IPæ: Intuitu Personæ.

Centro de Orientación, Terapia y Desarrollo

¿En qué consiste nuestra

orientación y formación
interior?

A muchos les llama la atención desde primera hora nuestro servicio, y cuando lo ven
de forma genérica le interesa este abordaje tan universal, tan multidisciplinar, y que suena tan
bonito y tan coherente. Pero al momento se preguntan: ¿concretamente, qué se hace en
cada uno de estos servicios?; pues en la vía de lo universal (al contrario que en la constante
especialización del mundo profesional actual) suena todo muy abstracto, etéreo, incluso subjetivo o
intangible.

Para demostrar que no es así, a continuación exponemos más concretamente muchos de los
aspectos a desarrollar en el servicio quizás menos técnico, menos estructurado, incluso
más artístico ―por ser también el más íntimo, más vital y más trascendental― de
los que tenemos: la orientación, formación interior. En principio es una formación
antropológica y de autoconocimiento personal profundo y de cara a ser vivido para aprenderlo
realmente; pero concretemos en los siguientes ejemplos para palpar el contenido de estas áreas
de desarrollo personal que potenciamos a nivel individual en nuestros clientes:

• Desarrollo de la intuición
• Desarrollo de la imaginación y la creatividad
• Vías de contemplación e inspiración artísticas

• Inteligencia emocional y afectiva

• Empatía y sensibilidad
• Regulación y gestión emocional
• Motivación desde la pasión
• Independencia afectiva
• Vías hacia la paz interior y la alegría: cómo vivir enamorado

• Habilidades sociales
• Oratoria
• Liderazgo
• Medios de comunicación
• Desarrollo de la responsabilidad, de sensibilización social y de ética

Telf. 660 855 748 / jcbeato@ublc.org / www.facebook.com/centroipae

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• Técnicas de estudio
• Métodos de investigación
• Métodos de conocimiento científico y otras vías de conocimiento alternativas
• Resolución de problemas
• Razonamiento lógico
• Planificación, reorganización y orden diario y vital para el rendimiento laboral
• Regulación e higiene del sueño

• Autoconocimiento, aceptación y vías de superación

• Conocimiento y desarrollo de los talentos, capacidades y pasiones
• Conocimiento, aceptación y superación de las debilidades, discapacidades,
límites, y herramientas para suplir las carencias y aprovechar nuestras faltas
• Gestión de crisis (emocionales, laborales, vitales, interpersonales, etc.)
• Técnicas de meditación y de ampliación de consciencia
• Criterio personal, pensamiento crítico, filosófico, etc.
• Introspección, discernimiento, análisis existencial, sentido de la vida y
felicidad
• Magnanimidad, sencillez, humildad y agradecimiento

Por último y de forma central, hacemos un énfasis en el desarrollo de una virtud que
consideramos clave para la madurez humana, la resiliencia. La resiliencia es un concepto
moderno para lo que se podría entender como la clásica virtud de la fortaleza interior.

Definimos la Resiliencia como la capacidad de reorganizarse, rearmarse, o

reposicionarse subjetivamente de un individuo sea niño o adulto frente a las
situaciones de adversidad y trauma.

Así la resiliencia es la capacidad para resistir, tolerar la presión, los obstáculos y pese a ello hacer
las cosas correctas, bien hechas, cuando todo parece actuar en nuestra contra.

Se ha convertido en un concepto que integra ingredientes psicológicos, sociales, emocionales,

cognitivos, culturales, étnicos, etc. Por lo cual su interés por desarrollar y evaluar esta capacidad se
ha extendido no solo a la Psicología, sino a la educación, a la salud, y a las empresas, etc.

El desarrollo de la capacidad de resiliencia va construyéndose a través de la historia de

adaptaciones exitosas en el individuo que se ha visto expuesto a factores biológicos de riesgo o
eventos de vida estresantes; además, implica la expectativa de poder continuar con una baja
susceptibilidad a futuros estresores.

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Podemos decir que la actitud resiliente es aquella que le permite a una persona hacer frente a las
situaciones problemáticas o generadoras de ansiedad o estrés que forman parte del ciclo vital
humano.

Lo que numerosos investigadores nos han aportado al respecto es la siguiente cuestión; “¿Que
características debería tener una persona para que podamos decir que tiene una buena aptitud
resiliente?”

Al investigar esto en todas las edades se encontró como común denominador las
siguientes características, cabe destacar que estas involucran aspectos tanto psicológicos
como sociológicos y ambientales.

A nivel individual las personas resilientes presentan las siguientes cualidades que trabajamos
durante la orientación personal:

• Un adecuado nivel de autoestima.

• Capacidad de insight (visión hacia adentro) lo cual implica un buen nivel de inteligencia
intrapersonal, que es la que le permite a una persona ser consciente de sus estados
internos, de sus necesidades y en alguna medida de sus verdaderos deseos.
• Capacidad para vincularse socialmente y también interés por hacerlo.
• Adecuado nivel de inteligencia.
• Capacidad para la resolución de problemas.
• Iniciativa y conducta preactiva (no pasiva sino creativa, motivada, original y resolutiva).
• Carácter independiente.
• Sentimientos de Identidad firmes. Sabemos que la identidad es el sentimiento de unidad
interior, en donde el eje de la personalidad gira en torno al propio sujeto, este se siente
cómodo y con bienestar respecto a sí mismo y a sus logros, y más allá de las situaciones de
cambio que experimente logra mantener dicha unidad.
• Sentido del humor, que implica la capacidad de aceptarse y a la vez reírse aún de los
propios errores.
• Sentido de responsabilidad y compromiso hacia sí mismo y hacia los otros.
• Desde el punto de vista sociológico es importante la existencia para cada sujeto de redes de
apoyo. La cuestión es: ¿cuando una persona tiene un problema, además de contar consigo
mismo, tiene a quien recurrir? Esas redes sociales son, por ejemplo, la familia, los amigos,
los compañeros de estudio o trabajo.

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