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Universidad nacional Experimental de los Llanos Occidentales

Ezequiel Zamora UNELLEZ

Vicerrectorado de Infraestructura y Procesos Industriales

Programa de Ciencias Sociales y Jurídicas

Subprograma Derecho – Modalidad Semi presencial

Familia, Cultura y Sociedad

AUTORES:

Aquino Angélica

Italo Gualtieri

María E. Herrera

SAN CARLOS, ENERO DE 2020


Antes de profundizar en el tema debemos que nos compete sería adecuado
revisar y recordar que significa Familia, Cultura y Sociedad, que es lo que
representan y como se han venido desarrollando al paso de los años.

Tanto la cultura como la familia son elementos fundamentales dentro de


nuestra sociedad los cuales nos ayudan a identificar como cada uno se
complementan entre si ayudando a engranar el sistema social alrededor de
ambas.

Podemos decir que la familia es un elemento que se desarrolla en base a la


cultura, ya que la familia se origina, se forma y se moldea en base a costumbres
adquiridas, a tradiciones y en cómo se relacionan culturalmente hablando.

La sociedad tiene el poder tanto en la cultura como en la familia, es donde


ambos sistemas sociales se desarrollan, podemos decir que benefician al
individuo en sí, pero este viene a ser parte de la sociedad. La cultura y la familia
vienen a ser consideradas pequeñas sociedades ya que en cada una de ellas
existen maneras de comportamiento, de interrelación que se aprenden dentro de
las mismas y que trascienden a través de los años como costumbres o tradiciones.

Todos somos cultura y todos hacemos cultura, pero la familia es el núcleo


de la sociedad y como tal, su mover y su proceder es en esencia, el fundamento
de una estructura social generalizada.

Cuando la estructura familiar está bien conformada, es decir; que cuenta


con fundamentos sólidos, es influyente y determinante en la conformación de una
estructura más, la social.

La familia es formadora, es en esencia incluyente, determina valores y


sustenta la cohesión de una base social sólida.

La cohesión social designa en sociología, el grado de consenso de los


miembros de un grupo social o la percepción de pertenencia a un proyecto o
situación común.
Es decir; es el sentido de pertenencia a un espacio común o el grado de
consenso de los integrantes de una comunidad, en este caso la familia.

De manera entonces que la familia establece un principio maravilloso, a


mayor estabilidad, mejores condiciones de vida y que mejor condición de vida que
vivir en paz y armonía, tener la capacidad de disfrutar tanto el trabajo como el
descanso y sobre todas las cosas, descubrir los beneficios de la unidad.

Vivir, es la máxima experiencia, pero vivir bien. Vivir en unidad, en paz, con
gozo, con esperanza, con motivos frescos y bien definidos.

La palabra Cultura, proviene del latín cultūra o cultus y significa cultivo.


Hace acepción a dos cosas significativas. En primer lugar, al Conjunto de
conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico y en segundo
lugar al Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de
desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, familiar, etc.

Dicen que, quién bien siembra, bien cosecha y de eso se trata todo esto.
Este es un buen momento para sembrar las mejores cosas en familia, teniendo en
cuenta que, lo que sembremos este día en el corazón de nuestra familia, nos
permitirá cosechar un buen fruto de felicidad, lealtad y seguridad el día de
mañana.

Andrè Maurois (escritor) decía que: Una familia feliz es una larga
conversación que siempre parece demasiado corta.

Pero, hablando de la influencia de la familia en la sociedad. ¿Qué sucede


cuando una familia bien fundamentada, plena y feliz, interactúa con otros
miembros de la sociedad?

Lo que con certeza sucederá, es que la primera, influenciará positivamente


a las demás.
Imaginemos el caso contrario: una familia desintegrada, sin amor, sin
motivos, sin paz, sin estabilidad, llena de temores e inseguridad, los efectos de su
coexistencia con los demás serán devastadores.

Por tanto, permítame señalar lo siguiente; no podemos vivir en una


sociedad individualista e indiferente, es deber de todos cuidar con especial
dedicación el buen desarrollo de las familias de nuestra sociedad, porque de no
hacerlo, detonara una sociedad inestable y por demás frágil e insegura.

Una familia que no se fundamenta sobre valores firmes, en amor y


esperanza, es como aquel que construye su casa sobre la arena: cuando el viento
recio sopla sobre ella, se desmorona, porque su fundamento era frágil e inestable;
pero cuando esta es fundada sobre la roca firme, será entonces resistente al
viento, al agua, al frío y a cualquier inclemencia que se le presente.

La familia sigue siendo y será el pilar de nuestra sociedad y una familia


amada, unida, que vive en paz, inspira seguridad y se antoja convivir con ella.

Podemos sembrar buenos recuerdos en la mente y el corazón de nuestra


familia, o podemos simplemente dejar, que las malas noticias o la influencia
negativa de otros que solo buscan robar y destruir, siembren tristeza o malas
intenciones.

La familia es aún el núcleo de la sociedad, los valores que mamamos en


ella desde nuestra niñez, nos forman como individuos y cómo el centro del
quehacer social diario.

Seguramente muchos crecieron en familias inolvidables, divertidas,


apasionadas, llenas de aprendizaje y experiencias únicas.

Ojalá y nos hubieran dado la oportunidad de escoger: Tal vez una familia
rica, ¿o qué tal? Una de la nobleza, o mejor aún, una familia de artistas famosos…
Pero, no fue así.
Dicen por ahí, que tenemos justo la familia que nos merecemos, aunque
para ser justos; tenemos la familia que construimos día con día, a partir de los
valores, las experiencias, los recuerdos, los anhelos y lo que hemos deseado
sumar o restar al estado actual de nuestro núcleo social.

Aprovechemos cada momento para divertirnos como familia; convivir,


alegrarnos, sin prejuicios. Ser padres y ser hijos. Entablar relaciones sanas con
nuestros vecinos y amigos, en amor y sin temores, dejando a nuestra sociedad la
mejor influencia posible, la de una familia sólida y con esperanza, capaz de vencer
cualquier inclemencia presente o futura.

Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas


continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando
vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.

Hagamos cultura, seamos familia y formemos una sociedad mejor.

Enfoque social

En un mundo donde predomina un modelo social que se caracteriza por el


conformismo; la apatía; la ausencia de valores; el individualismo exacerbado; la
anomia, entendida como desvertebración social, incumplimiento de las normas y la
negativa a aceptar y asumir los deberes cívicos; la intolerancia; y la manifestación
de actitudes y acciones violentas, racistas y xenófobas nuestra realidad social y
las voces de muchas personas abogamos por aunar los esfuerzos porque impere
una sociedad más justa en la cual la diversidad cultural signifique el
enriquecimiento de todos y no la relación jerárquica de unas culturas superiores e
inferiores. Donde no haya espacio para los prejuicios, los dogmatismos y la
intolerancia están presentes en el comportamiento social de todos y cada uno de
nosotros.

En este empeño es preciso el reconocimiento de la diferencia como


derecho y de que la convivencia con quienes son diferentes supone un
enriquecimiento personal y promover una visión integradora a la comunidad en
que vivimos y ello sea característico de la cultura familiar y la escolar.

No sería oportuno el aislamiento permanecer distante a los cambios,


mientras más cerrada sea una comunidad más densa será la capa impermeable
que genere para protegerse de las influencias externas, dividiendo de forma
simplista el mundo entre un nosotros perfecto y respetuoso con la tradición y un
ellos contaminador y degradante. El más universal de los cubanos José Martí dice
en el comienzo de su libro «Nuestra América»: «Cree el aldeano vanidoso que el
mundo entero es su aldea». Desgraciadamente, pese a la universalización que
caracteriza el siglo XXI, la descripción de Martí sigue siendo actual.

A tenor con el respeto a todas las culturas vale manifestar aunque ofenda a
algún postmoderno, que ese respeto no puede ser ajeno a la exigencia del
cumplimiento de los derechos humanos y a la dignidad inalienable de todas las
personas, a las identidades, sin excepción. Esto es, que las identidades
personales prevalezcan sobre las pautas culturales de sus comunidades.

La Tolerancia, aunque pueda parecer paradójico, va intrínsecamente


vinculada a otros valores y fundamentalmente a la autonomía. Difícilmente alguien
heterónomo será tolerante. Quien sepa autocontrolarse, dominarse y posea una
identidad definida estará en condiciones de abrirse a otras perspectivas y de
establecer relaciones personales y sociales con quienes, siendo diferentes, son
iguales en derechos.

El grado de tolerancia y la convivencia en la Escuela lo descubriremos


mucho más atendiendo al curriculum oculto que al expreso.

En la familia no solo los mensajes explícitos sino los contenidos latentes en


los discursos y en los comportamientos pudieran indicar cuanto estimulamos una
cultura para la convivencia y la cotidianidad.

Por otra parte, resulta relevante si los padres y madres, profesores o


profesoras establecen relaciones de paridad en el trato y la exigencia con los hijos
e hijas, o los y las estudiantes. Desde esas conductas en el hogar y en la escuela
podemos observar cómo se diseñan la aceptación, o el rechazo el sentimiento de
pertenencia o no hacia la identidad de género u otras identidades.

Desde estas páginas proponemos más diálogo y tolerancia en las


relaciones familiares y escolares, mayor protagonismo de los escolares en el
proceso de enseñanza aprendizaje en función de un proceso de educación
desarrollador que afecte también al curriculum oculto, el desarrollo de Escuelas de
Padres y Madres abiertas a la colaboración con la escuela y la comunidad en la
búsqueda de potenciar nuestros impactos en la formación de la identidad de las
nuevas generaciones de este mundo complejo y hermoso en el que vivimos
comprometidos porque ellos y nosotros contribuyamos a un desarrollo social
sostenible.

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