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Poe creó el género policial.

Inventó un tipo de ficción donde el ingenio desempeña un papel


fundamental, tejiendo y destejiendo enigmas. Sus tramas afrontan misterios aparentemente
irresolubles. Auguste Dupin, el primer detective de la historia de la literatura, estudia los casos con
la perspectiva de un frío analista. A veces, se traslada al escenario de los hechos para observar
cada detalle. En otras ocasiones, sólo necesita unos recortes de periódico para resolver un crimen
especialmente complejo. Dupin es un aristócrata empobrecido que vive con un amigo en las
afueras de París. No le guía el sentido de la justicia, sino el deseo de combatir el tedio y ejercitar su
inteligencia. Aunque procede como un hombre lúcido, la melancolía corre por sus venas,
sumiéndole en estadios de apatía y frustración. Dupin actúa como un fino analista, pero en su
mente se aprecia la sombra de la neurosis. Aunque su método deductivo es estrictamente
racional, hay algo demoníaco en su interior. No es un espíritu solar, sino un hijo de la noche que se
rebela contra el orden natural de las cosas. Vive en los márgenes, ignorando las normas sociales.
Se siente más atraído por la penumbra que por la claridad. Está muy lejos de Sherlock Holmes y el
Padre Brown, sus herederos directos. Holmes es petulante, irónico y engreído. Se siente cómodo
en la sociedad victoriana y su tristeza es ocasional, no un rasgo dominante. El Padre Brown es un
hombre flemático e intuitivo. Su cordialidad sólo está empañada por el catolicismo, que no le
impide sucumbir al pecado de la gula. Dupin es un espíritu atormentado, un inadaptado, una
conciencia insatisfecha y desgarrada, un dandi. Evidentemente, Dupin se parece a Poe, un hombre
infeliz y refinado al que la fortuna maltrató con saña.

Hércules Poirot, de origen belga, es el personaje más famoso de la escritora británica Agatha
Christie. Mr. Poirot impresiona a todo el mundo con la utilización de sus células grises para
resolver los casos más complicados que se le presentan. Es un detective retirado que siempre
tiene gran cantidad de trabajo, y siempre busca resolver misterios que le atraigan por su
complejidad intelectual.

Medía apenas más de cinco pies y cuatro pulgadas, pero se desenvolvía con una gran dignidad. Su
cabeza tenía exactamente la forma de un huevo y siempre la ladeaba un poco hacia un lado. Su
bigote era muy tieso y militar. Incluso si toda su cara estuviera cubierta, las puntas del bigote y la
nariz rosada serían visibles. La pulcritud de su vestimenta era casi increíble; una mota de polvo le
habría causado más dolor que una herida de bala. Sin embargo, este hombrecito de vestimenta
pintoresca había sido en su tiempo uno de los miembros más famosos de la policía belga.

Sus métodos son totalmente distintos a los seguidos por la policía: él se detiene en el estudio de la
naturaleza humana, y utiliza la psicología para sacar conclusiones y llegar a la solución final del
caso. Desprecia las pistas que al parecer se presentan claras, como huellas digitales, y se interesa
más por los detalles que aparentan ser insignificantes, pero que luego resultan de vital
importancia. La mayoría de los policías de Scotland Yard suelen burlarse de sus métodos, para
luego ir aceptando lo inevitable.

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