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LEY DE LA

MEMORIA
HISTÓRICA

Andrés Valverde Tejedor 2°D BAC.


La memoria. Algo incontrolable. Nadie es dueño de sus
recuerdos, y sin embargo los recuerdos muchas veces
consiguen adueñarse de uno mismo. La memoria. Tema
presente en novelas, poesías, canciones... y, por fin, en la ley.
Para todas aquellas personas de las que sus recuerdos se
adueñaron; para los que sólo pueden recurrir a la memoria
cuando quieren ver a la persona que han amado, a sus hijos, a
sus padres. Para los que condenan las injusticias y las
masacres de una época de terror, aunque no tuvieran que
sufrirla. Para todas las personas contrarias a la opresión y el
terrorismo institucional que se llevó a cabo en el país es
necesaria una ley que dignifique la figura de las víctimas
franquistas. Como dice en el mismo texto del proyecto “la
presente Ley quiere contribuir a cerrar heridas todavía abiertas
en los españoles y a dar
satisfacción a los ciudadanos que sufrieron, directamente o en
la persona de sus familiares, las
consecuencias de la tragedia de la Guerra Civil o de la represión
de la Dictadura.”

Muchos debates han surgido del texto que han acordado el


gobierno y algunos grupos parlamentarios, y ha sido objeto de
debate tanto desde la derecha como desde la izquierda. Un
análisis de algunos de los artículos podría ser de ayuda para
comprender las intenciones del gobierno y del resto de grupos.

La ley de memoria Histórica:


Ya en el artículo n° 4 (Tramitación de la solicitud) encontramos
un punto de discordia. La ley concede el derecho de solicitud de
una Declaración de reparación y reconocimiento personal a
personas afectadas o parientes de las mismas, así como a
instituciones públicas. Sin embargo, el Partido Comunista pedía
a IU, grupo parlamentario al que pertenece, que no aceptasen la
ley por considerarla insuficiente, pues querían la anulación
automática de los juicios franquistas. Las palabras de J. A.
Martín Pallín, magistrado emérito del supremo, son muy claras:
“La excusa del PSOE de que la nulidad no era posible porque
supondría una injerencia del legislador sobre los jueces... ¡es un
camelo político!”.
Y no es que no se vayan a anular las sentencias, pero cada
familia deberá pedir dicha nulidad. En este sentido la ley se
queda un poco corta, ya que no facilita el proceso, como tendría
que ser.

El siguiente asunto a comentar puede verse en el artículo


n° 7 (Contenido de la Declaración). En él, puede leerse lo
siguiente:
“2. En ningún caso la Declaración a que se refiere este artículo
constituirá título para el reconocimiento de
responsabilidad patrimonial del Estado ni de cualquier
Administración Pública, ni dará lugar a efecto,
reparación o indemnización de índole económica o profesional.”

Surgieron voces críticas de diversos lugares, pidiendo una ley


más “útil”, con mayores efectos para los damnificados, ya que,
como continúa en el artículo 9, para poner un ejemplo,
“2. A las pensiones de orfandad a que se refiere el presente
artículo les será de aplicación el sistema de
complementos económicos vigentes y experimentarán las
revalorizaciones que establezcan las Leyes de
Presupuestos Generales del Estado para cada año.”

Como se puede comprobar, este caso no sufre mayores


modificaciones.
Un tema que preocupa a numerosas víctimas de
desaparecidos es el de la localización e identificación de los
cuerpos, lo cual está dispuesto en el artículo n°13:
“1. Las Administraciones públicas, en el marco de sus
competencias, facilitarán a los descendientes directos
de las víctimas que así lo soliciten las actividades de indagación,
localización e identificación de las
personas desaparecidas violentamente durante la guerra civil o la
represión política posterior y cuyo
paradero se ignore.”
Las fosas comunes donde se amontonaban los cuerpos de los
“ajusticiados sin justicia” se pueden contar a cientos en el
territorio nacional. En Andalucía, por poner un ejemplo, hay
alrededor de 460 fosas con 35.000 muertos. Espeluznante, sin
duda.

Para finalizar, el artículo 17 hace referencia a los símbolos


y monumentos públicos conmemorativos del régimen:
“Los órganos que tengan atribuida la titularidad o conservación
de los monumentos, edificios y lugares de
titularidad estatal, tomarán las medidas oportunas para la
retirada de los escudos, insignias, placas y otras
menciones conmemorativas de la Guerra Civil, existentes en los
mismos, cuando exalten a uno sólo de los
bandos enfrentados en ella o se identifiquen con el régimen
instaurado en España a su término [...] Lo previsto en el párrafo
anterior no será de aplicación cuando concurran razones
artísticas,
arquitectónicas u otras de interés general que lo hagan
improcedente.”

Tan sólo se trata de algunos artículos escogidos según el


interés que han generado en los medios por los debates que han
suscitado, comentados aquí con el fin de conocer un poco mejor
la Ley de Memoria Histórica, una ley que pretende cerrar
heridas en aquellos que aún la tenían abierta, que son los
damnificados por el franquismo. Por lo demás, la redacción se
queda corta, pero es cierto que sienta unas bases sólidas para
el futuro, es un punto de inflexión. En boca de Joan Herrera,
portavoz de IU-ICV: “La ley no responde a nuestros sueños pero
sí se compone de nuestros sueños”.

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