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El agua
El agua es una sustancia líquida desprovista de olor, sabor y color, que existe en
estado más o menos puro en la naturaleza y cubre un porcentaje importante (71 %) de la
superficie del planeta Tierra. Además, es una sustancia bastante común en el Sistema
Solar y el universo, aunque en forma de vapor (su forma gaseosa) o de hielo (su forma
sólida).
Fuente: https://concepto.de/agua/#ixzz6esIsAduY
En nuestro planeta, el agua se encuentra contenida principalmente en los mares y
océanos (96,5 %), en los glaciares y casquetes polares (1,74 %) y en depósitos
acuíferos y permafrost (1,72 %). El resto del agua del planeta (0,04 %) queda repartido
entre lagos, humedad de los suelos, vapor atmosférico, embalses, ríos y en el cuerpo
mismo de los seres vivos.
Fuente: https://concepto.de/agua/#ixzz6esJ4CbOk
La actividad acuícola es, de hecho, uno de los ámbitos productivos que más rápido está
creciendo. En la actualidad y según la FAO, produce el 50 % del pescado mundial
destinado a alimentación. Además, es previsible que este porcentaje siga aumentando
conforme la población global continúe con su crecimiento, ya que el pescado es una
importante fuente de proteínas y su cría, una de las labores más rentables existentes en
la actualidad (1).
Pero, ¿cómo puede la tecnología IoT contribuir a que esta actividad sea lo más
respetuosa posible con el medioambiente? Es la pregunta a la que intentará responder el
presente artículo.
Por qué es tan importante una óptima calidad del agua en la acuicultura
¿Qué papel juega la calidad del agua? Un rol crítico, ya que el correcto desarrollo de los
animales y plantas depende de mantener en un cierto margen de tolerancia parámetros
tales como la temperatura o el pH que, además, son diferentes para cada especie. Es
decir, que tal y como señala Lucy Torres en “How to achieve good water quality
management in aquaculture”, «la buena calidad del agua se refiere a lo que el pez quiere
y no a lo que creemos que el pez quiere» (3).
Condicionantes físicos
➢ Temperatura: es el factor físico más importante, ya que los peces son animales de
sangre fría y, por tanto, su temperatura corporal varía con la del agua. Por tanto, cuando
esta variable está fuera del rango óptimo para la especie en cuestión, el desarrollo
animal o vegetal se resiente, pudiendo llegar incluso a la muerte. La temperatura,
además, cambia el grado de toxicidad de algunas sustancias tales como el amonio
(NH4), que aumenta sus efectos perjudiciales cuanto más se calienta el agua.
➢ Turbidez: este parámetro hace referencia a la cantidad de partículas en suspensión
presentes en el agua, que pueden tener un origen inorgánico (arcillas), orgánico o
biológico (plancton). Esta variable puede ser empleada como indicador para decidir si
es necesaria o no la adición de fertilizantes. Estos compuestos, responsables por otra
parte del riesgo de eutrofización que conlleva la práctica acuícola, incrementan la
concentración de nitrógeno, fósforo y otros nutrientes destinados a estimular el
crecimiento del fitoplancton del que se alimentan los peces o crustáceos (Boyd, 2018).
Condicionantes químicos
➢ pH: esta variable permite conocer el grado de acidez o alcalinidad (basicidad) del
agua. Su valor varía de 0 a 14, con un punto medio o neutro fijado en 7, que determina
de igual forma que todos los valores situados por debajo son ácidos y todos los registros
por encima, básicos o alcalinos. Los valores extremos de pH condicionan el crecimiento
del plancton y pueden matar a los peces cuando se sitúan por debajo de 4.5 o por encima
de 10.
Merece la pena comentar, asimismo, el perjudicial efecto que están teniendo sobre este
parámetro las emisiones de CO2 a la atmósfera. Numerosos estudios demuestran que los
mares y oceános están actuando como sumideros naturales de este gas, absorbiendo su
exceso. El problema es que el proceso lleva consigo la acidificación del agua y pone en
peligro la viabilidad de las explotaciones acuícolas costeras, motivo por el que también
conviene llevar a cabo una monitorización continua del pH.
➢ Oxígeno disuelto (OD): este parámetro, junto con la temperatura, es otro de los
condicionantes básicos y se recomienda que sea supervisado de forma constante,
necesidad que puede ser satisfecha a través de los dispositivos sensóricos que
comercializa ENVIRA IoT. La importancia de esta variable radica en que el oxígeno
disuelto es un gas esencial para la respiración y la descomposición. La mayor parte del
oxígeno disuelto en el agua es resultado del proceso de fotosíntesis del fitoplancton, que
depende de la cantidad de luz disponible. Por tanto, es necesario tener en cuenta que:
○ la producción de oxígeno desciende en días nublados
○ es inexistente durante la noche, y
○ se reduce dependiendo de la turbidez y la profundidad
Lubina rayada
21.1-29.4 4-10 6-8 50-250 0-0.03 0-0.6
híbrida
La calidad del agua es, en definitiva, un factor crítico que determina el rendimiento y
sostenibilidad de la acuicultura. El uso de tecnologías de monitorización IoT como las
que proporciona ENVIRA IoT es, sin duda, un aval de futuro para un sector productivo
llamado a cubrir la demanda de proteínas de una población global en crecimiento.