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1.1. Introducción.
En todas las partes del mundo las plantas acompañan al hombre desde
su origen. Pueblos distantes, que habitan en continentes diversos y
lejanos, pueden tener el mismo tipo de plantas y las utilizan con fines
similares, pero en otros casos los usos y la forma de aplicarlas difiere
notablemente.
Existen en el mundo unas 250 mil especies vegetales de las cuales sólo
se conocen científicamente el 10% de ellas, considerándose como
medicinales alrededor de 12 mil especies en total. Lo cual no significa
que el resto no sea medicinal, sino que aún carecen de evidencia
científica que las avale como tales. Según datos de la OMS, casi el 80%
de la población mundial depende para su atención primaria de la salud,
de las plantas medicinales. Al existir un gran número de plantas y una
alta demanda de las mismas a nivel global, comprenderemos que es
muy largo el camino que aún queda por recorrer y que son muchos los
medicamentos que restan por descubrir para lograr sustancias químicas
de interés farmacológico que permitan al hombre tener la calidad de
vida que merece.
Unas veces los usos de las plantas medicinales son determinados por un
efecto farmacológico evidente que presentan en el organismo humano,
otras veces por su empleo en ceremonias o rituales mágico-religiosos
(uso importante del proceso de sanación en comunidades y pueblos
indígenas).
Suerte en su estudio.
Chabaco A
La primera droga primitiva que entra a un registro escrito es el opio conocido también
como adormidera (Papaver somniferum), planta que pertenece a la familia botánica de la
Papaveráceas, la especie produce de forma mayoritaria el alcaloide llamado morfina. El
nombre (morfina) fue puesto en honor a Morfeo, el Dios griego del sueño (de ahí el dicho
popular de caer en los brazos de Morfeo). A pesar de su fama como planta adictiva, los
usos primitivos que se le conocieron datan del siglo IV antes de Cristo siendo utilizada
como antidiarreica y antidisentérica. En el tercer milenio anterior a la era cristiana, se
descubrieron tablillas cuneiformes en Uruk, en las cuales se recomienda como un medio
para obtener salud y goce corporal.
Imhopet, en egipcio significa “el que trae la paz”, nombre que se daba a
la adormidera por su efecto pacificador de los dolores. Lo habitual era
usar el jugo de las cápsulas (látex) del opio en pomadas, por vía rectal o
por vía oral. En el siglo XVI Parecelso usaba el opio en forma de tintura
para tratar dolores de la dentición infantil y para silenciar a los niños
que gritan fuerte cuando se encuentran en un estado de euforia o
malestar; conocimiento que luego se extendió a la India y China.
Una de las recetas del papiro de Ebers que habla del uso de la
adormidera en los niños está a medio camino entre lo hilarante y lo
intrigante: “Mézclese el jugo de la planta spen con estiércol de moscas
que hay en las paredes, hágase una masa, pásese por tamiz y
adminístrese durante cuatro días. Los gritos de los niños cesarán
enseguida”.