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No Me Discutas PDF
No Me Discutas PDF
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Seas muy bienvenido/a!
¡Muchísimas gracias!
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Introducción
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Para esto, analizaremos aspectos de
nuestras conversaciones y tipos de escucha
tanto internas como externas e intentaremos
abordar consejos para poder establecer una
comunicación eficaz. Eso sí, nos centraremos
en las conversaciones que están al servicio de
un determinado fin: pedir, prometer, requerir
información, debatir, etc.
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Modelo clásico de comunicación
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muchas cosas como el lugar donde se da la
comunicación, el estado en el que estamos, si
hay o no ruidos, etc., nunca se nos ha hecho
analizar puntualmente cada aspecto de ese
contexto.
Para construir una comunicación sana y
eficaz, hace falta constituir un nuevo
paradigma en el que tengamos en cuenta las
tres patas en las que se sustenta nuestra forma
de ser que veremos aquí. Para una verdadera
transformación debemos desarrollar
habilidades y competencias que se definirán
en nuestras conversaciones.
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forma totalmente diferente?
Cierta vez respondí al comentario de
una amiga en una fotografía de Facebook
que “había que ser más reflexivo y menos
agresivo” dado su comentario (para mi
claramente agresivo) que había hecho. Mi
amiga entendió que la había llamado bruta y
violenta. Interpretó que “llamarla a la reflexión”
era un insulto (según me refirió sintió que yo le
había dicho “mirá yo que culta y vos tan
bruta”) y evidentemente para ella no había
diferencias entre lo agresivo y lo violento.
Todo esto me lo respondió en
mayúsculas por lo que yo interpreté que me
estaba gritando y al hacérselo notar, se rió
diciendo que para ella “la mayúscula era
meramente una letra más grande que la
minúscula”.
Nadie tiene la verdad absoluta sobre
cómo es la realidad o el mundo, solo tenemos
interpretaciones de la forma en que lo
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percibimos. Algo que viene dado por nuestros
propios filtros o mapas mentales.
Esto no significa que el lenguaje no
pueda ser descriptivo (profundizaré en esto
más adelante) sino que tiene una gran
diferencia entre él y el lenguaje generativo. Por
lo general no distinguimos conscientemente
estos dos lenguajes y es allí donde radican los
problemas.
Para graficarlo pensemos en una
situación en la que estamos ocupados y suena
el teléfono. ¿Cuántas veces gritamos
“¡teléfono!” en vez de “Luis, atendé el
teléfono”? En el primer caso solo estoy
describiendo: “suena el teléfono” e infiero que
los demás entenderán que estoy pidiendo que
respondan. Y si bien por lo general esto se da
con éxito por la cantidad de veces que suelo
pedir que atiendan de esta manera; en otras
circunstancias las mismas inferencias podrían
no ser tan obvias para el otro.
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Quiero contarte una historia que puede
que conozcas bien pero representa de
manera genial qué tan generativo puede ser
el lenguaje.
El forastero y el gato
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desconocido; <<y qué tal si piensa que soy un
ladrón y me saca a los tiros!>>; y así
sucesivamente.
Finalmente el hombre llegó ante el
rancho, tocó la puerta y le abrió un señor
quien muy amablemente le preguntó qué
deseaba. El forastero hecho una furia le
respondió: -- ¿Sabe qué? ¡Métase el gato en el
culo!".
El lenguaje generativo crea una realidad
nueva, requiere de tomar responsabilidad
propia por lo que decimos tanto a otros como
a nosotros mismos. El forastero quizá hubiera
tenido éxito si no hubiera creado una
conversación privada consigo mismo tan
negativa.
Cuando hablamos de lenguaje
generativo hablamos de tomar un compromiso
con hacer que las cosas pasen. Se relaciona
con todos los actos que podemos hacer a
través de él: declarar, pedir, ofertar, prometer,
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etc.
Es muy frecuente que usemos el lenguaje
descriptivo cuando no nos hacemos
responsables de nuestras propias acciones o
resultados. Para esto recurrimos a los hechos o
a los juicios. Los juicios siempre son subjetivos:
“es que la economía está terrible”, “llovía y no
pude salir”, “él no va a cambiar más”, etc.
Abordaremos los juicios un poco más
adelante en forma más detallada.
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Los mapas mentales o filtros
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detenidamente.
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no sé. Es cierto, parece un trabalenguas, pero
en un ratito me vas a entender.
Esa área de cosas que ni sé que sé o que
ni sé que no sé, es un mundo de posibilidades
de aprendizaje. El problema es que la ceguera
cognitiva tiene mecanismos que hacen que
cuando haya un bache de algún tipo
cognitivo, el ser humano tiende a rellenarlo
con lo que sí sabe. Esto es algo fácilmente
comprobable con los famosos textos que solo
poseen consonantes y podemos leerlos o
textos hechos con números, como por ejemplo
“73 4m0”. Por lo general podemos leerlos
porque el cerebro no lee letra por letra sino
que completa y relaciona con lo que ya
posee.
También nuestra ceguera nos engañará
muchas veces gracias a este mecanismo
como la famosa imagen siguiente:
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¿Qué ves aquí, una anciana con pañuelo o una joven con
sombrero?
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misma.
Finalmente se juntaban ambos grupos y
se les mostraba esta imagen y se le solicitaba a
un miembro al azar que describiera qué veía; si
había pertenecido al primer grupo describía
siempre una joven, si al segundo grupo, una
anciana. El experimento siempre acababa con
una discusión sobre lo que veían, dos
conceptos tan dispares como la juventud o la
ancianidad, pero a fin de cuentas ambas
reales. Hasta que no les ponían las referencias
correctas el grupo podían pasar horas
discutiendo si veían el collar de la joven o la
boca de la anciana. Nadie era capaz de ver
lo que el otro le marcaba porque estaban
condicionados por la imagen previa que se les
había dado.
Así pasa cuando intentamos abordar
ciertas conversaciones, no nos entendemos
porque uno está condicionado a ver una joven
y el otro una anciana. Es cuando intentamos
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despojarnos de nuestros filtros cuando
podemos ver o escuchar diferente.
Por ello es importante que al encarar
nuestras conversaciones estemos más
dispuestos a escuchar que a hablar. Si sólo nos
centramos en querer hacer entender o en
expresar o en pedir o negociar más que en
intentar descubrir los filtros del otro y ponernos
en sus zapatos; no obtendremos éxito.
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Los juicios
Habíamos establecido mínimamente la
diferencia entre “hechos” y “juicios”. Un hecho
es algo objetivo, despojado de una valoración
por parte de un observador. Por ejemplo
cuando digo “Juan es maestro” es un hecho
que puede ser comprobable o no. En cambio,
un juicio es una valoración, opinión o
interpretación que el observador hace de un
determinado hecho y que depende
enteramente de él. Si digo “Juan es un
excelente maestro”, estoy emitiendo una
valoración de la profesión de Juan. Ambas
frases expresan lo que Juan es, pero dicen
cosas diferentes. Para otros, Juan podría ser un
maestro “normal” “mediocre” o incluso
“pésimo”.
Cuando entables una conversación, ten
en cuenta que los juicios siempre hablan de
quienes los emiten. Pertenecen al observador.
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Pueden ser válidos o inválidos de acuerdo a la
autoridad con que se emiten y pueden ser
fundados o infundados de acuerdo a cómo se
relacionan con los hechos o experiencias.
En 1933 el director de casting de la MGM
escribió en un informe sobre Fred Astaire: “no
sabe actuar!, es poco audaz! Y baila muy
poco!” A la propia Norma Aleandro su primera
profesora de teatro le dijo que mejor se
dedicara a otra cosa, varias fueron las
discográficas que rechazaron a The Beatles
antes de que el productor George Martin del
sello Parlophone, una pequeña subsidiaria de
EMI Records, aceptara realizar una prueba a la
banda y los llevara al éxito. ¿Qué hubiera
pasado si cada uno de estos artistas hubiera
creído, asumido o valorado como “fundado”
lo que escucharon en esos momentos?
El problema es que muchas veces
tomamos un juicio como un hecho. Eso es lo
que nos cierra las posibilidades. Norma
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Aleandro podría haber tomado el juicio de su
profesora como válido y fundado dada la
autoridad en el tema que esta tenía. Sin
embargo, evidente y gratamente, no lo hizo.
No asumió que ese juicio fuese un hecho.
Los juicios abren o cierran posibilidades.
Si, por ejemplo, al hablar con tu pareja estás
juzgando que “nunca te escucha” o si es tu
pareja la que te dice siempre “nunca
entiendes lo que te dice”, asumimos casi
siempre que eso es así, es un hecho, algo que
no cambiará. Pero, ¿qué fundamentos
podríamos dar para ello?, ¿nos tomamos un
minuto para pensarlo realmente? ¿Me está
esto abriendo o cerrando la posibilidad de
comunicarme?
Los juicios, además, se relacionan con el
tipo de expectativa o nivel de estándares que
tenemos. Por ejemplo, imagina que tienes una
secretaria y necesitas urgente una copia de un
informe. Entonces te diriges a ella y se la pides.
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¿Cómo sería la mejor manera de hacerlo? ¿A
o B?
A) Ana, necesito lo antes posible que me
hagas una copia de este informe.
B) Ana, necesito antes de las 2 pm este
informe. Por favor que la copia sea
clara y legible.
Cuando pedimos algo por lo general
damos por supuesto que los demás tienen el
mismo estándar de valores que nosotros. Sin
embargo, lo que para ti es “urgente” puede
ser diferente para Ana. Quizá al decir “lo antes
posible” Ana lo interprete como “antes de que
te vayas”, “antes de mañana”. Imagina cómo
podrían darse las cosas si luego de tu pedido
formulado en A, ella apareciese con el informe
al otro día o 5 horas después o, peor aún, que
te vieras en la necesidad de volver a pedírselo.
Seguramente el segundo pedido sería de una
manera bastante más irritada, ¿verdad?
Ahora, supongamos que tus pedidos se
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dan habitualmente como en A con los mismos
resultados del informe- volver a pedir las cosas,
irritarte ante la urgencia, etc.- ¿a que no
pensarías que Ana es una secretaria ineficaz?
¿Estaría totalmente fundado tu juicio sobre
Ana siendo “ineficaz”?
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un impacto en mí que lo valorará como
hecho, le dará a la otra persona una autoridad
que lo fundamenta.
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Una pequeña evaluación personal
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nuestras conversaciones. Por ello es
imprescindible que sepas reconocer no solo tu
estado de ánimo al conversar, sino cada
emoción que pueda dispararse al momento
de su transcurso. Lo que te están diciendo, ¿te
está molestando? ¿ por qué? ¿está fundado?
También ten en cuenta que cuando
conversas con alguien, dentro de tu cabecita,
esa que nunca para, se lleva a cabo otra
conversación (muchas veces al mejor estilo
pajarito de twistos) que está distrayéndote de
la verdadera escucha.
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¿Qué es la escucha?
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que lo que escuchamos es lo que se ha dicho
y suponemos que lo que decimos nosotros es lo
que los demás escuchan.
Todos escuchamos desde nuestra caja,
punto o baldosa en la que estamos.
Escuchamos desde nuestra biología, sí, pero
también desde nuestras creencias, valores,
conversaciones internas, filtros, contexto
cultural, distinciones personales, intereses,
compromisos, estado emocional, experiencias,
y un larguísimo etcétera.
Entonces podríamos establecer que
escuchar es igual a oír + interpretar. Por ello
tenemos que aprender a hacernos
responsables de las interpretaciones que
damos a lo que se nos dice. Cada uno dice lo
que dice y escucha lo que escucha.
Niveles de escucha
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escuchamos. En una conversación nuestro
nivel semántico de escucha se centrará en
entender ¿qué significa lo que me está
diciendo? ¿A qué se refiere? ¿ a qué apunta?
Nivel práctico: Nos centraremos en
entender no sólo en el para qué está
diciéndome lo que me dice, sino también en el
para qué estoy escuchando lo que escucho.
¿Escucho para refutar lo que me dicen?, ¿para
entender al otro y crear empatía?, ¿para
invalidarlo?, ¿para justificarme? ¿Para qué me
dice lo que me dice? ¿para retarme,
reprocharme, agradecerme, informarme?
Nivel de inquietud: Muchas veces es
explícita la inquietud que contiene la
conversación o lo que digo o me dicen; otras,
debemos prestar atención a lo que está más
allá de lo que se está diciendo e intentar
interpretar aquello que se silencia. ¿Qué busca
con lo que me dice?, ¿qué problema tiene
que resolver?, ¿cuál es el objetivo de pedirme
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lo que me pide o decirme lo que me dice?
Aquí es importante centrarnos también en la
coherencia de lo que digo o se me dice: ¿es
coherente lo que me dice con lo que hace,
con lo que siente?
Nivel de efectividad: Es el nivel que
todos deberíamos buscar alcanzar. Es la
escucha que tiene en cuenta los juicios propios
y ajenos que pueden afectar la interpretación
de lo que se dice. Es distinguir al otro como
otro e intentar entenderlo, es tener presente las
diferencias de quien habla y escucha y de
cómo puede interpretarse lo que se dice y lo
que no se dice. Escuchar lo que se dice en
todo su conjunto, entendiendo que somos
seres con 3 ejes fundamentales: cuerpo,
lenguaje y emoción.
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Somos un animal de costumbres
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mejor, pregunta y pide más información:
¿Por qué me dices eso? ¿Podrías darme un
ejemplo concreto? ¿Cómo te hice sentir?
Luego que tengas un panorama mejor
de cómo se siente el otro y por qué te dice lo
que te dice, manifiesta con honestidad pero
respeto cómo te sientes tú.
Recuerda, lo humano e impulsivo suele ser
generalmente un error.
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primero reconoce algún error en ti.
Volvamos al ejemplo de la secretaria. No
te ha entregado el informe con la urgencia
que querías y en vez de criticarla por su
ineficiencia podrías decirle algo como:
“Ana, sé que no fui clara al pedirte el informe y
quiero pedirte disculpas, no voy a volver a
cometer ese error. Cuando te dije “urgente”
debería haber aclarado que urgente era para
antes de las 2pm, hora en que debía
presentarlo. Si vuelvo a olvidarme ser
específica la próxima vez, házmelo notar”.
Debemos recordar que nunca tratamos
con personas racionales. Sí, aunque te parezca
mentira. Tratamos con seres emocionales que
tienen dignidad, orgullo, vanidad y prejuicios.
Por ello siempre ponte primero en sus zapatos.
Se necesita gran carácter y dominio propio
pero no es imposible y te deparará muchos
mejores resultados que haciendo lo “normal”.
Intenta entender por qué la gente hace
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lo que hace y dice lo que dice antes de
censurarla o invalidarla. Las condenas y críticas
son como boomerangs, siempre volverán a
quienes las arrojan.
Ya lo dijo Lincoln: “Una gota de miel
caza más moscas que un galón de hiel”.
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práctica, pero se puede. Cuando quieras
lograr que otro entienda tu punto y realice una
determinada acción, primero dedícate a
despertar en el otro el deseo de hacerlo.
Intenta lograr que el otro piense que fue su
idea hacer lo que buscas.
Esto no significa manipular, ¡ojo! Sino
evitar roces innecesarios y cantar como en el
ajedrez “tablas” para que ambos ganen.
Un ejemplo. Supongamos que mi hijo
siempre deja todo desordenado cuando
termina de jugar. ¿Cuántas veces se lo habrás
pedido bien, cuántas mal y cuántas terminaste
tu ordenando enojada y frustrada? Bien, la
próxima vez podrías probar algo como: “uy,
están todos los juguetes tirados y tenía ganas
de que fuéramos a la plaza un rato, pero
evidentemente ordenar esto me llevará
demasiado tiempo”. ¿Qué crees que hará tu
hijo? ¿Qué habrá escuchado primero, la
acción “ordenar” o la acción “ir a la plaza”?
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Un adulto no es tan diferente. Suponte
que tu pareja suele gastar de más. Va al super
y siempre trae cosas innecesarias, por ejemplo.
Si apelas a la crítica, al reclamo, verás que solo
terminan discutiendo; pero si dices algo
parecido a lo anterior como: “uy, sí que se nos
fue un poco la mano en los gastos. Tenía
ganas de que ahorráramos un poco para el
próximo fin de semana largo pero voy a ver
cómo recortar algunos gastos para poder irnos
a algún lado en unos meses”.
Esto es prueba y error. Son meros
ejemplos. Lo que deberías hacer primero que
todo es saber, escuchar y tener presente qué
es lo que el otro quiere, qué busca, qué puede
ganar haciendo lo que tú quieres que haga.
Pregúntate: ¿cómo puedo lograr que
quiera hacerlo? Esta es la clave que diferencia
a la manipulación. Cuando se manipula a
alguien se suele apelar a un miedo o a la
culpa del otro para que haga algo. Ese algo
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termina siempre siendo una acción que de
alguna manera, entonces, va contra sus
propios intereses. Pero cuando escuchas y
estás dispuesto a ceder u ofrecer algo a
cambio, estás logrando un balance donde
ambos apunten a un mismo fin.
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voluntad sigue siendo de la misma opinión” Es
decir, que podría darte el sí de los locos,
pensarías entonces que has ganado; pero tu
triunfo será una ganancia vacía porque no
tendrás realmente la buena voluntad o
colaboración de tu “contrincante”.
El sesgo de confirmación
También llamado sesgo confirmatorio es
definido como “la tendencia a favorecer la
información que confirma las propias creencias
o hipótesis. La gente muestra esta tendencia
cuando reúne o recuerda información de
manera selectiva, o cuando la interpreta
sesgadamente. El efecto es más fuerte en
publicaciones con contenido emocional y en
creencias firmemente enraizadas”.
Esto se da siempre en las discusiones y
por ello son completamente innecesarias,
estériles e improductivas. Es por esto que
nunca realmente ganaremos una discusión.
Mientras tú estés esmerado/a en hacerle
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entender al otro tu punto, el otro sólo te
escuchará –si lo hace, claro- para encontrar
las palabras, expresiones o ideas que pueda
usar para sostener su propia teoría o hipótesis.
Si estás ante una persona con creencias
sumamente enraizadas, mucho peor. Es como
discutir con un fanático. Nunca te escuchará
realmente.
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El poder del contexto
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El poder mágico del sí
Cuando quieras que una conversación
tenga éxito, ve primero por el sí. No solo como
una actitud mental, sino como una manera de
conseguir una actitud positiva en el otro.
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-Por eso nunca te dan ganas de salir o hacer
cosas ¿verdad?
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algo para ganar. En este caso el ofrecer una
rica cena con buen postre.
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Cosecharás tu siembra
Recuerda que si quieres algo, debes ir a
por ello, debes actuar. Si las cosas hasta ahora
no te resultaron, por mal camino vas si esperas
a que los demás cambien. Trabaja primero en
ti, cambia tu mirada y te aseguro que lo
demás vendrá por añadidura.
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te dará grandes cosechas. Si sólo siembras
malas; es obvio lo que obtendrás.
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artículos de mi sitio. Por eso te invito a que no
pierdas de vista lo que estaré publicando en
relación a este tema.
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Conversemos
¿Te gustó el libro? ¿Piensas que otras
personas podrían obtener un beneficio al
leerlo? Entonces no te guardes tu opinión! Te
invito a que puedas dejar un comentario
honesto sobre qué te pareció en la página del
mismo. Cuéntanos si te sirvió, alguna
anécdota, lo que gustes!
Un abrazo enorme
Paula Lago
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