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Desde hace mucho tiempo en Namibia, un país

africano, existe la leyenda que relata que el
cocodrilo tenía una de las pieles más hermosas del
mundo, parecía de oro por lo lisa y brillante;
exclamó la cuentera, sonriéndole al público.

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¡Seguro! Era tan espectacular que cuando salía
del pantano donde vivía, todos los animales le
admiraban y halagaban, pues los rayos de la luna
se reflejaban en su piel haciéndolo ver muy
hermoso; dijo la cuentera.

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Claro, el cocodrilo, muy orgulloso, cuando
sentía que los animales se acercaban al pantano
a tomar agua, salía para que lo admiraran y le
dijeran lo hermoso que era. ¿Qué tal?, gruñó
la cuentera.

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El hecho es que se corrió la voz sobre la belleza
de la piel del cocodrilo; entonces comenzaron a
llegar animales a admirarlo y se le ocurrió que si
se veía tan encantador a la luz de la luna, debía
serlo aún más bajo el sol.

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Fue pasando el tiempo; durante varios días y
meses, el cocodrilo, para que lo vieran, salía del
pantano con su piel de oro, pero el barro que la
cubría, con el sol la fue volviendo reseca y
arrugada; él, por estar pendiente de sus
seguidores no se dio cuenta de este cambio.

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Y claro, cuando la bella piel desapareció, tambien
lo hicieron todos los que lo halagaban; así que el
cocodrilo se volvió amargado y solitario. ¿Sabes?,
definitivamente ese fue un precio muy alto por
ser tan presumido; dedujó la cuentera.

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Por eso, incluso hoy, como se siente feo, el
cocodrilo al notar que alguien se acerca al pantano,
solo asoma su nariz y ojos, ocultando bajo el agua
su piel estropeada; concluyó la cuentera, mientras
con una sonrisa, invitaba al público para que
escucharan la siguiente historia.

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Querido lector o lectora, esta y otras historias
podrás disfrutarlas, también, como videocuento en
mi canal de YouTube:

https://www.youtube.com/channel/UCExK_C587L
kMt5m8NGi5cPg

Gracias

La cuentera