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Proyecto: Contención Emocional a servidoras y servidores

públicos que atienden a mujeres víctimas de violencia en el


Estado de México y Área Metropolitana.

Las y los profesionistas que brindan atención directa a mujeres


víctimas de violencia de género se enfrenta a lo largo de su
trabajo, con diversas situaciones emocionales que las y los
llevan a confrontarse en menor o mayor medida, con sus
propios aspectos emocionales relacionados con este tipo de
trabajo y las secuelas que deja en la salud física y mental de
quienes lo realizan.

La atención a víctimas de violencia contiene elementos difíciles


de asimilar emocionalmente, ya que pueden involucrar las
siguientes situaciones para el personal que atiende:

• Escuchar descripciones gráficas de violencia y


victimización que dejan imágenes impactantes;
• Colocar a quien atiende en el lugar de testigo de una
situación de violencia, sin poder detenerlo;
• Tener la expectativa constante de que en cualquier
momento podría ocurrir algo más grave;
• No contar con espacios en donde las personas que
atienden a las víctimas puedan expresar y elaborar los
sentimientos que evocan las historias de violencia de
género, tales como el desagrado, enojo, tristeza,
frustración, así como sensaciones de impotencia;
• Riesgo constante de remover las propias experiencias
dolorosas quizás aún no resueltas;
• En ocasiones las mujeres pueden desarrollar proyección o
empatía con la víctima, lo cual repercute en la objetividad
de la intervención, dejando fuera de la atención aspectos
importantes para prevenir riesgos en la situación que se
atiende;
• En el caso de los hombres pueden identificarse con el
agresor, cuestionando las diferencias o similitudes con el
agresor.

Las y los 150 servidores públicos que participaran en el proyecto


de contención emocional atienden en promedio al mes de 150
a 200 personas mediante asesoría individual o talleres grupales,
lo cual no les permite tener un espacio para delimitar las
experiencias o historias que escuchan, acompañan y asesoran.

Así que derivado de la carga laboral y la complejidad de la


atención a mujeres víctimas de violencia de género pueden
llegar a desarrollar lo siguiente:

Trauma Vicario: Se refiere a la transformación que sufre a nivel


vivencial el o la servidora pública, como resultado de su
involucración empática con el material traumático de la
usuaria. El trauma vicario se da como una consecuencia de la
tendencia de quienes atienden a víctimas a absorber parte del
dolor de la víctima, conectando con los malestares y temores
que están narrando al momento de ser atendidas.
Estrés traumático secundario: Se desarrolla como resultado de
la exposición, breve o prolongada, a los traumas de la otra
persona desarrollados a partir de la victimización. Se refiere a
una especie de re experimentación de los acontecimientos
traumáticos, los cuales pueden manifestarse a través de
pesadillas, sueños y recuerdos recurrentes, temor de sufrir la
misma experiencia que la víctima, lo que a su vez ocasiona
temores, malestar, angustia. Además, puede llegar a sentirse un
fuerte malestar físico y psicológico ante cualquier estimulo,
interno o externo, que simbolice o recuerde el episodio
traumático.

Fatiga por compasión: El acompañamiento intensivo durante


largas jornadas de trabajo provoca que las y los profesionales
que atienden a las víctimas de violencia se conmuevan de tal
manera que pierdan los límites de la relación, por un sobre-
involucramiento dando lugar a un proceso de identificación
con la víctima y convirtiéndose en sus rescatadoras/es.

La y el profesional se identifica de tal manera con la victima que


absorbe su sufrimiento y dolor como si fuera propio,
manteniendo una preocupación excesiva por la mujer a la que
atiende. Es una reacción que se presenta por sobre
involucramiento y la falta de distancia adecuada al tratar con las
personas que se encuentran afectadas por situaciones de dolor
y sufrimiento intenso.

En la fatiga por compasión, los síntomas que presenta el y la


servidora pública son similares a los de la víctima.
Síndrome de Burnout: Se caracteriza por agotamiento
emocional, despersonalización, falta de realización personal, así
como con la presencia de síntomas fisiológicos, psicológicos y
conductuales.

A nivel fisiológico experimenta: dolores y contracturas, fatiga, y


cansancio, hay alteraciones del apetito y del sueño,
hipertensión, arritmias a nivel cardiovascular, migrañas, colitis,
gastritis, ulceras, disfunciones sexuales, ansiedad, problemas
gastrointestinales, hiperglicemia, trastornos metabólicos
diversos, resfríos frecuentes, baja de defensas.

A nivel psicológico: baja tolerancia a la frustración, irritabilidad,


angustia, rasgos depresivos, labilidad emocional, apatía, tristeza
y desesperanza.

A nivel conductual: impulsividad, impaciencia, enojo, violencia,


dificultad de concentración, distanciamiento, aislamiento,
aumento de las relaciones conflictivas, sarcasmo, indiferencia.

Debido a lo anterior, consideramos importante la atención a


servidoras y servidores públicos que atienden a mujeres
víctimas de violencia de género con la finalidad de
proporcionarles técnicas que les permitan mejorar su
autocuidado, manejo de emociones, sentimientos y
autoconocimiento con la finalidad de mejorar la atención que
brindan y favorecer el proceso de empoderamiento de las
beneficiarias que atienden.
Trabajar procesos de contención emocional con servidoras y
servidores públicos responsables de la atención a mujeres
víctimas de violencia de género contribuirá a:

• Una mejor comprensión de los casos que atiende;


• Mejorar los niveles de eficacia y eficiencia de las
asesorías individuales y talleres grupales relacionados
con denuncias por violencia de género;
• Creación de estrategias de prevención y disminución de
la violencia en cualquiera de sus modalidades, mientras
la mujer no considere la posibilidad de denunciar a su
agresor o ingresar a un refugio;
• Mejorar las relaciones interpersonales con los equipos
de trabajo al disminuir los niveles de estrés;
• Brindar una atención profesional y personalizada a cada
una de las mujeres que atiende;
• Evitar dar asesorías que pongan en riesgo la integridad
de las mujeres por no tener claridad en la intervención
debido a un trauma vicario, estrés traumático
secundario, fatiga por compasión o síndrome de
burnout.

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