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DESARROLLO ESCOLAR
Los trastornos del espectro autista, son una discapacidad del desarrollo. Pueden
causar problemas sociales, de comunicación y de comportamiento significativos.
El término “espectro” se refiere a una variedad de síntomas, habilidades y niveles
de discapacidad que pueden tener las personas con estos trastornos.
Los trastornos del espectro autista afectan a cada persona de manera diferente y
pueden ser desde muy leves hasta muy graves. Las personas con estos trastornos
tienen ciertos síntomas en común como, por ejemplo, dificultad para relacionarse
socialmente. Sin embargo, existen diferencias en cuanto al comienzo de los
síntomas, qué tan graves son, cuántos síntomas se presentan y si se tienen otros
problemas. Tanto los síntomas como su gravedad pueden cambiar con el tiempo.
Los trastornos del espectro autista afectan a los niños de todas las razas y
nacionalidades, pero determinados factores aumentan el riesgo de padecerlos.
4.2. Justificación.
Tratar con niños con trastorno espectro autista es un verdadero desafío, puesto
que les cuesta mucho socializar con el resto en la actualidad se tiene poco
conocimiento de este trastorno en general, de sus tratamientos, de sus síntomas,
y educación, razón por la cual resulta indispensable generar materiales que
aborden estas problemáticas relacionadas al tema, tanto para la detección
temprana como para su mejor y más efectivo tratamiento.
Los niños con TEA tienen pocas respuestas de estímulo hacia los niños, no
buscan compartir experiencias con los demás. Tienen poca comunicación verbal y
no verbal para buscar la interacción con otros, puede que si se comunican con los
demás no usen la gesticulación y que tenga una expresión emocional ausente.
Además, prestarán menos atención a las manifestaciones emocionales de los
demás por lo que al no darles importancia la comunicación afectiva se verá
gravemente perjudicada. Esto aún será más problemático al no mostrar empatía
por los demás o a no saber compartir las emociones con los demás.
La mayoría de niños con autismo muestran diferencias en la comprensión
emocional, porque como te comentaba antes cada niño es un mundo y no se
puede generalizar a todos por igual. Los niños con autismo no suelen mostrar
empatía con el rostro de las personas y tienen dificultad en las relaciones sociales,
juegan de manera aislada con actividades de auto estimulación en lugar de
compartir su tiempo con otros.
4.3 Objetivo:
4.3.1. General.
Mejorar las habilidades sociales de los niños, fomentando su
capacidad de desarrollo en el entorno y seguimiento de las normas
claves y convencionalismos sociales y emocionales.
Desarrollar estrategias de
comunicación funcionales,
Mejorar las habilidades sociales de espontaneas y
los niños, fomentando su generalizadas.
capacidad de desarrollo en el Promover la intención
entorno y seguimiento de las comunicativa y la
normas claves y reciprocidad en la
convencionalismos sociales y comunicación.
emocionales. Desarrollar el autocontrol de
la propia conducta y su
adecuación al entorno.
CAPÍTULO V: CUERPO DEL TRABAJO.
5.1. Marco teórico.
El nivel de inteligencia y las capacidades de las personas con autismo son muy
variables. En algunos casos, hasta pueden ser normales en ciertos aspectos o
incluso estar por encima de la media. Por otro lado, cabe aclarar que algunas
personas con autismo pueden ser agresivas hacia sí mismas o hacia las demás.
Es importante destacar que hay muy pocas personas con autismo que tengan
capacidades suficientes para vivir con un grado importante de autonomía, y la
mayoría requiere una gran ayuda durante toda la vida.
Los criterios diagnósticos del Trastorno del Espectro de Autismo (TEA) también se
modifican. Las dimensiones referidas a las alteraciones en la interacción social
recíproca y la comunicación y el lenguaje se fusionan en una única categoría y se
reorganizan las áreas de alteración que recogen los síntomas concretos. En el
repertorio restringido de conductas intereses destaca la incorporación de las
alteraciones sensoriales como área de alteración.
social: Varían desde una comunicación verbal a una no verbal poco integrada,
presentando anomalías en contacto visual, del lenguaje corporal o déficits de la
comprensión o el uso de los gestos, hasta una falta total de expresión facial y
comunicación no verbal.
Factores genéticos.
El factor de riesgo más importante para el TEA es el tener uno o más familiares
con TEA. Así, el riesgo de tener otro hijo con TEA está en torno al 20%, entre 10 y
20 veces más que en la población general. Y esta posibilidad aumenta aún más, si
ya hay más de un hermano afectado por TEA (hasta el 50%). En los casos de
gemelos que comparten el mismo material genético (monocigotos), la posibilidad
de que ambos tengan un TEA es del 60%, pero llegaría al 90% si se considera la
existencia de alguna afectación significativa en la capacidad de interacción social.
Factores ambientales.
Los que tienen mayor evidencia de aumentar el riesgo del autismo son:
La edad avanzada de los padres en el momento de la concepción (tanto de
la madre como del padre).
Enfermedades de la madre durante el embarazo.
Prematuridad extrema, con muy bajo peso al nacer.
Dificultades durante el parto.
Tratamiento para la epilepsia.
Exposición a altos niveles de pesticidas y contaminación del aire de las
madres embarazadas.
Dentro de los factores ambientales, las vacunas se han descartado como
factor de riesgo de autismo.
Los niños con autismo parece que están “en su propio mundo” donde son
incapaces de comunicarse o interactuar con los demás con éxito. Pueden tener
dificultad para desarrollar habilidades del lenguaje y la comprensión de lo que los
demás les dicen. También tendrán dificultades para comunicarse a través del
lenguaje no verbal, y es que todo lo que tenga que ver con el lenguaje se verá
afectado, aunque la capacidad de comunicarse variará dependiendo de su
desarrollo intelectual y social. Pero hay que remarcar que algunos niños con
autismo son incapaces de hablar, pero en cambio otros pueden ser capaces de
hablar temas específicos de forma asombrosa.
Pero en la mayoría de ocasiones el problema no está en el vocabulario si no en la
forma de utilizarlo con otras personas. Los problemas de significado y ritmo en las
frases pueden ser lo que más les dificulte para tener una conversación exitosa.
Además, al no comprender los matices vocales y el lenguaje corporal de las otras
personas no podrán establecer un vínculo adecuado. («Autismo», 2020;
«Socialización en el aula de los niños con autismo», 2019).
El Autismo es un trastorno del desarrollo de origen neurobiológico que altera
las habilidades para relacionarse con los demás, para comunicarse; lleva a las
personas a ser muy repetitivas y a comportarse y a entretenerse de forma extraña.
Para Loovas y Smith (1989), la idea que los niños(as) con Autismo tienen
características comunes, genera diversas dificultades. A simple vista los autistas
pueden dar la impresión de ser un grupo uniforme, sin embargo, investigaciones
realizadas, han demostrado que existe una amplia gama de diferencias a nivel
personal. De igual forma, pueden evidenciarse diferencias en los logros
alcanzados de acuerdo al tratamiento, lo que notablemente varía en sus niveles de
adaptación con relación al funcionamiento en áreas como la social, afectiva y
cognitiva. Si se comparan niños(as) Autistas y niños(as) normales, con base a la
edad mental, gran parte de las diferencias no son percibidas, aunque algunos 25
autistas pueden ser algo superiores en memoria y habilidades espaciales, no
obstante, inferiores en lenguaje e interacciones sociales.
Estos niños(as) presentan una incapacidad desde el comienzo de su vida para
relacionarse normalmente con las personas y situaciones; hay desde el principio
un aislamiento por el que el niño(a) selectivamente desatiende, ignora o excluye
algunas de las cosas que vienen desde fuera. Tienen buena relación con los
objetos; le interesan y puede jugar con ellos feliz durante horas, pero la relación
con las personas es completamente diferente (Frith, 1991).
El aislamiento del niño(a) con Autismo con relación al mundo de los demás se
acentúa especialmente en las primeras fases de la niñez, de los 3 a los 5 años;
ocasionando perturbación en la familia por la falta de respuestas emocionales
adecuadas por parte de los niños(as). No está claro que significa esto: no se trata
desde luego, de una ausencia total de afecto; los niños(as) autistas expresan
alegría, miedo, enfado y otros estados de ánimo; pero sucede, con frecuencia, que
esas expresiones emocionales no presentan una sincronía con relación a las
expectativas sociales. El retraso en la aparición del lenguaje, o su ausencia total,
obstaculizan mucho los intentos de socialización; además la aprobación y la 27
reprobación social es más difícil de emplear que con los niños(as) normales. Los
niños(as) autistas parecen incapaces de juzgar las intenciones que subyacen a
esas formas tan comunes de controlar la conducta (Frith, 1991).
El propósito de esta indagación es generar distintas estrategias para que los niños
con TEA puedan socializar, ya que esto fomenta el intercambio de conocimientos,
el trabajo en equipo, ayuda a engendra alianzas.
El diseño de esta investigación corresponde al tipo no experimental, ya que no se
manipularon las variables implicadas, sino que estas se estudiaran de forma
natural.
Potenciar el saludo
Un buen paso para empezar a relacionarse es que el niño se acostumbre a
saludar cada vez que alguien nuevo llega a casa, o cada vez que él entra a algún
sitio, tanto de manera no verbal (con la mano) como con alguna palabra (hola,
buenos días). De este modo, se pondrá en contacto con la persona que llega, y
también deberá despedirse cuando se marche. Tras la repetición de esta rutina a
diario, el niño llevará a cabo esta acción solo y así aumentará el contacto con
diferentes personas.
colocar un papel que muestre las rutinas sociales del niño y cómo debe
llevarlas a cabo provocará que tenga un modelo al que acogerse cuando no sepa
cómo actuar o no entienda los gestos o acciones del resto. Además, cada vez que
lo haga bien, su esfuerzo podrá ser recompensado con alguna cosa de su agrado,
de esta manera se esforzará por actuar como el papel o cartulina indique.
Organizar encuentros con otros niños para realizar las actividades que más le
gusten, y que de esta manera pueda relacionarse con ellos. Aunque al principio sea
solo durante unos minutos, el tiempo irá aumentando y podrá interactuar con otros
niños de su edad.
Es recomendable que tenga juguetes que fomenten las relaciones, y con los que
sea más divertido (o incluso necesario) jugar con alguien en vez de solo. Los
videojuegos o tablets que inducen al aislamiento no son aconsejables, o al menos, no
durante largos periodos de tiempo.
Según vigotsky en base a la teoría sociocultural “el juego es una actividad social,
donde niños y adultos aprenden a dominar sus capacidades y las normas sociales.
Practicar deporte.
La actividad física libera tensiones y mejora las actividades motoras y, por lo tanto,
la calidad de vida de cualquier niño. En el caso de los niños con autismo, también
sirve para relacionarse, aunque se trate de un deporte individual, con un entorno
diferente, y poder llevar a cabo otro tipo de actividades que pueden resultar muy
beneficiosas.
Musicoterapia.
Una de las últimas tendencias en terapia para niños con autismo es la relacionada
con la música ya que, según diversos estudios, este arte mejora la comunicación y la
percepción de los niños con TEA.
6.2. conclusión.
A lo largo de este trabajo he permitido conocer la importancia que es la
interacción de los niños con espectro autista con su entorno he comprendido su
origen sus características y sus criterios según el DSMV, los factores genéticos y
ambientales que están involucrados.
Mediante esta investigación se pudo profundizar los aspectos importantes que
influyen en este trastorno, para ayudar a los niños al desarrollo de sus habilidades
sociales.
Los trastornos del espectro autista conforman una entidad nosológica compleja
que ha desafiado históricamente a psicólogo/as y otras especialidades, en cuanto
a la comprensión sobre qué mecanismos psíquicos subyacen al funcionamiento
mental del niño/a o adolescente que porta esta condición. A razón de ello, se han
movilizados esfuerzos en la búsqueda de respuestas a esta interrogante desde
diversas corrientes de la psicología, con el fin de no sólo de plantear explicaciones
que esclarezca aspectos relacionados al origen de los déficits autísticos, sino
también para generar estrategias de intervención que facilite los procesos de
adaptación y contención del niño/a dentro del aula.
CAPITULO VII: BIBLIOGRAFÍA.
7.1. Referencias.
social
https://www.universidadviu.com/la-sociabilizacion-en-el-aula-de-los-ninos-con-
autismo/
de https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/trastorno-del-espectro-
autista/factores-de-riesgo.
Anexos:
Aquí debe ir una enumeración de los anexos.