desde la actitud del propio negro que colabora y acepta esta
situación al que no le importa traicionar a los suyos para ganarse el agradecimiento de los
blancos, al negro ilustrado urbanita.
En el otro lado veremos toda clase de auténticos racistas o individuos que se dejan llevar por
el comportamiento social dominante pero no es un retrato estereotipado y también
encontraremos incluso algunos personajes con principios más moderados o nobles.
Cultura y ocio
Lo mismo ocurre habitualmente con muchos de sus actores, procedentes del campo amateur, aún así, la película
resulta impactante en las escenas más dramáticas como en las que se muestra un linchamiento de los negros o la
citada escena, donde un blanco intenta violar a una mujer negra.
Dicha escena fue rodada directamente como una respuesta a la película de Griffith donde se acusaba sin tapujos
a los hombres negros de representar un peligro para las mujeres blancas, invirtiendo la realidad histórica, donde
la representación de Micheaux había sido sin duda la más habitual en el mundo real y además con una abismal
diferencia, siendo esto un dato histórico irrefutable.
La película tiene una compleja trama, aún más para la época y el propio cine mudo, donde el
simplismo narrativo era en muchos casos la tónica común y sin embargo la cinta de
Micheaux ofrece un retrato profundo, claro pero doloroso de la ideología basada en la
supremacía blanca, donde se destaca como el racismo es alimentado por la ignorancia y
obstaculiza la unidad nacional, algo que más o menos no se resolvió hasta bien entrados los
años 60 con la lucha por los derechos civiles y que todavía hoy en día desgarra el país en
muchas zonas, alimentado por diversos intereses y que por desgracia crece de nuevo poco a
poco.
Hacía tan solo cinco años Griffith en El nacimiento de una Nación Nación, plantea que la
revelación de las verdadera naturaleza de los negros a la sociedad estadounidense (por su
puesto negativa y cruel) restablecería la unidad racial y la fraternidad entre los blancos del
norte y del sur descompuesta tras la Guerra de Secesión, Micheaux contesta que “si los
blancos del norte pudieran ver a través de la niebla del fanatismo del sur blanco,
reconocerían que los negros son ciudadanos dignos tanto de derechos como de respeto”.
Indica claramente a estos prejuicios procedentes de la era esclavista sureña, donde actúan
como justificación para sus innumerables abusos contra los hombres de color, impidiendo a
la totalidad de la sociedad blanca estadounidense ver con racionalidad y respeto al conjunto
de su población.
Oscar Micheaux sabía perfectamente de lo que hablaba, nacido en 1884, en Ohio, quinto
hijo de trece, Micheaux de origen esclavo, trabajó en su niñez y juventud como limpiabotas,
portero en el ferrocarril y peón en una granja de Dakota del Sur antes de iniciarse en el
séptimo arte, era una vida dura y sin demasiado futuro.
Aventura y Supervivencia
Ante tal perspectiva en el año 1904 cogió sus escasos ahorros y se marchó a Dakota del
Sur
Sur, allí hizo ya historia siendo el único negro que compró unas tierras que habían sido parte
de la Reserva India Rosebud y que nadie quería a muy bajo precio en una subasta al
remate
En los siguientes nueve años se dedicó a los negocios y mejorar su formación, por un lado,
con su buen criterio empresarial expandió sus terrenos mientras escribía una novela semi-
autobiográfica: "The
The Conquest: The Story of a Negro Pioneer" editada en el año 1913.
Pero una cosa era escribir un libro y otra venderlo siendo de color en aquellos primeros años
del siglo XX, sin el apoyo de ninguna editorial dispuesta a comprometerse con la promoción
de un relato donde ya hacía gala del orgullo por su raza, Micheaux estaba contra las
cuerdas.
Así que si la montaña no iba a Mahoma, Mahoma iría a la montaña, metió sus libros en una
maleta y se fue casa por casa vendiendo su novela a los granjeros de Dakota del Sur.
Hubo fortuna con su decidida acción y con el paso del tiempo la novela se popularizó, así
que decidió continuar escribiendo con The Homesteader ((1917). Una vez más, sus nuevas
y refrescantes palabras para aquella población oprimida obtuvieron popularidad esperada
entre el público negro.
La fama de sus textos llegó hasta una joven productora de cine Lincoln Film Corporation
Corporation,
en Nebraska, con quienes compartían un interés común y le ofrecieron comprarle los
derechos para llevarla al cine.
Micheaux era un tipo muy decidido y resolvió el problema de nuevo cogiendo el toro por los
cuernos, formando su propia productora, la Micheaux Book and Film Company
Company.
Tomar esta decisión era algo muy serio, el coste de los equipos de cinematografía a
principios del siglo XX eran exorbitados para el común de los mortales, igual que los
procedimientos de rodaje, pero Micheaux se las ingenió para traer todo el material y
personal necesario hasta Winner
Winner, Dakota del Sur
Sur.
Un soldado vigila una esquina del vecindario de Douglas en Chicago a bayoneta calada junto a
cinco policías durante los disturbios raciales que tuvieron lugar del 27 Julio al 3 de agosto de
1919
1919. - Chicago Daily News
El segundo evento que propició el rodaje de Within our Gates es menos conocido que la cinta de Griffith pero
probablemente más próximo a las razones de Micheaux. Sucedió en la mañana del 27 de Julio de 1919 en la
playa de Chicago.
A comienzos del nuevo siglo XX, en lo que se llamó La Gran Migración, Chicago aumentó notablemente su
población, en gran parte por hombres de color procedentes del Sur. La nueva población de color tuvo múltiples
altercados con la población inmigrante blanca formada principalmente por población procedente de países
deprimidos de la Vieja Europa como italianos, irlandeses o polacos. Todos ellos competían por los puestos de
trabajo y alojamiento que les permitiera subsistir, muchas veces en condiciones de auténtica miseria y esclavitud.
El 27 de Julio, por un descuido Eugene Williams, un bañista negro agarrado a una tabla de madera acabó
arrastrado por la corriente a una playa habitualmente visitada por blancos. Al ver la llegada del hombre de color,
los bañistas desde la orilla comenzaron a lanzarle piedras, este recibió una pedrada en la cabeza, se soltó de la
tabla y falleció ahogado.
Pero lo peor estaba por venir, cuando la policía, mayoritariamente de origen irlandés, apareció en la playa, en vez
de comenzar las pesquisas para arrestar al causante del asesinato intentó arrestar a otro hombre de color.
Aquella actitud racista y tremendamente injusta provocó rápidamente la protestas por parte de los
afroamericanos de chicago demasiado acostumbrados ya a esta clase de actitudes lo que hizo estallar la olla a
presión que era la ciudad obteniendo una respuesta de extrema violencia por parte de los blancos que incluso
realizaron grupos de linchamiento en aquellas fatídicas jornadas.
Esta actitud provocó una vertiginosa escalada de la violencia que termino en auténtica batalla campal por toda
la ciudad que ocasionó al cabo de 4 días la llegada de la Guardia Nacional para frenar la situación. Murieron 38
personas, 23 afroamericanos y 15 blancos, unas 600 resultaron heridas y alrededor de 1000 quedaron sin hogar
como consecuencia de la destrucción de sus hogares a lo que habría de sumarse innumerables escenas de
vandalismo, robos y pillaje aprovechando el escenario de violencia.
Imagen tomada durante los disturbios de Chicago de 1919, donde se puede ver a un hombre de
color apedreado hasta la muer te por un grupo de blancos
blancos. New York Public library - Schomburg Center
for Research in Black Culture
De igual manera que la película de Griffith, la cinta de Micheaux levantó similar polémica durante su época y
muchas escenas fueron censuradas en varias ciudades para evitar disturbios raciales, como por ejemplo el
intento de violación de una mujer negra por un hombre blanco. Sin embargo, tan solo 7 meses después de los
disturbios de Chicago, el 20 de Febrero de 1920 la película se estrenó sin cortes en la misma ciudad que la inspiró
aún con las heridas abiertas, resultando un éxito tremendo. Por suerte aunque despertó una tremenda
controversia y sucedieron algunos disturbios, no se repitieron los acontecimientos del anterior verano.
Gracias a esta arriesgada apuesta nació, The Homesteader (1918), el primer largometraje
de la historia del cine filmado por y para gente de color. Contra todo pronóstico la suerte le
volvió a sonreír y en medio de aquel páramo de producciones sinceras enfocadas a su raza,
la cinta le procuró unos cinco mil dólares de ganancia
ganancia, cifra realmente impresionante si
tenemos en cuenta lo que supondría al cambio hoy en día.
Sin embargo pese al éxito, popularidad y relevancia de la cinta en la historia del cine, no
han llegado copias hasta nuestros días días, lo cual deja muy claro el interés de los
conservadores e historiadores a lo largo de los años por esta cinta esencial en la historia del
Séptimo Arte. Muchas veces la ausencia de algo puede casi revelar tanta información (si se
me permite símil fotográfico) como su presencia y sin duda este es uno de los mejores
ejemplos.
Tras este éxito inicial, Micheaux comprendió el poder de este nuevo arte / medio de
comunicación, en tan sólo unos meses y con apenas unos cines su película había sido
mucho más leída que sus dos obras, alcanzado mucha más popularidad y además el mismo
discurso había alcanzado a una importante porción analfabeta de hombres de color, un
hecho muy destacable dada la elevada analfabetización de principios del siglo XX en
Estados Unidos, lo que significaba que este nuevo medio le permitía poder acceder
precisamente a ese segmento de la población más deprimido y necesitado de saber que
tenía derecho a la dignidad y libertad arrebata.
Ante la evidencia Micheaux se consagró con todas sus energías a proseguir con la
realización de películas donde poder denunciar con eficacia las injusticias que también había
conocido y concienciar a su raza en favor de la igualdad y la dignidad.
Así llegó su segunda película, Within Our Gates (1920), por desgracia la primera que
ha llegado hasta nuestros días. La cinta propagó su fama involuntariamente al alentar
la discusión a causa de los serios disturbios raciales en 20 estados un año antes.
Pero el éxito continuó, junto con sus dos siguientes películas, también estrenadas en 1920,
Micheaux consiguió recaudar unos 40 mil dólares de la época, una cifra impresionante para
una productora de sus dimensiones y limitaciones en la distribución.
Alentado por el éxito, durante los siguientes años siguió filmando y produciendo sus propias
películas, peleando por distribuirlas a cualquier costa en un mercado reacio a esta temática,
por lo que Micheaux, incansable, siguió difundiéndolas incluso puerta por puerta y poco a
poco fue creciendo su popularidad.
Fue tal la popularidad y la atracción del dinero (no olvidemos la máxima americana respecto
a los negocios por encima de todo) llegaron a existir unas 150 empresas interesadas en
participar en este cine racial.
Portada de “El cantor de Jazz” primera película sonora del año 1927
1927, aunque técnicamente solo
parcialmente rodada con sonido y diálogos sincronizados, utilizando el sistema sonoro "Vitaphone" (basado en
grabar el sonido sobre un disco de cera).
Al Jolson y May McAvoy en el cantor de Jazz.. Jolson, era por entonces toda una
celebridad en Broadway. George Jessel, estrella principal de la obra original de 1925 en la
que se basó el largometraje, no alcanzó un acuerdo económico con la productora Warner
cuando adquirió los derechos para llevarla a la pantalla, así que finalmente, fue Jolson quien
interpretó al joven judío “Jack Robin” que se pinta el rostro para actuar como un cantante de
color. Imagen: Lewis Wayne Gallery
Sin embargo, fue la Gran Depresión quien acabó de un plumazo con prácticamente todas
las productoras independientes de cine racial, aún así Micheaux aguanto durante un tiempo
el envite, adaptándose al cine sonoro.
Tan solo cuatro años después de la llegada del cine sonoro, rodo en este nuevo formato:
THE EXILE (1931) una versión de su primera novela (tengamos en cuenta que fue una
adaptación compleja y escalonada ya que la adaptación de los locales, estudios y
laboratorios no fue de un día para otro, requiriendo de fuertes inversiones).
Pero poco a poco la audiencia fue descendiendo, se ha discutido bastante sobre esto,
posiblemente la reiteración argumental que el Micheaux hacía continuamente en sus
películas o la nueva dirección hacía las películas de evasión impulsadas por las grandes
productoras con apabullantes comedías musicales y aventuras de evasión o de cine negro
acabaron por decantar a un público necesitado de evadirse de la realidad y reconozcámoslo,
un Star System, y una calidad de factura en las producciones de Hollywood con la que la
batalla estaba perdida en muchos frentes.
Sin embargo, tres años antes de su fallecimiento este creador incansable todavía realizó un
hito más en la historia de la cinematografía antes de ser relegado injustamente al olvido
durante décadas, en el año 1948 volvió por última vez a las cámaras para autofinanciar una
vez más y dirigir The Betrayal (La Traición - 1948) adaptación de su propia novela El
viento de ninguna par te (1943).
Una de las pocas imágenes que han sobrevivido de la película The Betrayal (1948) – CC / Astor Pictures / Oscar
Micheaux
Desalentado, The Betrayal fue la última película dirigida por Micheaux, que falleció tan solo
tres años más tarde en 1951 a causa de una dolencia cardíaca.
Lo más hiriente de esta historia radica en que hoy en día tampoco se conoce
ninguna versión de The Betrayal
Betrayal, considerándose también una película perdida ,
quedando únicamente algunas imágenes y el guión que se puede encontrar en los
Archivos del Estado de Nueva York
York.
La realidad de una época, como ya he dicho muchas veces, a diferencia de sus documentos
“oficiales o de investigación”, siempre está presente en sus creaciones artísticas
independientemente de lo que inicialmente deseara expresar el autor, la perspectiva del
tiempo es la mejor herramienta con que contamos para saber la verdad de un momento
dado, luego solo tenemos que comparar esa obra, las condiciones en que fue realizada, el
estado con el que ha llegado a nuestros días, el interés con que fue contemplada entonces u
ahora, etcétera y más etcétera y sabremos exactamente hacía donde vamos.
La tecnología de las redes nos permite acceder a muchísimas obras artísticas que si bien no
había restricciones como tales para su acceso en el pasado, en la práctica resultaba casi
imposible si no habías nacido con unos recursos económicos enormes, así que a la práctica
su existencia para ti era desconocida o de tener conocimiento poder contemplarla poco
menos que un sueño.
Con mucho esfuerzo y dinero podías poco a poco ir conociéndolas, pero con la explosión
digital, todo ese contenido ha quedado a unos milisegundos de ti y a unos precios ridículos y
eso, en caso de que te cueste algo, por mucho que siempre existe quien va a intentar no solo
poner puertas al campo si no cobrarte entrada.
Por desgracia aunque todo está ahí, preferimos ver perritos saltando al ritmo de reggaeton o
la última odisea zombi, así que por eso he decidido hablar de uno de esas primeras obras
audiovisuales que nos enseñan a ver la historia con otros ojos, escondida entre millones de
gigabytes y con la que podremos comprender mejor el racismo y cómo ha evolucionado el
conflicto racial hasta hoy en día.
Micheaux falleció sin el reconocimiento que merecía y fue olvidado durante décadas, pese a
que llegó a producir más de 40 películas, con un mérito increíble, pues todas se realizaron
con una gran falta de medios pero con una decidida intención de denunciar las condiciones
de desigualdad social y legal de las minorías, ofreciendo algo de luz en los temas que las
productoras blancas no trataban. Por suerte poco a poco fue recibiendo el justo lugar que
merecía en el Olimpo de los grandes cineastas, aunque realmente…
- ¿Usted le conocía?
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