Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
com/2018/01/16/algunas-reflexiones-sobre-el-fenomeno-best-seller/
Es interesante observar, por otra parte, cómo en algún artículo esporádico, en algún
congreso o, con mucha mayor frecuencia, en alguna entrevista, los autores
de best-sellers dejan escuchar su voz cada cierto tiempo y quedan al descubierto
así sus inquietudes, sus frustraciones, sus complejos. También su orgullo de
escritores que arrasan en el mercado literario, desde luego. Es en estos momentos
cuando se siente que no sólo ocupan una posición determinada en el interior del
campo literario, sino que se posicionan, es decir, que dan su versión de los
hechos y entran en las polémicas que haga falta para reivindicar sus ideas acerca de
la creación literaria. Distintas concepciones literarias van asomando en polémicas
de este tipo y permiten cartografiar con bastante exactitud las distintas posiciones
previstas en el campo literario y comprobar las consecuencias asociadas a cada una
de las posibilidades en juego.
También gracias al fenómeno best-seller se aprecia con nitidez algo en lo que
insistió Even-Zohar, y es que la canonización no es una categoría inherente a los
textos, sino que depende por completo de la escala de valores vigente en cada
momento histórico. Esto significa que la distinción entre literatura canonizada y
literatura no canonizada no se corresponde exactamente con una distinción objetiva
entre buena y mala literatura, sino con lo que en cada sistema literario y de acuerdo
con los criterios de jerarquización dominantes se acaba decidiendo (Iglesias
Santos, 1994: 332). Si se pudiera ser objetivo en este punto, a lo mejor
descubriríamos que puede haber mala literatura canonizada y buena literatura en la
periferia, pero la objetividad en esta cuestión resulta imposible porque toda idea de
calidad literaria se basa en unos criterios de excelencia que pueden perfectamente
variar en sistemas literarios de distintas épocas.
Lo interesante, en cualquier caso, es observar que la evolución de un sistema
literario muchas veces es el resultado de las tensiones que se producen entre lo
canonizado y lo no canonizado. De hecho, Even-Zohar ya advirtió que
probablemente el repertorio canonizado de un sistema literario se estancaría si no
fuera porque se siente estimulado con la amenaza de los estratos no canonizados,
que quieren quitarle la posición dominante. En efecto, si la institución que controla
el centro del sistema protege demasiado su repertorio y no deja que se ejerza
presión sobre él puede ocurrir que ese repertorio canonizado tienda a estereotiparse
y limitarse gradualmente, y hasta puede llegar a entrar en una fase de
automatización excesiva. Una sobreprotección puede ser, pues, contraproducente
para el repertorio protegido. Como vemos, las tensiones en el interior del campo
literario muestran el funcionamiento sincrónico y a la vez explican los cambios en
la diacronía.
Recuperemos ahora la idea de que el número de los que pueden apropiarse de una
práctica artística determina la valoración de esa práctica en el seno de la
comunidad. La denominación misma de best-seller (el más vendido) nos indica
que hablamos de obras que llegan a una masa heterogénea de lectores para la que
es difícil imaginar una gran competencia lectora general. Una lógica implacable se
impone entonces desde los círculos más elitistas: si tanta gente puede consumir sin
problemas este tipo de obras es porque están llenas de recursos fáciles y el nivel de
exigencia para poder disfrutar de ellas desciende peligrosamente y se sitúa bajo
mínimos. Sólo examinando los principales aspectos configurativos de los bests-
sellers podemos saber si esta objeción es justa.
Obviamente, al comparar estas obras entre sí puede que no siempre sean evidentes
los parecidos, pero no es difícil advertir que todas ellas remiten a un modelo ideal
que ha ido forjándose en el imaginario colectivo con la aparición de los
grandes best-sellers internacionales, obras que han ido dejando huella entre los
lectores y que, con el tiempo, han contribuido a perfilar un arquetipo del que, en
mayor o menor medida, participa todo best-seller. En mayor o menor medida: es
importante tener esto en cuenta porque así se comprende por qué hay best-
sellers típicos, con todos o casi todos los ingredientes esenciales del arquetipo o
modelo que reconocemos como más característico de este tipo de obras, y best-
sellers con sólo algunos de esos ingredientes. Para conocer ese arquetipo la
reconstrucción teórica es el único camino posible, pues hablamos de un modelo
que no puede encontrar ninguna concreción textual completa porque ha sido
forjado a partir de rasgos procedentes de diferentes best-sellers, obras que,
debido a su aplastante éxito a escala internacional, han sido consideradas
paradigmáticas de este fenómeno literario. La memoria del lector es el único
espacio donde puede existir una imagen clara de ese arquetipo ideal, pues son los
lectores quienes, a partir de los bests-sellers que han ido leyendo, van
configurando un modelo característico de este tipo de obras.
Si pudiera reconstruirse ese arquetipo ideal, sin duda descubriríamos que una de
sus marcas esenciales se corresponde con una curiosa mezcla de rasgos
procedentes de distintos géneros literarios, una mezcla con la que se persigue un
claro objetivo: contar una historia que pueda interesar a muchísima gente. Pues es
evidente que la mayoría de los autores de best-sellers conciben la creación
literaria más como un esfuerzo de imaginación para poder contar historias
interesantes que como una oportunidad para lucir su dominio de los recursos
estilísticos. La hipertrofia de la técnica que, sobre todo durante la primera mitad
del siglo XX, dio paso a continuas experimentaciones narrativas fue claramente en
detrimento del componente argumental de las obras, y aunque los autores de best-
sellers ni pueden ni quieren renunciar al amplio abanico de recursos constructivos
interesantes surgidos de la experimentación, sí intentan subordinar esos recursos al
nivel temático, ponerlos siempre al servicio de una historia que enganche, como se
suele decir, y que provoque así el denominado efecto turning page en el lector.
Como hemos comentado ya, para lograr este objetivo utilizan de forma estratégica
material procedente de distintos géneros literarios. Rasgos característicos de la
novela policíaca, de la novela gótica, de la novela histórica, de la novela de
formación, de la novela de aventuras, de la novela fantástica, de la novela
sentimental del género rosa, de la novela erótica y de la novela lírica asoman una y
otra vez cuando se leen best-sellers y esto demuestra que son sobre todo estos
géneros, algunos de los cuales están asociados a la primera literatura de masas
(como es el caso de la novela gótica y la novela policíaca), los que con mayor
frecuencia actúan como modelos referenciales para los autores de este tipo de
obras.
Y además se aprecia que, igual que ocurre con algunas obras clásicas consideradas
inclasificables, el fenómeno best-seller obliga a replantear la clásica noción de
género literario como casilla puramente clasificatoria y a sustituir la idea de
pertenencia (a un género) por la de participación (de uno o varios géneros). Con
esta substitución pueden entenderse mejor los vínculos que constantemente se
establecen entre las obras consideradas best-sellers y los distintos géneros de la
tradición literaria sin necesidad de plantearse, a veces de forma bastante absurda, a
qué género pertenecen las distintas obras que se analizan. Basta con advertir de qué
géneros participa cada una de ellas, qué rasgos genéricos están siendo recreados en
cada momento para apreciar dónde reside su principal encanto.
Por acudir a uno de los best-sellers internacionales más celebrados, fijémonos en
que intentar clasificar genéricamente El nombre de la rosa buscando el género
literario al que mejor se ajusta su configuración es una tarea inútil porque Umberto
Eco bebe de distintas fuentes genéricas sin tratar de ceñirse escrupulosamente a los
requisitos concretos de una de ellas. Lo más frecuente ha sido considerar que la
obra bascula principalmente entre la novela histórica y la policíaca, pero es obvio
que tiene también mucho de novela gótica y no ha faltado quien la considere sobre
todo una novela de formación (un Bildungsroman) o quien proponga
denominarla novela de ideas, seguramente pensando en la fuerte carga teológica
que recorre sus páginas. Cuando son tantas las propuestas, más que tratar de
encasillar la obra en un género determinado, lo que parece más apropiado es
reconocer que no pertenece, en rigor, a ningún género, sino que participa de varios,
que es lo que, como decíamos, suele pasar con la gran mayoría de best-sellers.
“Los géneros son cárceles de mínima seguridad”, ha escrito David Shields (2015:
91), y ya vemos que los best-sellers se rersisten a ser encerrados en cárceles
genéricas, aunque se paseen continuamente por ellas.
El hecho de que una obra literaria pueda configurarse no como un caso más de
reduplicación genérica (inscribiéndose claramente en un género concreto), sino
como un cóctel, tomando de aquí y de allá lo que interesa y mezclándolo,
demuestra que no siempre es necesario establecer relaciones genéricas entre la obra
que se está creando y otras obras o géneros ya existentes a través del respeto o la
violación de reglas fijadas en poéticas genéricas, sino que puede hacerse también a
través de un uso completamente libre de todo lo que, procediendo de la tradición
literaria, es susceptible de convertirse en material de construcción para edificar
nuevos edificios literarios, como seguramente dirían los formalistas rusos.
Siguiendo esta dinámica se consiguen obras que tienen muchas posibilidades de
resultar seductoras si seductores eran ya los rasgos genéricos tomados en préstamo.
Cada uno de los géneros referenciales aporta un material específico, pero es en la
hábil combinación de los distintos materiales donde reside la principal estrategia
seductora. Es fácil plantear esta cuestión, pero no tanto ponerla en práctica de
forma eficaz, pues los géneros de la tradición literaria están ahí como modelos
referenciales y las combinaciones posibles son seguramente infinitas, de manera
que dar con la combinación más eficaz no puede ser una tarea sencilla.
Bibliografía
Acín, Ramón (2009): “Narrativa y entretenimiento: el fenómeno del best-
sellerismo”, en Mercado y consumo de ideas, Virgilio Tortosa (ed.), Madrid,
Biblioteca Nueva.
Barei, Silvia N. y Ammann, Ana B. (1988): Literatura e industria cultural.
Del folletín al bestseller, Córdoba (Argentina), Alción Editora.
Bourdieu, Pierre (1997): Las reglas del arte. Génesis y estructura del
campo literario, Barcelona, Anagrama.
Bloom, Harold (2000): “Can 35 Million Book Buyers Be Wrong? Yes”, Wall
Street Journal, el 7 de noviembre (http:/wrt-
brooke.syr.edu/courses/205.03/bloom.html).
Díez Borque, José Mª (1972): Literatura y cultura de masas, Al-Borak,
Castellón.
Eco, Umberto (2003): Apocalípticos e integrados, Barcelona, Lumen.
Gullón, Germán (2004): Los mercaderes en el templo de la literatura ,
Barcelona, Caballo de Troya.
Kracauer, Siegfried (1995): “On bestsellers and Their Audience”, en The Mass
Ornament, Cambridge, Harvard University Press.
Lahire, Bernard (comp.) (2004): Sociología de la lectura, Barcelona, Gedisa,
2004.
Le Bon, Gustave (2005): Psicología de las masas, Madrid, Morata.
López de Abiada, José Manuel y Peñate Rivero, José (eds.) (1997): Éxito de
ventas y calidad literaria. Incursiones en las teorías y prácticas del
best-séller, Madrid, Verbum.
Moscovici, Serge (1985): La era de las multitudes. Un tratado histórico de
psicología de las masas, México, Fondo de cultura económica.
Pérez-Reverte, Arturo (2000): “La vía europea al best-séller”, en Territorio
Reverte. Ensayos sobre la obra de Arturo Pérez-Reverte , López de Abiada
y López Bernasocchi (eds.), Madrid, Verbum.
Poulain, Martine (2004): “Entre preocupaciones sociales e investigación científica:
el desarrollo de sociologías de la lectura en Francia en el siglo XX”,
en Sociología de la lectura, Bernard Lahire (comp.), Barcelona, Gedisa.
Pradera, Javier (1990): “Apagones en la Galaxia Gutenberg”, Claves, nº 8, 1990,
pp. 75-80.
Redondo, José Carlos (2004): “La nueva pseudoliteratura norteamericana: los best-
sellers y la expansión del patrón anglonorteamericano del thriller
canónico”, Lenguaje y textos, La Coruña, Universidad de La Coruña.
Rockland, Michael A. (1999): La cultura popular o ¿Por qué estudiar
basura?, de León, Universidad de León, 1999.
Rouvillois, Frédéric (2011): Une histoire des best-sellers, Paris, Flammarion.
Servén, Carmen (2006): “Lectura de masas: el best-séller”, Lecciones de
literatura, Dolores Noguera Guirao (coord.), Madrid, UAM.
Shields, David (2015): Hambre de realidad, Madrid, Círculo de tiza.
Verdú, Vicente (1989): “La velocidad del best-seller”, El País, 25 de octubre.
Vila-Sanjuán, Sergio (2011): Código best-seller, Madrid, Temas de Hoy.
Viñas Piquer, David (2009): El enigma best-seller. Fenómenos extraños en
el campo literario, Barcelona, Ariel.
Williams, Raymond (1997): Marxismo y literatura, Barcelona, Península.
1. Wyatt Tilby, A. (1922): “The best-seller problem”, Edinburgh
Review, 236:481(July).
Zuckerman, Albert (1996): Cómo escribir un bestseller. Las técnicas del
éxito literario, Barcelona, Grijalbo.