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Universidad del Valle

Literatura Colombiana III

Profesor: Alexander Erazo

Estudiante: Manuel Alejandro Ramírez Gil

Código: 1932912

Ejemplos de imaginería ( Memoria por correspondencia)

d. Imaginería

Con base en la primera definición de imaginería dada por Abrams, ejemplifique con dos citas de
acciones narrativas o descripciones diferentes de Memoria por correspondencia la representación de
percepciones sensoriales de cada uno de los cinco sentidos, clasificándolas según el tipo de imágenes –
descriptivas, alusivas o metafóricas–, y luego parafrasee o glose la percepción sensorial que se da en la
acción o descripción escogida, realizando una breve descripción de la acción narrativa o resumiendo la
descripción y caracterizando la imaginería de la percepción sensorial del sentido respectivo.

Visual, descriptivo (Carta cinco). .

Luego de que Emma describe a Roberto, realza descriptivamente a Betzabé, una señora que había
mandado Roberto donde María y de la cuál podemos hacer una imagen de su fisionomía.

Al día siguiente de nuestra llegada, apareció de nuevo Toribio acompañado de una india muy joven que el Doctor
Roberto nos enviaba para que nos hiciera de sirvienta. Se llamaba Betzabé; chiquita, de cuello muy corto, tan chata
que solo se le veían los dos huecos de la nariz, lindos ojos pícaros, buenos dientes, pelo negro y liso peinado con
dos trenzas muy tirantes, de alpargatas siempre muy blancas, con lazos negros, una grande falda de lana rústica
muy ancha y debajo otras faldas de bayetilla roja. Venía con sombrero de paja y mantilla por debajo del sombrero”
(Reyes,2014, p. 45). .

En la carta número seis, Betzabé le muestra “el niño” a Emma, la cual hace una notable descripción de
sus fasciculaciones y de su cuerpo y nos deja su imagen visual.

“Salté de la cama y fui corriendo a la pieza, entré en punta de pies. La cuna la habían puesto sobre una estera en la
mitad del cuarto, me senté en el suelo y empecé a mirarlo despacito y por pedacitos. Las orejitas eran chiquitas,
perfectas, la carita muy blanca, la boca de labios gruesos, el pelito era negro, los pies largos y finos, las manos eran
chiquiticas, no le pude abrir los dedos, los tenía apretados y húmedos, la boca la tenía entreabierta de un lado y
parecía que estuviera riendo” (2014, p. 56). .

Olfativa y táctil.

Cuando Emma deja o se escapa del convento, de modo alusivo, mencionando de forma breve el olor a
“afuera del convento”, la imaginería hace que se distingan esos olores que a modo cinestésico se
entremezcla con lo nuevo, libre y fresco. Se mezcla también con lo táctil, cuando el viento que toca su
espalda (pero este sentido es más sutil).

“y, cuando cerré detrás de mí la puerta gruesa, gruesa, respiré un aire que no olía convento y el viento frío me dio
la impresión que había salido de detrás de la puerta para asustarme pero ya era tarde para todo.” (2014. p. 235)

En el capítulo trece cuando Emma describe su instancia en el convente, también nos describe el
olor del pade Bacaus de la siguiente forma:

“Todos los días sin excepción venía un padre para decir la misa, regularmente era el mismo. Cuando llegamos, el
capellán era el padre Bacaus, así lo pronunciábamos nosotras, pero era alemán. Largo y flaco como un clavo,
siempre sucio y mal peinado, de su cuerpo salía un fuerte olor de tintura de yodo, Mentholatum revuelto al olor del
incienso y la cera quemada.” (2014, p. 143)

En el capítulo ocho se sienten (por la forma descriptiva) (nivel táctil) los golpes tanto físicos como
psicológicos de Emma cuando abandonan al “el niño”.

“[…] cuando empezó a cubrirle la cabecita con la cobija me di cuenta que habíamos ido para abandonarlo; quise
gritar y no pude, las piernas me temblaban, como un resorte salté en dirección de la puerta. Betzabé me alcanzó a
agarrar de una pierna, yo me tiré al suelo y empecé a dar golpes con la cabeza contra la tierra (…)” (2014, p.72,73)

En el capítulo diez, luego de que Betzabé las abandona (Emma y a Helena), a Helena le cae una plancha y
se logra sentir alusivamente el dolor y la sensación de desespero lo refuerza.

“En toda la mitad de una de sus nalgas le quedó la fotografía completa de la plancha, se le veía la carne viva;
recuerdo que corría por todo el teatro dando verdaderos alaridos.”(2014, p. 99)

Gusto:

En la carta número nueve, una vecina del hotel al que llegaron a Bogotá les ayuda con la comida y les
prepara comida, hay una descripción que aumenta el gusto sobre la comida, a nivel narrativo es fuerte
porque ellas (Emma y su hermana) solo comían “aguapanela con pan”.

“Al día siguiente comimos la primera mazamorra, fue una verdadera fiesta; todos en el patio de atrás colocaron la
grande olla entre muchos trapos en el hueco del sifón del patio y todos alrededor cada uno con su plato; había
sagradamente un buen pedazo de carne para cada uno y muchas papas y habas y tallos.” (2014, p. 86,87)

En el capítulo veinte, Emma nos hace referencia al desayuno que servían después de la misa, a forma
descriptiva el gusto es inminente:

El desayuno era tan bueno, tan bueno, que la boca se me llenaba de babas de la gana que tenía de sentarme a
comérmelo. Huevos pericos, chocolate, jugo de frutas, varios panecitos y bizcochos hechos por las monjas y que los
guardaban en cajitas de latas con tapa. A veces el cura me daba uno o dos de esos bizcochitos y yo corría a
comérmelos debajo de la escalera para que nadie me viera.”(2014, p. 262)

Auditiva: En la misma carta nueve, con la onomatopeya del arma de fuego que utiliza el policía para
dispararle a su esposa, que, junto con el ambiente, el doble sonido intercede de manera agresiva y sin
cavilar se “escucha” el estruendo .
“Fue el pum-pum de los dos disparos que nos hizo levantar los ojos, el policía con un revólver en la mano acababa
de darle dos tiros a su mujer, que cayó como una piedra sobre la olla de la mazamorra, la olla se abrió en mil
pedazos, todo el mundo corrió, Betzabé nos tiró contra la puerta de la pieza y nos encerramos todas tres con llave
al interior.” ( 2014, p.88)

En el capítulo cinco cuando Emma se hace amiga de un marrano que la acompañan, al decir “hablar”
hace alusión a los chillidos del marrano que luego expande al decir que son de felicidad, esto crea el
sonido constante del marrano mientras está con ella.

“Me metía debajo de los árboles, construía ranchitos de paja, cogía flores, hablaba con mi marrano por horas,
además él me seguía por toda la casa como un perro. A la mañana cuando me veía daba grandes chillidos de
felicidad; una vez se llenó de piojos y lo tuvimos que pelar y sacarle uno a uno todos los piojos.” (2014, p. 53,54)

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