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R// Marx comparte la dialéctica de Hegel, pero toma la filosofía de Hegel y la voltea, pero Marx
nos dice que la única realidad objetiva es la materia, mientras que por otro lado Hegel decía
que era el espíritu. La materia esta en constante movimiento y la mueve la dialéctica. La
materia puede ser captada por los sentidos no tiene que ver con idealismo ni racionalidad, por
eso se dice que Marx le dio un contenido materialista a la dialéctica de Hegel.
R// Marx considera que la filosofía de Hegel debía ser superada ya que no podía cambiar nada,
esta solo trataba de explicar el mundo, por lo tanto, debía ser cambiada por una que pudiera
transformar el mundo, se necesitaba una nueva filosofía que no solo fuese teórica como la de
Hegel, sino que también fuese práctica. Con la llegada de la revolución industrial nacieron dos
clases sociales completamente contrarias la burguesía y el proletariado, Marx vio esta
desigualdad y la necesidad de superar la filosofía de Hegel que solo la explicaba, pero no podía
cambiar, aunque no la rechazo completamente, lo que Marx quería era aplicar la filosofía de
Hegel en lo real, entonces se baso en la dialéctica de Hegel, la dialectico idealista, pero
dándole un toque completamente materialista, Marx ya no hablara de una dialéctica idealista
sino materialista
R// El materialismo marxista se apoya en los progresos de todas las ciencias que estudian el
movimiento de la materia. Marx sostiene que el mundo es material y que todos los fenómenos
se deben a diversas formas de movimiento que tiene la materia, la materia es anterior a la
conciencia, el mundo puede ser comprendido por la materia, todos los cuerpos son formados
por materia en diferentes formas y etapas de desarrollo. El mundo se desarrolla según el
movimiento de la materia.
5. ¿Por qué decía Carlos Marx que la alineación no podía hallarse en el hombre en el
terreno de la especulación, sería la praxis como realización ética del hombre?
MARX DEFINE AL HOMBRE INDICANDO QUE ES UN SER GENÉRICO; CON ELLO QUIERE DECIR
QUE LO PROPIO DEL SER HUMANO ES SIEMPRE LO UNIVERSAL, TANTO EN EL CONOCIMIENTO
(CUYO OBJETO ES LO UNIVERSAL) COMO EN LA PRAXIS: EL HOMBRE ES UN SER SOCIAL Y SÓLO
EN SU VIDA SOCIAL –EN SU TRATO CON LO UNIVERSAL– PUEDE ENCONTRAR SU REALIZACIÓN
PLENA.
Es preciso darse cuenta de que para Marx la noción de trabajo va más allá de su dimensión
puramente económica y se convierte en una categoría antropológica: Marx caracteriza al
hombre como un ser dotado de un “principio de movimiento”, principio que determina su
impulso para la creación, para la transformación de la realidad. El hombre no es un ser pasivo
sino activo, y el trabajo o la actividad personal la expresión de sus capacidades físicas y
mentales, el lugar en donde el hombre se desarrolla y perfecciona (más exactamente, donde
se debería desarrollar y perfeccionar); de ahí que el trabajo no sea un mero medio para la
producción de mercancías sino un fin en sí mismo y que pueda ser buscado por sí mismo y
gozado. Dada esta comprensión de la naturaleza humana como la de un ser que sólo puede
encontrar su perfección en el trabajo, no es extraño que el tema central de la filosofía
marxiana sea la transformación del trabajo sin sentido, enajenado, del trabajo como un mero
medio, en un trabajo enriquecedor, en un trabajo libre. En sus primeros escritos, llamó
“actividad personal” a la realización de esta inclinación al movimiento, y cuando criticó la
forma concreta de darse esta actividad en las sociedades de explotación pidió la “abolición del
trabajo”. En escritos posteriores estableció la diferencia entre trabajo libre y trabajo enajenado
y su crítica a la alienación se expresó en su preocupación por la “emancipación del trabajo”.
“Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se
quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que
comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla condicionado por su
organización corpórea. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su
propia vida material”.
1. Por una parte, proponemos reflexionar sobre las etapas de la vida de Marx, el filósofo
social de la lucha contra la explotación humana enajenante de la libertad: una lucha
que comienza intelectualmente con la crítica del llamado “Estado Cristiano” para
descubrir allí la “alienación religiosa”: la de una religiosidad usada, justificada y
custodiada diligentemente por aquél (así lo dirá en su crítica de la filosofía del derecho
de Hegel (1952: 261-313); y finalmente coronada con Das Kapital: la crítica de la
“alienación económica” y el análisis (crítico) económico/histórico más brillante y
completo que se haya escrito acerca del capitalismo inglés del siglo XIX. Obra en la que
Marx cimenta la teoría filosófica/materialista de la historia con la dialéctica del
materialismo. Para cuando Marx escribe su obra cumbre, ya otras dos formas de
enajenación de la libertad lo habían confrontado en el camino hacia la madurez: la
enajenación de la filosofía (idealista) y la enajenación de la política (del Estado
burgués).
8. Identifica las cuatro maneras posibles en las que el hombre puede enajenarse o
negarse a sí mismo; explica cada una de ellas.
Desenajenación
Cuando los seres humanos padecen la enajenación de sus trabajos, de sus productos y de su
propia humanidad, pierden estas vías para vincularse estrechamente unos con otros. Ya no
pueden expresarse y comunicarse entre sí ni a través de sus actividades, al aliarse y cooperar,
ni mediante los resultados concretos de sus actividades, al compartir y enriquecerse
mutuamente, ni en la esfera de su naturaleza humana compartida, en encuentros íntimos y
significativos. Todo esto, en lo que podrían encontrarse y relacionarse, ya no existe para los
seres humanos enajenados; se ha vuelto extraño para ellos; no lo entienden; son ajenos a lo
social. Como nos lo muestra Marx en sus Cuadernos de París, los seres humanos dejan de
unirse, cooperar y compartir, y se vuelven “egoístas”, cada uno acapara lo que tiene, rivaliza y
compite con los otros, de tal modo que el “ser comunitario del hombre aparece bajo la forma
de la enajenación” y la sociedad se convierte en algo que es “la caricatura de su comunidad
real”: una sociedad en la que el “vínculo esencial” entre los seres humanos es considerado
falso, tramposo, hipócrita, impertinente o “accesorio”, mientras que la “separación” es
valorada como la “existencia verdadera”.
9. ¿Cuáles son las formas de alineación en el trabajo?; explica cada una de ellas.
Enajenación en el trabajo
Nuestro producto, una vez enajenado, se transmuta en el mismo capital que lo enajena y así
enajena lo que depositamos de nosotros en él. De igual modo, nuestra vida, una vez explotada
como fuerza de trabajo, se nos vuelve ajena y termina fortaleciendo el mismo poder que la
explota, que la absorbe, que la convierte en él mismo. Es el capital, en efecto, el que posee lo
que hacemos. Nuestro propio trabajo productivo se nos presenta enajenado como una
actividad del capital. Llegamos aquí a la segunda forma de enajenación distinguida por Marx:
aquella en la que la “actividad” del trabajador, su “vida personal”, su “trabajo” y su “acto de
producción”, aparecen “como una actividad extraña que no le pertenece, independiente de él,
dirigida contra él”. Es comprensible que así ocurra, pues el trabajo explotado es algo ajeno al
trabajador: no le pertenece a quien sólo aporta su fuerza de trabajo para ejecutarlo, sino a
quien lo explota, el cual, explotándolo, se enriquece al empobrecer al trabajador, al consumir
su vida para transformarla en su provecho.
El trabajador pierde lo que sus explotadores ganan, los hace ricos al caer en la miseria, se
consume para producir lo que ellos poseen, los fortalece al debilitarse, hace lo que le hacen
quienes lo explotan. Es así también como el trabajador padece lo que hace, actúa en contra de
sí mismo, sacrifica su existencia. Está obligado a sacrificarla para no perderla. Debe renunciar a
su vida, enajenarla, para mantenerse vivo, para sobrevivir a expensas de su propia vida,
renunciando a su deseo, forzando su voluntad.
El trabajo, una vez poseído por el explotador, está enajenado con respecto al trabajador.
Ahora bien, en el sistema capitalista, el trabajador se ve reducido a su trabajo, sólo es
considerado por su trabajo, únicamente vale su trabajo. Y como el trabajo no es más que la
porción variable del capital, el trabajador, como bien lo señala Marx en los Grundrisse, “es
absorbido por el capital y se encarna en éste”. La enajenación del trabajador, su
“desposeimiento”, es lo que resulta de la “enajenación de su trabajo como propiedad ajena”.
Como ya Marx lo había observado en sus Manuscritos económico-filosóficos, la enajenación
del trabajo implica para el trabajador una “enajenación respecto de sí mismo”.
Los materialistas del siglo XVIII creían haber terminado con el idealismo. La antigua metafísica
estaba muerta y enterrada; la “razón” no quería oír hablar ya más de ella. Sin embargo, las
cosas tomaron muy pronto otro sesgo. Ya en la época de los “filósofos” la restauración de la
filosofía especulativa comienza en Alemania y, durante los cuarenta primeros años del siglo XIX
no se quiere saber ya nada más del materialismo, al cual se considera muerto y enterrado. La
doctrina materialista aparece ante todo el mundo filosófico y literario con el aspecto con que
se le había presentado a Goethe: “gris”,” sombría”, “cadavérica”. Ante ella se temblaba como
“a la vista de un fantasma”1. Por su parte, la filosofía especulativa creía haber triunfado de una
vez por todas sobre sus rivales. Es menester admitir que tenía sobre ellos una gran ventaja.
Esta filosofía estudiaba las cosas en su desarrollo en su génesis y en su destrucción. Pero si se
las considera en esta perspectiva, se renuncia justamente al modo de ver que caracterizaba a
los filósofos de las “luces”, quienes vaciaban a los fenómenos de todo movimiento vivo y los
transformaban en objetos petrificados, cuya naturaleza y relaciones no es posible comprender.
Hegel, el titán del idealismo en siglo XIX, no se cansa de combatir este modo de ver; para él, no
era este “un pensamiento libre y objetivo, puesto que no permite al objeto determinarse
libremente a partir de sí mismo, sino que, por el contrario, lo da por acabado”.2 La filosofía
idealista restaurada celebra el método diametralmente opuesto, el método dialéctico, y lo
aplica con decidido éxito.
• Las obras principales de este periodo son “Más allá del bien y del mal” y
“Genealogía de la moral
12. ¿Qué temas se destacan en el periodo de Zaratustra?
• En lo personal, considero que este periodo fue donde más destaco Nietzsche,
ya que la principal obra de este periodo por obvias razones es ‘‘Así habló
Zaratustra’’ y fue este el periodo donde Nietzsche empezó a formular las ideas
fundamentales de su pensamiento. Los temas que se dieron durante este
periodo fueron:
• El súper hombre: Nietzsche lo define como aquel hombre que ha superado los
valores tradicionales, alcanzando la superación de sí mismo y sus objetivos o
metas que tiene en la vida.
La muerte de Dios: Nietzsche considero La muerte de Dios como el paso previo
y necesario para instaurar una nueva moral en el hombre, la cual es fuerte y
no conoce normas y prohibiciones. Para ello dice Nietzsche, es necesaria la
negación de Dios para afirmar el poderío del hombre ya que, si el hombre
tiene la presencia de Dios, no podrá ocupar su lugar y por lo tanto ser creador
de su propia moral e ideas. Dios es como un tipo de ‘‘rival’’ para el hombre y
es por eso que el hombre niega a Dios, porque quiere ser como él, pero no
puede ser Dios, por lo que buscará ser un hombre nuevo, un superhombre.
• La idea de eterno retorno: Esta es una teoría planteada por Nietzsche que
consiste en aceptar que todos los acontecimientos del mundo, todas las
situaciones pasadas, presentes y futuras se repetirán eternamente
• Teoría de la transvaloración: Lo define Nietzsche como la moral del super
hombre, consiste en abolir los valores decadentes y exaltar los valores vitales
que desarrollan y le dan sentido a la vida del superhombre.
• Muchas personas interpretan mal esta frase, cuando Nietzsche dice que ‘‘Dios
ha muerto’’ no significa que el hombre lo mato, sino que el hombre se superó,
pudo alcanzar su objetivo en su vida, pudo abolir los valores tradicionales y por
lo tanto no necesita de Dios para poder vivir, debido que ahora es el hombre
quien tomara el lugar de Dios y podrá vivir su vida en un eterno retorno.
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