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Valoración de Karl Fischer

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Un titulador de Karl Fischer.

La valoración de Karl Fischer es un clásico método usado en química analítica que


utiliza una valoración culombimétrica o volumétrica para determinar trazas de agua
en una muestra. Fue inventada en 1935 por el químico alemán Karl Fischer.1
Índice

1 Valoración columbimétrica
2 Valoración volumétrica
3 Ventajas del análisis
4 Referencias
5 Literatura
6 Véase también
7 Enlaces externos

Valoración columbimétrica

El compartimento principal de la celda de valoración contiene en el ánodo el


valorante (reactivo de Karl Fischer) más la solución del analito. El reactivo de
Karl Fischer es un tipo de disolución estándar de iodo para la determinación de
agua.2 Este reactivo está constituido por I2, una base (B) normalmente imidazol o
piridina y SO2 en proporción 1:3:10, disueltos en un alcohol (ROH), el más
utilizado suele ser el metanol anhidro.

La celda de valoración consta también de un pequeño compartimento con un (ánodo)


sumergido en la solución del ánodo del compartimento principal. Los dos
compartimentos están separados por una membrana permeable a los iones. La fuerza
del reactivo está determinada por su contenido de iodo.

El ánodo de platino genera I2 cuando se proporciona corriente eléctrica al


circuito. La reacción neta como se muestra a continuación es la oxidación de un mol
de SO2 por cada mol de I2 consumido. Un mol de I2 se consume por cada mol de H2O.
En otras palabras, se consumen 2 moles de electrones por cada mol de agua.

B·I2 + B·SO2 + B + H2O → 2BH+I− + BSO3


BSO3 + ROH → BH+ROSO3−

Si utilizamos piridina (C5H5N) y metanol (CH3OH), la reacción global quedaría de la


forma:

I2 + SO2 + CH3OH + 3 C5H5N + H2O → 2 C5H5NH+I- + C5H5NH+SO4CH3-

El iodo se reduce a ion ioduro y el dióxido de azufre se oxida al complejo de ion


sulfato. Para que tenga lugar la reacción es imprescindible la presencia de agua.

El punto final se detecta la mayoría de las veces mediante un método


bipotenciométrico. Un segundo par de electrodos de Pt están sumergidos en la
solución de ánodo. El circuito detector mantiene una corriente constante entre los
dos electrodos del detector durante la valoración. Antes del punto de equivalencia,
la solución contiene I- pero poco I2. En el punto de equivalencia, aparece un
exceso de I2 y una abrupta caída del potencial marca el punto final. La cantidad de
corriente necesaria para generar el I2 a fin de alcanzar el punto final puede
utilizarse para calcular la cantidad de agua en la muestra original.
Valoración volumétrica

La valoración volumétrica se basa en los mismos principios que la valoración


culombimétrica, salvo que la solución del ánodo anterior ahora se utiliza como
solución valorante. El valorante se compone igualmente de un alcohol (ROH), una
base (B), SO2 y de I2 en concentración conocida.

Se consume un mol de I2 por cada mol de H2O. La reacción de valoración procede como
anteriormente, y el punto final puede establecerse visualmente por el color café
dado por el exceso de reactivo, pero es más común que se determine por un método
electroanalítico como el descrito anteriormente. El reactivo se valora
periódicamente mediante la titulación de soluciones estándar de agua en metanol o
bien un estándar de tartrato de sodio dihidratado
Ventajas del análisis

La popularidad de la titulación de Karl Fischer se debe en gran parte, a varias


ventajas prácticas que tiene sobre otros métodos de determinación de la humedad,
incluyendo:

Alta exactitud y precisión


Selectividad para el agua
Requiere sólo pequeñas cantidades de muestra
Fácil preparación de la muestra
Análisis de corta duración
Rango de medición casi ilimitado (1 ppm a 100%)
Utilidad para el análisis de:
Sólidos
Líquidos
Gases
Independencia de la presencia de otros compuestos volátiles
Facilidad de automatización

La ventaja más importante del método de Karl Fischer sobre los métodos térmicos de
determinación de humedad por pérdida en el secado convencional es su especificidad
para el agua. La pérdida por desecación detecta la pérdida de cualquier sustancia
volátil. Humedad del suelo
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Las tres formas en que el agua puede estar presente en el suelo.

Se denomina humedad del suelo a la cantidad de agua por volumen de tierra que hay
en un terreno.

Su medición exacta se realiza gravimétricamente, pesando una muestra de tierra


antes y después del secado. Esta es de gran importancia debido a que el agua
constituye un factor determinante en la formación, conservación, fertilidad y
productividad del mismo, así como para la germinación, crecimiento y desarrollo de
las plantas cultivadas.

Su medición en vivo plantea más dificultades, siendo el TDR y la sonda de neutrones


los sensores con mejores respuestas.

Para terrenos salinos o muy áridos, se emplea experimentalmente el SBIB capaz de


medir la humedad del suelo sin que le afecten las características del mismo y con
mayor sensibilidad en terreno árido.

Para medidas a largo plazo también se emplean métodos manuales como bloques de
yeso.
Índice

1 Procedimientos para la determinación de la humedad en el suelo


2 Referencias
3 Véase también
4 Bibliografía

Procedimientos para la determinación de la humedad en el suelo

En la actualidad existe un buen número de dispositivos para determinar el contenido


en agua del suelo basados en técnicas muy diferentes. De forma general, estas
técnicas pueden agruparse en cinco grupos:

gravimétricas,
tensiométricas,
atenuación de neutrones,
disipación de calor, y
técnicas dieléctricas.

La medición directa del contenido en agua del suelo se realiza mediante pesada y
secado de un volumen de suelo conocido, pero este tipo de determinaciones, además
de laboriosa, es destructiva y, por tanto, no adecuada en muchos casos. Al ser la
única medida directa, aunque no exenta de errores,1 es la metodología de referencia
y base para la calibración del resto de técnicas. Otras técnicas se basan en
medidas indirectas de propiedades del suelo que varían a su vez con el contenido en
agua.2 Ahora, algunas de estas nuevas técnicas están siendo ampliamente utilizadas
en regiones áridas y semiáridas,3 alcanzando un nivel de automatización elevado, lo
que permite disponer de información detallada imprescindible para entender el
comportamiento del agua en el suelo.

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