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El empresario individual.
Desde el punto de vista legal, y como ya hemos anticipado, son comerciantes individuales las
personas físicas que, teniendo capacidad para ejercer el comercio, se dedican a él habitualmente.
Son dos, pues, las exigencias legales para la calificación de comerciante o empresario: la capacidad
legal para el ejercicio del comercio y la habitualidad. A estos dos requisitos, la doctrina añade un tercero ya
indicado: el ejercicio en nombre propio.
En efecto, hay personas que ejerciendo el comercio y teniendo capacidad legal no son comerciantes,
sino auxiliares de un comerciante, porque no ejercen el comercio en nombre propio, mientras que hay otras
que, sin tener capacidad legal ejercen el comercio por medio de representantes legales.
- Capacidad legal.
Según el Código de comercio, tendrán capacidad legal para el ejercicio habitual del
comercio las personas mayores de edad y que tengan la libre disposición de sus bienes.
- Menores e incapacitados.
Por tanto, los menores de edad, incluidos los menores emancipados, carecen de capacidad
legal mercantil, porque no tienen libre disposición de sus bienes, ya que no pueden tomar dinero a
préstamo, ni gravar o vender bienes inmuebles, ni comparecer en juicio por si mismos sin la
asistencia de su representante legal
Tampoco pueden ser empresarios los incapacitados por demencia, sordomudez de
nacimiento o prodigalidad, ni tampoco el quebrado, mientras no se rehabilite o le hayan autorizado
sus acreedores.
Hay, sin embargo una excepción, los menores y los incapacitados podrán continuar, por
medio de sus guardadores, el comercio que hubieren ejercido sus padres o causantes.
- Prohibiciones.
El artículo 14 del Código de comercio, contiene la prohibición de ejercer el comercio en el
territorio donde ejerzan su función, por parte de una serie de profesionales como son:
El empresario social.
La amplitud de los mercados, la magnitud de las obras y la racionalización creciente de la
economía, hace que para ciertas explotaciones de gran escala, la persona, aisladamente, se vea incapaz y
necesite asociarse con otras aunando esfuerzos, conocimientos y capital, y compartir también los posibles
riesgos. Las sociedades mercantiles responden a esta finalidad.
Podemos considerar empresario social, alas distintas sociedades o compañías mercantiles, que son
personas jurídicas nacidas de un contrato de sociedad, mediante el cual dos o más personas físicas se
obligan a poner en común su trabaj0o, capital o industria, con el fin de participar en el reparto de ganancias
que, eventualmente, se obtengan de la explotación.
Una vez cumplidos los trámites anteriores, queda constituida la sociedad mercantil y pasa a
tener personalidad jurídica, lo que significa que adquiere la condición de sujeto para derechos y
obligaciones, pudiendo usar un nombre exclusivo, tener un patrimonio autónomo y estar sujeta a
una responsabilidad independiente de las de los socios.
2) Funciona bajo una razón o firma social, es decir, con un nombre común formado a base
del nombre de los socios, o de uno solo de ellos, añadiéndole, en este caso, las palabras “y compañía”, no
pudiendo incluirse el nombre de las personas que no pertenezcan a la sociedad.
3) La administración la llevan uno o dos socios, pero todos tienen derecho a inspeccionar la
administración de la compañía en cualquier memento, lo que resulta lógico si se tiene en cuenta que su
responsabilidad es ilimitada.
Para su constitución se exigen los requisitos generales de las compañías mercantiles, es decir,
escritura pública e inscripción en el Registro Mercantil.
Por lo que respecta a la escritura de constitución, deberán constar en ella: el nombre y
circunstancias personales de los socios, la razón social, los socios a quienes se encomiende la gestión de la
compañía y el uso de la firma social, e capital aportado, la duración de la compañía, y los demás pactos que
tengan por conveniente establecer los socios.
La responsabilidad de los socios por las deudas sociales es, como se ha dicho, personal, solidaria e
ilimitada, lo que significa que cada uno responde por todos los demás, no solo con su parte en la sociedad,
sino con sus bienes particulares.
Debido a este tipo de responsabilidad a que están expuestos sus socios, son muy pocas las
compañías que actualmente se constituyen adoptando la forma colectiva.
Las compañías irregulares colectivas, se le da este nombre a las compañías en las que hay unos
socios (colectivos) que aportan capital y trabajo, con responsabilidad solidaria e ilimitada, y otros (socios
industriales) que unicamente aportan su trabajo personal, siendo sus derechos y su responsabilidad
limitados.
1) A semejanza de la colectiva, funciona bajo una razón social, formada únicamente con los
nombres de los socios colectivos.
2) Existen, como se ha visto, dos clases de socios, unos colectivos, a quienes se les
encomienda la gestión de la sociedad y con responsabilidad solidaria e ilimitada, y otros, comanditarios,
con derechos y responsabilidad limitados.
Los requisitos legales para su constitución son los mismos que se exigen para la sociedad colectiva,
debiendo especificarse claramente quienes son los socios comanditarios y quienes son los colectivos.
La razón social se forma de modo similar a la colectiva, pero debiendo añadirse las palabras
“sociedad en comandita” o bien, abreviadamente, “S. En C.”.
La responsabilidad. Los socios colectivos responden de las deudas sociales con todo su patrimonio,
sin limitación y de forma solidaria, mientras los socios comanditarios únicamente alcanzan su
responsabilidad al capital aportado.
En particular, la sociedad comanditaria por acciones, se trata de una sociedad comanditaria, como la
simple, cuya única particularidad consiste en que el capital aportado por los socios comanditarios están
representado por unos títulos transferibles llamados acciones.
Esta circunstancia no altera la responsabilidad y los únicos efectos son una mayor movilidad de las
acciones al facilitarse su transmisión por medio de estos títulos.
Este tipo de sociedad podrá utilizar una razón social, con el nombre de uno o de todos los socios
colectivos, o bien una denominación objetiva, debiendo añadirse las palabras “Sociedad en comandita por
acciones” o bien su abreviatura “S. Com. por A.”
2) Gira bajo una denominación social y no una razón social, estando aquella constituida por
un nombre que no tiene que corresponder necesariamente al de los socios que la forman, como en la razón
social, sino que este nombre puede responder también al objeto a que se dedique. A esta denominación
deberá añadírsele las palabras “Sociedad Anónima” o simplemente las siglas “S.A.”.
4) Este capital habrá de estar necesariamente representado por acciones, que son partes
alícuotas del mismo.
No debe confundirse la acción con la obligación, la acción representa una parte
del capital de la sociedad, mientras que la obligación contiene un derecho de crédito,
representando un préstamo realizado a la sociedad.
5) A diferencia de las colectivas, la cualidad de socio no da derecho a la administración de
la sociedad, sino que esta puede ser encomendada a personas no socios.
A los requisitos comunes ya conocidos que deben constar en toda escritura de sociedad y de la
exigencia (general para todas las sociedades mercantiles), de su inscripción en el Registro Mercantil, hay
que añadir otros requisitos que son particulares de la Sociedad Anónima.
Así, se necesita que existan al menos tres socios, y un capital mínimo de 60 mil € para su
constitución, cuyo capital deberá estar enteramente suscrito en el momento de constituirse la sociedad, y
estar desembolsado, al menos, en una cuarta parte.
La responsabilidad de los socios está limitada exclusivamente por el capital representado por el
valor nominal de las acciones de que sea poseedor, aún cuando no las haya desembolsado enteramente, en
cuyo caso estará obligado a completar su aportación.
b) La empresa pública.
Se da el nombre de empresa pública a un tipo empresarial de explotación, cuya titularidad o
propiedad corresponde a una administración pública, central, autonómica o, local.
Su creación puede obedecer a distintas finalidades: unas veces para asegurar el
funcionamiento de un servicio público, otras para promover el desarrollo de un sector deprimido, y
otras implemente para proporcionar ingresos a la Hacienda Pública, como en el caso de los
monopolios fiscales, estos últimos en trance de desaparición.
Con la creciente intervención del sector público en la economía, el Estado viene recurriendo
a las sociedades mercantiles para alcanzar sus fines económicos, por su mayor agilidad a la hora de
adoptar decisiones, huyendo de la lentitud y complejidad de la máquina administrativa.
Por lo general, estas sociedades adoptan la forma de la sociedad anónima.
En unos casos, el Estado es titular de una parte del capital social y el resto es de carácter
privado, constituyendo lo que se llama sociedades de economía mixta o empresas nacionales.
Pero otras veces se produce el hecho extraño de que el Estado es el único socio, con lo que
nos encontramos con la aberración de la existencia de sociedades con un único socio, que no han
nacido de un contrato, sino de la ley, que no cabe hablar de accionistas, ni de junta general de un
solo socio, etc.
La participación del Estado en estas empresas se realiza a través del Instituto Nacional de l
Industria (I.N.I.), y están sometidas al Derecho mercantil en lugar del administrativo.
a) El holding.
Se trata de un grupo o holding de sociedades anónimas formado por una sociedad dominante
y una o más sociedades dependientes o filiales, que supeditan su interés al de la sociedad dominante
y con una dirección común unificada.
Los accionistas externos al grupo se encuentran en desventaja, porque el grupo puede estar
interesado en gestionar con pérdidas un sector que corresponda a la sociedad filial, para dar
beneficios en otro en donde tenga mayores intereses el grupo.
Por esta razón, la doctrina continental europea y la anglosajona coinciden en señalar la
conveniencia de levantar el velo de la personalidad jurídica, para comprobar si el grupo constituye
una unidad bajo la apariencia de la variedad y establecer la responsabilidad de la sociedad
dominante ante los acreedores de las sociedades dominadas.
a) La sociedad irregular.
Suele llamarse a aquella que no ha llegado a alcanzar la personalidad jurídica, bien porque
no haya sido inscrita en el Registro Mercantil, o bien porque ni siquiera existe escritura.
Este tipo societario es muy frecuente en la práctica y obedece a diversas razones, ente las
que se pueden citar la legislación fiscal, la de arrendamientos urbanos, e incluso razones laborales.
Aunque se consideran válidos los pactos de sociedad entre los socios, no sucede igual entre
los terceros con quienes contraten, frente a quienes responderán los socios solidariamente, como si
se tratase de una sociedad colectiva.
a) La sociedad cooperativa.
Es el prototipo de las sociedades mutualistas, cuyo objeto consiste en realizar contratos con
sus propios socios.
Se caracterizan por la ausencia de ánimo especulativo, el régimen de puerta abierta en la
admisión de nuevos socios, variabilidad del capital y la igualdad de derechos de los socios.
La cooperativa quedará constituida y tendrá personalidad jurídica tan pronto se inscriba en el
Registro General de Cooperativas.
De sus beneficios deberán destinar un porcentaje para la constitución de fondos sociales
obligatorios no repartibles, y disfrutan de un trato fiscal favorable.
El número mínimo de socios deberá ser de cinco, salvo en las cooperativas llamadas de
segundo grado (es decir, asociaciones de cooperativas) en que es suficiente con dos.
Sus órganos de gobierno son la asamblea general, el consejo rector y los interventores de
cuentas.
La responsabilidad será limitada o no, según lo que establezcan en sus estatutos.