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ACTIVIDADES

1. Explica, según Marx, el origen del materialismo dialéctico

R// Marx comparte la dialéctica de Hegel, pero toma la filosofía de Hegel y la voltea, pero Marx
nos dice que la única realidad objetiva es la materia, mientras que por otro lado Hegel decía
que era el espíritu. La materia esta en constante movimiento y la mueve la dialéctica. La
materia puede ser captada por los sentidos no tiene que ver con idealismo ni racionalidad, por
eso se dice que Marx le dio un contenido materialista a la dialéctica de Hegel.

2. ¿Cuál es la crítica que le hace a Hegel sobre el Espíritu Absoluto?

R// Marx considera que la filosofía de Hegel debía ser superada ya que no podía cambiar nada,
esta solo trataba de explicar el mundo, por lo tanto, debía ser cambiada por una que pudiera
transformar el mundo, se necesitaba una nueva filosofía que no solo fuese teórica como la de
Hegel, sino que también fuese práctica. Con la llegada de la revolución industrial nacieron dos
clases sociales completamente contrarias la burguesía y el proletariado, Marx vio esta
desigualdad y la necesidad de superar la filosofía de Hegel que solo la explicaba, pero no podía
cambiar, aunque no la rechazo completamente, lo que Marx quería era aplicar la filosofía de
Hegel en lo real, entonces se baso en la dialéctica de Hegel, la dialectico idealista, pero
dándole un toque completamente materialista, Marx ya no hablara de una dialéctica idealista
sino materialista

3. Presenta la crítica que le hace Marx al materialismo clásico.

R// El materialismo marxista se apoya en los progresos de todas las ciencias que estudian el
movimiento de la materia. Marx sostiene que el mundo es material y que todos los fenómenos
se deben a diversas formas de movimiento que tiene la materia, la materia es anterior a la
conciencia, el mundo puede ser comprendido por la materia, todos los cuerpos son formados
por materia en diferentes formas y etapas de desarrollo. El mundo se desarrolla según el
movimiento de la materia.

4. Analiza, según Marx, la concepción dialéctica del ser humano.

Rta// La dialéctica marxista está orgánicamente ligada al materialismo filosófico, cuyos


principios fundamentales son: el mundo, por su naturaleza, es material y se compone de la
materia en movimiento que pasa de una forma a otra; la materia es el dato primario mientras
que la conciencia es el secundario; la conciencia es el producto de la materia altamente
organizada; el mundo objetivo es cognoscible y nuestras sensaciones, nuestras
representaciones, nuestros conceptos son reflejos del mundo exterior, que existe
independientemente de la conciencia humana. El materialismo dialéctico ofrece una teoría del
conocimiento de invalorable alcance para comprender el proceso de conocimiento de la
verdad objetiva.
Como teoría revolucionaria de la transformación del mundo, el materialismo dialéctico
constituye una guía para la acción revolucionaria. La filosofía marxista es fundamentalmente
ajena a toda actitud pasiva, contemplativa, hacia el mundo circundante. Antes de Marx, los
filósofos se limitaban a explicar el mundo, mientras que la función del partido marxista-
leninista consiste en transformarlo por vía revolucionaria. El materialismo dialéctico es un
instrumento eficaz para reconstruir la sociedad en el espíritu del comunismo. “Marx
determinaba la labor esencial de la táctica del proletariado en riguroso acuerdo con todas las
premisas de su concepción materialista dialéctica

5. ¿Por qué decía Carlos Marx que la alineación no podía hallarse en el hombre en el
terreno de la especulación, sería la praxis como realización ética del hombre?

MARX DEFINE AL HOMBRE INDICANDO QUE ES UN SER GENÉRICO; CON ELLO QUIERE DECIR
QUE LO PROPIO DEL SER HUMANO ES SIEMPRE LO UNIVERSAL, TANTO EN EL CONOCIMIENTO
(CUYO OBJETO ES LO UNIVERSAL) COMO EN LA PRAXIS: EL HOMBRE ES UN SER SOCIAL Y SÓLO
EN SU VIDA SOCIAL –EN SU TRATO CON LO UNIVERSAL– PUEDE ENCONTRAR SU REALIZACIÓN
PLENA.

“Por eso es precisamente en la elaboración del mundo objetivo en donde el hombre se


afirma realmente como un ser genérico. Esta producción es su vida genérica activa. Mediante
ella aparece la naturaleza como su obra y su realidad. El objeto del trabajo es por eso la
objetivación de la vida genérica del hombre, pues éste se desdobla no sólo intelectualmente,
como en la conciencia, sino activa y realmente, y se contempla a sí mismo en un mundo creado
por él. Por esto el trabajo enajenado, al arrancar al hombre el objeto de su producción le
arranca su vida genérica, su real objetividad genérica, y transforma su ventaja respecto del
animal en desventaja, pues se ve privado de su cuerpo inorgánico: de la naturaleza. Del mismo
modo, el degradar la actividad propia, la actividad libre a la condición de medio, hace el
trabajo enajenado de la vida genérica del hombre un medio para su existencia física. Mediante
la enajenación, la conciencia del hombre que el hombre tiene de su género se transforma,
pues, de tal manera que la vida genérica se convierte para él en simple medio

6. Según Carlos Marx, ¿por qué es importante el trabajo en el hombre?

Es preciso darse cuenta de que para Marx la noción de trabajo va más allá de su dimensión
puramente económica y se convierte en una categoría antropológica: Marx caracteriza al
hombre como un ser dotado de un “principio de movimiento”, principio que determina su
impulso para la creación, para la transformación de la realidad. El hombre no es un ser pasivo
sino activo, y el trabajo o la actividad personal la expresión de sus capacidades físicas y
mentales, el lugar en donde el hombre se desarrolla y perfecciona (más exactamente, donde
se debería desarrollar y perfeccionar); de ahí que el trabajo no sea un mero medio para la
producción de mercancías sino un fin en sí mismo y que pueda ser buscado por sí mismo y
gozado. Dada esta comprensión de la naturaleza humana como la de un ser que sólo puede
encontrar su perfección en el trabajo, no es extraño que el tema central de la filosofía
marxiana sea la transformación del trabajo sin sentido, enajenado, del trabajo como un mero
medio, en un trabajo enriquecedor, en un trabajo libre. En sus primeros escritos, llamó
“actividad personal” a la realización de esta inclinación al movimiento, y cuando criticó la
forma concreta de darse esta actividad en las sociedades de explotación pidió la “abolición del
trabajo”. En escritos posteriores estableció la diferencia entre trabajo libre y trabajo enajenado
y su crítica a la alienación se expresó en su preocupación por la “emancipación del trabajo”.

“Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se
quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que
comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla condicionado por su
organización corpórea. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su
propia vida material”.

7. ¿A qué llamó Marx “humanismo ateo”?

El marxismo-leninismo sostiene que la religión es el opio del pueblo, en el sentido de


promover la aceptación pasiva del sufrimiento en la Tierra con la esperanza de la recompensa
eterna. Por lo tanto, el marxismo-leninismo aboga por la abolición de la religión y la aceptación
del ateísmo. El ateísmo marxista-leninista tiene sus raíces en la filosofía de Ludwig Feuerbach,
Hegel, Karl Marx y Vladimir Lenin.

1. Por una parte, proponemos reflexionar sobre las etapas de la vida de Marx, el filósofo
social de la lucha contra la explotación humana enajenante de la libertad: una lucha
que comienza intelectualmente con la crítica del llamado “Estado Cristiano” para
descubrir allí la “alienación religiosa”: la de una religiosidad usada, justificada y
custodiada diligentemente por aquél (así lo dirá en su crítica de la filosofía del derecho
de Hegel (1952: 261-313); y finalmente coronada con Das Kapital: la crítica de la
“alienación económica” y el análisis (crítico) económico/histórico más brillante y
completo que se haya escrito acerca del capitalismo inglés del siglo XIX. Obra en la que
Marx cimenta la teoría filosófica/materialista de la historia con la dialéctica del
materialismo. Para cuando Marx escribe su obra cumbre, ya otras dos formas de
enajenación de la libertad lo habían confrontado en el camino hacia la madurez: la
enajenación de la filosofía (idealista) y la enajenación de la política (del Estado
burgués).

2. De manera complementaria, reflexionamos en un Marx profundamente humanista


que recoge de manera singular, oportuna, provocativa e inspiradora, la inercia del
pensamiento judeo/cristiano unida al idealismo filosófico de su tiempo, no menos que
a las inquietudes modernas de justicia social; y asimismo, en calificados pensadores y
estudiosos de su pensamiento –entre otros, Bigot (1953, c.1), Calvez (1956: 55 ss.),
Wetter (1958), Bochenski-Nimeyer (1958), etcétera–, cuya idea de libertad se debe
entender, básicamente, dentro de los parámetros de la noción de libertad en la
tradición del humanismo occidental: una fuerza o capacidad interior, inalienable y
esencialmente distintiva de la persona y unida a la razón que entiende el bien y el valor
y opta decididamente por él sobre toda potencia o dominio externo. Por ella, el ser
humano tiene en la intimidad de su existencia, la facultad de optar por algo contra
cualquier determinante ajeno a ella (Brugger, 1983: 335-336). En esa tradición
humanista e independientemente de cualquier ideología, la libertad arranca de la
materia –que es también su instrumento–, es decir, de la esencial constitución del ser
humano, pero la sobrepasa: otea el infinito, lo Absoluto, y aspira a ello, como dinámica
espiritual anclada en ese ser. Al final del camino, quedará claro que las vivencias
libertarias de Marx fueron cada una, a lo largo de su vida, el primer tramo en otros
tantos pasos de su doctrina.

8. Identifica las cuatro maneras posibles en las que el hombre puede enajenarse o
negarse a sí mismo; explica cada una de ellas.

Desenajenación

La sociedad comunista representa para Marx y Engels el triunfo de la humanidad sobre su


enajenación. Los seres humanos tan sólo dejarían de estar enajenados cuando se reapropiaran
como comunidad, como ente comunitario, de todo aquello en lo que ahora están enajenados:
la cultura, la sociedad, la historia, la propiedad, el comercio, el dinero, el trabajo, el producto
del trabajo, la sociedad y la humanidad misma. Todo esto únicamente podría volver a ser de la
humanidad a través de un comunismo en el que la comunidad humana conseguiría por fin
recobrarse a sí misma y recobrar todo aquello en lo que se manifiesta. Es así como el
comunismo le permitiría a los seres humanos liberarse de una enajenación que les habría
impedido hasta ahora preservar su entorno, acompañarse los unos a los otros, compartir sus
bienes, habitar su mundo, vivir su vida y decidir su destino.

La condición enajenada, pues, no es algo que pueda superarse teóricamente. Se necesita la


práctica, la práctica revolucionaria, la revolución comunista entendida como desenajenación
de la humanidad. Esto es algo que Marx y Engels tienen muy claro, como nos lo muestran al
explicar en la Ideología alemana: “con la destrucción de la base, de la propiedad privada, con la
regulación comunista de la producción y la abolición de la enajenación que los hombres
sienten ante sus propios productos”, el poder ajeno de la economía “se reduce a la nada y los
hombres vuelven a hacerse dueños del intercambio, de la producción y del modo de sus
relaciones mutuas”.

La humanidad se reapropia de la sociedad, la cultura y la historia cuando éstas dejan de estar


enajenadas en el capitalismo y en la propiedad privada en general. Esta propiedad, haciendo
que algo sea propio de un individuo, lo vuelve ajeno a toda la humanidad y por ende también
ajeno al mismo individuo como individuo humano. De ahí que la abolición de la propiedad
privada, la instauración del comunismo en el que se devuelve la propiedad a la comunidad
humana en su conjunto, sea una condición indispensable para superar la enajenación de la
humanidad.

Enajenación como desocialización

Hemos llegado a la cuarta forma de enajenación que Marx distingue: al enajenarnos de


nuestro ser social, nos enajenamos también lógicamente de la sociedad, es decir, de los demás
seres humanos. ¿Cómo relacionarse humanamente con el otro cuando se ha perdido la propia
humanidad? La deshumanización es también una desocialización, una desvinculación, un
retraimiento, un aislamiento.

Nos enajenamos de lo humano en el otro al enajenarnos de nuestra propia humanidad. Como


lo dice claramente Marx en sus Manuscritos económico filosóficos: “si el hombre se enfrenta
consigo mismo, se enfrenta también al otro”. Se enajena de lo que el ser humano es y hace a
través del otro como a través de sí mismo. Así, como nos lo explica Marx, “lo que es válido
respecto de la relación del hombre con su trabajo, con el producto de su trabajo y consigo
mismo, vale también para la relación del hombre con el otro y con trabajo y el producto del
trabajo del otro”.

Cuando los seres humanos padecen la enajenación de sus trabajos, de sus productos y de su
propia humanidad, pierden estas vías para vincularse estrechamente unos con otros. Ya no
pueden expresarse y comunicarse entre sí ni a través de sus actividades, al aliarse y cooperar,
ni mediante los resultados concretos de sus actividades, al compartir y enriquecerse
mutuamente, ni en la esfera de su naturaleza humana compartida, en encuentros íntimos y
significativos. Todo esto, en lo que podrían encontrarse y relacionarse, ya no existe para los
seres humanos enajenados; se ha vuelto extraño para ellos; no lo entienden; son ajenos a lo
social. Como nos lo muestra Marx en sus Cuadernos de París, los seres humanos dejan de
unirse, cooperar y compartir, y se vuelven “egoístas”, cada uno acapara lo que tiene, rivaliza y
compite con los otros, de tal modo que el “ser comunitario del hombre aparece bajo la forma
de la enajenación” y la sociedad se convierte en algo que es “la caricatura de su comunidad
real”: una sociedad en la que el “vínculo esencial” entre los seres humanos es considerado
falso, tramposo, hipócrita, impertinente o “accesorio”, mientras que la “separación” es
valorada como la “existencia verdadera”.

9. ¿Cuáles son las formas de alineación en el trabajo?; explica cada una de ellas.

Enajenación en el trabajo

Nuestro producto, una vez enajenado, se transmuta en el mismo capital que lo enajena y así
enajena lo que depositamos de nosotros en él. De igual modo, nuestra vida, una vez explotada
como fuerza de trabajo, se nos vuelve ajena y termina fortaleciendo el mismo poder que la
explota, que la absorbe, que la convierte en él mismo. Es el capital, en efecto, el que posee lo
que hacemos. Nuestro propio trabajo productivo se nos presenta enajenado como una
actividad del capital. Llegamos aquí a la segunda forma de enajenación distinguida por Marx:
aquella en la que la “actividad” del trabajador, su “vida personal”, su “trabajo” y su “acto de
producción”, aparecen “como una actividad extraña que no le pertenece, independiente de él,
dirigida contra él”. Es comprensible que así ocurra, pues el trabajo explotado es algo ajeno al
trabajador: no le pertenece a quien sólo aporta su fuerza de trabajo para ejecutarlo, sino a
quien lo explota, el cual, explotándolo, se enriquece al empobrecer al trabajador, al consumir
su vida para transformarla en su provecho.

El trabajo explotado es un trabajo que se realiza lógicamente a favor de quien lo explota y a


costa y a pesar de quien lo realiza. El explotado sufre la explotación que es orquestada,
impuesta, gozada, usufructuada por el explotador. Este explotador es el verdadero sujeto del
trabajo explotado. Una vez que el capitalista compra la jornada laboral de sus trabajadores,
ellos dejan de poseer ya su trabajo, un trabajo que ahora les es ajeno y en el que no pueden
sentir sino enajenación. Es el capitalista quien posee el trabajo que ellos realizan, quien lo
dirige, quien actúa en él, se fortalece con él y se genera y regenera incesantemente a través de
él. En cuanto a cada trabajador, en los términos de Marx, no puede sino experimentar “la
acción como pasión, la fuerza como impotencia, la generación como castración”.

El trabajador pierde lo que sus explotadores ganan, los hace ricos al caer en la miseria, se
consume para producir lo que ellos poseen, los fortalece al debilitarse, hace lo que le hacen
quienes lo explotan. Es así también como el trabajador padece lo que hace, actúa en contra de
sí mismo, sacrifica su existencia. Está obligado a sacrificarla para no perderla. Debe renunciar a
su vida, enajenarla, para mantenerse vivo, para sobrevivir a expensas de su propia vida,
renunciando a su deseo, forzando su voluntad.

En su trabajo no-deseado, forzado, convertido en un simple medio de supervivencia, como lo


explica Marx, “el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino
desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y
arruina su espíritu”. Es por eso, también según Marx, que “el trabajador sólo se siente en sí
fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí”. ¿Cómo no habría de ser así cuando el trabajo es
ajeno al trabajador? No es de él, sino de quien lo explota.

El trabajo, una vez poseído por el explotador, está enajenado con respecto al trabajador.
Ahora bien, en el sistema capitalista, el trabajador se ve reducido a su trabajo, sólo es
considerado por su trabajo, únicamente vale su trabajo. Y como el trabajo no es más que la
porción variable del capital, el trabajador, como bien lo señala Marx en los Grundrisse, “es
absorbido por el capital y se encarna en éste”. La enajenación del trabajador, su
“desposeimiento”, es lo que resulta de la “enajenación de su trabajo como propiedad ajena”.
Como ya Marx lo había observado en sus Manuscritos económico-filosóficos, la enajenación
del trabajo implica para el trabajador una “enajenación respecto de sí mismo”.

10. Analiza la concepción materialista de la historia, según Marx.

Los materialistas del siglo XVIII creían haber terminado con el idealismo. La antigua metafísica
estaba muerta y enterrada; la “razón” no quería oír hablar ya más de ella. Sin embargo, las
cosas tomaron muy pronto otro sesgo. Ya en la época de los “filósofos” la restauración de la
filosofía especulativa comienza en Alemania y, durante los cuarenta primeros años del siglo XIX
no se quiere saber ya nada más del materialismo, al cual se considera muerto y enterrado. La
doctrina materialista aparece ante todo el mundo filosófico y literario con el aspecto con que
se le había presentado a Goethe: “gris”,” sombría”, “cadavérica”. Ante ella se temblaba como
“a la vista de un fantasma”1. Por su parte, la filosofía especulativa creía haber triunfado de una
vez por todas sobre sus rivales. Es menester admitir que tenía sobre ellos una gran ventaja.
Esta filosofía estudiaba las cosas en su desarrollo en su génesis y en su destrucción. Pero si se
las considera en esta perspectiva, se renuncia justamente al modo de ver que caracterizaba a
los filósofos de las “luces”, quienes vaciaban a los fenómenos de todo movimiento vivo y los
transformaban en objetos petrificados, cuya naturaleza y relaciones no es posible comprender.
Hegel, el titán del idealismo en siglo XIX, no se cansa de combatir este modo de ver; para él, no
era este “un pensamiento libre y objetivo, puesto que no permite al objeto determinarse
libremente a partir de sí mismo, sino que, por el contrario, lo da por acabado”.2 La filosofía
idealista restaurada celebra el método diametralmente opuesto, el método dialéctico, y lo
aplica con decidido éxito.

11. Señala los periodos del pensamiento de Nietzsche y explícalos.

Etapas del pensamiento de Netzsche:

• Periodo romántico Filosofía de la noche.

• Periodo positivista o ilustrado Filosofía de la mañana.

• Periodo de Zaratustra Filosofía de mediodía.

• Periodo crítico Filosofía del atardecer.

Etapa: Periodo romántico – Filosofía de la noche.


• Coincide con la estancia en Basilea.

• Se centra en el estudio del pensamiento griego y la tragedia. Muy influenciado


por Wagner y por Schopenhauer.

• Obra principal “El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música”.

Ideas de esta etapa:

• El arte y la tragedia son la vía para conocer el mundo.

• Contradicción finito e infinito, apolíneo dionisiaco

• Sócrates representa la oposición al espíritu trágico mediante la lógica y la


razón.

Etapa: Periodo positivista – Filosofía de la mañana.

• Influencia de los ilustrados franceses, en especial Voltaire.

• Con el espíritu ilustrado y positivista rechaza la religión y la metafísica a favor


de la ciencia como explicación del mundo.

• Las obras fundamentales de este periodo son: “Humano, demasiado humano”,


“Aurora” y “La gaya ciencia”.

Ideas de esta etapa:

• Utilización del método histórico para criticar la metafísica en el desarrollo del


conocimiento.
• Critica la cultura occidental y las formas de auto esclavización: religión y moral.
El hombre se ha olvidado de sí mismo.

Etapa: Periodo de Zaratustra – Filosofía de mediodía.

• Se formulan las ideas fundamentales de su pensamiento, principalmente la


transvaloración de los valores.

• La obra fundamental es “Así hablo Zaratustra”

Ideas de esta etapa:

• Las ideas de esta etapa coinciden con la organización de “Así hablo


Zaratustra”:

• Prologo: se describe al superhombre y al último hombre.

• La primera parte plantea la muerte de Dios.

• La segunda parte habla de la voluntad de poder.

• La tercera parte es la formulación del eterno retorno.

Etapa: Periodo crítico – Filosofía del atardecer.

• Completa la crítica a la cultura occidental, a la religión y a la moral tradicional.

• Las obras principales de este periodo son “Más allá del bien y del mal” y
“Genealogía de la moral
12. ¿Qué temas se destacan en el periodo de Zaratustra?
• En lo personal, considero que este periodo fue donde más destaco Nietzsche,
ya que la principal obra de este periodo por obvias razones es ‘‘Así habló
Zaratustra’’ y fue este el periodo donde Nietzsche empezó a formular las ideas
fundamentales de su pensamiento. Los temas que se dieron durante este
periodo fueron:

• La descripción del superhombre y del último hombre

• Comienza a profundizarse más el planteamiento de la ‘‘muerte’’ de Dios.

• Aparece la voluntad de poder, la cual estará ligada con el tema del


‘‘Superhombre’’.

• Y empieza la formulación del eterno retorno.

13. Explica a qué llamó Nietzsche:

• El súper hombre: Nietzsche lo define como aquel hombre que ha superado los
valores tradicionales, alcanzando la superación de sí mismo y sus objetivos o
metas que tiene en la vida.
 La muerte de Dios: Nietzsche considero La muerte de Dios como el paso previo
y necesario para instaurar una nueva moral en el hombre, la cual es fuerte y
no conoce normas y prohibiciones. Para ello dice Nietzsche, es necesaria la
negación de Dios para afirmar el poderío del hombre ya que, si el hombre
tiene la presencia de Dios, no podrá ocupar su lugar y por lo tanto ser creador
de su propia moral e ideas. Dios es como un tipo de ‘‘rival’’ para el hombre y
es por eso que el hombre niega a Dios, porque quiere ser como él, pero no
puede ser Dios, por lo que buscará ser un hombre nuevo, un superhombre.

• La voluntad del poder: Nietzsche lo define como la liberación de los valores


tradicionales o decadentes, gracias a esta voluntad, el hombre pondrá en
marcha su verdadera existencia. Según Nietzsche un hombre con voluntad de
poder tiene una vida fuerte, sana impulsiva y con voluntad de dominio.

• La idea de eterno retorno: Esta es una teoría planteada por Nietzsche que
consiste en aceptar que todos los acontecimientos del mundo, todas las
situaciones pasadas, presentes y futuras se repetirán eternamente
• Teoría de la transvaloración: Lo define Nietzsche como la moral del super
hombre, consiste en abolir los valores decadentes y exaltar los valores vitales
que desarrollan y le dan sentido a la vida del superhombre.

14. ¿A qué llamó Nietzsche los “valores de Apolíneo” y “valores de Dionisio”?


• Fue la manera como distribuyo los valores que debe exaltar y abolir el llamado
superhombre, para eso hizo uso de la caracterización de los Dioses griegos
Apolo y Dionisio

15. Explica a qué llamó Nietzsche el “nihilismo” y su origen.


• El nihilismo según Nietzsche, consiste en la desvaloración de todos los valores,
en la ausencia de fundamento, origen y fin de toda realidad, en un sinsentido
absoluto. En pocas palabras, la vida no tiene sentido para Nietzsche, pero se
repetirá infinitamente.

16. Explica por qué dice Nietzsche que “Dios ha muerto”.

• Muchas personas interpretan mal esta frase, cuando Nietzsche dice que ‘‘Dios
ha muerto’’ no significa que el hombre lo mato, sino que el hombre se superó,
pudo alcanzar su objetivo en su vida, pudo abolir los valores tradicionales y por
lo tanto no necesita de Dios para poder vivir, debido que ahora es el hombre
quien tomara el lugar de Dios y podrá vivir su vida en un eterno retorno.
.

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