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Ec 001 07
Ec 001 07
BIOGEOGRAFíA
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que está ]a especie, penetramos en e] campo de subespecies o especies vicarias, que se reemplazan
]a expresión geográfica de] fenómeno ecológico. y, precisamente, explicar por qué las mayores
Las distribuciones que no se explican simp]e- discontinuidades entre unas y otras formas se
mente por factores ambientales se escalonan en hallan precisamente donde están.
una larga serie de dimensiones: e] aspecto geo- En el desarrollo de la biogeografía pesó mucho
gráfico, si se quiere, se manifiesta en ]a forma- la observación de que bajo climas equivalentes,
ción de rodales de cierta planta en un campo, en en distintos continentes, se podían encontrar eco-
]a aglomeración del plancton en manchas o en- sistemas diferentes por estar formados por espe-
jambres; pero parece que no estamos dispuestos cies taxonómicamente distintas, a pesar de tener
a hablar propiamente de «geografía» hasta que una fisonomía general que se correspondía. Los
]a dimensión de las estructuras que deben expli- europeos lo vieron así en América y aplicaron
carse supera, por ejemplo, unas decenas de km. nombres europeos, con o sin calificativo de modi-
En realidad, la dimensión que estemos dispuestos ficación, a los seres equivalentes que encontraban
a aceptar como límite donde empieza lo geográ- más allá de los mares. Los conquistadores espa-
fico ha de depender de los organismos que esta- ilo]es de América hablan de zorros, liebres, aves-
mos estudiando; pero, en e] fondo, es la simple truces, leones, etc. Más tarde se relacionó este
extensión en el espacio de los sistemas, orgánicos aspecto meramente comparativo con la evolución,
o no, ]a que crea los problemas de índole topo- a] considerar, por ejemplo, que las diferencias en-
lógica que están en la raíz de cualquier considera- tre las faunas y floras de África y Sudamérica,
ción geográfico histórica. eran mayores que las existentes entre las respecti-
Se ha dicho que mientras que los aspectos pu- vas de Europa y Norteamérica, sugiriendo un
ramente ecológicos pueden estudiarse con un mé- tiempo más largo invertido en su diferenciación o,
todo rigurosamente experimental, los aspectos geo- según otra explicación, la existencia de potentes
gráficos, en el sentido indicado, necesitan métodos agentes uniformizadores en el hemisferio boreal, o
parecidos a los de las ciencias históricas y que una combinación de las dos causas. De esta forma,
esta diferencia metodológica es susceptible de la consideración de afinidades y diferencias entre
crear dificultades en la organización del pensa- faunas y floras totales, o entre ciertos grupos
miento y en ]a organización de los libros. Sin taxonómicos, o la comparación de ecosistemas
pretensiones de una lógica muy rigurosa, basta enteros, condujo a la elaboración de un sistema
indicar que una de las formas convenientes de jerarquizado de semejanzas y diferencias entre
avanzar en ecología es por medio de una cons- áreas continentales distintas, con el desarrollo de
trucción progresiva de modelos cada vez más am- diversos conceptos, entre los cuales los de tiempo
plios y generalizados, siguiendo un proceso apro- de aislamiento, direcciones de colonización y cen-
ximadamente cíclico. De manera que será bueno tros de creación, ocupan un lugar muy importante
que el lector retorne a este capítulo después de en la biogeografía clásica 15, 19,25.35, 37,44,48,52,
haber leído los capítulos 25 y 26 sobre las carac- 61,86,90. Con referencia a una región determinada,
terísticas espaciales en la organización de los eco- se da el nombre de flora al conjunto de las espe-
sistemas. cies de plantas, y el de fauna al de especies de
Podemos aceptar que ]a biogeografía es el es- animales. La flora más la fauna es la biota.
tudio de los fenómenos biológicos en su manifes- Un punto de vista apenas más dinámico tiende
tación espacial, considerando un espacio de di- a ver las distribuciones geográficas como el re-
mensión no muy pequeña. Fundamentalmente, se sultado de un equilibrio entre velocidad de dis-
trata de estudiar las áreas de distribución de persiqn o dilatación de las áreas y velocidad de
plantas y animales. En los textos clásicos de bio- especiación, teniendo en cuenta que ambos pro-
geografía se estudian algunas áreas cuya deter- cesos se desarrollan sobre un espacio heterogéneo.
minación no requiere factores más allá de 10 Los procesos de colonización, evolución y extin-
genuinamente ecológico. La separación de faunas ción se manifiestan más claramente en medios
de agua dulce, de agua salobre y marinas a 10 insulares, sean verdaderas islas en el mar o bien
largo de un litoral, las provincias planctónicas lagos en la superficie de los continentes. Mac-
definidas por características térmicas, de turbu- Arthur y Wilson 53 muestran cómo es posible
lencia y de nutrientes, la distribución zonal de construir una teoría rigurosa y genuinamente bio-
tipos de suelos y de vegetación, apenas requieren geográfica del poblamiento de las islas, q~e puede
consideraciones de tipo histórico. Éstas ya pesan ser el fundamento de una biogeografía dinámica.
más cuando se trata de explicar por qué encontra- De la misma manera que Sancho Panza creía en
mos especies distintas en tierras de características la existencia de ínsulas en tierra firme, el ecólogo
similares situadas a ambos lados de un brazo de ha de saber ver un sistema de islas, dando a ]a
mar, o la fragmentación de una especie, que se voz isla un sentido amplio, en el mosaico com-
extiende a 10 largo de un meridiano, en varias plicado de la biosfera.
238 Biogeografía
Areas cumentación, como para poder aceptarlas como
base de una biogeografía. Sin embargo, para otros
Los datos fundamentales se refieren a la distri- grupos de organismos menos vistosos los conoci-
bución geográfica de los individuos de cada es- mientos son muy incompletos, hasta el punto que,
pecie. La biogeografía ha de sistematizar esta in- para algunos de ellos, de amplia distribución,
formación y tratar de explicarla. El área es la las localidades en que han sido registrados coin-
representación sobre un mapa del conjunto de ciden prácticamente con la distribución geográfica
localidades donde ha sido identificada una espe- de sus investigadores o de las regiones explora-
cie. En el caso de los océanos sería más correcto das. No es posible sacar gran cosa en limpio de
hablar de volumen, pues ciertas especies están los mapas de distribución de desmidiáceas, o del
limitadas a determinados estratos y no ocurren fitoplancton marino 80. Es lamentable la escasez
en otros; pero siempre es posible proyectar dicho de datos sobre la distribución de muchas especies
volumen sobre un área. Si las áreas de muchas que se consideran «vulgares» y, por tanto, no
especies coinciden aproximadamente, se supone merecedoras de un registro preciso. Los estudios
que ciertos agentes han actuado o actúan de ma- ecológicos, cuando obligan a levantar inventarios
nera paralela sobre todas ellas. completos, contribuyen muy eficazmente al cono-
El estudio de las áreas, denominado también cimiento de la distribución de las mencionadas
corología y geonemia, es la parte más necesaria especies vulgares.
de la biogeografía, aunque parezca la de menor La representación elegida depende de la escala
atractivo intelectual. Las áreas de distribución del mapa. En su forma más completa se tendría
de las plantas superiores, mariposas, moluscos y que poner un punto para cada localidad; pero
vertebrados terrestres y de agua dulce están sufi- según sea la escala, esto equivale prácticamente
cientemente respaldadas por una abundante do- a cubrir un área extensa de un color o de un
....• ' /
~,\
.- ----'--,~'C'?/ 500 m / /
\
//
\ 20 km
,.
\
\
500 Km
240 Biogeograffa
Balcánica), etc. Puesto que la distribución de las
especies de área disyunta se explica generalmente
partiendo de la continuidad de su área en el pa-
sado, se considera que una o varias de las áreas
parciales actuales tienen el carácter de reliquias
(fig. 7-2).
A efectos descriptivos el área de distribución
se puede considerar estática; pero su interpreta-
ción ha de ser forzosamente dinámica. El área se
expande, retrae, divide y traslada continuamente y
la configuración de las áreas actuales es difícil
de poner en relación con la edad de las especies;
todos los testimonios del pasado señalan que, en
general, las áreas actuales son considerablemente
distintas de aquellas que ocuparon las mismas
especies en algún momento de máxima expansión
después de su aparición. Los límites del área de
la especie, sus fronteras, ofrecen interesantes ca-
racterísticas ecológicas, genéticas y evolutivas que
se examinarán más adelante; conviene evitar des-
de ahora el prejuicio de asimilarlas a barreras
espectaculares (ríos, cordilleras), lo cual no quiere
decir que no puedan coincidir con ellas.
Desde el punto de vista descriptivo puede ser
difícil representar las fronteras de manera precisa, Plebejus pylaon Erebis pandrose
242 Biogeografla
1,1
ALTIPLANO
1,2
en las afinidades bióticas, de modo parecido a que ello requeriría el desarrollo de métodos nue-
como se hace en la sistematización de ecosiste- vos, para representar adecuadamente el contorno
mas (pág. 401)24,42,74,75,81.85,89.95, ni de tratar de las áreas. Sin embargo, el estudio cuantitativo
de explicar la distribución de cada especie por de las áreas todavía no se ha acometido seriamen-
medio de una función establecida de intento y te. Hoy no existe siquiera un método de uso
basada en las variables climáticas o de otro tipo general para expresar cuantitativamente la seme-
de que se disponga 39. janza entre áreas (podría usarse, por ejemplo,
La esencia del problema biogeográfico se halla como índice de afinidad, la raíz cuadrada de la
un poco más allá. Se podría encontrar en la com- superficie en la que coexisten las dos especies
paración global entre distancias métricas y dis- cuyas áreas se comparan, dividida por la suma de
tancias de afinidad biótica, lo que lleva a la idea los cuadrados de las superficies en las que solo
de proyección -en un sentido genuinamente geo- se encuentra una de ellas).
gráfico- de unas estructuras sobre otras, con
una transformación necesaria que encierra en sí
la esencia del fenómeno. Por ejemplo, las distan- REGIONES BIOGEOGRAFICAS
cias de afinidad biótica menores que las métricas
indicarían mayor dispersabilidad y uniformidad La meta básica e inmediata de la corología
en ciertas áreas, y la relación inversa con grandes parece que todavía consiste en delimitar regiones,
diferencias bióticas sobre espacios breves, indi- provincias, distritos, etc. biogeográficos. Aunque
caría diferenciación rápida o una convergencia se ha polemizado y aún se polemiza sobre el tra-
secundaria en el espacio de conjuntos que estaban zado preciso de las divisorias, es cuestión que
muy diferenciados (fig. 7-4). También se podría puede mirarse con cierta indiferencia, pues todas
sacar más provecho del análisis de componentes las clasificaciones son provisionales y, en el mejor
principales en la configuración de las áreas, aun- de los casos, válidas para uno o para pocos gru-
10
~ 9
:e"""':m""~1¡
:l¡li
"I1if!,,"
'¡!f'
~ 8
~ 7
~ 6
~ 5
~ 4
~ 3
~ 2
~ 1
244 Biogeografla
Tabla 7-1
Velocidad de avance del margen del área en especies en rápida expansión.
mente como sería de esperar si fuera válida la de la velocidad con que pueden dispersarse los
analogía indicada, sino que sus límites quedan organismos cuando las condiciones de vida no
definidos por otras razones. Son pocos los casos representan un obstáculo mayor.
identificados de especies que, por algún «acci- Este es el caso de plagas u otros organismos
dente», se diseminan sin más limitaciones que que se expanden rápidamente en el paisaje huma-
las inherentes a sus medios propios de dispersión. nizado, o bien lo hacen con la ayuda de los me-
Pero estos casos, aunque constituyen monstruosi- dios de transporte humano, que los ha introducido
dades ecológicas, son interesantes por darnos idea en lugares alejados de su origen; en las nuevas
Figura 7-6 Las grandes regiones (R) y subregiones (SR) biogeográficas continentales
más generalmente aceptadas. El rayado vertical señala algunas áreas interesantes de con-
tacto (Sonora, Mediterráneo, Tibet).
246 Biogeografla
y se ha extendido hasta alcanzar Gran Bretaña. des tienen un poder propio de locomoción mayor;
Polonia, Rumania, Israel y los Pirineos 31. En su pero las barreras efectivas para ellos son muy
expansión se ha manifestado diferenciación cro- numerosas. Un elefante, por ejemplo, necesita
mosómica. tierra por donde cruzar y no puede viajar sobre
Las aguas salobres dan un contingente numero- un tronco flotante. La experiencia con animales
so de especies muy vágiles. Se supone sin muchas domésticos, en pastos, muestra la efectividad de
razones, que Mercierella procede de la India y muchas barreras más etológicas o psicológicas que
que ha sido dispersada por los buques; en el mar reales.
puede vivir, pero no se reproduce. El caso es
que hoy día se la encuentra en aguas salobres de
prácticamente todo el mundo 27. Potamopyrgus Medios de dispersión
jenkinsi 2, 6, 9. 23, 94 es un hidrobíido partenogené-
tico de origen no precisado, quizá de Australasia, No puede hablarse de una adaptación especial
donde viven formas próximas, con una gran va- a ampliar el área de distribución, porque tal apti-
riabilidad genética, unida a una notable plastici- tud en los organismos aparece como un carácter
dad fenogenética, en la forma más o menos aqui- accesorio o acompañante, de características rela-
llada de las vueltas de la concha; vive en agua cionadas básicamente con la ocupación o coloni-
salobre yagua dulce próxima a la costa y resiste zación de nuevas extensiones, dentro del mosaico
24 horas una salinidad del 18 por mil. Aparece ecológico en el que se distribuye la especie. La
en Londres en 1859, en Portugal y Marruecos en velocidad de ampliación de un área no sólo de-
1869, en el norte de Francia en 1912, en las pende del gradiente de la densidad de población
Islas Anglonormandas en 1922, en los Bajos Piri- en la periferia y de la movilidad de gérmenes,
neos y sus estanques litorales en 1948-50; también propágulos o diásporas, sino también del número
se ha citado de Italia. En España se ha encon- de dichos elementos que están en disposición de
trado en el litoral catalán y en diversas localida- ser trasladados. El transporte pocas veces es autó-
des del interior del valle del Ebro y hay ejempla- nomo y cuando es importante se suele hallar liga-
res recolectados cerca de Barcelona desde 1935
(Gasull). Se ha detectado asimismo a lo largo
de la costa cantábrica, hasta cerca de La Coru-
ña 52a y en numerosas localidades de Alicante y
Murcia 30a. En los moluscos, de los que suelen exis-
tir colecciones, resulta más fácil preferir la expli-
cación de una rápida dispersión a suponer' que lo
que ha ocurrido ha sido simplemente darse cuenta
de algo que ya existía. Pero siempre es sospechosa
la tendencia a situar en países lejanos el origen de
especies cuya aparición resulta misteriosa.
La velocidad y aún la realización de la expan-
sión de una especie, si los demás factores son
favorables a ella, guarda relación con su capaci-
dad real de movimiento o de transporte.
Pero esto no es todo. En aves y mamíferos
existen otras complicaciones 45. Estos animales.
pueden mostrar gran fidelidad local, basada en '- ........
su integración social y en el territorialismo, y su ............. _-, ............,
'''-,.,-
distribución puede aparecer como cristalizada,
por no aprovechar todas las condiciones favora-
bles que se les ofrecen de ensanchar el área. Las
aves, especialmente las que migran, tienen una
enorme capacidad de expansión que en realidad
no se refleja totalmente en su distribución ni en
su evolución, y en ellas pesan indudablemente
los factores de fidelidad local señalados. La dife-
renciación de la población aviar en las Antillas Figura 7-9 Distribución del cirrípedo austra-
ofrece un buen ejemplo de que no se puede exa- liano Elminius modestus en las costas de Francia,
España y Portugal, con indicación de la fecha
gerar la propensión de las aves a salvar barreras de las primeras observaciones en cada punto.
marinas, aunque indudablemente podrían disemi- Los circulitos indican localidades estudiadas en
narse más de lo que lo hacen. Los animales gran- 1963. (Según Barnes y Barnes 5,)
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I
I Lo. f.
I
pre-1850
Figura 7-10 Expansión del área del armadillo Dasypus novemcinctus en el SE de Estados
Unidos, dentro del último siglo. En la parte occidental se trata de una dilatación periférica
del área mexicana de la especie; en el Este, el armadillo fue introducido en Florida por
el hombre, en 1949. (Según G. D. Buchanan y R. V. Talmadge, Texas J. Sci.,
6:142-150, 1954.)
do a mOVImIentos del medio o a las actividades podo Myxodiaptomus laciniatus, 300 000 huevos
de otras especies del mismo ecosistema. Como desecables por metro cúbico. La producción de
consecuencia de todo ello, la capacidad de expan- tales gérmenes desecabIes o su recíproca, la falta
sión de una especie está íntimamente relacionada de aptitud para ello, se relaciona con el género
con su significado dentro de la estructura del de vida, con la persistencia del agua o de las
ecosistema, y en particular con su posición en la condiciones apropiadas. Los cladóceros adaptados
sucesión ecológica. a vivir en los grandes lagos no producen efipios.
Las especies denominadas pródigas, oportunis- Esto no depende solamente de que se trata de
tas, fugaces, cinetófilas o pioneras (pág. 265), son razas exclusivamente partenogenéticas y que los
propias de las primeras etapas de la sucesión y su efipios presupongan la reproducción sexual; por-
evolución ha sido tal que su éxito consiste en, la que pueden aparecer efipios asexuales, es decir,
fácil colonización de ambientes vacíos adecuados, sin necesidad de machos, en razas propias de
no siempre en continuidad espacial con las pobla- aguas árticas sometidas a grandes cambios pe-
ciones preexistentes, sino más bien separadas de riódicos. Las esponjas de agua dulce de la
ellas, por consistir en áreas «nuevas» que se abren familia Spongillidae producen gémulas desecables
de manera irregular y son de duración limitada. que sirven de diásporas; pero las esponjas que
Como parte de una adaptación total a este género viven en aguas dulces de una gran permanencia,
de vida, han desarrollado la capacidad de produ- como son las Lubomirskiidae del lago Baical, la
cir un gran número de unidades de dispersión, Ochridaspongia peculiar del lago de Ocrida en
cuyas características se relacionan con la utiliza- Yugoslavia, y las Potamolepis de ríos y lagos afri-
ción de ciertos medios de transporte. Las unida- canos, no las producen. En resumen, la produc-
des de dispersión se denominan diásporas, cual- ción de efipios y gémulas está relacionada con la
quiera que sea su naturaleza (esporas, zigotos, vida en aguas más o menos persistentes y con la
semillas, propágulos, gémulas, podocistos, esta- dispersión, y no representa una propiedad de im-
toblastos). portancia filogenética. A este respecto, se hallan
Los pobladores de las aguas dulces temporales en análoga posición a la de los frutos (pág. 253).
muestran adaptaciones extremas en el sentido Desde luego, la producción de gérmenes en un
indicado, de facilitar la dispersión de la especie; número muy elevado no es característica exclusiva
pero son las mismas adaptaciones que garantizan de los organismos acuáticos. Un cuerpo fructífero
su supervivencia, cuando el agua se evapora. Una de Fomes applanatus (hongo) pued~ producir
población del alga Sphaeroplea puede formar 5,46 X 10 12 esporas 10.
1000 millones de zigotos resistentes a la deseca- La actual influencia del hombre sobre la dis-
ción en un volumen de agua de un metro cúbico; persión de especies se ejerce principalmente en
poblaciones del cladócero Daphnia magna, tres el sentido de que el hombre degrada los ecosis-
millones de efipios por metro cúbico; del copé- temas originales y favorece la dispersión de espe-
248 Biogeografla
cies de tipo oportunista y cinetófilo, cuya disper- gradas a ecosistemas maduros. De hecho, la ac-
sión, por otra parte, él mismo asegura con sus ción progresiva del hombre sobre la Naturaleza ha
viajes y medios de transporte, por si no fuera ído confinando a un gran número de especies a
bastante la capacidad intrínseca de expansión que unas pocas áreas de supervivencia y ha extinguido
tienen aquellas especies. En algunos casos, el pro- totalmente a muchas otras (pág. 817).
ceso toma la forma de una irrupción masiva de Los medios de dispersión muy eficientes como
elementos procedentes de determinadas áreas geo- tales, capaces de alcanzar largas distancias, son,
gráficas en otras, y es particularmente visible a la vez, muy dispendiosos, porque implican una
cuando existía cierta inferioridad, difícil de defi- pérdida mayor de diásporas en el camino. En la
nir, de los ecosistemas indígenas frente a los ele- estrategia de la evolución este costo suplemen-
mentos importados. En Sudamérica y Australia la tario no es muy grande para una especie que, de
invasión de elementos extraños ha sido impresio- todas formas, es explotada. La mortalidad de
nante. En las tierras andinas de Argentina y Chile, diásporas es un precio que paga la especie; las
no sólo se han introducido muchos árboles euro- diásporas perdidas son vehículo de energía hacia
peos (álamos, manzanos) y plantas cultivadas, otros niveles tróficos, pero si van a parar lejos
sino también plantas silvestres (Ulex europaeus, y se consumen lejos, puede decirse que llevan
Rosa eglanteria, ]uniperus, etc.) y un gran nú- energía fuera del ecosistema propio. En realidad
mero de especies animales: Salvelinus fontil1alis se puede considerar como uno de tantos ejemplos
o trucha de arroyo, zorzales, liebres, jabalíes, va- de la explotación por un ecosistema más maduro
rios ciervos, etc. Algo parecido ha ocurrido en (pág. 865) de un ecosistema menos maduro, del
Nueva Zelanda, donde las plantas europeas se que forman parte las especies cuyas diásporas
han expandido como si el espacio hubiera estado sirven en parte de alimento a seres componentes
vacío (Ulex europaeus, Sarothamnus scoparius, del otro sistema.
Rubus fruticosus, Lupinus arboreus, Alnus, Salix).
Debe repetirse que, quizás en la mayoría de los
casos, la expansión de las especies se debe más ANEMOCORIA
a las perturbaciones introducidas por el hombre
en las características de las comunidades origina- En las plantas se puede comparar la disper-
rias, que abren la posibilidad de iniciar sucesio- sión del polen con la dispersión de diásporas
nes con nuevos elementos, que al transporte propiamente dichas; pero no existe una corres-
material de diásporas. Es en estos términos que la pondencia total, pues las dperáceas, por ejem-
asociación del hombre con las malas hierbas, o plo, son anemófilas (polinizadas por el viento),
las plagas en general, cobra su verdadero sentido. pero pocas de ellas son anemócoras (dispersa-
Son muchas las especies cuya área ha aumen- das por el viento), mientras que las compuestas
tado considerablemente por la acción humana son en gran parte anemócoras, pero no anemó-
(figs. 7-7 a 7-10). La apertura de canales ha facili- filas. Aparte de esta falta de superposición, la
tado la dispersión: el canal de Suez ha permitido dispersión de polen por las plantas tiene caracte-
el paso hacia el Mediterráneo de cierto número de rísticas similares a la dispersión de diásporas, y
especies (no muy grande, entre los peces aproxi- también el polen en este caso, representa una
madamente dos docenas de especies, etc.) y existe transferencia de energía y materiales entre unos
cierta preocupación sobre las consecuencias bio- y otros ecosistemas, no despreciable en algunos
geográficas que pueda tener la apertura de un casos (pág. 469).
nuevo canal marino, sin esclusas, junto al de La dispersión a través del aire es rápida y de
Panamá. Otro aspecto es importante dentro del gran alcance. En el polvo atmosférico se encuen-
mismo tema: la rotura, por el hombre, de muchas tran células vivas de numerosos organismos: a
barreras naturales, 10 cual ha promovido la hibri- pocos metros sobre las superficies líquidas se
dación de maneras muy diversas (pág. 285, in- pueden recoger constantemente algas marinas y
trogresión). de agua dulce vivas, y numerosas bacterias igual-
La explotación por parte del hombre u otros mente activas 56, 76, 84. La película superficial de
cambios que derivan, de manera general, de la las aguas contiene gran densidad de bacterias,
intervención humana, conducen a una simplifica- las olas la rompen y desprenden gotitas muy
ción de los ecosistemas y a una reducción en el pequeñas con gran densidad de gérmenes 7. Las
número de especies. De manera que si bien el diatomeas Hantzschia amphioxys y Melosira gra-
hombre favorece la expansión de unas pocas nulata se han cultivado a partir de muestras de
especies, de un tipo ecológico muy definido, al aire tomadas a 300 m sobre el suelo. Organismos
mismo tiempo conduce a la extinción de un nú- de menos de 0,1 mm, en general, ascienden con-
mero mucho mayor de especies de tipo ecológico tinuamente por las corrientes de aire de tipo local
precisamente opuesto, es decir, especies muy inte- y más tarde la lluvia los precipita. En la atmósfera
250 Biogeografla
HIDROCORIA dor, basados en asimetrías en la distribución de
fósiles de grupos de especies emparentadas.
La dispersión por el movimiento del agua es El decrecimiento de la probabilidad de coloni-
general en los organismos acuáticos y especial- zación con la distancia, siguiendo cierta dirección
mente en los planctónicos. La migración vertical, predominante, se percibe con igual claridad en
en relación con las características de estratifica- la colonización de las islas oceánicas australes.
ción del agua y las respectivas corrientes de Los grandes fondos marinos constituyen barreras
las distintas capas, ofrece enormes posibilidades para las especies litorales. En las diversas islas
de migración regular (pág. 715). Migración de de los mares del Sur (Príncipe Eduardo, Marion,
amplitud limitada, o muy regular, conduce al Crozet, Nueva Zelanda, Tristán de Acuña, Gough,
aislamiento de las poblaciones 20, Y estas cir- Bouvet, San Pablo y Amsterdam) se encuentran
cunstancias se dan con mayor frecuencia en los equinodermos que han debido salvar distancias
océanos tropicales que en los mares templados y de 1350 a 2400 km desde el continente más próxi-
fríos. mo y se ve cómo el número de sus especies de-
La fauna bentónica costera está mucho más crece progresivamente al alejarse del foco de ori-
diferenciada localmente que la pelágica, y una gen 25.
de las causás es la menor dispersabilidad de sus Organismos marinos de gran capacidad de mo-
gérmenes. Pero, de todas formas, la mayoría de vimiento combinan éste con la utilización de las
los seres bentónicos producen formas juveniles corrientes marinas y consiguen así una dispersión
que nadan libremente o son arrastradas por los verdaderamente universal. La amplia distribución
movimientos del agua. También las algas bentó- de especies como Trigla lucerna (teleósteo), Ceto-
nicas poseen formas propagativas nadadoras. La rhinus maximus (selacio), Thysanoessa gregaria
existencia de un período larvario planctónico es (eufausiáceo), Lamna cornubica (selacio), Rossia
característica de gran número de especies bentó- glaLlcopis (cefalópodo) y diversos cetáceos no
nicas y la duración de dicho período es crítica, plantea problemas especiales. Más de cien espe-
porque de ella depende la distancia adonde pue- cies de peces han sido ci tadas de todos los océa-
den llegar las larvas con el movimiento del agua, nos. Pero a veces, la dispersión lleva a las especies
o por su natación propia. La duración de la vida a áreas donde no pueden reproducirse (áreas de
larvaria varía mucho según los grupos, según las expatriación, página 241), como en el ejemplo,
especies de un grupo e incluso está sujeto a cierta tan repetido, de los cirrípedos del género Lepas,
variación en una determinada especie. Esto último que viajan sobre trozos flotEltltes de madera (o
quiere decir que las larvas de ciertas especies terrones de hidrocarburos en bruto, Lepas pecti-
pueden retrasar algo su metamorfosis y prolongar nata), hasta áreas muy alejadas de su punto de
su existencia nadadora, hasta alcanzar ambientes origen.
favorables. La duración de la vida larvaria es El canal de Suez fue abierto en 1869, tiene
suficiente para recorrer largas distancias durante 162 km de longitud, y durante el primer medio
dicha fase. Por selección local se alcanza un ajuste siglo de su existencia no ha servido de vía de
entre la fecha de producción de larvas y las con- paso a muchas especies, porque los lagos salados
diciones más propicias de la hidrografía. Las con- situados en su trayecto constituían una barrera
diciones de producción de larvas nadadoras, sus hipersalina. En 1869 existía un espesor de 13,4 m
migraciones y los requerimientos para su meta- de sal en el fondo de dichos lagos; dicha sal se
morfosis y fijación constituyen el fundamento ha ido lavando de modo que hoy apenas queda,
para interpretar la dispersión 4, 63 de las especies y se comprende que durante los últimos 40 años
bentónicas. ha atravesado el canal un número de especies
La tendencia principal en la dispersión sigue de animales 9 veces superior al de los que lo
la circulación predominante del agua. El número cruzaron durante los 60 primeros años de su
de especies se va reduciendo a medida que nos existencia. 24 especies de peces del Mar Rojo se
alejamos de los supuestos centros de origen de han establecido ya en el Mediterráneo 87. Pero
un grupo taxonómico. Fell 29 distingue abanicos hay que añadir que no todos los animales de afi-
de dispersión y de especiación hacia sotavento, nidades cálidas que se van descubriendo en el
que se extienden principalmente en la dirección Mediterráneo han tenido que venir por Suez; el
de los paralelos. En las latitudes templadas se lamelibranquio Pinctada, por ejemplo, ya en 1870
dirigen hacia el Este 28 (equinodermos), pero en se había encontrado en Túnez y no es muy pro-
el Ecuador hacia el Oeste. Si se acepta este prin- bable que viniera por el canal.
cipio, es claro que se puede aplicar a la interpre- Las corrientes marinas contribuyen también a
tación de distribuciones del pasado (ammonites), la dispersión de plantas terrestres. La drupa gi-
e incluso puede suministrar argumentos para con- gante del cocotero (Cocos nucilera) está perfec-
firmar supuestos cambios en la posición del Ecua- tamente adaptada a esta modalidad de disper-
252 Biogeografía
c1usiones en relación con los mecanismos de su Guinea dispersan plantas diversas por endozooco-
dispersión (véase también pág. 250, orquídeas). ria, entre otras la nuez moscada; mientras que
otras palomas del género Caloenas rompen la
cubierta de las semillas con su poderoso estómago
Tabla 7-3 muscular y digieren su contenido. La evolución
Peso de las diásporas de algunas fanerógamas. de las adaptaciones mutuas en el fenómeno de la
endozoocoria es muy interesante. Ciertas plantas
Especie Peso de la diáspora pueden ser endozoócoras, pero más frecuentemen-
te se dispersan pegadas al pico, como el muér-
Goodyera repens (orquídea) 0,002 rng dago (Viscum). Ciertos tipos de fruto, principal-
Agrostis 0,09 rng mente los oleaginosos, representan una tentación
Primula 0,85 rng para aves que son ordinariamente insectívoras,
Luzula 1,04 rng induciéndolas a actuar como agentes de trans-
Fagus sylvatica 0,225 g porte. Aunque la tendencia predominante en la
Iris 0,48 g
evolución de las plantas ha sido de la anemocoria
Corylus avellana 0,8 g
Quercus robur 3,85 g
a la zoocoria, no faltan ejemplos opuestos: entre
Aesculus hippocastanum 11,5 g las oleáceas zoócoras, los fresnos son anemócoros
Lodoicea maldivica 25 kg y otros ejemplos análogos existen entre las legu-
minosas.
En el barro de las patas de las aves o en el
contenido de sus respectivos buches se han encon-
El número de diásporas producidas guarda, trado gérmenes vivos de numerosos organismos
por lo general, una relación inversa con su peso. acuáticos, que luego dejan o regurgitan a distan-
El espectro de cómo se distribuyen las especies cias muy grandes. Lavando las patas de diversas
de una flora en relación con su medio de dis- aves, y no sólo de aves sino también de insectos
persión es muy significativo. La vegetación que (Notonecta y Gerris) , se recuperan en cultivo
invade áreas nuevas contiene una gran proporción una cantidad enorme de especies de diatomeas,
de anemócoras y anemófilas 18, 62, 73. También desmidiáceas, otras algas y protozoos 30, 60, 77. Efi-
hay una proporción elevada de anemócoras en pios de cladóceros, estatoblastos de briozoos y
la vegetación alpina y de garriga; pero en las gémulas de esponjas poseen dispositivos de suje-
comunidades clímax asciende rápidamente la pro- ción que favorecen su transporte. Personalmente
porción de ornitócoras (pág. 749, Quercetum) quedé convencido de su eficacia al capturar en
cuya dispersión queda vinculada a las aves del vuelo, y lejos del agua, a un hidrofílido que lle-
ecosistema del bosque, que, entonces, extiende su vaba un efipio de Daphnia magna pegado a una
área como un todo, muy a diferencia de las eta- pata. Los ácaros son acarreados por insectos de
pas iniciales o de degradación, con especies opor- diversas especies y las especies acuáticas de ácaros
tunistas de dispersión independiente. van de unas aguas a otras sobre libélulas y otros
Las semillas pequeñas se trasladan pegadas con insectos. Los ácaros pueden practicar una verda-
fango a las patas de las aves, o adheridas al pelo, dera endozoocoria; incluso especies no parásitas,
pezuñas o plumas. Arctium, Xanthium, Medicago, como Carpoglyphys lactis y Thyreophagus ento-
son ejemplos de plantas cuyas diásporas se trans- mophagus atraviesan en perfecta vitalidad el tubo
portan adheridas al pelaje de animales grandes. digestivo de ratones y gorriones 13. Los lameli-
Tribulus y algunas otras parecen más adaptadas a branquios de la zona templada producen larvas
ser diseminadas entre las pezuñas. El transporte que se dispersan sobre peces, asegurando de este
se debe, a veces, a la costumbre que tienen mu- modo que su difusión no se haga exclusivamente
chos animales de establecer reservas, como las aguas abajo (págs. 208 y 730). En el buche de
hormigas, chinchillas y ardillas. Otras semillas las aves acuáticas se encuentran gérmenes viables
viajan dentro del tubo digestivo, 10 cual exige de distintas especies, incluyendo pequeños lameli-
semillas particularmente resistentes y no siempre branquios. Los huevos de diversos crustáceos re-
pequeñas. Las plantas típicamente endozoócoras, sisten el paso a través del conducto digestivo de
es decir, dispersadas dentro del tubo digestivo, patos 69,70, Y en los excrementos de dichas aves
tienen semillas indigestibles con protección dura se han encontrado huevos vivos de Cypridopsis
o amarga, envueltas en frutos nutritivos y atrac- vidua, Macrothrix laticornis y Artemia salina. La
tivos; otras características frecuentes consisten en distribución en Estados Unidos de la fanerógama
una protección frente a una ingestión prematura, acuática Naias minor, cuyos frutos se utilizan por
consistente en destacar poco -verdes- o ser los patos, aparece tan relacionada con las trayec-
amargos o ácidos antes de la madurez. Las palo- torias seguidas por estas aves que se puede con-
mas del género Carpophaga en Indonesia y Nueva siderar que existe una relación causal 59. Una de
254 Biogeografía
Pero es posible que las propiedades genéticas más que todo biólogo debe hacerse es por qué el
interesantes no sean las que condicionan caracte- 99,999 % de las especies que han existido se han
res concretos, sino el conjunto del sistema gené- extinguido ya. Dado un tiempo suficiente, la pro-
tico y sean tanto una consecuencia como la causa babilidad de extinción de una especie alcanza la
de la expansividad. En realidad, no se pueden unidad; tarde o temprano todas se van. Después
encontrar características genéticas propias de las de un tiempo indefinido, la situación más pro-
especies invasoras en general y tal vez la única bable es que todas las especies se hayan extingui-
que se señala sea la reducción del polimorfismo do. Sin embargo la vida continúa, requiriendo
cromosómico. una hipótesis complementaria sobre la probabili-
Hay que suponer que existen ciertos rasgos ge- dad de aparición de nuevas especies. El riesgo de
nerales en la forma de realizarse la selección en extinción no se relaciona de manera estricta ni
aquellas especies cuyas poblaciones se caracteri- con el número de individuos ni con la tasa posible
zan por rápidas proliferaciones seguidas de gran- de reproducción.
des mortandades. Al aumentar la población, la El ejemplo de la isla Krakatoa, considerado
selección debe hacerse menos rigurosa y orientarse unas páginas atrás, nos ilustra cómo se coloniza
más bien a aumentar la tasa de aumento; en el progresivamente una porción limitada de tierra
máximo tendrán importancia factores dependien- por sucesivas introducciones. El número de espe-
tes de la densidad de población, luego la extinción cies crece según una función asintótica, cuyo
afecta desigualmente a la especie y deja pequeños límite superior depende mucho de la proximidad
grupos. de tierras que pueden servir de puntos de partida
No se sabe gran cosa sobre posibles cambios ge- de posibles inmigrantes y también de la extensión
néticos en el curso de la rápida expansión geogra- y diversidad de la isla que, si son grandes, ofre-
fica de una especie; pero es seguro que existen, cen acomodo a un mayor número de especies.
por lo menos en especies como el gorrión, las Con frecuencia se han establecido relaciones entre
gambusias y Daucus, y el ejemplo suministrado la extensión de la isla y el número de especies
por las distintas frecuencias de formas macrópte- de un grupo que la habitan, comparación que es
ras en insectos polimorfos es igualmente ilustra- especialmente efectiva en el caso de archipiélagos
tivo (pág. 280). Es probable que algunos de estos formados por islas de distintos tamaños, como
cambios lleven a una mayor adaptación local y en el ejemplo de las aves de las islas Canarias,
pérdida de la expansividad a las subpoblaciones ilustrado en la figura 7-11 36,91. La probabilidad
a medida que van quedando confinadas a espacios de inmigración de nuevas e~pecies disminuye a
restringidos. La escisión de una especie en formas medida que pasa el tiempo y ocurre que todas las
genéticamente distintas, después de todo, es un especies que podían llegar ya han ensayado efec-
proceso natural, cuando la supervivencia no es
ya exclusiva de las formas más generalistas.
En el extremo opuesto, la dispersión de las
especies que forman parte de sistemas más ma- TENERIFE
duros es más ordenada y de menor alcance. El 2000 FUERTEVENTURA
modelado de los sistemas genéticos de estas espe-
cies refleja el aislamiento de las poblaciones y la
1800
1600
1400
• GRA
•
ANARIA
MAD/:~A
eQ)
Mas bien avanzan en la periferia, por sucesión del 800
ecosistema entero sobre comunidades limítrofes e 700
-o
que representaban una etapa precedente de la
sucesión. j 600
500
450
400
350
EXTINCION 300 HIERRO
250
En cualquier consideración del número de es-
200
pecies presentes en un área, o de la forma del 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46
área de cada una de las especies, al concepto Número de especies de aves terrestres
positivo de expansión se opone otro concepto,
Figura 7-11 Relación entre la extensión su-
negativo, el de extinción. La extinción es un factor perficial de cada isla y el número de especies
importante en biogeografía. Y no sólo en biogeo- de aves terrestres presentes en ella, en el archi-
grafía. Como escribe Lewontin 50, una pregunta piélago de las Canarias. (Datos de Vólsoe 36, 91.)
2,4
Colonización
2,2
tivamente SU introducción. Pero algunas de las
especies se extinguen y ello puede favorecer nue- 2,0 •
vas introducciones. ' C'll 1,8
:o
La probabilidad de extinción de algún ele-
mento de una biota es una función, probable- oa. 1,6
•
mente poco complicada, del número de especies en
•
• •
Q)
~
1,0 4-
el número de especies es distinto en diversos
territorios. Observaciones empíricas llevan a acep- 0,8
•
tar que si A es el área de una isla y S el número Extinción
de especies de un grupo determinado, se puede 0,6
escribir aproximadamente S = c· A Z, donde e y z
0,4
son constantes y z, para islas, tiene un valor com-
prendido generalmente entre 0,20 y 0,35 53 • En 0,2
el ejemplo de las aves de Canarias vale 0,25 33.
34. 36. 99.
•
o 14 21 28 35 42 49 56 63 70
El valor de z expresaría el equilibrio entre inmi- Días
gración y extinción a que se llega en las condi-
Figura 7-13 Equilibrio entre los procesos de
ciones insulares. Pero este equilibrio se configura colonización y extinción de especies, en sustratos
de manera distinta según los casos, lo que expli- flotantes inmersos en un rlo de Virginia. Los
caría la variabilidad de z. Las aves actuales de círculos indican las observaciones de coloniza-
las islas del Pacífico suministran un ejemplo de ción; los triángulos las extinciones. Al cabo de
mes y medio se alcanza una situación de equili-
rarefacción a partir del centro de origen 57 com- brio con una tasa aproximada de renovación
parable al mencionado en relación con la fauna de 1,3 especie por dla. En esta situación el nú-
marina (pág. 251). El número de especies terrestres mero total de especies es alrededor de 20. Este
decrece con la distancia al lugar presumible de estudio se refiere únicamente a especies de
invertebrados visibles a simple vista. (Según
origen. Por ejemplo, de Oeste a Este tenemos los K. L. Dickson y J. Cairns, Amer. Midl. Natur,
siguientes números de especies: Nueva Guinea, 88:68-75, 1972.)
256 Biogeografla
N
Frlo
Riesgo de extinción
en época fria
Riesgo de extinción
en época cálida
Frlo
~:~ Cálido
Cuando el clima fluctúa, la extinción depende américa, cuya consecuencia ha sido un grado de
de la facilidad de migración o de la posibilidad extinción mucho mayor en el Antiguo Mundo.
de encontrar refugios. Las fluctuaciones climáticas Al naturalista no puede dejar de llamarle la aten-
son particularmente destructivas en una isla pe- ción la gran riqueza de especies en Norteamérica,
queña, aunque en parte, dichas fluctuaciones que- manifiesta en todos los grupos, y en algunos de
den allí mitigadas por la proximidad del mar. manera extraordinaria, como en los lamelibran-
Así, por ejemplo, en las costas mediterráneas, di- quios de agua dulce. La diversidad de árboles
versas especies termófilas aparecen localizadas en los bosques americanos, por ejemplo, en las
en rocas calizas, al mediodía y cerca del mar, en Smoky Mountains, es muy superior a la de los
condiciones microclimáticas notablemente cons- bosques del Antiguo Mundo situados a la misma
tantes y favorables, condiciones que se dan tam- latitud.
bién en islitas. Si se trata de un continente, las La visión de la extinción como un simple pro-
especies pueden correr sus áreas hacia el Norte ceso aleatorio ha de complementarse tomando en
o hacia el Sur, sin extinguirse. Este mecanismo consideración otros aspectos que permiten descu-
de conservación es favorecido por la existencia de brir regularidades. La extinción es la consecuencia
cadenas montañosas extendidas en el sentido de de cambios ambientales demasiado rápidos para
los meridianos (fig. 7-14), mientras que las cordi- poder ser seguidos por los procesos normales de
lleras alargadas en el sentido de los paralelos migración y evolución. La amenaza de extinción
representan barreras frente a las cuales las extin- no es tan grave para las especies de caracterís-
ciones se repiten. ticas oportunistas y pioneras, capaces de moverse
Existe una considerable diferencia en la orien- rápidamente y de reconstruir fácilmente poblacio-
tación de las cordilleras entre Eurasia y Norte- nes numerosas. Los urganismos muy especializa-
Actual
20 15 10
Mili ares de ar'los
lO·
-~
Yacimientos de
edad conocida TJ 7
Mammut
Mammuthus·1
Equus
Tapirus
Camelops
Ul
o Tanupolama I
o
> Nothrotheriumi
~
I Megalonyx I
Paramylodon I
Platygonus
Mylohyus
Tetrameryx I
Capromery x I
Castoroides I
Ul
o { Aenocyon I
o Felis atrox
> I
·E Smilodon I
Ü
Figura 7-15 Fechas de ex-
tinci6n de cierto número de
mamlferos pleistocenos en
Templado
Norteamérica, en relaci6n
CI;ma {
Frío
/ con la densidad de yaci-
mientos en los que se hallan
I i I indicios de actividad humana.
20 15 10 Escala en millares de años.
(Según P. S. Martin 54.)
258 8iogeografla
Pleistoceno han despertado un interés conside- junto de su ecosistema, o que están ligadas a
rable 54. Es realmente impresionante el número de tcrritorios por razones de comportamiento, se di·
grandes vertebrados que se extinguen dentro de funden en realidad mucho menos de lo que sus
un período relativamente corto (fig. 7-15). Se posibilidades de dispersión consentirían. Ordina-
comprende que, vistos a mayor distancia en la riamente, el área de una especie está estabilizada
perspectiva del tiempo, episodios semejantes hi- o muestra fluctuaciones pequeñas, al compás de
cieran pensar en catústrofes o cataclismos genera- los cambios de clima, erosión, etc., y sólo se apro-
lizados (Cuvier). No se puede valorar exactamente vecha una fracción mínima de su capacidad de
la parte que tuvo el clima y la parte del hombre expansión. Un área vacía «atrae» más a las es-
en las mencionadas extinciones de edad pleisto- pecies que un área ocupada. La velocidad con
cena. El hombre, indudablemente, aceleró la extin- que se sucedieron las introducciones en la isla
ción de muchas especies, hasta el punto que se Krakatoa, por ejemplo, es impensable en una isla
le puede considerar responsable de la suerte fatal poblada con su complemento normal de especies.
de buen nllmero de estirpes; sin embargo, la po- La conclusión a que se llega es que los límites
blación humana no era entonces muy densa y no del área de una especie no tienen mucho que ver
pudo tener efectos dcstructores comparables, por con la capacidad potencial de expansión de aqué-
ejemplo, con los que ticne la población humana lla. Tenemos aquí una analogía con lo que ocurre
actual. en la reproducción; las especies que dejan más
En época más rcciente, el hombre es respon- descendientes no son precisamente ni siempre las
sable de la extinción de un gran número de espe- más numerosas. Debemos estar dispuestos a acep-
cies. Las listas que recientemente se han publi- tar que los límites de las áreas se definen a me-
cado, en relación con la propaganda a favor de la nudo, pero no siempre, por razones biológicas,
conservación de la Naturaleza, de especies extintas ajenas a la simple mecánica del transporte de
o a punto de extinguirse, son impresionantes, y diásporas.
estas listas gcneralmente no incluyen ni inverte-
brados ni plantas. A la extinción directa por
caza, o indirecta, por destrucción de los ecosis- Barreras
temas ante los avances del paisaje humanizado,
se ha añadido una acción más solapada y sutil, En biogeografía se habla de barreras, en el
a través de distintos pesticidas (pág. 805), prin- sentido de límites notorios que se oponen a la
cipalmente compuestos clorados de carbono que expansión de una especie. AltJS cordilleras. bra-
se difunden a través de la biosfera, y que, por los zos de mar, incluso grandes ríos, se oponen cierta·
mecanismos de concentración naturales alcanzan mente a la dispersión de muchas especies. Un
dosis letales en el cuerpo de determinadas espe- vertebrado terrestre de gran tamaño no puede cru-
cies, principalmente de las que ocupan niveles zar un amplio brazo de mar. Pero los insectos y
tróficos altos o son de régimen de vida muy espe- plantas tienen muchas facilidades de dispersión,
cializado. Para mencionar un solo ejemplo famo- y no digamos los animales voladores. El estrecho
so, la decadencia de las poblaciones mundiales entre África y Madagascar, por ejemplo, ha po-
del halcón común (Falco peregrinus) , una especie dido ser salvado por muchas especies, incluyendo
de amplia dispersión geográfica (en sus diversas mamíferos.
razas abarca casi todo el mundo), se atribuye a Los desiertos y las cadenas de montañas cons-
una perturbación, por los citados pesticidas, del tituyen verdaderas barreras, especialmente si son
metabolismo del calcio y de la endocrinología de gran amplitud. A veces consienten una migra-
sexual, que reduce enormemente la producción y ción muy restringida, por ejemplo, a través de
posibilidad de supervivencia de los individuos de pasos de las montañas, en el caso de una cordi-
nuevas generaciones 38. Una de las manifestaciones llera, o bien a base de relevos o fines de etapa
más visibles de los trastornos es la delgadez y localizados según una serie de oasis, tratándose
fragilidad de las cáscaras de los huevos. de un desierto. Más o menos, todas las barreras
poseen cierta permeabilidad parcial, cuya efecti-
vidad varía, naturalmente, al paso del tiempo y
FRONTERAS según los organismos que se consideren. Por esta
razón, toda barrera actúa más o menos como un
La capacidad de dispersión de las especies su- filtro, pues deja pasar a ciertas especies y a otras
pera a su dispersión real y efectiva. Las especies no. Los Pirineos, el Sahara, etc., han funcionado
oportunistas o pioneras pueden difundirse a velo- como filtros en muchas épocas, frenando en grado
cidad muy grande y prácticamente podrían hacer- variable, según los grupos, la expansión de las
se cosmopolitas en un tiempo relativamente breve. especies. Un criterio análogo se puede aplicar a
Aquéllas cuya propagación va unida a la del con- la interpretación de los archipiélagos formados
260 Biogeografía
•
Echinogammarus berilloni
o "
~
mino""n,i,
eisenlraul;
Las salamandras americanas del género Pletho- melaventris, P. glutinosus sube hasta alturas supe-
don ofrecen un bonito ejemplo de heterogeneidad riores a las habituales, dilatándose la faja de su-
de límites altitudinales. En las partes bajas de los perposición entre las dos especies.
Apalaches se halla P. glutinosus, sustituida en las
alturas por sendas subespecies de P. ¡ordani. Pues-
Heterogeneidad de la especie
to que las cumbres están aisladas unas de otras, la y de sus fronteras
diferenciación subespecífica en ¡ordani es mayor
que en glutinosus. El límite entre las poblaciones Si la especie no tiene propiedades uniformes en
de ambas especies comporta una estrecha faja en toda el área que ocupa (pág. 140, en relación con
la que las dos coexisten, pero la zona de coexis- la temperatura), lo cual depende del grado de di-
tencia no se extiende a más de 60 metros de des- ferenciación genética que la especie haya experi-
nivel dentro de la región forestada y esta estre- mentado, y si la frontera de la especie no tiene
chez se atribuye a la competencia. Hairston 32 ha propiedades uniformes en toda su extensión, pues
hecho ver que una de las diferencias que existen en cada punto depende del tipo de relaciones en-
entre las subespecies de P~ ¡ordani es su aptitud tre la especie que consideramos y sus posibles
para competir con P. glutinosus.. En ·las cumbres competidoras, que no tienen por qué ser siempre
de las Balsam Mountains, ocupadas por P. ¡ordani las mismas, comprenderemos que existe un límite
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