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Emmanuel Carrère
Emmanuel Carrère
realidad
La exesposa del escritor francés, Hélène Devynck, le
acusa de engañarla a ella y a los lectores con su nueva
novela, ‘Yoga’. Un contrato entre ambos obligó al
creador a cambiar el manuscrito y a novelarlo
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Marc Bassets
París - 03 oct 2020 - 19:30 CLST
La elipsis
El conflicto entre Carrère y Devynck explica la elipsis —el inmenso vacío narrativo— que
está en el núcleo de las casi 400 páginas de Yoga. El libro cuenta la vida del autor entre
2014 y 2019. Carrère, en primera persona y en el estilo confesional que cultiva desde que
abandonó la ficción, relata su caída en una depresión profunda y el ingreso en un hospital
psiquiátrico donde le aplicaron electroshocks.
Pero Yoga es como una novela policiaca en la que se escamotease al lector el crimen. En
ningún momento se explica uno de los detonantes de la crisis existencial del narrador.
Desde que el libro se publicó en Francia a finales de agosto, la elipsis intrigaba a los
lectores y era motivo de especulaciones en los corrillos literarios de París.
Yoga, tal como se ha publicado, no es el libro que Carrère quiso escribir. La supresión de
los fragmentos obligó a rehacerlo, explica en Libération. La solución fue doble. Primero,
asumir la elipsis narrativa —"una mentira por omisión", dice— como parte esencial del
relato, “la manera más adecuada de decir el duelo de un amor que [creyó que] duraría para
siempre”. Y segundo, introducir elementos de ficción en un autor cuya marca de la casa,
desde que publicó El adversario hace dos décadas, era que se ceñía a la realidad. “De [este
libro] ya no puedo decir lo que con orgullo dije de los otros: Todo es verdad”, lamenta en la
página 186.
Es el riesgo de la literatura de lo real: que los personajes se rebelen. Al mismo tiempo, las
querellas que se desarrollan en la realidad acaban contaminando, o completando, la obra
literaria. El epílogo de Yoga no ha terminado de escribirse.
Emmanuel Carrère niega que practique el género de la autoficción, o ficción del yo. “[En
mi obra] hay bastante auto, pero la parte de ficción es más bien débil”, dice en Faire
effraction dans le réel, un monográfico dedicado a él y dirigido por los profesores
Dominique Rabaté y Laurent Demanze. En su última novela, sí hay ficción. “En Yoga, la
ficción me parece una forma de prudencia moral y casi jurídica”, valora Rabaté. “Me
parece leer algo que es una transposición más que una invención, algo verdadero pero que
no puede decirse directamente”. Si el autor camufla la realidad, puede ser por motivos
éticos: no dañar al prójimo. Pero también por el contrato que otorga a su exmujer un
derecho de supervisión, y que, aunque no se mencione en Yoga, explica la elipsis central de
la obra. Demanze ve en la polémica la evidencia de la judicialización de la vida literaria.
“Más interesante”, añade, “es que Carrère y su compañera anticipasen esta judicialización
por medio de un contrato con el que el autor actúa con astucia. Evidentemente, que sea un
hombre el acusado de manipular la representación de su exmujer, de su sexualidad y de su
nombre, tiene un eco en el contexto post-MeToo: objetivar al otro, incluso al amparo de un
gesto ético, es difícilmente aceptado”.