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SOCIOLOGÍA

ALEJANDRA MARIA MORENO MADRID


ING. AGROPECUARÍA 2019-2

EL RETO DE LA EQUIDAD Y DE LA
RESILIENCIA
Ramírez Sandy N., Roldán Valentina, Yonathan Guerra.

Nuestra intención desde el principio será crear conciencia a través de nuestro


punto de vista o posición personal, con respecto a temas tan delicados como lo
son; la desigualdad (en varios aspectos), la equidad, la resiliencia, entre otros
que se desencadenan a partir de estos.
Pretendemos que al igual que nosotros, se cuestionen a sí mismos sobre qué
posición deben, o bueno, que posición debemos empezar a tomar con respecto
a todas estas situaciones que se nos presentan día a día, y que normalmente
dejamos pasar por alto.
EL RETO DE LA EQUIDAD:
¿Qué es el hambre? ¿Qué es la inseguridad alimentaria? ¿Y en qué áreas se
frecuentan? Por lo menos sabemos la respuesta a una de estas preguntas, en
caso de no ser así, intentaremos darle una breve respuesta a cada una de ellas.
“El hambre es una sensación física incómoda o dolorosa, causada por un
consumo insuficiente de energía alimentaria. Se vuelve crónica cuando la
persona no consume una cantidad suficiente de calorías (energía alimentaria)
de forma regular para llevar una vida normal, activa y saludable. Hoy en día, se
estima que casi 690 millones de personas pasan hambre.”
Una persona padece inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a
suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo
normales y para llevar una vida activa y saludable. Esto puede deberse a la falta
de disponibilidad de alimentos y/o a la falta de recursos para obtenerlos.
En el libro de “Reflexiones sobre la ruralidad y el territorio en Colombia” nos
hablan un poco sobre esto, pero ya de una manera más específica.
A continuación vamos a citar algunas partes del texto, y luego tomaremos una
posición con respecto a cada una de las problemáticas; de igual forma,
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trataremos de darle una explicación lógica al por qué creemos que se presentan
este tipo de situaciones y también mencionemos algunas posibles soluciones
dependiendo del dominio que tengamos sobre el tema.
Empezaremos con esta:
“Se cree que alrededor del 80% de las personas que sufren hambre viven en las
áreas rurales, donde la mayoría trabajan como productores de alimentos a
pequeña escala: campesinos, pastores, pescadores o asalariados. Están
rodeados por los medios para producir alimentos, y sin embargo carecen de
ellos.”
Esto es una realidad, y se podría decir que una de las principales causas del
empobrecimiento y la falta de alimentación en nuestras zonas rurales es gracias
al crecimiento progresivo de la importación de alimentos, la cual motiva la
migración de los campesinos hacia las ciudades.
Debido al fenómeno de la importación de alimentos los ciudadanos quieren
comprar lo más barato; y es aquí cuando la inseguridad alimentaria se hace
notar, ya que no nos preocupa alimentarnos de una manera adecuada. Lo único
que nos preocupa es alimentarnos, sin importar las consecuencias que se
generen a raíz de estos malos hábitos.
Ricardo Sánchez, historiador, docente de la Universidad Nacional de Colombia
y especialista en desarrollo regional, dijo en una entrevista para la revista
digital “Dinero” que “La gran preocupación radica en la falta de atención
al mundo rural y a la poca retroalimentación de los ciudadanos con lo
que se produce en el campo colombiano.”
En Colombia llevamos muchísimo tiempo hablando de ruralidad, pero la
desconexión entre el consumidor urbano y el productor aún continúa.
Dentro de esto está la importancia de que la digitalización favorezca a los
campesinos, con el fin de que puedan empezar a contribuir a la construcción
de un país productor de alimentos para el autoconsumo y la exportación, ya
que los tratados de libre comercio entran a competir con una comunidad de
campesinos que no tiene acceso al crédito ni mucho menos a las herramientas
tecnológicas con las cuales podrían aumentar su competitividad.
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Entonces las falencias, o bueno, las verdaderas razones por las cuales el país
está como está serían: “La extrema desigualdad de ingresos, de acceso a la
tierra y de apoyo del estado.”
Desigualdad territorial:
No hay mayor problema en Colombia que el agrario y la distribución equitativa
de la tierra. Y esta deuda histórica del Estado se profundizó con el conflicto
armado, que puso en medio del fuego a miles de campesinos obligándolos a
dejar sus tierras.
Las raíces del conflicto colombiana, están afianzada en la tierra. El país ha
fracasado en su legislación sobre los terrenos baldíos y en el intento de realizar
una reforma agraria. Entre 1903 y 2012 el Estado adjudicó 60 millones de
hectáreas baldías a personas naturales y jurídicas, y a comunidades indígenas y
afro, lo que representa más de la mitad de la superficie nacional, que suma 114
millones de hectáreas. El problema, es que muchas veces esas tierras se han
“adjudicado a las personas equivocadas”.
Las mujeres y el territorio:
Y no podemos dejar por fuera el gran papel que juegan las mujeres en este
proceso de producción y sostenibilidad, el cual se ve afectado y menos preciado
a nivel territorial, como lo dice en el texto: “La mujeres pueden ser las
responsables de producir la mayoría de los alimentos, pero se enfrentan a una
discriminación sistemática en la tenencia de la tierra, que puede ser tan
patente como la prohibición de que las mujeres sean titulares de la propiedad
de la tierra o de que hereden tierra.”
Claramente estamos de acuerdo en este punto, pero también debemos resaltar
todos los avances, reconocimientos y méritos que han logrado las mujeres. Han
sabido alzar la voz, lograr una reforma y darse su propio lugar en este tipo de
asuntos.
Desventaja en los mercados:
“Vender los excedentes permite a los agricultores pobres obtener un ingreso,
pero rara vez pueden ejercer ningún poder en los mercados donde los
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intermediarios, procesadores, mayoristas, empresas de transporte y quienes


controlan las marcas y la distribución llevan la sartén por el mango.”
¿Por qué pasa esto? Por varias razones, entre las cuales están:
El control de los principales mercados por algunas corporaciones
multinacionales, la existencia de políticas en contra de los campesinos a favor
de las importaciones en vez de la producción doméstica donde los pequeños
productores pueden competir, la falta de fondos para proyectos de
investigación y desarrollo de una agricultura sostenible, entre otros.
Así que en pocas palabras, le estamos dando el crédito a las personas o medios
equivocados, ya que nuestros agricultores son los encargados de tener ese
contacto directo con el campo y de producir los alimentos u otros productos
para un bien colectivo.
Tal vez si estos campesinos tuvieran un proceso de capacitación, lograría crear
consciencia y ganar reconocimiento tanto en los mercados locales, como en los
nacionales. Harían valer su trabajo y darse a reconocer como lo que
verdaderamente son: los pilares de nuestro país en cuanto a la crisis
alimenticia, social y económica.
La tecnología en el campo:
“Se ignoran las necesidades tecnológicas de los agricultores a pequeña escala, a
pesar de que suponen la mayor oportunidad para aumentar la producción y
combatir el hambre. El mercado está fallando y los gobiernos están
fracasando.”
Al leer esto podemos decir que estamos totalmente de acuerdo con la mala
asignación de los recursos para investigación y desarrollo de las actividades
campesinas, ya que para nadie es un secreto que la tecnología es la base
principal del progreso, y que tal vez sea una posible solución para todos estos
problemas de productividad a nivel mundial.
Por esa razón no hay que dejar por fuera a nuestros pequeños productores. Por
lo contrario, hay que apoyarlos, hay que apostar por ellos y brindarles todo el
conocimiento posible, y también, darles todo ese aporte desde la tecnología,
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para que de esta forma se puedan llevar a cabo todos los proyectos de una
manera inteligente, sostenible y rentable.
LA RESILIENCIA:
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias
traumáticas. Y hago una breve definición porque sé que para muchos es un
término desconocido, ¿Y cómo podemos hablar de la resiliencia sin saber qué
es? Sería muy absurdo.
Empezaremos a abordar este tema con esta parte del texto:
“No hay sorpresas en cuanto a quiénes son los más perjudicados por la
creciente fragilidad del sistema alimentario. Los más vulnerables son los países
con gran población de mujeres y hombres viviendo en condiciones de pobreza,
y que dependen de los mercados internacionales para gran parte de sus
necesidades alimentarias.”
Una de las principales razones de las crisis alimentarias son las condiciones
climáticas en las cuales nos encontramos, lo que genera temor a una escasez, y
por ende, un gran temor a un aumento en los precios.
Aunque también va muy de la mano con el crecimiento descontrolado de la
población, el uso indiscriminado del agua y los precios del petróleo (Estos
tienen una relación muy estrecha entre sí, ya que no solo se utilizan como
combustible para el transporte de alimentos, sino también para la producción
de los fertilizantes).
“Frente a este panorama alarmante, se podría esperar que los gobiernos
emprendiesen acciones urgentes para abordar la fragilidad en el sistema
alimentario. Pero hasta ahora los gobiernos o bien han ignorado el problema o
lo han empeorado.”
Totalmente de acuerdo. El gobierno ha intentado en repetidas ocasiones crear
un plan de sostenibilidad y prevención, en el cual puedan apoyarse en caso de
una crisis alimenticia más grande de la que ya existe; pero al parecer nada de
esto les ha funcionado, ¿Por qué? Por gastar recursos y enfocarse en los
aspectos o problemáticas equivocadas.
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Entonces, ¿Qué puede hacer nuestro gobierno y qué podemos hacer nosotros
por nuestro país para disminuir esta crisis?
Primero que todo podemos congelar el aumento de tierra dedicada a la
agricultura, también podemos cultivar más en las tierras que ya tenemos.
Podemos optar por un uso más eficiente de nuestros recursos, también cambiar
las dietas globales y reducir el desperdicio.
“En última instancia, los gobiernos nacionales son los responsables ante sus
ciudadanos de garantizar el derecho a la alimentación. El mal funcionamiento
del sistema internacional no hace más que aumentar esta responsabilidad. De
cara al cambio climático, la creciente escasez de recursos y la volatilidad del
precio de los alimentos, los gobiernos pueden y deben hacer más para
desarrollar la resiliencia de sus pueblos.”
Nosotros como país en crisis debemos apostar por la igualdad, en todo el
sentido de la palabra. También debemos velar por el buen uso de nuestras
tierras, al igual que por un plan de sostenibilidad bien estructurado. Debemos
aumentar las inversiones en la agricultura, y enfocarnos más en todos nuestros
pequeños productores y en las mujeres, que de igual forma, tienen un papel
importante en cuanto a la búsqueda de soluciones. Y por último, pero no
menos importante, debemos cuidar meticulosamente nuestro planeta y tratar
de evitar o prevenir todos esos cambios climáticos que se ven reflejados en
nuestras producciones y en los precios de nuestros alimentos.

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