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Desde Venceremos Partido de Trabajadorxs, queremos informar a todas las organizaciones hermanas y

compañeras, que hemos tomado la decisión de expulsar de nuestro partido a Sebastián Henríquez, por
diversos y reiterados hechos de violencia machista, que incluyen la violencia sexual, el abuso sexual, la
violencia psicológica, violencia simbólica y la violencia política.

Hacemos llegar esta carta, porque consideramos que el cuidado y la advertencia hacia otras
compañeras, compañeres, es un hecho político que nos ayuda a prevenir, a alertar ante prácticas
patriarcales que nada tienen que ver con la sociedad que queremos construir. A su vez, no sólo
consideramos que éstos hechos son de gravedad, sino que se profundizan ya que en momentos
anteriores Sebastián Henríquez fue señalado en nuestra organización por prácticas manipuladoras, de
violencia simbólica y psicológica, haciendo uso de su referencia política.

Consideramos que nuestra organización, debe ser el semillero, debe ser prefiguración: ese espacio que
más se asemeje a la sociedad que queremos construir. Por tal debe ser un lugar seguro para cada
compañera y compañere que decide organizarse. Por eso insistimos, en que nuestra práxis debe estar a
la altura de nuestras palabras. Sabemos que somos hijes de este mundo en el que nos toca vivir, que es
un proceso largo forjar esa nueva humanidad, pero en ese camino insistimos, con el compromiso de
cambiar todo lo que tenga que ser cambiado.

Tomamos esta decisión respetando los procedimientos construidos colectivamente en nuestro


Protocolo para la prevención, resolución y seguimiento ante casos de violencia machista al interior del
Partido.

Queremos compañeras y compañeres, explicitar los hechos por los cuales colectivamente en nuestra
organización, y con todos los cuidados que abordamos en nuestro protocolo interno, definimos la
expulsión de Sebastián Henríquez:

- Violencia sexual: plasmada en un hecho de abuso sexual, violando el no consentimiento al no


usar preservativo frente a un pedido expreso de hacerlo, trayendo consecuencias posteriores,
de gravedad para la salud integral de la denunciante.
- Violencia psicológica:
o Al inicio de la relación: hostigamiento usando su lugar de poder y referencia política en
el sindicato que dirige para el acercamiento y la insistencia a mantener relaciones
sexuales.
o Situaciones de aprovechamiento, manipulación, ridiculización, destrato, falta de
cuidado poniendo en riesgo su salud física y mental, irresponsabilidad afectiva.
- Violencia simbólica: cosificación, subestimación.
- Violencia política: impedir el ejercicio de la plena participación sindical.

Teniendo en cuenta como agravantes:

- La utilización del lugar de poder de S.H., de su referencia política y cargo sindical para el
ejercicio de estas violencias.
- El relato de otras compañeras de la agrupación sindical que manifestaron haber sufrido
también por parte de él algunas de las violencias denunciadas.
- La naturalización de las prácticas violentas por parte de S.H. al interior de los espacios de
militancia compartidos.
- Los señalamientos y apercibimientos que se le habían realizado previamente desde el partido.

Cuando tomamos conocimiento sobre la denuncia por parte de una compañera partidaria, pusimos
en marcha nuestro Protocolo para la prevención, resolución y seguimiento ante casos de violencia
machista al interior del Partido, se le informó a S.H de la denuncia que se había realizado sobre él,
se lo suspendió preventivamente del partido, se le otorgó la posibilidad de efectuar un descargo y
se le solicitó que cumpliera una serie de medidas en su intervención dentro del sindicato para
garantizar que la compañera denunciante pudiera continuar militando allí sin ser revictimizada. Sin
embargo, el incumplimiento parcial por parte de S.H. de las medidas preventivas solicitadas por el
partido, ocasionaron que la compañera sintiera que las condiciones de habitabilidad del espacio de
militancia compartido (una agrupación sindical en proceso de conformación) no estuvieran dadas, y
decide apartarse para evitar continuar siendo afectada por la situación. Como consecuencia de
esto, la agrupación de base docente toma conocimiento de la situación y decide colectivamente
expulsarlo del espacio y, a pedido expreso de la compañera denunciante, no tomar otras medidas
ya que ella decidió y confió en que fuera nuestro partido el que llevara adelante el proceso.

En nuestra organización conformamos un grupo específico de compañeres, para abordar este


proceso, que luego de leer el relato de la compañera y el descargo de S.H comenzó a elaborar un
informe en el que debían categorizar los tipos de violencias identificadas, las formas de ejercitarla,
las afectaciones y los agravantes, y en función de ellos proponer una sanción adecuada. Cuando el
equipo estaba finalizando la redacción del informe, se evidenciaron desacuerdos en algunas
valoraciones y sobre todo en la difusión de la sanción recomendada por el Protocolo. Poco tiempo
después, varies miembres que estaban involucrades en el proceso de toma de decisiones de la
Regional Mendoza, presentaron su renuncia al partido.

Durante todo el proceso, se evidenciaron formas de naturalización de las prácticas violentas que
viene ejerciendo desde hace tiempo S.H., y es un rasgo constitutivo de las estructuras de abuso de
poder: el resto de las personas del grupo no actúan frente a situaciones de vulneración de
derechos porque se ha conformado de forma involuntaria un pacto de silencio implícito. Pero
cuando la víctima pide ayuda, el pacto se torna explícito, y el silencio involuntario muta en
complicidad: se perjudica a la víctima al aislarla, al romper las relaciones de apoyo que necesita
para enfrentarse a la estructura abusiva de poder, favoreciendo la impunidad y la perpetuación del
ejercicio de las violencias. Las prácticas de violencia machista y su encubrimiento, están lejos de la
construcción de otro modo de vida posible, más humano, más pleno, libre de las opresiones a la
que nos somete el capitalismo y el hetero-patriarcado, en la que creemos como partido. Esa
construcción nos exige, en el aquí y ahora y frente a los problemas concretos a los que nos enfrenta
la vida y las experiencias de lucha, reflexionar constantemente sobre nuestras acciones y hacer un
intento serio y consciente de ajustarlas a nuestros ideales revolucionarios.

Por ello, en nuestro protocolo destacamos que es importante que podamos proponer algunas
posibilidades de sanción, en tanto nos consta que sin este tipo de intervenciones directas y
concretas, no se puede hacer responsable a quien ejerce violencia. Para nosotres, la sanción no
tiene como dimensión central lo punitivo, sino que se trata de proponer un trabajo de revisión
crítica, que permita una verdadera transformación subjetiva, a partir del trabajo del compañero
denunciado con un Equipo de Acompañamiento. Dada la renuncia masiva de les militantes que
podían asumir esa tarea, esto resulta inviable.
A la luz de los hechos relatados en los párrafos anteriores, de la gravedad de las violencias
denunciadas, de la afectación que estas produjeron en la compañera denunciante y en la
organización de la que forman parte, es que decidimos hacer pública la expulsión de S.H. y sus
motivos. Esto tiene como objetivo prevenir y obstaculizar que el denunciado continúe ejerciendo
ese tipo de prácticas violentas con total impunidad.
Ponemos foco en que quien ejerce violencia machista de forma sostenida dentro de una
organización sindical en el que casi el 90% son mujeres, además de afectar de forma personal a las
violentadas, obstaculiza y hasta impide el crecimiento del nivel de concientización y de organización
de las compañeras. En tal sentido, decimos que las prácticas sindicales patriarcales, son prácticas
burocráticas que nada tienen que ver con el sindicalismo que queremos construir.
Finalmente, tomamos las palabras de Rosa Luxemburgo: “mientras los guardianes de los
sindicatos (…) temen por sobre todo que el huracán revolucionario haga caer las
organizaciones haciéndolas pedazos, como si fueran una rara porcelana, los revolucionarios
(…) nos muestran un cuadro exactamente opuesto; del huracán y la tormenta, del fuego y la
hoguera (…) de la lucha callejera, surgen, como Venus de las olas, sindicatos frescos, jóvenes,
poderosos, vigorosos1” Confiamos en que, como nos muestra la historia, la fuerza de la marea
feminista revolucionaria hará surgir sindicatos más poderosos, donde las mujeres puedan
organizarse, formarse y luchar sin sufrir violencias machistas.

23 de diciembre de 2020

VENCEREMOS – PARTIDO DE TRABAJADORXS

1 En “Huelga de Masa, partido y sindicatos”, 1906.

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