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ENSAYO #2 GRUPO 5

Violencia, desigualdad y derechos humanos vs políticas públicas en


Colombia
Las políticas públicas pueden entenderse como el conjunto de las acciones y omisiones que
deciden los actores públicos para dar respuesta a un problema definido como público o a
transformar algún aspecto de la realidad social en función del interés público, y que
constituyen un modo de respuesta consecuente y sostenida en el tiempo. Estas acciones se
expresan mediante actos formales institucionales y constituyen la actuación responsable del
actor político.  Las políticas públicas son el resultado de procesos políticos en los que los
diferentes actores institucionales y sociales, formales e informales, movilizan sus recursos
de poder y negocian, para incidir en las decisiones en función de sus intereses o sus
proyectos políticos, en el marco de las reglas de juego del Estado de derecho.   
Precisamente, los derechos humanos condicionan el juego del poder entre los diversos
actores, colocando el Estado en función de limitar las pretensiones de dominación o abuso,
así como de construir y aportar las prestaciones necesarias para compensar las situaciones
de vulnerabilidad. Si el Estado tiene determinadas potestades que le son exclusivas es para
garantizar y hacer efectiva en la mayor medida posible los derechos humanos de todas las
personas que habitan en su territorio. Esa es la justificación que da una razón de ser a esta
construcción social que llamamos Estado. Por lo tanto, a partir de los derechos humanos se
deriva una racionalidad y unos contenidos y procedimientos a aplicar en las políticas
públicas, en tanto éstas son medios para la realización de la dignidad humana de todas las
personas.
A un que en ocasiones no se respete el valor que como personas cada uno poseemos por
eso
Existe un amplio consenso sobre la necesidad de incorporar el enfoque de derechos
humanos en las políticas públicas. Pero no siempre hay suficiente claridad con respecto a
cómo hacerlo y en muchos casos su incorporación se realiza parcialmente en proyectos o
programas dispersos que al contribuir a una fragmentación de la institucionalidad y de las
intervenciones estatales termina siendo contraproducente. Esto no quita valor a todos los
esfuerzos y avances que se han hecho en el sentido de esta incorporación pero obliga a
tener una mirada más integral y ordenada al conjunto de la política pública desde el
enfoque de derechos humanos y a dar mayor claridad a los aspectos metodológicos de su
aplicación a las políticas públicas.
El punto de inicio para la incorporación del enfoque de derechos humanos en  las políticas
es la construcción de la agenda de los problemas que se relevan como tales porque
constituyen situaciones de vulneración o no realización de los derechos humanos. Con
respecto a cada derecho deben determinarse los actos que producen lesiones allí donde
existe un derecho que consiste en una expectativa de no lesión y las situaciones de no
realización allí donde existe un derecho que consiste en una expectativa de prestación. Las
obligaciones del Estado en el caso de los derechos que consisten en expectativas de no
lesión, son las de respetar el derecho, absteniéndose de causar la lesión, pero también de

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prevenir que las lesiones ocurran, proteger frente a la posibilidad de que ocurran, hacerlas
cesar si ocurrieran y adoptar medidas de reparación incluidas aquellas que constituyan
medidas de no repetición. 

Pero las políticas públicas no sólo refieren a la respuesta a la violación de los derechos sino
que deben sobre todo proyectarse hacia la realización de los derechos. En lo que refiere a
los derechos respecto a cada contenido esencial, de su escalón de satisfacción. Los
derechos que el Estado debe garantizar a todos. Por ejemplo esenciales del derecho a la
salud, el catálogo de prestaciones  que todos los prestadores de servicios de salud deben
garantizar y que además deben ser accesibles a todas las personas que los necesiten,
independientemente del prestador en el que se atienda. Dado que esas prestaciones son
estándares que se corresponden con situaciones específicas que los médicos diagnostican,
aquellas personas que no accedan a la prestación correspondiente padeciendo la situación
de salud que requiere la prestación, son personas que tienen vulnerado su derecho a la salud
y hay una o varias obligaciones del Estado que no están siendo cumplidas. 
Los niveles de satisfacción de cada contenido de no lesión o prestación de todos los
derechos son variables que deben ser analizadas en relación con la población y territorio
para identificar las situaciones de discriminación y vulnerabilidad.  Pero también estas
variables sirven para evaluar la progresiva realización de ese derecho y la progresiva
redistribución del acceso en el conjunto de la población. El enfoque de derechos humanos
aportará a la política pública la mirada sobre los problemas de no acceso a los contenidos
de los derechos y la desigual distribución del acceso según poblaciones, así como la
dimensión de la desigualdad. 
Esto lleva a identificar problemas que involucran conjuntos de derechos no realizados o
vulnerados, interrelacionados entre sí. Corresponde entonces analizar las causas por las que
ocurren, identificando condiciones o mecanismos que vuelvan sistemática la vulneración
del derecho o el obstáculo para su realización. El análisis de las causas estructurales que
vuelven sistemáticas las violaciones de los derechos debe conducir a la construcción de una
mirada estratégica articulada que abarque los diferentes ámbitos institucionales
involucrados y que realice opciones sobre el uso de los recursos limitados del presupuesto
público. Esa mirada estratégica se realizara mediante planes de acción, con objetivos,
metas, plazos, acciones, sistema de monitoreo y asignación de presupuesto y de
responsabilidades institucionales. Todos estos niveles deben estar correlacionados
racionalmente y esto es lo que confiere el enfoque de derechos humanos al conjunto de la
política pública. 
Los derechos de todas las personas y en particular en relación a la capacidad de fortalecer a
los más vulnerables y a la disponibilidad de recursos. La evaluación debe analizar tanto los
procesos como los resultados. La evaluación no debe ser un momento desconectado del
resto del proceso, sino por el contrario, fuertemente ajustado a la revisión respecto a los
problemas relevados en el diagnóstico evaluando el impacto de las medidas adoptadas en su
transformación. Debe evaluarse la existencia y adecuación de la institucionalidad, la
ejecución de los planes de acción de acuerdo a los indicadores de seguimiento, la ejecución
presupuestal, y los impactos medidos a partir de los indicadores de resultado. Es una

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situación difícil y compleja. Colombia sigue siendo un país donde se cometen graves
violaciones a los Derechos Humanos. Y es una situación que lamentablemente no se ha
terminado pese a la implementación del proceso de paz, ya que sigue existiendo una
restricción grande en las garantías democráticas para la movilización y la protesta social.
En los últimos años, muchas personas defensoras de los derechos humano han sido
asesinadas sin que el gobierno haga nada radical ´para cambiar dicha situación el asesinato
de líderes sociales es el pan de cada día de las noticias en nuestro territorio. Ya que el
conflicto armado afectó principalmente a las poblaciones rurales, y el hecho de que hoy ya
no haya una guerrilla y que muchos hombres se hayan desmovilizado sí que ha significado
alivios humanitarios en ciertas zonas. Las comunidades los perciben, y son conscientes de
que la presencia de un actor menos ejerciendo control en los territorios es favorable. Sin
embargo, como comentaba, se ha incrementado la presencia paramilitar. Mientras una
guerrilla ha salido de los territorios, grupos de narcos y paramilitares están llegando a estas
zonas. Los alivios conviven con el incremento de amenazas y el accionar represivo,
especialmente en zonas cocaleras y de explotación mineras.
En Colombia, las grandes violaciones de derechos humanos, los crímenes de guerra y de
lesa humanidad están en total impunidad. Tenemos dos problemas importantes: el acuerdo
de paz que se firmó en noviembre de 2016 creó una jurisdicción especial para la paz
fundamentada en la idea de la justicia transicional. ¿Cuál es el problema? Está jurisdicción
tenía que pasar por el Congreso para convertirse en ley pero se cambió tras una
renegociación sin la participación de la guerrilla con la idea de proteger la impunidad de
los ganaderos o políticos que están vinculados a la estrategia paramilitar y de represión
contra los defensores de Derechos Humanos. Es una jurisdicción que se va aplicar, casi
exclusivamente, a la guerrilla. Por ese lado puede haber un poco de justicia, pero frente a
los crímenes estatales y de las empresas no vamos a lograr nada.
Tampoco ayuda que tengamos una justicia tremendamente corrupta. Acabamos de salir de
unos escándalos en las Altas Cortes Corte Constitucional, Corte Suprema que involucran a
lo que allá llamamos carteles de la corrupción. Eso ha generado en la sociedad civil un
descrédito muy fuerte y una desconfianza plena ante la justicia.
El reconocimiento y la asunción de que hay víctimas de crímenes de Estado, y no solo de la
guerrilla. Se han visto movilizaciones y en propuestas de ley para que se garantice el
derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación. En los últimos tiempos también se ha
seguido por los medios de comunicación los mecanismos que el Acuerdo de Paz previó,
como una Comisión de la Verdad. El acuerdo también preveía que unos de los principios de
su implementación fuera la participación, pero en Colombia hay un déficit de democracia
muy fuerte, y esto no siempre se logra. Al menos se ha garantizado una escucha y que el
Gobierno colombiano empiece a aceptar que hay crímenes de Estado, que hay agentes
estatales vinculados con graves violaciones a los Derechos Humanos y que tenemos
derecho a ser reconocidos en los mecanismos que se han creado.
También se debe tener en cuenta que los derechos humanos no solo son vulnerados por la
violencia y con el no respeto a las políticas públicas sino también a la falta de igualdad de

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género y con respeto a la conocida población LGTBI Si bien en Colombia se han
reconocido, a través de la Constitución y de distintas leyes, derechos para las mujeres y la
población LGTBI al matrimonio, a la adopción, la realidad es que sigue existiendo una
situación de agresión generalizada, agravada en el caso de las mujeres indígenas, las
mujeres negras o las mujeres pobres… La tasa de violencia sexual es altísima, y el aborto, a
pesar de que la constitución reconoce que se puede dar en tres casos violación,
malformación o peligro para la madre, está criminalizado incluso en el aparato de salud,
que sigue denegando en muchos casos el reconocimiento de ese derecho.

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